1 6 7 2 4 8 3 5 9 1. Retablo de la Iglesia de la Compañía de Jesús <strong>en</strong> Concepción. 2. Cristo atado a la columna. Escultura policromada de tamaño natural ubicada <strong>en</strong> la Iglesia de los Milagros. 3. Lateral de altar jesuita <strong>en</strong> madera tallada y policromada, atribuído a la Reducción de San Javier. 4. El Milagro de <strong>Santa</strong> <strong>Fe</strong>. Juan Cingolani (1919). 5. Desposorios de la Virg<strong>en</strong>. Autor desconocido (siglo XVII). 6, 7 y 8. Láminas pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a las memorias del jesuita Florián Paucke, tras su paso por las misiones americanas. 9. San Juan Nepomuc<strong>en</strong>o. Talla de madera policromada, del siglo XVII, prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de las misiones jesuíticas. (3, 5 y 9. Piezas de la Colección del Museo Histórico Provincial de <strong>Santa</strong> <strong>Fe</strong>).
FASCÍCULO 7 • JESUITAS EN SANTA FE | 15 Entre las obras que se conservan <strong>en</strong> la ciudad de <strong>Santa</strong> <strong>Fe</strong> es posible distinguir de acuerdo con su orig<strong>en</strong>: - esculturas prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes del Virreinato del Perú, a través de la fluida red comercial que nace <strong>en</strong> Cuzco y Potosí como focos de irradiación cultural; - esculturas de proced<strong>en</strong>cia extranjera (sobre todo española, pero también italiana, flam<strong>en</strong>ca y francesa) y - esculturas de alguna de las 30 reducciones jesuíticas que aparec<strong>en</strong> l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, como piezas autóctonas, a partir del magisterio artístico de los misioneros. Talleres <strong>en</strong> las reducciones Los pueblos de las misiones jesuíticas se autoabastec<strong>en</strong> y es por esta razón que se instalan talleres de artes y oficios. Los jesuitas, se dedican a la producción y formación <strong>en</strong> disciplinas manuales, al punto que los talleres llegan a funcionar casi por completo con mano de obra indíg<strong>en</strong>a. La heterogénea nacionalidad de los misioneros y sus particulares inclinaciones, dan nuevo impulso a otras artes como la hilandería, la cerámica, la platería y la forja. El jesuita Florián Paucke (1719-1789) se destaca <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es realizan esta labor <strong>en</strong> territorio santafesino. Una serie de ilustraciones acuareladas integran sus memorias que se conservan <strong>en</strong> Austria y se publican <strong>en</strong> la obra titulada Hacia allá y para acá. Una estada <strong>en</strong>tre los indios mocovíes 1749-1767. Este conjunto forma un completo registro visual de la época y permite reconstruir el sistema organizativo y productivo de las reducciones jesuíticas <strong>en</strong> la provincia. Bajo su dirección, San Javier se convierte <strong>en</strong> un c<strong>en</strong>tro de singular prosperidad. Se <strong>en</strong>fatiza el rol de la música y el valor de la artesanía manual de sus talleres. En Docum<strong>en</strong>tos de Arte Arg<strong>en</strong>tino (Caillet-Bois, 1945: 15) se afirma: Se sabe que de los grandes talleres de pintura, escultura, herrería y telar que existían <strong>en</strong> la famosa Reducción de San Javier, salieron notables obras de arte realizadas por los indios mocovíes bajo la dirección de los jesuitas. (…) Las iglesias, conv<strong>en</strong>tos y capillas que se instalaban <strong>en</strong> la provincia, y fuera de ella, exigían para su decoración y culto, imág<strong>en</strong>es… y <strong>en</strong>seres religiosos, muchos de los cuales se fabricaban <strong>en</strong> aquellos talleres. Llegó a crearse así un arte regional propio: el arte mocoví. La producción de los talleres pronto alcanza niveles de calidad y cantidad que permit<strong>en</strong> responder a la demanda de las ciudades. Entre las piezas del legado jesuita santafesino, se distingu<strong>en</strong>: el San Miguel Arcángel y el San Juan Nepomuc<strong>en</strong>o -ambos conservados <strong>en</strong> el Museo Histórico Provincial-, el Cristo atado a la columna y el Cristo de la paci<strong>en</strong>cia, los confesionarios de cedro labrado y el púlpito de la Iglesia de los Milagros. Con respecto al patrimonio pictórico, se destacan dos obras: el Desc<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to del Señor y la Virg<strong>en</strong> de los Milagros que repres<strong>en</strong>ta el núcleo simbólico del patrimonio jesuítico local. El li<strong>en</strong>zo milagroso El famoso li<strong>en</strong>zo, pintado <strong>en</strong> 1634 por el Hno. Luis Berger <strong>en</strong> Cayastá, repres<strong>en</strong>ta a María, coronada de estrellas con manto azul y una aureola de rayos <strong>en</strong> torno al rostro y a ambos lados del cuerpo. La imag<strong>en</strong> de la Virg<strong>en</strong> -de reconocido estilo flam<strong>en</strong>co- se apoya sobre la luna y asci<strong>en</strong>de a través de una nube de querubines. A los dos años de concluida la obra, se registra el milagro: de ella comi<strong>en</strong>zan a manar hilos de agua “de la cintura para abajo”, ante el asombro de numerosos testigos que asi<strong>en</strong>tan devota constancia <strong>en</strong> el Acta Civil del 9 de mayo de 1636. La imag<strong>en</strong> suscita admiración por su carácter milagroso y despierta el fervor de la devoción mariana que se exti<strong>en</strong>de por g<strong>en</strong>eraciones. El suceso fue repres<strong>en</strong>tado por el artista santafesino Juan Cingolani <strong>en</strong> la obra El Milagro de <strong>Santa</strong> <strong>Fe</strong> pintado para el templo de los jesuitas <strong>en</strong> 1919 y cuyo boceto se exhibe <strong>en</strong> el Museo del Colegio. El acta y las reliquias, a las que se atribuy<strong>en</strong> poderes sanadores, también se conservan <strong>en</strong> la iglesia como refer<strong>en</strong>tes materiales del patrimonio <strong>en</strong> torno al cual se funda el símbolo de la obra evangelizadora del período colonial rioplat<strong>en</strong>se. A 300 años del milagro, se <strong>en</strong>troniza el cuadro <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro del altar mayor con un monum<strong>en</strong>tal marco de bronce cincelado. Los festejos trasci<strong>en</strong>d<strong>en</strong> el interior del templo para proyectarse al exterior: la Plaza Mayor, las calles laterales y alrededores, son el espacio continuo por el que circula la imag<strong>en</strong>, al repique de campanas, y la congregación de fieles <strong>en</strong> procesión. El 9 de mayo de 1936 la ciudad, desde muy temprano, se viste de gala: se adornan las fachadas de los edificios, se izan banderas y se congregan los celebrantes <strong>en</strong> la Plaza 25 de Mayo, esc<strong>en</strong>ario de la Coronación de la imag<strong>en</strong> de la Virg<strong>en</strong> de la Inmaculada Concepción más conocida como Virg<strong>en</strong> del Sudor Milagroso. De todas direcciones afluían a ella (…) g<strong>en</strong>tes de la Capital, peregrinos de la Provincia, y de las provincias de Córdoba, Bu<strong>en</strong>os Aires, Entre Ríos; los colegios uniformados y con banderitas nacionales y pontificias; los marinos y soldados <strong>en</strong> traje de gala, los alumnos del Colegio uniformados de gimnastas y a la par de todos éstos, los altos mandatarios civiles y militares. (Furlong, 1963 T. IV: 65)