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Centro Cultural Pablo de la Torriente BrauEdiciones La MemoriaDirector: Víctor CasausCoordinadora: María SantuchoEditora jefa: Xenia RelobaEdición: Idania Trujillo de la PazDiseño de cubierta: Héctor VillaverdeDiseño de cubierta basado en el cartel de Kelly Núñez,ganador del concurso Pablo y la Guerra Civil Española.Emplane: Néstor Navarro, Claudio SotolongoImpresión: Editorial Linotipia Bolívar y Cia. S. en C.Bogotá, D.C. – Colombia© Sobre la presente edición:Ediciones La MemoriaCentro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2006ISBN: 959-7135-56-6Ediciones La MemoriaCentro Cultural Pablo de la Torriente BrauCalle de la Muralla no. 63, La Habana ViejaCiudad de La Habana, CubaCorreo electrónico: centropablo@cubarte.cult.cuwww.centropablo.cult.cu

evolución. Aun cuando hable mal de ella, la estará esperando. Cuando a un hombre se le va unamujer que quería, la odia, pero a cada recuerdo, se le alegra la emoción del regreso posible. El pueblohoy, cuando habla mal de la revolución, se equivoca sólo gramaticalmente; él quiere hablar malsolamente de los revolucionarios, de los culpables a su juicio. El pueblo quiere la revolución, porquela necesita. En su momento estará dispuesto a todo. Mas el pueblo es más sabio que muchosrevolucionarios: no tiene de la revolución el concepto que tiene del calendario ni de los itinerarios devapores o ferrocarriles. El pueblo fue quien inventó la dialéctica. Habrá que hacerle «su momento»para ir con él a la victoria. Porque el pueblo, además, es humano.Compartiendo ese homenaje al pueblo creador de sueños y riquezas es que hemos organizado alo largo de este año 2006 diversas acciones, en distintas regiones geográficas, para recordar los105 años del nacimiento de Pablo de la Torriente Brau en San Juan, Puerto Rico y los 70 de sumuerte en Majadahonda, España, mientras combatía por la República agredida y contra elnaciente fascismo. Instituciones y gente amiga, en Puerto Rico, España y los Estados Unidos sehan sumado a estas celebraciones que proponen recordar a Pablo en su dimensión justa yhumana, resaltando sus propuestas perdurables, su ética necesaria, su pensamiento creador. Desus propias palabras (en el artículo titulado «Hombres de la revolución», escrito en 1936) surgela definición del héroe que hemos compartido y aplicado desde el Centro que lleva su nombre:(Antonio Guiteras) tuvo, arrastrado por su fiebre, el impulso de hacerlo todo. E hizo más que miles. Ytenía el secreto de la fe en la victoria final (...) Tuvo también defectos. El día del castigo no hubieraconocido el perdón. Era un hombre de la revolución. Tampoco tuvo nada de perfecto.[...]Ellos (Guiteras y Carlos Aponte) fueron hombres de la revolución. Y ni me interesa ni creo en el«hombre perfecto». Para eso, para encontrar eso que se llama «el hombre perfecto», basta con ir a veruna película del cine norteamericano.Para ver las cosas extraordinarias, para compartir el humor y el amor que Pablo de la TorrienteBrau esparció por el mundo en que le tocó vivir, para traer sus palabras hasta hoy y proyectarlashasta mañana, es que publicamos este libro.Con él queremos también agradecer al cronista que sus palabras, en momentos difíciles, noshayan servido para seguir estando y seguir siendo. Acercando las fechas, como mencionábamosal principio de este prólogo, aparece la de hoy, de conmemoraciones y reconocimientos, y la dela fundación del Centro Pablo, impulsada por nuestro amigo Abel Prieto desde la UNEAC en1996. En medio de aquella época de tensiones y dificultades de diversa índole, recibimos eseapoyo generoso y decisivo para que el Centro naciera y pudiera crecer después con el trabajo yel esfuerzo de muchos.Para terminar estas palabras de bienvenida, queremos recordar ahora aquellas con las quePablo fortaleció espíritus, alentó resistencias, animó decisiones, en los años especiales quecontinuaron tras la fundación del Centro. Hoy, entre conmemoraciones y reconocimientos, lasreproducimos y agradecemos.Podemos decir que ningún día hemos dejado de trabajar ni de tener el pensamiento en la revolución ysus problemas. Si no hay frutos a todo esto —que sí los hay, desde luego, aunque sólo sea de la granlección de la experiencia— ello no debe desanimarnos. En primer lugar, porque nosotrospertenecemos, dentro de la revolución, a los corredores de maratón, que saben que todo no es darcuatro saltos y terminar los cien metros y coger la medalla, sino correr, correr incansable,infatigablemente, saltar barreras, desfilar bajo la lluvia, cruzar cañadas, subir montañas, desrriscarnosy al final, llegar y ganar medio muertos por el esfuerzo; o ni llegar siquiera, muertos antes. Y sisomos así, no hay problemas que nos desalienten, ni esperanzas que nunca se rompan demasiado.VÍCTOR CASAUS

NOVIEMBRE DE 2006Unas palabras para empezar...Lo primero que se topa el visitante cuando llega al no. 63 de la calle Muralla, en pleno corazónde la vieja Habana, son un par de ojos penetrantes y vivos que lo miran desde el impolutomármol y lo invitan a descubrir una parte hermosa y estremecedora de la historia de Cuba. Esosojos y esa imagen pertenecen a Pablo de la Torriente Brau, muchacho de melena revuelta ycuerpo atlético, que vivió y amó con furia y hambre de pasiones.De ascendencia ibérica y antillana, Pablo llegó a la vida el 12 de diciembre de 1901, en SanJuan, Puerto Rico. El texto de su encabritada vida lo escribió donde pudo: en lasconcentraciones, las luchas, bajo la noche lunar, en los cielos de Cuba, España y el mundo.Su existencia tuvo el ritmo de un torbellino: inició su carrera literaria, sufrió cárceles yescribió cuentos de imaginación desbordante. Renovó el periodismo de su época y fue precursordel género testimonio; vivió los rigores del exilio en la ciudad de Nueva York y dejó memoriaimpresionante en sus cartas y crónicas periodísticas. Fue corresponsal y comisario político en laGuerra Civil Española donde murió en diciembre de 1936.Toda esa intensa actividad se concentra en seis cortos pero dinámicos y prolíficos años: desdeque una herida en la cabeza lo lanzara a la palestra pública en la histórica tángana del 30 deseptiembre de 1930 hasta que cae en Majadahonda, compartiendo la pasión del cronista con lasurgencias del combate antifascista.En agosto de ese mismo año le comentó a un amigo:No tengo nunca miedo de escribir lo que pienso, con vistas al presente ni al futuro, porque mipensamiento no tiene dos filos ni dos intenciones. Le basta con tener un solo filo bien poderoso ytajante que le brinda la interna y firme convicción de mis actos. No me importa nada equivocarme enpolítica, porque sólo no se equivoca el que no labora, el que no lucha.La frase retrata la transparente personalidad de Pablo. Él la había escrito para nosotros.«Torrencialmente, sin otro esfuerzo que el de teclear la maquinita», escribió Pablo casi toda suobra periodística que pasó vertiginosa por los acontecimientos políticos y sociales másrelevantes de su época. En las páginas de los más importantes diarios aparecen sus encendidascrónicas y reportajes: «105 días preso», «La Isla de los 500 asesinatos», preámbulo de lo queluego sería Presidio Modelo, obra precursora del género testimonio en Latinoamérica; «Tierra osangre» y aquellas reseñas sobre las asambleas depuradoras del profesorado universitario en laépoca del gobierno de Gerardo Machado que tanto estremecieron las conciencias juveniles.En septiembre de 1936 llega a España como corresponsal de la revista norteamericana NewMasses y del periódico mexicano El Machete. Esos breves tres meses revelan cuánto creció elhombre y el revolucionario: de periodista-participante a comisario político en el batallón deValentín González, El Campesino. Y a pesar de todo lo que vieron sus ojos su sensibilidadhumana nunca decayó ante la crudeza de la guerra.Como dijo el poeta cubano Emilio Ballagas, Pablo «está en todo lo que amó». Por eso no esextraño encontrarlo con los ojos centelleantes de luz haciéndose, nuevamente, cómplice de lamemoria. El pretexto fue conmemorar su centenario y celebrarlo, justo como a él le hubieragustado: con música, imágenes, poesía, y recuerdos.De este modo, el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, convocó al ColoquioInternacional Cien años de Pablo, cuyo propósito fue estimular el estudio e intercambio deconocimientos en torno a su figura y destacar los valores fundamentales de su obra literaria,periodística y revolucionaria.

Cinco años después, Ediciones La Memoria, en su Colección Coloquios y testimonios, entregaa los lectores un libro que reúne las intervenciones y ponencias presentadas por destacadosprofesores, investigadores, escritores, periodistas e historiadores de Cuba y España —participantes en el Coloquio— que nos develan la figura irreverente, compleja y rica del joven yapasionado cronista, del escritor y del combatiente antifascista. Esta es una suerte de deuda queel Centro tenía con los pablianos que en el mundo somos.La estructura del libro sigue el ritmo de los debates que caracterizaron las sesiones delColoquio. Los primeros tiempos (recoge textos sobre su infancia y juventud, la amistad, elhumor); El periodista, el escritor (análisis y valoraciones sobre los aportes que hizo alperiodismo y la narrativa); Pensar con luz propia (su aguda y penetrante mirada a los problemassociales y políticos de su tiempo); En el centro del mundo (la guerra vivida como experienciahumana, política y profesional), Palabra amiga (testimonios y adhesiones de personas einstituciones amigas de Cuba, Puerto Rico y España, vinculadas a Pablo y la labor de promociónde la memoria que desarrolla el Centro Cultural que lleva su nombre en La Habana); y, porúltimo, El espíritu vive (conversatorio de los voluntarios internacionales cubanos quedefendieron la República Española y Moe Fishman, también voluntario y presidente de laAsociación de Veteranos de la Brigada Abraham Lincoln de los Estados Unidos).Justo cuando en este 2006 se cumplen ciento cinco años del nacimiento de Pablo y setenta desu caída en Majadahonda, el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, nos devuelve lamemoria, la vida y la obra de quien en breves palabras expresó el sentido de su crepitanteexistencia: «Mis ojos se han hecho para ver las cosas extraordinarias. Y mi maquinita paracontarlas. Y eso es todo».Idania TrujilloLos primeros tiemposEl Guard TorrienteMercedes Santos Moray *La bahía de San Juan es un punto en el horizonte. Parece diminuta como los granos de la arenay, sin embargo, es cuatro veces más amplia que la de La Habana. El océano es oscuro, de unazul, a veces, turbulento que habla de profundidades submarinas ajenas a la voluntad delhombre. Es el Mar de las Antillas, poblado de aventuras y batallas navales, de piratas ycorsarios y tesoros hundidos que reposan en la barrera de coral.Este mes de diciembre de 1901 cierra el año con una cálida temporada mientras, desde suestatua, el célebre genovés tiene que conformarse con reposar en el mármol de su estatua en laplazoleta de la calle General O’Donell, allí el día 12 oímos brotar el llanto de un niño, como sifuera un grumete que anunciara tierra a la vista desde la cubierta de La Pinta. Se llamará PabloFélix Alejandro Salvador de la Torriente Brau, pero todos le dirán, Nene.Con sólo dos años acomete su primera aventura: el cruce del Atlántico. Viaja a España encompañía de su padre y durante la travesía se hace dueño del barco mientras sueña con elpalacio de los Torriente, en Hermosa, Villa de Santander, donde lo aguarda mamá Genara, esaabuela que lo puebla de ilusiones durante catorce meses. Allí traza la ruta quijotesca de suregreso, años más tarde, cuando sea hombre y se entregue a la tierra hispana como semilla delinternacionalismo, y del bando de la república en la guerra civil.*Periodista, ensayista, narradora y poetisa cubana. Labora en el diario Trabajadores. (Todas las notas son del editor.N. del E.).Más de nuevo, cruza el mar desde Santander, pero no regresa a Puerto Rico, viaja rumbo aCuba donde están su madre, doña Graciela, y sus dos hermanas, Güiqui y Zoe. Como el rabo del

cometa acompaña a don Félix, su progenitor, hacia la mayor de las islas caribeñas. Y en 1905está en La Habana y se topa con el bolsón de la bahía y descubre otro malecón y la imagen de ElMorro que le recuerdan a su natal San Juan.Se fecunda su imaginería. Se ve bojeando la isla, más su aventura será de otra índole: eldescubrimiento de las letras, la palabra que se adueña también de su espíritu y se convierte enmedio de expresión de sus humoradas infantiles y juveniles, semillero fecundo de su hombradía.«Yo aprendí a leer en La Edad de Oro»; sí, gracias al ejemplar que le dedicó a su abuelo donSalvador, el discípulo de Martí Gonzalo de Quesada, quien había acometido la empresa depublicar la papelería del Maestro. Creo que, desde entonces, Pablo sin dejar de ser borinqueñoempezó a ser cubano.Pero el abuelo enferma y se impone el retorno al hogar. El padre queda en Cuba y el pequeño,con su madre y hermanas, regresan a Puerto Rico; recorre la breve distancia entre las islas queya habitan su corazón porque su propia nacionalidad comienza a desdibujarse. Su fatídicopadrino, el gran almirante Cristóbal Colón, avienta sus afanes aventureros. Finalmente en 1909vuelven a Cuba donde se establecerán definitivamente y en el poblado de El Cristo, próximo ala ciudad de Santiago de Cuba, transcurren los primeros años de la adolescencia.Estudia en los Colegios Internacionales donde labora su padre; conoce a León, el perro fiel,«que fue mi primer amigo en el mundo…» y a la sombra del framboyán del patio de su casaapura los libros de Salgari y Dumas, las historias de Edgar Allan Poe, mientras juega tambiénpartidos de béisbol y ocupa la posición de short-stop en el terreno. Y, naturalmente, «meenamoré entonces de mi maestra».La naturaleza, los árboles, las piedras, los animales conforman el contexto de Pablo y educany preparan su sensibilidad de hombre y de escritor.Santiago de Cuba, con sus calles empinadas es un torreón que hay que domar, y la bahía y losnavíos el diseño de un combate naval donde el jovenzuelo sueña con ir a libertar a Puerto Ricodel amo yanqui. Por eso, y con cajas de madera donde se vende el dulce de guayaba, prepara suescuadra este joven grumete que aspira a ser almirante y que siente que su misión sobre la tierratiene aires de épica. Aunque ya escribe en las páginas de la revista El Ateneísta, fundada en laescuela por su padre, muestra sus dotes de narrador, el dominio del lenguaje y unaimpresionante capacidad de fabulación.Es un adolescente vigoroso y muy soñador, todavía bajito de estatura y algo pasado de libras.El cabello hasta entonces lacio se le ondula, y de aquel color rubio de la infancia nada queda enel intenso negro de su melena. Los ojos sobresalen en el rostro como dos espadas y, en loslabios, la risa.Junto al padre estudia en Holguín mientras la madre con las niñas sigue hacia Santiago. Él esel escudero del padre y lo acompaña hasta la ciudad de Bayamo, donde don Félix crea un centrode enseñanza en la otrora casa natal de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patriacubana, aquel que libertó a los esclavos en el ingenio La Demajagua para dar el grito de ¡VivaCuba Libre!, el 10 de octubre de 1868. Hay algo más, qué casualidad, quizás, en estos hechos yen esta interrelación se acentúa el patriotismo del joven Pablo.El cuerpo gana esbeltez con la pubertad. Ahora aspira a emular con Alejandro Magno,mientras estudia ya en Santiago de Cuba y se escapa hacia la bahía con trece años para blandirla espada del Corsario Negro. Lee Los Miserables, y El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de laMancha [El Quijote], eleva su espiritualidad. Forma parte de las pandillas en «las guerrillas delTivolí, Los Hoyos y la Plaza de Marte», como confiesa posteriormente al rememorar lasaventuras de aquel short-stop que cuando matricula en el preuniversitario se gana el apodo de ElCometa.Por El Caney, Aguadres, El Morro los adolescentes siguen a Pablo y comienza a dibujarse suamor por el fútbol, el perfil victorioso del guard Torriente: «[…] tomé parte en varioscampeonatos intercolegiales de base-boll en Santiago: conquisté un all-cubans junior el año enque más gente jugó football en Cuba; quedé quinto en una carrera de 5 000 metros […]» 1 . Sucuerpo, como su mente, igual que en las olimpíadas helénicas, se templa y prepara para la vida.Es el mismo Pablo que aspira a cruzar El Ebro a nado, o el océano para combatir en España.En diciembre de 1919, cuando solo tiene dieciocho años se traslada con su familia para residiren La Habana y decide seguir el bachillerato por la libre, mientras pulsa sus energías vitales.

Después vendrá la juventud, el amor de Teté, Sabanazo, los primeros cuentos, el conocimientode Rubén Martínez Villena y de don Fernando Ortiz, la alegre y viril muchachada del treinta, laRevolución que se fue a bolina, y la caída sobre la nieve de Majadahonda... antes cárcel,presidio y exilio, pero siempre amor y deseo de vivir...Notas1«Carta a Ramiro Valdés Daussa» fechada el 6 de mayo de 1935, en Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas.Correspondencia 1935, [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabrasde Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2004. p. 67.Oriente en PabloZaylén Clavería * y Eric Carballoso * *Esta ponencia no es fruto, como alguien pudiera suponer, de un acendrado chovinismo ni de unregionalismo ciego que no es saludable ni aun en la pelota. Sin embargo, negar la presencia deloriente cubano en la obra y en la acción revolucionaria de Pablo sería cerrar los ojos a unarealidad innegable.Pablo de la Torriente Brau es uno de los intelectuales más destacados de la década del 30 delpasado siglo XX cubano. En él, como en pocos, acción y palabra aparecen formidablementecomplementadas. Pero no siempre fue así. El propio Raúl Roa reconoce su actividad en los añosveinte, coincidentemente también los veinte años para él, pues había nacido en 1901. En estetiempo Pablo «[…] no se mete en nada […]» 1 . Por eso a Roa le parece curioso cómo madura,cómo se fermenta su espíritu revolucionario y ve, detrás de esa rápida transformación, lainfluencia de Rubén Martínez Villena.Y no deja de tener razón. No sólo por Rubén —a quien ya había conocido desde 1925 en elbufete de don Fernando Ortiz—, también por él y toda la generación brillante que protagonizó laRevolución del 30 y que incidió sobre Pablo hasta convertirlo en una de sus personalidades másaltas y consecuentes.*Periodista y profesora universitaria. Graduada de la Universidad de Oriente. (N. del E.).**Periodista y profesor universitario. Graduado de Comunicación Social de la Universidad de Oriente. (N. del E.).Visto de esta forma, pudiera parecer que el Pablo revolucionario es únicamente consecuenciade la influencia ejercida por sus compañeros de lucha. Y no es así. Si su generación es elcatalizador contextual, ya en él se encontraban los ingredientes que le vienen de raíz, que crecencon él y encuentran su cauce en el momento justo. Está el marco familiar, su padre, hombrecabal y educador de estirpe; la herencia del abuelo puertorriqueño Salvador Brau, que preferíadar a sus hijos antes que pan, vergüenza. Y está toda su experiencia de vida anterior a larevolución, sus años de infancia y adolescencia en tierras santiagueras que actúan sobre sumente y su brazo.Pablo llega a Santiago de Cuba en 1909, con ocho años de edad, junto a su madre y hermanas.Entran por el puerto de Santiago y allí los espera el padre, Félix de la Torriente. La familia seradica en El Cristo, donde don Félix ejercía el magisterio en los Colegios Internacionales. Allála familia vive dos años que para el niño Pablo resultan inolvidables.Siempre recordará en sus cuentos y artículos esta época feliz de su vida: «[…] la salida todaslas tardes a la carretera, […] los paseos en coche hasta Santiago, el Guaninicún, el río dondetirábamos a León, el perro de aguas que nos llevaba al colegio, tirando de un carro grande quehabíamos traído de Puerto Rico […]» 2 .Precisamente en El Cristo, en la revista escolar El Ateneísta, deja por primera vez constanciadel futuro vigor de su palabra y su antimperialismo raigal. En su artículo arremete con infantilímpetu contra los ocupantes de Puerto Rico, su isla natal, una presencia aún muy cercana en suvida.

Pero pronto Santiago de Cuba lo atrapa. La familia se traslada para la ciudad y en ellatranscurrirá la adolescencia de Pablo. Tampoco perderá el joven la oportunidad de conocer otrasregiones orientales, y de mano de don Félix y sus afanes pedagógicos, conocerá Holguín yBayamo. Su hermana Zoe no duda en reconocer que: «Todo este andar, desde temprano, fueocasión propicia a Pablo para adentrarse en el sentir y pesar del pueblo de Oriente» 3 .En Santiago sabrá de la gente humilde, de la geografía tempestuosa, de la riqueza de suhistoria. Se extasiará frente a la bahía y el tráfico de barcos; tendrá como refugio a la Loma delIntendente en pleno corazón del Tivolí, para gozar la vista, mezclarse con la gente; sentir labrisa en plena bajada sobre patines. Muy cerca, el Colegio Cuba, fundado por su padre.En Santiago aprende que los hombres son iguales y que la justicia significa, entre otras cosas,estar del lado de los débiles, de los que tienen razón. Severina Portuondo, hija de esclavos yesclava ella misma, lo atiende en esos años, como otra madre. Por su modo de ser, su afánjusticiero, las hermanas le llaman Don Quijote. Estos valores lo acompañarán por el resto de suvida.Diez años después de su llegada a Santiago, en 1919, la familia decide trasladarse a LaHabana. Pablo tiene ya terminados tres cursos del bachillerato y es un joven hecho y derecho.Rápido, sin embargo, lo pica el aguijón de la nostalgia, y con su característico espíritu deaventuras, Salgari de por medio, regresa a Oriente acompañando al profesor José MaríaCarbonell. Lo hace para ayudar en los trabajos de fomento de un ingenio en Sabanazo, hoyprovincia de Holguín. Apenas es enero de 1920.Este nuevo encuentro con tierras orientales deja también una profunda huella en Pablo.Durante varios meses tiene la oportunidad de: «[…] conocer de cerca la vida mísera delcampesinado cubano» 4 , de descubrir a «toda aquella gente de pobre educación, partículamínima de los millares de braceros a los que se explota igual que a esclavos en los campos deCuba […]» 5 . Y aunque el testimonio literario que deja Pablo años después de esta visita explotaen sí una aventura como anécdota 6 , resulta ya un intento de revelar la dura realidad que haconocido.Sabanazo tiene, además, un valor sentimental. Allí Pablo conoce a la familia Casuso y a Teté,más tarde su novia, esposa y compañera de vida.De regreso a la capital pasa nuevamente por Santiago «[…]para avivar sus recuerdos[…]» 7 ,según refiere Zoe de la Torriente. No volverá a hacerlo en años pues ya lo envuelve el torbellinode la vida revolucionaria.No es hasta octubre de 1933 que Pablo pisa nuevamente suelo santiaguero como delegado delAla Izquierda Estudiantil (AIE), en cuestiones preparatorias de la primera conferencia nacionalde esa organización. Es atendido por José Antonio Portuondo en la redacción del periódicoAdelante, en cuyas páginas queda constancia de su presencia.Su última visita a tierras orientales tiene también un móvil revolucionario, además deperiodístico. Va hasta Guantánamo, hasta el Realengo 18, a ver y a denunciar la explotación delos montunos y su viril respuesta ante los intentos de desalojo. Este es ya el Pablo hecho, el máslúcido y atrevido, el reportero maestro que escribe para Ahora su serie «Tierra o Sangre» dondeno sólo revela el talento de su pluma sino también la claridad y el compromiso de supensamiento y su posición al lado de los humildes.Después, sin sospecharlo, se despedirá de Santiago de Cuba. En solo unos meses parte alexilio en Nueva York y, de allí, a España, donde cae defendiendo a la república.Pero antes de partir levanta su voz a favor de Santiago. Apoya las exigencias de la ciudadacerca de los servicios de salud, educación y obras públicas. En su artículo «Santiago de Cuba»,de febrero de 1935, termina reclamando como solución a tanto maltrato y demagogia de lospolíticos, el reto de rebelión que sabe caracteriza a este pueblo.Este es un punto medular en Pablo que en el artículo resulta específico: «Si ninguna ciudad enCuba posee la rica belleza que Santiago, ninguna tampoco puede aventajarla en interéshistórico.» 8 porque «[…] tiene también su prestigio histórico, la grandeza de su pasado […]» 9 .Y es esa herencia de historia y de rebeldía, no solo de Santiago sino de todo Oriente, la que loacompaña desde su infancia, la que se revela como un signo de su propia personalidad y afloraigualmente en su producción intelectual.

No es fortuito que Pablo identifique la necesidad de luchar con el clamor de la Campana de LaDemajagua. Un símbolo de connotación bien precisa: «[…] ¿Cuándo ha dejado de sonar enCuba el repique de la campana llamando a la lucha por la libertad y la justicia? ¿Cuándo hadejado de haber esclavos en nuestro país? […]» 1 0 . Como no es fortuito que en su amplioreportaje sobre Realengo 18 aproveche para reafirmar la idea del pasado glorioso, pues enaquellos parajes, además de la belleza natural, el viajero encontrará también «[…] lasatisfacción de que no haya un río por el que no hubiera corrido sangre mambí, ni monte dondeno pueda encontrarse el esqueleto de algún héroe […]» 1 1 .Tampoco es casual que Oriente se proyecte en su literatura. En el mismo Batey toma comoprotagonista a un joven oriental que refiere con evidente orgullo su procedencia: «[…] A mipueblo, allá en un rincón de Oriente, cerca del cual se hizo sentir más de una vez el machetetremendo del tremendo Guillermón Moncada; cerca de donde murió como un soberbio leónviejo que no quiere dejar su guarida, José Maceo, el indomable hermano […]» 1 2 .Y ese joven, nada más y nada menos, es el encargado de representar a Cuba en el march por laCorona Mundial de Ajedrez.Incluso, Heliodomiro del Sol, el soldado desconocido de Arlington, según las irónicasAventuras del soldado desconocido cubano, es santiaguero, aunque en este caso lacaracterización del personaje se apoya en otra especie de «heroísmo» bien dibujado en lanovela. No obstante, la selección de Pablo se justifica, no en la tradición heroica oriental, sinoen que:[…] Heliodomiro del Sol representa igualmente a sectores marginados del discurso socioculturalhegemónico de cualquier sociedad capitalista, incluyendo a la cubana de entonces, por lo que, desdelo semántico, representa tanto a los «pueblos pequeños» como a aquellos grupos que supuestamenteno tienen voz en los grandes acontecimientos de la humanidad […]. 1 3Que Heliodomiro fuera santiaguero venía, pues, de perilla.Así, a grandes rasgos, cobró vida la relación de Pablo con el Oriente cubano, ese otro país queél recomendaba conocer sin necesidad de salir al extranjero. Y así, aun en el extranjero, tuvo enél sus más generosos frutos: no por gusto murió Pablo alentado por los ideales de justicia yrebeldía defendiendo, con la República Española, la Revolución Cubana, al lado de la gentehumilde, sus eternos compañeros, como comisario político de la milicia de Valentín González,casualmente llamado El Campesino.Notas1Víctor Casaus: Pablo: con el filo de la hoja, Ediciones Unión, La Habana, 1983. p. 38.2Zoe de la Torriente Brau: «Mis recuerdos de Pablo en Santiago de Cuba», en revista Santiago, no. 23,septiembre de 1976. p. 27.3Zoe de la Torriente Brau: «Mis recuerdos de Pablo en Santiago de Cuba», en revista Santiago, no. 23,septiembre de 1976. p. 28. (N. del E.).4Ibíd. p. 42.5Pablo de la Torriente Brau y Gonzalo Mazas Garbayo: Batey, Ediciones Nuevo Mundo, La Habana,1962. p. 29.6Véase «Una aventura de Salgari», en Pablo de la Torriente Brau y Gonzalo Mazas Garbayo, ob. cit., pp.18-36.7Zoe de la Torriente Brau: ob. cit., p. 42.8Véase «Santiago de Cuba. La ciudad abandonada», en Pablo de la Torriente Brau: Testimonios yreportajes, Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, La Habana, 2001. p. 223. (N. del E.).9Ibíd., p. 226. (N. del E.).10Véase «Toque de Rebelión», en El periodista Pablo, [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus],Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1989. p. 341.11Pablo de la Torriente Brau: Realengo 18 y Mella, Rubén y Machado, Ediciones Nuevo Mundo, LaHabana, 1962. p. 65.

12Véase «C2D. Caballo Dos Damas», en Pablo de la Torriente Brau: Batey, Ediciones Nuevo Mundo, LaHabana, 1962. p. 45.13Ver Prólogo de Denia García Ronda, en Pablo de la Torriente Brau: Aventuras del soldado desconocidocubano, Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, La Habana, 2000. p. 14. (N. del E.).La universidad de PabloNuria Nuiry*Pablo Félix Alejandro Salvador de la Torriente Brau no nació ni murió en Cuba pero la historiade este país en la cuarta década del siglo XX no puede escribirse omitiendo su nombre. No sevinculó a las aulas universitarias pero es imposible referirse a las luchas estudiantilesuniversitarias sin mencionarlo. En la Universidad de La Habana existe un busto con su imagen.Nunca cursó estudios de periodismo sin embargo está considerado como uno de los mejoresperiodistas de su época.Su casa fue una gran escuela. Su padre, Félix de la Torriente Garrido, destacado pedagogo,trabajó en Oriente como maestro en los Colegios Internacionales de El Cristo y en 1913 fundó,en Santiago de Cuba, el Colegio Cuba.En su libro Las aventuras del soldado desconocido cubano, Pablo puso en boca de unpersonaje la siguiente pregunta: «Venga acá —me dijo— ¿Por casualidad usted es hijo de donFélix de la Torriente, aquel maestro que tenía un colegio en Santiago, allá por el año 14?» 1 .Pablo no se destacó por sus estudios sistemáticos pero poseía una cultura general fomentadadesde su infancia. La madre solía reunir a sus hijos en torno a ella para leerles obras de laliteratura universal. Entre los libros preferidos por todos se encontraba El Quijote. Todo elentorno familiar estaba impregnado de esa atmósfera.Él mismo contaba que aprendió a leer en La Edad de Oro de José Martí. En 1905 Gonzalo deQuesada y Aróstegui reunió en un libro los cuatro números de la revista editada por Martí yenvió un ejemplar al intelectual puertorriqueño Salvador Brau y este, a su vez, lo dedicó a supequeño nieto.*Profesora universitaria e investigadora. Labora en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de LaHabana. (Todas las notas son del editor. N. del E.).Pablo era un lector voraz, capaz de asimilar y digerir los más diversos textos. Poseía unespíritu inquieto e investigativo que lo hacía observar y analizar continuamente todo su entorno.En 1919 la familia Torriente Brau se trasladó a vivir a la ciudad de La Habana. Cuando RubénMartínez Villena se graduó de abogado en 1923, Pablo lo sustituyó como secretario de donFernando Ortiz en el bufete Ortiz, Barceló y Giménez-Lanier.En el acervo cultural de Pablo influyó de manera notable el haber trabajado como secretariode don Fernando. Mucho se ha comentado acerca de la sabiduría de Ortiz pero resultainteresante recordar el nombre de sus secretarios sucesivos. Uno de ellos fue Rubén MartínezVillena. Lo sustituyó Pablo de la Torriente, quien a su vez fue relevado por Conchita Fernández.El bufete de don Fernando era un verdadero emporio social y cultural. Destacados intelectualesy jóvenes estudiantes coincidían allí, lo mismo para discutir un libro, una situación, o jugarpelota en la azotea.Un testimonio en este sentido lo constituye el de Raúl Roa:[…] Un atlético, espontáneo, talentudo, vibrátil y alegre mozo, tras su diaria sesión de calistenia paraconservarse en forma, respiraba eufórico la brisa marina en la azotea del bufete de Fernando Ortiz.Una mano se le posó en la espalda. […]—¿Pablo de la Torriente Brau, mi sustituto?—Yo mismo. ¿Y tú no eres Rubén? ¡Las ganas que tenía de conocerte! […] 2

El año 1930 fue trascendental en la existencia de Pablo. En febrero, en colaboración con suamigo, el doctor Gonzalo Mazas Garbayo, publicó Batey, un libro de cuentos.El 30 de julio se casó con Lorenza Teresa Inocencia Casuso y Morín, Teté, diez años másjoven que él, que fue —para bien, y hay quienes opinan que para mal— el gran amor de toda suvida. Teté era estudiante universitaria. Desde 1929 estaba matriculada en la Escuela dePedagogía de la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad de La Habana.Pablo se vinculó de manera indisoluble a la Universidad en septiembre de 1930, a pesar deque nunca pudo, por diversos motivos, cursar estudios sistemáticos en La Colina. Según constaen el expediente número 14 mil 787, que se encuentra en el Archivo Central de ese centrodocente, no estuvo matriculado en ninguna carrera, aunque sí existe la carta al rector, escrita enpapel timbrado del bufete Giménez-Lanier, Ortiz, Barceló, con fecha 11 de septiembre de 1929,donde solicitaba presentarse al examen de ingreso de la Escuela de Ingenieros y Arquitectos.Un año después, a las 8:50 a.m. del 16 de septiembre de 1930, pidió ser examinado en elInstituto de Servicio Exterior de la Escuela de Ciencias Políticas y con este fin presentó sucertificado de ciudadanía cubana, expedido el 31 de octubre de 1921, y cuatro notas del InstitutoProvincial de Segunda Enseñanza de Oriente, ubicado en la calle Santa Rita esquina a PadrePico en Santiago de Cuba.En el primer caso fue declarado «no apto», y en el segundo, el cierre de la Universidad por lossucesos del 30 de septiembre de 1930 anuló cualquier posibilidad de respuesta. 3El doctor Salvador Vilaseca ha contado que en 1934 comenzó a impartir clases de matemáticaa Pablo, pues este deseaba presentarse al examen de ingreso de Ingeniería. Debido a susactividades políticas, comenzó a faltar a las clases y decidieron posponer el examen de ingresopara septiembre de 1935.La huelga de marzo de ese año, que obligó a Pablo a transitar por su segundo exilio, frustródefinitivamente sus deseos de ser alumno universitario.A pesar de todas estas adversidades académicas, la vida de Pablo se vinculó estrechamente apartir de 1930 a la Universidad de La Habana. Este centro docente se fundó en 1728 y fue elúnico existente en el país hasta mediados del siglo XX. En 1899, después del cese del dominioespañol en la Isla, dejó de ser la Real y Literaria Universidad para convertirse en la Universidadde La Habana. A principios de mayo de 1902 se efectuó el traslado del edificio situado enO’Reilly y San Ignacio, en la Habana Vieja, y comenzó a instalarse en la loma de Aróstegui, enun antiguo cuartel de pirotecnia del ejército español ubicado en el despoblado barrio de ElVedado. El siglo XX comenzó con una Universidad distinta en todo sentido.Poco a poco comenzaron a surgir las edificaciones: Aula Magna, rectorado. Se colocó laestatua del Alma Mater. Más tarde se construirían los ochenta y ocho escalones y los cuatrodescansos de la escalinata que sería concluida en diciembre de 1927, al igual que los edificiosde las escuelas de Ingenieros y Arquitectos y de Derecho.Al fondo del rectorado, se extendía un jardín conocido como el Patio de los Laureles, que seconvirtió en punto de reunión de los estudiantes de las diversas carreras universitarias. Ese lugarestaría indisolublemente unido a la historia, no sólo de la Universidad sino también a la deCuba.A partir de tercera década del siglo XX la Universidad se convirtió en un hervidero. Sefundaron la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Universidad Popular José Martí. Lavoz de Julio Antonio Mella aglutinó a los estudiantes.El año 1927 fue particularmente difícil en la Colina universitaria. Los alumnos seinvolucraban cada vez más en los acontecimientos que ocurrían en el país, y el 30 de marzoorganizaron una manifestación con el fin de dirigirse a la casa del maestro Enrique José Varonay apoyar su actitud contra la Prórroga de Poderes que se proponía realizar el presidente de laRepública, Gerardo Machado. La policía atacó la manifestación y agredió a los estudiantes.En medio del fragor de esa lucha se constituyó el Directorio Estudiantil Universitario (DEU)de 1927. En el Patio de los Laureles se discutieron y aprobaron varios manifiestos en los cualeslos estudiantes expresaban su oposición a la pretendida Prórroga de Poderes y se oponíantambién a que la Universidad se convirtiera en sede de la Sexta Conferencia Panamericana, quese celebraría en Cuba en enero de 1928.

El 3 de noviembre de 1927 se inició el curso escolar. El 26 de ese mismo mes el Consejo deDisciplina Único dictó sentencia contra un grupo de alumnos que fueron sancionados apermanecer separados de la Universidad por un período que oscilaba entre uno y diez años.En los meses sucesivos se celebraron otros consejos disciplinarios y se expulsó del centro aotros jóvenes.En esas luchas participaron, entre otros, Gabriel Barceló, Eduardo Chibás, Antonio Guiteras yAureliano Sánchez Arango.En 1929 el asesinato de Julio Antonio Mella fue un rudo golpe para la masa estudiantil y elpueblo cubano en general.Transcurría el año 1930. El viejo profesor Enrique José Varona se sentía extrañado ante lapasividad del estudiantado después de todo el revuelo de 1927 e increpó a los jóvenes queaceptaron el reto. La Colina se reanimó. Las reuniones se sucedían de forma vertiginosa en ellocal de la Asociación de Estudiantes de Derecho. Se creó el Directorio Estudiantil Universitario(DEU) de 1930. Se convocó a una asamblea en el Patio de los Laureles y allí se redactó unmanifiesto dirigido al pueblo de Cuba que sería entregado personalmente al doctor Varona el 30de septiembre, en su residencia de la calle 8 entre Línea y Calzada, en El Vedado.Raúl Roa ha contado cómo se realizaron los preparativos:[…] Una noche apareció en el local [de la Asociación de Estudiantes de Derecho] un fornido mocetónde frente montuosa, voz profunda, sonrisa franca y ademán resuelto. Era Pablo de la Torriente Brau.Le referí, a trazos, nuestros empeños y objetivos. Los ojos le relampagueaban de gozo y se leestremeció la musculatura. Concisa y tajante fue su respuesta:—Considérame ya incorporado. Yo siempre he antepuesto mi deber a todo. Teté sabrácomprender[…] 4El «Manifiesto de los estudiantes universitarios al pueblo de Cuba», firmado en el Patio de losLaureles el 30 de septiembre de 1930, planteaba entre otros aspectos, su gran admiración porEnrique José Varona; acusaba a Machado de la muerte de Mella; se refería a la expulsión de losestudiantes universitarios que protestaron en 1927 por la Prórroga de Poderes del dictador y a laocupación de la Universidad por el ejército. Pedía también pedía la renuncia inmediata delpresidente Machado.El 30 de septiembre de 1930 amaneció con una lluvia fina y molesta y la Universidad rodeadade policías, muchos de ellos montados a caballo. Los estudiantes se reagruparon en el parqueEloy Alfaro. Se estableció una desigual batalla de los jóvenes con los uniformados, en la cual elestudiante Rafael Trejo resultó mortalmente herido y Pablo fue golpeado en la cabeza. Este«pacto de sangre» representó para Torriente un doble vínculo no sólo con sus compañeros delucha sino también con su quehacer periodístico. En diversas publicaciones nacionales yestudiantiles comenzaron a publicarse artículos y crónicas suyas en las que se refería a lossucesos del 30 de septiembre.En el periódico estudiantil Alma Mater de octubre de ese año se publicó un trabajo de Pablotitulado «Informe oficial estudiantil sobre los sucesos del 30 de septiembre de 1930», donde alreferirse a los policías los denominaba «Hermanos lobos», expresión tomada de un poema deRubén Darío.En el texto se reiteraban los propósitos que tenía la manifestación del 30 de septiembre y sefustigaba tanto a los viejos políticos gastados como a los jóvenes acomodados y traidores que noluchaban contra la corrupción imperante en ese momento en el país y en la Universidad. Pabloincrepaba a los «Hermanos lobos policías» y les reprochaba no haber comprendido: «[…] siustedes hubiesen comprendido esto de que el deber termina donde comienza la arbitrariedad dela ley, aquella mañana del 30 de septiembre se hubiesen unido a nosotros[…]» 5 .En ese momento todavía faltaba algún tiempo para que estudiantes y policías descendieranjuntos por la escalinata universitaria y caminaran unidos por la calle San Lázaro rumbo alparque Eloy Alfaro.Conjuntamente con un grupo de compañeros, Pablo fue detenido el 3 de enero de 1931 encasa del periodista Rafael Suárez Solís en la calle Línea, en El Vedado. A partir de esa fechaguardó prisión en diversos establecimientos penitenciarios.

Como José Martí, Pablo de la Torriente Brau, conoció la vida cotidiana del presidio y de loshombres confinados en ese lugar. Valoró las diferencias existentes, no sólo entre los presoscomunes y los políticos, sino también entre aquellos que se encontraban encarcelados porcombatir la dictadura imperante. Serias polémicas se establecieron entre los miembros del DEUy el Ala Izquierda Estudiantil (AIE). Pablo se encontraba en el grupo que sostenía las ideas másradicales y que no solo se proponía derribar a Machado, sino también combatir los peligrosmediatos e inmediatos que significaba la acción prepotente del imperialismo norteamericano enCuba.Después de ser liberado en abril de 1931 publicó una serie de doce trabajos en el periódico ElMundo que tituló «105 días preso».En agosto de 1932 volvió a ser apresado. Esta vez en la casa del poeta José Zacarías Tallet.Durante esta condena conocería por dentro la vida cotidiana del flamante Presidio Modelo,recién inaugurado en Isla de Pinos.De nuevo la cárcel se convirtió en una escuela. Fundaron academias, leían importantes libros,discutían apasionadamente sobre los más diversos temas, analizaban la penetración imperialistaen Cuba. Otra vez aprovechaban el enclaustramiento al que estaban sometidos para estudiar ysuperarse cultural y políticamente.El 18 de marzo de 1932 le escribió a su querido y admirado maestro Enrique José Varonacontándole sobre los estudios que estaban realizando en el Presidio Modelo y cómo «[…] Ungrupo de aquellos muchachos que iban a su casa en el año 1927 están aquí y entre todos hemosorganizado las clases y los estudios. Tenemos una serie de ―Academias‖, cada una con un grupode alumnos o miembros. […]» 6 .En la carta solicitaba a Varona orientaciones para las lecturas y, de ser posible, le remitieralibros y revistas.En el presidio rindieron también sendos actos de homenaje a José Martí y a Julio AntonioMella.Pablo permanecería encarcelado hasta mayo de 1933 pero debido a la situación políticaimperante en el país, cuando lo liberaron, tuvo que marcharse de Cuba. Comenzaba su primerexilio en Nueva York de donde regresaría después de la fuga del tirano Machado.Después de la caída de Gerardo Machado, el 12 de agosto de 1933, se convulsionó todo elpaís. Numerosos esbirros encabezados por el tirano lograron escapar. En otros casos el pueblotomó la justicia por sus manos.Los gobiernos se sucedieron de forma vertiginosa y, aunque de manera nominal existía elpresidente de la república —en una ocasión fueron cinco de manera conjunta—, el verdaderopoder lo asumió un grupo de sargentos del ejército que prontamente sería dirigido por un hastaentonces oscuro personaje nombrado Fulgencio Batista y Zaldívar, que no sólo se impuso a losque lucharon contra el tirano, sino también a sus propios compañeros de armas. El 4 deseptiembre de 1933 el sargento Batista ascendió a coronel de forma vertiginosa. A partir de esafecha tuvo durante varios lustros una presencia directa o indirecta de manera casi ininterrumpidaen la historia de Cuba. Sus adversarios corrían diversa suerte: podían ser asesinados, torturadoso también obligados a ingerir grandes cantidades de un fuerte purgante conocido como«palmacristi».El coronel Batista, más tarde general, contó con el apoyo del gobierno de los Estados Unidosde Norteamérica.Numerosos nombres se agregaron a la ya larga lista de héroes y mártires. El ambiente reinanteen el país era convulso. Se producían nuevos desmanes. Las alianzas se hacían y deshacían. Sedisolvió el DEU de 1930. Con anterioridad ya se había escindido el grupo constitutivo del AIEal que pertenecía Pablo. Al mismo tiempo existían otros partidos, asociaciones y grupos.Surgieron, además, numerosos arribistas y muchos cómplices civiles del Machadatocontinuaban en sus cargos.Cuba no se había liberado de la profunda crisis económica, social y política que desde hacíavarios años la azotaba.A principios de septiembre de 1933 regresó Pablo a Cuba. Continuaba la agitación en el país yél se encontraba desempleado.

Según consta en el expediente universitario de Teresa Casuso, el 5 de septiembre de 1933solicitó se le concediera matrícula gratis en la Universidad de La Habana, pues debido a suprecaria situación económica ni ella ni su esposo tenían trabajo y residían en Punta Brava,donde disponían de «casa gratis por cuidar el tejar y la finca», pero en ocasiones no contaban nicon los diez centavos que costaba el viaje hasta La Habana. Por el buen expediente académicode Tete, le fue concedida la matrícula gratis el 17 de abril de 1934 . 7A fines de 1933 se funda Ahora que, según su director, Guillermo Martínez Márquez «es unperiódico revolucionario, que refleja y trata de orientar la anarquía callejera» 8 . Ahora seproclamaba a sí mismo como un periódico de la Revolución. Circuló desde el 10 de octubre de1933 hasta el 8 de marzo de 1935 y entre sus miembros y colaboradores estaban Rafael SuárezSolís, José Zacarías Tallet, José M. Valdés Rodríguez y Raúl Roa. Funcionaba con un mínimode recursos y casi sin dinero. Carecían de escritorios, incluso, alquilaban máquinas de escribir, ylos más afortunados llevaban las suyas propias.Pablo llegó una tarde y decidió instalarse allí; comenzó a escribir todo tipo de materiales:artículos, crónicas, reportajes, biografías. Martínez Márquez se preguntaba: «¿Dónde aprendióPablo este trabajo periodístico que realiza con maestría y que muchos hombres bien preparadostardan años en llegar a dominar? No lo sé. Creo que nadie puede saberlo» 9 .En enero de 1934 comenzó Pablo a colaborar con Ahora. Los primeros trabajos que publicóformaban parte de una serie de trece capítulos que tituló «La isla de los 500 asesinatos», donderelató sus experiencias durante su segundo encarcelamiento en el Presidio Modelo de Isla dePinos.El 3 de mayo de 1934 se produjo un violento enfrentamiento entre los estudiantes del Institutode La Habana y los militares dirigidos por el jefe de la policía, José Eleuterio Pedraza. Al díasiguiente Pablo publicó en Ahora una crónica titulada «El 3 de mayo, 30 de septiembre delInstituto de La Habana». En esta crónica se refería críticamente al ataque policial a ese centrodocente. Pablo contó en una carta escrita posteriormente que él estaba en ese lugar durante lasalvaje agresión policial.En esa fecha el presidente de la república era Carlos Mendieta y el secretario de Educación,Jorge Mañach.Los estudiantes universitarios exigieron que Mañach presentara la renuncia a su cargo peroeste no lo hizo. El 25 de mayo de 1934, siempre en el periódico Ahora, Pablo publicó unacrónica titulada «Interview recíproca con el Dr. Mañach» donde relataba la áspera entrevista quesostuvo con uno de los más controvertidos personajes de la historia de Cuba.Cuando fueron asesinados Ivo Fernández Sánchez, estudiante de Derecho Diplomático, yRodolfo Fernández Rodríguez, quedó fortuitamente con vida un testigo que nada tenía que vercon ellos. En un principio este hombre declaró cómo ocurrieron los hechos y señaló connombres y cargos a los ejecutores de la masacre. Este herido fue entrevistado por Pablo y en lacrónica publicada el 2 de septiembre del 34, Pablo narraba en el periódico Ahora lo sucedido.Ese día por la mañana se efectuó una asamblea estudiantil en el Patio de los Laureles y losestudiantes reunidos en torno al «Laurel Viejo» condenaron los asesinatos. La asamblea pidió aPablo que contara los detalles de lo ocurrido y añadiera los datos que no pudo publicar por faltade tiempo. Pablo, después de exponer lo que había investigado, solicitó a la asamblea que no semanifestara solamente contra los ejecutores materiales, «[…] sino contra Pedraza, Jefe de laPolicía; contra Batista, Jefe del Ejército, y contra Mendieta, Presidente de la República,responsables máximos de lo ocurrido […]» 10 .La crónica publicada el 2 de septiembre del 34, presenta un cintillo donde dice: AHORAOVACIONADO DOS VECES. «La proposición de que la asamblea felicitase al periódicoAhora y a Pablo de la Torriente, por haber ofrecido la única información imparcial de lossucesos, mereció los aplausos de la asamblea» 11 .El reconocimiento se debió a los datos que Pablo había logrado obtener del asesinato de IvoFernández Sánchez y de Rodolfo Fernández Rodríguez. (Por cierto, resulta imposible dejar desentirnos en deuda con estos y otros héroes y mártires de los que apenas conocemos el nombre).Pablo, más de una vez, se «autoreportó». En ocasiones escribía en sus trabajos: «pedí lapalabra»; «estaba sentado a mi lado»; «Pablo de la Torriente acusó».

El Machadato no terminó con la fuga del tirano. Quedaban todavía en el país numerososcómplices del déspota: unos habían sido esbirros; otros cometieron injusticias de variada índole.Entre estos últimos se encontraban profesionales de gran prestigio que habían contribuido amantener en el poder al régimen imperante. La Universidad de La Habana no estuvo ajena a estasituación.En 1927 no sólo se le entregó a Machado el grado de Doctor Honoris Causa, sino queexpulsaron de la Universidad a un valioso grupo de estudiantes por haber quitado una tarjadonde se anunciaba que el general estaba construyendo edificaciones en La Colina.También estaba presente el profundo disgusto causado por la expulsión de ese centro docentede Nicanor Mac Pharland, es decir, Julio Antonio Mella, líder indiscutible del estudiantadocubano.Continuaban en sus cátedras algunos profesores que ocuparon cargos de importancia durantela dictadura y se creó una Comisión Mixta de Profesores y Estudiantes para analizar los casosde universitarios comprometidos con el Machadato y depurar responsabilidades.El 13 de enero de 1934 los jóvenes remitieron una carta al rector donde planteaban, entre otrosasuntos: «Que el resultado a que llegare la Comisión Mixta de Profesores y Estudiantes, seallevado a una Asamblea General de Estudiantes para su ratificación vistas las nuevasconsideraciones que serán aportadas» 12 .Las asambleas de depuración universitaria efectuadas en 1934 y principios de 1935 serealizaron en el anfiteatro del Hospital Calixto García, situado a pocos metros de laUniversidad. Diversas eran las peculiaridades de los jóvenes participantes que debatían criteriosen ocasiones compartidos unánimemente. No así en otros casos donde manifestaban seriasdivergencias de opiniones. Por las crónicas que Pablo publicó podemos conocer el ambientereinante y las principales características de aquellas reuniones.De manera impetuosa se reunieron estudiantes de diferentes grupos: los del DirectorioEstudiantil Universitario del 30, que decidieron disolverse y actuar allí como simples alumnos;los del Ala Izquierda Estudiantil; y los de otras tendencias o de ninguna. En un ambienteacalorado y lleno de pasiones se discutían los acuerdos de la Comisión Mixta y se discrepaba deellos.Entre los profesores de alto nivel científico y errónea conducta política, acusados de sucomplicidad con el Machadato se encontraban entre otros: Orestes Ferrara, Antonio Sánchez deBustamante, Ramiro Guerra y Ricardo Núñez Portuondo. No todos tenían el mismo grado decomprometimiento. Algunos hasta habían salvado vidas de estudiantes perseguidos por losesbirros. En las vibrantes asambleas se entrecruzaban los criterios a favor y en contra de losacusados. También se exaltaban las figuras de profesores calificados, honestos y valientes comoel doctor Juan B. Kourí. En ese momento ya había muerto Enrique José Varona, fallecido el 19de noviembre de 1933.En un ambiente caldeado por las pasiones, los estudiantes exponían sus opiniones en medio degritos ensordecedores. En no pocas ocasiones la polémica devino en pelea colectiva. Resultainteresante conocer la actitud de los que allí se destacaron. Algunos, unidos en aquel momento,se convirtieron más tarde en enemigos irreconciliables. Otros fueron cambiando su ética yprincipios o se retiraron de la vida pública. No todos envejecieron con dignidad, pero tambiénestán los que, a pesar de su larga existencia, han tenido una vida ejemplar. Entre los que puedemencionarse a Raúl Roa, Carlos Rafael Rodríguez, José López Sánchez y Salvador Vilaseca.Pablo asistió a las asambleas de depuración universitaria como reportero del periódico Ahora.Según José López Sánchez, Pablo:[...] Jamás faltó a una sesión de estas asambleas. A él podía vérsele siempre sentado en la primera filade butacas de la sección de la izquierda del anfiteatro del Hospital Calixto García. Llegaba de losprimeros para auscultar los latidos de la masa estudiantil y conocer de sus reacciones ante el juicioque habría de seguírsele a tal o cual profesor inculpado. Se convirtió en una especie de profeta queanticipaba las futuras decisiones [...]. 13Además de reportar las asambleas para el periódico Ahora, Pablo participaba activamente en lasmismas e intervenía cada vez que lo estimaba pertinente. En esa etapa tenía vínculosindisolubles con la Universidad adquiridos por su participación en la marcha del 30 de

septiembre, en la que fue brutalmente golpeado; por su presencia en el Patio de los Laurelesdonde intervenía en las trascendentales conversaciones y debates que allí se realizaban; por suestrecho vínculo con los dirigentes estudiantiles y el haber compartido con ellos la prisión endos etapas diferentes. De ninguna manera lo veían como un extraño en el ámbito universitariosino que era acogido con simpatía y respeto. Lo consideraban uno de sus dirigentes.Es indudable que Pablo tenía condiciones natas de dirigente. Su carisma personal, suhonestidad, su talento, su capacidad de trabajo, su valentía y la convicción en sus ideales loconvirtieron en una figura paradigmática para los estudiantes. Todas estas características sepusieron de relieve durante su participación en las asambleas de depuración donde su presenciaresultaba indispensable debido a que en estas delicadas reuniones se juzgaban figuras destacadasy de renombre no solo en Cuba, sino también en el extranjero. En sus criterios no prevalecíansentimientos de venganza sino de justicia. Sus palabras estaban respaldadas por sus firmesconvicciones y por su honestidad. Muchos lo comprendieron así y, aun después de su muerte,continuaron considerándolo un líder.La biografía de Pablo se entrelaza con los principales acontecimientos ocurridos en Cuba en ladécada del treinta y con la historia de las luchas estudiantiles de esa etapa del siglo XX.En sus trabajos se aprecia el creciente antimperialismo existente en el país y el supuestocambio de política de los Estados Unidos hacia Cuba; la supresión formal de la Enmienda Platt;el reconocimiento de la cubanía de Isla de Pinos; la no ocurrencia de desembarcos de«marines», sino de embajadores que se entrometían todo el tiempo en las decisionesfundamentales de los endebles presidentes de la república y brindaban su apoyo a los hombresde uniforme.En sus escritos atacó rudamente a Batista y a sus seguidores. Los militares lo miraban conresquemor y, después del fracaso de la huelga de marzo de 1935, no tuvo más remedio que irsede Cuba y exiliarse por segunda ocasión. Desde los Estados Unidos escribió incansablemente afamiliares y amigos. Esta correspondencia abarca desde abril de 1935 hasta agosto de 1936.En la carta dirigida a José Antonio Fernández de Castro, fechada en Nueva York el 8 de abrilde 1935, le ofrece datos de su vida en una sintética autobiografía con el fin de que se laentregara al poeta norteamericano Langston Hughes por si este decidía traducir algún cuentosuyo:Fui uno de los seis fundadores del Ala Izquierda Estudiantil Universitaria de Cuba, en 1930. Toméparte de la famosa tángana del 30 de septiembre, reinicio de una violenta campaña contra Machado, ytuve el honor de ser herido en ella, junto a Trejo. Guardé prisión en Cuba por un total de 27 meses enlas prisiones de «La Cabaña», «El Príncipe», la Cárcel de Nueva Gerona, y el «Presidio Modelo», deIsla de Pinos. Fui, de la prisión, enviado a España, pudiendo quedarme en New York, en donde porespacio de cuatro meses, vendí «ice cream» por la calle y trabajé en una factoría de escobas. Regreséa Cuba a la caída de Machado y tomé parte en la depuración universitaria —especialmente en la deAntonio Sánchez de Bustamante—. Estuve en el ataque al Instituto por el Ejército, en el que hubomuertos y heridos. Estuve también en otro ataque a la Universidad. Tomé parte en la última huelga y,por mis ataques al Ejército de Batista, contra el que formulé acusaciones por asesinatos, en el propioCampamento de Columbia, ante un Consejo de Guerra, si me cogen esta vez me la arrancan. Huí enaeroplano para Miami y de ahí vine para New York, en donde actúo con el Club Julio Antonio Mella.[...] 14Es curioso que en esta carta, donde incluye datos biográficos que deben ser entregados para quele publiquen un cuento, sólo expone hechos de su trayectoria política y no se refiere a suproducción narrativa. Ni siquiera menciona su libro de cuentos Batey.El 18 de julio de 1936 comenzó la Guerra Civil Española. En septiembre Pablo ya está enMadrid en plena la contienda. En un inicio sería reportero pero, como de costumbre, pocotiempo después se convertiría en un activo participante. El 19 de diciembre de 1936 perdió lavida en el campo de batalla. Días antes, el 12 de diciembre, había cumplido treinta y cinco añosde edad.

En 1968 Raúl Roa expresó: «Pablo de la Torriente Brau murió en España pluma en ristre yrifle al hombro peleando por la Revolución Cubana: no en balde fue el más impetuoso, noble,arrestado y talentudo mozo de nuestra generación» 15 .Pablo, su libreta de notas y su máquina de escribir resultan una tríada prácticamenteinseparable. Su vitalidad se volcaba en sus trabajos periodísticos. A veces, por suapasionamiento, su prosa presenta algunas irregularidades: él no «pulía» sus escritos. Lossacaba de la máquina de escribir y los entregaba. No existía una segunda lectura. No se limitabaa ser un observador: era un testigo-involucrado; un espectador-activo; un participante.En sus trabajos manifestaba sus opiniones. Como Carlos Mariátegui, no presumía de ser«objetivo». Sus narraciones propician que el lector se traslade al lugar de los hechos. Describíala atmósfera imperante, la reacción del público. Sus escritos podrían utilizarse como las actas deuna reunión. Su palabra era como un bisturí que calaba hondo. Su fina percepción de la realidadle permitía captar no sólo lo esencial, sino también lo absurdo de algunas situaciones y el humory la ironía constituían armas de combate.En ocasiones pueden sentirse en sus textos las estentóreas carcajadas que, según suscontemporáneos, lo caracterizaban.Narrador y participante, no sólo contaba lo sucedido sino que se empeñaba personalmente entransformar su medio. Esto puede apreciarse claramente en su labor como periodista del diarioAhora y en su participación en la Guerra Civil Española.Intelectual musculoso. Se tomaba la vida en serio. Apreciaba el humor. Asiduo al ClubAtlético, sitio en el que practicaba deportes; socio de Pro Arte Musical, donde se deleitaba conlos conciertos de música clásica.Mediante sus trabajos periodísticos podemos conocer aspectos importantes de la historia deCuba en general, y de la Universidad en particular en el período comprendido de 1930 a 1935.En estos textos se reflejan, además de los errores cometidos, la ética viva de los valores vigentesen la Universidad de los ocho estudiantes de Medicina, de Julio Antonio Mella, de RubénMartínez Villena, de Antonio Guiteras y de Gabriel Barceló, entre otros muchos.Pablo recogió la tradición de lucha universitaria, sintetizó sus ideas acerca de la corrupción ylas injusticias en el trabajo «¡Arriba muchachos!» publicado en noviembre de 1930 en AlmaMater. Cuando escribió este artículo le faltaban pocos días para cumplir los veintinueve años deedad pero se había vinculado sólidamente con los jóvenes universitarios. Renegaba de aquellosque en un momento pelearon y luego se corrompieron. Pedía que se unieran los jóvenes y lasmujeres: «!Y que nos siga, con renovado aliento, el viejo que conserva limpia su vergüenza!».Reconocía el valor de las mujeres en la lucha y exhortaba: «¡Arriba muchachos! ¡Que sellenen las filas!… ¡Que atruenen las calles los gritos coléricos y poderosos de multitudes dejóvenes, pidiendo venganza para los caídos y libertad para los vivos!… ¡Que se aprieten lasfilas, muchachos!...» 16 . Y concluía el texto con un enérgico llamado: ¡Arriba muchachos!…Pablo nació en Puerto Rico. Murió combatiendo en España. Vivió y luchó en Cuba. Sus aulasfueron su hogar, el bufete de don Fernando, el Patio de los Laureles, las cárceles, el campo debatalla. Su Universidad, la vida.Por su trabajo «Guajiros en Nueva York», que había sido publicado en la revista Bohemia el21 de junio de 1936, le fue otorgado de manera póstuma el prestigioso premio periodístico Justode Lara.Pablo, como el Cid Campeador, continuaba ganando batallas aún después de muerto.Notas1Pablo de la Torriente Brau: Aventuras del soldado desconocido cubano, Ediciones La Memoria,Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2000. p. 51.2Raúl Roa: El fuego de la semilla en el surco, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1982. p. 109.3Véase «Expediente de Pablo de la Torriente Brau», Archivo Central de la Universidad de La Habana.4Raúl Roa: Escaramuza en las vísperas y otros engendros, Universidad Central de Las Villas, SantaClara, Cuba, 1966. p. 87.

