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La Tierra

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pueblo no siempre obedeció las instruccionesde Dios. Los dioses de Canaán —Baaly Asera— eran una perpetua tentación paralos israelitas. El dramático encuentro entreElías y los profetas de Baal en el monteCarmelo (1 Reyes 18) mostró claramentelos alcances de la adoración a Baal entre elpueblo de Israel.Es difícil comprender cómo un pueblopodía dejarse llevar por su fervor religioso ypolítico hasta el punto de llevar a un niño alaltar, entregárselo a un sacerdote y quedarseobservando cómo era colocado en el regazoardiente de una imagen de piedra para deslizarseenseguida hacia un caldero de fuegoabrasador, todo en el nombre de su dios.Sin embargo, esto ocurría en Meguidocomo parte de la vida diaria, siendo unánimementeaceptado por el pueblo como algonecesario para el bienestar de la sociedad. <strong>La</strong>idolatría pagana alcanzó su dimensión másdegenerada en esta disposición de la gentepara sacrificar a sus propios hijos. Es verdadque los dioses que la gente adora determinanla moralidad, o inmoralidad, del pueblo.Los dioses que la gente fabrica con suspropias mentes y manos son un pobre sustitutodel Dios que se reveló a sí mismo aAbraham y a Moisés. Los dioses paganosfinalmente condujeron a los cananeos, ymás tarde a los israelitas, a la destruccióny al cautiverio. <strong>La</strong> historia nos muestra quecualquier cultura que practica el sacrificiode infantes a sus dioses de conveniencia,termina siendo despojada de su poder parafinalmente desaparecer.<strong>La</strong> lucha perenneentre el bien y el malMeguido tipifica la milenaria lucha entreel bien y el mal. Esta pugna se define muybien en las conmovedoras palabras del profetaElías: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotrosentre dos pensamientos? Si el Eternoes Dios, seguidle; y si Baal, id en pos deél” (1 Reyes 18:21). En nuestro mundo moderno,muy pocos se inclinan ante diosesde piedra o de madera. Somos demasiadocivilizados para hacer algo así. Ahora noshemos fabricado dioses de dinero, poder,fama y prestigio social.En vez de la idolatría, que algunosprofetas como Elías condenaron, hemosmodelado con nuestras propias manos unobjeto de adoración neo-pagano llamado“relativismo”. En lugar de un solo Dios,hay muchos dioses que podemos adorar. Envez de un solo camino, claramente definidopor el único y verdadero Dios, la creenciamás común hoy en día es que hay muchossenderos para alcanzar una vida espiritualy rendirle culto a la deidad. Rechazandolos “principios tradicionales”, muchos sesuscriben a la filosofía de “diferentes cosaspara diferentes personas”. El gran conflictode nuestros tiempos radica en creer que hayun solo Dios, un solo camino y una sola ley,o si hay dos o incluso más.En 45 años el mundo occidental ha idodesde la idea de que “Dios está muerto”,hasta el presente, cuando hemos creado losdioses multiculturales de la diversidad. Yano existe ninguna fuente de verdad reveladaa la que podamos apelar como un modelodefinitivo de justicia. Se cree que cadareligión es tan buena como cualquier otra.Que toda cultura es igual. Que cada personapuede decidir por sí misma lo que esbueno y lo que es malo. Esta falaz filosofíahace a los humanos iguales a Dios, y esa esla esencia de la idolatría.Eso fue lo que Dios encontró en la antiguaIsrael cuando dijo, por medio del profetaIsaías: “¡Ay de los que traen la iniquidadcon cuerdas de vanidad, y el pecado comocon coyundas de carreta, los cuales dicen:Venga ya, apresúrese su obra, y veamos;acérquese, y venga el consejo del Santo deIsrael, para que lo sepamos! ¡Ay de los quea lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo;que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblasluz; que ponen lo amargo por dulce, ylo dulce por amargo!” (Isaías 5:18-20).Esto describe no sólo a la antigua Israel,sino también a nuestro mundo actual. Somosincapaces de distinguir entre lo buenoy lo malo, porque hemos olvidado a Diosy hemos rechazado su ley espiritual. Yano queremos reconocer que Dios tiene elsoberano derecho sobre nuestra vida y nosnegamos a someternos voluntariamente aél en actitud de obediencia. Esta declaraciónescrita por el apóstol Pablo se aplicaa nosotros: “Y como ellos no aprobarontener en cuenta a Dios, Dios los entregó auna mente reprobada, para hacer cosas queno convienen” (Romanos 1:28).Una civilización se vuelve “reprobada”cuando sacrifica a sus hijos y su futuro enlas llamas de la idolatría. Nuestra sociedadhace lo mismo hoy en día cuando “sacrificamos”a nuestros hijos mediante el aborto,ofreciéndolos así al dios falso de la comodidadpersonal (esto es lo que motiva losabortos en un 90 por ciento de los casos).Cuando el aborto por decisión propia sejustifica como un derecho, y se permiteapoyándose en cualesquiera que sean los<strong>La</strong> idolatría rechaza a Dios y conduce a que el hombre se vuelvaun dios para sí mismo. El resultado es que éste decide por sí sololo que es bueno y lo que es malo, lo cual es una prerrogativaque le pertenece exclusivamente a Dios.estatutos humanos que lo autoricen, nuestrasociedad está vuelta al revés, incapaz dejuzgar justamente.De vuelta en Meguido<strong>La</strong> afirmación de Jesucristo en Apocalipsis16:15 nos da la clave para evitar lainfluencia engañosa en los tiempos delfin que incitará a los ejércitos del mundoa congregarse en Meguido. Sabremos discernirla justicia si nos basamos en “losmandamientos de Dios y . . . el testimoniode Jesucristo” (Apocalipsis 12:17). El engañoque impera en el mundo actual haceque no se comprenda el verdadero evangeliodel Reino de Dios. También impideque el mundo pueda conocer la verdaderapersona de Jesucristo.<strong>La</strong> imagen de Jesús que el mundo tieneno es el Jesús de las Escrituras. Los religiososde la actualidad no lo entienden cabalmente,y por eso es que cuando vuelvacomo Rey de reyes, en la plenitud de sugloria, no será reconocido. De hecho, elhombre peleará contra Dios hasta la muerte,sin darse cuenta de que está cumpliendola voluntad del diablo.<strong>La</strong> idolatría rechaza a Dios y conducea que el hombre se vuelva un dios para símismo. El resultado es que éste decide porsí solo lo que es bueno y lo que es malo, locual es una prerrogativa que le pertenece exclusivamentea Dios. Así ha sido desde el comienzode la familia humana. Esta egolatríaencontrará su manifestación última y finalen un lugar llamado Meguido y en la últimabatalla del gran día del Dios Todopoderoso.No nos sintamos tan seguros de estarataviados con las vestiduras de la justicia.Examinémonos a la luz de las enseñanzasde Jesucristo y asegurémonos de amar susmandamientos más que al espíritu de estemundo. Sólo entonces podremos tener lacerteza de evitar el engaño del tiempo del fin.Nuestra vida eterna depende de ello. BNNoviembre-Diciembre de 2006 11

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