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desarrollará la parte más fecunda de su vida misional, no se debe perder de vistaque era el paradigma de lo deseado en los modos y en las maneras de la transmisióndel mensaje. Continúa el biógrafo citando el testimonio de un jesuita que fuecompañero y confesor de Muriel los últimos veinticuatro años de su vida hasta sumuerte, que “cuando platicaba a la comunidad […]; a mí, cierto, me parecía, yaún ahora me parece, que nos daba lo que Dios en la oración le daba a él”.Justo eso debía ser lo esperado en un mundo barroco, la fuerte carga espiritualde ese vómito de llamas inflamadas de amor, o la transmisión directa de esa profundidadespiritual a través de la oración y contemplación silente, debían conmovery mover al cambio de vida. La eficacia del buen sermón no estaba en“alaridos, gritos y cosas semejantes”, sino en la “fuerza de la verdad de las cosaseternas que anuncia, tan frequentes y altamente meditadas y comprendidas” yque, al predicarlas, se las pueda representar “tan vivamente, e imprimirlas tan profundamenteen la memoria y en el corazón de sus oyentes”.La impresión en el auditorio era otro aspecto del anhelo a conquistar. La pláticade Muriel en esa novena al Patriarca de las Indias en el colegio de BuenosAires tenía que ser soberbia, por eso su biógrafo asume la primera persona y se presentaa sí mismo como fuente, se hace testimonio oral y visual, pues “quantoscomo yo le oyeron, especialmente en sus sermones morales, dirán con verdad quesus palabras parecían truenos del cielo y saetas de fuego que despedazaban los corazonescon la contrición y los resolvían en lágrimas de verdadero arrepentimientode las culpas”. 55La teatralidad en las palabras estaba mediada por los escenarios, los templos,los retablos, las luces, los ornamentos, las flores, el incienso, las cornucopias, losolores y la vista. El con<strong>texto</strong> era un aspecto fundamental, para que la voz, la palabrase viera vehiculizada. José Manuel Peramás relata que la celebración del jubileode las doctrinas era“de mucha edificación, pues asisten el cabildo secular, Canónigos y Obispo[…] La procesión iba a la Catedral, donde por una hora esplicaba la doctrinaS. R. el P. Provincial, si estaba en Córdoba, y en ausencia suya, S. R.el P. Rector; al mismo tiempo predicaba un estudiante fuera de la Catedral:en casa preficaba un P. grave y fuera de la Iglesia en la capilla de los negrosy en las puertas de las escuelas dos estudiantes. Antes de salir la doctrina seha predicado ya a las monjas, que suelen ser los tercerones, que todos losDomingos del año tenían plática a los pobres de la cárcel”. 5655MIRANDA, Vida…, pp. 0-08.56PERAMáS, “Diario del Destierro”, nº .93

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