5«Informe oficial estudiantil sobre los sucesos del 30 de septiembre de 1930», en Pablo. Páginasescogidas, (Serie Hombres de la Revolución), [Prólogo de Fernando Martínez Heredia, selección deDiana Abad], Impresora Universitaria Andre Voisin, La Habana, 1973. p. 49.6Pablo de la Torriente Brau. «Carta a Enrique José Varona», fechada en el Presidio Modelo, 18 de marzode 1932, en Pablo. Páginas escogidas, ob. cit., pp. 71-72.7Véase «Expediente de Lorenza Teresa Inocencia Casuso y Morín», Archivo Central de la Universidad deLa Habana.8Guillermo Martínez Márquez: «Semblanza de Pablo de la Torriente Brau», en Evocación de Pablo de laTorriente Brau, [Compilación Raysa Portal, prólogo de Víctor Casaus], Editorial Letras Cubanas, LaHabana, 1997. p. 59.9Ob. cit., p. 61.10Véase «Los estudiantes, conmocionados por los asesinatos del viernes, adoptaron importantesacuerdos», en Pablo. Páginas escogidas, ob. cit., p. 263.11Ob. cit., p. 261.12Olga Cabrera y Carmen Almodóvar: Las luchas estudiantiles universitarias 1923-1934, Editorial deCiencias Sociales, La Habana, 1975. p. 337.13José López Sánchez: «El Pablo de los Laureles» en Evocación de Pablo de la Torriente Brau, ob. cit.,pp. 54-55.14Véase «Carta a José A. Fernández de Castro» del 8 de abril de 1935, en Cartas cruzadas [Selección,prólogo y notas de Víctor Casaus], Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981. p. 35.15Ambrosio Fornet: «Tiene la palabra el camarada Roa», en Revista Cuba, La Habana, octubre de 1968.Véase Órbita de Raúl Roa. [Edición al cuidado de Vivian Lechuga, con selección y prólogo de SalvadorBueno], Ediciones UNIÓN, La Habana, 2004. p. 434.16Pablo de la Torriente Brau: «¡Arriba Muchachos!», [Prólogo de Nuria Nuiry], Ediciones La Memoria,Colección Palabras de Pablo. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2001. p. 6.Amistad limpia, honda y alegreRaúl Roa Kourí*El 12 de diciembre de 2001 se cumplieron cien años del nacimiento de Pablo de la TorrienteBrau, héroe de nuestra generación como lo fueron, también, Rubén Martínez Villena y JulioAntonio Mella. No en balde, en plena lucha contra la tiranía batistiana, y poco antes deldesembarco del Granma y del cierre de la Universidad de La Habana, denominamos a laAsociación de Estudiantes de Ciencias Sociales y Derecho Público con el nombre de Pablo.En aquella asamblea hablaron Juan Nuiry, presidente de nuestra asociación y vicepresidentede la Federación Estudiantil Universitaria (FEU); y Raúl Roa, compañero y amigo entrañable dePablo, a la sazón decano de la Facultad a la que pertenecía la asociación que inaugurábamos.Asistieron, también, José Antonio Echeverría, Marcelo Fernández, René Anillo, José y JulioFernández Cossío y otros dirigentes estudiantiles.La figura de Pablo nos resultaba muy cercana a todos. Había caído, por la libertad de España yla Revolución Cubana, en Majadahonda, en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama, cercade Madrid.*Diplomático cubano. Embajador de Cuba ante la Santa Sede en El Vaticano. (Todas las notas son del editor. N. delE.).Pablo se había convertido para nosotros en un contemporáneo. Sus ideas radicales, expresadascon fuerza y convicción —muchas veces subrayadas por la ironía y la coña, al referirse aalgunos farsantes de la época—, tenían plena vigencia en la Cuba de entonces, así como ennuestra América donde según José Martí tenía (tiene) aún mucho que hacer Simón Bolívar, ElLibertador.

Pablo cuenta en Batey que tuvo «[…] la desgracia de nacer frente a una de esas estatuas deColón, en que aparece siempre encaramado en un palo de mármol, con la mano sobre los ojos,como si el Almirante hubiera sido un infeliz grumete […]» 1Nacido en San Juan, Puerto Rico, el 12 de diciembre de 1901, afirmaba que esa ocurrencia lehabría de traer mala suerte cuando fuera famoso pues los cubanos iban a querer reclamarlocomo hijo —en Cuba había vivido buena parte de su existencia—; los puertorriqueños comosuyo, ya que era nieto, y orgulloso de serlo, de don Salvador Brau; y hasta los vizcaínos, loscatalanes y los mismos venezolanos: «[…] va a ser una cosa tremenda el desasosiego con quevoy a vivir en la inmortalidad» —exclamaba—. « ¡Igual que mi fatídico padrino, elAlmirante!» 2Lo cierto es que todos podemos reclamarlo como nuestro. Revolucionario cabal, fue por esointernacionalista. Atraído por la revolución española, donde palpitaban, entonces, «[…] lasangustias del mundo entero de los oprimidos» 3 , se fue a España en 1936, «[…]a marchar con lascolumnas, a tomar ciudades, a hablar con los héroes, a ver los niños y las mujeresarmados![…]», y añade, «[…]A ver un pueblo en lucha. […] A oír el trueno del cañón y sentirel viento de la metralla. […]. A estar junto al gran remolino silencioso de la muerte…» 4 .Pero más que ver, escribir y reportar para New Masses y El Machete aquella gesta impar,preludio de la guerra contra el nazifascismo, Pablo fue combatiente, capitán de milicias,comisario político a las órdenes de Valentín González, El Campesino, junto a MiguelHernández y a miles de valerosos hombres y mujeres del pueblo español.Con la mirada puesta siempre en Cuba pues, como escribió a varios compañeros antes de supartida, nada de lo que hacía podía desligarle de la brega cubana que vendría después.Mi padre, Raúl Roa García, conoció a Pablo en el bufete de Fernando Ortiz donde laborabacomo mecanógrafo y asistente del insigne polígrafo a quien le había presentado a ConchitaFernández —la famosa Concha Espina de sus cartas del exilio—, que allí había encontradotrabajo; y donde Pablo, también, había conocido a Rubén Martínez Villena, «arquetipo delintelectual de ese período» y revolucionario sin tacha.Era Pablo, nos dice Roa, «un mocetón alto, de musculatura atlética, pelo oscuro, frentedilatada, voz grave, mentón altivo, sonrisa franca, mirada diáfana y ademán suelto. De vez encuando lanzaba al aire una carcajada estentórea que estremecía los cristales de la habitación».Era, además, modesto.Roa elogió Batey con aquel desbordante entusiasmo que le caracterizaba. Pablo le habló deRubén y de don Fernando.Dados los vientos que soplaban en la isla por aquellos días, la conversación derivórápidamente hacia el tema político. En la Universidad, los estudiantes se aprestaban a la pugnaabierta contra la tiranía y el imperialismo.Pocos días después, el latigazo propinado a la conciencia nacional pero sobre todo estudiantil,por Enrique José Varona, alegando —injustamente, por cierto— que «a la juventud leinteresaban más las curvas de [Adolfo] Luque y los puños de [Kid] Chocolate» que el dramanacional, haría apresurar las cosas. En la comisión encabezada por Ortiz que se proponíaorganizar un homenaje al viejo maestro el 3 de octubre figuraban Pablo y Roa, junto a JuanMarinello, Gustavo Aldereguía, José Zacarías Tallet, José Manuel Valdés Rodríguez, ElíasEntralgo; y otros de menos fausta memoria.Machado, temeroso de sus repercusiones, suspendería el homenaje. El 21 de septiembre de1930, la asamblea estudiantil reunida en el Patio de los Laureles, decide lanzar un manifiesto ydirigirse a la casa de Varona. La fecha acordada sería el 30 de septiembre.Como es sabido la redacción del manifiesto recayó, después de varios intentos, en Raúl Roa.No se trataba de un texto de ideas marxistas y radicales pero representaba en ese momento lavoluntad de la mayoría. El ejemplar que conservábamos en nuestra biblioteca —y que mi padreentregó después al Museo de la Revolución— está manchado con la sangre de Rafael Trejo,abatido, aquel día, por un esbirro. Pablo, no obstante estar recién casado, había aceptadoenseguida sumarse a la manifestación cuando mi padre se lo pidió. Ambos se despidieronaquella tarde con un vigoroso apretón de manos.Roa recuerda:

[…] Yo iba silbando de júbilo. Había conocido a un hombre entero y verdadero. Y había anudado,también, la más limpia, alegre y honda amistad de mi vida. Juntos desafiamos las balas de losesbirros la mañana del 30 de septiembre. Juntos afrontamos los rigores de la persecución, de la cárcely del destierro. Juntos luchamos por la liberación nacional y social de Cuba. Antes de embarcarrumbo a España, me eligió para recoger y publicar sus «papeles», si no regresaba vivo del frente.[…] 5Para quien haya conocido a Roa, la amistad que mantuvo con Pablo y Rubén fue algo natural.Menor seis años que Pablo y ocho que Rubén, mi padre conoció a este último poco después queJulio Antonio Mella fuera puesto en libertad tras diecinueve días en una huelga de hambre queconmocionó al país. Le fue presentado en su casa, junto a José Zacarías Tallet y su novia Judith,hermana de Rubén, durante una reunión de la Universidad Popular, a cuyos cuadros deseabaRoa pertenecer. Según atestigua mi padre, «una simpatía profunda (le) ligó enseguida a todos.Con ese motivo (sus) visitas al centenario y amable caserón de Amargura menudearon». Porsupuesto, entonces a esa lista de afectos comunes debo agregar los de Pepe y Judith.Pablo, Rubén y mi padre compartieron una amistad trenzada en días de lucha; los dos másjóvenes veían en este más que al poeta de ancho aliento e imágenes de una fuerza secreta,honda, imperativa, al revolucionario marxista enfrascado en la batalla contra el imperialismo ypor cambiar el régimen social. Ambos reconocían el natural liderazgo de Martínez Villena enese terreno en el que coincidían plenamente.El asesinato de Mella en México, el 10 de enero de 1929, ejecutado por órdenes de Machado yen contubernio con el imperialismo yanqui, sacudió a Rubén y a Roa. Aquel denunció elcobarde atentado en un manifiesto del Partido Comunista que firmaron, entre otros, GustavoAldereguía, Sarah Pascual y mi padre, todos antiguos profesores de la Universidad Popular.Pablo —de quien Roa no tenía aún noticias— debe haberlo sentido como un mazazo dada suextraordinaria sensibilidad política y humana, y la admiración que tenía por el joven dirigenterevolucionario.Era natural, como dije, que hombres como Pablo, Rubén y mi padre fueran amigos, inclusoíntimos. Ellos se forjaron en las ideas redentoras de Carlos Marx y Federico Engels. Los tresabrevaron en el ideario del Apóstol (Pablo aprendió a leer en La Edad de Oro), admiraron aIgnacio Agramonte, El Mayor. Rubén dedicó hermosos versos al rescate de Sanguily y a loshombres del 68 y el 95.Sus antecesores fueron patriotas (don Salvador Brau, el abuelo puertorriqueño de Pablo);Ramón Roa (ayudante de Julio Sanguily, Ignacio Agramonte y Máximo Gómez) y LucianoMartínez, uno de los más sobresalientes profesores de la Universidad de La Habana.Emilio Salgari incendió la imaginación de los tres en su mocedad, cuando fueron tambiéncautivados por las peripecias del capitán Nemo y otros personajes de las obras de Julio Verne.Valoraron a Mariátegui y a Ingenieros, a La vorágine, de Rivera; y, más tarde, Pablo y mipadre, a Huasipungo, de Jorge Icaza, con quien se cartearon.Rubén venía de vuelta de Baudelaire, Mallarmé y los parnasianos franceses. Admiró, sí, elhondo fragor del Niágara en la oda de José María Heredia y su patriotismo —mejor dicho— sucubanía vertical.Cuando Pablo iba a casa de mis abuelos maternos, Marta (Beba) y Silvia, entonces las hijasmenores de don Pepe, se agarraban a sus poderosas piernas de futbolista impidiéndole caminar.Pablo se las sacudía y les gritaba: «¡Fuera satas!». Las niñas amaban a Pablo que desde suinmensa altura les hacía chistes y bromas. Una vez le dijo a mi abuela Josefina: «¡Espero un díazamparme una bañadera llena de frijoles negros!». Y cuando los pequeños Kourí terminaban dealmorzar, Pablo, que ya había vaciado su plato, engullía las sobras entre grandes risotadas.Fue también amigo de Juan B. Kourí, personaje tremendo, único profesor que opuso su voto aldoctorado Honoris Causa otorgado a Gerardo Machado por un claustro servil. Pienso que teníanmucho en común porque el viejo Kourí, que sentía profundo afecto por el autor de Pluma enRistre, fue un anticlerical irreductible; un iconoclasta, enemigo de la mentira y la superchería.Solidario con los jóvenes antimachadistasque como Pablo, Aureliano, mi padre y Pendás le visitaban, fue enemigo también, de

la mayoría de los gobiernos que se sucedieron en la república, mucho después de muerto Pablo,porque vivió para ser cubano de «Patria o Muerte».Siempre le tuve cariño y estima a Conchita Fernández, al punto de llamarle Concha Espina.Según ella, solo Pablo y yo, le decíamos así. Fue una de sus grandes amigas, cuyas cartas desdeel exilio neoyorkino testimonian el afecto y simpatía que sentía por su colega en el bufete dedon Fernando. Las cartas de Pablo iban siempre dirigidas a «la distinguida señora de Gil»,«doña Concepción Fernández y otras damas inexistentes». Zumbonamente se refería acompañeros de trabajo a quienes le endilgaba epítetos fabulosos: «el distinguido caballero donFederico», le decía a Pedro Capdevila; «el excelso padre» de Conchita, era el viejo donFernando (que no era viejo aún, pues yo le conocí adolescente y le vi escribir, decir y fabularhasta los ochenta y tantos años, siempre con salero y mala intención); y otros ex compañeros debufete podían ser: «don Miguel de Unamuno» o «don Jesús del Gran Poder».Pablo y mi padre fueron amigos entrañables, entre otros «muchachos» del Directorio y el AlaIzquierda Estudiantil, de Aureliano Sánchez Arango y su hermano Alfredo, de Carlos Martínez,Leonardo Fernández Sánchez, Gustavo Aldereguía (que no era muchacho, pero sí de izquierda),Alberto Saumell, Manuel Guillot y Porfirio Pendás. Juntos arrostraron prisiones y exilio,expusieron sus vidas en manifestaciones y tánganas.En la Isla de Pinos, La Cabaña y El Príncipe echaron las bases de una fraternidad sustentadaen los principios, en los objetivos de la lucha común por un mundo mejor. No todos fueronconsecuentes con los principios que abrazaron en su juventud, y algunos desertaron después delas filas de la revolución.Cierto que hubo grandes errores —y peor aún, monstruosos crímenes— que empañaron almovimiento de emancipación mundial encabezado por Lenin, e hicieron flaquear a muchos,dudar a otros. Algunos, empero, como Leonardo, Aldereguía, Guillot y mi padre mantuvieronsiempre sus posiciones, incluso al margen del partido comunista, en pro de una verdadera yradical transformación de la sociedad cubana.Estaban en la pelea cuando inició Fidel la epopeya de la Sierra Maestra y le siguieronanimosos después del triunfo. Pablo y Rubén no hubieran vacilado un segundo en unirse a laGeneración del Centenario. Roa fue su Canciller de la dignidad. Leonardo su representante enRoma. Aldereguía su médico eminente. Manolo Guillot historiador del partido en SanctiSpíritus. Pepe Tallet, cargado de años y tremebundos poemas, vivió y murió junto a su pueblo,junto a la huesa amada de Rubén y Judith.De Rubén, como de Mella, afirmó Pablo: «[…] Pertenecen ya a ese tipo singular de hombrespor quienes el pueblo siente el irresistible impulso de hacerlos perfectos, sin manchas y sindebilidades…» 6 .Tenían en común Roa, Rubén y Pablo su devoción por aquellos compañeros que ofrendaronsu vida en el camino de la revolución. Mientras mi padre vivió, no dejó jamás de recordar unaniversario de la muerte de Rubén, de Pablo, de Gabriel Barceló o de Rafael Trejo.Pablo vivía obsesionado con difundir la memoria del gran revolucionario venezolano CarlosAponte, insuficientemente recordado hoy. En 1936, desde Nueva York, le escribió al poetaAndrés Eloy Blanco para recomendarle que diera a conocer en Venezuela la brega de Apontejunto a Sandino. El venezolano había caído en El Morrillo, en 1935, al lado de Guiteras cuandointentaban salir de Cuba para preparar en México la continuación de la lucha revolucionaria.En 1931 casi todos pasaron una buena parte del tiempo encerrados en el Presidio Modelo. Loshorrores que allí vieron fueron denunciados por Pablo en su libro homónimo, publicado mástarde. Esa también fue época de aquilatar a los verdaderos amigos.Emilito [Roig de Leuchsenring] —escribe mi padre en Bufa Subversiva— nos ha enviado elúltimo número de Social a Pablo y a mí. Emilito es un amigo genuino y un hombre que está ensu puesto […]. Este Social nos trae la alegría de caras y triunfos de amigos muy queridos. Losretratos de Pepe (Tallet) y Chema (José Manuel Valdés Rodríguez) vienen colgados de suspáginas. También un poema de Pepe, «La balada del pan», y un trozo de una conferencia leídapor Chema, en el Lyceum, sobre el cine visto dialécticamente.Respecto a Rubén escribe Pablo a mi padre, en febrero de 1936:

[…] Era un hombre generoso. Particularmente conmigo. Siempre recuerdo que cada vez que leía uncuento mío me comparaba con algún famoso cuentista y así, fue ascendiendo en sus elogios hastacompararme con nombres que da vergüenza citar. Y es que sentía la necesidad de estimular. Cuandosalió Batey, allá por los días de la huelga de marzo, precisamente, las tres o cuatro veces que lo vi,llevaba el ejemplar que le había regalado y siempre me hablaba de algo que había leído, no meexplico yo con qué tiempo, pues fueron aquellos días febriles para él. Y de esta manera fue Rubéncon muchísima gente, a las que les abrió las oportunidades y los alentó para salir del anónimo. […] 7La caída de Machado, el 12 de agosto de 1933, como sabemos, no significó la victoria. La luchacontinuó contra otros personeros y testaferros del imperialismo. Con el fracaso, el 15 de enerode 1934, del gobierno de los Cien Días, encabezado por Ramón Grau San Martín, en el cualAntonio Guiteras y un núcleo de compañeros que le seguían sin vacilación, realizaron unaingente labor revolucionaria con el propósito de remover la estructura colonial de la república.Así se inicia la segunda fase del ciclo revolucionario, caracterizada por el aplastamientoinmisericorde del movimiento popular.Batista —escribe Roa— inicia un acercamiento, sigiloso primero, abierto después, con losmachadistas en fuga y con los antiguos dirigentes del Partido Liberal. Machado mismo, desdeSanto Domingo y con el apoyo político y material de Trujillo, prepara febrilmente lareconquista y la revancha. El folleto «Los títeres de Ferrara», escrito por Pablo, revelamagistralmente los hilos ocultos y los protagonistas enmascarados de la trama. Guiteras esperseguido, y sobre él pesa la orden de eliminarlo.La huelga de marzo de 1935 fue «la réplica desesperada de un pueblo que prefería jugarlotodo a una carta». Sería aplastada a sangre y fuego por Batista y Eleuterio Pedraza. Pablo y mipadre, que figuraban entre sus organizadores, se vieron obligados a marchar al destierro. Seentronizaba otra vez el terror como esencia del poder. Con la desaparición de Tony Guiteras seperdía —según Roa— la figura más empinada, el ánimo mejor templado, la voluntad másindomeñable, el brazo más enérgico y el espíritu más puro del movimiento nacionalrevolucionario.Son posteriores a la huelga de marzo las cartas cruzadas entre Pablo y varios de sus viejosamigos y compañeros, tanto exiliados en los Estados Unidos y México, como en Cuba, dondeRamiro Valdés Daussá, José A. Portuondo, Elías Entralgo y otros continuaban la brega ylograron organizar Izquierda Revolucionaria.El nutrido epistolario que recoge y prologa Víctor Casaus, Cartas cruzadas, demuestra lafebril actividad desplegada, entonces, por aquel puñado de jóvenes. Durante años habíaconservado mi padre, albacea de los papeles de Pablo, este vivo testimonio de aquella época.En dichas cartas se puede seguir la trama, casi sin interrupción, de los acontecimientos sobretodo por la prolijidad y acuciosidad de Pablo. Tras fundar, con Roa, Carlos Martínez, AlbertoSaumell, Gustavo Aldereguía y Leonardo Fernández Sánchez la Organización RevolucionariaCubana Antim-perialista (cuyas siglas ORCA indicaban claramente lo que pretendían hacer conlos imperialistas y sus títeres criollos), Pablo se dedicó por entero a fundar el Club José Martí—con el que pretendía aunar a los revolucionarios cubanos y latinoamericanos de NuevaYork—, y a editar el periódico Frente Único que, fechado en La Habana, era escrito en aquellaciudad y enviado de forma clandestina a nuestro país.Esa épica tarea fue realizada, casi toda, por el mismo Pablo, ya que Carlos Martínez y Saumelltrabajaban de día o de noche, y Aldereguía y mi padre, —que sí colaboraban en Frente Único—se habían marchado a Filadelfia, primero, y a Tampa después. De ahí que Pablo seautodenominara, con su proverbial sentido del humor, pero algo encabronado también, el «mulogeneral». Así, en carta a Apolonia Gomila, madre de Gabriel Barceló, le escribe:[…] Nosotros también pasamos aquí nuestros pequeños inconvenientes, pero como tenemos buenánimo, nos vamos defendiendo y todavía no hemos perdido del todo nuestro buen humor que, en mí,era como el escudo de mi salud intangible. Era y es, porque todavía, por fortuna, no lo he perdido. 8Y más adelante agrega:

Siempre me acuerdo de Gabriel. Pensando en esto algunas veces he decidido no escribirle, pensandoerróneamente que ello pudiera reavivarle la pena. Sin embargo, yo sé bien que esto la alegra; que laalegra saber que siempre pensamos en él, como si estuviera allá o como si estuviera aquí, siemprepresente. Ud. nos ha dado a todos una lección de resistencia al dolor y por eso nunca la olvidamos yla queremos. Por eso, y por ser la madre de Gabriel. 9A su madre, Graciela, escribe Pablo en noviembre de ese mismo año:Recibí a su debido tiempo tu carta tan pesimista. Yo no te hago caso. Tu pesimismo es muy cómico.Es el cómodo pesimismo de los que no luchan. [...] cuando uno lucha todo lo ve distinto. Y, endefinitiva, yo no hago nada para que me lo agradezcan ni me recuerden. Si trabajara en este sentido,hace tiempo que sería un bribón más y estaría muy cómodo en Cuba, candidato a algo, a lo mejor.Por el contrario, algún día me darán cuatro tiros muy bien dados, y moriré tranquilo, satisfecho dehaber empleado la vida de acuerdo con mi conciencia. 1 0Los «ahorcados» —como jocosamente llamaba Pablo a los miembros de ORCA— enderezaronsus esfuerzos, desde el inicio, para tratar de reunir a las fuerzas revolucionarias (o que seproclamaban como tales) en un frente único. De ahí los contactos personales y epistolarios conlos dirigentes del Partido Comunista, el Partido Auténtico, Joven Cuba, APRA, PAN y otrosgrupos, que se sucedieron entre 1935 y 1936. Aureliano, Pendás y Guillot habían ingresado aJoven Cuba, para «tratar de salvarla», y radicaban en México; Emilio Laurent —uno de losmejores elementos del Partido Revolucionario Cubano— mantenía una consecuente postura;Juan A. Rubio Padilla también. Otros, sin embargo, entre ellos Guillermo Martínez Márquez,trataba de arrimarlos «a la brasa de la sardina auténtica», como advertía mi padre a Pablo porcarta tras una larga conversación.Entre afanes y ajetreos revolucionarios, había tiempo (escaso, desde luego) para otroscomentarios. En diciembre de 1935, en una larga carta a mi padre sobre asuntos de trabajo,exclamó Pablo:Ah, carajo, olvidaba decirte que he leído tu libro, que me parece estupendo y que es una lástima queno se pueda leer en Cuba. Lo mejor del libro es que se parece a ti, desordenado, brillante, inquieto.Tiene cosas magníficas y cosas maravillosas [...]. Leonardo piensa que tú eres el primer escritor deCuba. Yo pienso lo mismo. Me dijo Leonardo que los apristas en Miami, comentando tu libro,ironizaban diciendo que a juzgar por él, entre tú y Aureliano habían tumbado a Machado. Cuandollegue el caso puedes decirles que si eso no fue así, por lo menos sin el aporte de ellos bien pudo ser,en cambio… 1 1Inmediatamente después arremete contra el libro de un tío de mi padre, al que critica duramente,por su posición pro-yanqui: «[…] Tiene talento tu tío —reconoce Pablo—. Y por eso mismo seme ha aproximado más al fusilamiento»[…] 1 2En su respuesta, mi padre coincide con esta apreciación de Pablo, no obstante tener por aqueltío hondo cariño. Pero así eran de descarnados, a fuer de sinceros, los juicios de aquellosjóvenes que aspiraban a cambiar al mundo de fase. Por eso instruye a Alfredo Sánchez Arangoque viajaba a Cuba, para distribuir Frente Único entre las organizaciones antibatistianas,advirtiéndole que tuviera cuidado a cuáles contactaba. «Hay que preferir —le dijo— a lasorganizaciones obreras y estudiantiles sobre las políticas, de peor estructura moral».No obstante las gestiones, no cuaja la conferencia para el frente único, que Pablo y Roaconsideraban, junto con los otros dirigentes de ORCA, imprescindible convocar ya a finales de1935. En carta a mi padre, afirma Pablo:Me parece que ya son responsables de los crímenes en Cuba, tanto como Caffery y comparsa, los quese oponen a la concertación de fuerzas revolucionarias con un propósito determinado. Y me parecetambién, que pronto será la hora de comenzar la denuncia. […] 1 3Tampoco avanza, en 1936, el Partido Único de Izquierda, en cuya armazón teórica ha venidolaborando Roa. Pablo y mi padre intercambian opiniones sobre este proyecto; al primero lepreocupa que el PU [Partido Único] pudiera:

[…] propiciar el control del movimiento proletario por un organismo en el cual —a mi juicio— ibana tener decisiva influencia los «Auténticos», que no son sino la extrema derecha de la revolución. Eneste sentido nuestra responsabilidad es extrema, tanto más cuanto que vamos a ser los iniciadores detal movimiento. 1 4Los conocedores de nuestra historia saben de aquellas peripecias y frustraciones. Ni el frenteúnico, ni el Partido Único de Izquierda, ni un verdadero movimiento de rescate revolucionariose abrieron paso entonces. Mi padre y otros compañeros regresaron a Cuba, a continuar la lucha—él desde IR [Izquierda Revolucionaria], con Ramiro y Portuondo—, a develar lascontradicciones del mundo politiquero criollo, intentando reforzar las filas de quienesproyectaban una revolución socialista. Pablo, desde julio, pensaba ya en irse a España o a Cuba.En agosto le escribe a Miguel A. Quevedo, director de Bohemia, que se marcha a España, comocorresponsal de New Masses.Desembarcaría en El Havre a principios de septiembre. Con Leonardo Fernández Sánchezasistió al Congreso de la Paz celebrado en Bruselas. Y no deja de visitar Brujas, la muerta, sobrela que tanto conversó con mi padre en presidio. Pasó cerca de una semana en París y se hospedóen el Hotel du Nord, probablemente el famoso de la novela homónima y posterior película deJean Gabin, cosa que agradaría sobremanera al autor de Pluma en Ristre y que afirmó en cartasde la época. El 25 de septiembre arriba a Madrid, para caer el 19 de diciembre, justo una semanadespués de cumplir 35 años, con la cara vuelta al infinito, la frente luminosa y un alelíreventando la camisa.Pablo había encomendado a mi padre el cuidado de sus papeles, «por si no regresaba vivo deEspaña». Roa escribió en 1949:[…] Ni siquiera ha regresado muerto: los zumos de su huesa aún alimentan los surcos ensangrentadosde España. Había sido el primer hombre de América poseído por la fiebre de la revolución española.Y será, por eso mismo, el último en abandonar aquella tierra impúdicamente vendida de «río a río, demonte a monte, de mar a mar». 1 5Pero no ha sido así, porque aunque los restos de Pablo se hallan seguros en España guardadospor manos amigas, él vive entre nosotros más que nunca. Porque no es verdad la muerte cuandose ha cumplido bien la obra de la vida. Y en nuestros milicianos —que en los añosfundacionales iban a las trincheras cantando canciones de la Guerra Civil Española, la famosaKatiusha del Ejército Rojo y «Cuba sí, yanquis no», del joven colombiano Alejandro Gómez—en los combatientes de las FAR y el Ministerio del Interior, en «el pueblo uniformado» deCamilo Cienfuegos, resonaban las alegres carcajadas de Pablo y sus valientes alegatos contra losfascistas y requetés, cuando les increpaba desde el parapeto republicano a sólo un centenar demetros de distancia del enemigo.En España se jugaba, entonces, el destino de la humanidad. No fue por azar que cerca de milcubanos se inscribieron como voluntarios en las Brigadas Internacionales, junto a cuarenticincomil combatientes de otros países. Nuestro pueblo sintió esa guerra como suya, apenas cuatrodécadas después de concluida la contienda independentista de 1895, que nos convirtió ensemicolonia yanqui. Y por eso tenía razón Pablo cuando afirmaba que luchando por Españaluchaba también por la liberación de Cuba. Sus compañeros, aquí, lo entendieron así y utilizarontodos los espacios posibles para defender públicamente a la República Española, como losgrandes mítines realizados en La Polar, para combatir al Mussolini tropical del patio,entronizado por Wall Street y sus ejecutivos en Washington.Al conmemorar el centenario de su adviento, cuando el San Juan hermano, pugna aún contrala dominación yanqui, podemos decirle a Pablo que ya somos legión los que defendemos lapatria soberana y el socialismo en Cuba. Y que nuestro pueblo, como él en Punta Brava, haplantado a lo largo y ancho de la isla maravillosos árboles de todo tipo, frutales, desde luego,pero también árboles del conocimiento, de la ciencia y la cultura, y que con Fidel y con elpartido hemos puesto, como quería Martí, la justicia «tan alta como las palmas».

Notas1Pablo de la Torriente Brau: Cuentos completos, Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo.Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 1998. p. 41.2Ibíd. p. 413Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus],Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, LaHabana, 1999. p. 55.4Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, ob. cit., pp. 55, 56.5Roa Raúl: «Los últimos días de Pablo de la Torriente», en Pablo: 100 años después, Ediciones LaMemoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2001. p.135.6Pablo de la Torriente Brau: Realengo 18 y Mella, Rubén y Machado, [Prólogo de Gustavo Aldereguía],Ediciones Nuevo Mundo, La Habana, 1962. p. 125.7Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1936, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2004. p. 52.8Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1935, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2004. p. 157.9Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas, Correspondencia 1935, ob. cit., p. 157.10Ibíd., p. 196.11Ibid., p. 229.12Ibíd., pp .229-230.13ob. cit., p. 252.14Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1936, ob. cit., p. 33.15Pablo: 100 años después, [Prólogo de Víctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras dePablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2001. p. 135.Érase un amigo llamado PabloPedro Prada*Entre 1993 y 1998, y hasta hace muy poco, tuve el privilegio de entrevistar a la veteranarevolucionaria cubana Conchita Fernández Correa, más conocida como secretaria de donFernando Ortiz, de Eduardo Chibás y de Fidel Castro.Quiso el cubano azar, ese raro sortilegio que nos persigue, que esa mujer hubiera unido suvida a tres de los hombres más insignes de la República de Cuba en cada una de las etapascruciales del siglo XX.Su vida, maravillosa síntesis de cómo el mérito busca al mérito, hubiera sido probablementeotra si en las viejas calles de La Habana —que hoy nos acogen y que entonces vivían el apogeoeconómico, político y cultural de la época— no hubieran coincidido una niña y un joven que,por proceder ambos de tronco puertorriqueño y practicar los ritos sociales de esa pequeñacomunidad de emigrados, se identificaron desde muy temprano y unieron sus destinos con el deCuba.*Periodista. Funcionario del MINREX. (N. del E).Nunca tuvo Conchita recuerdo fijo de su primer encuentro con Pablo, aunque asegura queeran amigos desde 1925, veinticuatro años él, trece ella. Es posible que las madres de ambos,coincidentes en las tertulias de comadres y trajines domésticos del barrio de San Isidro, loshubieran puesto a la una de la mano del otro desde muy temprano, porque ni siquiera Ruth de laTorriente, contemporánea de Conchita, y a quien alguna vez interrogué al respecto, guardarecuerdos de ello.

El caso es que ya, con trece años, Conchita iba con Pablo a las tertulias del Club Atlético, undesaparecido espacio deportivo, cultural y social de la capital cubana que estaba en la calleMontoro, cercano a Ayestarán y Carlos III, donde se empezaba jugando pelota y leyendo poesíay se terminaba hablando de las frustraciones de la república.He imaginado ese viaje, en un tranvía como el que manejaba el padre de Conchita, El Rubio,un gallego terco y enamorado, de bigote engominado y almidonada levita. La ida: todo risas ychoteo, entre Pablo, sus hermanas y Conchita; también los amigos y amigas que se sumaban —asaber, Dalia Iñiguez, Tina Pérez Poncet y Teté Casuso—, todas estudiantes normalistas, cuyaprincipal motivación era «ir a ver a los varones jugar fútbol, o a conversar y reírnos con susocurrencias». La vuelta: discusiones encendidas al calor de los sentidos enervados por el verbode los inquietos y atléticos jóvenes exminoristas, o los pioneros de la Revista de Avance,muchos de ellos pichones de revolucionarios que acudían a las citas del club.Conchita miraba a Pablo alelada: era su ídolo, su maestro, lo tenía en un pedestal. Ni lospadres, ni el pequeño hermano, recién nacido, competían con el cariño que sentía por Pablo. Noes extraño, a esa edad la infancia transita a una pujante pubertad y el adolescente prefiere alamigo. En esa edad de sentimientos confusos, nada se aprecia más que un buen compañero,sobre todo si este goza del placer de serlo y de entregar a su contraparte todo lo que es capaz dedar, como lo hacía Pablo.Me he preguntado más de una vez sobre el significado de ese afán pedagógico de Pablo en1925, con su pequeña amiga, once años menor que él, aunque madura para su edad, alescucharlo hablar de sus viajes a Oriente, de donde luego le brotaría a raudales la inspiraciónpara los cuentos de Batey, o gozar ambos en aquellas tertulias y mítines del Club Atlético, frentea oradores de la talla de Julio Antonio Mella.Mejor cito a la propia Conchita: «Pablo siempre aseguraba que el ambiente al que proponíaincorporarme era muy distinto de todo lo que vivía el país, en medio de la tiranía de Machado, yno me defraudó [...]. Él era de los que nunca defraudaba» 1 .Me he figurado a esa muchachita, tan terca como inquieta, pasmándole el romance con Teté, osiguiéndole la pista a su amigo en diciembre de 1926, cuando Mella agonizaba de hambre; yverlo llegar eufórico, hablando de un tal Rubén que le había dicho «asno con garras» al tirano ensu propia cara. ¡Qué casualidad de la historia! Aquella tarde, en el mismo parque Zayas, dondenumerosos miembros del Comité Prolibertad de Mella comentaban acaloradamente la discusiónfamosa, estaba también quien luego sería el segundo jefe de Conchita: un estudiante bajito yfornido que vociferaba como el que más tras sus azules ojos miopes: Eduardo Chibás.Fue de la mano de Pablo de la Torriente que Conchita ingresó al célebre bufete de donFernando, aquel templo con una larguísima escalera de mármol, que a ella siempre se le figurócomo el camino hacia el Olimpo. Un 29 de marzo de 1929 la recibió un muchacho de ojosverdes, ojeras y un bucle rubio en la frente, como solía siempre contar, todo correcto, decente,que no se correspondía con la imagen que ella suponía del increpador de Machado, y que, depronto, desdoblándose en un cubano rotundo grito, dijo: «¡Paaabloooo! aquí llegó la Conchaque tu estabas esperando».Era Rubén Martínez Villena, quien tras haber traspasado a Pablo sus deberes junto a Ortiz,seguía frecuentando el lugar y animando polémicas, incluida una segura, que Conchita nopresenció ni de la que existen pruebas documentales, pero que aquella tarde tiene que haber sidomotivo de grandes bromas y carcajadas que se escucharían en todo San Ignacio, cuando Pablose presenta como el preceptor de aquella rubita a quien por flaca llamaba Concha Espina, comola célebre escritora española.Al menos queda como evidencia culposa un diálogo de tres que cito tal cual me lo narróConchita:Ortiz: —Yo no puedo tener una niña de trece años aquí.Conchita: —No, doctor, yo tengo dieciséis.Ortiz (dirigiéndose a Pablo): —Es tan flaquita.Conchita: —Doctor, yo me dejo crecer el pelo y engordo, pero déjeme trabajar.

Pablo (divertido): —Mire doctor, realmente ella va a cumplir diecisiete años dentro de unos mesespero necesita empezar a trabajar. Es paisana mía, probémosla por una semana con uno de losabogados; se la garantizo.El problema es que, según me confió la propia Conchita, 1929 era un año de ruptura para elempleo femenino en Cuba; y Pablo, presuntuoso, presumido y enamorado hasta los tuétanos desus mujeres, aseguraba irreverente que él no quería saber nada del sexo bello y que si tenía unahija: «¡Te juro Concha que la ahogo al nacer, te lo juro!».Y luego, frente a la cara de susto de Conchita, otra carcajada. No podía ser posible queaquellas manazas que soñaban acunar una niña se atrevieran a tanto: contrariamente a lamayoría de nosotros, que aspiramos a ser perpetuados en un varón, Pablo soñaba con que delamor suyo con Teté naciera una hembrita.Y por eso, también, Pablo era extraordinariamente amoroso con sus hermanas, con sumadre… con Conchita.Ella nunca tuvo la oportunidad de ver conversar a Rubén y a Pablo, pero por los cuentos delsegundo y por lo que escribió luego Roa, afirmaba que debió ser uno de los diálogos másinteligentes que se haya escuchado jamás. La cito nuevamente:Ambos defendían el uso honrado y valiente de la palabra y, conociendo como conocí a Ortiz, yescuchando y leyendo como escuché después a Rubén, uno se da cuenta del significado de aquellarelación. Eran amigos entrañables a pesar de ser tan distintos: Rubén más intelectual, reservado, serio,pensando siempre mucho y con una lengua como navaja de barbero; y Pablo escandaloso, bromista,abierto, sin mucho tiempo para pensar sino escribiéndolo, diciéndolo y haciéndolo todo a la vez.Cómo lograron esa armonía es para mí un misterio; tal vez fue el mutuo respeto que se tenían.Hay una descripción casi de cine, que hace Roa en El fuego de la semilla en el surco, del primerencuentro entre Pablo y Rubén (no se las voy a contar, mejor leen a Roa o lo releen en Conchita,porque me obligó a incluirla en su texto) 2 .Luego andarían juntos buscando formas de ayudarlo durante sus evasiones de la policía y susreclusiones hospitalarias, hasta su envío a Rusia. Concha lo narró así:Pablo y yo fuimos a ver a Luciano Martínez, el padre de Rubén, para pedirle dinero y comprarle unabrigo pero el viejo empezó a protestar… Él no tenía la culpa de haber tenido, como hijo, un segundoMartí y qué se yo cuantas cosas más. Ellos dos tenían una relación muy difícil no sólo por el hecho deque Rubén había radicalizado sus ideas sino porque el padre, debido al celo propio de su condición,no entendía el sacrificio de Rubén hasta llegar a la inmolación, a pesar de que él mismo había sido unluchador. Entonces Pablo y yo empeñamos prácticamente nuestros salarios y, entre ambos, lecompramos el abrigo negro con el que aparece en la foto en el sanatorio del Cáucazo, que, por cierto,se la dedicó años después a su hija Rusela…En otro de sus testimonios, Conchita rescata la visión que tenía Rubén de Pablo:Siendo él mismo un escritor y poeta indiscutido, siempre hablaba con mucha admiración de loscuentos y artículos de Pablo, con un cariño y un respeto muy sinceros. Lo comparaba con otrosgrandes escritores que al propio Pablo le daba pena contar. Se veía que entre ellos no sólo existía unaextraordinaria amistad, sino un enorme respeto profesional por sus respectivas obras, tan distintas enlos estilos y tan común en las metas. Jamás los vi discutir ni criticarse porque una frase o una palabrade uno no le gustaran al otro. Sus discusiones eran de conceptos, de ideas sobre la revolución, que yológicamente observaba pero no entendía todavía ni jota. Ni el propio Ortiz, a quien tanto respetaban yadmiraban, se salvó de sus debates en el bufete; se decía que los encontró una madrugada «haciendotalco» una conferencia suya. Sólo con el tiempo y viendo actuar a muchos otros en distintas épocasfue que me di cuenta del significado de esa rara hermandad humana, intelectual y política que huboentre Pablo y Rubén.Pero no hagamos este relato tan serio pues entonces perderemos a Pablo. De esa época seacumulan anécdotas como la del descubrimiento por Conchita del otro significado del vocablo«mojón» (el que marca los kilómetros en las carreteras):

Le pregunté bajito a Pablo y ahí mismo me salé; se armó el gran relajo. Empezó a llamar a todos, aPedrito Capdevila, que era tremendo mecanógrafo, mi maestro, y tremendo amigo hasta que murió;también llamó a Rubén, que estaba en ese momento en el bufete y hasta el propio don Fernando,quien al final me explicó qué cosa era un mojón de camino. Pablo sólo hacía reírse…Otras veces la trastada venía en el rapto del huevo hervido del almuerzo, la desaparición de lamitad de un pan, de un chocolate y hasta una tableta de maní entera; y Pablo, serio eimpertérrito, marcados aún sus carrillos y buró por las huellas del delito, juraba por todos lossantos y patriotas que ni sabía ni había visto nada. Sólo cuando ya se sentía traicionado por larisa confesaba su pecado, se declaraba vencido y, en el mejor de los casos, le ponía un mediosobre la mesa, porque lo más seguro es que se comiera de un bocado lo que no había alcanzadoa tragar.De esa etapa es también un manuscrito hallado entre los papeles de Conchita Fernández, cuyooriginal fue entregado a la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado y la copia a esteCentro, del cual sólo me limito a citar un fragmento:¡…Oh, Conchita, que interrumpes el vaso flamígero de mi imaginación, turbulenciada por lasexequias festivas de mi «Luna de Miel», ¡cuan culpable eres, oh tú, la de la cabellerarizopermanenteada a fuerza de las filtraciones acuosas de las tuberías viboreñas, ¡cuán culpable eresde que esta oda del más fino estilo postmodernista, no alcance las cumbres más señeras y distanciadasde la inspiración…Entre las pasiones de Pablo y Concha estaba irse por Obispo y por O’Reilly a conocer gente.Simple y extraordinario acontecimiento: conocer a otros seres humanos. En esas andanzas, a lasque no pocas veces se sumaba el siempre desbordante Raúl Roa, descubrieron a AntonioGattorno —el futuro autor de los guajiros que asombrarían a Nueva York—, a Fidelio Ponce y amuchos otros llamados a inscribirse en el cielo de Cuba. También se iban a los gallineros delTeatro Auditorium —hoy Amadeo Roldán— donde ella, que había nacido entre repiques detambor de un solar, aprendió con él a deleitarse con los clásicos.En sus memorias, Conchita confesaría:Nunca olvidaré cómo lo emocionó que le llevara a una de las visitas en la cárcel el programa de unconcierto al que yo había ido y en el que interpretaron la Sinfonía del Nuevo Mundo, del compositorcheco Dvorák, que era su música preferida. Decía que esa noche iba a dormirse soñando con ella.Con frecuencia, este Pablo ciclónico, recién casado, ya bullente en la revolución, le pedía: «Metienes que ayudar Conchita, yo no tengo tu velocidad», y para que Pablo pudiera escribir susartículos para los periódicos, ella le transcribía las cartas personales que le encargaba Ortiz,firmadas bajo el seudónimo del Iyamba…Mientras Conchita tecleaba en complicidad para protegerle las espaldas a Pablo, este se iba alperiódico Línea a llevar sus artículos. Al regreso, Pablo siempre revisaba el trabajo, sobre todoal comienzo. Muchas veces la acompañaba a La Víbora, donde ella residía por aquel entonces, yluego seguía a su refugio de amor en Punta Brava para retornar al siguiente día al bufete de LaHabana Vieja.Años después, cuando la confianza entre Conchita y Ortiz alcanzara niveles ejemplares, ellaconfesaría al sabio sus pecadillos y él le haría saber, sin entregar a Pablo, que todos erancómplices en aquel bufete, que sabía de las andanzas de cada uno, además de los propios, queera instigador y responsable de sus actos y los protegía a todos.Por eso, Conchita secunda gozosa a Pablo para ir a recibir el bautismo de fuego en la tánganafamosa del 30 de septiembre de 1930. Es Conchita —con cara de «boba desafiante»— quienentra aquella tarde al Hospital de Emergencias donde agoniza Trejo y yace herido en unacamilla su carnal, que la recibe con una pregunta alegre: «¿Ya te dijeron a cuántos les metí unguantazo?».Es Conchita quien esconde las pruebas de las conspiraciones de Pablo antes de los registros enel bufete de Ortiz, quien peregrina a la loma de El Príncipe con la misma puntualidad y riesgoscon que casi veinte años después lo hará por Chibás, y quien enfrenta los registros en su casa,donde la policía machadista pretendía hallar pruebas para inculpar a Pablo. Ella estará en los

juicios del caballero de larga cabellera y barba que —como un Dios griego— se ha paseadoesposado pero altivo y digno desde la estación de trenes hasta la cárcel habanera.Y es Conchita quien definitivamente sustituye a Pablo cuando este va al presidio, para queconserve su salario y pueda seguir Teté manteniendo el hogar común, a la vez que ella le envíabuena parte de sus reclamos periodísticos y literarios.Ya libre del presidio, en el efímero tiempo que pasó en La Habana, antes de marchar al exilio,Conchita lo recuerda así:En la mañana o pegado al mediodía pasaba por Muralla, donde yo vivía en esa época, en un cuartocon una división de madera, me pegaba cuatro gritos con aquel vozarrón que tenía: —¡ConchaEspinaaa, Concha Espinaaa!, y si mi madre se asomaba al balcón le decía: —¡Paisana, ¿tiene algopara mí? ¿Hizo bastante potaje hoy?, pa´que le eche agua, que voy pa´llá arriba!, y subía y se sentabaa conversar y a bromear. Se disparaba el plato de potaje o si no, un vaso de maltina con lechecondensada, y me atormentaba a preguntas sobre el bufete, lanzándome a la cara sus planes e ideas, ytambién, contándome parte de sus andanzas y sustos revolucionarios, como el día en que él y Roatuvieron que correr por todo Obispo y Mercaderes, huyéndole a un policía, porque andaban concartuchos de dinamita en los bolsillos, y él se reía haciendo el cuento, porque decía que el policía nosabía que estaba entrenando para competir en las Olimpíadas.Muchas veces aquellas conversaciones terminaban en confesiones del presidio, del que decíasentirse enfermo de por vida. Quizás por eso, al exorcizar sus fantasmas pudieron brotaraquellas páginas inmortales de «La Isla de los 500 asesinatos» y Presidio Modelo y, como nosrecuerda Conchita, esperan aún por el guión cinematográfico en que Pablo quiso transformarlasy no tuvo tiempo de escribir.Nadie se imagine conversaciones estiradas: ahí están las cartas, recogidas cuidadosamente porVíctor Casaus, que nunca se sabe si son bromas, si son conspiración o qué urden bajo sus,muchas veces incomprensibles, renglones. Son los diálogos entrecortados y escondidos delregreso tras la caída de Machado, del diálogo mudo tras la muerte de Rubén, en que sólointercambian duras y desoladas miradas mientras otros se abandonan al dolor. Son los otrosdiálogos entre Ortiz y Pablo que Conchita conduce, sin ser propiamente la interlocutora, ya en elexilio segundo previo a su partida a España:Era un correo oral, extraño y cómplice, —relata Conchita— en el que empezábamos hablando delbufete y terminábamos comentando cualquier tema y, en primer lugar, las cosas que estabaescribiendo para Ahora. Es que ya para aquel momento el doctor Ortiz tenía un gran respeto yadmiración por Pablo; decía que ya sabía andar por la vida, y lo hacía en el mismo tono de orgullo, yno de ese paternalismo tutelar que nos revienta a los cubanos, de la misma manera que lo pudieradecir un padre de un hijo que ha criado y educado.Conchita siempre se reprochó no haber sacado un extra para comunicarse más directo y seguidocon Pablo en el momento cumbre en que este cruza el océano rumbo a España.Implicada hasta las últimas consecuencias en la vida política y social del bufete de Ortiz, estáenamorada y va a contraer nupcias por primera vez.Quizás por eso me dolió tanto la noticia de su muerte, que llegó primero como un rumor, hasta quefue absolutamente confirmada. Creo que lo supimos un día de Nochebuena, una semana después dehaber ocurrido. Ortiz estuvo varios días sin hablar y sin ir por el bufete. Y cuando se apareció estabaseco, distante e insoportable. Yo, para qué te voy a decir: no quería creerlo porque no concebía que sepudiera matar a la vida. Pablo era la vida misma. Él decía que nadie le iba a cerrar los ojos sin queantes no contara todas las cosas maravillosas que había visto y no podía entender que no me lascontara a mí, que me lo había contado todo, y que lo pudieran matar así como así. Bueno, con tantosgolpes que me dio la vida, como dice el poema, todavía no lo entiendo. Valga esta memoria quetengo y que me lo ha preservado vivo, con su «edificio tronante de guerrero», como lo describióMiguel Hernández.Lo demás, amigos, es leyenda y es historia, es vida y combate.

Este es el recuento de una amistad demiúrgica en la que cada acto de fraternidad devinoaprendizaje hasta dejar a uno canonizado en la memoria de la otra, según su propio decir. Lahistoria de dos amigos como pudieron serlo Martí y Mercado, Roa y el propio Pablo, Abel yMelba, Raúl y José Luis Tassende, Camilo y Che, Celia y Fidel.Nada más añado. Sólo pido que en celebración de esa relación, amigos todos también dePablo y de Conchita, gocemos —como si estuviéramos en el gallinero del Auditórium,comiendo maní crocante que escondimos en los bolsillos al entrar—, la música preferida deambos, la coda final de la Sinfonía del Nuevo Mundo.Notas1Todas las citas sin enumerar corresponden a entrevistas realizadas por el autor a Conchita Fernández. (N.del E.)2Véase Raúl Roa: El fuego de la semilla en el surco, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1986. (N.del E.).Capdevila, el secretario sin carteraLuis Machado Ordetx*No me quedan dudas ningunas sobre las altas condiciones que posees paracumplir cualquier encomienda. Si algún día llego a mariscal, te nombraré miayudante.Pablo de la Torriente BrauEste trabajo es fruto de mucho esfuerzo, de mucha investigación. El contraste de fuentesdocumentales se hizo, sobre todo, con la idea de restituir e incluso buscar toda la obraensayística y periodística del folclorista Pedro Capdevila y de destacar su relación con Pablo.Precisamente en agosto de 1936, después de un lustro de ferviente correspondencia, Pablo leescribe a Capdevila: «[…] No me quedan dudas ningunas sobre las altas condiciones que poseespara cumplir cualquier encomienda. Si algún día llego a mariscal, te nombraré mi ayudante.[…]» 1 .Pedro Capdevila Milián 2 , mi coterráneo, es quizás uno de los más insustituibles y fielesamigos de Pablo de la Torriente Brau. Un rostro oculto, con ojos de centella, discreto yorganizado en deberes y atributos del que empeña la solidaridad y la estimación, aunque en elpropósito se arriesgue la vida, descollaron como prendas estimables de su probidad y fidelidad.Jamás estuvo, en última instancia, dentro de las fuerzas juveniles que enfrentaron escaramuzascontra los porristas machadistas y los acólitos yanquis. Tampoco figuró en la nómina de losencarcelados, aquel 16 de septiembre de 1931, para la inauguración del Presidio Modelo, de Islade Pinos, y mucho menos se enroló en un exilio forzoso.*Periodista e investigador. Obtuvo el Premio Memoria 1999 por su proyecto testimonial «La espiga ignota». (N. delE.). (Todas las notas, salvo indicación de lo contrario, son del Autor).Nunca pensó, tal vez, incluirse en las Brigadas Internacionales de España y, por supuesto,ningún bombardeo lo dejó tendido sobre el fértil campo de una comarca o las ruinas de unaciudad mutilada por la miseria guerrerista.A pesar de su juventud, del ambiente bullanguero de La Habana, y de los sobresaltos políticosy las penurias económicas, atestiguó en la protección de Martí que: «[…] hilamos, donde no senos ve, [porque] tenemos voces que llegan. [Y] le robaremos, con nuestra prudencia, la sangreal cadalso […]» 3 .De ese modo, imbuido del espontáneo proceder por sentirse útil, Pedro Capdevila Melián, elmecanógrafo —asistente en el bufete compartido por Fernando Ortiz, Oscar Barceló y Manuel

Giménez-Lanier —, se irguió como un hombre capaz de componer las espinosas gestionestraspasadas por Pablo de la Torriente Brau, desde los recónditos sitios donde el revolucionarioancló como cubano inspirado en la literatura y la beligerancia del internacionalista.Casi adolescente, y después de un regreso efímero y forzoso a su natal Placetas, en la antiguaprovincia de Las Villas, Capdevila se instaló en San Juan de los Remedios, donde el abogadoHumberto Arnáez lo guarece como oficinista auxiliar. La única forma posible, se dio cuenta, deayudar a la familia en el sustento y principiar en otras propuestas, dependía del forcejeo y delacatamiento competitivo junto a una cuartilla en blanco, la Underwood y los términos jurídicos.Caviló hacerse abogado pero percibía la imposibilidad académica por los gastos que originaría.El escribano que labra, se yergue con sorprendente rapidez, limpieza, precisión y ortografía.Atónitos tiene a sus émulos, cuando, a finales de 1928, con apenas 21 años, los hermanosremedianos Manuel y Joaquín Giménez-Lanier lo conminan a abandonar el pueblo y radicarseen La Habana. El joven, apto para acariciar el teclado con una velocidad y limpieza inusitadas,no vaciló dos veces, y sin la congoja que coerce al guajiro, se vio enclavado en una de las salasdel edificio Abreu, en O’Reilly esquina a Mercaderes, donde radicaba uno de los prósperosbufetes de la capital: aquí reafirma la laboriosidad y se aprecia como fraterno colaborador.La capital, inquietada, crispada y anonadada, no lo petrifica, y la algarabía de los colegassopesa las desgracias materiales o espirituales que lo asisten. El ángel aletea, escudriñandoespacios, al agenciarse la mirada del curioso, impuesto del ánimo de la sabiduría. Circula, de unapasionamiento a otro, placentero por las instrucciones que conceden los mentores de laabogacía, y se resiente por la visión maniquea que otea entre la opulencia y la miseria de lasbarriadas aledañas.Va a las redacciones periodísticas donde «aprende» y colabora en las sesiones artísticas yliterarias que auspician las instituciones culturales, y de pronto, sin discernirlo, está inmerso enlas polémicas que sustenta la lucha antimachadista.Un colega —dotado de responsabilidad y amabilidad, propio del que se ampara tras elgusanillo pedagógico, polvorea la tierra fértil—, lo convoca a todas partes, y con sistematicidadse les contempla juntos en peñas deportivas, tertulias culturales y ratos de ocio.Pablo de la Torriente Brau, el secretario de Fernando Ortiz, le sirve de cicerone en lascorrerías, mientras otros mecanógrafos y abogados ordenancistas del bufete, asientan la forja dela personalidad de Capdevila Milián. La sinceridad y la fidelidad, entre uno y otro joven, jamásse descosieron, y puntearon una impronta indicadora para la cultura cubana.Importantes epistolarios, resplandecientes y lúcidos, suscritos a raíz de los sucesos del 30 deseptiembre de 1930 —cuando de la Torriente Brau fue detenido en El Príncipe, y luego enviadoal Presidio Modelo—, dan cuenta de una soberana amistad. Del pupilo del villareño brotaba el«ímpetu campechano de los hombres viriles», del que habló Martí, hecho que el otro reparó deinmediato.Acaso, si no fuera por la conservación de esa documentación —custodiada con celo porCapdevila o personas relacionadas con los acontecimientos—, un exquisito trazo de lasinstrucciones a acatar, las estrategias y tácticas del combate, la descripción de los horrores ypenurias del confinamiento, y una cantidad considerable de la obra narrativa y epistolar delauxiliar principal de Ortiz, se habría esfumado, perdido…Justo en la página enfebrecida, que sirvió de portada al prólogo que escribió Pablo, paraVersos míos de la libreta tuya, el poemario preparado por su esposa en 1934, aparece unadedicatoria: «Para Capdevila, el mejor y más constante amigo nuestro de aquellos días oscuros,de prisiones y penas» 4 .Un decenio después, en Los Ausentes, Teté Casuso, revirtió la embestida de las recompensas,y puntualizó: «Para ti […], a quien no sé que palabra poner, que sean expresión de un gransentimiento de gratitud y amistad. […] Unido estás en mis recuerdos, a los […] de Pablo, a todoese tiempo […], que tu no has olvidado […]» 5 .En la novela, de ribetes «autobiográficos», se lee:[…] Federico, un entrañable amigo de Leopoldo, que aunque no era político, jamás se mezcló en elcoro de alabanzas, nos ayudaba en todo. Mandando las noticias más frescas, más verídicas que las delos periódicos oficiales, desde la propia secretaría donde empezaba a trabajar […], en una aguda y

ágil correspondencia, que merecía ser publicada con el nombre de «Cartas de tío y sobrino», ya quesiempre firmaba: Tu tío, F[…]. 6Desde que arrancó 1931 y hasta 1933, durante los veintisiete meses de encarcelamiento dePablo, casi en lo absoluto, fue Capdevila el acople con lo que urgía desplegar a favor de laRevolución, el periodismo y la literatura por las calles habaneras. El encierro en el PresidioModelo no limitó el conocimiento de la realidad cubana, porque el remediano fungió como unretenedor inconcluso de la memoria histórica de ese tiempo.Tres cartas 7 , dos inéditas, escritas en 1931, casi al arribo del confinamiento en Isla de Pinos, yotra de mediados de 1932, sintetizan la camaradería: contienen desde solicitudes de materialesde oficina, veedor y suministrador de libros, alimentos, recados varios, y en el centro, ladelineación de narraciones jocosas e hirientes sobre la vida carcelaria.La primera que intercambian, tal vez la que inicia el prolongado carteo, está fechada el 13 denoviembre de 1931. Puede que sea —excepto las tarjetas postales que cursó—, una de las pocasdonde la caligrafía de Pablo resalta en todos sus caracteres y magnitud. Ahí expone:Querido Capdevila:Todavía la barba no me llega ni con mucho al papel. Por eso puedo escribirte. Recibí aquí una cartatuya dirigida al Príncipe, cuando nos quitaron la incomunicación y la contesto a los «125 díaspresos». (Segunda Serie).No puedes imaginarte cuánto tipo estrafalario ha sido lector mío. A cada rato un guajiro tano ysimpático suelta y dice por la centésima vez, y admirado por toda su vida, como si yo fuese unpersonaje: «¡Mire Ud. quién me iba a decir a mí que iba a estar preso junto con Pablo de laTorriente!».[…] Aquí se está estupendamente. Las demás prisiones de la República son establos al lado de esta.Fundé dos academias: la de Incultura Física del prof. «Heriberto» y la de Idiomas, del prof. WarRellow, pero el gobierno me ha perseguido hasta en la cárcel y me dejó sin alumnos en la primera ysin profesor en la segunda.El texto continúa con bromas referidas a los amigos del bufete de Ortiz, Barceló y Giménez-Lanier, y al final una sentencia: «Y te mando para ti un abrazo largo, como un escrito de Ortiz».En otra carta, desde el Presidio Modelo, con fecha 9 de julio de 1932, elaborada con papeltimbrado de la Revista de Derecho y Ciencias Sociales —publicación mensual dirigida porRubén Martínez Villena y Miguel Gener—, explica:[…] Antes que nada van las gracias por el envío de las 1000 hojas de papel, las que, considerando elcosto de embarque, además del propio de ellas, me hacen sospechar enérgicamente que te sacrificastepor la Patria. Allá tú. Me llegaron también dos envíos de revistas hechas por ti y unas cuantas hojasde papel que vinieron estupendamente bien para las copias. Las cintas aún no las he recibido, perocomo podrás juzgar por esta carta, la que tenemos está aún bastante buena.[…] Bueno, hoy recibí carta de Teté en la que me da las más «horribles» noticias. Nada, quedesaparezco como miembro honoris causa del bufete, y como resultado que en el bufete era dondeúnicamente existía yo (en estado de asfixia, desde luego) económicamente hablando, pues hay quellegar a la conclusión de que ya estoy muerto. Apesto.Pero está visto, que estoy decidido a morir a carcajada limpia. Es preciso caerle bien a la gente delinfierno y una buena sonrisa es la mejor tarjeta de presentación. Estoy dispuesto a que antes que lacarne podrida se caiga y mi calavera muestre la habitual mueca irónica de los esqueletos, ya micabeza muerta enseñe una sonrisa de anuncio. No queda más remedio. Y fíjate de paso cuantapalabrita para tranquilizar a los niños […] en el párrafo anterior.[…] Papel y sobres tengo lo menos para seis meses y por ese lado no te molesto por ahora.Dale los mejores recuerdos a todos los amigos, anúnciales que mañana soy preso de un año y «contan plausible motivo», deséales ya felices Pascuas y próspero Año Nuevo.

