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oído —La Biblia del peregrino—, que está a <strong>la</strong> altura de Oráculo<br />
manual y arte de prudencia, del también jesuita Baltasar Gracián,<br />
pero sólo después de su jubi<strong>la</strong>ción, volvió a sus orígenes y<br />
publicó El estilo literario (1995). Pienso también en el «futurible»<br />
de cómo hubieran marchado <strong>la</strong>s cosas en <strong>la</strong> literatura y<br />
en el cine español si Schökel hubiera seguido su línea de trabajo.<br />
La ordenación científica del Análisis Transaccional<br />
El tercer artículo —Sobre <strong>la</strong> naturaleza de <strong>la</strong> comunicación—<br />
significa un paso muy importante en <strong>la</strong> trayectoria de Eric<br />
Berne. Éste podría haber sido un psicoanalista, a <strong>la</strong> altura de<br />
Karen Horney, por ejemplo, pero se cruzaron en su camino<br />
los libros Cibernética, de Norbert Wiener (1948) y La teoría<br />
matemática de <strong>la</strong> comunicación, de C<strong>la</strong>ude Shannon y Warren<br />
Weaver (1949). Y vio con gran c<strong>la</strong>ridad que no eran unos<br />
libros más, sino que ofrecían unas categorías que no sólo<br />
complementaban sino que desbordaban <strong>la</strong>s del Psicoanálisis.<br />
Francisco Massó ha afirmado que Berne no es el primero,<br />
ni el único, que tras<strong>la</strong>da un modelo cibernético al estudio de<br />
<strong>la</strong> comunicación humana. Bateson, amigo y referente de Berne<br />
en este campo estableció ya una jerarquía de aprendizajes<br />
y de procesos asociados a los mismos.<br />
Por mi parte, creo que comprender el artículo de Berne<br />
exige tener en cuenta los tres niveles relevantes en <strong>la</strong> teoría<br />
matemática de <strong>la</strong> comunicación, según Weaver: a) el problema<br />
técnico de <strong>la</strong> precisión; b) el problema semántico del significado<br />
y c) el problema de <strong>la</strong> influencia o efectividad. Y aquí<br />
es donde Berne no se contentó con ser un simple seguidor<br />
que aplicaba <strong>la</strong>s ideas de <strong>la</strong>s dos nuevas teorías, con sus modelos<br />
correspondientes, sino que demostró tener ideas propias.<br />
Y todavía habría resultado más c<strong>la</strong>ro si hubiera en<strong>la</strong>zado<br />
los tres niveles de <strong>la</strong> teoría matemática de <strong>la</strong> comunicación<br />
con <strong>la</strong>s tres dimensiones del lenguaje que distinguió Charles<br />
Morris: Sintaxis, Semántica y Pragmática. Porque Berne dominaba<br />
muy bien <strong>la</strong> Semiótica de Morris. ¿Cómo, si no,<br />
hubiera podido escribir esta frase en el artículo: «El psicólogo<br />
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