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Los Mitos Griegos II - Historia Antigua

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honorablemente, volvió muy contento a Argólide y juró que sería un fiel aliado de Atenasmientras viviese. Las Erinias, no obstante, lamentaron fuertemente esta abolición de la antigualey llevada a cabo por unos dioses advenedizos, y Erígone se ahorcó impulsada por lamortificación 149 .o. Del final de Helena sobreviven otros tres relatos contradictorios. El primero: que encumplimiento de la profecía de Proteo volvió a Esparta y vivió allí con Menelao en paz,comodidad y prosperidad, hasta que ambos marcharon, cogidos de la mano, a los CamposElíseos. El segundo: que hizo con él una visita a las taurios y allí Ifigenia los sacrificó aambos a Artemis. El tercero: que Polixo, viuda del rey Tlepólemo de Rodas, vengó la muertede éste enviando a algunas de sus sirvientas, disfrazadas de Erinias, a que ahorcaran aHelena 150 .1. La tradición de que las Erinias de Clitemestra enloquecieron a Orestes no puede serdesechada como una invención de los dramaturgos áticos; quedó establecidademasiado pronto, no solamente en Grecia, sino también en la Magna Grecia. Sinembargo, lo mismo que el crimen de Edipo, por el que le persiguieron las Erinias amuerte, no era el haber matado a su madre, sino el haber causado inadvertidamente susuicidio (véase 105.k), así también el asesinato cometido por Orestes parece habersido de segundo grado solamente: había faltado a su deber filial al no oponerse a lasentencia de muerte dictada por los micénicos. Era bastante fácil influir en el ánimodel tribunal, como lo demostraron pronto Menelao y Tindáreo cuando consiguieron lapena de muerte para Orestes.2. Las Erinías eran la personificación de los remordimientos de conciencia, capaces,como sucede todavía en la pagana Melanesia, de matar a un hombre que ha violado untabú temeraria o inadvertidamente. O bien se enloquecerá y saltará desde lo alto de uncocotero, o bien, como Orestes, se envolverá la cabeza en un manto y se negará acomer y beber hasta morir de inanición, aunque ninguna otra persona esté informadade su culpabilidad. Pablo habría sufrido una suerte análoga en Damasco de no habersido por la llegada de Ananías (Hechos ix.9 y ss.). El método griego común parapurificarse de un homicidio ordinario consistía en que el homicida sacrificase uncerdo, y mientras el espíritu de la víctima bebía vorazmente su sangre, se lavase conagua corriente, se afeitase la cabeza para cambiar de aspecto y fuese al destierrodurante un año, despistando así al ánima vengativa. Hasta que quedaba purificado deesta manera sus vecinos lo rehuían por considerar que traía mala suerte y no lepermitían entrar en sus casas ni compartir su comida, por temor a verse complicadosen sus dificultades; además debía tener en cuenta a la familia de la víctima, pues elánima de ésta podía pedirles que la vengasen. La sangre de una madre, sin embargo,traía consigo una maldición tan poderosa, que no servían los medios de purificacióncomunes, y, con excepción del suicidio, el medio más extremo era arrancarse un dedode un mordisco. Esta automutilación parece haber tenido un éxito por lo menos parcialen el caso de Orestes; así también Heracles, para aplacar a la agraviada Hera, se debióarrancar el dedo que, según se dice, perdió mientras peleaba con el León Nemeo(véase 123.e). En algunas regiones de los Mares del Sur se cercena siempre lacoyuntura de un dedo cuando muere un pariente cercano, aunque haya muerto demuerte natural. En Las Euménides (397 y ss.) Esquilo disfraza, al parecer, unatradición según la cual Orestes huyó a la Tróade y vivió allí sin que le molestaran lasErinias, bajo la protección de Atenea, en un terreno de aluvión arrancado al149 Eurípides: Ifigenia en Táuride 961 y ss.; Esquilo: Euménides 574 y ss.; 734 y ss. y 778 y ss.; EtymologicumMagnum p.42; sub Aiora150 Homero: Odisea iv.561; Tolomeo Hefestiono: iv.; Pausanias: iii.19.1046

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