En la trilogía, aparentes inéditos, que se conserva en el museo remediano, se encuentra unaúltima misiva que Pablo redacta, el 12 de noviembre de 1932:[…] Por lo pronto te diré que ya solo se trata de conseguirme un carrete, pues tengo uno ya. Lamáquina en que escribo es una Remington portátil, nueva, aunque no puedo asegurar si es el últimotipo. No es silenciosa. El carrete se puede obtener de una cinta, pero no de la standard, sino de laspequeñas. La que tú enviaste la recibí enseguida y me extraña que no recibiera la tarjeta firmada porti.[…] La noticia del ciclón de Camagüey me produjo ayer una verdadera y profunda pena. Nos leyeronaquí, por la noche, y como cosa extraordinaria, remitidos por el propio Comandante Castells, losboletines del ejército, que daban cifras aterradoras de muertos.Cuando me escribas infórmame de él. Ah, oye, recibí hace algún tiempo varias revistas que supongosean remitidas por Isidro o por Adrián. Dales las gracias de mi parte […].Otras cartas, más conocidas, refrendan la solidaridad que entablan. Torriente Brau se exteriorizajovial, sabedor y jugador del idioma, picaresco, irónico, humanísimo y apasionado por lasreivindicaciones sociales. En tal sentido testimonia el 19 de marzo de 1933:Tengo dos o tres indecentes epístolas suyas que contestar. Una de ellas las de las gracias por elpulsillo que le envié a su hermana. 8 De nada, hombre de nada. O «de nalgas», como se decía entre lachusmadel Club, por mi tiempo, allá por la época de José Antonio Saco.Otra a tratar es notificarle el puntual recibo de las revistas, de los sellos y de los sobres, por lo cual sele devuelven las gracias. Y «de nalgas» otra vez. Por cierto que en lo sucesivo, el próximo millar desobres que me dispongo a consumir, procura que sea todo del tamaño grande, cosa que contenganbastante material por los tres kilos a que ha venido a cotizarse nuestro mercantilista tiempo, el pobredon Pepe de la Luz.[…] El cuarto tema del día se refiere a la sortija pedida. Desde luego que se puede hacer y se teagradecen todas esas gestiones por buscarme unas salvadoras pesetas. El precio está bueno, como no.Bueno, pero siempre que me mandes algo así incluye la medida exacta, para evitar que el trabajo sepierda […].La mensajería que recibe el detenido, y las indicaciones que remite, entre bromas y puyas,refuerzan aspectos de una personalidad forjada al calor del estoicismo revolucionario.Asimismo, advierten el porqué, con absoluta seguridad, Capdevila Melián constituye el eslabónprimordial para encauzar, de manera anónima, parte de los acontecimientos históricos,profesionales y literarios en los que se debate durante la posterior etapa de exilio neoyorquino yde épica antifascista de España.Un pedazo de la grandeza del periodista cubano «más original y moderno de su tiempo», enúltima instancia, estaría ahora diseminada de no asegurarse en lo inmediato, y con finesperspectivos, de un depositario casi confidencial —dotado de una talla de leal afecto—,atribuibles a la capacidad profesional del villareño. Por tanto no quedaba duda de la hermandadestablecida.En Cuba y el mundo, Capdevila ha sido un inadvertido, y en el fondo, otros testimoniaron quemostró contentura hasta su muerte ocurrida en 1975. Jamás en los predios familiares y artísticosse jactó de las entusiastas relaciones y servicios que procreó. Por esto su huella está inmersaentre nosotros 9 .No por gusto, como hombre forjado en los recintos de un bufete —acostumbrado a sacarcopias de los materiales que protegía, y a guardar discreción confesoria—, surge y se sintetizauna de las claves, para el intento nada vano de desentrañar enigmas, sobre todo los relacionadoscon la narrativa escrita por el excolega y la correspondencia cursada desde los Estados Unidos yEspaña.Poseído de la perspectiva martiana de que «Nada hay tan enojoso como hablar de símismo…» 1 0 , cuanto desempeño acarició, fomentó el más puro silencio. Por su máquina deescribir —instalada en las oficinas del bufete de Ortiz, Barceló y Giménez-Lanier —, visto porlo que se conoce y aún guarda sombra, desfilaron memorables papelerías de la Revolución del

30, del enfrentamiento a las tentativas del imperialismo yanqui, así como una porción exquisitadel epistolario que Pablo de la Torriente despachó desde el mismo interior o exterior de la isla alas más comprometidas personas y publicaciones cubanas.La desbordada veta humorística, el relajo constante, la risa batiente, y las precauciones de lalucha clandestina, típicos de Pablo, suscitaron que, en lo adelante, lo nombrara con seudónimostales como Federico de Capdevila, —referido al defensor español de los estudiantes deMedicina, fusilados en 1871—, Consejero de Estado, Secretario sin cartera, Ayudante delmariscal, Doctor, Don, Concienzudo gramático verdoso, Raúl de Cárdenas y Culto letrado…Por medio de Pablo, este hombre de pueblo empeñado en servir, se conecta casi en laclandestinidad con Martínez Villena, Raúl Roa García, Ramiro Valdés Daussá, Gabriel Barceló,Gustavo Aldereguía, Conchita Fernández, Emilio Roig de Leuchsenring, Porfirio Pendás,Eduardo Chibás…Su máxima preferida: «No hay que acobardarse ante los peligros, sino conocerlos yafrontarlos…» 1 1 , lo mantuvo ágil, sin aparente descanso, en la vigilia de 1930, y en la lealtad,sin fronteras y ambages, hacia los que se jugaban la vida.La revista Signos, en 1978, se adjudicó los destellos que pregonaron públicamente laexistencia de un pródigo intercambio epistolar entre Pablo y Capdevila. Después florecieron lasCartas cruzadas —más de ciento sesenta misivas redactadas por Pablo y dirigidas a distintosamigos, entre abril de 1935 y agosto de 1936, durante la estancia en los Estados Unidos, y unassetenta recibidas como respuestas—, que contienen una decena de esos papeles, verdaderostestimonios mayúsculos, y fueron remitidos al remediano por un atajo riguroso. 12También emerge, citado en otros materiales, y absorbe el nombramiento de «mediador» degestiones periodísticas y literarias, de recados a combatientes, y de un especial tipo de albacea. 13Dentro de aquel contexto, donde hasta las artes recibieron el hálito renovador contra losvalores deteriorados del mundo burgués, el epistolario de Pablo desde los Estados Unidos no sedetuvo: son urgentes los requerimientos que recababa, y pide que dentro del bufete, en O’Reillyy Mercaderes, y en las calles habaneras, obre como «las centellas», sin mirar a loscontratiempos.El 6 de mayo de 1935 de la Torriente subraya a Valdés Daussá: «[…] El que te entrega esto sítiene la confianza necesaria en cualquier grado[…]» 14 . Es el 21 de diciembre, y en contestacióna Roa, comenta: «[…] No escribas por medio de Cap. Ese es asunto mío y no pretendocomplicarlo más de la cuenta.[…]» 15 . El 10 de agosto del año siguiente, vuelve a comunicarsecon Valdés Daussá, y manifiesta: «[…] En todo lo que se refiera a envíos míos desde España[…], ya lo tengo arreglado allá, con mi intermediario infatigable e inmejorable. En todo caso, nolo comprometas nunca, pero utilízalo siempre» 16 .Raúl Roa, por otra parte, el 19 de diciembre de 1935, expresa desde Tampa: «[…] le escribí aRamiro, vía Capdevila, desde Fila, pero estas son las horas en que no me ha respondido» 17 . Encambio Valdés Daussá cuenta en agosto del año entrante: «Cuto se fue ahorita a conectar aGustavo [Aldereguía] con Capd., para que te entregue tu carta» 18 .En Cartas cruzadas el lector se percata de la responsabilidad que pendía, desde el anonimato,sobre los hombros del joven Capdevila. Días antes del 1ro de septiembre de 1936, cuando Pablosale de Nueva York al encuentro de la revolución española, le expide una correspondenciasentenciosa:[…] Me voy para allá, casi con seguridad, a reportar la guerra […] todo cuanto trabajo envíe paraperiódico o revista en Cuba te la remitiré a ti, a fin de que, antes de entregarlo a quien sea, le saquescopia y me las vayas archivando, por si regreso tener listo el material […]. Las fotografías procuraréremitirlas ya sacadas[…], y si alguna vez te mando negativos, ocúpate de conservarlos. En cuanto alo que se publique, te encargo asimismo que me guardes copia de todo lo que sea posible. […] 19El Secretario sin cartera, como lo fichó, consumó los requerimientos. Claro está, no sóloprotegió cartas y diversa papelería, sino que, además, buscó libros, informes, y transcribiótodos, o casi todos, los cincuenta y tres capítulos que componen las diez partes de PresidioModelo, y copió la lista solicitada sobre los detenidos en el recinto penitenciario 20 . También los

originales de Aventuras del soldado desconocido cubano 21 , de un modo u otro, pasaron por susveloces manos y recibieron la pericia del detalle.Cualquier duda sobre la formulación queda desterrada por Pablo, quien insiste en laprotección de copias y originales. Esas transcripciones que leyeron Fernández de Castro, yChacón y Calvo, indistintamente, donde se solicitaba una casa para editar Presidio Modelo,fueron mecanografiadas por Capdevila quien, al parecer, custodiaba el original o uno de losejemplares seleccionados tras las revisiones minuciosas que hizo el autor.Lo cierto es que el villareño se fue con muchas lagunas a la tumba, y estas siguen el caminode lo incógnito. Sin embargo, de su eficiencia no hubo quejas. Del compromiso de Pablo deenviarle textos desde España para publicarlos en Cuba se desconoce si llegaron. No obstante, enel archivo familiar se conservan algunas tarjetas postales que dan cuenta del tránsito delinternacionalista por Barcelona y Madrid 22 .Días después del 19 de diciembre de 1936, fecha de la caída en combate del corresponsal deguerra —acreditado por la revista New Masses y el periódico mexicano El Machete—, delcomisario político y el combatiente internacionalista Pablo de la Torriente Brau, allá en lascercanías del caserío de Romanillos, en Madajahonda, Capdevila se estremeció y, conpersistencia, en sus oídos pululó el estruendo de los bombardeos, los quebrantos de losmoribundos y los sórdidos ronroneos de aquellos tanques que reparó en su imaginación.El 20 de febrero de 1939, Capdevila saldó una página de camaradería cuando, a solicitud deRaúl Roa García traspasó a Armando Ley Cobos todos los materiales que atesoraba, para lapreparación de un libro sobre la vida y obra del revolucionario internacionalista 23 . El textoescrito en papel timbrado de la Oficina Internacional de Informaciones Universitarias, de laUniversidad de La Habana, suscrito por Roa García indica: «Mi estimado Capdevila: Tengo elgusto de presentarte al portador de estas letras, el Sr. Armando Ley Cobos. Yo desearía queusted le diese a él la copia del trabajo de Pablo, ya que me es imposible ir por él en estosmomentos. Quisiera de paso manifestarle mi gratitud por su colaboración, y ella será anotada enel libro que publicaremos enseguida. Suyo, Raúl Roa».Un mes antes, desde México, Teté Casuso le traslada una nota, con seguridad inédita:México, 20 de enero. Querido Capdevila:Anoche me llegaron unas líneas de Raúl, urgido, —que diría Mañach— de esto que hoy te mando.Llena de temor lo envío porque es original y no existe ninguna copia. Confío en el correo y elcertificado y que te llegará sin extravíos. Como eres la única gente que tengo de confianza por eso telo mando a ti […]. Aunque la última página está interrumpida sin continuación (pág. 26) nada heperdido yo. Como «El Capital» habrá que ponerle a esto: aquí quedó interrumpido el manuscrito.Porque Pablo se llevó la última página de ese capítulo con él para, en el barco, sabiendo cómoterminaba esa parte, escribir el final y mandármelo todo junto al llegar a Francia. Pero naturalmenteno lo hizo y tampoco nunca me envió esa hoja que quizás, —seguramente— tenía entre sus papelesde España y que no he podido recoger todos. Raúl le hará una explicación a todo esto y así tendrá quesalir. A todos nos queda la curiosidad de ¿a dónde iría Pablo a parar con su imaginación y qué final ledaría a Hiliodomiro del Sol? Hay algunos nombres mal escritos en el texto. Algunos he arreglado,pero no tengo tiempo para más. También hay un salto que tú podrás entender y coordinar comosiempre supiste hacer en los enredos de Pablo. Es ahí donde hay una estrellita y luego una cosa deVíctor Hugo.No tengo tiempo para escribir más porque corro inmediatamente a certificar esto ya que Raúl me dijoque tenían imprenta y todo hablada y no quiero que por mí se retrase ni un día esa publicación […] 24Detrás de cualquier revelación anunciadora, repletas de solidez argumental —por lo queencarnó el mecanógrafo en predios «bufeteriles», y la asistencia que prestó en la conexión, latranscripción y la protección de algunas de las preferibles e insuperables piezas literarias operiodísticas desembocadas de la imaginación sui géneris del autor de Batey y Presidio Modelo,entre otros, y habrá que indagar en otras que tienden a quedar sueltas, aun su validez inusitada,en aras de concertar un pequeño adeudo de la cultura cubana con el singular remediano.

No obstante las rúbricas del confidencial Ayudante del mariscal y Secretario sin cartera,como lo apostilló Pablo, pertenecientes a Capdevila, el folklorista villareño, jamás reposarándormidas. Sin lugar a duda, ellas hostigan centelleantes en las meditabundas letras alumbradascon la mecanografía de algunos manuscritos: esos que abandonaron la virginidad de su creadory fueron hacia el firmamento de la tierra, junto a la estruendosa algarabía del esfuerzo públicode todos. Entonces, ahí gotea por siempre parte de la pisada incólume de Federico. Esa tambiénfue su obra mayor: servir con lealísima constancia al amigo y a un tramo significativo de lahistoria de la patria.Notas1Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1936, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2004, p. 272. (N. del E.).2Secretario del bufete de Ortiz, Barceló y Giménez-Lanier, depuró en sus funciones las exigencias quecompeten al oficio: excelente redacción y mecanografía, discreción y organización del trabajo, eficienciaprecisa en catalogación, archivos, documentación y concertación de citas y despachos.3Véase José Martí: «De un rincón de Cuba», Patria, Nueva York, 23 de abril de 1892, en ObrasCompletas, tomo 1, Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963, p. 419.4Teté Casuso: Versos míos de la libreta tuya, [Prólogo de Pablo de la Torriente Brau], Editorial Cultural,S.A., La Habana, 1934. [En Archivo familia Capdevila].5Tete Casuso: Los ausentes, [Premiada, representando a Cuba, en el II Concurso Latinoamericano denovelas, patrocinado por «Farrar and Reinhardt», Nueva York, auspiciada por la Unión Panamericana deWashington], Editorial Revolución, México, D.F., 1944. [En Archivo de la familia Capdevila].6Teté Casuso: Los ausentes, ob. cit., p. 238.7Originales donados en 1980 por Pedro Martín Capdevila Echenique, al Museo Histórico FranciscoJavier Balmaseda, de Remedios, Villa Clara, Cuba.8Véase «El cofre de granadillo», en Pluma en Ristre, [Selección de Raúl Roa García, prólogo de CarlosPrío Socarrás y semblanza de Guillermo Martínez Márquez], Publicaciones del Ministerio de Educación,Dirección de Cultura, La Habana, 1949. p. 434. Allí enumera los tipos y clases de maderas que abundanen la isla, y sus valores para confeccionar prendas valiosas que, incluso, pueden comercializarse a buenosprecios.9La obra ensayística e investigativa de Pedro Capdevila Melián subyace en publicaciones periódicas de laépoca, sobre todo en las revistas Bimestre Cubano, Islas y Signos, y el periódico Huracán, de Remedios,donde escribió sobre temas folklóricos e históricos. Sin embargo, una parte importante de sus trabajosmantienen un carácter inédito. [Consulta del Archivo familiar].10José Martí: ob. cit., p. 134.11Ibíd., p. 261.12Al contrastar algunas de las misivas de Cartas cruzadas, con los textos publicados en «Cartas inéditasde Pablo de la Torriente a Pedro Capdevila Melián», revista Signos, Biblioteca Martí, Santa Clara, VillaClara, Enero-diciembre, 1978. pp. 116-137, el investigador advierte que las primeras no constituyen, alparecer, los verdaderos originales, sino copias sacadas por el mecanógrafo, pues carecen de lasacotaciones al margen, tachaduras que realizó el remitente, y la firma completa. De igual forma, ladirigida el 2 de agosto de 1935, a Capdevila —como subraya Casaus en Cartas cruzadas, correspondeverdaderamente al remediano, y tiene relación con un texto con posibles ribetes de inédito. Véase lasiguiente carta, fechada en New York, 4, 7, 935, y dirigida al doctor Raúl de Cárdenas, en la que Pablocuenta: «Te acompaño unos asuntos que quiero que me despaches a la mayor velocidad posible. De losmamotretos, si te queda espacio, saca un juego de copias y encárgate de distribuirlos sabiamente. De lo de«Agua de Maíz», sospecho que te trabarás en muchas partes. Pásalas por alto que probablemente a mí mesucederá lo mismo cuando lleguen, pero para eso tengo la memoria. No me lo certifiques tú. Dáselo a lainterfecta que te lo dio. Hoy estoy muy ocupado. Es 4 de julio y suenan tantos petardos que parece que

estamos en Cuba, antes. Recuerdos. Carlos». Y al margen señala: «Si puedes mándame una cinta sin lata,para que te cueste menos».13Véase, revista Signos, Biblioteca Martí, Santa Clara, Enero-diciembre de 1978. pp. 124-135.14Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1935, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2004. p. 73.15Ibíd., p. 256. (N. del E.).16Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas, Correspondencia 1936, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2004. p. 281. (N. del E.).17Cartas cruzadas. Correspondencia 1935, ob. cit., p. 369. (N. del E.).18Cartas cruzadas Correspondencia 1936, ob. cit., p. 411. (N. del E.).19Ibíd., p. 272-273. (N. del E.).20Sobre esta publicación es necesario recordar que en carta del 22 de mayo de 1935, desde Nueva York,Pablo recaba la transcripción de la lista que incorpora José E. Embade Neyra en El gran suicida, sobre lacantidad de presos políticos que albergó el Presidio Modelo. Capdevila compró el libro para satisfacer lasolicitud y envió los datos que acompañan al texto definitivo. En el archivo familiar del secretario deGiménez-Lanier se encontró esa publicación salida de la imprenta La Propagandista, La Habana, 1934.Véase Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1935, ob. cit., p. 105. (N. del E.).21Pablo de la Torriente Brau: Aventuras del soldado desconocido cubano, [«Inicial» de Raúl Roa García],La Verónica, La Habana, 1940.22Véase revista Signos, Biblioteca Martí, Santa Clara, Villa Clara, enero-diciembre, 1978. p. 124. (N. delE.).23Raúl Roa García, «Los últimos días de Pablo de la Torriente Brau», en Retorno a la alborada, volumenII, Dirección de Publicaciones de la Universidad Central de Las Villas, 1964. p. 88. En lo tocante aCapdevila no se hizo el justo reconocimiento con las ediciones respectivas de Aventuras del soldadodesconocido cubano y Pluma en ristre. Sólo con Cartas cruzadas —en el prólogo y notas de VíctorCasaus— es que su figura, vinculada a Pablo de la Torriente Brau, comienza a adquirir una insustituibledimensión.24El texto provoca una duda: ¿Llegó el manuscrito de Aventuras del soldado desconocido cubano amanos de Capdevila, tras el envío de los originales que remitió Teté Casuso? ¿Fue él quien lo transcribió?Realmente ¿Quién tenía en sus manos el libro? Roa García cuenta que le fue entregado por José LuisGalbe, primer fiscal del Tribunal Popular de Madrid, como aparece en la aclaratoria «Inicial». Elinvestigador cree que el material llegó a Cuba por conducto del correo certificado enviado por TetéCasuso.Pablo en buen humorManuel González Bello *Es una suerte, pienso, haber escuchado tantas ponencias interesantes [en este Coloquio], queenseñan y hacen pensar cada una en su tema. Yo para variar no les voy a leer una ponencia,simplemente les voy leer algunos apuntes sobre el humor de Pablo.Ahí están, enhiestos y vivos, los héroes de todos los tiempos que han llegado a nosotros deboca en boca de la memoria, reales como otros los dibujaron, y también imaginados,convertidos en real memoria imaginada.Y en este juego entre memoria e imaginación, tratamos de asirlos para tenerlos entre nosotros,para que nos den su palabra que en los hombres verdaderos, en los limpios de alma, no es másque expresión concentrada de una conducta. Porque son esos, los que logran la armonía de lapalabra ser y de la palabra hacer; los que trascienden su tiempo sin proponérselo y sirven deparadigma para medir el rumbo y la estatura de los hombres de hoy.

* Periodista y escritor cubano, ya fallecido. Ganador del Premio Memoria en 1996 por su proyecto El canciller de ladignidad, donde testimonia, con la originalidad que lo caracterizaba, el humor y la irreverente personalidad de RaúlRoa García, amigo entrañable de Pablo. (N. del E.).Y uno, que sabe que eran extraordinarios hombres comunes, trata de imaginarlos, de crear lamemoria de sus voces, de sus iras, de sus risas; intenta saber cómo caminaban por el parque,cómo encendían un cigarro, cómo se sentaban a leer un libro. Y termina por fabricar la imagenreal imaginada del héroe, con la única sustancia venida de la palabra del héroe y de la memoriaque viaja de boca en boca.Es así que sentado en este ya antiguo recinto habanero, devenido local renacentista del sigloXXI, uno trata de imaginar que Pablo de la Torriente Brau sube las escaleras, con una boinanegra a la cabeza —quiero que sea con una boina negra a la cabeza—, fatigados los ojos de nodormir porque anoche estuvo hasta tarde releyendo a Martí; entra a este local y asusta a alguiencon un manotazo en la espalda y una carcajada de trueno, como hacía a su entrañable JoséZacarías Tallet en las jornadas nocturnas del periódico Ahora.Porque así era, según cuenta la memoria, Pablo de la Torriente Brau, juguetón y travieso. PepeTallet, el poeta que murió nonagenario y adolescente, decía con aquella voz suya tan pausada:«Pablo era muy sano, de una pureza total».Y tal vez luego, sentado a horcajadas en una silla, pregunte quién ha sido el «mulo general»que se encargó de organizar esta fiesta de la memoria, o quién sabe si deje a un lado su buenhumor y permita salir el mal humor, que también lo tenía, para requerirnos por hablar de él, y node Carlos Aponte, su amigo de la biografía definitivamente pendiente, o nos invite a conversarsobre la necesidad de andar unidos, de formar un frente común para salvar lo conquistado.Todo eso lo diría en un tono grave. Pero de pronto se pararía de su silla y haría una broma o lepondría un sobrenombre a cada uno de los aquí presentes.Y uno, con esa manía de tratar de explicarse a los hombres, intenta saber de dónde le venía aPablo ese sentido maduro y serio del humor. Que lo heredó de su madre, puede ser muy cierto.Pero no basta. Sobre todo si uno sabe que el humor de Pablo no era el que por consensoadmitimos como el humor cubano, sino que era otro; cubano sí, pero por sobre todas las cosasera el humor de Pablo, irrepetible como él mismo.Ese es el humor que encontramos en nuestro amigo, un humor sano y puro, de niño grande. Yno podía ser de otra manera en un hombre que enfrentó con toda su nobleza el sacrificio de lacárcel, los vaivenes de la lucha revolucionaria y las balas fascistas. Nunca —o casi nunca— labroma adolescente o la ironía suya enfilaron para la burla o para herir, simplemente era unasalida espontánea de un espíritu limpio. Tal vez su broma constituía una expresión de amistad.Quién sabe de dónde le venía tanto humor. Por el camino de las especulaciones, podríamosconcluir que su naturaleza misma lo parió para que pudiera equilibrar las señales trágicas de suvida acompañada siempre de la muerte, del dolor y la frustración.De qué otra manera, sino con humor, hubiera podido soportar el encierro carcelario, la sonrisade última despedida de Rafael Trejo, el exilio de Nueva York, los momentos de solitaria lucha,la imposibilidad de publicar su libro sobre los horrores del Presidio Modelo e incluso eldesespero de no encontrar un empleo. Quién sabe si —ya herido en las proximidades deMajadahonda logró abrir un hueco en la tierra para sepultar sus papeles— hizo alguna bromacontra sí mismo o contra la muerte que golpeaba para alcanzarlo.El humor era su casquete protector. Pero no un casquete puesto a propósito sino natural yespontáneo, como todo lo suyo.Esa podría ser una explicación simple. Pero no basta. La broma constante, la burla sana, larisotada fresca, era un lujo que se podía dar Pablo porque contaba con todas las condicionespara hacerlo. Pablo de la Torriente Brau tenía el sentido del humor que le venía de su seguridaden sí mismo, de la fortaleza humana de que se sabía poseedor. Una frase humorística, uncomentario en broma no disminuía su estatura moral ni su valía. Pablo sabía que, él, era Pablo.De otra manera no podríamos explicarnos que anduviera desnudo en la cárcel o hiciera un chisteen los peores días del exilio.

Hasta ahora han aparecido las palabras risa, ironía, broma, carcajada. Pero eso no ofrece laplenitud del buen humor de Pablo. Su humor trasciende incluso sus expresiones. Es más hondo,más complejo.Ahí lo tenemos, andando caminos entre la muerte, los destrozos, el dolor, los quejidos de losmoribundos; y sin embargo, en ese camino hace un alto para disfrutar la arquitectura de unapared, un buen vino o la aparición de un poeta entre los guerreros.La broma y el chiste no acompañaron a Pablo en sus días de España. No podía ser así porqueallí, en Madrid, en Barcelona, en Buitrago se jugaba el destino de la humanidad y del propioPablo, e incluso de Cuba, porque Pablo se fue a España a aprender a hacer la revoluciónhaciéndola. Pero sí mantuvo su buen humor, que en él estaba signado por el amor a la vida, porel disfrute y el goce de lo bueno y de lo malo. A vivir, a eso vino Pablo a este mundo. Y vivirpara él, era disfrutar a Charles Chaplin, escribir un texto, conocer a los seres humanos queencontraba a su paso, y sobre todo pelear, luchar, pelear y luchar por lo más simple y cotidianoy por lo más grande y trascendente.Por eso ahora celebramos —y aquí el verbo si viene a la perfección— el centenario delnacimiento de Pablo. Pero estoy seguro de que nadie podría decir a qué edad murió Pablo,cuántos años vivió Pablo. De nada nos sirve el calendario. Las fechas en este caso no significannada porque un hombre tan entregado a la vida como lo fue él, vive el tiempo en otra dimensión,le otorga la dimensión de la intensidad, se prohíbe el reposo. Para eso le sirvió también elsentido del humor, para vivir un tiempo otro que los almanaques no registran.Eso explica la profundidad de aquella frase tan simple que envió desde España: «Te digo quees bello vivir».En estos últimos meses me he acordado mucho de Pablo leyendo las cartas y los textos de losmuchachos [los cinco prisioneros cubanos en cárceles de los Estados Unidos] que están presosen Miami. No sé si habrán observado que casi todos, sino todos, tienen un sentido del humormuy particular y es como si hubiera una coincidencia. Estos hombres así de tantas convicciones,de tanta seguridad, suelen tener el sentido del humor que también tenía Pablo. Y me retiro.Pablo de la Torriente BrauGioia Minuti *En Italia Pablo de la Torriente Brau apenas es conocido, o mejor dicho, solo lo conocen muypocas personas vinculadas a todo lo que apasionó al joven periodista, escritor, combatiente yrevolucionario.Una canción del trovador italiano Paolo Guccini dice que «los héroes son todos jóvenes yguapos». A Pablo se le considera así: un héroe que murió joven y guapo. Su personalidad sepuede comparar con la del Che, Camilo Cienfuegos y, sobre todo, con la de Julio AntonioMella.Vittorio Vidali, el comandante Carlos, en su libro Retrato de Mujer al rememorar anécdotasde su compañera Tina Modotti refiere cómo la famosa fotógrafa italiana y luchadora antifascistarecuerda la muerte de Pablo. La figura del cubano internacionalista —dice Tina— le traía a lamente la imagen de Cuba y de Julio Antonio Mella quien había compartido con ella afanesrevolucionarios en México.(Todas las notas son del editor. N. del E.).* Periodista italiana residente en Cuba. Trabaja en el diario Granma Internacional.En ese mismo texto, se menciona a otro cubano, Alberto Sánchez, con el que Tina trabajó enel Socorro Rojo Internacional antes de la guerra, que cayó combatiendo en el frente de Brunete.Pablo de la Torriente Brau nació rebelde, valiente. Nació para ser lo que fue, así como el Cheno pudo ser diferente en su vida.

Por el pequeño libro de recuerdos de las hermanas Zoe y Ruth de la Torriente Brau se aprendea conocer a Pablo de chico. Fue un muchacho travieso pero lúcido, inteligente. En ocasionesdaba en el blanco con ideas muy claras.Según cuentan sus hermanas:[…] por indicación de Pablo, Zoe se había encaramado en un árbol de ciruelas que había entre nuestracasa y la de al lado, que la estaban construyendo, para coger unas tablas que Pablo necesitaba parahacer unos banquitos. Él era muy poco ligero y por eso mandaba a Zoe, que se trepaba con enormefacilidad.Enterada mamá del asunto, llamó a Zoe. Le dijo que lo que había hecho era un robo y, por lo tanto,ahora que iba a hacer la Primera Comunión, tenía que confesárselo al Padre, porque de lo contrario, altomar la hostia le podía pasar algo malo. Zoe, muy asustada, se lo cuenta a Pablo, y este le dice:—No creas en eso, que no te va a pasar nada. 1Zoe recuerda que desde niño su hermano fue antimperialista. Su sueño era poder liberar a PuertoRico, su tierra natal, cuando fuera hombre. (Ese sigue siendo un anhelo para quienes queremosacabar con el imperialismo que un día dejará de existir).«Senador con ese en Cuba es sinónimo de botellero», escribió Pablo en una ocasión. Por esacontundente respuesta a un examen de ingreso a la escuela naval por la que estaba optando,Pablo no devino cadete de la Marina. La familia se alegró pues con seguridad Pablo no habíanacido para ser militar, mucho menos en aquella situación y en aquella realidad de injusticiasocial.Pablo fue uno de los fundadores del Ala Izquierda Estudiantil con Raúl Roa y otrosestudiantes; la mayoría expulsados en 1927 de la Universidad de La Habana. En aquellostiempos los jóvenes eran una columna rebelde, portadores de ideales y ansías de justicia.Esa postura incorruptible distinguió a muchos de los jóvenes que vivieron las grandesaventuras de aquella época: Rubén Martínez Villena, Raúl Roa y también José María Chacón yCalvo, este último muy lejano de los ideales políticos de Pablo, pero que se divertía al tomarlomuy amablemente por el pelo, como en aquella oportunidad cuando le recomendó: «¡de notomar píldoras para los nervios sino de buscar dormir como un perro en su rincón!» 2 .Al leer los trabajos periodísticos escritos por Pablo no puedo menos que asombrarme por unacaracterística que en él fue sobresaliente: su trato delicado y respetuoso expresado, sobre todo,en sus relaciones con las hermanas y demás mujeres que conoció, y que lo alejaron de cualquierpostura machista.Pablo fue un gran revolucionario. Conoció de cerca la cárcel en el terrible Presidio Modelo enel cual estuvo preso, muchos años después y por las mismas motivaciones, Fidel Castro. Elpresidio era el mismo infierno. En aquella Isla también estuvo preso José Martí en el tiempo enque Cuba fue colonia de España.Por otra parte, Pablo establecía en sus escritos una rara relación con el tiempo. En uno de suscuentos describe la terrible visión que experimentó en su juventud cuando estuvo preso porprimera vez.Para ningún hombre —ni aun para el historiador o el astrónomo—, el tiempo ha sido Señor tanabsoluto como para el hombre preso. Es el Presidio donde el silencioso monarca caminante tiene sutrono implacable y donde sus dos fríos e inalterables consejeros —el Reloj y el Almanaque— ejercensu función con más perversa lentitud y ceremonia… Como un mayoral de negros esclavos, cruel ybárbaro, no suelta a sus hombres y los flagela impíamente, desde el amanecer hasta la noche. 3Quien haya leído sus cuentos se percata que, tal vez en su subconsciente, Pablo presintió que ibaa morir joven. Por eso para él la vida fue un «banquete»; había que ir al fondo de las cosas contodo el ímpetu posible. Vivió poco tiempo pero sus escasos treinta y cinco años los aprovechóde la mejor manera posible.Tenía también un increíble sentido del humor. Basta recordar cuando compara a Napoleón conGreta Garbo, por solo poner un ejemplo.

En el prólogo a su libro de cuentos Batey, Pablo ofrece una visión de sí mismo muy divertidae irónica, muestra de su humor y sus habilidades como escritor: «Confieso que después de vercuanto título tengo, yo mismo me asombro de ser tan perfectamente desconocido […]» 4 .ESCENAS DE PRESIDIONo dejo de reconocer la belleza y fuerza humana de toda la obra que Pablo dejó escrita en subreve vida. Sin embargo, Presidio Modelo tiene una especial originalidad. Ese libro fue unaverdadera revelación para mí. Tanto fue el impacto que me provocó su lectura que decidítraducirlo al italiano pues comprendí su valor literario y humano. Sin dudas, con este librotestimonial Pablo alcanza un lugar destacado entre los escritores de su generación. Por esemotivo es muy importante dar a conocer su vida y obra en Italia donde, lamentablemente, elhábito de lectura es muy limitado.Imagino cuánto sufrió Pablo al relatar lo que pasaba en aquel infierno. En sus crónicas depresidio logró ser siempre lúcido y preciso en las descripciones de las horribles torturas y de losasesinatos. Cuentos como «La mordaza» o «Arroz amarillo» no pueden leerse sin sentir un fríoestremecimiento. Me dolió traducir esas historias que ni siquiera pueden compararse con lasfantasías más enfermas de un maniático y, sin embargo, son tan reales.Al releer las escenas de Presidio Modelo imagino que Pablo hubiera estado en perfectoacuerdo con Che Guevara a propósito del hombre nuevo.Por otra parte, desde niño sintió una tremenda fascinación por los libros de aventuras, enespecial, por los de Salgari. Fue Eliseo Diego —que tenía un retrato de Salgari en su oficina—la persona que me habló, por primera vez, de Pablo y su relación con las novelas del célebreescritor italiano.Otra de sus grandes obsesiones fue el cine. En sus relatos de presidio se describe con tal nivelde detalles como si fuera el lente de una cámara cinematográfica el que estuviera captando cadaescena. En «Escenas para el cinematógrafo» dice:¡Las pupilas avanzan sobre el espectador… crecen, crecen… crecen… se agigantan… ocupan toda lapantalla, los ojos enormes!… No hay más claridad que la que se desprende de ellas. ¡Y en unasuperposición consecutiva de imágenes, sobre los ojos dilatados, convertidos a su vez en pantalla, seabre el escenario bárbaro y el cruel y angustioso episodio comienza a desarrollarse!… 5En varias ocasiones estuvo, como José Martí, preso y exiliado, sin embargo nunca abandonó lalucha. Fue un increíble cronista y, desde mi punto de vista, mucho más «humano» que el propioHemingway que aportaba matices de cinismo a sus relatos. Pablo, sin embargo, fue un escritor«intenso y creativo» como dijo Víctor Casaus. Fue el primer cronista —testigo moderno— y unejemplo para muchos periodistas.EXILIO, LUEGO LA GUERRAEl 18 de julio de 1936 una radio emisora de Ceuta, territorio ubicado en el Marruecos español,trasmitió la información habitual: «Cielo despejado sobre toda España». Esa fue la señal que dioinicio a la sublevación fascista en la península ibérica.La injerencia de Alemania e Italia en los asuntos de la República Española, conjuntamentecon la indiferencia cómplice de otros países occidentales, desembocaron en la tragedia delpueblo español.La acogida que organizó Berlín a la legión fascista «Cóndor» estuvo llena de pompa y oropelmientras sus efectivos sembraban la muerte y la destrucción en España. La joven república fueahogada por el fascismo internacional y traicionada por las denominadas democraciasoccidentales. «¡Cuando se mata a la gente quién necesita del arte!», decía Pablo Picasso, el autorde Guernica.«No te mueras sin ir a España, se dice en Cuba», recuerda Pablo al citar un canto popularjubiloso. Era el terrible 1936 y, él, nacido en Puerto Rico, cubano por adopción pero obligadopor las circunstancias a tomar el camino del exilio, ya había trazado su destino. «He tenido unaidea maravillosa: me voy a España, a la Revolución Española».

Está en Nueva York y decide, finalmente, marchar a defender la República Española.Entonces, escribe:[…] En la otra cama, Teté Casuso de vez en cuando da hondos suspiros. La conocí cuando ella teníasólo siete años. Ya hoy hace más de seis que es mi única compañera. Y no tiene fe ninguna en que yosolamente «vaya a ver»… Pero ella comprende que es un glorioso deber ir allá para aprender y contara otros pueblos cómo se arranca la libertad y se aplasta el fascismo... Y ella comprende […] 6Miguel Hernández, un muchacho que estaba en su batallón, poeta, a quien Pablo habíanombrado jefe del Departamento de Cultura, declaró a Nicolás Guillén en 1937, pocos mesesdespués de la muerte de Pablo en Majadahonda:Conocí a Pablo en Madrid, en la Liga de Intelectuales Antifascistas, esperando yo a María TeresaLeón, que no venía. Recuerdo que fue en septiembre del año pasado. Esa noche, recién amigos,bromeamos como antiguos camaradas. El sentido humorístico de Pablo era realmente irresistible.Quien estaba a su lado tenía que reírse siempre, siempre, porque él sabía encontrar como pocos elcostado grotesco de las cosas más solemnes. Y lo hacía con originalidad y una fuerza…Yo le quise mucho. Después de aquella noche que les digo, nos separamos durante varios meses. Nosvolvimos a encontrar en Alcalá de Henares, a pesar de que habíamos estado juntos, sin saberlo, en loscombates de Pozuelo y Boadilla del Monte. […] 7Durante un acto de solidaridad realizado en La Habana, en el primer encuentro organizado porla Asociación de Profesores Universitarios Españoles emigrados a América, Fernando Ortiz ensu discurso «Hermandad Hispano-Cubana» de 1943 hizo alusión a los años de la RepúblicaEspañola, que fueron de grandes lecciones para todos.«Cuba —dijo don Fernando— estaba en la congoja de una tiranía sostenida por algunoscubanos equivocados y ciertos extranjeros sin escrúpulos».En aquel discurso recordó, además, el luctuoso día en que, por las fuerzas del desafuero, unjoven, Rafael Trejo, símbolo de una reivindicación cívica, fue muerto a balazos y que otroestudiante cayó a su lado casi a morir, con su cráneo roto y manando sangre —su buen amigo,cordial compañero y secretario durante años—, el cubano que más tarde marchó a luchar con lahueste desaforada como soldado de la libertad en las nieves del Guadarrama: Pablo de laTorriente Brau. En ese momento pidió un recuerdo de homenaje, por el «que murió por todos».Una pequeña estatua de bronce me acompaña desde hace muchísimos años. Su autor, deapellido Fienga, nació en Capri, y a los quince años se fue de su casa para combatir en la GuerraCivil Española. Esta obra, que se llama «El grito de la libertad» fue mi primer contacto con laEspaña republicana.En su diario inédito José María Chacón y Calvo escribe:El viernes 25 de septiembre llegó Pablo de la Torriente Brau, mi ahijado de matrimonio y autor dePresidio Modelo. Me separan de él muchas cosas y me atraen su cordialidad, su bondad nativa, susentido del deber; ha sufrido mucho por sus ideas. El 30 de septiembre de 1930 estuvo a punto demorir en aquella gran manifestación estudiantil contra Machado […]. Allí murió Trejo y Pablo sufrióla fractura del cráneo. Luego estuvo dos años en la Isla de Pinos; vino la revolución cubana y cayóMachado, y Pablo siguió su vida de periodista. Es un hombre que ha conocido los más variadosoficios. Cuando la huelga revolucionaria de marzo lo obligó a salir de Cuba se fue a New York. Allíha trabajado de camarero en el restaurante de la Universidad de Columbia y ha seguido su campañacontra el imperialismo yankee. Su mujer es Teté Casuso, como siempre la llamaba Pablo. El vinocomo periodista y militante […] 8Hoy los jóvenes italianos ignoran que en España hubo una guerra civil. Muchos ni siquieraconocen que en su propio país se desarrolló el fascismo y, mucho menos, que numerosositalianos de izquierda combatieron, como Pablo, por las mismas motivaciones; lucharon ymurieron por la causa de la República.DESCUBRIMIENTO DE PABLO

Pero mi conocimiento de la figura de Pablo llegó por un controvertido personaje: OrestesFerrara 9 , político italiano que tanta participación tuvo en la historia cubana entre finales de 1899y hasta 1958, cuando intervino en una importante transmisión radiofónica desde La Habana.Ferrara fue uno de los personajes políticos más contradictorios de la historia de Cuba. Llegó ala isla por sus ideas progresistas; sin embargo, en muy breve tiempo se convirtió en unverdadero tiburón al servicio de los peores intereses de Machado. Ferrara fue atacado por Pablode todas las maneras posibles. En «Los títeres de Ferrara», un enjundioso e irónico folleto,Pablo revela las traquimañas políticas urdidas por este personaje para sostener a toda costa, aúnsin Machado en el poder, el régimen machadista.Hace algún tiempo encontré por casualidad un viejo folleto, amarillento, hecho con trestamaños de hojas y con las presillas ya oxidadas. Luego supe que se trataba del texto originalescrito por Pablo de la Torriente Brau en el que denunciaba los crímenes del Machadato. «Lostíteres de Ferrara», redactado por Pablo en el exilio neoyorquino, se encuentra hoy en losarchivos del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.Pero veamos cómo recuerda Raúl Roa al personaje de marras. En 1927 Machado desembarcóen La Habana, «entre banderolas y charangas» y Orestes Ferrara, su preceptor napolitano, alhablar ante la reptante clientela desde la terraza del palacio presidencial dijo: «Este pueblo debeestar unido y fuerte para secundar, como lo hace, la obra de gobierno de este hombre quemerece seguir siendo el presidente de Cuba». Se puede imaginar la reacción de un hombre comoPablo frente a tanta desvergüenza.Pablo aportó desde sus rotundas vivencias, ejemplares excepciones a enfoques que a vecespresentaban un estrabismo pequeño burgués sobre la situación cubana. Antes, desde lascolumnas de El Machete, Julio Antonio Mella había condenado indignado el establecimiento del«terror blanco» en Cuba.¡ES HERMOSO VIVIR!Otro rasgo que distinguió a Pablo fue su sensibilidad humana. En una de sus últimas cartasdesde España confiesa: «[…] yo era un hombre sensible y acaso lo vuelva a ser». Denuncia quese estaba asesinando más mujeres y niños en Madrid que hombres en el frente. Einmediatamente se interroga:¿Qué me falta ya por ver, palpar y sentir de la guerra? Bueno, sentir, no. No se siente nada en laguerra. Terminó con ella la sensibilidad humana. […][…]La otra noche, mientras se resolvía un asunto, López, el ayudante de Pepe Galán, abrió el radiodel coche en mitad de un campo silencioso, cerca del enemigo. Tocaba una de las sensitivas baladasde Chopin que tantas veces he oído en medio de públicos recogidos, casi angustiados de emoción.Yo, mientras ponía más atención a los posibles ruidos cercanos, recordé con cierta pena el tiempo enque la música tenía para mí horizontes más diversos que el de los himnos de la revolución […] 1 0Su experiencia como comisario de guerra fue única. Así lo expresa:[…] En lo militar, celebramos reunión de oficiales una vez por semana; hemos conseguido unapequeña biblioteca militar y vamos a comenzar, en breve, clases para oficiales y sargentos. Yejercicios militares por compañías, todas las mañanas, y maniobras de conjunto dos veces por semana[…]. Estoy convencido de que sólo iremos a la victoria a través de la organización de las fuerzas[…] 1 1Casi un mes antes de su muerte en Majadahonda, escribe:Ayer, por causalidad, sentí otra de las emociones de la guerra. La de estar en Madrid como unmiliciano más. […]. La emoción de «venir a Madrid» a olvidarme de todo, a no pensar ni en mí,como vienen los hombres del frente, que tanto quieren esta oportunidad de estar aquí unas horas […]Había vino antiguo, mujeres de brillante pelo negro, figuras plenarias de la vida; sonrisas blancas;ojos misteriosos como las piedras antiguas y manos suaves y blancas; ¡pero quién se acuerda de lasmujeres ahora! Sólo yo que te escribo y los novios que andan por los rincones al anochecer. Te digo

que es bello vivir. Y el vino de España pone la imaginación alegre y no emborracha. Por lo menos amí. 1 2En España vive la atmósfera de la guerra y hasta se atreve a pensar en su muerte eventual: «[…]Tengo el mal comienzo del día, pues me han dicho que Candón, el otro comandante cubano, hamuerto. Con el contento que me dijo el otro día: «Voy en vanguardia en el ataque». Ojalá queno sea cierto. Él quería que me fuera con él […]». Y termina escribiendo: «Bueno, te dejo aquí.Te escribiré desde la tierra de Cervantes. Recuerdos a todos» 1 3 . Nunca más lo pudo hacerporque cayó combatiendo.Por último, es muy importante fomentar y promover el trabajo del Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, tan útil para el desarrollo de la cultura y las artes y, también, para dar másfuerza a esta maravillosa batalla de las ideas que está desarrollándose en esta preciosa isla quees Cuba.Notas1Zoe y Ruth de la Torriente Brau: Pablo: La infancia, los recuerdos, [Presentación de MiriamRodríguez], Ediciones La Memoria, Colección Coloquios y testimonios. Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2000. p. 24.2Josefina Ortega: «Algunas horas madrileñas de José María Chacón y Clavo». Véasehttp://www.lajiribilla.cu /2005 /no. 212_05/ memoria.html.3Pablo de la Torriente Brau: Cuentos completos, [Prólogo de Denia García Ronda], Ediciones LaMemoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 1998. p.175.4Pablo de la Torriente Brau: Batey, Ediciones Nuevo Mundo, La Habana, 1962. p. 7.5«Escenas para el cinematógrafo», en Pablo de la Torriente Brau: Presidio Modelo, [Prólogo de AnaCairo], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, La Habana, 2000. p. 413.6Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España. Correspondencia 1936, [Selección, prólogo ynotas de Víctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo dela Torriente Brau, La Habana, 1999. p. 57.7Nicolás Guillén: «Un poeta en espardeñas; hablando con Miguel Hernández», en revista Mediodía, 1 denoviembre de 1937, pp. 11 y 18. Véase Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, ob. cit.,pp. 37-38.8Josefina Ortega: ob., cit./ no.212_5/9Orestes Ferrara Marino (1876-1972). Abogado y diplomático italiano. Se incorporó a la Guerra deIndependencia de Cuba en 1895. Peleó con el general Máximo Gómez. Fue Embajador en los EstadosUnidos y Secretario de Estado durante la tiranía de Machado. Fue, además, profesor de la Universidad deLa Habana y delegado a la Asamblea Constituyente de 1940.10Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus],Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, LaHabana, 1999. pp. 135-136.11Ibíd., p. 151.12Ibíd., pp.131-132.13Ibíd., pp.134-135.

El periodista, el escritorEl periodista PabloDiana Abad*Profesionalmente no me atrevo a adelantar ningún juicio de Pablo como transgresor. Para esodejo a la profesora Miriam Rodríguez, que es una especialista, para que aborde este asunto contoda propiedad, sin embargo la palabra me ha suscitado la siguiente reflexión: el escritor, seanarrador o poeta —dos formas distintas de expresión— pero sobre todo si se trata de unperiodista, no puede disfrazar su personalidad. En el caso de Pablo de la Torriente Brau supersonalidad evidencia un rasgo transgresor. Al conversar con Ruth —su hermana más pequeña,que tiene ya noventa y tres años— pensaba en algo que a veces no se ha valoradosuficientemente: la integridad de Pablo y su ética como ser humano. Todo esto se refleja, demodo fehaciente y mediante múltiples formas, en la obra que dejó escrita. Y es, también,resultado de la honestidad y rectitud con que fue educado.* Historiadora, investigadora y profesora universitaria. (N. del E.).Pablo forma parte de una generación que hace un aporte decisivo a la historia de Cuba; unageneración que rescata los valores del siglo XIX cubano y, a la vez, recupera aquellos valorescentrados en el paradigma revolucionario e intelectual de figuras claves para el ideal antillano,precursores de un pensamiento opuesto al avasallamiento que ya se imponía, se vislumbraba,sobre el destino del área del Caribe y, por supuesto, sobre nuestra América. Estoy pensando endon Salvador Brau, Federico Enríquez y Carvajal, Ramón Emeterio Betances, José Martí.Estas figuras no solo son exponentes de una cultura, de una identidad nacional, de unconcepto de independencia, sino de un sentido humanista que los distingue, también, dentro dela intelectualidad revolucionaria, anticolonialista, independentista que es, en definitiva, la fuentede donde beben los hombres de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Se nutren de lacultura que reciben y, al mismo tiempo, de la fuerza que ya les viene, que ya les corre por lasvenas.Un elemento que me interesa destacar para el estudio de la intelectualidad de la década del 30del pasado siglo XX —que no hemos abordado porque pensamos que surgió casi por generaciónespontánea— es el modo en que revoluciona y trata de reconquistar, en muchos sentidos, elsueño americano.Es, precisamente, ese sentido transgresor el que quiero destacar en Pablo, una transgresión queen su caso, no solo significa innovación periodística, sino que se entronca con la formaciónintelectual, ética, humana, política recibida desde niño, avivada desde el ambiente familiar ytermina por proyectarse de manera muy fuerte en el escenario social como ocurrió con la Cubade finales de los años veinte del siglo XX.Aquella generación, integrada por Eduardo Chibás, Aureliano Sánchez Arango, AntonioGuiteras, Gabriel Barceló, Raúl Roa, José Z. Tallet y el propio Pablo, entre otros, mantiene unacontinuidad respecto a sus predecesores. En términos simbólicos irrumpe en el escenariopolítico a partir del 30 de septiembre de 1930. Hubo personas que la sobrevivieronampliamente. Fue tal la huella que sembró que generaciones más contemporáneas reconocen suimpacto e influjo. En tal sentido, me reconozco deudora de estas figuras, sobre todo, porquesupieron mantener la fuerza, el coraje, la lozanía y la transgresión como principio rector de susvidas.Y digo deudora en el sentido de lo que hicieron, de la obra que dejaron que tiene plenavigencia; y también de su espíritu de lucha que, en el caso de Pablo, constituye un paradigma.

Mucho se ha hablado de la influencia que ejerció la familia sobre la personalidad de Pablo.Quiero recordar a sus hermanas Güiqui, Zoe, Lía y Ruth, que está hoy aquí con nosotros. Conellas tuve oportunidad de intercambiar ampliamente durante mucho tiempo. Con ellas compartírecuerdos y anécdotas muy interesantes que me revelaron la calidad humana de Pablo y el modoen que su entorno familiar creó en él sentimientos y valores muy arraigados como los de lasolidaridad, la honestidad, la entrega, el no quedarse callado ante las injusticias… Largassesiones de conversación —en las que compartíamos dulces y vasos de leche, que me hicieronengordar— me permitieron conocer y adentrarme un poco más en la personalidad de Pablo y loque representaba en él su familia.Sus hermanas fueron las principales guardianas de su memoria y, en este sentido,desempeñaron un papel decisivo al rescatar y conservar la obra del escritor, del periodista; perosobre todo del hombre. Ellas lograron no solo mantener vivo el recuerdo de Pablo, sino losideales y la fuerza de una revolución que fracasó —en frase gráfica de la época— «se fue abolina», y durante bastante tiempo permaneció en el olvido.Hay que ubicarse en lo que significaron las décadas del sesenta y setenta del pasado siglo XXpara nuestra sociedad. Por supuesto, muchos de los presentes vivimos la experiencia y sabemosel grado de compromiso con que se hacían las cosas y con que se intentaba rescatar a figurasolvidadas de nuestra historia. Uno de aquellos hombres entrañables fue José Zacarías Talletquien aun redactaba sus trabajos en la máquina de escribir de Pablo de la Torriente Brau, al queadmiraba, yo diría, adoraba. Quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo, sabemos de susmuchas virtudes, de su calidad intelectual y humana; su inteligencia adornaba e irradiaba supersona.Una mujer, casi desconocida que ha quedado lamentablemente a la sombra, es Asunción DíazCuevas, fiel colaboradora del doctor Raúl Roa García, muy conocedora de esta etapa históricaque nos legó la obra de Pablo. Cuando pienso en revolucionarios tan queridos, como Roa,Rubén, Pablo, que siempre actuaron con limpieza, desinterés y entrega, guardo un especialrecuerdo para Asunción. Gracias a ella se pudieron reconstruir las crónicas periodísticas escritassobre Pablo, se conocieron datos y elementos de interés acerca de los hechos que narraba Pabloy se identificaron personas y detalles propios de su intimidad relacionados con el autor.En los años sesenta y principio de los setenta, la imagen de Pablo como héroe se asociaba,predominantemente, a la epopeya, a la aventura, al humor pero no se profundizaba en ladimensión política de su rica personalidad. En honor a la verdad, muchos datos y referenciassobre su vida y actuación revolucionaria e intelectual fueron precisándose gracias a los aportesde sus contemporáneos.Baste decir, que la prensa de la década del setenta en Cuba no dedicó muchos espacios aresaltar estas figuras. Casi por excepción se publicaban artículos sobre Antonio Guiteras o elpropio Pablo. Sin embargo, nombres y apellidos de personas que, por determinadas razonesabandonaron el país o permanecieron en él, pero mantuvieron puntos de vistas diferentes oposiciones opuestas a las que entonces regían la política del país, fueron incluidos a pie depágina de varias publicaciones. Ese rescate —muy propio de Pablo y de su manera de ser ydecir la verdad— pudo realizarse gracias al testimonio de mucha gente de aquella época.Retomando el tema con el que comencé estas palabras al hablar del Pablo transgresor, todavíaen los setenta existía una imagen muy esteriotipada del héroe. El propio Pablo se encarga dedevolvernos, con su peculiar sentido del humor, una imagen de sí mismo muy cercana a lascontradicciones humanas del hombre común. De ahí que el humor tiene también un sentidotransgresor y vital en Pablo. Creo que esa es una de sus grandes lecciones. Sus ocurrencias,anécdotas, la profundidad temática que empleó para desarrollar los más diversos estilos ygéneros periodísticos, el modo en que aprovechaba una simple noticia o un hecho —valiéndosedel humor, la ironía, el sarcasmo— destacan como elementos transgresores, en el sentidomoderno de la palabra, de los cánones establecidos para su época.En un momento determinado, Pablo era el protagonista de los hechos y los narraba en tercerapersona; en otros, no era ni siquiera testigo, sino simple conocedor de la información y ladescripción del acontecimiento narrado. Era tal su perfección, su maestría para relatar el sucesoque muchos pensaban que había participado en él. Ahí tenemos el ejemplo de la crónica

«Ejecutado el traidor Soler después de juzgado por los mismos a quienes entregaba»,paradigmática en este sentido.En otros trabajos periodísticos ataca con crudeza los falsos valores de la sociedad burguesa,cuando describe las campañas de «ciertas damas» que invertían dinero en alimentar a perrossarnosos, en lugar de atender a la infancia desvalida. Pablo que humanizaba a los animalescomprendía claramente esa situación.Ese sentido transgresor también se manifiesta en la reproducción onomatopéyica de laspolémicas producidas en las asambleas de depuración universitaria (efectuadas entre 1934 yprincipios de 1935) donde estableció un nuevo estilo periodístico que describía el ambienteacalorado y lleno de pasiones entre las diferentes tendencias y organizaciones presentes en elmovimiento estudiantil de aquellos años.Con frecuencia la imagen que nos llega de Pablo va de un hombre metido en la acción, en lastánganas, a la de un combatiente que arenga en los frentes, que «polemiza con el enemigo».Hubo que esperar al final de su vida para entender cómo se había producido en él una toma deconciencia que lo llevó a la acción y a asumir la responsabilidad de comisario político.Estamos hablando de alguien que sufrió cárcel, que conoció los horrendos crímenes depresidio y que no descansó hasta señalar a los culpables y conseguir justicia. Esa fue la razónpor la que tuvo que exiliarse e irse, en 1935, para los Estados Unidos ya que el teniente Powelllo había amenazado de muerte.En el momento en que la revolución «se va a bolina» viene la componenda: los sicarios delMachadato que cometieron viles asesinatos quedan impunes en medio del rejuego entre el fueromilitar y el civil. Entonces Pablo levanta la voz y dice que si es el tribunal revolucionario quienpuede aplicar la pena de muerte a quienes realmente lo merecen.En tal sentido, en una nota privada que le envía a Raúl Roa García le comenta que Irizarri ledijo a Riera que iba a nombrarse el tribunal revolucionario con las personas asignadas por lasagrupaciones, y él creía que Ada [Kourí] debía tomar un puesto en este tribunal, ya que aunqueel buen funcionamiento de este serviría para acreditar al nuevo gobierno, lo cierto es que seríauna oportunidad para manifestar el antimachadismo y pedir pena de muerte para todos esosratones. Ellos estarían dispuestos a nombrar a Riera, que era abogado y había estado en contactocon toda la policía. Y se despide así: «Vengo mañana, Pablo».La lectura de la obra de un hombre de pensamiento y de acción, como lo fue Pablo, llevanecesariamente a adentrarse en su época, y en las contradicciones que se produjeron entre esapersonalidad y la realidad que vivió. No obstante, es imprescindible tomar cierta distancia; nodeslumbrarnos ni ofrecer imágenes distorsionadas sobre todo de quien tuvo criterios políticosmuy firmes sobre el proceso revolucionario.El Pablo que fue a España a aprender modos concretos sobre la guerra y la revolución, quévaloraciones nos hubiera hecho de aquel período histórico que sigue marcando nuestra sociedady del que no podemos prescindir.Espero que mis palabras no hayan sido redundantes. Si he podido ofrecer algo nuevo mesentiré muy complacida porque sigo siendo deudora de Pablo, alguien que marcó mi vida en elorden de la investigación histórica.Indagaciones entorno al periodismo precursor de PabloMiriam Rodríguez Betancourt *Doy las gracias al Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau por haberme invitado a participaren este Coloquio, oportunidad propicia para compartir y confrontar los indicios de unainvestigación acerca del periodismo ejercido por Pablo, cuyos resultados, obviamentepreliminares, indican, no obstante, notables anticipaciones en su obra que puede considerarseprecursora de tendencias o escuelas como la del muy célebre Nuevo Periodismo norteamericanode los años sesenta 1 .Que Pablo es un orgullo del periodismo cubano lo sabemos todos, «quizás el más grandeperiodista cubano de todos los tiempos», al decir de Mirta Aguirre, lo que ya supone un elogio

imposible de pasar por alto, y, mucho más, cuando la ilustre profesora incluye estaconsideración en un libro de lectura dirigido a los niños.* Profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Coordinadora de la CátedraUniversitaria Pablo de la Torriente Brau. (N. del E.).Todos estamos de acuerdo también en que la grandeza de Pablo periodista reside, desde suprimer artículo antimperialista hasta las crónicas escritas desde España, en la temática asumidadada su condición de combatiente, y en el vigor expresivo, brillante, de su prosa.Sin embargo no se ha meditado suficientemente en la definición que ha dado Víctor Casaus alcalificarlo como «un revolucionario de la creación periodística». En esa maestría, de la que elmismo Pablo no se percató, ni mucho menos valoró, también se afirma su dimensión comoescritor de publicaciones periódicas 2 .Muchas veces la práctica del periodismo militante, el del urgente compromiso con la realidadinmediata, casi exime a sus hacedores de mayores aspiraciones. Recordemos que Pablo,refiriéndose a su trabajo, decía que «sus ojos se habían hecho para ver las cosas extraordinariasy su maquinita para contarlas», misión natural a la que, en calificación rotunda, simplificaba conla conocida conclusión inmediata: «Y eso es todo».Pero cuando nos acercamos y profundizamos en esa «simple» tarea de ver y contar, hallamosno pocos ejemplos de prácticas y métodos que varias décadas después de su muerte, adquirieronresonancia internacional como estilos y técnicas de avanzada. Tal es el caso del NuevoPeriodismo que en Tom Wolfe, Truman Capote y Norman Mailer tuvieron, entre muchos otros,importantes cultivadores.Desde luego, los puntos de contacto entre el periodismo de Pablo y el de estos y otroscreadores no se dan en forma mimética sino en la apropiación de esencias, partiendo de que atodos ellos les es común la voluntad de tratar los grandes problemas de su momento histórico.Diferentes son las épocas y los contextos, pero sí resultan próximos el afán desacralizador, laactitud irreverente, la ruptura de esquemas —moverse a sus anchas, por ejemplo, entre la ficcióny la realidad—; la subjetividad del autor y la rebeldía frente a todo dogma expresivopreestablecido, de modo que no fuera sólo importante lo que se decía, sino también cómo sedecía.Pablo no empleó todos y cada uno de los principios canónicos puntualizados por Wolfe;aquellos cuatro procedimientos que tipificaban al Nuevo Periodismo: sucesos narrados escenapor escena; conversaciones íntegras (diálogos totales); cambio del narrador o punto de vista entercera persona, y empleo del status de vida o presentación exhaustiva de vida y obra de lospersonajes 3 .De lo que no hay duda es que incorporó y recreó, especialmente en sus reportajes y crónicas,algunos de estos recursos casi treinta años antes de que Rex Reed, Talese, Capote, Mailer y elpropio Wolfe los utilizaran y despertaran asombro, admiración y rechazo a la par.Tanto Pablo como los nuevoperiodistas, lo mismo en los Estados Unidos que en otraslatitudes, buscaban, proponiéndoselo o no, provocar al lector por la vía emotiva e intelectual.A diálogos enteros, recreados en detalles realistas, acudió Pablo en artículos como «Mella,Rubén y Machado» y «Mujeres contra Machado»; de sucesos narrados escena por escena esejemplo elocuente «Las Olimpiadas Centroamericanas», y de status de vida, «105 días preso»,cuando al referirse al homenaje a Mella escribe, a lo largo de todo el relato, que es extenso, unasíntesis prolija de la vida del líder estudiantil.Igualmente se anticipó en el uso y abuso de onomatopeyas e interjecciones; disloque yprofusión de signos de puntuación —que algunos, incluso, han querido ver como descuidos oerrores—, abundante empleo de epígrafes para causar transiciones, inter-párrafos y separaciónde escenas, todos recursos característicos o actualizados de aquella nueva escuela.Famosos fueron también los nuevoperiodistas por sus métodos de obtención de información orecogida de fuentes, práctica que no era nueva en la profesión pero que, como apuntaba Wolfe,ellos fomentaron, pasándose días enteros con la gente sobre la que estaban escribiendo, semanasen algunos casos 4 . Pues bien, también mucho antes que ellos, Pablo conviviría con susprotagonistas en las abruptas montañas orientales para «dar cuenta detallada» de la vida y las

luchas campesinas, lo que desembocó en «[…] aquel maravilloso reportaje, relato y ensayodenunciador.» 5 que fue «Realengo 18»:Allá los seguí entre varias peripecias y tuve la magnífica oportunidad de comer con ellos, hablar conellos y hasta dormir, como ellos, bajo el cielo nublado sobre un gran tronco tendido sobre la yerba, allado del bohío de José Gil Morasín, donde las montunas bailaban un interminable son 6 .Otro de los aportes e influencias positivas del Nuevo Periodismo fue el reconocer y validar elreportaje cómo género ideal para la confluencia del periodismo y la literatura, hasta el punto deque en él se difuminaran las barreras entre ficción y realidad 7 . Fue Pablo entre nosotros quienconfirió al reportaje una dimensión estética que, antes de él, no se encuentra en el periodismocubano. Loló de la Torriente apunta al respecto:Sus reportajes, en forma narrativa, dialogan muchas veces, lejos de liquidar «el cuento», lo muestrancon los elementos que ya con anterioridad había empleado[…]. Abrió los ojos a un mundo deimágenes que fue filtrando, diluyendo, jerarquizando con fibra de narrador extraordinario que todo lotransformó y creó dentro del periodismo cubano moderno 8 .Algunos fragmentos, prácticamente tomados al azar entre sus reportajes, ilustran talesafirmaciones:Morón tiene la segunda estación de Cuba. De ella salí en un desvencijado automóvil a buscar a unamuchacha y un niño para tomar por los canales del Estero. La muchacha se llamaba Lilia Banco y elniño, que llevaba un velero de juguete para echarlo al mar en Punta Alegre, se llama Tirso Ochoa. Yla lancha se llamaba «Aida», que era el nombre de una hija de Casola, de Gregorio Casola, el patrón,un hombre de mar que usaba guayabera y jipi, como un campesino, y de cuya historia silenciosa yhumilde siempre recuerda un episodio: el del traslado del coronel Mendieta, después de la derrota deCaicaje, auxiliado por Don Antonio Mendoza 9 .Y en otros de sus reportajes, referente a La Habana dice:Más tarde sucedió aquello que yo puedo perfectamente recordar, de los trenes para los cuales habíaque sacar boletín con anticipación de las noches de Caruso a no sé cuántos pesos las lunetas; de lascarreras de caballos con el hipódromo lleno, de los pelotaris con sueldo de cinco mil pesos; de losmillones danzando en vértigo loco de la ruleta del Casino […]Esa fue La Habana, la ciudad pimpante, que pagó a Caruso, a Lázaro, a Martinelli, Tita-Ruffo y a laBori; la que oyó tronar sobre la pista los carros fulminantes de Ralph de Palma, Peter de Paolo,Chevrolet e Ira de Vail; la que tuvo el puerto más próspero que Hamburgo o El Havre; la que fue másrica que New York y más derrochadora que París… ¡Esa fue La Habana!… 1 0Otra muestra del quehacer precursor de Pablo en relación con el Nuevo Periodismo se localizaen la diversidad de géneros que empleaba en un mismo artículo para testimoniar su visión de larealidad, otro «descubrimiento» que le atribuyen a aquella escuela sus principales estudiosos.Sin haber cursado estudios de periodismo ni haber aprendido técnicas específicas, es evidenteque Pablo siempre intuyó que el periodista era un usuario legítimo de los métodos más diversospara documentar la realidad, hoy por hoy, recomendación normativa de la profesión.«Francisco Galán, un general de las milicias españolas» muestra ejemplarmente la fusión degéneros que caracterizan una considerable parte de los reportajes y crónicas escritos por Pablo.Se trata, o «se basa fundamentalmente» este trabajo, (como se ve precisado a aclarar VíctorCasaus en la nota que redacta al reproducirlo 1 1 en la entrevista que Pablo le hiciera al generalrepublicano Francisco Galán durante la guerra española. En ella advertimos, perfectamenteimbricados al diálogo con el héroe republicano, elementos genéricos de crónica, reportaje ysemblanza, por citar los más evidentes.Hasta aquí estos apuntes que, insisto, deben ser valorados en su carácter de aproximación alobjeto de estudio, sin pretensiones conclusivas todavía. Si bien es cierto que en su fasepreliminar nuestra investigación ya revela certidumbres inquietantes, mucho deberá andar aun,mucho habrá que confrontar y debatir con otros que han dedicado años desvelados al examenminucioso de una obra tan importante.

