P E R I Ó D I C O d e A R Q U I T E C T U R AFernando Higueras <strong>de</strong>cidió renunciar ala adopción <strong>de</strong> los estándares <strong>de</strong>l racionalismoimperante en los sesenta e inventarseuna arquitectura más próxima a su propiasensibilidad que a una teoría rígida, másdictada por su indudable talento que porla obligatoriedad <strong>de</strong> seguir los dogmasracionalistas. Reciclando la experienciahistórica, tradicional y popular, FernandoHigueras <strong>de</strong>canta, bajo una indudable<strong>de</strong>uda con la mo<strong>de</strong>rnidad, las invariantesmás arraigadas <strong>de</strong> la experiencia y <strong>de</strong>l sedimentohistórico. Esta reconsi<strong>de</strong>racióncreadora a la que se ha referido SantiagoAmón se propone <strong>de</strong>shacer hacia el futurolos pasos dados hacia atrás; el salto al futurotrascendiendo el presente convencional. Esuna arquitectura que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnida<strong>de</strong>s capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir, más allá <strong>de</strong>l rasgomo<strong>de</strong>rno, el aura <strong>de</strong>l pasado; que circula<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su indudable creativa en los umbrales<strong>de</strong> la nostalgia histórica y las más radicalesexigencias <strong>de</strong>l presente.Higueras ya había proyectado en 1964en Punta <strong>de</strong> la Mona un ambicioso Centroturístico <strong>de</strong>l que solo se construyeron unosapartamentos escalonados que tambiénreproducimos seguidamente, junto confotografías <strong>de</strong> estado actual; poco <strong>de</strong>spués,en 1967 recibiría el encargo <strong>de</strong> un edificio<strong>de</strong> viviendas en el Altillo <strong>de</strong> Almuñécar,prece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las viviendas para militaresque construyó en la calle San Bernardo <strong>de</strong>Madrid en 1975. Sirva esta aportación <strong>de</strong>lPeriódico para valorar en sus justos términosuna arquitectura infravalorada, a menudoolvidada, que ha <strong>de</strong>mostrado un meritorioenvejecimiento y una innegable vinculacióncon la realidad. Y para reconocer la figura<strong>de</strong> Fernando Higueras, arquitecto cuyotalento le ha impedido tener seguidores, alcerrar un lenguaje que no creó pero quesupo reinterpretar como nadie.Casa <strong>de</strong> Andrés Segovia en Punta <strong>de</strong> la MonaEdificio <strong>de</strong> apartamentos en La Herradura
P E R I Ó D I C O d e A R Q U I T E C T U R AFernando Higueras enPunta <strong>de</strong> la MonaME APRESURO A DECLARAR QUE ESTAS LÍNEAS no preten<strong>de</strong>n ser un ensayo sobrearquitectura –si bien se viertan ciertas i<strong>de</strong>as con las cuales estoy <strong>de</strong> acuerdo– sino una toma <strong>de</strong>posición, un preámbulo, para hablar con brevedad y como hombre, <strong>de</strong> otro hombre, <strong>de</strong> un arquitectoque, tengo para mí, reúne las condiciones a<strong>de</strong>cuadas a un hacedor <strong>de</strong> viviendas en el ampliosentido <strong>de</strong> lo que es conocimiento socio-económico-práctico <strong>de</strong> una realidad. Ese hombre, esearquitecto se llama Fernando Higueras, una <strong>de</strong> las figuras más responsables <strong>de</strong>l panorama actualespañol. Homónimo <strong>de</strong> su segundo apellido, Higueras es chaparro, generoso en el volumen, frondoso,<strong>de</strong> barbas sin prejuicios. Lleva traje <strong>de</strong> pana claro por don<strong>de</strong> quiera que vaya o esté y tieneese hablar que corre <strong>de</strong> lo suave hasta la misma dinamita. Su vida es pasión racionalmentecontenida y su secreto una guitarra domeñada que jamás se <strong>de</strong>ja oír y que tañe en estas horas–cada día más difíciles– <strong>de</strong> un Madrid dormido en el silencio. Consciente <strong>de</strong> su papel en elengranaje <strong>de</strong> la arquitectura, Higueras va y viene por los caminos <strong>de</strong> esta tierra, sin per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vistaesa realidad que se hace problema a nuestro paso. Es nervioso y no lo es. Es crítico duro <strong>de</strong> símismo y se le ve generoso con sus obras más humil<strong>de</strong>s, pero severo en las realizaciones ambiciosas.Alerta ante la trampa que supone el habitáculo <strong>de</strong>l privilegio, Higueras se resuelve airoso conproyectos viables <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s que le propone nuestra realidad. Consigue –por esaconcienciación social– que hasta sus obras potencialmente más peligrosas dirigidas al hombreaparte,sean, sí, arquitectura en cierto modo individualista. Una obra ejemplar, como logro acor<strong>de</strong>a unas exigencias reales <strong>de</strong>l usuario es la resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l pintor Lucio Muñoz en Torrelodones.Pero se me antoja que Fernando Higueras ve en esta y otras obras suyas <strong>de</strong> parecida condición,una arquitectura impracticable, un principio tácito que apunta hacia el aislamiento humano. Deahí, cuando le es posible, esa inclinación suya hacia a lo que podría llamarse “zonas <strong>de</strong> influencia”,es <strong>de</strong>cir, agrupamiento <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncias similares y, en cierto modo, continuadas en el ámbito <strong>de</strong>lpaisaje.Lo dicho no parece encerrar ninguna novedad. Pero ella existe en la particularidad –valga laparadoja– <strong>de</strong> no obe<strong>de</strong>cer a un <strong>de</strong>terminado módulo, sino a una confrontación imaginativa <strong>de</strong>volúmenes enca<strong>de</strong>nados. El agrupamiento <strong>de</strong> dos resi<strong>de</strong>ncias en Torrelodones entra, a mi enten<strong>de</strong>r,en este concepto <strong>de</strong> antiaislacionismo social sin que la forma arquitectónica se resienta <strong>de</strong> su legítimabelleza. Pero no quiero exagerar en esto <strong>de</strong> las “zonas <strong>de</strong> influencia” toda vez que no existen ejemploscuantitativos <strong>de</strong> Higueras que justifiquen con plenitud mi apreciación.Fernando Higueras, el arquitecto, el hombre responsable, no pue<strong>de</strong> hacerlo todo; para mejor<strong>de</strong>cirlo, apenas si pue<strong>de</strong> hacer, y él lo sabe. Y –lo que es importante– sabe el porqué. Y es esteconocimiento <strong>de</strong>l porqué, <strong>de</strong>l problema en toda su profundidad, el que hace <strong>de</strong> FernandoHigueras un arquitecto actual, colocado en su justa posición: la posición <strong>de</strong> un hombre apto paraabordar uno <strong>de</strong> los aspectos a resolver <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l proceso superador a que todos, éste, aquel y elotro, estamos in<strong>de</strong>fectiblemente comprometidos.MANOLO MILLARESNueva Forma 46-47. Madrid, 1969