ACNUR/MarshallMustafa en un seminario del ACNUR y la OIM llevado a cabo recientemente en la capital de Trinidad, Puerto España.tiene leyes concretas o políticas específicaspara garantizar que tengan accesoa un procedimiento de asilo o a todoslos derechos que señala el derecho internacionalque les corresponde” .Mustafa llegó a Trinidad un mesantes de que el país adhiera a la Convenciónde 1951 sobre el Estatuto delos Refugiados. Después de examinardetalladamente su caso, en el año2002, la agencia de la ONU para refugiadoslo reconoció como refugiado, entanto no podía regresar a su casa porun temor de persecución. Esta decisiónfue comunicada al gobierno de Trinidad,quien estuvo de acuerdo en otorgarle lacondición de refugiado.Ante la inexistencia de una ley enTrinidad que señale el tratamiento y losderechos conferidos a los refugiados,Mustafa no pudo obtener un permisode trabajo y un documento de identificaciónpara integrarse a su nuevo hogar.Se volvió cada vez más deprimidoy en 2005, abordó un avión a Londres,donde fue detenido por los oficiales demigración, y en tanto había sido reconocidocomo refugiado en Trinidad, fuedevuelto a ese país.“Esta fue la situación más difícil paramí,” agregó. “Me sentí totalmente perdidoy exhausto. Sin embargo, el ACNURsiguió brindándome apoyo y me dio laesperanza de ser reasentado”.A principios de mayo esa esperanza seconcretó cuando el gobierno de NuevaZelanda le otorgó la residencia. Despuésde tres años, Mustafa puede solicitarla ciudadanía y un pasaporte.Mientras todo giraba en los preparativospara su viaje a Auckland, Mustafafue alojado por el Oficial Honorario delACNUR en Trinidad con una comunidadcristiana. Allí, los sacerdotes, las monjasy la gente laica se convertieron en susamigos y colaboradores más cercanos,a pesar de sus diferentes creencias religiosas.“La gente en Trinidad me abrió sushogares y les estoy muy agradecido”,añadió Mustafa. “Si puedo obtenerun pasaporte, espero poder regresary verles de nuevo. Por primera vez enmuchos años, el futuro no es algo a loque deba temer”.Por Tim Irwin en Washington D.C.16 refView estados unidos
CANADÁACNUR/Otis<strong>El</strong> programa dereasentamiento en CanadáCatalina fue víctima de la formamás brutal de degradación enmanos de las guerrillas rebeldescolombianas. <strong>El</strong>la huyó hacia Ecuador,país en el cual se resignó a permanecera pesar de las dificultades para teneruna vida productiva y en condicionesde seguridad, debido a la discriminaciónpor parte de la población local. Suproblema en Ecuador respondía a unatriple victimización: por ser colombiana,por ser lesbiana y por ser mujer.Al ser informada por el ACNUR quesu caso había sido aceptado para elreasentamiento en Canadá, la reaccióninicial de Catalina fue de profunda incredulidad.Meses después, en la vísperade su partida, ella ya no tiene ni la menorduda. “Siento en mi corazón quedebo irme para allá a buscar un mejorfuturo. Eso es lo que siento. <strong>El</strong> idiomay la cultura son diferentes. A mi edad,podría no ser fácil adaptarme, pero esun desafío que sé que debo enfrentar”.Canadá es uno de los principalespaíses de reasentamiento para los refugiados.<strong>El</strong> año pasado, este país recibió10.400 refugiados provenientes de 75países distintos; 70% de los cuales eranmujeres y niños. La mayor cantidadde refugiados provenía de Afganistán,seguido de Colombia, Sudán, Etiopía,Liberia e Iraq.La importancia de Canadá comopaís de reasentamiento no es unacuestión exclusivamente de cifras. Suimportancia se debe también a que elprograma de reasentamiento de Canadáresponde a los casos urgentesy vulnerables de protección que hansido identificados por el ACNUR. <strong>El</strong> añopasado, 535 refugiadas, que como Catalinason sobrevivientes de la tortura ode la violencia sexual, fueron aceptadasa través del Programa de “Mujeres enRiesgo” de Canadá.Canadá también ha jugado un papelfundamental al desarrollar el uso estratégicodel reasentamiento para brindarla posibilidad de otras soluciones duraderasa los refugiados, tales comola integración local y la repatriaciónvoluntaria. <strong>El</strong> reasentamiento de un estimadode 1.000 refugiados afganos delas Repúblicas de Asia Central ayudó agarantizar el acuerdo por parte de losgobiernos de Kirguistán y Turkmenistánde permitir la naturalización de 10.000refugiados afganos que habían resididoen esos países por años.Una de las refugiadas reasentadasen Canadá fue Belqis, una mujer afganaviuda. <strong>El</strong>la viajó desde Bishkek, Kirguistán,hasta Ottawa con sus dos hijasmenores y su hijo bebé. Belqis estuvoexiliada en Bishkek durante siete largosaños. Sus condiciones de vida eranseveras, aunque tolerables, hasta quesu esposo murió repentinamente de unataque al corazón. “No pude dejar dellorar durante un mes entero”, recuerda.“Había transcurrido un mes desde sumuerte cuando tuve mi primera entrevistade reasentamiento”. Algunos díasdespués de haber llegado a Ottawa,ella mira el futuro con un sentido de inquietudy asombro. “Tengo que ser optimista,tengo que pensar que todo va asalir bien, que a pesar de tener 43 años,encontraré un trabajo para mantener amis hijos”.Una característica única del programade reasentamiento de Canadá esque, además de los refugiados patrocinadospor el gobierno, el programapermite que ciudadanos canadiensesy comunidades religiosas patrocinenrefugiados de manera privada. Cercade 3.000 refugiados son admitidos alprograma privado de patrocinio cadaRefugiada colombiana reasentada enCanadá. Aquí está subiendo al autobúscon destino final a la Ciudad de Quebec.año. Clement Olomoi, un refugiado delsur de Sudán, vivió 10 años en el Cairo,Egipto. La Iglesia Anglicana lo patrocinóa él y a su familia. Fue un proceso largode dos años, el cual estuvo colmado demomentos de ansiedad; sin embargo,cuando Clement y su familia finalmentellegaron a Ottawa, ellos recibieronuna hermosa casa amueblada. Suspatrocinadores les brindaron su colaboraciónpara matricular a los niños en laescuela, abrir una cuenta en el banco,solicitar la cobertura de salud y segurosocial. “Somos afortunados de venircon patrocinadores privados, ya que séque hay refugiados (patrocinados porel gobierno) que han venido antes quenosotros y que se han quedado en lacasa de recepción por mucho tiempoantes de encontrar una casa”. Clementresume el cuidado personal, la amistady la atención que ellos han recibido desus patrocinadores canadienses de lasiguiente manera: “A pesar de haberviajado miles de kilómetros, me sientobien. Siento como si todavía estuvieraen casa”.Por Nanda Na Champassak en Otawa,con la colaboración de Xavier Orellanaen Quito.CANADA refview 17