Por la significación, sin duda trascendente, que el periodismo de Pablo de la Torriente Brautiene en el espacio vital de su trayectoria, merece estudios que, como consecuencia, deparenlecciones perdurables. Sin embargo, también es cierto que ninguna investigación carece deespeculaciones, intuiciones y pasiones. A la nuestra se le suma una suerte de afán reivindicativodel cual seguramente ustedes se habrán percatado. Y eso también lo merecen Pablo y la historiadel periodismo cubano.Notas1El primer (?) Nuevo Periodismo norteamericano que los estudiosos han clasificado se gestó hacia finalesdel siglo XIX cuando apareció el periódico de gran circulación. (En este trabajo, en lo adelante, se citarácon las iniciales NP al que surgió en ese país en la década del sesenta).2Guillermo Martínez Márquez, director de Pablo en Ahora, después de elogiar la rapidez y brillantez, conque este escribía los más diversos géneros, se preguntaba asombrado: «¿Dónde aprendió Pablo estetrabajo periodístico que realiza con maestría que muchos hombres bien preparados tardan años en llegar adominar? No lo sé. Creo que nadie pueda saberlo [...]».3Tom Wolfe: El Nuevo Periodismo, Editorial Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 1991. pp. 28, 29 y30.4Ob. cit., p.19.5Véase prólogo de Gustavo Aldereguía, en Realengo 18., Editorial Gente Nueva, La Habana, 1979. p. 9.6Pablo de la Torriente Brau: Realengo 18 y Mella, Rubén y Machado, Edición Popular, La Habana, 1962.p. 74.7«Al comenzar los años sesenta un nuevo y curioso concepto [...] había empezado a invadir los diminutosconfines de la esfera profesional del reportaje. Este descubrimiento [...] consistiría en hacer posible unperiodismo que [...] se leyera igual que una novela». Véase Tom Wolfe: El Nuevo Periodismo, ob. cit.,p.7.8Loló de la Torriente: Torriente Brau, Retrato de un hombre, Instituto Cubano del Libro, La Habana,1968. pp. 200 y 204.9Pablo de la Torriente Brau: Testimonios y reportajes, Ediciones La Memoria, Colección Palabras dePablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2001. p. 164.10Pablo de la Torriente Brau, ob. cit., p. 185.11Véase prólogo de Víctor Casaus en Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, EdicionesLa Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana,1999. p. 213.Pablo y sus juegos con la crónicaLázaro I. Rodríguez Oliva*Cuando miraba el exergo de la exposición plástica «Visiones de Pablo» 1 , me detuve en unafrase: «Porque mis ojos se han hecho para ver las cosas extraordinarias y mi maquinita paracontarlas. Y eso es todo». Según creo, la presente ponencia puede ayudar a entender cuán largaera la visión de Pablo de la Torriente Brau a la hora de aprender esa realidad y llevarla a todosesos trabajos maravillosos que él hacía.Aunque por complexión y por convicción me alejo de los temas periodísticos del trabajo quevoy a analizar: la crónica que hizo Pablo sobre las Olimpíadas de los Ángeles de 1932, lonovedoso es que la escribe en 1931 y la titula «Recuerdos de las próximas Olimpíadas».«El periodista, cronista de su tiempo» tituló Alejo Carpentier a una de sus charlas sobre el rolde quienes asumen el periodismo como profesión u oficio; pero todo lo cronológico implica unseguimiento de hechos sin rupturas ni movimientos temporales. Crónica significa entonces paramuchos la recreación, según el filtro del periodista, de determinado hecho, viendo a este géneroen su forma tradicional de ser el medio de recoger momentos y otorgarles prominencia socialpor entenderlos de interés para el saber común.

* Investigador del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. (Todas las notas sondel editor. N. del E.).Existen disímiles opiniones en torno a qué es la crónica pero todas guardan, en su esencia, elhecho de entenderla como fresco de algún tiempo pasado.La crónica pretende dar a conocer lo ocurrido entre dos fechas pero siempre con unaprogresión de pasado a presente porque ¿cómo podría cronicarse algo que nunca ha ocurrido?Action story, cronaca, chronique o column son sólo variantes lingüísticas de un mismo marcoconceptual. Atarse a sus designios —más que perpetuar viejas definiciones asociadas a ungénero tan polémico— sería como caer en una disquisición retórica sobre la pertinencia ylegitimidad de la nota informativa. Vano trabajo. Siempre hay excepciones, por suerte, aunquemuchos terminen por sacarlas del universo al que pertenecen tan sólo porque los esquemas serompen.Pues bien, contrario a lo que hacía Pablo de la Torriente, que iba al grano sin los regodeos quehan introducido este trabajo, me he extendido hasta este punto solamente para incluir —conpermiso de los Martínez Alberto, los Simpson y los Ms. Mauvais— ciertas acotaciones sobre eltratamiento del tiempo en la crónica de ese grande del periodismo cubano, sobre todo en larelación entre el orden cronológico en que se inscribe la acción y el tiempo real en que sucede elhecho.Escrutando las frágiles hojas de los números del año 1931 de la revista Orbe, el lector puedeencontrarse un título que augura, a simple lectura, algo diferente «Recuerdos de la próximaOlimpíada». El contraste, la ruptura lógica viene desde ese encabezamiento. ¿Cómo se puederecordar algo que no ha pasado aún?Estamos en efecto, frente a una de las joyas del periodismo cubano del siglo XX, vanguardistaen su momento porque de lo contrario no se agruparan tantas definiciones de crónica alrededorde la idea de que siempre es el testimonio de lo vivido o imaginado pero el testimonio en fin.El uso del tiempo en este trabajo es para Pablo de la Torriente algo consustancial a la empatíaque busca siempre para comunicarse con el lector.Comienza el capítulo de la crónica en cuestión con una referencia a un concurso de la revistaOrbe del cual resultaron ganadores, Feliciano, un lector y él, quienes tienen la oportunidad deasistir, vale aclarar, a dichas Olimpíadas que se celebrarían en el verano del año siguiente.Véase, pues, el juego de tiempos, las rupturas, marcadas magistralmente por expresiones, signosde puntuación, y por la manera en que él mismo lo escribió:El lector y yo, triunfadores en aquel famoso y oportunísimo concurso de la revista Orbe, consistenteen averiguar cuál era, matemáticamente, la mejor manera de emplear en Cuba, cinco mil pies de soga,todos los faroles del Prado y… —¡nada más, nada más!— hemos regresado ya, a bordo del Cuba, denuestro viaje a Los Ángeles a donde fuimos para ser testigos especiales, con todos los gastos porcuenta de Orbe, de las próximas Olimpíadas... 2Sin embargo, en ningún momento el lector se siente engañado. Ser partícipe del juego es unaopción. Si la toma, sabe que leerá las peripecias de dos «testigos especiales» en unacontecimiento deportivo que todavía no ha ocurrido pero que aquí se cuenta con abundancia dedetalles.Todo cuanto se dice en «Recuerdos de la próxima Olimpíada» parece sacado de la vivencia dePablo. Su cobertura del tema lo avala como si fuese un especialista que tuviese ante sí lamismísima Olimpíada de los Ángeles.Aunque el trabajo periodístico se encausa por lo anecdótico de la estancia de estos doscubanos, no por ello se desestima la inclusión de aspectos técnicos de los deportes que«cubren», incluso hablan con certera precisión de estadística de récords, de figuras del atletismoque precisamente no salen de la mente de Pablo sino de la realidad de entonces.La ambientación del lugar, los pormenores de la situación parecen reflejar lo vivido por elautor. Y es que quizás el testimonio, género del cual Pablo es de los más caros exponentes,termina por adecuarse a los designios de la creación del periodista. De no ser por el aspectocronológico que desmiente todo argumento, cualquiera podría discutir las circunstanciastemporales con que juega en «Recuerdos de la próxima Olimpíada».

Los constantes paréntesis en el tiempo de la crónica para dar paso a ideas bien ubicadas en elmomento histórico en el que Pablo escribe el trabajo tienen, en mucho de los casos, más que unaintencionalidad estilística, un matiz político, de denuncia:Feliciano y yo, acostumbrados a gritar en el Víbora Park, en el Ferroviario, en Almendares Park yhasta, de vez en cuando en el estadio de la Universidad —cuando hubo Universidad en Cuba, desdeluego—, al entrar, en compañía de Guillermo Pi, Sergio Varona, Joe Massager, Llillo Giménez,Coronado y Galiana, en aquella casa gigantesca, casi nos aterrorizamos 3 .Explícita remitencia a la situación de la Universidad cubana, reprimida desde el gobierno deAlfredo Zayas y extremada su situación luego de la disolución de la asamblea universitaria, lasprohibiciones de asociación en el recinto a no ser con fines culturales y recreativos, todo estobajo la presión de Machado.Pablo, vinculado desde 1930 a la acción revolucionaria ya había publicado en El Mundo sucrónica «105 días preso» con el reconocimiento que supuso lo que, luego, sería su PresidioModelo en uno de los diarios de mayor circulación del país. O sea, a Pablo se le leía con sucrédito al pie de título sin temores, actitud que lo hace ser el persistente vocero de la situacióndel país.Un epígrafe del Capítulo I de la mencionada «Recuerdos de la próxima Olimpíada», asegurala insistencia del periodista en expresar lo que acontecía con las palabras que llevaba. Véase suironía. Su comentario claro oculta la ingenuidad de una frase:Cuando pasó la bandera de Cuba, Feliciano y yo enronquecimos de júbilo dando vivas a Cuba Libre,olvidando momentáneamente que estábamos en los Estados Unidos de Norteamérica […].Efectivamente, ya los muchachos nuestros estaban doblando la curva lejana de la pista, y nosotrosseguíamos gritando: ¡Viva Cuba Libre!… ¡Viva José Martí!… ¡Viva Antonio Maceo!… ¡Qué vivanlos estudiantes!… Pero ya esto último no se pudo tolerar. La gente que nos rodeaba nos estabacontemplando con mucho de asombro, y esto nos daba nuevos alientos, cuando al dar el grito de«¡Vivan los estudiantes!», un policía gigantesco nos agarró por los hombros y nos sacó arrastrando delas gradas, mientras los americanos se reían un poco a lo Chaplin… 4Para hablar de sus hipérboles, del empleo en la crónica de un humor fino, cuidado y sobre todobien cubano, harían falta otras tantas líneas. Estamos aquí hablando de tiempo y desviacionesque aunque necesarias —quien lo duda— pueden introducir ruidos en la idea de darle el méritoque tienen estos cinco capítulos de «Recuerdos de la próxima Olimpíada».Juan Marinello, en una de las tantas ocasiones que habló sobre su compañero de horas depresidio —refiriéndose a sus crónicas de la Guerra Civil Española— se preguntaba ¿cómo Pablopodía, con solo algunos datos atrapados al vuelo, construir la visión cabal de un fenómeno tancomplejo? Aunque para nada pueda caber en la mente de quien redacta estas líneas comparar lacomplejidad de este hecho crucial de la historia universal con la Olimpíada norteamericana, nopuede tampoco dejar de extrapolarse esta visión cabal a fenómenos menos trascendentales peropotencialmente tratables desde la aguzada óptica del periodista Pablo.Habrá, tal vez, quien discrepe en vestir a este trabajo de Pablo con el sayo de la crónica, sinembargo, seguramente concordará en la originalidad de jugar con el concepto del tiempo,haciendo añicos la lógica rutina del género.La libertad de estilo de Pablo justifica su elección. Muchos intentan cambiar sin llegar másallá de ser lo mismo pero con diferente sazón. Pablo no.Por mi parte apuesto por ver a «Recuerdos de la próxima Olimpíada» como uno de losartículos vanguardistas del periodismo del siglo XX cubano. Pero también, por qué no, como unapieza maestra sacada —como todas— del tropel quejumbroso de una vieja Remington, y una delas tantas formas de hacer periodismo que rondaban al joven Pablo.Notas

1Exposición plástica en la Sala Majadahonda del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, inauguradaen noviembre de 2001, en el centenario de Pablo, y en la que un grupo de artistas «re-crearon» la imageny la memoria del cronista.2Pablo de la Torriente Brau: Recuerdos de la próxima Olimpiada, [Prólogo de Víctor Joaquín Ortega],Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, LaHabana. 2002. p. 101.3Pablo de la Torriente Brau: Recuerdos de la próxima Olimpiada, ob. cit., p. 104.4Ibíd., pp. 106 y 107.Pablo y el post-testimonio:historia y testimonios bajo los lenguajes de la contemporaneidadAmir Valle Ojeda *Aunque el tema de esta ponencia es Pablo y el post-testimonio se darán cuenta que lo primero esintentar un acercamiento desde la teoría, sobre todo en el inicio, para que se comprenda a quévoy a referirme cuando hablo de post-testimonio.«Bajo cada nuevo paso somos menos los mismos. El hombre, lejos de iluminarse bajo la égidade la luz, busca su salvación en un mundo de sombras que lo marca, no hay otra salida, comouna bestia ciega camino al Apocalipsis» 1 . Leída así, a vuela vista, esta frase parece haber sidoescrita ayer mismo, en el momento en que una familia argentina decidió suicidarse frente a laventana desde la cual Fernando de la Rúa 2 pretendió hacer creer al mundo y a los argentinos queestaba trabajando por superar la crisis más terrible en toda la historia de ese rico y nombradopaís. Parece haber sido creada bajo el influjo de esta nueva era que anunció el atentado a lastorres gemelas en Nueva York o bajo el funesto vaticinio de Kofi Annan sobre la muerte en2002 de siete millones de africanos bajo el flagelo del Sida.Sin embargo, hemos de aclarar algo: la frase fue escrita en el año 858 d. n. e. por el filósofo AlKindi, considerado el primer pensador islámico y uno de los primeros que tradujo al árabe lasobras de Aristóteles. Aunque afirmaba que las conclusiones esenciales de la filosofía y lareligión son armónicas, situó empero la revelación por encima de la filosofía y las intuicionesproféticas sobre la razón.* Periodista y escritor. Obtuvo el Premio Memoria 1997 por su proyecto testimonial Laberinto de ratas. (N. del E.).Más adelante, en el propio trabajo «De la existencia y las razones del existir», dice: «Elhombre es su propia historia. Nada existe fuera de su vivencia, puesto que todo: universo, luz,tinieblas, aire existe solo bajo su mirada. A su muerte, muere la historia» 3 .José Martí, Simón Bolívar, Mahatma Ghandi, por sólo citar algunos, sirven hoy de referentesal hombre moderno cuando se habla de eso que llaman «vigencia del pensamiento». ¿Qué decirentonces de las profecías de este hombre que en los mismos inicios de la nueva era, la era deCristo, anunciaba que el mundo avanzaba irremediablemente hacia el Apocalipsis, mediante lapropia eliminación de la humanidad, que para su concepto (y nótese los puntos de contacto conlos conceptos modernos) significaba la eliminación de la historia.La literatura escrita (y su posibilidad de continuidad en formatos que superan la mortalidad dela especie humana: tablillas de barro, papiros, libros) vino a convertirse, durante largos años, enun antídoto contra esa propia mortalidad que acabaría con la historia llegado el momento de lamuerte física.Conocidas son ya las frases de los pensadores modernos que afirmaban que leyendo las obrasde Honorato de Balzac, Alexei N. Tolstoi, Walt Whitman, o más recientemente Gao Xinjian,por citar algunos ejemplos, podía conocerse la historia de sus respectivos países: Francia, Rusia,Estados Unidos y China.No obstante, los nuevos lenguajes de la contemporaneidad imponen nuevos retos a esaconservación de la memoria del hombre, es decir, de su historia. Un estudio realizado por laIBM y divulgado en la ya indispensable Internet, por uno de sus estrategas: Bill Gates, ofrece el

siguiente resultado: En 1990, de un cuarenta y seis por ciento comprobado (del total de lapoblación mundial) de posibles lectores de todo tipo de literatura: el treinta y nueve por cientoadquiría libros y el resto, sólo un siete por ciento, tenía acceso al mundo de la información porla tecnología computarizada. Mientras en 2000, de un cincuenta y ocho por ciento comprobado(del total de la población mundial) de posibles lectores de todo tipo de literatura: el treinta ycinco por ciento, tenía acceso al mundo de la información por la tecnología computarizada(básicamente Internet) y sólo el veintitrés por ciento, mantenía su acceso a la información através del formato tradicional libro. De ese veintitrés por ciento, más de la mitad corresponde ala población de países donde las tecnologías de la informática no han podido expandirse pordiversas razones.De tal situación se concluye: no parece tan alocado, como se hizo ver a principios de losnoventa, el vaticinio de ciertos pensadores que preconizaron el fin del formato de libro y lamasificación, para usar un término de moda, de la información computarizada.De modo que, mirándolo desde ese punto de vista, volvemos a los inicios: la fugacidadevidente de las nuevas tecnologías (en el sentido de que cada día cambian y se modernizandejando obsoleto lo anterior) propone un reto para la conservación de la memoria.El propio Umberto Eco, en uno de sus ensayos sobre la modernidad, asegura que «es un cicloen el cual las etapas se incineran sin conservar sus raíces. Lo que importa es qué tecnologíanueva propondrá nuevas facilidades al trabajo de conservación del espíritu humano, sin queimporten las muertes sucesivas que va sufriendo ese espíritu durante el tiempo que duran esoscambios técnicos, como si la propia humanidad no se percatara de que estas nuevas tecnologíaslanzan la inmensa y mayor parte de esa información, supuestamente rescatada, al espaciosiempre perdido e inatrapable del éter». 4Y más adelante, hace una especie de chiste cruel: «los cambios hacia los nuevos lenguajes deprocesamiento de la información son tan acelerados que ni siquiera los más poderosos museosdel mundo han podido ponerse al día con sus colecciones. Al paso que va esa modernización, talparece que hará falta ampliar, digamos, el Museo del Prado, y ocupar con edificios dealmacenes todas las avenidas aledañas donde se lea: Conservación de disquetes, Conservaciónde zips, Conservación de CDs, Conservación de DVDs, etc.» 5 .Y conste, que este escrito de Eco data de 1999. De entonces acá, como él mismo lo hace saberen ese etcétera que coloca al final de la enumeración de almacenes, la tecnología ha avanzadotanto que poseer una computadora Pentium 2 con 10 gigas de disco duro lo hace a uno sentirseen la prehistoria.La conclusión es simple y alarmista: ha disminuido la cantidad de lectores en el mundo. Poresta razón, por la crisis económica y por la competencia de las nuevas tecnologías, laseditoriales han disminuido sus producciones en más de un cuarenta por ciento a nivel mundial,según datos de la Unesco, y si cada día crece más la necesidad del hombre de adaptarse a lasleyes de un universo computarizado signado por ese suicidio en el éter de la mayor parte de lainformación recogida y procesada, entonces el vaticinio de Al Kindi adquiere rasgo de profecía.MUERTE DE LA HISTORIA Y EL POST-TESTIMONIODefinir el post-testimonio, bajo el influjo de esta modernidad y de los lenguajes que han llegadoal terreno del testimonio, es casi imposible y nos haría entrar en un campo en el cual aún eldebate es amplio y bien matizado de incongruencias. Por esa razón prefiero ir a la simpleza delos términos. Testimonio: la voz de los sin voz; post-testimonio: la voz del hombre de su época.Entiéndase por hombre moderno ese que ya no puede delimitar hasta dónde llegan y dóndeacaban los lenguajes del periodismo, la investigación histórica, el cine, la televisión, la radio, lasartes plásticas y, claro, las ciencias de la información computarizada en sus diversas variantes,ya se ha dicho, cada vez más complejas y modernas.Y caminemos también hacia una definición interesante, también en debate:[…] testimonio y pos-testimonio parten de un presupuesto común: la presencia de seres noprotagonistas, especie de testigos o personajes secundarios, que cuentan la historia desde la óptica delvencido, del subyugado; por tanto, es una visión menos manipulada de los hechos en tanto, ya sesabe, la historia es escrita (a su modo y conveniencia) por quienes vencen. El vencido tratará de

demostrar/mostrar todas las caras posibles de los hechos, intentando convencer de que es quien tienela razón […]. 6Bajo estos auspicios, la lista de clásicos del testimonio a nivel mundial ha sufrido una ostensiblereducción. Como primera derivación han sido excluidos del campo del testimonio las memoriasy libros del género de personalidades que encabezaron o cambiaron la historia. Baste un soloejemplo: sobre la Segunda Guerra Mundial y el fenómeno del nazifascismo, el canon reconocióen 1987 tres libros básicos: Mi lucha, de Adolfo Hitler; El diario de Anna Frank; y Reportaje alpie de la horca, de Julius Fucik. Hoy, al revisar el listado se nota la ausencia del libro de esegenio maléfico que fue el Führer.Otro ejemplo: Sobre el testimonio cubano, en las universidades norteamericanas, aparecían lossiguientes libros en 1987: El presidio político en Cuba, de José Martí; Crónicas de la guerra, deMiró Argenter; los diarios de Máximo Gómez, José Martí y Antonio Maceo; Presidio Modelo,de Pablo de la Torriente; Mi propia Cuba, memorias de Fulgencio Batista, el alegato deautodefensa La historia me absolverá y Pasajes de la guerra revolucionaria, del Che. Hoy lalista está recortada sólo a tres libros: El presidio político en Cuba, de Martí (porque era unadolescente y una víctima), Presidio Modelo, de Pablo de la Torriente y Antes que anochezca, elclásico de Reinaldo Arenas.PABLO Y EL POST-TESTIMONIOEl hecho de que Pablo haya entrado en el canon en tiempos del post-testimonio da fe de laperdurabilidad de su obra. Según los debates sobre el tema, el testimonio (la oralidad transcrita,según una definición bastante exacta) ha dejado de ser por la mixturización de lenguajes en loscuales los signos distintivos del periodismo, la historia, el universo audiovisual y las nuevastecnologías envenenan esa oralidad con un marcado sentido ideológico. De ahí que, en lamayoría de los países con cierta tradición en el género, se perdiera la definición de testimoniocomo «la voz de los sin voz», para convertirse en la siguiente definición: «testimonio: la voz dela Historia». Aclaro, esta historia está escrita con mayúsculas y es la visión de los vencedores.El post-testimonio, entonces, quedaría como «la voz del hombre de su época» y estaríacaracterizado por tres rasgos: la narración de un suceso en la cual se puede haber participadocomo ente individual pero desde la perspectiva grupal, no desde la cabeza protagónica de esesuceso; el objetivo es contar lo que se vivió, no demostrar ninguna tesis (cosa que sí hace eltestimoniante cuando escribe desde la óptica del vencedor).El entorno histórico, por otra parte, adquiere matiz de trasfondo y es el desgarramientohumano del protagonista (la óptica del vencedor escribiría el testimonio haciendo hincapié enlos hechos históricos poniendo al ser humano como un ente dependiente de esos hechos oprotagonizando esos hechos).Es lógica, entonces, la inclusión de Presidio Modelo de Pablo en el listado del canon posttestimonial:Pablo cuenta su encierro en esa prisión desde la perspectiva del vencido, no intentademostrar ninguna tesis de poder y sí narrar, desde un humanismo absoluto, los hechos crudossobre el desgarramiento humano de quienes allí sufrieron en un momento histórico convulsoque, si bien es importante resaltar, aparece de trasfondo. La visión de Pablo es esencial: lo quele importa es el sufrimiento humano que ha provocado ese momento histórico. Nunca al revés.Cerrando el círculo en torno al concepto «la voz del hombre de su época» volvemos aencontrar un detalle básico que coloca a esta obra de Pablo dentro del canon del género, y quepudiera aplicarse a cualquiera de sus otras obras testimoniales: la adquisición del lenguaje de lamarginalidad, entendida esta, generalmente, como las claves utilizadas por el habla no culta ono aceptada por la Real Academia de la Lengua.Una de las limitaciones fundamentales del testimonio escrito por los vencedores es la«purificación del lenguaje popular», para decirlo al modo de nuestro maestro Ricardo Repilado.Tal pareciera que quienes escriben esos testimonios (gente de origen muy humilde, campesinos,obreros, personas sin mucha calificación aunque con mucho valor y mérito político) noquisieran recordar esos orígenes. Ya se conoce la famosa anécdota de un Almeida gritando, enel fragor del combate, «aquí no se rinde nadie, carajo», cuando la palabra realmentepronunciada fue nuestra querida, y tan bien traída y llevada, cojones. O aquella otra en que el

Che manda a Camilo a una misión y al regreso, el héroe de Yaguajay dice al Che: «casi mefastidian el trasero», cuando, según un protagonista de los hechos, lo que dijo Camilo fue: «porpoco me rompen el culo».De modo que, sin más palabras, ese es otro de los méritos de Presidio Modelo en lo que serefiere a esa parte de la conservación de la historia de una época que tiene que ver con sulenguaje: toda la riqueza del vocabulario del presidio y del presidiario político y común en laCuba de la época es recogida, respetada y hasta reverenciada y puesta ante nuestros ojos en todasu descarnada agresividad por ese testimoniante que es Pablo: un escritor que lo mismo alude adescripciones plásticas y casi cinematográficas, que te hace ver los lugares donde transcurre loque cuenta, asume la perspectiva de la voz de quienes sufren con él, habla «en sencillo y buencubano», dramatiza y describe escenas de crudo realismo y las pone ante nuestros ojos, es capazde cronicar al puro estilo periodístico, o hacer algo de historia cuando viene al caso.LECCIÓN DE PABLO«Se impone hablarle al hombre desde el hombre, desde la sangre de la especie» 7 , dice el escritornorteamericano Norman Mailer, fiel defensor del testimonio. Esa es la enseñanza que Pablo nosdeja a quienes queremos escribir dentro del género.En un mundo donde imperan los lenguajes fríos de la contemporaneidad, donde lastecnologías aunque facilitando, alejan a los hombres de sus sentidos más biológicos yuniversales (conozco amigos de otros países que ya sólo se hablan por email o por chat), seimpone escribir desde el ser humano que uno es, con todos sus valores y miserias, para quequizás, ese pedazo de ser humano que aún nos queda, sienta el llamado de la sangre y leanuestras historias, comprenda nuestras historias y aprenda nuestras historias.Pablo lo hizo y el resultado es su permanencia. Como todo en literatura, y siempre recuerdoque el testimonio para mí es parte de la literatura, quedará la obra que muestre eso que hace alhombre un animal superior: los sentimientos.La enseñanza de Pablo, y basta leerse Presidio Modelo para comprobarlo y sacar experiencias,radica en que vio la historia como un espacio donde el hombre se mueve; donde el foco de lanarración está en el hombre y no en los hombres puesto que la voz colectiva y la masa seguirásiendo un invento de las ideologías y la voz del hombre en su carácter unitario, personal, íntimo,es la única que mueve al hombre; supo contar los hechos de la historia desde la perspectiva delhombre inmortal, imperfecto, cargado de contradicciones, preguntas, indecisiones, algo que diomayor veracidad a los hechos narrados.Harían muy bien historiadores y escritores de testimonio en releerse una y otra vez una obracomo esta. Pablo, quizás sin saberlo, estaba sentando las pautas de un nuevo paradigma. No porgusto muchos dicen que en Cuba hay dos únicos modelos dentro del género: El presidio políticoen Cuba, de Martí; y Presidio Modelo, de Pablo de la Torriente Brau.CODA COMPUTARIZADA CON VIAJE AL PASADODespués de haber respondido con toda una imaginación que deja pequeños los escenarios de lapelícula La Matriz, sobre su proyecto de una modernidad hipercomputarizada hasta para las mássimples necesidades biológicas, Bill Gates queda en silencio. El periodista le ha hecho unaúltima pregunta: ¿qué desea él, en ese futuro, para sus hijos? Y la respuesta es bien simple: Quepuedan leer un buen libro.El genio renovador del mundo apuesta por un futuro donde sus hijos tengan un buen libro. Yya se ha dicho: un buen libro es aquel capaz de conmovernos hablándonos desde nosotrosmismos, desde el hombre que habla al hombre que somos. Por esa respuesta conservo una lejanaesperanza. Mientras existan escritores que dejen obras como las de Pablo, cargadas de historia ymodernidad, es decir, que no envejecen, no es una utopía que el Apocalipsis anunciado por elfilósofo islámico Al Kindi no llegue a cumplirse, y quizás, por esa misma razón, el hombrepueda salvar su memoria y su historia, precisamente gracias a esa escindida, desigual ypésimamente globalizada modernidad tecnológica.

Notas1Al Kindi: Obras Escogidas, Filosofía «De la existencia y las razones del existir», t. II, Editora Selectos,Madrid, 1985. p. 49.2Presidente argentino que gobernó ese país entre 1999 y 2001. (N. del E.).3Al Kindi: ob. cit., p. 63.4Umberto Eco: «Modernidad, tecnología y lengua», en Revista University Land, no. 2, Universidad deArizona, Estados Unidos, 1999, p. 14.5Ibíd.6Leonard Philip: «Nuevo Periodismo, Testimonio, Post Testimonio y Post Historia», en Revista LupsScientiae Primavera, Toronto, Canadá, 2000. p. 25.7Rudolph Lancaster: «No escribo Historias, escribo historias», entrevista a Norman Mailer, en The NewWords, Nueva York, 15 de noviembre de 1995. p. 16.El discurso testimonial y de ficción de Pablo de la Torriente BrauJosé Domínguez Ávila *Pretender comunicar juicios en Cuba sobre el discurso de un intelectual como Pablo de laTorriente Brau es, cuanto menos, pecar de ignorancia o tratar de exponer en tan breve tiemponuevos puntos de vista sobre una tema que ya tiene mucha tinta gastada: el período de los añosveinte y treinta del siglo XX, el de las vanguardias artísticas, llamado por Juan Marinello «ladécada crítica».El riesgo se acentúa si uno elige el «discurso de ficción», por cuanto se enfrenta a doscategorías también presentes en varios volúmenes de estudios y ensayos, controvertiblesmuchos de ellos. No obstante, intentaré asumir el riesgo al revelar la dignidad humana pormedio de la palabra.La obra narrativa de Pablo de la Torriente Brau, desde los años veinte hasta 1936 —fecha desu muerte en España— se desarrolla en el momento cúspide de la modernidad, proceso culturalque se engendra dentro del capitalismo y genra, a partir del Renacimiento, una críticaracionalista al régimen feudal y a sus remanentes y consecuencias.* Profesor universitarioLa crítica de la modernidad 1 desde sus gérmenes fue portadora de ideales de justicia, igualdady libertad. Esto último adquirió notoriedad con la Ilustración en el siglo XVIII. Si somosconsecuentes con la verdad relativa, apreciaremos cómo dentro de la modernidad elirracionalismo cobra gran importancia en determinados momentos, bien en la filosofía deNietzsche, Schopenhauer u otros, bien en expresiones artísticas de la vanguardia como eldadaísmo y el surrealismo.Aunque controvertible ha sido el criterio de la modernidad en América Latina en lo querespecta a su dependencia económica, sin lugar a dudas en sus particularidades históricas, lasexpresiones culturales de la modernidad han sentado pauta. Si la «modernidad latinoamericana»se concibe en su relación con Europa, la conquista impone la modernidad a este continente: unamodernidad que tuvo como base el capital que en palabras de Marx «[…] viene al mundochorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies a la cabeza […]» 2 . Un segundonacimiento ha tenido la modernidad latinoamericana con las guerras de independencia en susignificado emancipatorio a pesar de que todo este proceso se ha visto frustrado o frenado por lainjerencia norteamericana ejercida desde finales del siglo XIX 3 .En esas circunstancias de la modernidad dependiente dentro del sistema capitalista 4 , enespecial el norteamericano, se desarrolló la fugaz pero profunda obra de Pablo de la TorrienteBrau. Y en esas particulares circunstancias estuvo a la altura del intelectual que Gramsciconcibió:

El modo de ser del nuevo intelectual, ya no puede consistir en la elocuencia motora exterior ymomentánea, de los aspectos y de las pasiones, sino que el intelectual aparece insertado activamenteen la vida práctica, como constructor organizador, «persuasivo permanentemente» no como simpleorador y sin embargo superior al espíritu matemático abstracto, a partir de la técnica-trabajo, llega ala técnica-ciencia y a la concepción humanista histórica, sin la cual se es «especialista» y no se llega aser «dirigente» (especialista+político) 5 .En fin, dentro de la modernidad, fue Pablo uno de sus más profundos y severos críticos puesunió siempre a su pensamiento y lenguaje, su práctica revolucionaria. Aunque en él se produceun proceso de maduración e incorporación a la lucha revolucionaria política relativamenterápido, ello no sucede de forma milagrosa. La explicación está en su formación familiar, en suslecturas, en la incorporación al bufete de Fernando Ortiz, en el contexto nacional ylatinoamericano en que vivió, en la generación y sector social a los que perteneció. Cita elpropio Pablo una frase del abuelo materno, Salvador Brau, que dice mucho de la dimensiónética de aquel puertorriqueño: «A los hijos se les debe dar antes que pan, vergüenza» 6 . Segúnconfesó en el mismo prólogo, reafirmado por una de sus hermanas, aprendió a leer en La Edadde Oro de José Martí 7 . Conoció El Quijote, novela humanista universal por medio de undiscurso que, entre sus recursos fundamentales, maneja de forma creadora lo cómico en funcióncrítica con respecto a su contexto sociocultural. Con Gabriel Barceló tradujo El materialismohistórico de Bujarin. Leyó, además, a Plejánov así como al marxista peruano Mariátegui, conquien se aprecian coincidencias de pensamiento.Si no fue el intelectual de un pensamiento teórico sistémico, tampoco careció de una reflexiónprofunda sobre diferentes problemas políticos, sociales, éticos y estéticos. En palabras deMarinello: «[…] Como ciertas frutas, había madurado hacia dentro, pero la corteza se lemantenía lustrosa y sedienta. Muchos no pasaron de la corteza.» 8 . Esa relación entre lo externode la personalidad de Pablo de la Torreinte y lo interno de su pensamiento es anotada por CarlosRafael Rodríguez: «[…]Pablo vital, no irreflexivo, […] pero sí un hombre espontáneo que nosomete la espontaneidad a la reflexión. […]» 9 .Esta etapa, período de formación en una sociedad clasista como la cubana, implicaba elsurgimiento de intelectuales representativos de la conciencia nacional popular dentro o no delmarxismo. Regino Pedroso, Nicolás Guillén, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena,Raúl Roa, Juan Marinello, Alejo Carpentier y otros. Pero a la vez están los que adoptaronposturas de derecha —entre los cuales algunos llegaron a la reacción—, como: Jorge Mañach,Lino Novás Calvo, Lamar Swayer y otros. Todo esto expresa las contradicciones que vanasentándose en la historia de Cuba hasta llegar a la crisis política que se exacerbó durante elgobierno de Gerardo Machado (1925-1933). Como afirma Lionel Soto: «En el período que vadesde comienzos de siglo hasta 1933, hubo un desarrollo paralelo de los gruposanticonformistas y el pueblo trató de organizarse. Estos años están salpicados de luchas sociales,acaecidas, sobre todo, después del triunfo de los bolcheviques en Rusia y de la Primera GuerraMundial» 10 .En toda esta complejidad contradictoria latinoamericana y, cubana en especial, en los límitesque impone una modernidad dependiente del desarrollo capitalista, en lo fundamental elnorteamericano, se incorpora a la práctica revolucionaria Pablo de la Torriente Brau.Su discurso 11 narrativo ofrece una gama de peculiaridades estilísticas a tono con el período delas vanguardias artísticas al que perteneció. De forma poética Raúl Roa lo sintetizó así: «[…]suescritura nacía todos los días. Y nunca se ponía. Una escritura de amanecer, una escritura dealborada» 12 .Su discurso brota de un pensamiento enraizado en su práctica revolucionaria como se haapuntado. De ahí que desde una concepción materialista haya enunciado, refiriéndose alcontexto político español al comienzo de la guerra civil: «[…]Porque la realidad es emperatriz ala que nadie puede dejar de prestar obediencia.[…]» 13 .Ya antes en «La Isla de los 500 asesinatos» había reflexionado sobre las causas del presidio.Arriba al juicio materialista dialéctico referido a que las causas del presidio son de razón socialy al desaparecer la estructura económica del capitalismo corresponderá resolver los delitos

motivados por la posesión de la propiedad y los motivados por los prejuicios creados alrededordel problema sexual.Su discurso, en correspondencia con las vanguardias artísticas, se singulariza en textosoriginales en los que su condición humana es presencia constante. Una peculiaridad del mismoes la imbricación de testimonio y ficción. Testimonio y ficción son, en términos generales yabstractos, dos tipos de discursos o de géneros opuestos, aunque en la práctica creadora, seimbrican.El testimonio en la literatura alcanza la condición de género porque es un tipo de discurso enque predomina lo figurativo; mientras que la ficción representa, de forma general, como seanalizará más adelante, lo no figurativo. Testimonio es una forma de reflejar lo real por mediode imágenes en que no se deforma la realidad. Se procede en este caso por imitación, o lo que eslo mismo, icónicamente; en tanto que la imagen artística no figurativa es deformación de larealidad que refleja.El realismo crítico decimonónico en la literatura es fundamentalmente figurativo; en tanto queel surrealismo con sus relojes amelcochados, como dijera Carpentier, sus objetos disímiles en unmismo plano o sus ambientes oníricos, es un arte no figurativo.Pero además, en el caso del testimonio, obra un discurso no artístico como el del periodismo.No obstante, una tendencia narrativa que ha tenido representatividad en el siglo XX es la de lanovela testimonial en que la ficción se imbrica con el reflejo verista (documental) de la realidad.En la literatura latinoamericana esta tendencia es inseparable del proceso histórico desde laconquista. Si se tienen en cuenta los juicios de Pablo sobre la novela Huasipungo podráentenderse que la historicidad del testimonio latinoamericano, visto en su dimensión épica, le esconsustancial 14 .Queda por especificar en líneas generales que el testimonio, sea a nivel del periodismo o de laliteratura, implica lo reflexivo, lo que lo separa del simple reportaje. Por lo demás, en el caso dePablo de la Torriente, el testimonio como vía discursiva, es inseparable de la ficción. Más bienpudiera expresarse lo dominante de uno u otro discurso en su narrativa. Incluso, en una obracomo Presidio Modelo de carácter testimonial, emerge la ficción en el fantástico.El fantástico puede tomar la condición de género cuando se convierte en principioestructurador de la obra literaria a la vez que supone una manera o estilo de comunicar lospensamientos y sentimientos del artista. En el caso de la generalidad de los cuentos de Batey elfantástico aparece como un tipo discursivo que se interrelaciona con el testimonio y el grotescoexpresionista.Este tipo de discurso ha generado diferentes teorías en los textos de Tzvetan Todorov, LouisVax, Roger Caillois, Umberto Eco y otros autores en Europa. En América Latina, ha generadotextos de Irlemar Chiampi, Víctor Bravo, Jaime Alazraqui, Roberto González, Leonardo Padura,entre otros. Entre los puntos divergentes está el de si lo real maravilloso y el realismo mágicocorresponden al fantástico.El discurso fantástico, ya se ha afirmado, corresponde a lo no figurativo de manera general, loque se concreta en imágenes artísticas monstruosas como hadas, brujas o el absurdo. Es, dentrode la ficción, en un concepto amplio, la expresión de lo sobrenatural. Emilio Carilla, citado porJaime Alazraqui resume el fantástico de la manera siguiente:Porque es evidente que bajo la denominación de literatura fantástica abarcamos un mundo que toca,en especial lo maravilloso, lo extraordinario, lo sobrenatural, lo inexplicable. En otras palabras, almundo fantástico pertenece lo que escapa, o está en los límites, de la explicación «científica» yrealista, lo que está fuera del mundo circundante y demostrable. 15Uno de los aspectos controvertibles entre los estudiosos del tema es la relación entre lo fantástico y lomaravilloso. Roger Caillois e Irlemar Chiampi separan uno y otro discurso atribuyendo al fantásticolo monstruoso que como efecto produce el miedo en el receptor. Esa misma visión es la que ofreceLouis Vax en un juicio citado por la brasileña Irlemar Chiampi:El más allá del fantástico es un más allá totalmente próximo. Y cuando se revela en los serescivilizados que nosotros pretendemos ser, nos quedamos horrorizados como algo tan diferente a

nosotros que lo creemos venido del más allá. Y traducimos este escándalo moral en los términos delque experimenta un escándalo físico. 16En realidad el fantástico, como cualquier otro tipo de discurso, se realiza en la práctica artísticade los diferentes autores de modos diferentes. Como discurso es portador de pensamientos ysentimientos en correspondencia con su sujeto creador y su contexto sociocultural. Sobre esabase refleja una realidad en sus connotaciones socioculturales, políticas o ideológicas desde unau otra perspectiva filosófica. Es por ello que el fantástico no es (en la afirmación justa deArnaldo Toledo) un género «puro» 17 . Por la misma razón no es, tampoco, un discurso único.Con respecto a la separación entre el fantástico como representación de lo monstruososobrenatural que provoca el miedo en el receptor y lo maravilloso como el mundo de hadas, dedragones o de unicornios, que no provoca el miedo, hay que pronunciarse por un llamado a lareflexión: ¿Resulta el principio psicológico el punto clave para la definición de lo fantásticocomo afirma Irlemar Chiampi en su libro? En realidad, el fantástico responde, en susexpresiones concretas, a un específico contexto cultural en correspondencia con tendenciascosmovisivas de su momento. No sería justo evaluarlo estéticamente, como cuestiónfundamental, a partir de reacciones psicológicas por parte del receptor.Con estos juicios lo que se pretende evidenciar es el principio de la relatividad en el arte. Portanto, no «muchas veces sino en su esencia, la causalidad interna del relato fantástico tiene quever con las raíces autóctonas del universo cultural del pueblo al que pertenece» 18 .Por último, en relación con estos juicios sintetizadores sobre el fantástico, convengamos enque, tanto a nivel de género como de discurso, el fantástico no implica ruptura con la realidad apesar de que se exprese en imágenes artísticas inverosímiles y sobrenaturales, por tanto nocreíbles o imposibles racionalmente.Ya sea que se muestre como vía para la expresión de lo racional —como sucede en la obra dePablo de la Torriente Brau—, ya sea como tergiversación de la realidad; de todas formas es un«reflejo» de la realidad y nunca otra realidad, o lo que es lo mismo, una alteridad con respecto ala realidad objetiva.El fantástico como alteridad (otra realidad diferente a la realidad objetiva) es lo que segeneraliza como tesis en el libro de Víctor Bravo Los poderes de la ficción. Evaluar el fantásticocomo «otra realidad» es asumir las posiciones del idealismo subjetivo que en las formulacionesdel posmodernismo, en última instancia con su nihilismo extremo, conllevan a la pasividad másabsoluta. La pasividad en este caso está poseída, entre otros rasgos pertinentes, de una negacióndel sujeto al concebir la «productividad del texto» de manera inmanentista, como si el texto nofuera un producto del ser consciente, o diciéndolo de otra forma, del sujeto social.Un juicio de Mariátegui, coetáneo de Pablo y a quien este último leyó, es coincidente con loque aquí expresado: «El arte se nutre de la vida y la vida se nutre del arte. Es absurdo intentarincomunicarlos y aislarlos. El arte no es acaso sino un síntoma de plenitud de la vida» 19 .El grotesco en las vanguardias artísticas se constituyó en un recurso medular delexpresionismo, lo que es válido en la obra narrativa de Pablo; sin embargo en el intelectualcubano la asunción del grotesco y de lo cómico, en general, tiene un sentido mucho másprofundo. Como otros creadores cubanos, latinoamericanos o europeos de la época, Pabloasume lo cómico, en especial el grotesco, a partir de su identificación con la cultura popular. Espor ello que junto a las imágenes deformantes y caricaturescas del grotesco aparece el lenguajepopular a un nivel sintáctico y lexical. Pablo es uno de los escritores de este período deformación de la cultura nacional popular en Cuba más impregnado de un lenguajerepresentativo de lo auténticamente popular. Imposible, pues, la referencia al grotesco en Pablosin tener presente el «choteo» cubano como una manifestación de lo cómico que implica laburla en forma grotesca.El estudio o análisis de la narrativa de Pablo de la Torriente muestra una conjunción deltestimonio con la ficción; por tanto una denominación o clasificación de «narrativa testimonial»es relativa. Resulta más exacto formularla en términos de «dominantemente testimonial». Enrealidad, la poderosa imaginación de Pablo como rasgo de su pensamiento original y auténticoen su proceso de maduración, impregna a su obra testimonial de la fantasía. Recalquemos, no de

la fantasía o el sueño (rememorando a Lenin) que se desvía de la realidad sino, todo locontrario, la que va en su búsqueda.El testimonio de Presidio Modelo no sólo es inseparable de la ficción, sino que la ficción en élmismo es una de las vías discursivas poderosas de condena a la deshumanización que representóla dictadura de Gerardo Machado en Cuba.El prólogo del libro es imprescindible para comprender lo anterior. En él Pablo sintetiza laesencia de la obra:[...] este libro es un libro de acusación, de denuncia. Es un libro duro, áspero, de páginas cruelesmuchas veces, de narraciones inverosímiles casi, de evocaciones estremecidas. La palabra ruda delpresidario, procaz, desnuda, insolente, con frecuencia salta en sus páginas, como un insulto, como unrecuerdo de la bajeza a que se encuentra sometido [...]. Por eso no es un libro para señoritas irrealesni para hipócritas de sacristía. 20Es el testimonio creado sobre la base de una conciencia política muy definida, fundamentadaen un pensamiento humanista socialista. Las imágenes de este libro, en lo esencial, no son las dela ficción; pero por un lado —como las califica el autor «narraciones inverosímiles casi»—,desde el punto de vista de la racionalidad, se presentan al lector como imágenes de ficción,como lo no existente en la cotidianidad.Por otra parte, estamos en presencia de un narrador con una poderosa imaginación, con talentosuficiente como para poner en función de sus propósitos políticos las imágenes de lo realvestidas con recursos expresionistas y surrealistas.Los relatos de este libro son, en realidad, cuentos donde se imbrican el discurso testimonial yel de ficción. Este es el rasgo esencial de «La mordaza», en el que parte del discurso testimonialdel personaje de la realidad (el autor) se sustenta en la búsqueda de datos que obtiene en elpropio lugar de los hechos ya pasados. Desde el primer párrafo, el narrador presenta el cruelinstrumento de tortura, la mordaza, y la describe como un objeto de cuero fuerte con una hebillade hierro para cerrarla por la nuca y por el frente a la altura de la boca, con una especie de tacónque obligaba a la lengua a retroceder y producir así la asfixia.Un segundo momento del cuento lo constituye la parte en que el narrador, siempre en primerapersona, confiesa haber tenido un sueño despierto mediante el cual concibió el que pensaba erasu otro yo. De esa manera apareceren los personajes torturados por medio de aquel instrumentoinhumano:¡Y todo aquel conjunto aterrador, se puso a gesticular, primero, a aullar después, a quejarse consobrehumanos gemidos, con desgarradores lamentos... y dirigidos todos a mí, amontonados sobre misojos dilatados, unos me imploraban venganza, otros me increpaban por mi silencio; aquellos mesuplicaban un recuerdo para la madre lejana y otros lloraban sobre mis ojos lágrimas ardientes decólera, de pena, de pavor, de angustia!... […] 21Esas imágenes monstruosas no provocan el miedo del narrador, no lo emocionan. Son lasimágenes de los presos que claman justicia. He ahí el sentido humanista del fantástico en estecuento.Aquí, otro momento significativo del relato, «algo más fantástico aún»:«Y el que estaba frente a mis ojos comenzó a agitarse en convulsiones terribles, y a tomar su rostroespantosas figuraciones del dolor. En su cara el miedo vibraba como un grito. Y todo el cuerpo letemblaba con estremecimientos como de la fiebre. La mordaza tapaba su boca y la angustia de laasfixia contraía su rostro e hinchaba las grandes venas del cuello hasta ponerlas tensas y moradas,como gajos de arbustos... ¡Por los bordes de la mordaza, gritos estrangulados borbotaban, y con unbabeo asqueroso, espumoso de saliva y de sangre, se le escapaban fragmentos de súplicas ymaldiciones!...» 22Es la imagen culminante del fantástico. Si terror provoca, es el que produce el pensamientopuesto en la horrible tortura de que era objeto el hombre en el presidio. Muy por el contrario, si

se parte de una posición irracionalista o instintiva al evaluar lo humano, esa imagen se concibecomo vía para luchar por lo humano y, por tanto, adquiere una connotación política.El discurso fantástico de este cuento expresa lo que para Alazraqui no es otra cosa que«neofantástico»: el fantástico no provoca miedo al lector, sino que lo invita a la prácticarevolucionaria. Así queda expresado en el ultimo párrafo del cuento: «Lo recuerdo bien. Suaparición fue para mí como un mandato de mí mismo, y haré que la ignominia caiga sobre losasesinos. Es todo cuanto yo puedo hacer» 23 .El discurso narrativo (testimonial y de ficción) de Pablo de la Torriente, entendido comounidad, relaciona particularidades de su humanismo que lo sitúan entre los narradores que le soncoetáneos y contemporáneos, tanto entre aquellos que comparten su concepción del mundocomo de los que asimilan el irracionalismo y el existencialismo.Entre esas particularidades está la tendencia ensayística, que le inclinan a la reflexiónconstante en toda su obra; la comicidad, muy relacionada con la cultura popular cubana; laimbricación del discurso testimonial con el de ficción en función gnoseológica, ideológica yestética.Los diferentes recursos de comicidad ofrecen al lector cierta sensación de juego, que en unalectura atenta, descubren su pensamiento humanista de significación social, política, ideológica,filosófica. La fusión de expresionismo y surrealismo mediante el grotesco y el fantástico es otrade las singularidades de esta obra pabliana.Por demás, Pablo de la Torriente es modelo para las jóvenes generaciones latinoamericanasque asumieron y aun asumen la vida en términos de lucha a favor de la reafirmación de laidentidad latinoamericana. Es, como lo calificara Raúl Roa, «un hombre del alba que hacia elalba iba».Notas1Emil Volek: Cuatro claves para la modernidad , Educación. Gredos, Madrid, 1984. pp. 9-10. Este autorse refiere a la modernidad en los términos siguientes: «Es el conocimiento cada vez más profundo ymatizado del hombre, de la sociedad y del universo, es hacer posible lo que antes no lo era y, de estemodo, acrecentar la libertad del hombre y su capacidad real de intervenir conscientemente (para bien opara mal) en el mundo. Este es el anverso, la cara luminosa de la modernidad, su fuerza motriz».2Carlos Marx: El Capital . Vol. I, Ediciones Venceremos, La Habana, 1965. p. 697.3Isabel Monal: «Esbozo de las ideas en América Latina hasta mediados del siglo XIX», en Filosofía enAmérica Latina, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998. p. 22. La autora sintetiza al referirse a lo queconsidera el tercer período de la filosofía en América Latina desde bien entrado el siglo xviii hasta elprimer tercio del siglo XIX: «Lo principal a destacar de la labor de todos aquellos sensualistas eideólogos es que con ellos la filosofía en el continente entró de lleno en la modernidad; se trataba de unverdadero proceso de radicalización filosófica cuya agudeza quedaba naturalmente resaltada producto delestado anterior todavía escolarizante, con cuyos rezagos acabaron en forma plena modernos del patio».4Celso Furtado: Breve historia económica de América Latina , Instituto Cubano del Libro, La Habana,1974. p. 55. El autor expresa: «Las estructuras agrarias son en América Latina no tan sólo un elementodel sistema de producción, sino también un dato fundamental de toda la organización social».5Antonio Gramsci: Los intelectuales y la organización de la cultura, Editorial Lautaro, Argentina, 1960.p. 15.6Pablo de la Torriente: Cuentos completos. [Prólogo de Denia García Ronda], Ediciones La Memoria,Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 1998. p. 41.7Ibíd., p. 41.8Pablo de la Torriente Brau: Pablo: 100 años después, Ediciones La Memoria, Colección Palabras dePablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2001. p. 163. (N.del E.).9Carlos Rafael Rodríguez: «La imagen de Pablo es la vida. Conversación con Víctor Casaus», en Pablo:100 años después, Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2001. p. 199. (N del. E.)10Leonel Soto: La revolución del 30, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977. p. 55.

11En estas reflexiones se concibe discurso como el proceso del pensamiento y la afectividad que sesingulariza en el texto oral o escrito.12Raúl Roa: «Un hombre del alba que hacia el alba iba», en Revolución y Cultura, no. 70, junio, LaHabana, 1978. p. 8.13Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1936, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2004. p. 267.14Mauricio Ostria González: Escritos de varia lección, Ediciones Sur, Concepción, Chile, 1988. p. 37. Elautor expone: «La literatura hispanoamericana, de manera especial la narrativa, está fuertemente marcadadesde sus antecedentes más lejanos (las relaciones de la conquista y la colonia) por una intencióntestimonial que se ha manifestado diacrónicamente de diversos modos. Por razones de coyunturahistórica, tal intención se incluye en una dialéctica de aceptación activa de la herencia cultural europea —de la que, por otra parte, no se puede escapar— y necesidad de afirmación de la diferencia americana».15Jaime Alazraqui: ¿Qué es lo fantástico?, Vol. XIX n. 2, Mester, 1990. p. 22. (Alazraqui toma la cita deEl cuento fantástico, libro de Emilio Carilla).16Irlemar Chiampi: El realismo maravilloso, Monte Avila Editores, C. O., Caracas, 1983. p. 64.17Arnaldo Toledo Chuchundegui: «Lo fantástico en la narrativa de Eliseo Diego». (Tesis doctoralinédita).18Irlemar Chiampi: El realismo maravilloso, ob.cit., p. 77. La autora reconoce en parte el factor culturalen el fantástico: «Muchas veces, la causalidad interna del relato que justifica lo imposible desde el puntode vista racional, tiene que ver con las profundas raíces autóctonas de un pueblo, en cuyo universocultural (aunque desacralizado) se desarrolla la acción».19José Carlos Mariátegui: «La torre de marfil», en Marxistas de América, Editorial Arte y Literatra, LaHabana, 1985. p. 105. 20Pablo de la Torriente Brau: Presidio Modelo, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1989, p. xiv.21Pablo de la Torriente Brau: Presidio Modelo, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1989. p. 511.22Ibíd., p. 512.23Ibíd., p. 513.El héroe habla del héroeDenia García Ronda*La heroicidad fue para Pablo de la Torriente Brau más que un tema, una constante en suconcepción de la vida y especialmente de la revolución. El héroe verdadero —quizás porque élmismo estaba abocado a serlo— le interesaba de manera extraordinaria.Tanto en sus crónicas como en su obra de ficción trata muchas veces, implícita oexplícitamente, lo relacionado con esto. Su primer cuento publicado se titula precisamente «Elhéroe» y en él se reconoce, en medio de la configuración humorística del relato, la verdaderacondición heroica del protagonista. Si bien la categoría de héroe del anciano protagonista —alresistir sin una queja la destrucción de una de sus piernas, atrapada por las ruedas de un tren enmarcha— se niega, al conocerse que es una prótesis, de todos modos —según la consideraciónde Pablo— de haber sido cierta la pérdida, se trataría solo de un acto de valentía o deresistencia, no una acción heroica. El verdadero heroísmo del telegrafista del cuento estáconcentrado en la última frase: « […] la original está enterrada en el campo de batalla de Cejadel Negro…» 1 . Porque para él, la heroicidad no es un don gratuito ni casual. Requiere «[…] elsacrificio, el valor, el desinterés y la constancia ¡y solo se otorga con la victoria o con lamuerte!» 2 .* Profesora universitaria y ensayista. Ha prologado varios títulos de Ediciones La Memoria del Centro Cultural Pablode la Torriente Brau, entre los que se encuentra Aventuras del soldado desconocido cubano (2000). (Todas las notasson del editor. N. del E.).

Pablo de la Torriente tenía un concepto de héroe muy firme que se fue conformando en lamedida de su experiencia de vida y de lucha; pero que, como hemos visto, ya apuntaba en aquelcuento de 1925 que tanto impresionó a Rubén Martínez Villena. Por eso, en una de sus crónicasmás significativas, lo relaciona con una especie de ciudadanía revolucionaria. «[…] Losciudadanos de la revolución se llaman héroes y mártires. […]» 3 , ha dicho.Aunque en otros textos reconoce el carácter heroico de diversas personalidades, es en«Hombres de la Revolución» (de donde se han tomado las citas anteriores), en el que habla deGuiteras y Aponte, donde está más diáfanamente expuesto su criterio en cuanto a la condiciónheroica:[…] Ningún héroe es verdadero —dice en ese artículo—, si no es más grande en la muerte que en lavida, si no queda más vivo que nunca, después de su muerte. Si no es capaz de engendrar alientos enlos que no lo conocieron sino por la leyenda, que es la única historia de los héroes verdaderos.» 4Esa misma idea de la sobrevivencia a partir de la acción revolucionaria y de la abnegación, eldesinterés, el sacrificio, y también el entusiasmo, pero sobre todo la utilidad, es la que nutre elartículo que publicó en ocasión de ser traídas a Cuba las cenizas de Julio Antonio Mella, a quienllama «[…] precursor, héroe y mártir[…]» 5 . En su escrito «Hasta después de muerto», dice:Julio Antonio Mella, arquetipo del atleta de la revolución, perfecto como un sueño en nuestrosrecuerdos apasionados, es nuestro Saint Just, pero un Saint Just aislado y resplandeciente, sin lasombra lateral y taciturna de ningún Roberpierre. Vehemente como el héroe francés, más joven aún ymenos sombrío, tomó también la decisión inflexible de servir a la idea de la justicia y a ella seentregó con el ímpetu y la constancia que solo es dable alcanzar a los grandes... […] 6 .Como se puede apreciar en este fragmento, la «perfección» que le reconoce Pablo a Mella notiene nada que ver con el tradicional concepto de raíz cristiana. Además del «[…] esplendor y lajuventud de un héroe griego[…]» 7 , sus atributos son la decisión, el ímpetu, la constancia, elservicio a la justicia; como también le había reconocido la entrega a la causa de «los pobres delmundo». Porque los errores, los excesos, e incluso alguna injusticia, no eliminan la condición dehéroe o de revolucionario, que para Pablo —si este último es cabal—, son sinónimos. Por esodice: «[…] ni me interesa, ni creo en el «hombre perfecto». Para eso, para encontrar eso que sellama «el hombre perfecto» basta con ir a ver una película en el cine norteamericano» 8 .No se trata de callar esos errores y excesos. Al contrario. Sobre Guiteras, por ejemplo, dice enel artículo citado:Antonio Guiteras cometió errores graves. En su apasionante carrera política hay páginas buenas paraque un historiador sin miedo diga la verdad y la angustia de un hombre […][...] tuvo delirios terribles, alucinaciones potentes, hermosas fantasías y sueños maravillosos eirrealizables para él.[…]Y muchas veces no conoció a los hombres, e hizo confianza en quien no la merecía y llamó suamigo a quien sería traidor y supuso talento en algún cretino. [...] Tuvo también defectos. El día delcastigo no hubiera conocido el perdón. Era un hombre de la revolución. Tampoco tuvo nada deperfecto 9 .En su concepto de héroe, por tanto, no cabe la infalibilidad, sino el valor, la dignidad, eldesinterés, la fe en la victoria y aun la angustia. También reconoce Pablo en su idea de héroe lacapacidad irradiante, el carisma que, a partir de sus ideas, hace que lo sigan multitudes. Así dicede Guiteras: «[…] Irradiaba calor. Era como un imán para los hombres y los hombres sentíanatracción por él. Les era misteriosa, pero irresistible, aquella decisión callada, aquellaimaginación rígida hacia un solo punto: la revolución […].» 10 .Igualmente podemos resumir el concepto de héroe de Pablo de la Torriente por sus criteriosacerca de quienes no lo son. El aventurerismo juvenil, el oportunismo, la ambición de poder, elpesimismo, la arrogancia, el individualismo, el despotismo, estaban desterrados de su modelo dehéroe. Esos defectos sí eran imperdonables.Héroes son, por tanto, para Pablo:

[…] todos aquellos [...] que no consideran la revolución como un episodio interesante de la juventudque al cabo del tiempo puede dar buen tono; [...] todos aquellos que no consideran a la revolucióncomo una oportunidad para adquirir habilidad y prestigio políticos con qué escalar algún día altossitiales; [...] todos aquellos que no consideran a la revolución como una posibilidad, ni la ven comopontífices bajo palio, desde unas alturas que más tienen de tinglado de la feria que del vértigoascendente de la montaña 11 .En su acercamiento al tema del heroísmo, también trata a los falsos héroes, aquellos que se hanagenciado una leyenda de acciones heroicas y que —no ya sin contar con esos atributos que leconfiere Pablo a los verdaderos— ni siquiera han realizado los hechos que se les atribuyen. Elmejor ejemplo en este sentido es el irónico artículo que escribió sobre Miguel Mariano Gómez,cuando fue elegido a la presidencia de la república, y que titula «El muñeco de turno».Pero la República no ha tenido un presidente que no haya sido «héroe» de algo. Miguel Mariano es el«héroe de Luyanó», [...].Sin embargo, hay que reconocer que tiene «su hoja revolucionaria». Se fue ala Chambelona «con papá» y con él, gloriosamente, se rindió en Caicaje 1 2 y sufrió en El Príncipeaquel horrible cautiverio a base de visitas y arroz con pollo diario. […] 13 .Pero donde más desarrolla Pablo su concepción del antihéroe es en Aventuras del soldadodesconocido cubano. Desde la introducción a esa novela, inconclusa, alude al concepto de héroe—uno de sus aspectos centrales—, en este caso refiriéndose al olvido en que la sociedad cubanade la época tenía a los verdaderos héroes de las luchas cubanas, en contraposición a lainteresada algazara propagandística sobre los soldados desconocidos en el mundo desarrollado.Manteniendo el tono humorístico, Pablo arremete contra la desidia con que el discurso oficialmantenía en el olvido a las grandes figuras históricas:[...] ¿Por qué habríamos de alardear de nuestro triunfo en la guerra mundial, si tan poco nos habíamosocupado de nuestras propias guerras, las cuales, las pobres, apenas si han servido para que unoscuantos venerables devotos hayan ido malviviendo de los recuerdos de sus héroes, y eso, con lamurmuración pública? ¿Para qué ocuparnos del aviador Rosillo, catalán de origen, pero cubano decorazón, que según aseguran algunos estuvo en Francia, si apenas nos hemos ocupado de José Martí,de Antonio Maceo, de Ignacio Agramonte y de otros del mismo prócer linaje? [...] Si tenemos unhéroe, un artista o un sabio, allá él, que, después de todo, si tal ha resultado ser, será porque lanaturaleza así lo quiso 14 .Este sentimiento por el olvido de los verdaderos héroes está presente en otros textos de Pablo.Por ejemplo, en el artículo «Ayer héroes y hoy bandidos», escrito en Nueva York en 1935, tomala defensa de los revolucionarios cubanos ante la calificación, divulgada por determinadosmanipuladores de la opinión pública norteamericana, de «bandidos» y enemigos públicos a losque habían combatido —en muchos casos hasta la muerte— la tiranía de Machado, y seguíanluchando por hacer realidad los objetivos de la revolución del 30. La forma en que Pablo de laTorriente enfoca este tema recuerda vivamente el texto de José Martí, «Vindicación de Cuba»,sobre todo cuando analiza y destruye los criterios de políticos norteamericanos sobre la supuestaincapacidad de los cubanos para gobernarse por sí mismos.Volviendo a Aventuras... el hecho de identificar al soldado desconocido de Arlington,supuesta representación de los héroes norteamericanos de la Primera Guerra Mundial, como uncubano mulato, pobre y descreído tiene más de una significación. En lo que al tema quedesarrollo compete, Hiliodomiro del Sol es la personificación del antihéroe y es, por ello, quienporta la visión paródica del ―heroísmo‖ guerrerista al descaracterizar el mito de los soldadosdesconocidos, empezando por él mismo, quien ni era norteamericano, ni quiso ir a la guerra, nimurió en acción heroica. El relato acerca de cómo fue reclutado, su entrenamiento y su trasladoal campo de batalla —literariamente una historia de enredos y malentendidos— es un excelenterecurso para aludir a la conformación de los mitos, en este caso el de héroes, en el imaginariocolectivo, y de paso satirizar la demagogia de los discursos oficiales y su manipulación de laverdad histórica. Después de relatar cómo su indignación ante la aleccionada histeria bélica dela multitud fue entendida como gritos de ardor patriótico, confiesa:

Debo reconocer que yo fui el héroe del embarque. Mi nombre corrió a todo lo largo del regimiento yme llamó el Coronel para felicitarme por mi ardor patriótico, reconociendo delante del Estado Mayorla tradición bélica del pueblo cubano y el heroísmo de Roosevelt en la batalla de San Juan y el Caney,donde unos cuantos españoles bragados pusieron en ridículo a los yanquis que tuvieron que apelar,por último, a la astucia y la audacia de los mambises de Calixto García 15 .Además de los hechos, que van argumentando por sí mismos la falacia de la heroicidad de loscombatientes y de su inmolación voluntaria en la Primera Guerra Mundial, el autor implícitoexpone a través de Hiliodomiro su concepto de héroe y las razones para su manipulación en ydespués de esa confrontación bélica. En uno de los fragmentos más significativos de la novela—tanto, que se puede considerar su síntesis temática— se dice:[…] La guerra mundial ha sido la única que no ha tenido héroes... Fíjate que es curioso... Y es losiguiente: ¿Tú conoces la leyenda de algún buey héroe, que se haya rebelado en el matadero? Pueseso fue lo que pasó. Como la Guerra Mundial no fue más que un matadero en donde el heroísmorevistió una forma negativa, una forma que nunca ha tenido: la resignación, la paciencia, laresistencia a sufrir, a rebelarse, es que podemos decir que en ella no hubo héroes... Tú sabes,perfectamente, que el héroe siempre ha sido un impulsivo, un rebelde. […] 1 6 .Con lo que podemos añadir otros atributos a su modelo de héroe: la impulsividad, la rebeldía.Hiliodomiro desarrolla también la idea del porqué de la creación de la leyenda del héroe en lasguerras, especialmente en la que trata la novela, pero que puede aplicarse a muchas que en elmundo han sido:[...] el caso es que, hasta ahora, el pueblo ha venido tolerando esto de las guerras sólo porque se lerecompensa con la leyenda de los héroes. Y, efectivamente, en otras guerras ha habido sus héroes, note lo niego [...] Y por eso es que, a falta de héroes reales, y para compensar al pueblo de la enormetragedia de esos campos interminables de cruces blancas en que nadie ha hecho nada, algún tipointeligente, que a lo mejor fue periodista, lanzó la primera piedra de elegir héroes desconocidos parahonrar al resto, suponiendo que todos habían sido héroes 17 .Conociendo el interés de Pablo sobre el mundo heroico no es extraño —aunque sísignificativo— que la temática de su única novela gire en torno a este asunto y que, desde laparodia, el autor implícito reflexione sobre el concepto. Hiliodomiro del Sol va destruyendo —mediante la relación de episodios que se pueden considerar historias insertadas en el marconovelístico—, la leyenda heroica de los soldados desconocidos de varios países involucrados enla guerra. Ninguno, por supuesto, murió en acción, y su glorificación como símbolos delheroísmo de cada nación ocurrió por las vías más desconcertantes. Muchos, como el propioHiliodomiro, no eran siquiera del país que representaban, y aun —como el soldado desconocidoalemán y el italiano— pertenecían a naciones enemigas de la que los exaltó a esa condición.Con la narración de sus verdaderas acciones, no solo ratifica su discurso acerca de lainexistencia de héroes en la Primera Guerra Mundial, sino que, implícitamente, desarrolla laidea de la manipulación interesada y demagógica del concepto.Que su interés no se circunscribía a los sucesos de la Primera Guerra Mundial, lo prueba lanarración de las «hazañas» épicas de personajes históricos, mediante el recurso literario delapócrifo. Aunque las referencias a ellos y los acontecimientos históricos «reconstruidos»recorren todo el libro, es, sobre todo, en la «asamblea de héroes» donde ello se manifiesta conmayor claridad y eficacia. En el relato de Hiliodomiro aparecen —en un solo espacio ytiempo— personajes célebres de distintas épocas y de los más diversos países centrandohistorias que generalmente niegan el discurso oficial de su actuación en vida.Por el juicio ridiculizante de Hiliodomiro pasan personalidades como Napoleón Bonaparte,Julio César, el Cid, Carlomagno, Lafayette, Guillermo el Conquistador, Federico el Grande yotros muchos, así como los historiadores, escritores y artistas que los alabaron o criticaron en sumomento. En este caso, también hay una valoración satírica del falso heroísmo:

[…] La heroicidad, como casi todos los oficios, está en crisis. Hay «exceso de producción». Yo, pormuy héroe que sea, no me ciega la pasión. Los héroes —casi todos, desde luego, porque hay susexcepciones— son como las tiples. En cuanto surge otro héroe, ya saben que tienen que pasar a otroplano y no se resignan. No quieren que nadie cante más que ellos. Son como esas «damas jóvenes»del teatro, que cuando al cabo de cuarenta años de tablas, las quieren pasar a «características», pateany chillan, alegando que las quitan del puesto, precisamente cuando ya tienen gran experiencia. Bueno,pues así son los héroes. Tienen furor de publicidad y no se resignan a que otro salga en losperiódicos. 1 8Aunque todos entran en el mundo de la ficción, estos héroes «clásicos» se diferencian, en elplano de la estructuración narrativa, de los soldados desconocidos por su carácter derepresentaciones paródicas de seres reales, mientras los segundos son creaciones totalmenteficcionales. Pero en ambos casos hay un análisis implícito de la tergiversación interesada de laverdad en cuanto a la leyenda heroica de muchos personajes, a lo largo de la historia.El bisturí irónico de Pablo de la Torriente penetra también en los discursos codificados sobreel heroísmo y, en general, en la retórica épica. Así, por ejemplo, Heliodomiro dice: «[…] caígloriosamente en los campos de Francia. […]» 1 9 , y también «[...] se pronunciaron sobre mitumba las primeras oraciones fúnebres en elogio de mi desinterés, de mi heroísmo, de migenerosidad sin límites, de mi abnegación por la causa de los pueblos pequeños y de la libertaddel mundo. […]» 2 0 , lugares comunes que la parodia irónica pone en evidencia, para construir supropio discurso transgresor.Su alabanza a la heroicidad real llena su producción periodística y, como hemos visto, tieneun destacado lugar en su literatura. A Guiteras, Aponte, Mella, Rubén, Rafael Trejo, GabrielBarceló y tantos mártires de la Revolución del 30, incluyendo héroes colectivos como lasmujeres, los estudiantes, los obreros, se unen en su homenaje los milicianos de la guerraespañola por la república, los hombres de la independencia cubana y muchos luchadores por lajusticia, como le gustaba decir al propio Pablo. No fue de los que callaran méritos ajenos. Elheroísmo, excepcional o cotidiano, fue siempre reconocido por quien, finalmente, también ganóesa condición.Notas1Pablo de la Torriente Brau: «El héroe», en Pablo de la Torriente Brau, Cuentos completos, [Prólogo deDenia García], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana. 1998. p. 45.2«Hombres de la Revolución», en Pablo. Páginas escogidas, (Serie Hombres de la Revolución), [Prólogode Fernando Martínez, selección de Diana Abad], Impresora Universitaria Andre Voisin, La Habana 1973.p. 334.3Ibíd., p. 334.4Pablo. Páginas escogidas, ob. cit., pp.333-334.5«Hasta después de muerto», ob. cit., 1973. p. 976Ibíd., p. 98.7Ibíd., p. 97.8Pablo. Páginas escogidas. ob. cit., p. 331.9Ibíd., p. 332.10Ibíd., p. 332.11Ibíd., p. 333.12Se refiere al alzamiento militar de los liberales —11 de febrero de 1917— frente a la reelecciónfraudulenta de Menocal. El 7 de marzo, José Miguel Gómez, con su Estado Mayor y su hijo MiguelMariano, se rindió en el lomerío de Caicaje, cerca de Placetas, Las Villas.13«El muñeco de turno», en Pablo de la Torriente Brau, Álgebra y política, Ediciones La Memoria,Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana. 2001. pp. 114-115.14Pablo de la Torriente Brau: Aventuras del soldado desconocido cubano, ob. cit., p. 43.

15Ibíd., p. 56.16ob. cit., p. 61.17Ibíd., p. 62.18ob. cit., p. 88.19Ibíd., p. 60.20Ibíd., p. 63.Pablo y el costumbrismo enAventuras del soldado desconocido cubanoIraida Rodríguez*Esta ponencia trata sobre el costumbrismo en Pablo, aunque voy a ceñirme al costumbrismopresente en Aventuras del soldado desconocido cubano para seguir, hasta cierto punto,disfrutando de la novela, una de las obras por la que personalmente estaré siempre agradecida aPablo. Aventuras… es uno de esos libros que reservo para cuando me siento deprimida ynecesito un estímulo, es entonces una suerte de tabla salvadora.El costumbrismo manifiesta la actitud del ser humano de interesarse por su entorno social,reflejándolo de manera que pueda descubrir en él aquellos elementos que le son distintivos, unasveces para ufanarse de ellos; otras, para intentar reformarlos a partir de las acciones de susprotagonistas.* Profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. (N. del E.).En la literatura, el costumbrismo puede presentarse como una modalidad genérica: el artículoo estampa de costumbres que constituye una fuerte tradición dentro de las letras de hablaespañola y que, en Cuba, ha alcanzado una extraordinaria eficacia tanto ideológica comoestética, o como recurso para lograr mayor eficiencia narrativa en el tratamiento de la realidad.Para cultivarlo se requiere de una serie de condiciones sin las cuales el intento sería siemprefallido. Estas son: la capacidad de observación: para ver las extrañas y significativas relacionesque a veces se producen en los eventos más sencillos de la vida social y que pueden pasarinadvertidos sin la pupila alerta de un buen observador; la sagacidad para destacar los elementosesenciales capaces de caracterizar situaciones y personajes: es como el caricaturista gráfico quedebe con pocas líneas develarnos la esencia de su representación; la habilidad para exponerestos elementos: tener el tino suficiente para lograr que su presentación resulte convincente; elmanejo de los recursos comunicativos del lenguaje: única forma de lograr receptores atentos; eladecuado uso del humor: no sólo para conseguir amenidad, sino, sobre todo, para aprovechar laspotencialidades amplificadoras, que él mismo tiene, de los efectos develadores de la exposición,y la creatividad para combinar el uso de anécdotas reales con otras de ficción, capaces deatrapar los factores más heterogéneos de la realidad.Todas estas condiciones se evidencian en la obra literaria de Pablo de la Torriente Brau, unode los escritores que integran la vanguardia de la narrativa cubana en el siglo XX. Dentro de ella,Aventuras del soldado desconocido cubano —su primera y única novela, que quedarainconclusa en 1936 por su partida para España, y su posterior muerte—, es la pieza narrativaque refleja y analiza su contemporaneidad y que aúna, de manera extraordinaria, la másortodoxa interpretación militantemente marxista de la situación política de su época, con unadesbordada fantasía en la que se mezclan referencias históricas, literarias, sociológicas, deestrategias militares y de presentación costumbrista de personajes, tradiciones y coyunturasespecíficas vividas.En Aventuras… el humor se expresa con una cubanía tan profunda que es difícil encontrarlode igual manera en nuestra narrativa. En no poca medida va a contribuir a este logro elcostumbrismo, empleado como recurso en esta novela.

Por ejemplo, la presentación del personaje protagónico, Hiliodomiro del Sol, se hace despuésde una brevísima descripción física, mediante un recuento memorioso de las tradicionessantiagueras que resuelven la caracterización de este sujeto:—Caramba —comencé— yo me acuerdo de usted, porque usted era un hombre famoso para losmuchachos allá en Santiago. Nosotros le decíamos el Habanero, porque decíase que una vez había idoa La Habana y traído dichos de allá. Usted siempre estaba de guaracha y rumba. Y tenía broncas porlos cafés con aquel Aparicio que era tan grande. O andaba de serenata con Sindo Garay, el guitarrista.Era un hombre alegre y guapo, por eso los muchachos lo conocíamos. Usted cuando llegaban lasfiestas del carnaval de Santa Ana, Santa Cristina y Santiago, arrollaba con la comparsa de los Hijosde Quirino, y una vez me acuerdo que, frente al Club San Carlos, con un grupo de amigos, plantaronun catre en la calle y orinales nuevos, y los llenaron de cerveza… La gente se reía a carcajadas yustedes estaban borrachos y nosotros los seguíamos en pandilla cuando tomaron por San Félix paraabajo y se llevaron de la Plaza de Armas varios músicos tocando clarinetes y bebiendo cerveza enorinales, que parecía que bebían meao. Así llegamos hasta el barrio de Los Hoyos, y allí se armó lagran parranda, que hasta nosotros arrollamos […] 1Poco después, es el mismo personaje quien se ocupa de darnos la estampa de una coyunturahistórica muy precisa. Esta rememoración nos permite reconstruir la época exacta y avanzar enel completamiento de la personalidad del personaje que ahora funge como otro narrador:—¿No te acuerdas de cuando vino la guerra?… Bueno, tú eras muy muchacho y yo era muy borrachopara que le diéramos importancia a aquello… Pero seguro estoy de que tú tomarías parte en las«guerrillas» del Tivolí, Los Hoyos y la Plaza e’ Marte, y que alguna pedrada cogerías en ellas. Y yo,por mi parte discutí violentamente en el café, a favor de Francia, hasta «jumarme» y cantar LaMarsellesa.Pero de La Chambelona sí te acordarás mejor, porque esa fue en Cuba y nos tocó directamente, y elmismo Santiago fue tomado y perdido por los alzados, cuando nos retiramos para Songo, conRigoberto y Loret de Mola. Bueno, los liberales no quedamos muy bien parados que digamos ycuando vino la cuestión de meter a Cuba en la guerra, por guataquería a los yanquis, nos metieron losmonos en el cuerpo con aquello del Servicio Militar Obligatorio… ¿No te acuerdas de aqueldesbande que se armó de todo el mundo a casarse para no tener que ir a la guerra?… A mí se meocurrió lo mismo. Pero ¿con quién me iba a casar? Tenía cuatro o cinco muchachas donde escoger,pero si me decidía por una me iba a tener que pelear con las otras y pensando y pensando se meocurrió que lo mejor era huirme un tiempo de Santiago, «perderme», para salvarme de ir a la Guerra,donde nada se me había perdido. Y, como era amigo de parrandas de tantos marinos, me fue fácilembarcar sin pasaporte ni nada y venir a dar a Nueva York» 2 .Después, la narración se desplaza a otras latitudes cuando Hiliodomiro continúa el relato desus peripecias. Aquí aparecerán otros aspectos de la realidad y comentarios que apuntan hacia ladependencia del gobierno cubano de las decisiones de los Estados Unidos:Aquí no quiero decirte. Ya tú conoces esto. Al principio escapé bien, y por el solo hecho de andar«jumao» y de no hablar inglés me libré dos o tres veces de ir a parar a un campo de entrenamiento.Ya estaba preparando mi viaje para la Argentina, cuando un día, al salir del subway, me encontré conun cordón de policías que iban separando a los hombres de edad militar, sin preguntarles si eranamericanos o no. Para mi desgracia, ese día no había probado ni jota y parece que, por ello, misargumentos carecían de esa lucidez que da el buen alcohol.Nada me sirvió. Por último, de estúpido, quise utilizar los servicios del Cónsul y del Ministro, peroesos tipos se ensañaron conmigo y no sólo no me ayudaron a escapar, sino que impidieron que yofuera con las tropas americanas que fueron a la guerra, a jugar la pelota allá, en el Valle de San Juan,cerca de Santiago.Fui a dar a un campo de entrenamiento en Texas. Monté en unos caballos que parecían mulos; rompía bayonetazos qué sé yo cuántos muñecos de cuero y arena; me tiraron desde aeroplanos conparacaídas; hice túneles para poner minas; cargué alambre de púas para plantar trincheras de alambrey, por último, como era grande y fuerte, me pusieron a practicar el lanzamiento de granadas… Te

aseguro que nunca en mi vida he estado tan fuerte. Esa gente parecía que se había propuestoprepararme para quitarle el campeonato a Jack Johnson. Y, en efecto, como si la guerra fuera a ser apuñetazos, todas las tardes me metían en el ring con boxeadores profesionales encargados de darnostremendas palizas. Una vez que no pude aguantar más golpes, me acordé de cómo nos fajábamos enSantiago y le pegué una terrible patada por los cojones al instructor que por poco lo mato. A pocomás me salvo de ir a la guerra porque se me hizo Consejo de Guerra y se me iba a juzgar severamentepor insubordinación e indisciplina; pero me defendí tan estúpidamente que el tribunal reconoció enmí defectos naturales en un temperamento combativo y valeroso, y acordó enviarme para Franciaantes de terminar el entrenamiento… 3Llegado el momento de la partida las manifestaciones en el escenario neoyorquino nosrecuerdan, levemente, otra estampa en la que Martí, en sus «Escenas norteamericanas», describelos festejos producidos en el mismo escenario:Ruedan entre tanto los hurras de la multitud las cureñas empavesadas por las calles suntuosas:parecen con sus lenguas de banderas, hablar y saludar los edificios, enfréntanse, piafan y dejan en laplaya a sus jinetes los ferrocarriles elevados, que giran sumisos, como aérea y humeante caballería:los vapores, cual cargados de un alma impaciente, ensayan el ala que los ata a la orilla; y allá, a lolejos, envuelta en humo, como si la saludasen a la vez todos los incensarios de la tierra, se alza laestatua enorme, coronada de nubes como una montaña 4 .Pablo nos presenta otra celebración mediante un narrador absolutamente comprometido con lanoción del «embarque». Esta cita será extensa porque interrumpirla antes sería una acción dedespojo al disfrute y apreciación de los valores históricos y políticos de esta estampacostumbrista:No te quiero contar… Por lo pronto nos embarcaron para Nueva York. Allí nos pasearon por lascalles atestadas de un público inmenso que había ido a comprobar que otros se iban por él y nosaplaudían a rabiar, en el fondo exteriorizando su alegría de quedarse, y por donde quiera nos tocabanel Typerary y el Overthere… Ni sé cuántas viejas me abrazaron llorando llamándome ¡Hijo!… Y quésé yo cuántas muchachas me besaron. Yo iba marchando nada más que vigilante a la oportunidad desalirme de filas y desaparecer, pero el entusiasmo de la multitud por quedarse y vernos partir era tal,que había hecho una verdadera muralla a lo largo de todo Broadway hasta los muelles, y nadie en elmundo hubiera podido barrenar aquella pared humana. Al cabo, convencido ya de que, por lo menoshasta el barco, no tenía ninguna oportunidad, y, como además, los admiradores me habían idoofreciendo tragos de whiskey por el camino, determiné poner a mal tiempo buena cara y comencé amarchar con una marcialidad digna de un prusiano de los que despanzurré en Francia más tarde. Ycomo entonces apenas había españoles en New York, pues aproveché para gritar todos los ¡Me cagoen Dios! ¡Viva Cuba! ¡Muera Francia! y ¡Viva el Kaiser! que me dieron la gana de gritar, y los gritosse confundían con los overtheres y el entusiasmo de la juventud… Muchas muchachas alreconocerme extranjero me imaginaban un caballero moderno que iba a sacrificar mi juventud y mivida por la libertad y me besuqueaban y se restregaban conmigo emocionadas hasta el espasmo… Yorespondía a estas efusiones con gritos de ¡Muera Washington, coño!… y ellas entendiendo lo deWashington, aplaudían frenéticamente…La multitud, aleccionada por los periódicos, gritaba: «¡A pagarle la deuda a Lafayette!… ¡VivaFrancia!…». Yo, indignado, me preguntaba cómo esta gente había esperado siglo y medio hasta queyo estuviera en edad militar, para ir a pagarle la deuda a Lafayette… Con el sentido comercial quetiene este pueblo —pensaba yo— los intereses que tendrán que pagar ahora serán enormes… Pero,sobre todo, lo que me indignaba era que tuviera que ir yo también a pagarle la deuda a Lafayette…Porque ¿qué le debía Cuba a Francia? Como no fueran los saqueos de los corsarios francesescapitaneados por Jacques de Sores, ninguna otra cosa le debía…Pero, de pronto, otros gritos brotaron bajo los auspicios del interminable It is so long to Typereary…¡A pelear por la libertad de los pueblos pequeños!…No pude más. Me indigné hasta el colmo y comencé a vociferar:—¡Partía de cabrones!… ¡Qué pueblos pequeños ni que carajo! ¡Acaso no son pequeños Cuba,Puerto Rico, Haití, Filipinas, Hawai, Panamá, Nicaragua, y los tienen ustedes jodidos hasta no poder

más!… Lleno de rabia tiré el fusil en tierra y una avalancha de pueblo se me tiró encima y me cargóen hombros, vitoreándome hasta desgañitarse… Habían oído los nombres de tantos pueblosoprimidos y comprendieron instintivamente que yo había pedido la libertad de esos pueblos… Poreso, vociferaban, a más y mejor y me proclamaban a priori paladín, ayudándome a irme para Franciaa pelear allí por la libertad de lo que podían dar en Washington tranquilamente…Debo reconocer que yo fui el héroe del embarque. Mi nombre corrió a todo lo largo del regimiento, yme llamó el coronel para felicitarme por mi ardor patriótico, reconociendo delante del Estado Mayorla tradición bélica del pueblo cubano y el heroísmo de Roosevelt en la batalla de San Juan y ElCaney, donde unos cuantos españoles bien bragados pusieron en ridículo a los yanquis, que tuvieronque apelar, por último, a la astucia y la audacia de los mambises de Calixto García.Y así comenzó mi carrera de héroe de la guerra. En el barco, ya acorralados como reses, entre pitazos,La Marsellesa, los alaridos de la multitud, el Start Spangler Banner y el God Save the King, partimosde los muelles. Así pasamos ante la Estatua de la Libertad, más rígida que nunca, aunque agitada portodos los lados con banderitas francesas, inglesas y americanas, que nos despedían para la matanza.Frente a la Estatua de la Libertad, y ya seguro de que nadie me entendía, comencé de nuevo misinsultos, gritando:—Adiós, ¡hija de la gran puta…! ¡Ojalá te destroce un avión, so cabrona!…Un soldado me tocó en el hombro y, mirándome con gran seriedad, me dijo en perfecto español deMéxico:—Choque esos cinco hermano que, por culpa de esa gran chingada de la libertad, es que nos llevan aque nos pinchen por todos los lados… Nosotros también vamos a pagarle la deuda a Lafayette…cuando todavía debíamos cobrarnos más lo de Maximiliano!… 5Después de disfrutar la risa rotunda que producen estas páginas, queda al receptor un amplioabanico de referencias que moverán su reflexión: el cuadro de costumbres presentado ofrececonceptos tan sugestivos como el papel de la prensa en determinadas coyunturas históricas, lamanipulación de las masas hasta crear un ambiente de exaltación «patriotera», el centro depoder donde radica la posibilidad de «la libertad de los pueblos pequeños», las «deudashistóricas» con las grandes potencias, la solidaridad real entre los que tienen como «destinomanifiesto» el de servir como carne de cañón en las guerras de rapiña —ya en el prólogo elpropio Pablo se ha ocupado de distinguir entre las contiendas bélicas por mercados y las quehacen los pueblos por alcanzar su necesaria emancipación—, y otras muchasconceptualizaciones que de manera implícita están en el texto. Junto a esto el lector tambiénencontrará la autenticidad de un lenguaje coloquial sin afeites, el testimonio de los recursosmovilizativos empleados en la época, las reacciones de la multitud, los festejos, canciones yconsignas, entre otros elementos. Todo un tratado sociológico sin que se evidencie un propósitodoctrinario.De otro cariz, no menos importante, resulta esta otra escena:Mientras caminábamos por la Quinta Avenida, contemplando, a su mejor hora, el arroyo multicolor yaromado de mujeres, Hiliodomiro no habló. Le gustaban, como en sus tiempos de Santiago, rumberosy provocadores, las hembras, las buenas hembras de todos los países que pasan por la QuintaAvenida, a las horas de tiendas; le encantaba aquel río humano con perfume sutil de sexo; aquelavance hacia los ojos de senos rotundos, iluminados por ojos brillantes de todos los colores delmundo; aquel juego de curvas, de caderas ágiles y elásticas, que se perdían unas entre otras, que sealejaban de la vista dejando una estela de fragancias recónditas; aquellas piernas escultóricas, pormillares, por millones, que evocan audacias arquitectónicas de los árabes o los florentinos; aquel ríode curvas y de colores, en el que nadaban raudos, hundiéndose, flotando, perdiéndose, huyendo antelos ojos voraces, el encendido rojo de las bocas ansiosas, el brillo de azabache, o zafiro, o esmeralda,o turquesa, o amatista de los ojos de misterio o audacia; el jardín de las manos en guantes lilas,azules, verdes, amarillos, blancos, como infinitas flores; y las cabezas magníficas cubiertas deinverosímiles sombreros imaginables, cada uno como un audaz pájaro desconocido o como unanueva y jamás repetida especie de orquídea salvaje…—Y en cada una de estas mujeres maravillosas, una pasión, una esperanza, un desastre… La vida encada una… La vida entera… ¡Y cómo amo la vida!…

Hiliodomiro, ante aquel espectáculo femenino único, de los millares de bellezas en la QuintaAvenida, asumía una actitud melancólica; la actitud de un hombre en decadencia, algo parecido a esapena por el recuerdo de hazañas y triunfos de la juventud que tienen algunos hombres viejos, todavíacon externa prestancia otoñal. Pero Hiliodomiro era un hombre joven, y, por eso, su fervorimaginativo y a la vez melancólico, ante tanta esplendidez femenina, me trajo entonces a laimaginación una pregunta un poco terriblemente curiosa: Bueno, ¿Y «allá» no…? Pero decidícallarme por no herir su susceptibilidad varonil… Él dice bien: —¡Cómo amo la vida!… Porque, sien efecto, no hay en ultratumba una Quinta Avenida; si es falsa la promesa de las huríes del profeta,¿para qué va a ir un hombre joven al cielo? ¿Para escuchar los sermones de San Pedro, o los sofismasde Sócrates…? ¡Si siquiera hubiera cuentos de Quevedo!… 6Otro es el tema de este fragmento que constituye, también, una estampa costumbrista en la quetodos los recursos literarios se ponen en función de lograr la mayor profundización sicológicadel personaje —más bien deberíamos decir, de los personajes— pues el narrador al presentarnoslas reacciones de Hiliodomiro nos está dando también elementos para su propia caracterización.Pero el objetivo de esta cita no es ocuparnos de este elemento, sino acentuar, en lofundamental, la utilización de un lenguaje popular, genuino hasta en los puntos suspensivos delsilencio, y mucho más elocuente que cualquier terminación de frase que descansa su podercomunicativo en una especie de complicidad entre hablante e interlocutor, un recurso de sumafrecuencia en nuestra habla: «Bueno, ¿Y «allá» no…?». De este manejo del lenguaje podríahablarse mucho, más de lo que se ha hablado. Pero como las limitaciones de tiempo lo impiden,acudiré a la consideración que sobre él hace Raúl Roa: «[…]La palabra —limpia de viciosaslimitaciones— es aquí vitalmente leal a sí misma, retozando con furiosa y proteica libertad. […]». 7Notas1Pablo de la Torriente Brau: Aventuras del soldado desconocido cubano, [Prólogo de Denia GarcíaRonda], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, La Habana 2000. pp. 51-52. (N. del E.).2Ibíd., pp. 52-53. (N. del E.)3Ibíd., pp. 53-54. (N. del E.).4José Martí: Obras completas, «En los Estados Unidos. Escenas norteamericanas III, 1886-1888», Vol. 11,Editora Nacional de Cuba, La Habana, 1964. p.104. (N. del E.).5Pablo de la Torriente Brau: Aventuras del soldado desconocido cubano, ob. cit., p. 54-57.6Pablo de la Torriente Brau: ob. cit., pp. 100-101.7Raúl Roa: «Inicial», en Pablo de la Torriente Brau, Aventuras del soldado desconocido cubano, ob. cit.,pp. 32-33. (N. del E.).Deporte y Revolución*Víctor Joaquín Ortega* *Pablo:Me acuerdo, ahora, de tu discusión con Ramiro Valdés Daussá, en Nueva York, sobre tucondición de periodista deportivo. ¡Dios, cuánta bulla…! Él te admiraba, como hombre y comoescritor, y solo quería provocarte. Ramiro conocía de sobra tu capacidad para reflejar einterpretar la vida —para ambos era un combate—; y las lides del músculo no estaban en elolvido. Eras atleta de calidad, sobre todo en el fútbol rugby. Escribías, pues desde el deporte conla hondura, la originalidad y el coraje que te acompañaban al hacer y en las cuartillas. Y esaimportante diferencia entre del y desde la entendía muy bien tu amigo, medallista de plata en losJuegos Centroamericanos, La Habana 1930, al integrar el equipo de baloncesto ocupante delsegundo lugar, con 5 y 2; y además practicaba clavado.

Todo eso y mucho más vienen a mi mente al disfrutar de «Recuerdos de la próximaOlimpíada». Porque ahí está la cuestión: nunca fuiste uno de esos superespecialistas, tipos tanpedantes con anteojera para lo que no es suyo. Horizontes limitados y espíritus más limitadostodavía. Cada trinchera te pertenece y le llegas con el alma, para ponderarla o para atacarla, conesa potencia tan singular en contra de lo mal hecho y a favor de lo correcto, pase lo que pase. O,simplemente, retozas con alguna situación que casi siempre rodeas de ensueño.Arriesgar el pellejo por la verdad al bregar y al escribir; eso lo realizaste muy bien. Y erasespecialista en la crónica, el reportaje, la entrevista, el comentario, al vivir la noticia, sentirla,profundizarla… Con una visión y, antes, un quehacer olímpicos.(Todas las notas son del editor. N. del E.).*Véase Pablo de la Torriente Brau: Recuerdos de la próxima Olimpíada, [Prólogo de Víctor Joaquín Ortega],Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2002,pp. 7-22.**Periodista y escritor. Director de la revista La Calle.UN MUNDO A CRONICAZOSPor cierto, sobresalen esos cinco cronicazos acerca de la máxima contienda rescatada por Pierrede Coubertin del desván de la humanidad. Muestras con creces el poder de tu fantasía, de tucreatividad, de tu humor a partir del conocimiento: alimentas la realidad con sueños y deseoscon una naturalidad tremenda. Solo tú podías adelantarte tanto y ser el padre de «Recuerdos dela próxima Olimpíada». Aquí por ejemplo, en el envío del peso, precisamente, en un pie de foto,mencionas al norteamericano Herman Brix como uno de los competidores y, en el texto, dascomo triunfador a un alemán. En realidad, Brix no se batió en la cita angelina. Había actuado enlos IX Juegos Olímpicos, Amsterdam 1928, y cuando se sentía campeón por su disparo de 15,75metros, su coterráneo John Kuch, con 15,87, quebró la marca olímpica y mundial y lo lanzó alsegundo peldaño. El subcampeón se convertiría en actor cinematográfico bajo el nombre deBruce Bennet. El as de la modalidad en Los Ángeles 1932 nació en los Estados Unidos: LouisSexton y lanzó un balazo de 16 metros. En Berlín 1936 sí fue un alemán el victorioso: Woelke,quien llegó a 16,20 metros.Encanta el «reporte» del torneo con obstáculos en el que:[…] el disparo sonó de nuevo, iniciando los atletas una carrera desesperada que parecía una fuga ajuzgar por las caras descompuestas y casi despavoridas que ponían. El sol brillaba en lo alto, hacia laespalda de los atletas competidores y sus sombras galopaban delante de ellos sobre la pista,desesperadamente también y como si hicieran esfuerzos brutales por no ser alcanzadas por ellos… 1Y mencionas a lord Burgheley, gran señor de los 400 metros con vallas en Amsterdam 1928 alcronometrar 53:4; y a Anderson, plata en los 110 metros en ese mismo certamen con igualtiempo que el ganador, el sudafricano Atkinson: 14:8; y al pobre Weightman Smith, compatriotadel vencedor: después de destrozar la marca del orbe en las semifinales con 14:6, se hundió enlos segundos de la verdad al quinto escalón con 14:9. En la lid de 1932, oro para Saling, de losEstados Unidos, en los 110 metros, al parar los relojes en 14:6, y para Tisdall, de Eire, en los400 metros con vallas, por sus 51:8. Burghley entró en quinto lugar.Lo del salto largo es demasiado… sabroso. Cual un demiurgo impones la justicia que no eseterna vencedora en la dura existencia. Caramba, por sus sueños puede conocerse al serhumano… Y «tu resultado» en Los Ángeles es la respuesta de tu corazón a lo sucedido en lascompetencias escenificadas en Holanda. Allí, el estadounidense Edward Hann se impuso allograr 7,73 metros, seguido del haitiano Silvio Cator, que clavó los pinchos a 7,58. En tucrónica haces ganar a este antillano negro, uno de los más extraordinarios deportistas de supatria; incluso fue recordista mundial, golpeado como cualquiera sabe por mil vicisitudes; yubicas en segundo al representante de una nación desarrollada que debe el avance, en granmedida, a las desgracias de los demás. En los X Juegos Olímpicos, la alegría mayor la obtuvo elnorteamericano Gordon al conseguir 7,64 metros.

Y si nos acusan de ligar la política con el deporte, respondemos con lo que expresaste envíspera del viaje hacia la guerra de España contra el fascismo:Para distraer un poco la imaginación, leo las noticias de las Olimpíadas en Berlín. Pero todo estálleno de revolución hoy en el mundo. Los desprecios de Hitler a los atletas norteamericanostriunfadores, sólo por ser negros, son elocuentes. ¡Lástima que en ese equipo no haya habido un soloatleta capaz de asumir una actitud digna y noble! Cada vez pienso más que el atleta es el animalinferior de la escala humana…[…]Y los negros de Abisinia siguen peleando. ¡Esos sí son atletas famosos! 2VERDAD Y BELLEZAJosé Martí señaló en el primer número de Patria: «La verdad llega más pronto donde va cuandose la dice bellamente, y no se ha de encoger ni de reservar la verdad útil». Aprendiste a leer enLa Edad de Oro y en tu pecho y tus acciones residía el Apóstol. Comprendías muy bien suspensamientos. Lo conocías y lo aplicaste: la ética llega mejor por la ruta de la estética. Estaspáginas no son una excepción.Veías en la cultura física un arma para forjar a un ser humano mejor en cuerpo y mente. Y tedolía la separación de la bondad y la fortaleza. Fustigaste a los que se apartaban del mundanalruido para dedicarse solamente a batallar en la pista, el campo, el gimnasio, los estadios… Elcomentario «Deporte y revolución» es clara muestra de esa ofensiva contra el deporte por eldeporte, tan fatídico y equivocado como el arte por el arte. Cada palabra que escribiste te hiriópero se necesitaba un artículo así. En «Las Olimpíadas Centroamericanas» vuelves a la cargacontra este tipo de contendiente, cuando te refieres a Bedford.Sin embargo, en la reina de la velocidad, un negro (Torriente) y un blanco (Alfonso) «[…]cubanos ambos, y vencedores los dos de Bedford, la tremenda amenaza de Panamá…» 3 ; elistmeño conquistaría los 200 (22:2) y los 400 metros planos (49:6).Hay escenas cinematográficas, poéticas, noveladas, en fin, hermosas como no las logró ningúncronista deportivo de la época. Tampoco es fácil encontrarlas en la actualidad. Canto por elfondista mexicano Jardines, perseguido por sus fantasmas, astro en 5 000 y 10 000 lisos con16:28 y 35:21:6; por Suárez, El Espiritista, que pide en la oficina un chance para una diligenciay, casi sin calentar, vence en la disputa de los 400 con obstáculos, «…en la que el último leparece siempre al corredor más alto que el Sevilla Biltmore…»; por el cuarteto de relevo cortodel patio: Torriente, Conrado, Seino y Alfonsito, los cuatros jinetes de la victoria, como losdenominaste.No escapan a tus redes, El Aeroplano Suárez; el martillista Troadio Hernández, que debióconformarse con el sitial plateado pese a ser el favorito, al ceder ante la furia del aztecaRobledo: una cosa es el papel…; Darío Man O’War; los bailarines sin gracia del baloncesto: sivieras cómo se danza actualmente sobre el tabloncillo… Tampoco gustas del voleibol, «…undeporte para señoritas gordas, ganado otra vez por muchachos flacos…». Como gozarías hoycon el dinamismo de esta disciplina, en especial, con nuestras fabulosas Morenas del Caribe.Desde el trampolín, lanzan estatuas que embellecen el aire; y están los nadadores, quedespiertan admiración entre los peces; y los tiradores, discóbolos, jabalinistas, saltadores,peloteros, el mundo a patadas de los futbolistas… Trato distinguido para el as de ases: RamónFonts Segundo. Para mí, el mejor deportista cubano del siglo XX, empatado con JavierSotomayor. Hasta los tres héroes grandes de tu adolescencia reconocen la superioridad de estecuarentón poseedor aún de destellos de su etapa más brillante, cuando con solo 16 años de edad,se convirtió en el primer campeón olímpico de América Latina con rotunda victoria en la espadade los Segundos Juegos, París 1900, y aumentó la proeza en San Luis 1904: tres doradas más.Sigue siendo el latinoamericano que más premios de oro posee del trascendental concurso. En elcombate del subcontinente se repite: «Resultado: Vencedor, Fonts, de Cuba, cinco por cero».El «asno con garras» se mantenía en la poltrona presidencial a sangre y fuego. Y usaba la justapara tapar tanto fuego y tanta sangre. En los «Segundos Centroamericanos, La Habana 1930»,artículo premiado en el Concurso Nacional de Historia del Deporte en 1979, manifesté: «Eldesgobierno cubano utilizó la lid como cortina de humo, droga para tratar de ocultar la

explotación, el desempleo, la discriminación, el crimen, la patria entregada a los yanquis. Eldeporte como diversión, mas diversión vista cual operación militar que tiene por objeto alejar alenemigo de un punto».Varios meses después de los Segundos Centroamericanos, para ser exactos el 30 deseptiembre, el joven estudiante de Derecho Rafael Trejo, remero y nadador, daría su vida en unatángana contra la tiranía. Bueno, qué cuentos te voy a hacer de eso, si fuiste herido de gravedaden ella. Y cuando la llevaste al papel, el corazón y la ira junto a ti, creaste clásicos del panfleto,del comentario y de la crónica en Cuba y dondequiera: «Informe oficial estudiantil sobre lossucesos del 30 de septiembre de 1930», «¡Arriba muchachos!», «Las mujeres contra Machado»y «La última sonrisa de Rafael Trejo».Aprovechaste muy bien la oportunidad para defender la tierra borinqueña donde naciste. «[…] ¿Por qué estos muchachos trajeron la bandera americana tan poco necesitada de gloriasdeportivas? ¿Por qué no traer a Cuba, ya que no fue el gobierno de la isla sino un grupo privadoquien los enviaba, según las mejores noticias, la bandera borinqueña, tan parecida a lanuestra?» 4 .Arremetes contra una mancha terrible: el racismo en acción. Hoteles, incluso, instalacionesdeportivas como las del Vedado Tenis Club, le negaron al negro su derecho a ser igual. En tuensoñador recordatorio olímpico retornas al tema con mayor profundidad: «Después vino elviaje por los ferrocarriles americanos, en los que los hombres negros no pueden ir juntos con loshombres blancos, tanto por prejuicio de razas como por odio hacia el individuo que ya no puedeser explotado por lo menos de manera legal…» 5 .¡RUBÉN...!Martínez Villena ejerció una decisiva influencia sobre ti. «He conocido a un hombre», dijistecuando intimaste con él. Y te quejaste de tantos tipos musculosos sin valor, firmeza ypatriotismo, lo que sobraba en el poeta nacido en Alquízar.Jugaron pelota a la mano, de pareja, en la azotea de la oficina de Fernando Ortiz, eintercambiaron criterios y pasiones alrededor del ámbito del músculo. A su muerte, enencendida crónica, expusiste:[…] Cuando lo conocí, vibraba en mí la juventud con toda su fuerza y la emoción deportiva era misupremo norte. Pues, Rubén, que ya había tenido su primera experiencia política, apenas hablabaconmigo de otra cosa que de records, averages y hazañas olímpicas; después, cuando supo por puracasualidad que yo estaba escribiendo algo, se encargó de publicar mi primer trabajo, y su entusiasmolírico por las cosas bellas del mundo floreció en nuestras conversaciones, con un calor que con nadiemás he sentido; más tarde cuando al avanzar el tiempo la atracción política me dominó, ya Rubén noestaba en Cuba: la ira babeante de Machado lo arrojó de ella, enfermo ya, y fue a parar a la UniónSoviética. Pero en la prisión y en la calle lo he sentido cerca, pues no era posible que quien leconociera dejara de sentirlo siempre al lado suyo […] 6Lo sabías vivo porque:…Lo ve uno hoy tendido entre los atributos rojos del Partido Comunista y se hace firme y decisiva lasospecha de que alienta… Porque de veras alienta. Porque fue de los hombres que no terminan, de losque no acaban, cuando la tierra les cae encima de la caja… Era de los hombres que se trasmiten, quelegan, generosos, lo mejor de sí, a millares de hombres, de los que realizan con ellos el verdaderomilagro de ser inmortales… 7TRAS DE LAS REJASNi preso por tus ideales rojos, y la labor por ellos en la primera fila, soslayaste la cultura delcerebro y del cuerpo. Hay suficientes pruebas en cartas y otros papeles y en lo que hanexpresado diversos testigos. Desde el mal llamado Presidio Modelo envías una misiva aFederico Morales, el 5 de mayo de 1932, en la que le haces un encargo: «…para Juan Luiscuando lo veas en el club […] Dile que ahora, como estamos en distintos patios, nosotros

tenemos baloncesto y tenis pero no voleibol, y que queremos, si encuentra en el club alguna redvieja y alguna pelota, que nos la mande».En la del 9 de febrero de 1933 le informas: «Mañana tenemos aquí un suceso sensacional:comenzaremos a jugar béisbol en los terrenos del Presidio».Más adelante, el 19 de febrero del mismo año, le comunicas que se estaba perdiendo los«tiempos de oro» de la prisión. «Si estuvieras aquí —le dices— seguramente serías nombradopresidente de la Liga de béisbol, y pasarías estupendos ratos presenciando un espectáculo comonunca lo ha habido en Cuba ni en ninguna parte del mundo». Pero más aun le cuentas queandabas vestido de pelotero, con una melena que no cabe dentro de ninguna gorra, y una barbade casi veinte meses, que cuando corres ondea al viento como un gallardete negro de un buquepirata. Y terminas: «Es monstruoso el espectáculo». Eso sin contar que la calidad de béisbol quejuegan solamente puede compararse con la de las grandes ligas.CREATIVIDAD, IMAGINACIÓNJosé Antonio Portuondo ha significado: «[…]Pablo se sabía hombre y le desbordaba lahumanidad en cada acto suyo y en cada párrafo caliente de vida de sus escritos«…]». Y tenía,eso sí «[…]el estilo fuerte, directo, y el lenguaje de quien quiere hacerse oír de todos, y no oírsea sí mismo[…]. Pablo de la Torriente es para nosotros ejemplo rico de humanidad en su vida yen su obra que, en definitiva, no es otra que el reflejo de su admirable humanidad» 8 .Las contiendas del músculo no quedaban fuera de esa posición.Mas no basta con ser honesto, objetivo y defender verdades. Hay que saber hacerlo, hay quetener fortaleza, don, habilidad. Como señaló Juan Marinello de ti:[…]Es un «escritor natural» de mucha sabiduría. Es distinto, y llega a todos. Transmite lo que ve sinartificio ni revoque, pero siempre con acento propio y modo nuevo.[…]Lo que en otros periodistas que acudieron a España por los mismos días es asombro estremecedor, setoca en Pablo, como una comprobación familiar, nacida de muy adentro 9 .Fácil no es, al menos, hay que luchar por acercarse a los que encabezan el recorrido, sea en elpasado o en el presente. Sí, las cosas están afuera pero la voz debe venir desde adentro, luego depasar lo observado y lo vivido por el tamiz de la subjetividad propia: caben la intuición y losanhelos; vale testimoniar los deseos y la esperanza. Mas hay que cultivarse en un terreno fértil,sin cuidado, sin agua, sin los elementos necesarios se cosecharán frutos raquíticos. Aún laternura debe ser fortificada. En cualquier persona, claro, y es inexcusable para un escritor de locotidiano.A fines del 2000, en el II Festival Nacional de la Prensa Escrita, quedó esclarecido que entrelas debilidades de nuestro periodismo están la falta de creatividad y la carencia de imaginación.Males subsistentes por flaquezas en la preparación, pocas lecturas, acomodamiento y hastaconservadurismo. Ciñámonos a lo deportivo. Por ejemplo, cuando Ana Fidelia, después de la«resurrección», ocupó planos cimeros, los enviados especiales no pudieron rasgar la cáscara dela noticia. Y nos quedamos esperando que viniera desde allá una buena crónica. No se trata de laimaginación por la imaginación, sin que ello sea pecado, es la utilización de la fantasía, de lossueños, para hacernos más comprensible la propia vida, para reflejar e interpretar la existenciacon fuerza mayor.A veces, es cierto, se le ha temido —y aun excomulgado— al uso de la imaginación y derecursos literarios en el periodismo. Hay quien ha llegado a decir, ¿por qué enredar las cosas?La gente no va a entender, confundiendo su incapacidad de alma y de cerebro, con el nivel delpueblo, cada vez más adelantado y al que jamás hay que bajar: debe ascendérsele y con élascender…El excelente encuentro entre Martí y Marx, debido al ingenio de Félix Guerra y FroilánEscobar, en su libro testimonial sobre los Cinco Picos, fue criticado por algunos que veían faltade respeto en esa creación. Los antimaginativos y los antiliterarios abrazados a la gacetilla, sehubieran opuesto a las remembranzas de Pablo de unos Juegos Olímpicos que aún no se habían

ealizado. Muchos trabajos de Martí, entonces, no deberían haberse publicado. Escuchen alApóstol: Preservad la imaginación, hermana del corazón, fuente amplia y dichosa. Los pueblosque perduran en la historia son los pueblos imaginativos… La imaginación ofrece a la razón, ensus horas de duda, las soluciones que esta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de lainteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo.¿Comprenderán la historia siguiente esos anti…?Cansancio terrible. Somos los cagatrillos. Vencimos el Pico Turquino por quinta vez. Somosde la Asociación de Jóvenes Rebeldes. La fatiga no pudo noquearnos. Nuestras filas: niños,adolescentes y jóvenes que dan brillo a los zapatos por algunas monedas, vendedores deperiódicos, voceadores de cualquier cosa para ir tirando. No teníamos porvenir. Ahora es decolor verde olivo. Y con estas subidas nos lo ganamos. Estudio, becas, vaya usted a saber. Y elhombre que ha dirigido y dirige lo que ha hecho todo esto se acerca. «¡Fidel, Fidel, Fidel…!».El Comandante nos felicita y dice que entre nosotros hay futuros médicos, maestros, ingenieros,escritores, cosmonautas… Creo que apretó: entre nosotros «los rigiera», gente de orilla, ¡hastacosmonautas! Pero si él lo dice, vamos a ver; son sueños bonitos, ojalá se den… Y aquelmulatico «cinco picos» que limpiaba botas en Guantánamo, piensa igualito que yo. Se lo leo enla mirada. Se llama Arnaldo Tamayo Méndez…HUMOR, JUVENTUD Y VICTORIAMuchos al hablar de tu actividad intelectual llegaban a lo atlético y a lo humorístico de algunamanera. Dice Marinello:Este muchacho de tan desaforada jocundia fue una de las mentes más afinadas y selectas que sehayan producido en tierra cubana. Su entendimiento de la creación artística era tal que muchas veceshacía pensar en una feliz anormalidad. ¿En qué tiempo había absorbido aquel deportista apresuradolos elementos indispensables para sus juicios? […] 1 0Ya tú ves, dejé para último y se relaciona con esto, tu cuento de tiempos juveniles, futbolístico,de amor. Humor que anda de manos de cierta tristeza. Crecida si se lee de viejo, como vaticinas.Fue imposible para ti: te quedaste eterno joven, eterno héroe, sembrado en Majadahonda: por larepública y la humanidad; habías cambiado las imágenes y las opiniones de tus cuartillas por ellenguaje del fusil, comisario político de una unidad militar del pueblo español en suenfrentamiento al fascismo.No te pongas bravo. Demasiada solemnidad y demasiadas frases laudatorias, ya lo sé. En elcuento eres titán pero en el rugby: batido como un toro en la defensa para que los delanteros selleven los aplausos con la anotación. Se siente hasta el olor al linimento que te pusieron en elcuello, por poco te lo parten en cuatro y, tú, dispuesto a dejarte matar con tal de que Los Tigressaquen el encuentro del refrigerador de los rivales. Y se siente el beso de la muchachaconquistada por fin, y todo ese ambiente tremendo de aficionados, fanáticos, entrenadores,deportistas y hasta «llevacubos». Pero lo más impactante para mí es tu atención generosa a losmuchachos del banco. Tantas ilusiones y tanta fe sentadas allí, queriendo que el equipo gane,pero queriendo también poder entrar por alguien y gozar, pelear, llenarse de gloria o, al menos,de ese aroma inigualable que ofrecen las competiciones, ocurran en el barrio o en los JuegosOlímpicos. Nadie ha tratado como tú a las reservas de un conjunto que, en el deporte moderno,son decisivas en infinidad de ocasiones y, por descuidarlas, han perdido juegos y cetrosseleccionados de alta calidad.Aunque veo que eres incorregible. Salen los jóvenes libres, tú entre ellos, después de una largajornada a la sombra… En tu «105 días preso» te emocionas y emocionas y, en la crónica final,aseguras que tus compañeros: «[…]tienen la sangre joven y generosa, para ellos esto de estar allado de lo justo, y de exigirlo e imponerlo, es tan agradable como si fuera un juego de fútbol,duro y violento, en el que, al cabo, vencerá el que tenga más aire…» 11 .Tus compatriotas hemos seguido este fútbol tan conocido por ti, con unidad, dirección ytriunfos impresionantes y, a pesar de la violencia y la vileza enemigas, Pablo, no nos faltarájamás el aire.

Notas1Pablo de la Torriente Brau: Recuerdos de la próxima Olimpíada. Prólogo de Víctor Joaquín Ortega. LaHabana, Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, 2002, pp. 123-124.2Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus],Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, LaHabana, 1999. p. 57.3Pablo de la Torriente Brau: Recuerdos de la próxima Olimpíada, ob. cit., p. 73.4ob. cit., p. 65.5Ibíd, p. 103.6Pablo de la Torriente Brau: El periodista Pablo. [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus], EditorialLetras Cubanas, La Habana, 1989. pp. 159-160.7Pablo de la Torriente Brau: Recuerdos de la próxima Olimpíada, ob. cit., pp. 160-161.8José Antonio Portuondo: «Pablo de la Torriente Brau», en Pablo: 100 años después, Ediciones LaMemoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana 2001.pp. 155 y 156.9Juan Marinello: «Pablo de la Torriente, héroe de Cuba y de España», en Pablo: 100 años después, ob.cit., p. 170.10Juan Marinello: ob. cit., p. 165.11Pablo de la Torriente Brau: «105 días preso», en Testimonios y reportajes, [Prólogo de RicardoHernández Otero], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2001. p. 85.A propósito de un trabajo inédito sobre PabloMaría Caridad Pacheco*En octubre de 1934, un militante del Partido Comunista de Cuba (PCC), llegaba bajo un recioaguacero, sin cubrirse y sin zapatos al Realengo 18, territorio de la antigua provincia orientaldonde los campesinos se alzaron para impedir ser despojados de su única fuente de vida, enfavor de una compañía extranjera de geófagos.El hombre llegó ante Lino Álvarez, líder de los campesinos y veterano de la Guerra deIndependencia, de recia personalidad, quien recibió los imprescindibles salvoconductos y unapistola star 45, regalo del partido. El recién llegado se había identificado como Luis Castillo ytraía consigo armas y pertrechos de guerra, además de la encomienda de ofrecer su experienciapara organizar la defensa militar del sitio, que permanecía bajo el cerco del ejército por ordenexpresa del coronel Fulgencio Batista.El joven Ramón Nicolau, militante que el Comité Central del PCC había designado para tandelicada responsabilidad, tenía ya una larga hoja de servicios a la Revolución en Cuba. Nacidoel 28 de octubre de 1905 en un hogar humilde de La Habana, aprende el oficio de zapatero en elcual se desempeña cuando, con apenas 21 años de edad, ingresa en el partido. Para entonces sehabía destacado como delegado de fábrica, tarea que le proporciona la experiencia necesariapara, en 1930, asumir los cargos de secretario general del Sindicato del Calzado y miembro delComité Central de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC). En 1932 integra elComité Central del PCC.* Historiadora e investigadora del Centro de Estudios Martianos.Después de participar activamente en la huelga de marzo de 1930, al frente de los trabajadoresde su sector, estuvo entre los dirigentes de la CNOC, que en el mes de septiembre, se unieron alos estudiantes universitarios y de otros centros para concentrarse en la Universidad de LaHabana, y enfrentarse a los gendarmes de Machado en una jornada en la que cayó Rafael Trejo,y fueron heridos Pablo de la Torriente Brau e Isidro Figueroa.

En 1931 el Partido envía a Nicolau a cursar estudios en la Unión Soviética. Allí se llamaríaJusto Ríos y tendría el enorme privilegio de confraternizar con importantes dirigentes delmovimiento obrero y comunista internacional como Tina Modotti, Ernest Thaelmann y Ho ChiMinh. El curso fue acelerado y concluyó con seis meses de anticipación, de manera que pudoiniciar sus estudios en la escuela Superior de Guerra Mijail Frunze donde permanece durantecuatro meses hasta que, a fines de marzo de 1933, por imperativos de la lucha, regresa a Cuba.Después del derrocamiento de Machado mediante una gran movilización de masas, el partidoencamina su lucha a partir de los objetivos y acuerdos trazados en su II Congreso y el IVCongreso Obrero de Unidad Sindical. En todas sus acciones, se plantearon reivindicacioneseconómicas, unidas a demandas políticas de hondo carácter revolucionario. A pesar de actuar enla ilegalidad y de enfrentar enormes escollos para desplegar su labor entre las masas laboriosas,el Partido aspira a desarrollar en esta época una revolución agraria, antimperialista, democráticay de liberación nacional para pasar después, gradualmente, a una fase superior de la revoluciónsocial.En estas condiciones, cuando Lino Álvarez y sus compañeros lanzan la consigna de «¡Tierra oSangre!», ya se vislumbra la importancia de aquellas batallas y el partido considera que elRealengo 18 podía constituir el inicio de la revolución agraria; en consecuencia acuerda dar suapoyo material y político al movimiento iniciado por los realenguistas.La firmeza de los campesinos de Realengo 18 y el apoyo que recibieron de las fuerzasprogresistas del país, obligan al gobierno, después de largas discusiones, a aceptar las demandasde los campesinos.El hombre enviado para apoyar a la Asociación Campesina en su empeño reivindicativocomprendió la importancia que tenía la divulgación de lo que allí acontecía e invitó al notableperiodista y revolucionario Pablo de la Torriente Brau para que subiera a la montaña y, plumaen ristre, diera a conocer a la opinión pública nacional e internacional lo que era Realengo 18.Pablo acepta, con una credencial de la CNOC comparese en noviembre de 1934 ante el líderdel movimiento, quien había rechazado otros intentos de entrevistas por parte de reporteros deperiódicos o revistas cuyo interés fundamental era únicamente llevar la primicia periodística asus lectores.Pablo tuvo oportunidad de reflejar en sus artículos, publicados en el periódico Ahora bajo eltítulo de «Tierra o Sangre», la trascendencia de la lucha que allí se desarrollaba. En aquellosreportajes no pudo dejar de mencionar a Ramón Nicolau, el Castillo ya tan querido y respetadopor los montunos. De él escribiría en una de sus crónicas:Monguito es Luis Castillo, un luchador comunista que, […] se ha sentido atraído por la posibilidadrevolucionaria que entrañaba la lucha de los realenguistas por la tierra, y ha convivido con ellos y conellos estuvo los días en que parecía que podía haber pelea, por lo que se ha ganado la estimación delos montunos, especialmente de Lino que lo considera un buen compañero.Allí me lo encontré yo, con su suéter de la calle […]. Pero por lo que más ha conseguido Monguito laestimación de los realenguistas es porque vive con ellos, sin ser campesino, con la sencillezcampesina, sin ser jinete, trepa a las montañas con ellos, y se acuesta al sereno y estuvo dispuesto apelear cuando la cosa se puso difícil 1 .Dos años después de aquella epopeya, comenzó otra que uniría una vez más a ambosrevolucionarios: Pablo de la Torriente y Ramón Nicolau. Este último fue designado comomáximo responsable de la ayuda internacionalista cubana al pueblo español y a las BrigadasInternacionales. La participación de más de cerca de mil combatientes cubanos en la defensa dela república constituyó una histórica acción solidaria que puso en evidencia la poderosa acciónmovilizativa del primer partido marxista-leninista cubano, principal impulsor de aquellacampaña.Pablo, quien se incorporó a la lucha por otras vías, encontró la muerte el l9 de diciembre de1936, en Majadahonda cuando, rifle en mano, fue el primero en el asalto a una barricadaenemiga.Ramón Nicolau participó en innumerables tareas a lo largo de su existencia: infiltración en lasfuerzas armadas enemigas, fundación de la CTC [Central de Trabajadores de Cuba], labor a

favor de una Asamblea Constituyente libre y soberana en 1940, trabajo antifascista en apoyo alos países ocupados por el nazifascismo y en el vigoroso movimiento de apoyo a la URSSdurante la II Guerra Mundial, enfrentamiento a las pandillas mujalistas [en Cuba] y lucha por launidad obrera.Financiero del Partido, concejal del ayuntamiento de La Habana, enfrentó el golpe de estadode Batista el 10 de marzo de 1952, intensificando el trabajo clandestino y dando apoyo a losfrentes guerrilleros. Incorporado al Ejército Rebelde con el grado de capitán, está junto al Cheen La Cabaña en los primeros días de 1959. Uno de los momentos más emotivos de su vida fuerecibir de manos del ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias el carnet del partido en elmismo territorio de Realengo 18.Después de cumplir diversas misiones en las FAR y en el partido, lo encontré, ya entrado enaños, en el Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista deCuba, donde comencé a trabajar al concluir mis estudios de Licenciatura en Historia en laUniversidad de la Habana. Allí Nicolau se entregó con igual pasión revolucionaria a lainvestigación histórica hasta su muerte, ocurrida el 12 de noviembre de 1981.Con motivo de la celebración del XI Festival Mundial de la Juventud y los estudiantes en LaHabana, en calidad de secretaria general del comité de base de la UJC del instituto, solicité alcompañero Nicolau que impartiera una conferencia sobre Pablo, de tal modo que nos pudieradar la imagen del héroe que conoció y estimó como amigo.He traído ese testimonio inédito para rendir homenaje a Pablo a través de quien, como él,alcanzó un alto grado de altruismo y hondo sentido de la solidaridad y el internacionalismo, dealguien a quien admiré por su sencillez, fidelidad a los principios y proverbial confianza en lasnuevas generaciones.PABLO: COMBATIENTE DE PRIMERA LÍNEA 2En la etapa histórica de 1930, cuando el terror machadista intensificaba su crueldad yensañamiento para acallar la justa protesta del pueblo oprimido, se destaca en toda su magnitudla figura de Pablo de la Torriente Brau como un combatiente de primera línea, siempre a lavanguardia en la vigorosa lucha desplegada por el movimiento estudiantil contra aquellasangrienta tiranía.[…]Al comenzar sus actividades en el combate contra el negativo orden existente en Cuba, eljoven estudiante se desliza hacia los centros obreros, entrando en contacto con el proletariadocombativo, participando en sus luchas directamente y en incontables oportunidades es parteintegrante de sus piquetes de autodefensa.[…]La vida de Pablo de la Torriente Brau fue un ejemplo incontrastable: demostró que no podíahaber contradicción entre la acción, el conocimiento teórico de las ideas que se sustentan y laactividad práctica en la lucha revolucionaria. Él era un hombre de acción, y, cuando seincorporó a la lucha social y llegaron a sus manos los primeros textos marxistas, el afán por suestudio adquirió proporciones de verdadera pasión. Comprendió en toda su profundidad el valorde la teoría como guía para la acción. En sus enfrentamientos con los adversarios de las ideasque sustentaba, tanto en la cárcel y en la Universidad como en su labor periodística, revelaba sufirme criterio consecuente con el axioma leninista de que «no hay práctica revolucionaria sinteoría revolucionaria».[…]El mismo Pablo explicó, más de una vez, los orígenes de su vinculación al movimientomachadista militante, dándose por entero desde los primeros momentos al combate contraaquella tiranía. La jornada del 30 de septiembre [de 1930] fue la culminación de la primeraetapa de aquella lucha, que no estuvo aislada del movimiento estudiantil, sino que representó uneslabón de una serie de acontecimientos que le precedieron y le otorgaron carácter ytrascendencia históricos, tales como la huelga de marzo de aquel mismo año, que elaboró un

programa de reivindicaciones políticas y económicas de la clase obrera que comprendía susdemandas fundamentales.[…]Ya en la época de sus inicios en el quehacer revolucionario, se manifiesta en Pablo la reciafibra del periodista que sería muy pronto, y, cuando aún estaba en los albores de su carreracomo escritor, abordaba los palpitantes temas políticos y sociales que conmovían la sensibilidadde nuestro pueblo.[…]Al ocurrir la caída de la tiranía de Machado, abatida en agosto de 1933 por el triunfo de lahuelga general político-revolucionaria, nos encontramos ante un Pablo de la Torriente Brau deacrecentada capacidad y madurez política que continúa destacándose progresivamente en lavorágine engendrada por el derrocamiento de la tiranía, con el advenimiento de intensasjornadas antimperialistas, en que su autoridad como revolucionario desborda el ámbitoestudiantil y tiene vigencia en el movimiento renovador en general.Durante la existencia del diario Ahora —surgido de aquel convulso período de nuestra vidapública y del que fue destacado redactor—, los más combativos artículos y los más vívidosreportajes, orientados en la defensa de los intereses populares, llevaban la firma de Pablo de laTorriente Brau. Su labor periodística se caracterizó por un profundo contenido revolucionarioantimperialista, hermanado a un brillante estilo y atrayente originalidad que le convirtieron enmodelo de diarista al servicio de los intereses del pueblo.Relevante ejemplo de objetividad periodística son sus artículos sobre el Realengo 18, donderelata la experiencia adquirida en aquellas tierras que fueron latente expresión de la luchaagraria antimperialista, y donde manifestó su admiración por los bravos peleadores realenguistasy su líder Lino Álvarez.[…]Al consumarse la traición de los generales fascistas contra la República Española, Pablo[exilado en New York] está presente en mítines, veladas y cuanto acto se verifica a favor de lacausa republicana. Comprendió de inmediato la significación de aquella guerra como expresiónde la lucha contra el fascismo internacional y concibió simultáneamente la idea de marcharhacia España para encontrarse presente en aquellas trascendentales circunstancias aunqueproclama que va con el objeto de hacer reportajes desde los frentes de batalla en que se batevirilmente el pueblo español contra el fascismo. Quienes le conocíamos estábamos seguros deque, aunque no era incierta la aseveración en cuanto a su propósito de efectuar los reportajes,difícilmente el odio de Pablo contra el fascismo, su coraje y valentía, le harían permanecer almargen de la pelea, sin empuñar las armas y combatir en las primeras filas.[…]Enemigo irreconciliable de los vacilantes y capituladores, Pablo de la Torriente Brau mantuvoante estos una conducta enérgica, mientras se crecía cual un hermano mayor, compartiendo lasdurezas y sufrimientos de los hombres que combatían a su lado. Su voz no cesó de oírsearengando en el fragor de la pelea, llevando el aliento moral y la fe en la victoria, en la justiciade su causa y predicando con el ejemplo, hasta encontrar muerte gloriosa en el camino deMajadahonda. […]Notas1«Realengo 18», en Pablo de la Torriente Brau: Testimonios y reportajes [Prólogo de Ricardo HernándezOtero], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, La Habana, 2001. p. 127. (N. del E.).2Palabras pronunciadas por Ramón Nicolau en acto celebrado en el Instituto de Historia del MovimientoComunista y la Revolución Socialista de Cuba, auspiciado por el comité de base de la UJC, el 19 de juniode 1978. (Fragmentos).

Pensar con luz propiaPablo y su épocaFernando Martínez Heredia *Hablaré de la época en que vivió Pablo sólo en cuanto se relaciona con él, sus ideas y sus actos;en cuanto a la comprensión —o las comprensiones— que Pablo tuvo de ella; y en cuanto a lassucesivas y acumuladas interpretaciones que existen de aquella época y de Pablo, y de su vidarespecto a esa época. Son tres dimensiones teñidas de subjetividades, lo cual podría preocupar al«objetivismo». Pero es necesario hacerlo así: el mundo es siempre un producto histórico,resultado de la actividad humana; las épocas históricas son variantes de agrupación deacontecimientos y procesos, construidas a partir de criterios que han obtenido consenso en unasociedad, o de los puntos de vista de individuos o grupos. Mi propósito no quita realidad a loshechos atinentes a cada caso, pero sí pretende ayudar a explicar la significación que se lesatribuye, o la selección que se hace de ellos, con sus consiguientes juicios y omisiones. Pasemospues a nuestro tema.*Historiador y ensayista. Fue director de la revista Pensamiento crítico. Actualmente trabaja como investigador enel Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. (N. del E.).¿TESTIGO, PROTAGONISTA?Capaz de escribir «como sudaba o respiraba», cronista intuitivo, prodigioso, Pablo se ganóbuena parte de su fama de testigo de su época desde que comenzó a escribir sobre sucesospolíticos. En 1931, «105 días preso» tuvo gran éxito periodístico y lo hizo conocido. Su trabajoen aquellos febriles diecisiete meses del diario Ahora fue realmente ciclópeo. «La isla de los500 asesinatos» o «Tierra o sangre» son títulos famosos, y las cinco páginas de «La últimasonrisa de Rafael Trejo» constituyen un clásico.El asunto de la mayoría de sus trabajos es el conjunto de acciones colectivas sucedidas entre1930 y 1935 que llamamos Revolución del 30, los personajes y hechos sociales y políticosrelacionados con ella. La calidad y comunicación trascendente de esos textos lo han convertidoen el más famoso cronista de aquella revolución.Aunque tuvo que esperar más de treinta años para ser publicado, su Presidio Modelo es unlibro de periodista, un testimonio desde las márgenes y las situaciones extremas, del carácterhorroroso que ha sabido tener el capitalismo en Cuba. Aquí se muestra la diferencia aportadapor su mirada: a partir de testimonios, recuerdos y documentos, Pablo narra siempre, pero sulibro le da voz y vida a los presos comunes, los hombres que han sido borrados, y efectúa desdeellos la denuncia del sistema, hecha por un «testigo apasionado» 1 . Y por último, su Peleandocon los milicianos, publicado en México en 1938, fue un cuadro de primera mano —en laplenitud de su estilo tan hermoso y militante— del evento más famoso del mundo de aquelmomento, la Guerra Civil Española, vista con ojos latinoamericanos. Pablo ha sido uno de losmás grandes periodistas cubanos.Pero Pablo fue un protagonista en las organizaciones revolucionarias estudiantiles en quemilitó desde 1930. El Directorio Estudiantil Universitario (DEU) del 30 era un actor colectivo, ycon otras motivaciones también lo fue el Ala Izquierda Estudiantil (AIE). En ellos fue siempremuy activo, su papel era muy respetado, y descolló, aunque siempre de esa manera desenfadadasuya que pudiera llamar a engaño a aquel que iguale la trascendencia a la adustez.El Machadato lo tuvo preso más de dos años, casi siempre confinado, y finalmente lo deportó.Regresó después del 12 de agosto, y durante la fase crucial de la crisis revolucionaria de 1933-1935 su conciencia política avanzó mucho. Cuando tuvo que volver al exilio a raíz de la huelga

de marzo fue el principal dirigente de una organización revolucionaria de izquierda, unitaria yantimperialista. Revolucionario profesional sin un centavo, vivió en la pobreza, y padeció lasmayores estrecheces en Nueva York. Otra vez en la acción directa, por entrega a la causa y pordecisión propia, pronto fue oficial internacionalista en España y allí murió en combate. Y másallá de las organizaciones e instituciones, Pablo ganó por su actuación un enorme prestigiopersonal como revolucionario en un tiempo de revoluciones. Esa actuación suya hace imposiblecatalogarlo como un testigo calificado de su época 2 .LA ÉPOCA DE PABLOPablo creció junto con la primera república burguesa neocolonial. Durante más de veinticincoaños su vida llevó la misma baja velocidad que los cambios políticos en el país, pero el joven nose incorporó a las actividades comprometidas con su sistema económico y de dominación, nicon la pujante corrupción. Hijo de cubano y puertorriqueña, nació en esa isla y vivió allí y enEspaña por breves períodos, pero residió en Cuba desde niño. Criado en una familia de mayornivel social que económico, fue precoz receptor de una herencia moral y de posturas cívicas quelo hicieron crítico ante los escandalosos males e insuficiencias de la vida nacional. Pablo nopasó de la enseñanza media, entró de inmediato al mundo del trabajo y se ganó la vida comoempleado de oficina. Allí tuvo roces con varias personalidades de la cultura, y mostró muchamás afición a las letras y los deportes que a la política, hasta que un día de 1930 su vida cambióradicalmente.El mundo venía cambiando desde la adolescencia de Pablo. La Gran Guerra de 1914-1918 fueun hecho criminal de tal magnitud que suscitó fuertes ideas y sentimientos de crítica a lospoderes imperialistas. Los nacionalismos ganaron terreno, y también los movimientos detrabajadores. Estados Unidos se hizo más poderoso y tuvo más en cuenta al exterior desde suentrada práctica en la Gran Guerra en 1918, pero siguió siendo brutalmente racista. Larevolución bolchevique creó el primer poder anticapitalista en nombre del socialismo, comenzóel desarrollo de un inmenso y fuerte Estado, dio esperanzas e influyó mucho a los oprimidos, yanimó la formación de partidos comunistas en buena parte del mundo.La revolución mexicana conmovió al continente y favoreció con su influencia las prácticasradicales nacionalistas y la identidad latinoamericana. Ideas, corrientes y personas de AméricaLatina fueron familiares a núcleos de cubanos, sobre todo en La Habana. Obviamente, estoseventos internacionales influyeron en las ideas cubanas de los años veinte, y, como es natural,en el joven Pablo.En 1929 el mundo desarrollado confrontó el comienzo de la mayor crisis económica que habíavivido el capitalismo hasta entonces, la que muy pronto afectó prácticamente a todo el mundo.La nación cubana había recibido un millón de inmigrantes en veinticinco años sindesnaturalizarse. Un gigantesco dinamismo económico multiplicó la exportación de azúcarcrudo, la masa de asalariados y las relaciones sociales capitalistas, pero el país no ganóautonomía con ese auge; al contrario, la sujeción neocolonial a los Estados Unidos aumentó ycerró caminos a un desarrollo económico cubano. La política bipartidista de conservadores yliberales, que había constituido un mecanismo de hegemonía nada despreciable, fuedesgastándose, pero funcionaba todavía en el proceso electoral de 1925, cuando la democraciacorrompida bajo el presidente Zayas fue sustituida por el régimen autoritario «regenerador» deGerardo Machado. Pero este le dio un golpe mortal al sistema político con la Prórroga dePoderes de 1927, imposición mediante la cual el Ejecutivo y el Congreso se autoprolongabanhasta 1935; los dos partidos «cooperaron» con el gobierno. Los que dominaban subestimaron elgrave riesgo implicado por la deslegitimación del sistema político que sobrevino, porque alprincipio les parecía fácil y permanente su victoria. La quiebra del modelo económico de laprimera república se había venido gestando de modo previo y específico, pero la gran crisismundial se le sumó y arrastró al país a un inmenso desastre económico y social.El drama de los años treinta es extraordinario. Las clases dominantes extremaron laexpoliación o la marginación, arrebataron derechos, apelaron a monstruosas represiones y aformas totalitarias de dominio, mostrando al desnudo su esencia y la necesidad de suderrocamiento. La gran crisis llegó a disminuir el control imperialista, y algunos paísesfortalecieron hasta cierto punto estructuras económicas propias. Las protestas populares masivas

en muchos lugares asumieron todas las formas de lucha contra el sistema, y dejaronexperiencias e instrumentos de inmenso valor. Pero no triunfaron revoluciones populares deliberación, que para serlo ya estarían obligadas a ser anticapitalistas. En la antigua URSS larevolución naufragó en el curso de los avatares de la construcción económica del nuevo Estadono capitalista, y en el de las divergencias políticas internas que culminaron en un gigantescobaño de sangre y la imposición de una dictadura.Lo peor para el nuevo movimiento comunista mundial fue su funesto enredo en lasconsecuencias de defender en bloque lo que sucedió en la antigua URSS y la obediencia plena alas directivas de la Internacional Comunista (IC), guiar por ellas la línea política de cada uno ysus análisis de las situaciones concretas, seguir y reproducir la reducción del ideal más avanzadoy promisorio de la humanidad a un catecismo exclusivista, y ser intolerante ante todo criteriodisonante.Vistas desde hoy, las políticas de la IC entre 1928 y 1935 evidencian las torpezas, laarbitrariedad y la ignorancia de una estructura demasiado reciente y algo artificial respecto a lasrealidades que pretendía regir. Pero también evidencian la deformación profunda que habíasufrido el bolchevismo.Para los revolucionarios, el desafío y la angustia de la época estuvo en cómo acertar en lacomprensión de las situaciones concretas y las crisis, en cómo ser capaces de conducir lasdesobediencias o rebeldías más o menos masivas; en poseer lucidez y saberes históricos sinencontrar los modos eficaces de convertir la potencia en acto. Ellos vivieron también el reto y laangustia de los desencuentros entre la abnegación y el heroísmo de millones de personas queluchaban y la simpatía hacia el socialismo de otros tantos, por un lado, y las insuficiencias yextravíos de sus propios instrumentos y sus ideas, por otro. El pensamiento de Pablo vivió esastensiones, y sus textos políticos las expresan.Estados Unidos también enfrentó una fuerte crisis. Con la presidencia de Roosevelt seinauguró una nueva política hacia América Latina, destinada a controlar la región de maneramás neocolonial; dentro de ella se enmarcaron sus acciones en Cuba desde 1933, con laspeculiaridades del caso. En el mundo de los años treinta se generalizaron el proteccionismo ylos controles de cada Estado, y se exacerbaron los nacionalismos. El fascismo triunfó enAlemania en 1933 y fue ganando cada vez más terreno en Europa. El fracaso de la Sociedad delas Naciones agravó la indefensión de los estados débiles y la agresividad de las potenciasimperialistas.Cuando Pablo se fue a España, ya se temía que surgiera una segunda guerra mundial. En Cubaocurrieron cambios sumamente profundos durante los seis años y medio en que Pablo tuvo unaactuación política. En ese intervalo, el tiempo registró la intensidad social que sólo se alcanzadurante las revoluciones.No puedo exponer aquí lo que a mi juicio es esencial en la Revolución del 30 —que vengoestudiando desde hace más de treinta años 3 —, pero entiendo que es imprescindible, el menos,analizar en alguna medida sus rasgos principales y sus consecuencias para estudiar conprovecho la obra y la vida de Pablo de la Torriente.Cuando se opina con ligereza sobre «el fracaso» de aquella u otra revolución que no alcanzósus fines más ambiciosos, se olvida que después de un evento de ese tipo nunca la sociedadvuelve a ser como antes, ni es posible que se reorganice el consenso y que la dominación seejerza sobre las mismas bases. Además de los saldos sociales, la Revolución del 30 produjo unagigantesca transformación espiritual en las personas, como sucede en el curso y a consecuenciade toda revolución.A los efectos de este tema —las relaciones entre personalidades y su época— hay que decirque las acciones de grupos muy diversos de revolucionarios sacaron a la política de sus marcostradicionales, mientras la desobediencia popular se iba haciendo masiva. Cuando ella seconvirtió en una gran ola irrefrenable y se desató la crisis del sistema (1933-1935), la política delos revolucionarios no logró avanzar suficientemente rápido para coincidir con aquella granmarejada de protestas y rebeldías, convertirla en un movimiento organizado con fines de poder,y conducirla al triunfo. Entonces se desgastaron las fuerzas y los intentos de unos y otrosadversarios del sistema, y resultaron vencedoras las poderosas fuerzas opuestas.

Cinco días después de la muerte de Pablo, instigado por el coronel Fulgencio Batista, elCongreso cubano depuso al presidente Miguel Mariano Gómez, un político creyente en que elviejo orden podría persistir si era «normalizado» y se hacían unas pocas concesiones. Pero afines de 1936 no parecía posible predecir que en menos de cuatro años se habría consumado enCuba un nuevo orden postrevolucionario.MADUREZ, DERROTA Y VICTORIAEntre 1930 y 1936, Pablo participó en cinco tipos de actuación revolucionaria. Él formó parte deaquellos que: a) iniciaron una ofensiva de rebeldías más conforme con las necesidades de lalucha contra la dictadura de Machado que la oposición dirigida por políticos del sistema; b)constituyeron fuerzas políticas que quisieron convertir la lucha por cambios en una revolución;c) formaron organizaciones de inspiración comunista y siguieron, en su estrategia socialista parala revolución cubana, la política de la Internacional Comunista; d) continuaron en la lucha, concriterios socialistas independientes del partido comunista cubano y la IC; e) fueron a la guerrade España como revolucionarios internacionalistas cubanos.Antes, el joven patriota había contrapuesto sus héroes mambises y su civismo laico a lapolítica republicana. A fines de 1930, desde la actuación, enuncia la misión decisiva de lajuventud: limpiar «el cochino establo que es nuestro país»; identifica a su adversario: «podridaestá la generación que hizo la república»; y a su moral: no ocuparemos ningún cargo. PeroPablo va más allá de las generaciones: el antimperialismo y la lucha por la justicia social debenguiar las ideas y la actuación de los jóvenes hacia una revolución verdadera 4 . Enseguida es unode los fundadores del Ala Izquierda Estudiantil, y mira al mundo desde la ideología delcomunismo pero su mundo es la revolución en Cuba.Me limito a aludir únicamente a dos facetas de la profundidad de los análisis políticos de estehombre desbordante de humor. Una, su insistencia en que la conciencia de la necesidad de unarevolución socialista en Cuba es cosa de minorías, mientras que el potencial humano que podríacombatir por ella es inmenso, 5 una idea muy compartida por sus compañeros de ideologíacomunista. Pero lo notable en Pablo es que en vez de postular el antimperialismo como un datoo como un elemento del carácter de la revolución lo ve como el camino para lograr un avance demasas hacia la revolución, identifica a la justicia social como un complejo de sentimientos ynecesidades arraigado en la mayoría de los oprimidos del país, que podría ser movilizador haciala revolución, y no como una manera más de llamarle a lo que el proletariado consciente manejay está dispuesto a llevar a cabo.Entiendo que Pablo, al pensar así, está partiendo de dos rasgos ya existentes, visibles en unaparte de la población que identifican males lacerantes; cree que está creciendo la protesta entrelos cubanos, al convertirse los frustrados en ofendidos, y que eso fortalecerá la tendencia a larebelión. La otra faceta es su visión cubana de la lucha socialista y comunista que no es sólomuy irreverente, sino sumamente atinada y sagaz 6 .Pablo no es apenas el joven simpático que por fortuna militó en una izquierda irreal que nofue más que el antecedente de su futuro, como ha creído una imagen deformada de él y de lahistoria; es el militante sin experiencias políticas anteriores ni densas lecturas previas, que alentregarse al ideal comunista trata de entenderlo y, sobre todo, de operar desde él para hacer larevolución concreta, intrincada y difícil.Más que con las grandes palabras en las que han de caber los eventos, las clases sociales y lasactitudes individuales, el pensamiento de Pablo trabaja con las personas, con sus niveles deconciencia, sus sentimientos, intereses y motivaciones, y con las relaciones en que se veninvolucrados.En esas dos facetas se evidencia que para el pensamiento de Pablo la dimensión política es elpunto de partida obligado, y la práctica inmediata que contribuya y ande en busca de la lejanavictoria, es el desafío que habrá que aceptar. Pablo cree como sus compañeros en la misión de laclase obrera, la denuncia al frente único, la revolución agraria y antimperialista y los demáspostulados de la línea de la IC y el partido cubano 7 . Pero no asume la militancia como elabandono del pensar con su cabeza, ni erige un altar a una verdad revelada que lo releve dedudas, ni se deja ganar por la soberbia de tener toda la razón y de distribuir calificativosagresivos a todos los que no pertenezcan a su grupo político. Su humor, que nunca es simpatía

superficial ni gracia neutra, resulta entonces una vacuna ideológica cubana en ese tiempo deprecocidades, un vehículo para bregar por la unidad o las concertaciones entre losrevolucionarios aunque la ideología del humorista las rechace, y por la extensión eficaz de laprédica de los revolucionarios al pueblo oprimido que es necesario ganar, porque el pueblo nopertenece a nadie por definición previa. Y su humor es, además, un bálsamo entre tantascondenas e injurias presentes en los textos de aquella época.Durante la crisis revolucionaria de 1933-1935 —la etapa crucial de la revolución— se produjoun fuerte cambio en la izquierda cubana. En el partido comunista y su área de control einfluencia se consumó la separación de la oposición surgida en los años de la lucha contraMachado; unos formaron el efímero Partido Bolchevique Leninista y otros pasaron a diversasposiciones.El partido comunista se opuso a todos los gobiernos del período, celebró un congreso en 1934y se mantuvo alineado en todo lo esencial con la Internacional Comunista, a la vez que desdeesa línea enfrentaba con total consecuencia sus tareas obreras y revolucionarias. El lídersocialista y antimperialista Antonio Guiteras, que había hecho lucha armada contra Machado alfrente de Unión Revolucionaria, fue el máximo representante del radicalismo dentro delheterogéneo gobierno revolucionario que presidió Ramón Grau —entre septiembre de 1933 yenero de 1934—, pasó de inmediato a la clandestinidad y fundó una fuerte organización deizquierda antimperialista, la Joven Cuba.Pablo estuvo entre los militantes de izquierda que quedaron en posiciones más o menosindependientes y diversas, en medio del remolino de la revolución, y en el exilio o laclandestinidad después de la huelga de marzo de 1935. La represión sistemática desatada losdías posteriores a esa huelga lo obligó a escapar a Nueva York. Cuatro meses después —conRaúl Roa y Gustavo Aldereguía, entre otros—, era uno de los fundadores y el secretario general,de la Organización Revolucionaria Cubana Antimperialista (ORCA).Pablo aprovechó a fondo el cúmulo de experiencias acumuladas durante cinco años en mediode una revolución. Había desarrollado mucho su conciencia y conocimientos políticos. ORCAera una organización de izquierda, clandestina e insurreccionista que tenía el fin inmediato depromover un frente único de las organizaciones revolucionarias.Pablo desplegó con gran tenacidad todos los esfuerzos prácticos posibles en esta direcciónunitaria, tejiendo comunicaciones y contactos, aceptando los requerimientos tácticos con apegoa la situación concreta, acopiando informaciones, pero siempre con la mira puesta en unaverdadera revolución liberadora. Ese principio guió sus gestiones unitarias, que Pablo deslindómuy nítidamente de los pactos de unidad de acción armada sin compromisos políticos eideológicos, y de las modalidades de oportunismo político que ya comenzaban a arraigarse y abuscar arreglos, como un signo más del fin de la ola revolucionaria.En esta etapa penúltima de su vida, Pablo permanece fiel al ideal comunista que ha guiado sutrayectoria política, desde la nueva organización que dirige 8 . Ahora posee una formación que lepermite analizar mejor cada situación y tener en cuenta el movimiento en su conjunto. Se hamodificado la relación de Pablo con su época. De estar simplemente sujeto a ella a través de losmedios y mecanismos sociales que en cada caso condicionan la vida, el pensamiento y lasensibilidad —aunque con su irreductible individualidad, como todo el mundo—, Pablo hapasado a sostener con su época relaciones activas, basadas en su capacidad de comprenderla yen su participación en trabajos conscientes para cambiarla en un sentido determinado: lasrevoluciones de liberación anticapitalistas.Sus escritos de 1935-1936 en los Estados Unidos —cientos de páginas— revelan una madurezque produce análisis muy acertados de las cuestiones principales; por esa razón, y por lacantidad de temas que abarcan, sus análisis expuestos, sobre todo, en sus cartas «las actasoficiales de su pensamiento», deberían constituir una de las fuentes destacadas del pensamientorevolucionario cubano del período. Por su obra completa es necesario que Pablo de la Torrientesea reconocido como un notable pensador político.Debo limitarme a mi tema, por lo que solo llamaré la atención sobre un texto medular de juniode 1936 que ha impresionado a todo lector desde que apareció en 1968, «Álgebra y política» 9 , ysobre algunos de los temas abordados en esa formidable colección, fruto de tantos años detrabajo de Víctor Casaus, que es Cartas cruzadas. Ellos van desde la extrema lucidez de su

análisis de la situación política cubana a inicios de 1936 10 , o de su propia organizaciónrevolucionaria, hasta cómo debe ser la prensa revolucionaria o buenos consejos sobre arte yrevolución 11 .Pablo había aprendido el valor de la vida, y de su sacrificio, cuando decide ir a España. Sinduda espera ganar experiencias que puedan servir para una futura revolución cubana, y hapesado lo que deja fuera su opción: ayudar a la creación en Cuba de un partido revolucionarioen aquellas difíciles circunstancias, algo que quizás él considera menos factible que suscompañeros 12 . Es el comunista que escribe: «[...] hoy en España se está, en proporcionespoderosas, aclarando el problema de la gran disyuntiva planteada al mundo desde octubre de1917, y de cuya solución penderá la vida, particularmente de todos los países coloniales osemicoloniales [...]» 13 , y a continuación se explica, en una página luminosa, le resulta natural,como revolucionario, ser internacionalista y participar en el lugar protagónico delenfrentamiento ideológico y físico de aquel segundo quinquenio de los años treinta: larevolución en España. En ella se desbordó un pueblo y se dieron todos los matices yconfrontaciones del mundo político de entonces. Tanto la forma democrática capitalistaeuroccidental como el comunismo soviético mostraron en España su alcance, sus desaciertos ysus límites; y el fascismo mostró su capacidad intervencionista y su entraña criminal. Aquellacontienda fue, en todos los sentidos importantes, el prólogo del gran enfrentamiento de laSegunda Guerra Mundial.Pablo fue a su último combate ya formado como revolucionario 1 4 . Empieza de periodista,como corresponde a su fama, pero ha ido a la guerra, y pronto estará combatiendo en el frentede Madrid, con Paco Galán y Valentín González. Es un comunista, y como la guerra es política,es natural que se haga y lo nombren comisario, esto es, el que cuida de los soldados y les enseñaa comportarse como tales y a conocer la razón de su lucha, el último en dormir y comer y elprimero en el ataque al enemigo, como manda la leyenda. Ahora está, como pez en el agua,entre los campesinos y la gente humilde, «la flor más roja del pueblo». Y combina en lo queescribe la sagacidad del pensador militante y del analista político con su calidad superior decronista, que —sin dejar de anotar los lugares de España que siempre quiso conocer— seenfrenta al abanico casi inverosímil de situaciones y actitudes que florece en las guerraspopulares. Ya sabe de guerra la mañana en que el batallón de Policarpo Candón —su batallón—se enfrenta a la ofensiva que los supera, entre Majadahonda y Romanillos, y Pablo despliegauna compañía al contraataque.De haber sobrevivido a aquel combate, ¿hubiera seguido el camino del mando militar, tannecesario entonces, como hicieron los cubanos Candón o Alberto Sánchez? ¿Cuál hubiera sidoel pensamiento de Pablo en el curso de la conversión que tuvo la revolución española en unaguerra popular-estatal de objetivos limitados 1 5 , y cuál su actuación práctica?Como otros miembros de la joven izquierda cubana, a su entrega a la causa, Pablo había unidola rebeldía ante el empobrecimiento sectario del gran ideal y las imposiciones dogmáticas de lalínea y la disciplina. Por otra parte, ¿qué hubiera hecho en Cuba a su regreso? Pero sutrayectoria vital se cortó aquel 19 de diciembre de 1936 sin dejarnos lugar para presunciones.Desde el inicio hasta el final de su actuación pública, Pablo combatió por los cambiospolíticos y sociales más radicales, y adquirió cada vez más conciencia de los fines y el proceso,y más capacidades personales. Y también supo irse por encima y más allá de los defectos queportaba su ideología y de las graves deformaciones a que fue llevado el movimiento comunista.Consiguió algo más general y más valioso: ser capaz de pensar y sentir por ser militante, y no apesar de serlo. Y esto no lo hizo dudar ni flaquear; al contrario, acendró su consecuenciaejemplar en el riesgo de la lucha y en la dedicación de cada día y todos los días a la revolución,ejemplar en la austeridad cotidiana que llega a ser extrema pobreza en el exilio, y ejemplar en laconsagración final internacionalista hasta dar la propia vida.Con su actividad total, Pablo trató de cambiar a su época, de uncirla, de ir más allá de loposible y provocar, mediante la acción consciente, la formación de individuos revolucionarioscapaces, la reconstrucción del movimiento de masas y su conducción a un nuevo enfrentamientorevolucionario.LAS CONSTRUCCIONES SOCIOHISTÓRICAS DE LA ÉPOCA DE PABLO

La posteridad de Pablo de la Torriente Brau está relacionada con las maneras diversas ysucesivas que han existido de aproximarse o asumir la Revolución del 30. Las situaciones quese crean durante las épocas postrevolucionarias conllevan olvidos de las gestas y los héroes, oambigüedades en las formas en que se les recuerda; grupos muy diferentes pueden llegar acoincidir en esos olvidos y ambigüedades por razones muy variadas. En Cuba, eso sucedió en elperíodo transcurrido entre el fin de la Revolución del 30 y el desarrollo de una nueva revoluciónen los años cincuenta. Pero fue realmente difícil para la dominación conseguir que esos olvidosy ambigüedades no estuvieron atravesados y contrariados por una persistente memoria deresistencia, aferrada a las ideas de la promesa incumplida de la Revolución del 30 y del proyectono realizado de la nación cubana.Características positivas de la institucionalidad vigente hasta 1952 favorecieron hasta ciertopunto a esa memoria, en un cuadro de aceptable libertad de expresión para ese tipo de régimen.Veteranos irreductibles de aquellas jornadas mantuvieron las conmemoraciones, escribieron ohablaron por radio acerca de los hombres y los hechos destacados y trasladaron a los másjóvenes la tradición de la gesta de los años treinta. Lo más negativo siguió siendo, sin embargo,la fuerza del olvido decretado por la dominación para rebeldes como Pablo, peligrosospotenciales por su atractivo; y las tendencias al olvido entre los opuestos a la dominación por noaceptar la revisión autocrítica de la historia o por ignorancia de los jóvenes acerca del propiopasado.Las creencias más difundidas acerca de la época revolucionaria de los años treinta estuvieronrelacionadas con ideas difusas pero efectivas: «los que se decían revolucionarios traicionaron elideal y se hicieron politiqueros». Esta idea, asociada a la gran frustración popular generada porlos gobiernos «auténticos» —del Partido Revolucionario Cubano— y su carismático líder GrauSan Martín, dejaba «solos» a los mártires: ellos fueron heroicos y sacrificados, lossobrevivientes eran despreciables.Esa operación ideológica tenía sus corolarios: el «historial revolucionario» había servido paraocupar cargos, «la política es algo muy malo», la malversación es el comportamiento normal delos que ocupan cargos públicos, la violencia está asociada al gangsterismo. La revoluciónmisma era reducida a «la lucha contra Machado». Las grandes jornadas de rebeldía popular, elantimperialismo masivo, eran echados al olvido; de ellos quedaban algunos testimonios oanécdotas, una fecha, y la sombra de Antonio Guiteras. La sociedad civil debía olvidar sudesobediencia subversiva y recordar al Machadato sólo como el tiempo de la gran crisiseconómica, «cuando las cosas valían un kilo, y se comía harina».La primera posteridad de Pablo de la Torriente estuvo ligada a su caída en España. Seescribieron numerosos textos acerca de él, la mayoría testimoniales, sobre todo por cubanos yespañoles. La revista Mediodía le rindió prolongado homenaje, y en México se publicóPeleando con los milicianos en 1938. Después, corrió análoga suerte a los demás héroes deaquella revolución.Entre otros esfuerzos notables por mantener su memoria, quiero destacar el de Raúl Roa 1 6 . Eltriunfo revolucionario de 1959 fue el hecho decisivo que abrió la posibilidad de la recuperaciónde Pablo y del conocimiento de su vida y su obra por las mayorías del país. Pronto comenzarona publicarse textos suyos, y a recordarse con actos, su caída. A este segundo momento de suposteridad marcado por el inicio del prolongado proceso que vivimos desde entonces, hanseguido desarrollos muy notables de la divulgación de su vida —incluso existen institucionesque llevan su nombre— y de escritos suyos, y se han obtenido diferentes aportes alconocimiento de sus ideas, hasta llegar al logro pleno de una iniciativa como la que inspiró lacreación del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.Pero el conocimiento y la valoración de su obra y su lugar en la historia de nuestras ideas ynuestras revoluciones no ha estado exento de las vicisitudes que ha atravesado después de 1959el conocimiento y la valoración de aquel período —la Revolución del 30— en que luchó yescribió Pablo de la Torriente Brau.No es posible ya tratar esos temas en esta ponencia, ni entrar al análisis de la bibliografíapasiva de Pablo y las valoraciones que nos ofrece, o de los calificativos que han sido másusuales respecto a él en diferentes momentos de estas décadas. Queden para otro momento, opara otros estudiosos más capaces.

Antes de terminar, sólo quiero añadir una pregunta: ¿qué es la época de Pablo para loscubanos de hoy? El primer centenario de aquellos «muchachos» del 30 ha sido el del «viejo»Pablo, a escasos cinco meses del centenario de la república de 1902. Los círculos de estudiosos,y los círculos mucho más amplios de los comprometidos con la revolución que compartimospreocupaciones por la contienda sorda que se ventila hoy en Cuba entre un conservatismovestido de nuevo y un anticapitalismo con fuertes debilidades y deficiencias, necesitamos que larecuperación de la gesta cubana de los años treinta esté en el centro de las rememoraciones deaquella primera mitad larga del siglo XX. La historia no vuelve nunca de cualquier manera, lamemoria histórica nunca es inocente. Pablo de la Torriente puede ser un buen aliado, fuerte,simpático, profundo y atractivo. Eso depende, naturalmente, de nosotros.Notas1«Quería hacer el libro, como querría hacer la película, para que la denuncia tuviera expansión» enPresidio Modelo, Editorial de Ciencias Sociales, ICL, La Habana, 1969. p. XV. Véase también su carta aJosé M. Chacón y Calvo, 30-12-1935, en Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas, [Selección,prólogo y notas de Víctor Casaus], Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981. pp. 204-207. En 1937,Carlos Montenegro analiza la conducta de Pablo: «[…] perder la fe en la revolución fabricada porminorías selectas, determina —cuando se es dueño de una honradez, de un vigor y de un poder desacrificio tales como los que poseía Torriente Brau— ir derecho a la fuente de la verdadera revolución: elpueblo. […]», en Pablo de la Torriente Brau: Evocación de Pablo de la Torriente Brau, Editorial LetrasCubanas, La Habana, 1997. p. 78.2No repetiré aquí la valoración de Pablo que publiqué sin firma hace veintiocho años, como Presentación,en el libro Pablo. Páginas escogidas, (Serie Hombres de la Revolución), Impresora Universitaria AndreVoisin, La Habana, 1973. pp. 2-13. Se reprodujo en Evocación de Pablo de la Torriente Brau, EditorialLetras Cubanas, La Habana, 1997. pp. 249-259, y en Pablo: 100 años después, Ediciones La Memoria,Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2001. pp. 249-258.3Entre 1969 y 1970 seleccioné y organicé documentos de la época y fragmentos de entrevistas asobrevivientes, elaboré una cronología 1923-1935 y di mis criterios primerizos sobre aquel eventohistórico. Véase revista Pensamiento Crítico, no. 39, Especial, La Habana, abril de 1970. Para unasíntesis reciente de mi valoración de aquel evento histórico. Véase «Nacionalizando la nación.Reformulación de la hegemonía en la segunda república cubana» en Pensamiento y tradicionespopulares: estudios de identidad cultural cubana y latinoamericana, Centro Juan Marinello, La Habana,2001. pp. 29-50. Por su relación con este trabajo puede ser útil mi trabajo «El joven Roa y su época», enLa Gaceta de Cuba, no. 5, La Habana, sept/oct de 1996. p. 2.4Véase «Informe oficial estudiantil sobre los sucesos del 30 de septiembre de 1930», en. PáginasEscogidas, ob. cit., pp. 47-49. También en Alma Mater, Época III, nums. XV y XVI; y «Arribamuchachos», en Pensamiento Crítico no. 39 Especial, La Habana, abril de 1970. pp. 108-109. Igualmente«105 días preso», en Pablo de la Torriente: Pluma en ristre, Dirección de Cultura del Ministerio deEducación, La Habana, 1949. pp. 3-80.5Lo dice ya en mayo de 1931. Véase «¡Abajo el imperialismo yanqui!», en «105 días preso», ob. cit., pp.75-76.6Hay que releer «El soviet», acápite del cap. X de «105 días preso», ob. cit., pp. 66-67.7Ahí está su firma al pie de los manifiestos del AIE, incluso en los más duros. Véase «Aclaración demiembros del AIE presos», en Pensamiento Crítico, no. 39, Especial, La Habana, abril de 1970. pp. 131-132.8El 20 de marzo, Pablo se llama a sí mismo comunista en su Diario, al comentar una incidencia en NuevaYork. El 23 de octubre comunica al Comité Central del Partido Comunista Cubano los acuerdos delComité Ejecutivo de ORCA con los que responden a una carta del PC de septiembre. ORCA puntualizade manera fraternal sus acuerdos y divergencias con el PC, «puntos de vista largamente pensados ysentidos». Véase Pensamiento Crítico ob. cit., pp. 306-308, 312. Para una referencia más profunda a suscriterios sobre el PC en diciembre de 1935, ver Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas, [Selección,

prólogo y notas de Víctor Casaus], Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981. pp. 193-194, 199-201; yen ese mismo libro en la respuesta de Roa, pp. 511-512.9Véase una reacción inmediata de sus compañeros en carta de Raúl Roa del 11-7-1936, en: «Textosinéditos», La Gaceta de Cuba, no. 5, La Habana, sept/oct de 1996. p. 10. El Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau acaba de reeditar Álgebra y política que contiene además otros textos que escribió Pabloen Nueva York y la ponencia «Humor y ciencia en el discurso político de Pablo de la Torriente Brau» deMariana Serra García; la investigadora Ana Cairo preparó otros apéndices del libro, y un magníficoestudio introductorio (pp. VII-LXXX) que constituye un aporte a los estudios sobre la Revolución del 30.10Le habla a Aureliano Sánchez Arango sobre los rasgos que anuncian ya la formación de una situaciónposrevolucionaria, y la urgencia de un frente único para que aún tenga posibilidades la revolución, entreotros temas. Véase Cartas cruzadas, ob. cit., pp. 222-224. Sobre este último tema hay numerosasreferencias11Véase Cartas cruzadas, ob. cit., pp. 177, 222-223, 197, 338-340.12Véase carta a Roa del 10-8-1936, en Cartas cruzadas, ob. cit., p. 418. Que ellos también veían lasgraves dificultades puede leerse, por ejemplo, en la carta que le escribe a Pablo el día 11 de agosto, de eseaño, su amigo Ramiro Valdés Daussá, uno de los más destacados luchadores de la Revolución del 30, undeportista que formó parte del DEU y peleando encontró el camino de la izquierda revolucionaria, quejunto a Roa, Aldereguía y otros intentó la formación del nuevo partido revolucionario, y siguió en la luchacívica como profesor universitario, solidario con la causa de España; fue un profundo antibatistiano ycayó asesinado en 194013Véase Carta a Ramiro Valdés Daussá, del 12-8-1936, en Cartas cruzadas, ob. cit., pp. 422-42414Casi al inicio de Peleando con los milicianos, su libro postrero, Pablo comenta noticias de lasOlimpíadas de Berlín. El antiguo deportista y cronista deportivo solo habla, ácidamente, de los despreciosde Hitler a los atletas negros norteamericanos y de la falta de una respuesta digna por parte de ellos. Ytermina: «Y los negros de Abisinia siguen peleando. ¡Esos sí que son atletas famosos!». Véase Pablo de laTorriente Brau: Cartas y crónicas de España, Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo,Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 1999. p. 57.15Mis opiniones sobre este tema aparecen en la conferencia inédita «La guerra de España revisitada»,Coloquio La Guerra Civil Española, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 26-9-1996; una versiónampliada se publicó en revista Bimestre Cubana no. 5, Sociedad Económica de Amigos del País, LaHabana, jul/dic de 1996. pp. 180-189.16Véase «Los días de Pablo de la Torriente Brau», Bohemia, Año 41, no. 50, La Habana, 1949. pp.11-12;Roa lo reprodujo en Quince años después, Selecta, La Habana, pp. 137-148. Está en Pablo: 100 añosdespués, Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau. La Habana, 2001. pp. 134-147.Pablo, Álgebra y política *Ana Cairo * *Desde que se publicó «Álgebra y política» en 1968 1 por iniciativa de Raúl Roa García —eltítulo tan bien puesto es de Roa, no es de Pablo— estaba destinado, y está destinado, a ser unode los grandes textos políticos cubanos del siglo XX.Más o menos eso explico en el prólogo, [Álgebra y política editado por el Centro CulturalPablo de la Torriente Brau] 2 , a lo cual sumo ahora un deseo: que la mayor cantidad de cubanosse lean Álgebra y política que no solo es un texto bien escrito, sino sobre todo, por dos aspectossobre los cuales quiero llamar la atención. Uno, Pablo no solo es un extraordinario narrador ytambién un extraordinario ensayista. Y otro, «Álgebra y política» no solo debe formar parte delanálisis del pensamiento de Pablo sino utilizarse como texto literario, al igual que NuestraAmérica, de José Martí.En Cuba tenemos la suerte histórica y también cultural de contar con grandes políticos que, asu vez, han sido grandes escritores.

Al igual que los peruanos pueden congratularse de tener un Mariátegui —que no solo es unextraordinario pensador sino que es un formidable escritor—, nosotros no debemos olvidar aPablo. Una muestra de ello es «Álgebra y política», un soberbio texto literario y tambiénpolítico.* Todas las notas son del editor. (N. del. E.).** Ensayista y profesora universitariaMariana Serra analiza con sagacidad [en su ponencia para este Coloquio] los aspectosliterarios de este documento. Por mi parte, quiero llamar la atención sobre el papel y la funciónque cumple como texto de la política. En él encontramos el estilo esplendoroso de Pablo, susfabulosas metáforas. Por ejemplo, cuando dice que para los políticos cubanos la política escomo la Nochebuena, que se reparte de todo y todo el mundo quiere que le toque algo de larepartición. O aquella otra metáfora sobre Batista —un hombre cuya imagen siempre concuerdacon la del dictador o el sátrapa—, Pablo lo califica como un individuo que tiene imaginación detaquígrafo y aunque no tiene valor, posee otras cualidades. Aquí nos encontramos un análisisplural, un análisis desacralizador. En este sentido me sumo a los que dicen que Pablo era untransgresor. Efectivamente, era un transgresor en la medida en que la vanguardia cubana fue,por su propia naturaleza, herética.Recuerdo cuando a Roa le fueron a dar el título de Profesor de Mérito que estuvo bastanteplantado en no aceptarlo, porque la generación a la que perteneció creía, con mucha razón, quecuando se otorgaba un título, cuando se daban distinciones, era que ya se había dejado de serrevolucionario activo. Es decir, hay una mística, un espíritu herético en los hombres de esageneración que Pablo logró expresar muy bien; y esos elementos estaban, incluso, en las propiasmetáforas que usó y que distinguen el estilo de Pablo, el de Roa, el de Guiteras.«Álgebra y política» es, además, la demostración de que en Cuba se produjo un análisismarxista altamente creativo. Ese es el primer valor que tiene hoy la publicación de este texto;pues demuestra que el marxismo más auténtico puede combinar las mejores tradicionesculturales de un país y las mejores metáforas de una época histórica.Alejo Carpentier escribió, hace muchos años, un texto olvidado —una página de una de susnovelas, si no recuerdo mal, La consagración de la primavera— donde un personaje se asombrade lo bien que escribe Marx, las metáforas que utiliza, la inteligencia… Y refiere, además, queMarx no era vanguardista solo por sus ideas, sino también por la manera de escribir, y mencionala belleza de una página del Manifiesto Comunista. Es decir, aquí está presente un tipo demarxismo ajeno a lo que le contamos hoy a los muchachos sobre qué es el marxismo, que tuvotambién expresiones auténticamente cubanas. Marx no solo pertenece a la historia delpensamiento mundial sino a la historia de la literatura alemana porque fue un extraordinarioescritor. Hay páginas de El Capital que son obras maestras, como las hay en el ManifiestoComunista. Y esa tradición de un marxismo bien escrito, de un marxismo inteligente, de unmarxismo ágil, de un marxismo con metáforas brillantes fue opacado por el stalinismo.En este sentido quiero decir que Pablo pertenece a la tradición de ese marxismo quedemuestra que puede escribirse un texto donde se combine el humor, la política y lasmatemáticas.Pablo no llegó a saber —porque son estudios posteriores a la Segunda Guerra Mundial— queMarx hoy día es considerado un matemático, es estudiado en todos los cursos de Matemáticapor las aplicaciones que hizo para El Capital. Si Pablo se llega a enterar que sus ideas sobre elmarxismo en matemática ya las tenía Marx se hubiera desmayado. Realmente es un ejemplo debuena literatura, de gran escritura y de desacralización.En el prólogo a Álgebra y política [de Ediciones La Memoria del Centro Pablo], intentoexpresar cómo se produjo una evolución del ensayo político cubano y señalo, a partir de textoscapitales como La decadencia cubana de Fernando Ortiz, cómo converge en ese texto unapalabra —hoy día una mala palabra—que también está presente en la historia del pensamientocubano: liberal.No se puede confundir el neoliberalismo con las viejas páginas de la ideología liberal quetuvieron expresiones históricas importantes. Por ejemplo, Carlos Manuel de Céspedes es un

pensador liberal, no hay que olvidarlo, y Martí es un pensador liberal aunque no nos gusteadmitirlo. Por tanto, el liberalismo, que dio grandes textos en la historia política de Cuba, tieneque ser estudiado.En la evolución de la ensayística política del siglo XX cubano hay grandes textos escritos porliberales nacidos en esta isla, entre los que podemos mencionar a Manuel Sanguily, a MárquezSterling, e incluso, a Enrique José Varona. Sin embargo, hay una página de esa ensayísticapolítica que la produjo el marxismo en expresiones tan valiosas como pueden ser Hacía dóndeva Cuba, de Julio Antonio Mella, un excelente libro que no sabemos donde encontrarlo; y Lascontradicciones internas del imperialismo yanqui en Cuba, de Rubén Martínez Villena, que esotro caso. Qué decir del Programa de la Joven Cuba, de Antonio Guiteras, un texto depensamiento socialista si bien a Guiteras, a Pablo y a Roa, no se le hubiera ocurrido nuncapertenecer al partido comunista. Sus razones no eran de índole doctrinal sino de táctica y depolítica estratégica. Es decir, en esa época y en las posteriores, van a existir muchos socialistas ymuchos marxistas freelance, una palabra que hay que empezar a utilizar.Por lo tanto a la hora de estudiar el pensamiento y la ensayística política de ese grupo tenemosque incluir a «Álgebra y política», un texto muy bien escrito donde se muestra ese socialismodesacralizado que pedía Mariátegui; lo que hace que hoy —cuando se revise la historia delmarxismo en América, se hable de marxistas de primer nivel, como Antonio Gramsci —que nose estudia en ninguna academia—, y, en este sentido, José Carlos Mariátegui fue un marxista alo Gramsci.Marxistas, sin conocer a Gramsci y a Mariátegui, fueron Pablo y Roa. Es cierto que tuvieronconocimiento acerca del pensamiento de Mariátegui pero en aquella época resultaba muy difícilobtener información sobre las ideas marxistas; de modo que en el caso de Pablo tiene muchovalor su talento natural.La última idea que quiero expresar tiene que ver con la capacidad autodidacta de Pablo. Enuna de sus cartas, le dice a Roa: «[…]Yo he decidido no quejarme del cargo de Mulo General.Creo, de todas maneras, seré el primer mulo fecundo del mundo. Y bien vale la pena elesfuerzo» 3 .De indudable valor resulta el trabajo que Pablo desarrolló en la cárcel como ayudante deGabriel Barceló, sin dudas, el hacedor principal de la traducción del libro Materialismohistórico de N. Bujarin 4 . Imagino que, en buena parte, asumiera la responsabilidad demecanógrafo y de corrector de estilo.Pablo desarrolló y dignificó cierta habilidad para hacer lecturas a partir de las «lecturas hechaspor otros», una especie de método de estudio muy útil que lo ayudó a conocer, incluso, amemorizar detalles sobre cosas, personas y acontecimientos. Él escribió una página deliciosasobre este asunto. Su tesis es muy pragmática: primero desarrolló la capacidad para oír lo que lagente consideraba importante; luego, tomar por segunda versión lo que ya había sido «digerido»por alguien que gastó tiempo en eso; segundo, sacó partido a las fuentes orales; y tercero, con suexperiencia práctica como secretario de la Organización Revolucionaria Cubana Antimperialista(ORCA) se convirtió en un pensador político que fue más allá de lo que él mismo pensó y lamejor prueba es Álgebra y política.En el prólogo al libro expuse muchísimos ejemplos, incluso, cómo Pablo dictamina la muertede la revolución empleando metáforas. Él dice frases como estas: «la revolución está en puntomuerto, la revolución ha llegado a su lugar, donde estaba. Nadie nos hace caso; es laindiferencia».Pablo certificó la defunción de la Revolución del 30 y supo ser su Mozart; hizo el gran«Réquiem» de esa revolución y ese es el gran valor de «Álgebra y política».La revolución peor estudiada del siglo XX cubano es la del 30; sin embargo es la clave paraentender ese siglo, donde está su punto de giro con los cambios que ella introdujo.Los lectores cubanos pueden acercarse a esa etapa de nuestra historia con la lectura deÁlgebra y política. Por esa razón, agradezco al Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau queme dio la oportunidad de prologar y dar a conocer este imprescindible y, al mismo tiempo,espléndido texto. Ojalá llegue a los cursos de Historia de Cuba, a la gente que quiere saber algode nuestra nación y del siglo XX cubano y, en su momento oportuno, llegue también —ahoraque se habla tan mal del socialismo y de las ideas socialistas—, a todos los lugares como

auténtico ejemplo de que sí hay socialismo creador, inteligente, y auténtico, capaz de seguirdando las claves para entender la sociedad cubana y la sociedad mundial.Notas1Pablo de la Torriente Brau: Aventuras del soldado desconocido cubano y otras páginas, EdicionesHuracán, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1968. pp. 291-364. Este ensayo epistolar fue enviadopor Pablo de la Torriente Brau a Raúl Roa desde Nueva York el 13 de junio de 1936.2Pablo de la Torriente Brau: Álgebra y política. Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo,Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2001. 180 p.3Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1936, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana. 2004. p. 76.4Nicolás Bujarin (1888-1938). Economista y político ruso. Teórico marxista. Bolchevique ycompañero de Lenin. Dirigente de la Internacional Comunista y director del diario Pravda.Originalidad de «Álgebra y política» en el pensamiento marxista*Mariana Serra García* *Hace ya algún tiempo, cuando impartía un curso sobre el ensayo en la literatura cubana, meinteresé por investigar en qué consistía la consabida originalidad de los escritos de Pablo de laTorriente Brau, correspondientes a este género, y qué avalaba su pertenencia al momentoinaugural de la vanguardia en Cuba reconocida por algunos críticos respecto a otras zonas de suobra.Por entonces me valí de las propuestas de análisis semiótico. Más recientemente he vuelto ahacer una relectura de «Álgebra y política», y he añadido elementos del método sociocrítico deEdmond Cros, sobre todo lo que concierne al sujeto colectivo o transindividual que se expresaen el texto y las relaciones entre formación discursiva y formación social.En esta ocasión haré énfasis en los siguientes aspectos.* Con el título «Humor y ciencia en el discurso político de Pablo de la Torriente Brau», se publicó un estudiorealizado por la autora como parte del libro Álgebra y política, [Estudio introductorio de Ana Cairo y apéndice deMariana Serra], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau,La Habana, 2001. pp. 126-152. (N. del E.).** Profesora de la Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana. (N. del E.).¿CARTA O ENSAYO?: DIFUMINANDO LAS FRONTERAS GENÉRICASPablo mismo bromea con frecuencia sobre la identidad y el carácter del texto de marras: unacarta que parece ensayo. Esta ambigüedad se disuelve en la definición aparentementedevaluadora de «mamotreto»; escrito de forma tal que parece broma cuando es serio. Estos sonya, de por sí, indicios del relieve significativo de lo engañoso y de una modalidad lúdica: un«juego» que remite a la estructura de la adivinanza; es decir, a partir de una determinadacualidad compartida por dos entidades (seres o cosas) se dilucida la identidad de una tercera.En consecuencia esa indefinición aparente se manifiesta en relación con el destinatario deltexto. Por supuesto, Raúl Roa lo es de manera explícita. Precisamente, la relación de amistadque Pablo mantiene con él cifra en gran medida el contrato fiduciario y axiológico.En esa relación comunicativa existe una competencia de saberes que coloca al primero comocómplice y, al mismo tiempo, como instancia de sanción de la verdad construida por el texto.Mientras que al receptor implícito se le supone un saber relativo que incide sobre su «poderhacer», y está envuelto dentro de un «nosotros», extendido en la mente del productor deldiscurso, más allá del «yo» y «tú» del enunciado y de su grupo de afiliación política, para

abarcar a la totalidad del pueblo de Cuba en el cual se aúnan el rol actancial de receptor y el desujeto de estado que desconoce su futuro.Esta atribución es la que justifica la necesidad por parte del emisor-destinatario de intentar:«[…] podría llegar a descubrir, con mayor o menor exactitud, la resultante final, la últimaincógnita del pueblo cubano. […]» 1¿NOVEDAD TIPOLÓGICA DENTRO DEL ENSAYO POLÍTICO?Si bien hay una modalidad epistolar del ensayo y, por otra parte, el lenguaje predictivo o laprofecía son empleados abundantemente tanto en la oratoria como en el ensayo políticocontemporáneos, «Álgebra y política» muestra peculiaridades interesantes respecto a sussemejanzas con el discurso adivinatorio. Por cuanto, en efecto, «[…] el lenguaje adivinatorio,incluido fundamentalmente en los códigos semi-simbólicos y los códigos formales, está basadoen creencias mágico-religiosas que permiten generar una variedad de discursos predictivos[…]» 2 pero en este texto se legitima epistemológicamente tanto la lógica científica deductivacomo la intuición; de modo que convergen los contrarios racionalidad e irracionalidad, comoevidencia la siguiente cita:[…] Yo no trato de predecir, sino de plantear, de relacionar, de darle algún sentido cabal a todo esode la ―correlación de fuerzas‖. Y no me negarás que hay poesía, intuición (los factores muchas veceshay que resolverlos por intuición en álgebra), imaginación, especulación en el método, y, desdeluego, ciencia, seguridad en los pasos. […]. 3Desde el propio título se conectan dos isotopías discursivas: la política y la científica, centradaespecialmente en el campo léxico-semántico de las ciencias físico-matemáticas. Esta coreferenciaciónconstituye un foco de vertimiento semántico, que remite a los conceptos deconvención y arbitrariedad. El modo en que ellas operan en el propio estatuto del signo(lenguajes naturales y artificiales) se repite de diferentes formas en los niveles del texto.OTROS ASPECTOS NOVEDOSOS EN RELACIÓN CON EL ENSAYO MARXISTA EN CUBAAdemás de sus semejanzas con la tipología de los discursos adivinatorios, «Álgebra y política»exhibe otras novedades en relación con el ensayo político marxista. Por ejemplo, ladeconstrucción paródica del relato bíblico sobre Caín y Abel (Génesis, 4, 1-16), enrepresentación de seres de igual procedencia cuya rivalidad desemboca en la traición y elhomicidio. Mediante el fratricidio original se alude de forma transparente a la unidad y lucha decontrarios, al tiempo que de manera subsumida, aparece la subversión de uno de los postulados(el de la hermandad universal) del discurso revolucionario de la entidad que se presenta en eltexto como dominadora.El materialismo histórico y dialéctico está también sugerido mediante los préstamos lexicalesy las contaminaciones semánticas provenientes de las ciencias físico-matemáticas, los cualessirven de soporte a una noción de movimiento constante pero no unidireccional, de fuerzas quese atraen, se repelen o encuentran un punto de equilibrio en el continuado ordenamiento yreordenamiento social.La contradicción no sólo aparece enunciada, representada o sugerida en la manifestación de lapraxis política de clases, partidos y agrupaciones, sino incluso en el plano psicoemocional de losactores. El sistema de personajes constituye un conjunto significante que también tributa a lavertebración de esos conceptos. En tanto actuantes, son sujetos que interactúan en unaplataforma polémica y, asimismo, contractual; y, en otra dimensión, dentro de las virtualidadesque encierra la configuración hombre político, el discurso actualiza las figuras del dominador(enfocado desde diferentes roles temático-actorales: demagogo, represivo, entre otros); delrevolucionario (oportunista, demagogo, terrorista, comunista, etc.), a los cuales se asignanvalores positivos (+), negativos (-), neutros (±), en correspondencia con una simbologíaaxiológico-política; al tiempo que se les caracteriza en analogía con determinados animales, conlos cuales los exponentes de la fauna política tienen en común el miedo, la sumisión, la

ferocidad u otro rasgo; y, finalmente, el dominado, ente abstracto, que se designaindistintamente como pueblo o con el galicismo masa, lexema que despliega todas suspotencialidades semánticas.Este y otros vocablos son empleados en varias acepciones. Precisamente los cambios bruscosde isotopía funcionan como algunos de los resortes del humor. Así, cuando masa es empleadoen oposición a líder:[…] En Cuba todos somos ―líderes‖, en principio. Y desde el principio también. Por eso no tienedemasiada importancia el despeje de la incógnita de tanto ―líder‖. Dentro de poco, en Cuba habrá más―líderes‖ que ―masa‖. Esto es un reflejo de todo. Acuérdate que hemos conocido muchos másgenerales, jefes y oficiales del Ejército Libertador, que soldados; y el actual ejército de Cuba, enproporción, tiene más oficialidad que ninguno otro del mundo. Es decir, más ―líderes‖. Por eso es unaxioma, o, por lo menos un postulado, que, mientras no se demuestre lo contrario, todos somoslíderes. Inclusive nosotros. […] 4Ambigüedad y marcas distintivas de los discursos devaluados por el discurso evaluador que losintegra.Como la palabra líder escrita unas veces en español y otras con su grafía en inglés, aparecenotras, y aunque las comillas tienden a distinguir el idioma extranjero del nacional, no eliminadel todo las ambigüedades. Ambigüedades surgidas igualmente de otra doble forma dedenominar: por el nombre y por el sobrenombre o nombrete (por ejemplo Miguel Mariano,«Muñeco de turno»).Asimismo, las comillas denotan lo engañoso de la retórica política de personalidadesrepresentativas del imperialismo norteamericano y de la política criolla (la preferencia por estecalificativo también es una marca). Mientras que palabras como nocaut, subrayada y escritatranscribiendo cómo suena en español, representan un uso popular de las palabras que procedendel inglés.El habla popular cubana se encuentra también tipificada por frases hechas. En tanto que las«malas palabras» (pendejas, mariconería, cojones) constituyen transgresiones —muy del gustovanguardista — a los códigos de la «alta» cultura (tan defendida por ideólogos como JorgeMañach).A los convencionalismos de una falsa moral están asociadas un grupo de palabras. Todas esasmarcas delatan la intención de particularizar los discursos citados y sus ideologías conforme a laperspectiva y la ideología de la instancia citadora.En cuanto a las contradicciones entre los discursos y las inadecuaciones de estos con susrespectivas prácticas político-sociales, vale indicar el abundante empleo de los verbos hacer ydecir o sus equivalentes y derivados. De varias maneras se denota una no correspondencia entrelas palabras y los hechos. De ahí la importancia de saber interpretar o traducir los signos detodos los lenguajes. En el discurso se enuncia que: «Roosevelt no ha dejado en ningúnmomento, de ser un intérprete fiel del imperialismo […]» 5 y que Batista «[…] tiene imaginaciónde taquígrafo, es decir, descifra con rapidez un signo confuso […]» 6 .En resumen, a la simbología axiológica (más = positivo; menos = negativo y más-menos =neutro) tomada de los lenguajes formalizados, se unen la parodia, la carnavalización, lahipérbole, la ironía, los cambios de isotopía y la intertextualidad: resonancia de himnos ycongas electorales, alusiones a fábulas y refranes reveladores del imaginario y la sabiduríapopulares, imágenes alusivas al cine silente que tipifican la comedia y una singular referencia aCharles Chaplin, conceptos filosóficos que se tuercen, como —por ejemplo— «no estoy, luegoexisto».Humor, parodia y carnavalización que describen una noción de la política como farsa yarticulan el discurso de la frustración; pero que, al unísono, se trata de una asunción ylegitimación del choteo como rasgo idiosincrásico del pueblo cubano, frente a su denostaciónpor el discurso de la «alta» cultura. Ese decir o tomar en broma las cosas más serias, que defineo autodefine la psicología social del cubano, es adoptado deliberadamente como «estilo» por elenunciador del discurso.

CREATIVIDAD EN LA PRAXIS POLÍTICA Y EN SU INTERPRETACIÓN: CONJUNCIÓN DELACERVO MARXISTA Y EL MARTIANOEl texto fuerza también a que la política sea interpretada como construcción (en la cualintervienen tanto la volición, como condicionamiento no voluntario) y como creación, en la quese asocian ciencia (racionalidad y sujeción a leyes) y arte (imaginación amoldada a códigos).Así, la creatividad es concedida a Roosevelt, en el entendido de que el New Deal es unarespuesta inteligente ante los cambios de la «correlación de fuerzas»; cualidad similar seatribuye a los clásicos del marxismo:[…]Yo te aseguro, después de haber descubierto mi planteamiento algebraico de los problemaspolíticos, que no creo, como decíamos antes, que los viejos Marx y Lenin sufrieran muchascontrariedades al estudiar nuestros asuntos políticos.Sin duda, ellos eran estupendos matemáticos. […] 7Este es el mensaje antidogmático que emerge de la deconstrucción de un «ya dicho» en eldiscurso político antimperialista de José Martí y que se condensa en el apotegma «[…]Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador.» 8 , lo cual supone, claro está, preconizarla no aplicación mecánica de ninguna teoría, conjuntamente con una actualización de laconvocatoria de ese discurso para que todos los que aspiraran a la independencia nacionalparticiparan en su consecución.Esta aspiración sólo podría lograrse, como indica el texto de Pablo, con una revoluciónsocialista proyectada a más largo plazo, pero a la que era imprescindible una inmediataintegración de fuerzas sociales y de acciones políticas.LLAMADO A LA INTEGRACIÓN Y EL ORDEN FRENTE A LA DESINTEGRACIÓN Y EL CAOSDe acuerdo con reducciones semánticas por oposición y/o asociación se han podido conformardiez amplios conjuntos lexicales (microsemióticas en la terminología de Edmond Cros),susceptibles de ser articulados en una oposición binaria que atrapa el sentido de todo el texto:orden vs. desorden.A primera vista pudiera resultar paradójico que Pablo, tan revolucionario en lo político socialcomo en lo literario, indujera a una búsqueda del orden, pero el propio texto presenta a Batistacomo el máximo representante y beneficiario del caos imperante:[…]Sólo en el desorden puede este hombre estar tranquilo; sólo en la desorientación puede encontrarcon claridad un rumbo: aumentarla. Es como esos objetos a los que sólo mantiene visible el remolino;si se precipitan, se hunden; si son arrojados por la periferia, desaparecen en la vastedad ilímite.Necesita el remolino y lo pusieron para que lo detuviera. Es un hombre sin solución. En álgebra debellamársele una ecuación indeterminada. Lo único cierto es que tiene signo negativo para todos; signonegativo en función de todas. Y si pervive, es porque muchas de las otras ecuaciones también lotienen, aunque a lo largo de las sustituciones de valores ocasionalmente lo cambien. Batista, cada vezque se cambia un valor en la ecuación, cada vez que se despeja una incógnita, deviene más negativosiempre. Siempre llevará en nuestro proceso el signo de menos. Porque este es el signo de latraición. 9La revolución al tener como meta final el socialismo se presenta como la solución al caos, alos desequilibrios sociales y políticos reinantes dentro del «orden» capitalista y de ladependencia neocolonial.Notas1Pablo de la Torriente Brau: «Álgebra y política», en Aventuras del soldado desconocido cubano y otraspáginas, Instituto Cubano del Libro, Ediciones Huracán, La Habana, 1968, pp. 295-296.2J. A. Greimas y J. Courtés: Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. (t. II), EditorialGredos, Biblioteca Románica Hispánica, Madrid, 1991. p. 18. Véase asimismo, Joseph Twadell Shipley:Diccionario de la literatura mundial, crítica-forma-técnica, Barcelona, [1962]. p. 244.

3Pablo de la Torriente Brau: «Álgebra y política», ob. cit., p. 363.4ob. cit., p. 337.5ob. cit., p. 299.6Ibíd, p. 320.7Ibíd, p. 298.8José Martí, Obras completas, t. 6, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975. p. 17.9Pablo de la Torriente Brau: «Álgebra y política», ob. cit., p. 331.Del pensamiento político de PabloRicardo Jorge Machado*En primer lugar debo decir que el título de esta ponencia se titula, con todo propósito, «Delpensamiento político de Pablo», es decir, sólo un fragmento, pues está aún por escribirse la obraque analice globalmente este aspecto de la personalidad de Pablo de la Torriente Brau. Es ciertoque en los últimos años han aparecido diversas e interesantes valoraciones que, de algún modotocan este particular, sin embargo, falta el estudio más profundo y minucioso de Pablo comopensador político, un aspecto que está presente no sólo en «Álgebra y política» 1 sino en toda suobra.* Investigador Todas las notas son del Editor. (N. del E.)Hemos partido de Presidio Modelo 2 para elaborar algunas notas que evidencien esta faceta dela rica personalidad de Pablo. Considero conveniente comenzar por una explicación del origende esta intervención. Hace algún tiempo, le comenté a Víctor Casaus, un hecho que me habíaimpresionado mucho, relacionado con Raúl Roa. Se trataba de un viaje de trabajo que hice aprincipio de los años noventa —coincidentemente cercano al desmoronamiento del camposocialista—, y que me llevó por varios países europeos. Todavía en 1993 en la prensa alemana,francesa e inglesa, aparecían interpretaciones sociológicas sobre las causas del derrumbe delllamado «socialismo real». En aquellos artículos había encontrado párrafos e ideas que me eranfamiliares y que, de algún modo, había escuchado antes. Buscando en el desván de losrecuerdos, de la memoria terminé por recordar el origen: se trataba del libro Viento Sur de RaúlRoa 3 . Es asombroso constatar cómo este libro señaló y anticipó, casi con cincuenta años dedistancia, las denuncias sobre la enajenación burocrática y el alejamiento de los dirigentes de lasmasas que se produjo a inicios de los años noventa y condujo a la debacle del socialismo. Deese descubrimiento surgió la idea de esta ponencia; entonces me propuse darle cierta lógica amis ideas sobre el tema con el propósito de elaborar esta exposición.Pablo, junto a Roa y otros de la generación de 1930 del pasado siglo XX, comparte un tipo demarxismo, en mi opinión, muy auténtico, fresco, vital que no envejece, y hace suya estaobservación de Goethe: «gris es toda teoría y eternamente verde el árbol de la vida».No podía ser de otra forma. El grupo del que forma parte Pablo elaboró una interpretación delos procesos sociales a partir del marxismo más auténtico y más justo; por esa razón las páginasdel libro de Roa, a las que hice referencia, conservan tanta actualidad.Sin el ánimo de hacer una contribución decisiva a un tema tan complejo como es elpensamiento político de Pablo intento no sólo resolver una deuda moral con él, sino señalaralgunos elementos que sirvan de guía para un estudio más profundo. No pretendo hacer unacontribución esencial a este análisis —que corresponde a los especialistas—, sino más bienllamar la atención sobre algunos aspectos poco estudiados del aporte que hizo Pablo a lareflexión política de su época.Una vez hecha esta aclaración, me gustaría comenzar por ciertas cuestiones de método paraexplicar las relaciones de Pablo y su posición especial dentro de la estructura de pensamiento desu generación. Para ello es necesario identificar algunas características. Los especialistas enteorías generacionales, por ejemplo, sostienen que estas fluyen entre períodos de diez a quinceaños. En ese sentido si analizamos el siglo XX cubano podríamos encontrar cinco generaciones y

dentro de ellas, al menos dos, se distinguen por su vitalidad y energía: la generación del 30, dela que Pablo, Roa, Rubén y otros, formaron parte; y, luego, la generación del Moncada, lideradapor Fidel. Ambas hacen reflexiones y contribuciones muy interesantes para el desarrollo de todala historia del país en estos últimos cincuenta años.Detengámonos en la generación de Pablo. En una ocasión, mientras preparaba el prólogo paraun libro de Roa, le pregunté sobre los rasgos más significativos que distinguieron a sugeneración. Su respuesta fue, más o menos así: «Éramos hombres de pensamiento y hombres deacción. Hacíamos un balance de la realidad que vivíamos desde una mirada muy crítica,defendíamos una unidad; por otra parte, leíamos mucho, estudiábamos mucho pero sindescuidar la práctica que era, para nosotros, un mecanismo paralelo».En efecto, cuando comparamos a los representantes generacionales de la teoría y la prácticapolítica de Cuba con la de otros países de América Latina —Mariátegui entre otros—,observamos que estaban insertados en la acción y, al mismo tiempo, en el debate político desdeel campo del pensamiento.De modo que la observación señalada por Roa es una clave para entender cómo ese proceso seproduce de modo natural, es decir, cómo se da la unión entre teoría y práctica política.Por otra parte, los años treinta en Cuba se caracterizaron por una dinámica muy interesante:tanto los representantes de la izquierda como los de la derecha, sobre todo, en el ámbito de laintelectualidad, fueron brillantes. Estamos hablando de figuras como Jorge Mañach —uno desus pensadores más importantes de su generación, que produce textos de mucha hondura comoLa crisis de la alta cultura en Cuba, Indagación del choteo o Martí, el Apóstol—, por citaralgunos; pero que en el plano ideológico asume posiciones bastante conservadoras yproimperialistas. También tenemos ese otro libro interesante, escrito por Joaquín Martínez Saezsobre la independencia económica de Cuba, que pese a todos sus errores, no podemos dejar deconsultar.Hay una idea de Lenin que puede ilustrar este contraste de posiciones políticas en pugna. Ensus Cuadernos filosóficos decía que el idealismo inteligente muchas veces está más cerca de laverdad que el marxismo estúpido. En la época de Pablo no se trataba de esta alternativa, sino deque ambas tendencias se asumieron con inteligencia.Cuando queremos interpretar la realización intelectual de la izquierda, el legado que nos dejó,y su dinámica de contraposición con el pensamiento de la derecha, hay que agradecer, muy enespecial, a hombres de talento intelectual y político como Raúl Roa, Gabriel Barceló, RubénMartínez Villena y, por supuesto, Pablo.Retomando la idea que esbocé más arriba, quiero referirme a Presidio Modelo. En este libro elfoco de atención no es el presidio en sí mismo. Ese fue solo un pretexto; en realidad lo quequería Pablo era hacer una denuncia a toda la sociedad. Si repasamos las peripecias que el autorse propone para la construcción del testimonio, nos damos cuenta que caemos en una especie dejuego literario; pero en el fondo el texto es profundamente político. Si cabe la comparación:estamos ante la presencia de una obra de teatro. El personaje protagónico es el comandanteCastell; y los personajes secundarios son los Mayores 4 . Uno y otros construidos a partir decomplejas y riquísimas descripciones psicológicas. Como director de escena se encuentra Pablode la Torriente Brau que le da vida a la trama.Desde el propio título del libro, el autor asume una postura profundamente cuestionadora:¿qué es un modelo, por qué ese título? Mirémoslo desde una propuesta conceptual, teórica. Unmodelo es una apropiación parcial de la realidad, en la cual se toma un fragmento y se reflejanprocesos y propiedades, sobre esa base, quizás, no pueda ser directamente estudiado el objeto.Salvando las diferencias, se hace un «modelo» de la misma manera que los arquitectos hacenuna maqueta.El libro muestra un «modelo» de sociedad, es decir, un microcosmo. No es raro que Pablohaya invertido tanta energía y tiempo para tratar de conseguir su publicación. Estaba claro quesu denuncia no estaba dirigida sólo a los crímenes del presidio sino al «modelo» despiadado einjusto de la sociedad capitalista.Hay una anécdota muy original sobre una conversación que entabla Pablo con uno de lospresos comunes donde este le dice que el presidio es la representación de lo que hay afuera, de

la poca bondad, la poca justicia y la mucha desvergüenza e infamia que existe fuera de lascirculares.Expuestas ya algunas ideas teóricas respecto al concepto de «modelo» implícito en este librode Pablo, mencionaré algunos elementos propios del poder judicial latente en la época. Porejemplo, los ricos no van a la cárcel. Este hecho refleja las macrovariables; es decir, lasvariables globales de la sociedad. Y esas relaciones sociales perversas, distorsionadas son lasque producen personajes como Domingo, El Isleño 5 . Pablo logra retratar psicológicamente aesos asesinos; con maestría literaria traza las características de sus personalidades monstruosasque son resultado de esas mismas relaciones sociales de la Cuba de entonces. Por eso me parecetan importante no dejar de lado, la estructura conceptual crítica y denunciadora que está en elfondo de esta obra. En Presidio Modelo hay un esquema de pensamiento y un plan implícito entodo el proceso de elaboración del texto que va más allá de una simple denuncia acerca delrégimen carcelario cubano; es una interpretación política de la sociedad capitalista que engendraese tipo de microcosmo.Por último, considero que Pablo de la Torriente es él y su generación. Uno se explica a travésde la otra. Pablo logró vertebrar un grado de interrelación y una mirada crítica tanto con lasposiciones ideológicas más avanzadas, las de la izquierda, como con aquellos exponentes de laderecha conservadora.Vean qué dato curioso: una de las figuras que más gestiones hace para que Pablo pueda llegara España es nada menos que el articulista preferido del Diario de la Marina: José María Chacóny Calvo.Las relaciones con Jorge Mañach, por otra parte, están llenas de colorido. En ocasión de unavisita a Mañach, cuando este era ministro del gobierno de Mendieta, Pablo dice: «Hablé con unenemigo». Mañach le responde: «¿Tú crees que porque pienso diferente a ti soy una personadeshonesta, no soy una persona decente?». Y Pablo le responde que quizás lo sea. En elmomento de marcharse, mientras cerraba la puerta Mañach le asevera: «Cuando se arme aquíuna rebambaramba prefiero que te escondas rápidamente porque ni mi influencia ni la deMarinello van a poderte salvar». Y eso se lo dice como previniendo a un amigo que sabe estápasando por un mal momento.Finalmente, creo que el verdadero objeto de estudio de Presidio Modelo es la sociedadcubana. La cárcel es sólo una parábola que modela el sistema de relaciones sociales perversasdominantes en el país, y es, también, una parábola en la medida que se convierte en unapremonición de lo que vendría después.Notas1Ensayo epistolar, enviado por Pablo de la Torriente Brau a Raúl Roa desde Nueva York el 13 de julio de1936. Se publica por primera vez en Aventuras del soldado desconocido cubano y otras páginas,[Colección, Ediciones Huracán], Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1968. pp. 291-364. Estáincluida, entre otros, en Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Editorial Letras Cubanas, La Habana. 1981, por Ediciones La Memoria, ColecciónPalabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2004. Véase, además, Pablode la Torriente Brau: Álgebra y política, [Prólogo de Ana Cairo], Ediciones La Memoria, ColecciónPalabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2001.2Pablo de la Torriente Brau: Presidio Modelo, [Prólogo de Ana Cairo], Ediciones La Memoria, ColecciónPalabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2000.3Raúl Roa: Viento sur, Edición Selecta, La Habana, 1953.4La Comisión de Mayores estaba formada por los sicarios que servían el capitán Castells, jefe delPresidio Modelo de la Isla de Pinos. Véase Pablo de la Torriente Brau: Presidio Modelo, [Prólogo de AnaCairo], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, La Habana, 2000. p. 245.5Véase Pablo de la Torriente Brau: Presidio Modelo, ob. cit., pp. 79-85.Martí en Pablo: revolución y antimperialimo

Juana Rosales García*Esta ponencia forma parte de una investigación que se realizó en el Instituto de Filosofía de laUniversidad de La Habana, relacionada con la articulación de las ideas del marxismo-leninismoy el pensamiento martiano. Aborda la aprehensión y la continuidad de las ideas de Martí enfiguras marxistas de los años veinte y treinta del siglo XX. En este sentido, he trabajado elpensamiento de Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Raúl Roa y Pablo de la TorrienteBrau y las proyecciones socialistas presentes en el pensamiento antimperialista radical deAntonio Guiteras.En esta ponencia se sintetizan las ideas de Pablo en relación con la continuidad delpensamiento martiano. El pensamiento de Martí y el de Pablo de la Torriente Brau representandos momentos históricos que se articulan por la lógica de los acontecimientos y las ideas en elcomplejo, contradictorio y continuo proceso de liberación nacional cubano.(Todas las notas son del editor. N. del. E.).* Investigadora y profesora de la Universidad de La Habana.En Pablo se verifica, puntualmente, de forma singular algo que constituye una regularidad delpensamiento cubano en este siglo: la asunción del marxismo- leninismo a partir de una inicialformación que se nutre del ideario democrático, revolucionario, antimperialista y nacionalliberador de José Martí y de la tradición de lucha del pueblo cubano.El penetrante análisis de la política norteamericana e hispanoamericana a fines del siglo XIX leproporcionó a Pablo los elementos iniciales para la comprensión de los males que aquejaban a lasociedad cubana de su época.La asunción de la ideología marxista-leninista en este destacado luchador se produjo en lamedida en que un profundo conocimiento de la historia y el pensamiento lo condujeron a asumirlas posiciones de la liberación nacional. Asimismo las condiciones histórico-concretas lellevaron a buscar en el pensamiento universal de su época, en lo mejor del pensamiento nacionaly latinoamericano, los presupuestos teóricos y metodológicos para dar respuesta a laproblemática fundamental de esa época histórica. De ahí que en Pablo se manifiesten elementosconceptuales que tuvieron en el legado martiano su más vital esencia.EN LA CONCEPCIÓN DEL ANTIMPERIALISMO Y LATINOAMERICANISMOEl conflicto de la nación con el imperialismo norteamericano tiene un carácter histórico y es,esencialmente, un problema que define la propia existencia del pueblo cubano frente a lasapetencias de los grupos monopólicos estadounidenses.Expresión de ello es su participación en la fundación en enero de 1931 del Ala IzquierdaEstudiantil (AIE), organización revolucionaria antimperialista, heredera de la tradición de luchadel movimiento estudiantil de 1923 y 1927.En el «Manifiesto programa. Ala Izquierda Estudiantil» 1 , firmado por un grupo de jóvenes,entre los que se encontraban Raúl Roa y Pablo de la Torriente Brau —entonces presos— sepatentiza la necesidad de lucha no sólo por la nueva y definitiva independencia, sino ademáscontra el imperialismo yanqui, debido al status colonial en que permanece Cuba, tras unaaparente soberanía, tal y como había anticipado Martí.Las asambleas universitarias también serán marco propicio para la denuncia que Pablo de laTorriente realiza en relación con la dominación económica y la dominación política.En las crónicas vinculadas a estas reuniones —publicadas en el periódico Ahora durante1934— analiza en toda su profundidad el peso del factor económico en las condiciones dedespliegue y desarrollo del imperialismo. Explica a los estudiantes la historia de la «interesada yoportuna» intervención norteamericana en nuestras guerras de independencia a partir de la cual,Cuba no sólo siguió siendo colonia, sino que «de bodega española pasó a factoría yanqui» ydesde entonces ha venido padeciendo los influjos de la política de Washington.Otras actividades expresan el antimperialismo de Pablo: la organización de los clubesrevolucionarios José Martí y Julio A. Mella; y la fundación junto a Raúl Roa y otroscompañeros de lucha de la Organización Revolucionaria Cubana Antimperialista (ORCA).

EN LA DOCTRINA ACERCA DE LA INDEPENDENCIA NACIONALSólo es posible el Estado nacional íntegro, libre, independiente y soberano.En la concepción martiana de la revolución, popular, democrática, nacional liberadoraencontró este marxista cubano un punto de partida indispensable, una fuente inspiradora decontinuidad emancipadora.El proyecto der que propugnó Martí, el más radical de su tiempo, fue expresión de lanecesidad que exigía su época histórica. Martí significaba la etapa de la revolución de liberaciónnacional, agraria y antimperialista aún no conquistada, su legado sería la savia que alimentaríala revolución en la nueva etapa y en las nuevas condiciones históricas en las que tendría querealizarse esta lucha, el ideal martiano se alzaba como fuente inspiradora de la continuidademancipatoria.Los manifiestos que escribe Pablo en Alma Mater en 1930 dan cuenta de una decisión deluchar por la independencia nacional tal y como lo había hecho Martí, al cual invoca: «[…] eldeber termina donde empieza la arbitrariedad de la ley[…]», en este trabajo también señalóPablo que: «[…]Así lo comprendió, por ejemplo, […] José Martí, […] que fue tachado detraidor a España por luchar por la independencia de este país eternamente oprimido[…] 2Refiriéndose a la presencia del ideario martiano en la revolución por la que él y suscompañeros batallaban afirma Pablo en una de sus cartas: «Su sombra que cada [vez] es másclara, más transparente. Su grandeza que con el tiempo va adquiriendo estatura majestuosa y sepronuncia hacia el futuro como un precursor genial de las luchas contra el imperialismo […]» 3 .LA CONCEPCIÓN DE UNIDAD REVOLUCIONARIAEl partido de la revolución creado por Martí con carácter de frente amplio, aglutinador de todaslas fuerzas sociales interesadas en la independencia, tiene un natural empalme, en la época delimperialismo, con el trabajo orgánico de frente amplio para acometer la liberación nacional enlos países coloniales y dependientes.En el caso cubano se trata de un partido de frente único de todos los patriotas para conciliarlas fuerzas en la batalla antimperialista.La concepción de revolución de Pablo, al igual que la martiana, tuvo como eje fundamental ellogro de la unidad de todos los cubanos en torno al proyecto revolucionario de independencianacional, cuya expresión fue la creación de ORCA que orientó su trabajo hacia la búsqueda deun frente unitario de las fuerzas patrióticas y revolucionarias. Esa concepción de unidad eraimprescindible en la primera etapa democrático-burguesa de la revolución nacional liberadora ygarantía del tránsito hacia la segunda etapa, la revolución socialista, según argumentaba eljoven.En aquel primer momento de la revolución, el pueblo, las masas —sujeto multiclasista—serían la fuerza motriz fundamental del mismo. «[…] La revolución no es el sueño de un poetasolitario sino la canción imponente y sombría de la muchedumbre en marcha. […]» 4 , diríaproféticamente Pablo.Una importante lección que recibe de Martí, en relación con el partido de la revolución deliberación nacional, es ese carácter de frente amplio capaz de aglutinar a todas las fuerzassociales patrióticas interesadas en la independencia cubana como única posibilidad histórica —como bien había advertido el Apóstol— «de impedir a tiempo que se extiendan por las Antillas,los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América».Los hechos posteriores en los que Pablo participa demostrarán cuán profundamente le hanllegado esas enseñanzas.El objetivo primordial de ORCA consistía en unir en un solo frente a todos los sectores ypartidos antimperialistas con vistas a la insurrección. ORCA expresaba una línea de continuidadcon la ANERC [Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios de Cuba], creada por Mellaen 1928 y en ambas está presente la huella del Partido Revolucionario Cubano fundado porMartí.Para Pablo y sus compañeros, ORCA y los clubes revolucionarios que se fundan constituíanetapas de la lucha antimperialista.

Con respecto a la concepción de unidad revolucionaria planteada por Pablo es importanteanalizar la carta que envió al Partido Comunista de Cuba (PCC) en octubre de 1935, en la cualpatentiza la coincidencia de ORCA con el PCC en cuanto a la necesidad de unirse en un frenteúnico con vistas al logro de una insurrección victoriosa. Inspirado en la concepción de unidadrevolucionaria martiana, Pablo llama a practicar el arte del Apóstol, reflejado en el PartidoRevolucionario Cubano (1892):[…] Es preciso tejer a los hombres entre sí, corazón con corazón ante la muerte y la libertad, a fin deque el pueblo responda vibrante de triunfo y, ahora como entonces, ordene a los nuevos mambises lapelea en las viejas maniguas.Y la hora es la justa para ello y Martí mismo dio la fórmula: Juntarse, que para él era además lapalabra del mundo […] 5LA CONCEPCIÓN DE PATRIA E INTERNACIONALISMOPartiendo de la tradición cubana, especialmente del concepto de patria de Martí, Pablo le añadey desarrolla un contenido clasista en concordancia con su concepción de la revolución, y lasfuerzas directrices de la lucha por la independencia nacional.El concepto patria, al uso de la politiquería de la época, era rechazado por el joven. Según suspropias palabras: «[…] para nosotros hoy el concepto de patria es universal; para nosotros losciudadanos se dividen exclusivamente en dos banderas: las de los explotadores y la de losoprimidos» 6 .Pablo, como Martí, da a la noción de patria un contenido ético, valorativo y sentimental en elque aparecen claras las virtudes y valores ético-morales como el amor, la amistad, lasolidaridad, la dignidad, el honor, el deber, el sacrificio.La patria no es un comodín que se abre y se cierra a nuestra voluntad sino, ante todo, lavoluntad viril de un pueblo dispuesto a luchar contra sus opresores.Por otro lado, el patriotismo martiano está estrechamente relacionado con su concepción deuniversalidad. Era amor y deber compartido: «Amor a la tierra que pisan nuestras plantas, odio aquien la oprime y ataca». Patria en Martí y también en Pablo era Cuba, América Latina yhumanidad.Los ideales antimperialistas y patrióticos de Pablo de la Torriente Brau tuvieron también suexpresión internacionalista. En septiembre de 1936 partirá hacia España en calidad decorresponsal de la revista New Masses de Nueva York y de El Machete, órgano del PartidoComunista Mexicano.En España, a poco tiempo de su llegada, cambiaría su condición de corresponsal de guerra porla de combatiente con lo que brilló aún más su ejemplo de precursor internacionalista. Según suatinado criterio, en aquel país se aclaraba poderosamente: «[…] el problema de la grandisyuntiva planteada al mundo desde octubre de 1917, y de cuya solución penderá la vida,particularmente de todos los países coloniales o semicoloniales[…]» 7 , es decir, aquellos sobrelos que caería con mayor fuerza la consecuencia de un desenlace a favor del fascismo.Contribuir con la revolución española era para Pablo favorecer a la de aquellos otros pueblos.Sumamente interesantes resultan sus cartas, escritos y crónicas relacionadas con su participaciónen la revolución española que fueron agrupadas en el libro Peleando con los milicianos. En elprólogo a la edición cubana de 1962, Juan Marinello afirma:Marxista de firme convicción […] se sabía bien que no sólo con el vencimiento de la opresión social,en toda la tierra, se asegura y profundiza el ser nacional, para él gozoso y apetecible. Cubano hasta eltuétano, hispánico de arriba a abajo, acudía a España, como confeso, porque «allí palpitan hoy lasangustias del mundo entero de los oprimidos». España fue, por ello, en su sangre y en su sed dejusticia, la ocasión y el crisol de su entendimiento revolucionario. 8La crónica «En el parapeto», resulta un modelo de polémica con el enemigo relacionada conlos ideales del internacionalismo. En ella Pablo le riposta a los fascistas:[…] Con ustedes está la canalla del mundo. […]. A nosotros nos mandan luchadores de la libertad ynos apoya el proletariado del universo entero […]. Nosotros también, los hispanoamericanos, hemos

venido aquí y allá reunimos dinero para la causa del pueblo español, porque estamos contra la Españaque ustedes quieren prolongar, la vieja España de la explotación de nuestros pueblos, contra la quefue nuestra madrastra y ahora será nuestra hermana mayor, por ser la primera en obtener la libertad.[…] 9LA CLASE OBRERA COMO SUJETO DE LA REVOLUCIÓNEsta idea encuentra un punto de partida en el pensamiento martiano, el cual diseñó su proyectoliberador sobre la base del apoyo del proletariado de la emigración revolucionaria y de los«pobres», quienes eran a su juicio los más decididos combatientes por la independencianacional.Por los humildes, confesaría Martí, estaba dispuesto a luchar en la república, como lo haríacontra el colonialismo en las maniguas.La necesidad de que los trabajadores fueran la fuerza directriz de la revolución es un principioleninista que precisa, en nuevas circunstancias históricas —nacionales e internacionales—, larevolución antimperialista, de liberación nacional, diseñada por Martí, ahora en función debarrer el neocolonialismo y crear las condiciones para la revolución socialista.LA CONCEPCIÓN DE REPÚBLICA DEMOCRÁTICA MARTIANAPablo parte de la concepción de república democrática martiana, pero debido a las nuevascondiciones históricas ya señaladas, se ve urgido de enriquecer estos postulados.Martí aspiraba a una república de equilibrio social, donde todos los hombres fueran iguales. Eljoven marxista se planteó como objetivo final la construcción del régimen nuevo, de la sociedadsocialista.La república «con todos y para el bien de todos» y el grito de «Cuba Libre», ya habían sidodefinitivamente asumidos por la clase obrera y el movimiento comunista y revolucionario; latraición de la oligarquía nativa y la debilidad y cobardía de los elementos burgueses nacionales,se hizo evidente en el transcurso del proceso revolucionario de 1930.Pablo esbozará un proyecto socialista de Estado y sociedad, que es superador de unaaplicación extemporánea del proyecto de república martiana, sin por ello renunciar a susesencias democráticas y liberadoras.Notas1«Manifiesto Programa. Ala Izquierda Estudiantil», en Pensamiento Crítico, no. 39, [Número especial],La Habana, abril de 1970. pp. 123-129.2Pablo de la Torriente Brau: «Informe oficial estudiantil sobre los sucesos del 30 de septiembre de 1930»,en Pablo. Páginas Escogidas, (Serie Hombres de la Revolución), [Prólogo de Fernando Martínez,selección y notas de Diana Abad], Impresora Universitaria André Voisin, La Habana, 1973. p. 49.3Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1936, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana. 2004. p.81.4Pablo. Páginas escogidas: ob. cit., pp. 332-333.5Pablo de la Torriente Brau: «La voz de Martí», en Álgebra y política, [Estudio introductorio de AnaCairo], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, La Habana, 2001. p. 113.6Pablo de la Torriente Brau: «Interview recíproca con el Dr. Mañach» en Pablo. Páginas Escogidas,(Serie Hombres de la Revolución), ob. cit., p. 144.7Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1936, ob. cit., p. 284.8Juan Marinello: «Prólogo», en Pablo de la Torriente: Peleando con los milicianos. Editora Política, LaHabana. 1987. p. 11.

9Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus],Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, LaHabana, 1999. p. 226-227.«En New York otra vez después de año y medio…» *Ana Suárez Díaz * *Pablo de la Torriente Brau regresa a Nueva York diecinueve meses después de haber concluido—en esta misma ciudad— su primer exilio, hacia fines de agosto de 1933. Igual que entonces,volvía como exiliado político. Sólo que en esta ocasión —marzo de 1935—, luego de huir deCuba, tras el reciente fracaso de la huelga revolucionaria en La Habana, que dio lugar a unaactividad represiva posterior contra los sectores de la oposición participantes en los hechos. Paraél en particular, la situación se tornó aún más grave: no se trataba sólo de su comprometimientocon esta acción desde el Comité de Huelga Universitario, sino que en aquel momento el tenientePowel —enemigo personal suyo desde que su acusación pública y directa como organizador delasesinato de Ivo Fernández y Rodolfo Rodríguez Díaz, quien, además, hizo que fuera sometidoa un Consejo de Guerra— había sido designado jefe del quinto distrito del ejército en LaHabana, cuestión que sin duda acrecentaba el peligro sobre su vida 1* Esta ponencia forma parte del libro en proceso de edición, Escapé de Cuba. El exilio neoyorquino de Pablo de laTorriente Brau (1935-1936).** Investigadora del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. (N. del E.)En esta ocasión, Pablo viajó solo en avión —al que llegó bajo protección diplomática—, a laciudad de Miami, el 16 de marzo, sin que tampoco en este segundo viaje se viera exento dedificultades en los trámites inmigratorios 2 , como él mismo revela en su diario íntimo 3 . Desdeaquí se traslada en ómnibus a Nueva York, donde se reúne con conocidos de su exilio anterior,quienes permanecieron en esta ciudad después de la caída de Machado 4 , y allí estuvo porespacio de diecisiete meses. A pocos días de su llegada vuelve a oírse hablar de Pablo de laTorriente entre los sectores progresistas y de izquierda neoyorquinos —aunque de mododiferente a la primera ocasión—, cuando la prensa local había reflejado su destierro a España,sobre todo, por tratarse del nieto del ilustre historiador boricua, don Salvador Brau Asensio(1842-1912) 5 . También es cierto que llega un Pablo diferente.Durante el año y medio precedente que había vivido en Cuba (septiembre de 1933 a marzo de1935) —lapso que en realidad media entre sus dos exilios—, Pablo se había insertado resuelta yactivamente, como le era característico, en el proceso de efervescencia política y social quesignó la vida pública nacional postmachadista —pentarquía; gobierno provisional de los CienDías; reordenamiento de grupos y partidos políticos; golpe de estado; huelgas obreras, entreellas, la fracasada huelga general de marzo de 1935—, desempeñándose fundamentalmentecomo periodista.Fue cronista del diario habanero Ahora —de línea radical y autoproclamado en esta, susegunda época, como «Diario de la Revolución»—, en cuyas páginas ejerció la denuncia socialen favor de sectores obreros y campesinos, se destacó, sobre todo, con su conocida serie «Tierrao sangre», acerca de las luchas por las tierras del Realengo 18, en la provincia de Oriente; ydenunció asimismo, el asesinato de obreros pertenecientes al Sindicato Nacional de Obreros dela Industria Azucarera (SNOIA) 6 .También entonces había sido colaborador de la revista Masas (1934-1935), órgano de la LigaAntimperialista de Cuba, muy relacionada con New Masses (1926-1948) 7 , de Nueva York, ycon intelectuales de izquierda de los Estados Unidos; y además Rubén Martínez Villena habíaingresado en la Unión de Escritores y Artistas Revolucionarios (UEAR), constituida en Cuba(febrero de 1935) en torno al diario de orientación comunista La Palabra (La Habana, febreromarzode 1935), cuyo manifiesto programático daba a conocer que la cultura —concepto quepara ellos incluía «la economía, la política y las artes»— se presentaba estrechamente vinculada

a los procesos políticos, y de ahí, por tanto, «la disposición de sus miembros de formar en lasfilas revolucionarias mediante la labor intelectual».El espíritu que animó esta organización, en favor del «impulso unánime de poner el esfuerzode artista y de escritor en conexión y servicio del mejoramiento humano», coincidía, en sentidogeneral con el sentir y la intención que luego convocó al Congreso de Escritores Americanos(Nueva York, 1935) 8 —donde surgió la Liga de Escritores Americanos, presidida por eldestacado estudioso de la América hispana, Waldo Frank 9 ; y al Congreso de ArtistasAmericanos (Nueva York, 1936) 10 , entre otros.Estos elementos indican, no sólo que desde 1931 —cuando Pablo ingresa en el Ala IzquierdaEstudiantil (AIE) 11 cuyos miembros ya entonces estaban «[…]plenamente convencidos de lainfluencia nefasta y omnipotente que el desbordado capital norteamericano ejerce sobre lapolítica cubana. […]» 12 — y hasta 1935 aquel presupuesto había devenido para él prisma dereflexión personal hacia un espectro cada vez mayor de la multifacética realidad que constituíaentonces su entorno social. Ello había reafirmado su proyección hacia la izquierdarevolucionaria radical: «[…]combatir de raíz al causante de todos nuestros males: elimperialismo norteamericano. […]» 13 . Quizás sea esto una paradoja pero, por lo que reflejan susactividades iniciales en este segundo exilio, su antimperialismo será un importante elementofacilitador para su acogida, actividad y proyección posterior en los Estados Unidos; pues si bienesta ideología era mucho más radical que la de su nuevo contexto, ambas coincidían en su signopolítico fundamental, y conllevarían a una común posición antifascista ulterior, de maneraacelerada.Pablo llega a Nueva York en el momento ideal. A la altura de 1935, los Estados Unidos y confuerza la ciudad neoyorquina, viven un clímax de agitación política, propiciada por elmovimiento progresista anticapitalista radical —que había cobrado cuerpo en el país desde añosprecedentes asociado, según especialistas, a la gran crisis económica nacional— e integrado porsectores liberales y de izquierda (comunista y socialista), entre los que Pablo encontró un útilapoyo para divulgar la problemática cubana de entonces.No es casual pues que su primera crónica de denuncia aparezca en New Masses 14 , y tambiénuna entrevista, en Student Review 15 , ambas publicaciones de izquierda de fuerte tendenciacomunista.Además, fue gracias al apoyo de organizaciones liberales y progresistas como la ForeignPolicy Association, el International Committee for Political Prisoners y el Committee onCultural Relations with Latin American —que ya habían incluido el tema de Cuba en su agenda,desde la experiencia de exilio cubano antimachadista precedente con que se vincularon (1930-1933)—; y la American Civil Liberties Union, además de la Liga Antimperialista de lasAméricas (LAI), el Partido Comunista de los Estados Unidos (PCEU) e intelectuales comoCharles Thomson 16 , Roger Baldwin 17 , Carleton Beals 18 , Waldo Frank, James Ford 19 y JosephFreeman 20 , entre otros, que Pablo inicia su campaña de denuncia de la represión que siguió alfracaso de la huelga en Cuba, y en favor de los compañeros que permanecían presos en la Isla.Sus gestiones, con el apoyo de otros exiliados, dieron lugar a que se constituyera además, en1935, el Provisional Committee for Cuba 21 , vinculado al Partido Comunista; se emitierandocumentos de apoyo a la causa cubana por organizaciones sociales, estudiantiles y femeninas;y aun el envío de un grupo de periodistas a Cuba para investigar el régimen de torturas quesiguió a la fracasada huelga 22 .De esta época también son las conferencias y vehementes discursos de Pablo de la TorrienteBrau en el Club Cubano Julio Antonio Mella 23 , que impactaron tanto a quienes lo conocieronentonces, que todavía muchos años después de su muerte, la emigración neoyorquina lerecordaba como: «[…] el mejor orador, el más exaltado. Se encaramaba en una silla y hacía undiscurso que convencía a cualquiera. […]» 24 .Pero nada de esto daba dinero, y Pablo era de los exiliados que debían procurarse elsustento 25 . Desde un inicio intentó, sin éxito, publicar su entonces manuscrito Presidio Modelo26y también albergó la esperanza de abrirse paso con sus cuentos 27 pero pronto terminó ante laalternativa reservada a los inmigrantes hispanos: fue camarero —ni siquiera fijo— en el clubneoyorquino, El Toreador 28 y el Harvard Club.

Ante esta inestabilidad y siendo periodista de oficio, se le ocurrió que podía escribir crónicaspara las revistas habaneras Bohemia y Carteles con la esperanza de ganarse la vida.Envió siete crónicas de acontecimientos locales con este propósito; pero de ellas sólo sepublicaron tres en Bohemia 29 , dos con la firma de Carlos Rojas 30 para conservar su anonimato:«La bolita, racket de moda en Nueva York» 31 «El Normandie no es francés» 32 y «Guajiros enNew York»; esta última a su firma 33 . La prosa siempre filosa de Pablo —hipercriticismo y altapolitización—, y sus temas comprometedores para La Habana —sobre cuyas publicacionespendía de manera permanente la amenaza de suspensión o censura— obstaculizaron esteempeño.LA ORGANIZACIÓN REVOLUCIONARIA CUBANA ANTIMPERIALISTA (ORCA)El exilio que se estructura en los Estados Unidos luego del fracaso de la huelga de marzo de1935 adquirió esencialmente la conformación del movimiento de izquierda cubano de entonces—con proyectos programáticos propios y diversos—, y lo integran grupos y/o representantes enel exilio de partidos y organizaciones con sede en la isla: Partido Aprista de Cuba (PAC),Partido Revolucionario Cubano Auténtico (PRC-A), Partido Agrario Nacional (PAN), PartidoComunista de Cuba (PCC), la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), organizaciónJoven Cuba (JC), e Izquierda Revolucionaria (IR). Es en este contexto que surge laOrganización Revolucionaria Cubana Antimperialista (ORCA), y su delegación centralfundadora, en julio de 1935, que en sentido exactamente opuesto a las restantes, había sidoconstituida y radicaba en Nueva York, creó una sub-delegación central en La Habana,encargada de organizar delegaciones en otras ciudades de la isla, con el propósito de que llegadala oportunidad —un levantamiento popular—, a ella se fundiría la delegación neoyorquina; y lade La Habana encabezaría la lucha revolucionaria en el país.En esta ocasión en el exilio, en Tampa; Miami y Nueva York, se erigieron órganosindependientes como las «Asambleas de exiliados» que representaban la voluntad de la masaexiliada y tenían —con independencia de sus filiaciones políticas— capacidad y personalidadpara convocar, tomar acuerdos y emitir documentos 34 .Aun así, y según el testimonio del propio Pablo, ya desde fines de marzo de 1935, existíaconsenso entre algunos exiliados en Nueva York —Aureliano Sánchez Arango, Porfirio Pendás,Raúl Roa, Carlos Martínez, Manuel Guillot y Víctor Amat—, con relación a la necesidad deadoptar una postura ante los problemas de la revolución en Cuba, aun cuando no todoscompartían iguales criterios respecto a la llamada «estrategia revolucionaria» 35 en buena medidaasociados a la idea de que la desunión de estos mismos grupos en Cuba había sido determinanteen el fracaso de la huelga revolucionaria.Algunos de ellos finalmente integraron la Joven Cuba; otros el Partido RevolucionarioCubano (Autentico) ambos grupos con sede en México; mientras Raúl Roa, Carlos Martínez,Alberto Saumell, Álvaro Soto, y Pablo de la Torriente, constituyeron la OrganizaciónRevolucionaria Cubana Antimperialista (ORCA) —el 22 de julio de 1935, en reunión celebradaen el apartamento 2, del 612 W. de la calle 135, en Manhattan. Allí se eligió a Pablo comosecretario general quien desempeñó ese cargo hasta mayo de 1936 36 . En los Estados Unidos estaorganización tuvo filiales en Filadelfia, Tampa y Miami, todas de breve existencia.Las circunstancias apuntadas hicieron de este exilio político —que se extendió hasta finales de1936 para la mayoría, y para los más cautelosos hasta 1938 ó 1939— una experienciaparticularmente compleja al tiempo que marcada, en su aspecto político, tanto por el sentimientode la derrota como por el ansia de alcanzar la unión de todos los grupos y partidos cubanos allírepresentados por vías diferentes.El lema de ORCA —cuyos fundadores procedían originalmente de la línea radical que habíarepresentado el Ala Izquierda Estudiantil (1931) 37 en Cuba, ideología marxista y antimperialistaque impregnaron a la nueva entidad—, era: «Contra el Imperialismo. Por la Libertad de Cuba.»,y su propósito explícito «Luchar por la liberación de Cuba, atacando los males por su base». Sulínea programática —dada a conocer en su manifiesto inicial o de constitución— 38 convocaba alfrente único a todos los sectores y agrupaciones revolucionarias en el exilio a adoptar unprograma mínimo como estrategia adecuada para lograr la unión revolucionaria. Esta línea

política fue acatada por unanimidad hasta aproximadamente abril-mayo de 1936 cuando surgió—en el seno de la propia organización y en el proceso preparatorio de la asamblea de Miami(julio, 1936)— con criterios divergentes al respecto.Bajo los auspicios de la delegación central fundadora de ORCA en Nueva York, surgió elClub Martí 39 en octubre de 1935, con la misión de «[…] movilizar a mucha gente, aislada hastaahora de los problemas de Cuba por haber carecido de todo contacto eficaz.[…]» 40 y se publicóel periódico Frente Único, en el que aparecen más de treinta textos, trabajos y notas, de Pablo 41 ,destinado a circular en Cuba, y del que se editaron tres números (octubre 1935; noviembre 1935y enero 1936) que se introdujeron en el país clandestinamente 42 .Pablo fue el alma de ambos, y gracias a su perpetuo batallar, la organización mantuvo unavida pública relativamente activa: mítines, actos públicos, conmemoraciones, reuniones deexiliados. ORCA fue conocida y reconocida sobre todo por sectores latinoamericanos populares,liberales y de izquierda esta ciudad.PABLO, LÍDER EN LA COMUNIDAD HISPANA DE NUEVA YORKComo secretario general de ORCA en Nueva York supo trabajar por un mundo mejor. Sucarisma personal, por otra parte, lo llevó a vincularse con otros sectores hispanos y populares dela comunidad, y a desplegar un programa de actividades públicas de cierta relevancia. Por esasacciones fue reconocido como líder indiscutible entre los exiliados cubanos.Son conocidas sus actividades en los clubes Julio Antonio Mella, Martí, y en la mutualistaobrera mexicana, además de los mítines en la Asociación Antimperialista Puertorriqueña deBrooklyn y en el Club Obrero Español; así como sus vínculos estables con la Foreign PolicyAssociation, The Committee on Cultural Relations with Latin American, la sección de Harlemdel Partido Comunista de los Estados Unidos y el Provisional Committee for Cuba, entreotras 43 .También tuvo a su cargo los mensajes de adhesión a la Conferencia Anual de la SecciónBritánica de la Liga contra el Imperialismo 44 , y al Congreso de Estudiantes Americanos, dondeORCA estuvo representada por Carlos March 45 .En más de una ocasión, apeló Pablo al apoyo del pueblo norteamericano en favor de losintereses del pueblo cubano, aspecto que distinguió la actividad revolucionaria de los exiliadoscubanos que le antecedieron y continuada luego en la experiencia inmediata posterior a 1936 46 .Resultó electo para presidir el Comité Hispanoamericano de New York Pro Primero de Mayo(Día de los Trabajadores) de 1936 47 , que según testimonio de la época, fue su mayor logropolítico [haber]: «[…] sentado un precedente único en la historia sindical de la ciudad: quedesfilaran unidos, en un grupo apretado de veintiún países, trabajadores todos de la AméricaHispana […]» 48 .Por otra parte —y quizás de mayor importancia— fue que al calor del trabajo político quedebió desplegar para dar curso al programa de la organización que dirigía, le dedicó tambiénbastante atención a la reflexión profunda en torno a fenómenos y problemas que confrontaba larevolución en Cuba en aquel momento; sus hombres, proyección; complejidades yposibilidades, así como a otros aspectos a los que le obligaba la propia dinámica política de losorganismos revolucionarios representados en los Estados Unidos y sus actividades —entre ellos,la propia ORCA— y aspectos relacionados con la estrategia futura del movimientorevolucionario cubano.Su debate político más sobresaliente de este momento fue la defensa de su tesis del frenteúnico de organizaciones y partidos revolucionarios como estrategia de lucha adecuada para estemovimiento, frente a la propuesta de integración de todos los sectores en un llamado partidoúnico —solución para él no viable ideológica ni funcionalmente—, tema al que se refiere ennumerosos documentos 49 .Sus reflexiones, resultado de experiencias personales, y de la observación del entorno, dieronlugar a varios documentos en los que de manera casuística, Pablo anticipa un valioso cuerpo deideas en materia de estrategia y táctica revolucionarias —entonces estrictamente personales—,pero que veremos reaparecer años más tarde, como estrategias del movimiento revolucionarioinsurreccional de la década de 1950. Ante todo, llegó a ser en este momento un convencido deque la revolución 50 no podía ser si no un «fenómeno de masas» —y no resultado de actividades

putschistas—, ningún grupo aislado podría lograrla; pensó que el método efectivo para la tomadel poder político para la revolución en el caso cubano, era un levantamiento insurreccionalarmado y popular —generado por un golpe efectivo; no sólo ni obligadamente una expediciónarmada— que le sirviera de detonante dentro del país. Además, que este movimientorevolucionario tenía que ser autofinanciado —sus fondos no podían ser resultado de asaltos,robos o secuestros; y por último —sin duda el más premonitorio y personal en la época—, quela revolución, lejos de establecer alianza con el ejército tradicional, tendría que destruirlo paralograr éxito en sus objetivos.Observador agudo como era, fue el primero en percatarse del auge creciente del militarismo 51que en torno a la figura de Fulgencio Batista 52 comenzaba a operarse en Cuba; y casi segurodebió ser también el primero en llamar a Batista «dictador» (1935) 53 . Ya para entonces Pabloestaba absolutamente convencido de que en algún momento el pueblo de Cuba se vería obligadoa enfrentarse a su ejército nacional; y quizás esta haya sido la idea fundamental y decisiva que leimpulsó a viajar a España, en 1936, cuando allí recién comenzaba un enfrentamiento entre lasfuerzas populares y los sublevados contra la república. Quería vivir esa experiencia y asíaprender para la revolución en Cuba. Y por eso defendió con la vehemencia que lecaracterizaba, según muestran sus cartas, la idea frente a sus interlocutores, que lejos deentenderlo siquiera, y mucho menos compartir sus criterios, reclamaban su presencia en LaHabana.PABLO, CORRESPONSAL DE NEW MASSES EN ESPAÑAPablo estaba convencido de que la revolución en Cuba era un ideal aplazado. Varias fueron lasrazones para que —miembro ya entonces del Comité Antifascista Español 54 — decidieratrasladarse a los escenarios de guerra, y lo consiguiera gracias a los múltiples esfuerzos querevelan sus papeles personales 55 . Entre esos factores estaban su incapacidad material parasostener el club y el periódico, el traslado de la mayoría de los exiliados neoyorquinos hacia elSur —en perspectiva ya la amnistía que garantizaría el regreso a Cuba— y el efervescente climarevolucionario que llevó a Nueva York la Guerra Civil Española (1936-1939), sobre todo entrelos clubes hispanos.El 28 de agosto de 1936 56 logró embarcar desde Nueva York por el muelle 88 a bordo delvapor Ile de France, vía Bruselas, como corresponsal de las revistas New Masses (NuevaYork)y El Machete (México). Así dejó registrada Teté Casuso su partida:Aún recuerdo aquella mañana en que se marchó. Con su traje único, flamante, recién planchado,como para un gran viaje. Con la maleta casi vacía, y su hermoso corazón lleno de esperanza. Aúnrecuerdo cuánto luchó por conseguir peso a peso el escaso dinero con que se iba en tercera clase. [...][...] llevaba la cara serena, firme, seguía teniendo en pie de nuevo, su entusiasmo por un mundomejor». 57Llegó a Madrid el 25 de septiembre, luego de haber participado en el Congreso por la Paz enBruselas, de allí pasa a Barcelona. A partir de ese día comienzan a fecharse sus cartasconocidas, enviadas desde aquel escenario y convertidas posteriormente en la sección «Cartasdesde España» de su libro Peleando con los milicianos 58 .Hasta ahora, nada había movido el interés por conocer qué consiguió publicar en definitivaNew Masses de su corresponsal en España, aunque se sabía por esta misma correspondencia 59 ,que algo había aparecido.Al revisar New Masses, aparecen publicadas dos crónicas con la firma de Pablo de laTorriente: «Polemic in the trenches» (Polémica en las trincheras) 60 y «Last dispatch» (Últimodespacho) 61 . Sin embargo, se desconocía tanto la relación entre estas cartas españolas y larevista de Nueva York como la versión definitiva —en inglés— en que aparecieron lasinformaciones que Pablo enviaba desde el frente —trabajos que, si bien prolongaban supresencia en Nueva York—, no aclaraban la relación carta-artículo.La clave de este enigma estaba en aquella correspondencia española que más allá de susenunciados, y de no definir con exactitud su destinatario directo, trasluce un evidente sentido de«carta abierta» que permite saber, tanto la intención con que fue redactada, como que el

destinatario inmediato, sin duda, radicaba en Nueva York, y se relacionaba con Joseph Freemany Walter Reed, cronistas de New Masses:Madrid, 25, 9, 36.[…]Te he mandado ya desde París y Barcelona —excluyendo una crónica desde Bruselas— seis trabajos.Aún tengo material para varios más, de lo que recogí en Barcelona […][…]Te escribo a ti y no a Freeman o a Reed, porque considero que estás más despreocupado que ellosy podrás contestarme con mayor facilidad toda clase de instrucciones. Por ello, hoy mismo te mandomi mejor dirección aquí. […]. Di, pues, en New Masses, que espero toda clase de instrucciones. Peroque espero trabajando, como es natural. Pienso que después aquí podré desarrollar una actividadmucho más interesante que desde Barcelona […]. 62Pocas semanas después, el 21 de octubre, Pablo le reitera a su destinatario en los EstadosUnidos:[…] A partir de hoy dada la importancia del momento histórico que estamos viviendo te escribirétodos los días mi impresión constante de los sucesos y del ánimo popular, a fin de que Freeman yReed, tengan material suficiente y lo más fresco posible. […] 63Por una breve nota del escritor Carlos Montenegro 64 acerca de esas cartas de Pablo aparecidasen 1939, 65 supimos que estaban destinadas a su amigo Jaime Bofill, obrero cubano que vivió enNueva York y había sido su traductor en los primeros tiempos de su segundo y último exilio 66 ,quien obviamente había quedado encargado de hacer llegar sus envíos, no sólo a New Massessino también a los múltiples destinos que Pablo le había indicado 67 .La muerte de Pablo se dio a conocer en Nueva York en las páginas de New Masses. No exentade cierto aire sensacionalista, «Last Dispatch» (Último Despacho) parecía ser, entonces, elúltimo despacho recibido en la redacción de la revista neoyorquina. Retraducida al español, fuepublicada por El Nacional, de México con el título de «El último mensaje» 68 , versión quereproduce, íntegra y textualmente, Bohemia en La Habana 69 . Pero en realidad ese no fue elúltimo despacho «escrito» por Pablo de la Torriente Brau, puesto que existen dos cartasposteriores: una del 28 de noviembre y otra del 13 de diciembre —escasos días antes de morir—incluidas ya en Peleando con los milicianos, desde su primera edición (1938).La absoluta incomunicación de aquellos meses españoles debió haber pesado,indudablemente, sobre la producción periodística de Pablo. Su disgusto y cierto desánimo, sehacen evidentes en la última carta conocida (diciembre 13, 1936), en realidad su verdadero y«último reporte» a New Masses:[…] como no he recibido aún ni una línea de ustedes bien puedo permitirme escribir cuandobuenamente pueda. No sé a qué atribuir esto[…]. Quisiera tener una noticia concreta en algún sentidoy no se me oculta que de una forma u otra, si tienen interés, bien han podido hacerme llegar noticiasde ustedes. Y no me gusta escribir por el gusto de hacerlo[…]. Sin embrago, para que nunca se puedadecir que no cumplo con lo que se me encomienda les seguiré escribiendo […] hasta que no recibainstrucciones en contrario o hasta que materialmente me sea imposible hacerlo. 70La brevedad de la estancia de Pablo en España, que no llega a cuatro meses y, por tanto, norebasa —a pesar de la intensidad con que los vivió— la exploración inicial de aquel escenario,hacen de su etapa neoyorquina —diecisiete de sus últimos veintiún meses de vida— unmomento culminante en su itinerario político-revolucionario. Revelan, también, su más acabaday multifacética personalidad, y avalan su reconocimiento como una de las más agudas y sagacesfiguras políticas del movimiento revolucionario —y de su exilio político—, que generó elmayor conflicto social de la primera mitad del siglo XX cubano: la Revolución del 30.Notas

1Pablo había sustentado su denuncia en el testimonio de Reinaldo Balmaseda, herido en los hechos, aquien entrevistó en el hospital de Emergencias, en La Habana. Durante la vista, sin embargo, este seretractó; Powel quedó libre; y desde allí mismo Pablo —quien presenciaba la vista entre el público—,escuchó el siguiente comentario: «¿Y ahora, dónde mete la cabeza el periodista ese?». Testimonio de JoséAntonio Portuondo, en «Pablo de la Torriente, comisario político», revista Santiago, no. 23, septiembre,1976, p. 20.2En su exilio anterior Pablo y su esposa, Teté Casuso, quien le acompañó en aquel viaje, quedaron en elcentro de detención de Ellis Island durante varios días. Finalmente se autoriza su entrada a los EstadosUnidos (Nueva York), el 26 de mayo de 1933.3Hoja correspondiente al 20 de marzo de 1935 en Pablo: Páginas escogidas (Serie Hombres de larevolución), [Prólogo de Fernando Martínez Heredia, selección y notas de Diana Abad], ImpresoraUniversitaria Andre Voisin, La Habana, 1973. pp. 290-291.4Gerardo Machado Morales (1873-1939). Veterano de la Guerra de Independencia y miembro del PartidoLiberal. Ocupó la presidencia de Cuba entre 1925-1933. Rubén Martínez Villena lo calificó con la célebrefrase de «asno con garras».5La Prensa, [Nueva York], mayo 22, 19336Este tema aparece en Confederación, marzo 17, La Habana 1934. Véase Ricardo Hernández Otero: «Unprólogo en cuatro puntos», en Pablo de la Torriente Brau: Testimonios y reportajes. Ediciones LaMemoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2001, p.XXIII. Aquí se reúne una importante muestra de sus trabajos de denuncia político-social.7Desde 1930 New Masses [Nueva York] fue un órgano de «trabajadores con conciencia de clase eintelectuales revolucionarios del país»; de tendencia marxista en materia de política y literatura, y abiertaa la crítica y la polémica. Alcanzó mayor publicidad hacia 1934; y en 1935, llegó a la tirada récord deveinticinco mil ejemplares. Hacia 1936 se orientó fundamentalmente hacia la Guerra Civil Española y lacreciente amenaza del fascismo internacional.8Pablo fue invitado a participar en este Congreso, pero no asistió por encontrarse enfermo. Ver Pablo dela Torriente: Cartas cruzadas, [Compilación, notas y prólogo de Víctor Casaus], Editorial LetrasCubanas, La Habana, 1981, p.49.9Waldo Frank (1889-1967). Periodista, novelista y crítico. Visitó Cuba en 1929 como parte de un periplolatinoamericano, y aquí trabó amistad estrecha con los editores de la Revista de Avance, y su grupo. Yaentonces había publicado Our America (1920); The New America (1922). Ese año apareció: The Rediscoveryof America; an introduction to a philosophy of American life (1929); y más tarde AmericaHispana, a portrait and a prospect (1931); algunos títulos de su muy extensa bibliografía sobre el tema.10Antonio Gattorno, entonces radicado en Nueva York, propuso a Pablo como representante cubano a esecongreso. En Cuba Gattorno había decorado en 1933, con una pintura mural, el salón donde fueronveladas las cenizas de Mella, y también había sido miembro, junto con Fernando Boada —propuestotambién por él en 1935—, de la Unión de Escritores y Artistas Revolucionarios (UEAR). Con esta mismaperspectiva se efectuó en México, en enero 1937, el Congreso de Escritores Mexicanos, convocado por laLiga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), y el II Congreso Internacional de Escritores enDefensa de la Cultura, celebrado en España, a mediados de 1937. En este último, que tuvo lugar despuésde muerto Pablo, se le rindió homenaje por todos los allí reunidos; y Juan Marinello, presidente de ladelegación cubana —integrada además por Alejo Carpentier, Félix Pita Rodríguez, Nicolás Guillén yLeonardo Fernández Sánchez—, y en representación de las delegaciones hispanoamericanas asistentes, leinvocó en la sesión de clausura: «[...] Las delegaciones hispanoamericanas en este Congreso me hanhecho su representante ante este pleno [...]. Ellas dicen por mi boca que entienden y miden el tamaño desu compromiso y que lo aceptan. Así será, camaradas. Lo prometemos fijo el recuerdo en un hombre quepor escritor, por español, y por hispanoamericano, y por héroe, merece y exige nuestra mejor palabra ynuestra más comprometida decisión; fijo nuestro corazón en un cubano cuyo nombre, grabado en lasparedes de esta sala, es orgullo y deber: Pablo de la Torriente Brau, camarada intachable en los mejoresdías de la lucha, camarada ejemplar ahora en su presencia sin mudanza, camarada guiador en el alba queya apunta. [...]». Esta cita fue tomada de Dos discursos de Juan Marinello al servicio de la causapopular. Comité Ibero-Americano, París, 1937, p. 8.

11Organización revolucionaria de estudiantes de marcada postura antimperialista (fundada 1931). Surge,en esencia, a causa de discrepancias con la ideología y estrategia mantenida por el Directorio EstudiantilUniversitario (DEU) después de los sucesos del 30 de septiembre de 1930; los elementos más radicalesoptan por agruparse en esta nueva organización. Publicó su órgano Línea; y quedó disuelta en octubre de1937 en favor de la creación de un organismo estudiantil unitario.12Pablo de la Torriente Brau: «105 días preso», en Testimonios y reportajes, [Prólogo de RicardoHernández Otero], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana. 2001. p. 80.13Ibíd.14Pablo de la Torriente Brau: «I escaped from Cuba», en New Masses, [Nueva York], abril 2,15Pablo de la Torriente Brau: «Cuban refugee speaks», en Student Review, [NuevaYork], órgano de NewYork Student League, abril, 1935.16Periodista y especialista en asuntos latinoamericanos de la Foreing Policy Association. Fue secretario dela Comisión de Asuntos Cubanos que estudió la situación de Cuba en 1934, y luego publicó su informebajo el título de Problemas de la nueva Cuba, (Nueva York, 1935)17Director de la American Civil Liberties Union.18Periodista y escritor liberal, asociado a la Foreign Policy Association, y al Provisional Committee forCuba. Visitó Cuba en 1933, y luego publicó su conocido libro The Crime of Cuba (Philadelphia, 1933),acompañado de un breve ensayo fotográfico del afamado Walker Evans.19El más prominente líder comunista negro de la década de 1930; jefe de las actividades del PartidoComunista en Harlem. Viajó a Cuba en 1934 para asistir, en representación de la Internacional SindicalRoja y el Partido Comunista de los Estados Unidos, al sepelio de Rubén Martínez Villena (18 de enero de1934).20Intelectual comunista y coautor con Scott Nearing de La diplomacia del dólar (1925); y fundador ycoeditor, con Mike Gold, de la revista New Masses (Nueva York).21Comité Provisional Pro-Cuba constituido en 1935. Su Secretario fue Conrad Komorowsky.22En 1935 viajó a La Habana una delegación de intelectuales progresistas y de izquierda norteamericanos,encabezada por Clifford Odets, interesada por conocer el régimen de encarcelamiento que los exiliados deNueva York venían denunciando. En definitiva, se le prohibió la entrada al país; quedaron varados en elentonces centro de detención de Triscornia, en La Habana; y luego fueron devueltos a los Estados Unidos.23Fundado hacia fines de la década de 1920, y con sede en 1413 Fifth Ave., 116 St., el Harlem hispano.24Testimonio dado por José Díaz, emigrado cubano en Nueva York, a Julián Mesa, personaje central de lanovela testimonial de Miguel Barnet, La vida real, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1986, p. 230 y231. (N. del E.).25Los enviados al exilio por sus organizaciones respectivas —las que disponían de fondos para ello—recibían un estipendio de estas; otros dinero de sus familias en La Habana, o eran suficientementesolventes como para correr con sus propios gastos. Pablo no estaba en ninguna de estas situaciones, ni suestatus inmigratorio le permitía aspirar legalmente a un permiso de trabajo. De ahí que tuviera que moversu imaginación para ganarse la vida.26El libro da a conocer anécdotas de sus etapas de preso político, en el Presidio Modelo de la antigua Islade Pinos, hoy Isla de la Juventud. No obstante, su primera edición es la de La Habana, Editorial deCiencias Sociales, 1969.27Al parecer Pablo coincide, entonces, con Langston Hughes (1902-1967), talentoso joven intelectualnegro en las actividades de organizaciones de izquierda locales, y de ahí el ofrecimiento de este detraducir dos de sus cuentos. Véase carta a Ramiro Valdés Daussá, Nueva York, 6 de mayo de 1935 enCartas cruzadas, [Selección, notas y prólogo de Víctor Casaus], Editorial Letras Cubanas, La Habana,1981. p. 57. No se localizó la edición del volumen dedicado a cuentistas cubanos y mexicanos a quePablo hace referencia.28Ubicado en el barrio de Harlem. Ahí conoce a Joseph Freeman. Véase Cartas cruzadas, ob. cit., pp.128;184-185.29No se publicaron entonces: «Dyckman Oval: Meta para los atletas cubanos» (1935); «Edgard AllanPoe, el extranjero» (1935); «Un polo ground cubano en New York» (1936) y «Repercusiones de laRevolución Española en New York» (1936).

30Nombre utilizado por Pablo para ocultar su identidad.31Aparece publicada como «La bolita en New York», en Bohemia, (La Habana), mayo 5, 1935. pp.16-17;79; 80.32Publicada como «La llegada del Normandie», en Bohemia (La Habana), junio 23, 1935. pp.13; 51-53.33Publicada en Bohemia (La Habana), junio 21, 1936. p. 11. Por este trabajo se le otorga, póstumamente,el premio de periodismo Justo de Lara.34Esta fue una práctica efímera y poco efectiva.35«Agrupados por lazos sentimentales, por el exilio, por la sangre, en Nueva York se borraron un poco lasdistancias, las viejas heridas [...]. Pero siempre, latentes o activas, pugnaban entre muchos, ideas opuestas.Que a veces estallaban, creando enojosas y complicadas situaciones, reviviendo antiguas querellas», enTeresa Casuso: Los ausentes, México D.F., Editorial Revolución, 1944, p. 237.36En este momento la secretaría general se traslada a los compañeros del Sur, tomando en consideraciónque existía allí entonces, una mayor concentración de cubanos. Este cargo lo ocuparía en lo adelante, eldoctor Gustavo Aldereguía.37Véase nota 11.38Fue redactado por Raúl Roa en Nueva York, y lleva fecha de agosto de 1935. Fondo Salvador Vilaseca,Instituto de Historia de Cuba, La Habana.39Este club, siempre inestable, tuvo dos sedes: primero, la del 15-17 Hamilton Place, a la altura de la calle137 y Broadway, del West Side en Manhattan; y la segunda en el 477 W. de la calle 144, entreAmsterdam y Convent Aves., zona de Harlem, también en la parte alta de Manhattan.40Carta de Pablo a Ramiro Valdés Daussá (Luis), noviembre 30 de 1935, en Cartas cruzadas. ob. cit., p.168.41La colección de estos trabajos aparecerá por vez primera en Escapé de Cuba. El exilio neoyorquino dePablo de la Torriente Brau (1935-1936), libro de la autora en proceso de edición.42Se conservan en el Fondo Salvador Vilaseca, Instituto de Historia de Cuba, La Habana.43A ello se dedican las secciones «He fracasado» y «Pablo, líder de la comunidad hispana en New York»,en Escapé de Cuba…, libro de la autora en proceso de edición.44Leonardo Fernández Sánchez representó a la ORCA, al Club Martí, y a todas las organizaciones dehabla hispana de Nueva York, en el Congreso contra la Guerra y el Fascismo (Tercero), celebrado enCleveland, Ohio, en enero de 1936.45Frente Único, no. 3, p. 16.46Nos referimos a los primeros exiliados cubanos en los Estados Unidos, en el siglo XX, que alcanzanmomentos relevantes entre 1930-1933; 1935-36 y 1956-1958.47Véase carta a Raúl Roa de abril 20 de 1936, en Cartas cruzadas, ob. cit., p. 287.48Teresa Casuso: Los ausente, ob. cit., p. 35.49Véanse sus trabajos sobre Antonio Guiteras y Carlos Aponte; y las secciones «Asambleas de exiliados»,«Tesis política de ORCA» y «El trabajo con los exiliados termina», en Escapé de Cuba..., libro de laautora en proceso de edición50Debe advertirse que en la época, el concepto «revolución» era utilizado por todos los sectores de laoposición, tanto en el lenguaje común, como en sus programas partidistas. No obstante, para cada uno deestos el término tenía significación y alcance diferentes, no siempre precisados: «la revolución de lossargentos»; «la revolución agrario-antimperialista»; «la revolución auténtica», etc.52En realidad, el militarismo constituía en la época uno de los ingredientes del nuevo diseño hegemónicode los Estados Unidos (Roosevelt, 1933) hacia Cuba, cuya puesta en práctica coincidía, entre otrosfactores, con la abolición de la Enmienda Platt (1934).52Fulgencio Batista Zaldívar (Banes, Cuba 1901-Marbella, España 1973). Ascendió de sargentotaquígrafoa coronel y jefe del ejército; y por designación el 4 de septiembre de 1933, en coyunturasfavorables y a propuesta de Sergio Carbó, uno de los cinco miembros del gobierno colegiado conocidocomo Pentarquía que entonces gobernó el país efímeramente (4 al 10 de septiembre). En lo adelante, yhasta 1958, cuando huyó del país, fue siempre el «hombre fuerte» de los gobiernos nacionales y aliadoincondicional de los Estados Unidos.53Durante este exilio Pablo escribió dos trabajos sobre Batista: «Batista, radiografía de un dictador»(abril-mayo, 1935) y «Elogio póstumo del coronel Batista» (octubre-noviembre, 1935). El primero se

publicó originalmente —después de hallarse una copia sin título entre sus papeles personales—, en Lunesde Revolución (La Habana), Suplemento Literario del periódico Revolución, enero 11 de 1960, con eltítulo de «Este es Fulgencio Batista», con el que se identifica hasta el día de hoy. En Escapé de Cuba,[libro de la autora en proceso de edición], optamos por restituirle el título con el que Pablo hace referenciaa él y que aparece en (Cartas cruzadas, ob. cit., p. 56); no sólo por ser su título real, sino porque quedaexplícita su connotación conceptual respecto a este personaje. El segundo trabajo, destinado a ThreeAmericas (Ciudad México), publicación del Committee on Cultural Relations with Latin America,apareció en el número correspondiente a enero-febrero de 1936.54Cuando Pablo se traslada a España se mantuvo vinculado a este Comité Antifascista de New York alque enviaba informes especiales. Véase Peleando con los milicianos. 1ra. Edición. Editorial MéxicoNuevo, México, 1938. pp. 19; 27; 125.55Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. ob. cit., pp. 409-430.56Esta salida se anuncia en el diario La Prensa (Nueva York), en la sección «Notas del puerto», los días25-28 de agosto de 1936. p. 8.57Teresa Casuso: Los Ausentes,. ob. cit., p. 264.58Peleando con los milicianos ha tenido tres ediciones: la primera, en México, 1938; la segunda(incompleta), en La Habana, 1962; y la tercera, en Barcelona, Editorial. Laia, 1980, copia fiel de laoriginal de 1938. Para esta ponencia se trabajó con la primera edición. [Se vuelve a publicar con el títuloCartas y crónicas de España, [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus], Ediciones La Memoria,Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 1999. 283 p.].59Peleando con los milicianos. ob. cit., p. 83.60New Masses (Nueva York), diciembre 8 de 1936. Una versión de su conocida crónica: «En el parapeto.Polémica con el enemigo».61New Masses (NY), enero 26 de 1937. Un trabajo elaborado en la redacción a partir de fragmentos de dosde sus cartas: las correspondientes al 17 y 21 de noviembre de 1936.62Sección «Cartas desde España», en Peleando con los milicianos. ob. cit., p. 15.63Ibíd, p. 22.64Autor de Tres meses con las fuerzas de choque (División Campesino). Editorial Alfa, La Habana, 1938.65Carlos Montenegro: «Pablo y sus cartas», en Noticias de Hoy. La Habana, 8 de enero de 1939.66Al morir Pablo, Jaime Bofill viaja a España y ocupa el puesto que la muerte de su amigo dejó vacante:Comisario Político del Batallón de Valentín González, El Campesino.67A México, Costa Rica, Ecuador, Cuba; y para el Partido (Partido comunista), dice Pablo, «utilízalo todosiempre que pueda o haga falta. [...]». Véase Peleando con los milicianos. ob. cit. p. 16.68Publicada el 8 de febrero de 1937.69Publicado el 14 de marzo de 1937.70Véase Peleando con los milicianos. ob. cit. p. 91.Pablo y el Caribe *Emilio Hernández* *Primero que todo trataré de ubicar en contexto los trabajos en los cuales Pablo hace referencia alCaribe insular, en particular a República Dominicana y a Puerto Rico. Fueron escritos en eseperíodo en el que desarrolla su intensa actividad periodística (1930-1936) y, fundamentalmente,durante su período de aprendizaje.Recordemos que Pablo fue líder estudiantil universitario —valga la aclaración— pero no fueestudiante universitario; fue periodista pero no estudió periodismo.Ahora 1 , el periódico en que colaboró y al que se incorporó como cronista en el año 1934, fuedonde primero aparecieron dos de sus trabajos dedicados al tema del Caribe; otro sobre estemismo asunto se publicó en Ruta, en México y un cuarto en los Estados Unidos.* (Todas la notas son del Editor. N. del E.)** Licenciado en Lengua y literatura francesa y editor.

Estos trabajos nos muestran al Pablo que va ganando en profesionalidad. El primero, «El díadominicano será patrocinado por los estudiantes de la Facultad de Derecho» 2 , publicado enAhora, es un anuncio, una nota breve donde señala la importancia de la celebración de ese actode solidaridad en todo el país, fundamentalmente por el gran número de exiliados dominicanosque huyendo de Trujillo 3 se han asentado en Cuba. Pablo expone sus criterios, suantimperialismo, su repulsa a las figuras de Machado y de Trujillo. A este último lo califica contérminos similares a los que le atribuye después a Fulgencio Batista. Ambos personajesascienden al poder por vías similares: Trujillo, por el fraude, y Batista por un golpe de Estado(1952).Así lo señala Pablo en este artículo:La prensa cubana y muy particularmente Ahora, ha venido mostrando casi a diario las sangrientasfacetas de la tiranía de Trujillo, hombre de bestiales instintos, de ferocidades inauditas. Sus crímenesrepelentes […] han sido comparados más de una vez con las atrocidades del Asno con garras quedurante siglos casi nos gobernó. 4Posteriormente aparece, «Trujillo y Gerardo Machado contra Cuba», artículo publicado enseptiembre de 1934, —inédito desde esa fecha— que el equipo de investigación del CentroCultural Pablo de la Torriente Brau logró rescatar de las páginas de Ahora. En este trabajoPablo señala cómo Trujillo acoge a Machado en República Dominicana. Algo similar ocurredespués con el propio Batista a finales de los años cincuenta.En este artículo Pablo alerta sobre la alianza Trujillo-Machado. Lo más interesante es quetiene su origen en una entrevista que el cronista sostiene con un exiliado norteamericano —eldoctor Guerra— que en Miami actuaba con un grupo y la policía de esa ciudad lo acusa decrearle complicaciones al gobierno de Trujillo. En esa entrevista —señala Pablo— Trujillo haido «comprando» a aquellas personas que le entorpecen su gobierno, entre ellos a algunosintelectuales.El otro trabajo al que quiero referirme nace como resultado del contacto que Pablo establececon una figura muy importante del medio literario caribeño: Juan Antonio Corretjer 5 (1908-1985). Corretjer —Poeta Nacional de Puerto Rico fallecido en 1985—, desde muy joven seincorporó a la lucha por la independencia puertorriqueña. Luego estableció fuertes vínculos conPedro Albizu Campos si bien mantuvieron posiciones diferentes. Albizu propugnaba la unidadnacional, aunque nunca quiso constituir un partido de clase, cosa que indudablemente fue unerror para la estrategia antimperialista, y luego Corretjer señaló como una insuficiencia.Antonio Corretjer había estado en La Habana tras el singular peregrinar que trajo a esta isla anumerosos revolucionarios puertorriqueños que luchaban por la independencia de su país. Entreellos estaban el poeta de Diego y también Albizu Campos quien en su paso por Cuba recabóapoyo para la lucha de su Borinquen natal.En 1935, poco antes de la huelga de marzo, Corretjer visita Cuba y conoce a Pablo. Entreambos se establece una relación de mutua empatía. Fue tal la impresión que causó el jovenperiodista que el poeta borinqueño no dudó en hacer referencia a él en su obra. Fracasada lahuelga, Corretjer es apresado debido a la denuncia que hizo en un programa radial sobre ladependencia de Cuba a los Estados Unidos. En esa ocasión compartió prisión con JuanMarinello.El trabajo de Pablo de la Torriente Brau al que quiero referirme es «Puerto Rico se rebela»,uno de los artículos donde muestra mayor profundidad, información y conocimiento sobre losproblemas políticos de su época.En su producción periodística del momento, el cronista traza la ruta del movimiento social ypolítico, en especial del Caribe insular. Uno de los aspectos más interesantes al que se refierePablo tiene que ver con lo dilatado de la lucha por la causa de la independencia de Puerto Rico,un dolor demasiado prolongado para él, sobre todo por ser descendiente de puertorriqueños,haber nacido en esa isla y en el seno de una familia como la de los Brau.Para contextualizar este pensamiento habría que analizar las circunstancias que envuelven almovimiento revolucionario en el área caribeña. En el caso de Cuba la situación es diferente. Eseperíodo, que antecede a la lucha revolucionaria de Pablo, es el de las intervenciones

norteamericanas que cesan cuando Roosevelt 6 aplica su política del buen vecino, y crea toda unaficción de gobernantes que en definitiva algunos de ellos van a ser grandes dictadores, perotambién algunos van a ser grandes diplomáticos. Es el momento en que surge la figura deTrujillo en 1930, que se prepara la salida del ejército norteamericano de Haití, escaramuza quedura cuatro años, hasta la salida de las tropas norteamericanas en 1934 después de diecinueveaños de dominación.En tal sentido, quisiera referirme a algunos aspectos presentes en esa época. Desde 1916 hasta1928, por ejemplo, la República Dominicana estuvo ocupada por las tropas norteamericanas; enNicaragua —que poco antes había sido intervenida también por las tropas estadounidenses—,surge la figura de Augusto César Sandino. El dirigente guerrillero nicaragüense resultóasesinado, en 1934, por la Guardia Nacional dirigida por Anastasio Somoza cuando había sidollamado por el entonces presidente de la república, Juan Bautista Sacasa para negociar el finalde la lucha armada. En 1962, surgió en Nicaragua el Frente Sandinista de Liberación Nacional(FSLN), organización política que gobernó el país desde 1979 hasta 1990.Pero volviendo al contexto —me refiero a Pablo y al Caribe continental—, la lucha enNicaragua fue un tema que en el cronista despertó notable interés, sobre todo por la relación tanestrecha que estableció con Carlos Aponte 7 , luchador venezolano que participó junto a Sandinoen la lucha contra la ocupación norteamericana de Nicaragua.El trabajo capital, el más abarcador —me refiero al Caribe—, es el que Pablo escribe enNueva York y, luego, se publica en Ruta; se trata de «Cuba escenario de lucha contra elimperialismo en el Caribe» 8 . Aquí plantea la necesidad de concentrar todas las fuerzas de losrevolucionarios caribeños en un objetivo común: la lucha por Cuba, porque si Cuba se pierde, sepierde el Caribe. O sea, si esa revolución, que él no había dado totalmente por perdida; si todasesas fuerzas se concentraban, —tal y como lo hacía el imperialismo para lograr sus propósitosde dominación—, podía recuperarse, podía conseguirse la libertad de todos esos territorios.En Cuba […] no es ya, en estos momentos, un problema local lo que confronta. Allí se decide unabatalla de sin igual importancia: la batalla de los pueblos oprimidos de las Antillas […] contra laexplotación del oro imperialista, que utiliza, con habilidad de tramoyista experto, a los muñecosnacionales que, por un poco del derecho a empanzarse que tienen los que disfrutan ampliamente dela vida, se venden a él y traicionan a sus pueblos. 9De modo que los cuatro trabajos que escribe Pablo sobre el Caribe tienen un carácterantimperialista. En ellos el cronista hace un análisis muy profundo y premonitorio acerca deldestino de Cuba en el Caribe y, quizás en América Latina. Es increíble la visión de Pablo, sucapacidad para adelantarse a su tiempo, más aún si tenemos en cuenta que la información a laque podía accederse en aquella época era muy poca.Esta realidad ha marcado las relaciones de todo el Caribe con el resto de los países delcontinente. En su momento, el propio José Luciano Franco hizo referencia al hecho de que lasislas del Caribe tenían más contacto en el siglo XIX que en el propio siglo XX. Los caribeños nosconocemos muy poco. Ese aislamiento, que persiste todavía a pesar de los modernos medios decomunicación, en aquellos momentos era significativo.Es evidente que Pablo desconoce algunos aspectos, como por ejemplo, cuando dice que enHaití a partir de la ocupación norteamericana no hay lucha, no sabe que en 1934 —después de lasalida de la ocupación yanqui—, Jacques Roumain 1 0 escritor y político haitiano, funda elPartido Comunista en esa isla, y escribe un documento capital, una especie de programa, untexto que bien pudiera compararse con los producidos por Julio A. Mella, o Rubén MartínezVillena en los cuales se analizan la situación cubana e, incluso, con «Álgebra y política». Esdecir, hay una unidad en el pensar a pesar del desconocimiento de nuestras realidades.En «Cuba escenario de lucha contra el imperialismo en el Caribe», Pablo se refiere a que enJamaica no está sucediendo nada. Y dice: «Y Jamaica está aislada del mundo y del imperialismoyanqui, por el inglés, tan poderoso como aquel» 1 1 ; pero hay que tener en cuenta que en lasantillas inglesas se ha producido una evolución diferente. En ese momento hay ya una lucha,sobre todo por la vía del sindicalismo, que va a desembocar años después (1962) en laindependencia. Por otra parte, surgen líderes como William Alexander Bustamante 1 2 , si bien de

pensamiento conservador, no cabe duda que influyó para que esa isla y otras como Barbados,Trinidad y Tobago se sumaran a la lucha.Surge también por esa misma época otra importante figura política, Eric Williams, primerpresidente de Trinidad y Tobago, donde el ambiente de lucha de los mineros, petroleros ysindicalistas era muy fuerte.La falta de comunicación y conocimiento existente en los primeros treinta años del siglo XXentre los diferentes países caribeños puede considerarse la principal causa para que no secomprendieran y articularan en su justa dimensión los movimientos políticos y sus principalesdirigentes.Pablo recogió en sus trabajos las luchas sociales, en especial, las luchas estudiantiles, el temade presidio, y una gama tan amplia de asuntos que cuando se lee su obra uno se da cuenta de sugrandeza intelectual, todo lo que fue capaz de hacer en tan breve tiempo. Escribió sobremeteorología, huracanes, tauromaquia, arte, y lo hizo siempre con ese humor que lo distinguía,con esa frescura y transparencia. Bastaría con volver a repasar las páginas del periódico Ahorapara encontrarnos nuevamente con un Pablo que nos sigue sorprendiendo.El Caribe y sus luchas emancipatorias fue uno de los temas que apenas aparecía en laspublicaciones de la época de Pablo. Algún que otro artículo aislado sobre la dictadura deTrujillo daba cuenta de la realidad de las islas caribeñas, tan cercanas no sólo geográfica sinotambién culturalmente. Pablo, sin embargo, fue capaz de acercarse a este tema aunque demanera concisa y general. En este sentido fue también un adelantado.Notas1En este periódico, entre enero de 1934 y febrero de 1935, Pablo de la Torriente Brau publicaaproximadamente ciento veinte trabajos.2Pablo de la Torriente Brau: Páginas escogidas,(Serie Hombres de la Revolución), ImpresoraUniversitaria Andre Voisin, La Habana, 1973. pp. 159-160.3En los años treinta del siglo XX, Rafael Leónidas Trujillo estableció una dictadura en RepúblicaDominicana que se mantuvo hasta 1961 en que es ajusticiado.4Pablo de la Torriente Brau: Páginas escogidas, ob. cit., p. 159.5El Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, el Centro Cultural Ramón Aboy Miranda y el Centro deEstudios Avanzados de Puerto Rico, publicaron de Juan Antonio Corretjer: Alabanzas, antología:[Selección de Marisa y María Gisela Rosado, prólogo de Marisa Rosado], Ediciones La Memoria, CentroCultural Pablo de la Torriente Brau, 2000.6Franklin Delano Roosevelt (1882-1945). Presidente de los Estados Unidos en tres mandatos (1933-1945). Ayudó a consolidar las dictaduras de Anastasio Somoza en Nicaragua, la e y Rafael LeónidasTrujillo en República Dominicana. Impulsó el ascenso de Batista al poder y garantizó su permanencia(1934-1944).7Carlos Aponte (1900-1935). Revolucionario venezolano. Se enfrentó a la dictadura de Juan VicenteGómez. Llegó exiliado a La Habana alrededor de 1924. Marchó a México (1925). Se enroló en los gruposde combatientes que apoyaron a Sandino en Nicaragua. En 1934 regresa a Cuba, se sumó a los gruposantimachadistas, se unió a Joven Cuba. Pablo lo entrevista en varias ocasiones ya que quería escribir susmemorias. Muere el 8 de mayo de 1935, junto a Antonio Guiteras, en El Morrillo.8Véase «Cuba: escenario de lucha contra el imperialismo en el Caribe», en Álgebra y política, [Estudiointroductorio de Ana Cairo], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablode la Torriente Brau, La Habana, 2001. pp. 94-96.9Ibíd., p. 94.10El más notorio narrador haitiano (1907-1944), autor del clásico Los gobernantes del rocío.11«Cuba: escenario de lucha contra el imperialismo en el Caribe», ob. cit., p. 95.12William Alexander Bustamante (1884-1977), primer jefe de gobierno de Jamaica (1962-1967), nació enBlenheim. De joven sirvió en el ejército español y después realizó diversos trabajos en Cuba, Panamá yen la ciudad de Nueva York; regresó a Jamaica en 1932. Aunque las inversiones sagaces le habíanconvertido en un hombre rico, la preocupación de Bustamante por los trabajadores de las plantaciones de

azúcar de Jamaica le llevaron a organizar el Sindicato Industrial Bustamante en 1938. Fue encarceladopor los ingleses por sus actividades políticas y sindicales (1941-1942). En 1943 fundó el Partido Laboristade Jamaica y fue alcalde de Kingston desde 1947 hasta 1948 y ministro principal de Jamaica desde 1953hasta 1955. Fue nombrado caballero en 1955 y se convirtió en el primer jefe de gobierno del país despuésde la independencia de Gran Bretaña en 1962. Mientras estuvo en su cargo, hasta que lo cedió en 1967,inició importantes proyectos de obras públicas, de reforma agraria y de bienestar social.En el centro del mundoPablo y la guerraVíctor Casaus*Durante años he seguido y perseguido el hilo de esa memoria apasionada y apasionante dePablo de la Torriente Brau. En cuartillas o en celuloide, a través de entrevistas o revolviendo yorganizando papeles, he tratado de dibujar algunos rasgos de aquella personalidad creadora en laque convivían el humor y el amor, el entusiasmo y la capacidad de reflexión.Al remontar ahora esa corriente de recuerdos reunidos y llegar hasta los últimos días delcronista en tierra española, voy a adelantar y a compartir, al mismo tiempo, algunos de losresultados de una investigación que está por concluir y que parte de un impresionante materialinédito: los cuadernos de apuntes de Pablo en la Guerra Civil Española.Esos textos, como tantos otros, fueron conservados celosamente durante muchos años porRaúl Roa. Se trata de cuatro libretas de taquigrafía en las que el corresponsal anotó datos eimpresiones desde el 19 de septiembre hasta el 11 de noviembre de 1936.A través de esos apuntes puede seguirse su rastro. Los pasos de Pablo van de Barcelona, aMadrid, a Buitrago de Lozoya, a Madrid nuevamente, a Alcalá de Henares y a Pozuelo deAlarcón, en cuya zona, exactamente en Majadahonda, moriría siete días después de cumplir los35 años de edad.* Poeta, cineasta, escritor, estudioso de la vida y obra de Pablo de la Torriente Brau, fundador y director del CentroCultural Pablo de la Torriente Brau. (Todas las notas son del editor. N del E.)Todo eso sucedió en aquellos escasos tres meses en que Pablo vivió la experiencia de laguerra civil y escribió cartas y crónicas que han quedado como un conmovedor documentoliterario, un testimonio humano y emocionante en el que no faltan, como en la vida de su autor,ni el humor ni la pasión indispensables.ALGUNOS IMPRESCINDIBLES COMENTARIOSAunque esta ponencia lleva como título «Pablo y la guerra» —evidentemente me refiero a laGuerra Civil Española—, quiero subrayar las razones que llevaron a Pablo a participar en esacontienda.De sus cartas, de su intercambio epistolar desde Nueva York, inclusive antes de llegar aEspaña, se desprenden dos razones básicas. Una, tiene que ver con su profesión, su profesión en

el sentido más estricto, la de cronista; y otra, su voluntad y decisión de luchar por unarevolución que «se fue a bolina» en 1930.Veamos lo primero. Su carácter de cronista —que él mismo ratifica con una frase muyhermosa que el Centro 1 ha adoptado prácticamente como lema, está en nuestro boletín, enmuchos lugares y dice: «Porque mis ojos se han hecho para ver las cosas extraordinarias, mimaquinita para contarlas. Y eso es todo […]» 2 . Esta última expresión es tan rotunda porque estátomada de una carta en la que Pablo polemiza con Raúl Roa y Ramiro Valdés Daussá, sus doscompañeros entrañables que habían regresado desde el exilio de los Estados Unidos para Cuba,aprovechando un intersticio de amnistía que se estableció, para tratar de organizar aquí la lucha.Y ese intercambio de impresiones entre Pablo y sus amigos en Cuba —que aparece en CartasCruzadas 3 y Ediciones La Memoria del Centro ha incluido, también, en Cartas y crónicas deEspaña 4 —, es muy importante y muy interesante, porque de ambos lados habían razones. Lasrazones de Roa y de Ramiro estaban sustentadas en la necesidad de reorganizar la lucha en laisla y por eso la determinación de regresar al país, a pesar de que la situación era muy difícil —es bueno aclarar que ellos no tenían un sentido triunfalista del asunto ni mucho menos— peroconsideraban que Pablo era necesario aquí; incluso utilizaban una polémica dura y cariñosa a lavez. Ellos le decían: Mira, Pablo, para hablar claro, en España nadie te conoce, tu vas a ir allícomo uno más y tu labor no va a tener relevancia, protagonismo —claro, no lo decían con esapalabra que después se puso de moda—; aquí tu eres una figura, un luchador, se te conoce desde1930, estuviste preso dos años; sin embargo en España vas a ser un desconocido. Y así leexplicaban todas las razones históricas para tratar de convencerlo.Esos eran los argumentos, medio truqueados, que Roa y Ramiro utilizaron para tratar dedistraer a Pablo de aquella idea medio loca que se le había metido en la cabeza, pensando, sobretodo, en lo que él podría aportar a la lucha en Cuba.Sin embargo, Pablo les ofrecía otra razón para ir a España, la segunda cuestión en que baso miargumento y cierra lo que encuentro en su correspondencia de esos años como profundosmotivos. Él decía: «[…] Voy simplemente a aprender para lo nuestro algún día […]» 5 . Esoelimina la idea —nadie la tiene entre nosotros, por supuesto— de que Pablo fue a España enbusca de aventuras. El que lo conozca profundamente sabe que no fue así. Incluso pudierapensarse —con seguridad algunas personas que no conocen mucho sobre el tema lleguen a esaconclusión—, pero la frase citada elimina tal posibilidad.Pablo estaba consciente de dos cosas: había nacido —era algo raigal en él— para ser uncronista. Estaba convencido que en España, en el fragor de aquella guerra, estaban las crónicasque quería escribir; como antes estuvieron en el Presidio Modelo, en las calles de La Habana,incluso, en Nueva York durante su exilio; ahora estaban en España. Ese era el lugar sensibledonde debía estar como periodista.Por supuesto, junto a esa inquietud intelectual también estaba el propósito fijo de «aprenderpara lo nuestro algún día». La rebelión del pueblo español, la resistencia contra el ejército —asímismo lo dice en una carta— es lo que Cuba tiene que aprender para su lucha inmediata. Y estoes muy importante porque la idea de enfrentar un ejército para lograr la liberación estaba,estuvo, en la acción de Pablo, como también en la acción de Antonio Guiteras que fue endefinitiva el método que llevó al triunfo de la Revolución Cubana. Por lo tanto Pablo, comodecía Raúl Roa, previó, vio y postvio. Es decir, Pablo previó los métodos de lucha. Esaestrategia de lucha está también en «Realengo 18» cuando afirma que «[…] detrás de unindomable caguairán un hombre, con un rifle pude hacerle frente a diez, sin miedo a las balas; yal paso por las cañadas una sola ametralladora puede acabar con mil hombres […]» 6 . Esomismo hicieron Fidel y sus compañeros en los años cincuenta.La idea de la revolución popular y la lucha armada estaba ya en la esencia del pensamientopolítico de Pablo. Esa posición lo diferenciaba de otras tendencias políticas del momento, comola del propio partido comunista, por ejemplo, que en aquellos años no entendió esa necesidad, sibien, con posterioridad, la abrazaría en aras de cumplir los preceptos de la InternacionalComunista con esas tácticas de luchas, que en el caso de Cuba, fueron muy contradictorias sobretodo cuando en 1940, el movimiento comunista apoyó a Fulgencio Batista en las elecciones y laconstituyente.

El espectro internacional tampoco contribuyó para que los dirigentes comunistas de entoncesvieran con claridad la situación real que estaba produciéndose. Pablo la vio y trató de hacerloposible con la Organización Revolucionaria Cubana Antimperialista (ORCA), es decir trabajópor el frente único para organizar una acción subversiva en Cuba. Otra vez está presente el temade la lucha armada. De modo que Pablo fue a España con esas dos ideas en la cabeza: la delcronista y la de «aprender para lo nuestro algún día».Por otra parte, puede decirse que fue un «adelantado» en tierras españolas. Cuando estabahaciendo la investigación para el documental Pablo entrevisté a un compañero que había sidodirigente del partido comunista —hace de esto ya muchos años— entonces le pregunté cómoPablo había logrado ir de los Estados Unidos para España. Para zanjar rápido el asunto merespondió: «A Pablo lo mandó el partido comunista».Por supuesto ya había hecho algunas lecturas —a pesar de que aún no había podido investigartodo lo que luego, con en el tiempo, he logrado conocer sobre esta etapa de la historia deCuba—, pero aquella respuesta no me satisfizo. Después de investigar y cotejar datos ymúltiples referencias comprobé que aquella afirmación no fue tal y como el compañero mehabía dicho. Considero que fue una manera rápida de salir del tema, que le resta valor a laacción de Pablo. Su decisión de irse a España tiene más valor porque, sin dudas, él fue unpionero, un «adelantado», alguien que comprendió cuál era en aquel momento suresponsabilidad como escritor y como revolucionario.El temprano gesto internacionalista de Pablo —que alcanza dimensión más alta y calado másprofundo cuando lo vemos en su justa complejidad humana— es aún más hermoso porque setrató de una decisión apasionada y lúcida al mismo tiempo, que tuvo que ser llevada a lapráctica reuniendo trabajosamente los recursos materiales que la hicieron posible, cuando aúnno existía un aparato movilizador y de apoyo creado para ello.La acción precursora de Pablo —subrayada de manera tremenda por su muerte— sirvió comoejemplo para la campaña que, entonces sí, se desarrollaría ampliamente en la isla, a favor de laincorporación de voluntarios para luchar en defensa de la república y contra el fascismo.De manera que Pablo fue un «adelantado». Roa siempre decía una frase muy hermosa: «Fue elprimero en irse —en la práctica no fue el primero, pero Roa lo decía así, de modo simbólico— yserá por lo tanto el último en regresar»; esto de último por el hecho de que sus restos, comosabemos, están aún en una fosa común en el cementerio de Montjuich en Barcelona.Los cubanos que marcharon a la Guerra Civil Española fueron en tres grandes grupos yparticiparon desde diferentes posiciones. Unos, estaban exiliados en la propia España, comoMaría Luisa Lafita, Pedro Vizcaíno, Francisco Maidagán, que llegó a ser oficial del ejércitorepublicano. El levantamiento franquista los agarra allí y de inmediato se incorporan a lasacciones, inclusive, desde el Cuartel de la Montaña. Otro grupo, al que perteneció Pablo, fue delos primeros que salieron desde América, desde los Estados Unidos en este caso; pero noformaban parte todavía de los grandes contingentes que se movilizaron después de su muerte. Yel tercer grupo, o la gran oleada magnífica de más de mil cubanos —la mayor participaciónproporcional de extranjeros en aquella guerra— llegaron a España después de la muerte dePablo.El trabajo de movilización de los voluntarios fue dirigido por el partido comunista, losguiteristas y otras organizaciones en Cuba. Muchos voluntarios iban a los Estados Unidos y deallí viajaban a España. Ese fue el camino que muchos compañeros tomaron para participar en laGuerra Civil Española.CUADERNO DE APUNTESPablo llega a Madrid el 25 de septiembre. Ha dejado las impresiones de su viaje en tren desdeBarcelona, vía Valencia: un conjunto de apuntes donde la agudeza para la recepción del entornopopular se mezcla con el disfrute del paisaje que va descubriendo durante el trayecto.En la primera libreta de apuntes Pablo anota su encuentro con los cubanos que ya estaban enEspaña. Ya en Madrid, escribe:(Cubanos en el frente)Pedro Vizcaíno, Columna de Galán,

Somorierra —1 mes— Transporte de heridos del Escorial —Milicias Cívicas de las F.U.A.A.(María Luisa Lafita — Socorro Rojo, enfermera, Hospital de Sangre — Sanitaria MiliciasPopulares—Alberto Sánchez 2 hermanos GrenetEsteban Larrea Herminio OropesaMoisés Raigorovski Ramón de la Campa Radio EsteF. Maidagán H. HidalgoPedro Pablo Porras 7Este es el primer encuentro con algunos de los cubanos que ya estaban en España en elmomento del levantamiento contra la república el 18 de julio y que se habían sumado a sudefensa desde los primeros momentos.De su llegada a Buitrago hay dos versiones, una de ellas es de Francisco Maidagán, recogidaen el documental Pablo. Maidagán nos contó en la Gran Vía, Madrid, España, que él estaba enese lugar cuando se encontró con Pablo, conversaron, fueron a un café —nos llevó al café y lofilmamos también— y de allí se fueron juntos para Buitrago.Maidagán, teniente en aquel momento y jefe de inteligencia de las tropas que estaban en eselugar, invita a Pablo a presenciar los interrogatorios de unos desertores del bando fascista. Deeste hecho sale una de sus crónicas «Cuatro camaradas del enemigo» 8Existe también otra versión —como sucede con muchos hechos históricos, lo cual es buenoporque enriquece el testimonio—; la de Pedro Vizcaíno, el esposo de María Luisa Lafita. DiceMaría Luisa que Vizcaíno estaba también en el centro de Madrid —no se si en la Gran Vía—vestido de miliciano y de pronto vino alguien y lo agarró por la cintura, lo levantó en peso, ledio cuatro vueltas y en tono de broma lo abrazó. Alrededor de esto se formó un revuelo: enmedio de la guerra de pronto un miliciano es atacado por un «mozalbete grandísimo» —comodecía Roa—, y Vizcaíno tuvo que aclarar a los presentes que se trataba de un amigo de LaHabana. María Luisa afirma que ese fue el primer encuentro de Pablo con un cubano en Madrid.Sea con Vizcaíno, con Maidagán o con ambos, lo cierto es que Pablo se fue a Buitrago deLozoña —un pequeño pueblo, setentiséis kilómetros al norte de Madrid—, el centro de suactividad periodística inicial, de donde salieron muchas de las crónicas de su libro Peleando conlos milicianos 9 que se publicarían después.Cinco de esas crónicas las tomó Pablo de testimonios recogidos allí: «Cuatro camaradas delenemigo», surge del interrogatorio de Maidagán a los desertores; «Un alcalde de la revolución»se escribió a partir de una entrevista con Víctor Rodrigo, en ese momento alcalde republicano deBuitrago y padre de Victorina Rodrigo, que aún vive [2001] en la placita de Buitrago, y aportóimportantes testimonios para la película Pablo; «Francisco Galán, un general de las miliciasespañolas», otra entrevista que le hace Pablo a Galán en Buitrago, precisamente, en la iglesia delpueblo; «En el parapeto», la célebre crónica de la polémica con el enemigo; y «Campesino y sushombres», un reportaje más amplio, publicado, primero en la prensa española de la guerra, ydespués en el libro Peleando con los milicianos.La inclusión de «Campesino y sus hombres» en el libro Cartas y crónicas de España, nospareció y nos parece un hecho importante. Al prepararlo para Ediciones La Memoria, selloeditorial del Centro Pablo, restablecimos por primera vez en nuestra literatura testimonial unacto de justicia pues publicamos todo lo que Pablo escribió en España tal como él lo concibió.En las tres ediciones anteriores de Peleando con los milicianos que salieron a la luz en Cuba,algunos trabajos escritos por Pablo se encuentran mutilados, cortados, incluso, la crónica«Campesino y sus hombres» fue excluida de esas publicaciones.El hecho de que esa crónica no apareciera en la primera edición del mencionado libroresponde a un criterio establecido en 1962 por el cual, Valentín González, El Campesino habíasido una figura controvertida. Después de finalizar la guerra él había ido a la antigua UniónSoviética. Unos años más tarde, en una especie de aventura, se había escapado de allí. Muchosconsideraron entonces que ya, fuera de España, Valentín González, había hecho un trabajoanticomunista —según los criterios anticomunistas de la época—, era un trabajo antistalinistapero de hecho era un trabajo anticomunista. De sus experiencias en Moscú habló horrores. Secasó con la hija de un general soviético, y todo eso contribuyó a crear en torno a esta figura una

especie de leyenda negra. El Campesino indudablemente era un personaje muy complicado,complejo, controvertido si lo queremos ver así. Murió hace varios años, solo, en un asilo, algoterrible para una figura como él: un héroe popular de la guerra.En las publicaciones cubanas no se incluyó esta crónica, inclusive fue sacada de un plumazode los materiales periodísticos escritos por Pablo donde aparecía el nombre de El Campesino.Sin duda, este es un método de censura condenable en cualquier época. La verdad histórica —yel Che habló también de eso— hay que respetarla y hay que decir que Valentín González, ElCampesino, existió. Después se podrán hacer muchas conjeturas: si estuvo equivocado, siadoptó una postura contraria, incluso al socialismo, si es que así fue finalmente.Sobre este asunto, valdría la pena comentar una anécdota relacionada con Máximo Gómez.Según relata uno de los cronistas de su época, en una ocasión mandan a buscar a Gómez porqueun jefe militar de una de sus tropas había robado y violado a una mujer. Ya el hombre estabadetenido y condenado a fusilamiento; pero la tropa se negaba a ejecutarlo porque había sido sujefe. ¿Qué hizo entonces Máximo Gómez? Según relata el cronista, Gómez ordenó al pelotónponerse en formación frente al acusado y explicó que a quien se quería fusilar había ganado talbatalla; había sido herido por su valor, incluso había sido ascendido al grado de capitán… sinembargo, este otro que estaba allí —señalando al mismo hombre— violó una campesina; robócomida —algo que el ejército libertador penaba con la muerte—, cometió no se sabe cuántasindisciplinas. Cuando terminó de enumerar las virtudes y defectos del hombre, se dirigió alpelotón y con voz firme ordenó: «Contra el segundo hombre, ¡Rompan fuego!». El pelotóndisparó y se hizo verdadera justicia con aquel hombre.Con El Campesino pasó algo similar. La censura lo «fusiló». De un plumazo su nombredesapareció de las crónicas escritas por Pablo y de las ediciones y publicaciones de la época.El Campesino, sin duda alguna, fue un héroe popular durante la guerra civil, durante laresistencia de Madrid. Pablo lo había conocido en Buitrago de Lozoya, una zona muy sensible,porque de los pozos de Lozoya recibía Madrid el agua; y El Campesino y sus hombres, juntocon Galán, se mantuvieron firmes y defendieron la capital de España.Buitrago fue el centro de la actividad periodística de Pablo. Allí compartió el frío y lasguardias en los parapetos con los improvisados defensores del agua de Madrid. Allí vio cómotraían sin vida, desde trinchera cercana, a Lolita Máiquez, una miliciana de diecisiete años, y allípolemizó con el enemigo desde La Peña del Alemán 1 0 . Allí comenzó a hacerse carne y realidadaquel incendio de la imaginación que le asaltó la vida en el mitin de Union Square un mes antesde salir para España.En la Sierra de Guadarrama, pocos días después de llegar a la guerra, nos deja en una de suscrónicas la dimensión humana de la experiencia que está viviendo, y lo hace con la sinceridad yla sencillez de su lenguaje, ajeno a toda retórica:Me acosté a cielo abierto, porque no había más espacio en las pocas chabolas que aún se habíanhecho. Había una clara luna remota, de menguante. Y las estrellas, mis viejas amigas del cielo delPresidio. Tanto tiempo sin verlas. De pronto me entró una duda. ¿Era Casiopea la constelación quebrillaba sobre mi cabeza? El cuerpo me temblaba por el frío, como si fuera un flan. ¿Tendré yo miedo—pensé— que no me acuerdo bien de lo que sé? Me acordé de Cuba, de Teté Casuso, de mis perrosy de mis árboles, en Punta Brava. Yo me dije: a lo mejor, en la guerra cuando uno tiene un recuerdoes porque se tiene miedo. Pero no estaba convencido […] 1 1«DE ACUERDO CON LAS ANGUSTIAS Y LAS NECESIDADES DEL MOMENTO»Pablo y El Campesino mantuvieron una relación muy peculiar. Ambos se admiraban yrespetaban.La decisión de convertirse en comisario político, es decir dejar de ser cronista «en primertérmino» para ser comisario «en primer término», ocurre en las tropas de El Campesino dondese alista y pasa a formar parte de su Estado Mayor, como comisario de la Primera BrigadaMóvil de Choque, que el propio Campesino había estado organizando desde Buitrago. En aquel

momento el ejército republicano había comenzado a fomentar una organización militar mássólida para poder enfrentar el ataque de las tropas fascistas que era mucho mayor.Los apuntes de Pablo ayudan a calcular el momento en que tomó esa decisión, aunque no hayaun dato explícito sobre su designación como comisario. Ya el día 5 de noviembre Pablo anotaque ha ido con el comandante cubano Policarpo Candón al cerro de La Marañosa. Es posibleque para esa fecha el cronista ya estuviera asumiendo sus nuevas funciones:[…] Encuentro con CandónGestiones en el Cuartel General del 5º Regimiento sobre la posición del Cerro de los Ángeles-Conversación con Enrique y Carlos sobre el plano = Órdenes para hacer una exploración, descubrir yaveriguar = Regreso a La Marañosa. 1 2La decisión de Pablo remite a una disyuntiva (acción vs. palabra) que ha sido vista en algunasocasiones de una manera demasiado simple: mostrándola como una renuncia al segundoelemento, el de la palabra, a favor del primero, el de la acción. Creo que en Pablo, al igual quesucede con otros altos ejemplos en que esos elementos se muestran como unidad antes quecomo dicotomía, el proceso es más rico y profundo. Verlo complejamente enriquece, al mismotiempo, a los dos elementos que forman esa unidad.En su carta del 15 de noviembre, escribe:[…] Por lo pronto, mi cargo de comisario de guerra con Campesino acaso sea un error desde le puntode vista periodístico, puesto que tengo que permanecer alejado de Madrid más tiempo del quedebiera, pero, para justificarme plenamente, comprenderás que en estos momentos había queabandonar toda posición que no fuera la más estrictamente revolucionaria de acuerdo con la angustiay las necesidades del momento. Más adelante, cuando mejore sensiblemente la situación, abandonaréeste cargo y podré maniobrar más libremente. […] 1 3Pablo continuó siendo el cronista apasionado de Union Square cuando asumió lasresponsabilidades de comisario político. En todo caso, estaba invirtiendo las prioridadesinmediatas, colocando en primer plano, la situación creada por el nuevo hostigamiento a lacapital, iniciado a principios de noviembre por las fuerzas enemigas que la rodeaban.Sin embargo, es significativo que en su carta del día 15, en el párrafo siguiente al comentariosobre su designación como comisario, Pablo aborde, de entrada, la idea del libro La leche deBuitrago, un proyecto testimonial que aparece esbozado en su libreta de apuntes y que tomacomo título una frase escuchada entre los milicianos de Somosierra en los primeros días deoctubre. Esa hipótesis está también fuertemente respaldada por la anotación hecha en elcuaderno el día 11: «Campesino me notifica que tiene un coche a su disposición para queescriba todo lo que quiera». En todo caso —también lo declara en su carta—, más adelante,«cuando la situación mejore», podrá abandonar ese cargo, y «maniobrar más libremente».En los años sesenta en Cuba, en el batallón de milicias al que pertenecía, había una frase quedecía: «¡Este batallón es un cuero!». Esta frase me viene a la mente cuando leo lo de Pablo, yme pregunto qué cosa es «el cuero». En aquel momento para nosotros era lo mejor; una especiede chovinismo que se establece en los instantes agradables y necesarios, incluso, hasta para lalucha.En sus apuntes Pablo dejó la idea, incluso, el pequeño esquema de lo que iba a ser ese libro,que incluía, la entrevista con Galán, con El Campesino, de donde salió, finalmente, la crónica«Campesino y sus hombres». Digo esto porque nos satisface que Pablo seguía siendo cronistasiendo comisario; lo veía como una labor importante en su vida porque sus ojos, precisamente,fueron creados para ver las cosas extraordinarias de la vida y su maquinita para contarlas.EL ROJO ENNEGRECIDO DE LA SANGREEse tránsito casi imperceptible de la vida a la muerte es uno de los rasgos que marcan, sindudas, la realidad de Madrid por aquellos días intensos y angustiosos. España toda está siendoatravesada por esos vientos terribles. Pablo vive cada día ese tránsito en su propia labor y antesu propia pupila.

La presencia de la guerra atraviesa las cartas de Pablo, que son como conversaciones inquietascon sus amigos lejanos. El intercambio epistolar era ciertamente el único vínculo directo queconservaba con su reciente pasado americano. En alguna ocasión se queja de que no reciberespuestas a sus cartas: no le llegan las noticias sobre Cuba que tanto le interesan. No se sientesolo ante tanto espectáculo que lo rodea y lo solicita; pero añora.En la medida que transcurren los días y las semanas, se acumulan en sus apuntes y sus cartaslas referencias a las imágenes terribles que la guerra disemina a su alrededor.¿Cómo tocaban, en lo hondo de su humanidad, a aquel muchacho enorme, los horrores de laguerra? Para asomarse a una dimensión verdaderamente compleja, justa y justiciera, de laimagen de Pablo hay que indagar, desde sus propias palabras, en esa imprescindible vertientehumana de sus experiencias, sus actos y sus visiones.¿Qué me falta ya por ver, palpar y sentir de la guerra? Bueno, sentir no. No se siente nada en laguerra. Terminó con ella la sensibilidad humana. Anoche regresaba en el carro con Campesino y traíaen la mano el diario de un desertor que acababa de ser ejecutado. Y bromeábamos, con absolutanaturalidad, del frío que estaría pasando su cadáver, bajo la noche inclemente, de un frío einterminable lloviznar helado. […]Mientras cenaba iba leyendo y en esto me lo pidió otro con la promesa de devolvérmelo.Probablemente se perderá. Sin embargo, yo era un hombre sensible y acaso lo vuelva a ser. La otranoche, mientras se resolvía un asunto, López, el ayudante de Pepe Galán, abrió el radio del coche enmitad de un campo silencioso, cerca del enemigo. Tocaba una de las sensitivas baladas de Chopinque tantas veces he oído en medio de públicos recogidos, casi angustiados de emoción. 1 4PABLO, LA GUERRA Y EL HUMORPablo fue un hombre felizmente ajeno a los rituales vacíos y las solemnidades innecesarias.Eso se había comprobado en sus crónicas de las cárceles cubanas, en sus «105 días preso», ensus cuentos y en su novela y, aún, en su libro de testimonios Presidio Modelo. Para laterminología al uso —a veces de moda— en nuestros días, Pablo fue un transgresor. En primerlugar, fue más allá del orden establecido, analizó las causas esenciales de la dependencianeocolonial de la isla, imaginó, soñó y luchó por cambiar aquella realidad, y fue consecuentecon ello a lo largo de su relampagueante vida.En segundo —pero no menos importante— lugar, fue también un luchador contra la retóricade las letras y de la vida. Su sensibilidad humana —afilada por los rasgos de su carácter y suformación, donde convivían lo culto y lo popular, lo cubano y lo universal—, hicieron de Pablono sólo «[…] el más impetuoso, noble, arrestado y talentudo mozo de nuestra generación.», 1 5como lo calificara Raúl Roa, sino también una de esas figuras que nos enseña de maneraejemplar el valor de las mixturas y los matices.No es necesario recorrer muchas páginas de sus apuntes, sus cartas y sus crónicas de Españapara encontrar esa visión de la realidad que incluía sus costados humorísticos o grotescos. Aúnen los momentos difíciles de la guerra, en medio de situaciones tensas o peligrosas, el cronistaejercía esa saludable aproximación a las cosas que le estaban ocurriendo.Desde las primeras cartas cuando solicita ayuda a un amigo en Nueva York, escribe de estamanera:Bien, otro problema es el puñetero frío. En Madrid dicen que no hace tanto como en Nueva York,pero ya ayer la sierra estaba nevada por las cumbres. Si te es posible consígueme por allá una capaabrigo,bien chula. Porque no es justo que un corresponsal de mi categoría, representante de NewMasses y El Machete, ande por las montañas con su sencillo lumberjacket, temblando más que uncondenado a muerte, a pesar de no tener miedo. Pero eso sí, si la consigues, tiene que pertenecer a lacategoría de las cosas chulas de primera categoría. Y te advierto que yo no soy de los que admitocajas de muerto usadas. 1 6Les propongo terminar estas palabras con esta imagen de Pablo, libreta en ristre y chaqueta decuero, en una torre de Buitrago, mirando la cámara, probablemente bajo el sol de 1936, y en elfondo (en la superficie de estos días que ahora vivimos) la voz de Miguel Hernández diciendo,en el cementerio de Chamartin, y en la Gran Vía madrileña, y en la Peña del Alemán, y en la

Rambla de Barcelona y en el subway de Nueva York y en la ciudad de San Juan y en las piedrasde La Habana, los cuatro versos finales de su «Elegía segunda»:Ante Pablo los días se abstienen ya y no andanNo temáis que se extinga su sangre sin objeto,porque este es de los muertos que crecen y se agrandanaunque el tiempo devaste su gigante esqueleto.Notas1Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, fundado en julio de 1996.2Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas. Correspondencia 1936, [Selección, prólogo y notas deVíctor Casaus], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau, La Habana, 2004. p. 291.3En el prólogo a la edición de 2004, Víctor Casaus señala:: «Esta nueva edición […] verá la luz veintitrésaños después de la primera, que reuní y prologué para ser publicada por la Editorial Letras Cubanas en1981. Así las cartas escritas por Pablo de la Torriente Brau en su exilio neoyorquino entre abril de 1935 yagosto de 1936 vienen a enriquecer ahora la Colección Palabras de Pablo […]», en Cartas cruzadas, ob.cit., p. 8.4Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus],Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, LaHabana, 1999. pp. 69-70.5Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas, ob. cit., p. 291.6Pablo de la Torriente Brau: «Realengo 18» en Testimonios y reportajes, [Prólogo de Ricardo HernándezOtero], Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la TorrienteBrau, La Habana, 2001. p. 121.7Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, [Selección, prólogo y notas de Víctor Casaus],Ediciones La Memoria, Colección Palabras de Pablo, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, LaHabana, 1999. p. 17.8Véase Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, ob. cit. p. 191.9La primera edición de Peleando con los milicianos, se realizó en México en 1938 y reúne los textosescritos por Pablo en España.10Escenario donde se desarrolla la «Polémica con el enemigo», que narra Pablo en su crónica «En elparapeto», véase Cartas y crónicas de España, ob. cit. pp. 230-237.11Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, ob. cit. p. 230.12Ibíd., p. 25.13Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, ob. cit., p. 12014Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, ob. cit., pp. 135-13615Raúl Roa: Órbita de Raúl Roa, [Edición al cuidado de Vivian Lechuga, con selección y prólogo deSalvador Bueno, Ediciones Unión, La Habana, 2004.16Pablo de la Torriente Brau: Cartas y crónicas de España, ob. cit., p. 82.Voluntarios de la libertad: las voces de la memoriaIdania Trujillo * y Elizabet Rodríguez * *La Guerra Civil Española (1936-1939) ha dejado huellas tan profundas en la historia social eindividual contemporánea que difícilmente han podido ser olvidadas por quienes vivieron laexperiencia. Un profundo gesto humano, un estallido de voluntades, un pensamientoincandescente y eufórico conmovió la conciencia universal y fue capaz de traspasar las fronterasgeográficas y mentales, bordear mares y montañas con la sola idea de defender la libertad.Cuando el siglo XX aún era joven rostros y colores diversos llenaron las calles de Madrid,Albacete, Guadarrama, Buitrago, Alicante, Barcelona. Era el entonces joven y hermoso ejército

de la libertad, desarmado y libre, lanzado desde los confines del mundo al centro mismo de lametralla con la única intención de pelear por una guerra que fue siempre, más que todo, unasunto del corazón.Mil cubanos cruzaron el Atlántico. Llegaron a España para exponerse por seres humanosdesconocidos. Una cuarta parte nunca regresó. ¿Qué fueron a hacer tan lejos, qué encontraron,qué perdieron?* Periodista e investigadora. Obtuvo en 1996, el Premio Memoria por su proyecto «Presencia e influencia de lacultura canaria en Cuba».** Licenciada en Historia, profesora y especialista del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. Obtuvo en 1996, elPremio Memoria por su proyecto «Presencia e influencia de la cultura canaria en Cuba».Ellos son los sobrevivientes de la guerra. En la tierra de España encontraron los palos de lavida y la fatiga del tiempo y de la carne, las imágenes de los muertos y de los vivos que no hanpodido olvidar, el olor de los olivares y las aldeanas, el sabor del vino, el tizne en la cara y elcuerpo, los piojos, las palabrotas, los himnos cantados en la bienvenida y el regreso, el odio, elhambre, las dudas, las alambradas de los campos de concentración, el frío calando los huesos.Pero dónde están las humildes verdades, qué buscaban aquellos, estos hombres en medio delfuego y la rabia.Eusebio Leal lo ha dicho con hermosa palabra:En ese viaje de los cubanos está presente el misterio de nuestras relaciones con la otra España, con laEspaña de la rabia y de la idea, con la España de los grandes intelectuales, de los grandes poetas, delos grandes pensadores y guerrilleros. La España del pueblo de la cual éramos y somos hijos estabapresente en ese viaje. De lo contrario a qué fueron a España, qué les importaba luchar contra elfascismo en España cuando solamente treinta y tantos años antes en Cuba sus padres y abueloshabían sido oprimidos por una metrópoli incompasiva. Solamente la comprensión martiana del otrovértice de la realidad lleva a España a esa extrema vanguardia de la lucha por una causa que superabaa Cuba y a España misma 1 .Fogueados en el clímax de la lucha revolucionaria de los años treinta que dio al traste con elgobierno de Machado y, contradictoriamente condujo también, al aplastamiento de tanadmirable efervescencia como consecuencia de la represión impuesta por el dueto Batista-Mendieta de 1935, estos hombres comienzan a apreciar desde sus propias e individualesperspectivas políticas la situación convulsa e inestable que vive Cuba y también el mundo.El fascismo asoma la cabeza con saña en Europa mientras en Cuba se gesta un movimientosubterráneo de unión entre obreros, estudiantes e intelectuales, encabezado por los comunistasquienes aspiraban a recuperar, al menos, ciertos derechos democráticos.Fracasada la huelga general de 1935 e «ida a bolina» la revolución no quedaba mejor caminoque marchar a defender la República Española. Un apasionado acto internacionalista lanza a loscubanos a cruzar el océano. Salen en forma clandestina desde la isla y los Estados Unidos;algunos se incorporan a las milicias y luego a las unidades del ejército republicano desde lapropia España. Cuba inaugura el más auténtico y viril sentimiento de internacionalismo con larepública que se distinguió por lo excepcional de su participación no sólo en número sino enintensidad.Para estos hombres, defender la república significaba luchar contra la dictadura en Cuba, demodo que aquella guerra desató un amplio movimiento de agitación política en ayuda al puebloespañol y contribuyó, paralelamente, a la recuperación de la unidad revolucionaria interna.EL ARCHIVO DE LA PALABRACuando una persona nos cuenta su experiencia de vida estamos ante una de las fuenteshistóricas más valiosas para la reconstrucción real de un pasado inmediato que se nos escapadefinitivamente porque sus protagonistas van desapareciendo. Y ese pasado, que aparentementeparece no tener mucho sentido, vuelve a tomar vida en algunas de las personas que lo vivieron.

Ese es el privilegio de la llamada historia del tiempo presente; pues acontecimientos importantesque ocurrieron en tiempos pretéritos siguen completándose en nuestro día a día; podemoshacerles un seguimiento y desentrañar aspectos que parecían olvidados por una historiografíademasiado apegada a los documentos escritos y renuente a que los propios protagonistasinvadan un territorio que ya se considera dominio del historiador.Pero no se hace el futuro sin interrogar al pasado y para eso son imprescindibles lostestimonios orales de la gente común: los testigos de una época, es decir, las huellas humanas,las más importantes porque condensan en su memoria el tiempo vivido, las trayectoriaspersonales y profesionales, las expectativas afectivas.Para reconstruir esa imprescindible participación de los voluntarios cubanos en la Guerra CivilEspañola nos valimos, precisamente, de la palabra como fuente de la Historia Oral. Losprotagonistas: hombres sencillos, de variadas procedencias y credos políticos fuerondesgranando sus recuerdos en varias sesiones de entrevistas. Y fue la memoria oral la que nosofreció la inmensa posibilidad de conocer, de primera mano, trozos de las experiencias vividaspor cerca de una treintena de hombres desde los momentos previos a su salida de Cuba, el viaje,el atormentado y peligroso paso por los Pirineos, la llegada a territorio español, la incorporacióna los frentes de combate, los bombardeos, las heridas, el frío, el hambre, la prisión en campos deconcentración hasta el regreso y la vida desarrollada después de la guerra.Ni el más exhaustivo libro de historia o el ensayo más genial pudo compararse con latremenda emoción que experimentamos al escuchar los testimonios contados de viva voz porMaría Luisa Lafita, compañera de Tina Modotti y Antonio Vidali, en los enfebrecidos días de lacreación del 5to Regimiento; la alegre sorpresa de Oscar González Ancheta al encontrarse, enplena calle de un pueblecito francés fronterizo con España, a una mujer vendiendo helados «decuba», palabra que le hizo recordar la isla querida; la desconcertante experiencia narrada porJosé López Sánchez, representante de los estudiantes universitarios cubanos y además redactordel periódico Al Ataque, de la División de Valentín González, El Campesino, cuando unbombardeo le imposibilitó rescatar documentos y objetos pertenecientes a Pablo o las lágrimasescapadas de los ojos de Luis Peraza cuando vio morir a un compañero destrozado por una balaen el Barranco de la Muerte.Nuestra principal motivación al crear el Archivo de Fuentes Orales de los Veteranos Cubanosde la Guerra Civil Española 2 , del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, ha sido la deordenar y guardar esa memoria humildemente imprescindible en las voces de sus protagonistas.Los voluntarios cubanos rebasaban los ochenta años; sesenta y cinco han transcurrido [2001]desde que cruzaron el Atlántico hasta su retorno definitivo a Cuba. El tiempo ha provocadológicas «lagunas» en la memoria de estos hombres; quienes en las primeras entrevistas, nosmiraban con cierta suspicacia, tildándonos, a veces, de intrusas e irreverentes. Por suerte, lasopiniones cambiaron a nuestro favor y más de uno pudo volver a redescubrirse. Los ojosasustados y la actitud escurridiza de los primeros contactos cedieron paso a una impresionantevoluntad participativa: nuevos nombres, sitios, fechas, anécdotas llegaron para aportarlecredibilidad y emoción al testimonio que empezamos a construir juntos desde la aventura de lamemoria y la imaginación.Ni siquiera los años duros del período especial 3 en Cuba a finales de los noventas del siglopasado, con la falta de transporte público o los apagones inesperados en medio de algunagrabación, permitieron que cejáramos en el empeño de recuperar para la historia esos sencillospero imprescindibles recuerdos.Debido a la avanzada edad de los testimoniantes iniciamos un camino vertiginoso debúsqueda y cotejo de información documental y escrita, consulta bibliográfica en hemerotecaspúblicas y privadas y, paralelamente, fuimos grabando las entrevistas en sesiones dondecompartíamos no sólo los recuerdos sino las angustias ante las enfermedades y achaquesprovocados por el desgaste físico, la emoción ante la sorpresa de algún detalle aparentementeolvidado o esa cubanísima tasa de café que llegaba, muchas veces, en el momento menosoportuno pero también más agradecido, de la conversación.

Todos esos instantes, especie de rituales del espíritu, marcaron también nuestras relacionespersonales y de trabajo con los protagonistas de esta historia.Con el tiempo no sabemos bien quién sedujo a quién. Tal vez e inconscientemente ellos sedejaron seducir y nosotras, en abierta complicidad, accedimos al juego de la palabra. Unapalabra recogida y muchas veces escuchada, deliberadamente confirmada, reconstruida; a vecessoñada pero nunca alterada.FRAGMENTOS DE SUS MEMORIASPor los laberintos de la memoria y gracias a las largas sesiones de entrevistas compartimosjunto a veteranos cubanos los rigores del frío durante los desplazamientos de las brigadas en losfrentes de guerra; la soledad, el magro bocado, el bombardeo, la lejanía, los piojos y hasta suinconfundible humor criollo.Así lo cuenta Isidoro Martínez:Me tiraban a la cabeza. Tenía mi fusil Mauser… era de madera dura, un tiro me lo partió en dos, mequedó un dedo colgando de la falange. Con los dientes logré cortarlo y me lo metí en el bolsillo.Figúrense, eso se pudre ¿no? Una cosa es el olor a grajo y otra cosa a carne muerta. Cada vez quellegaba a un lugar me decían: «Coño, que peste a muerto hay aquí. ¿De dónde viene, carajo?». Mereviso los bolsillos y resulta que tenía todavía el dedo podrido en el bolsillo… En Jarama logré soltaraquel rastrojo pestilente.En apenas unos minutos de conversación estábamos de lleno en el escenario de la guerra.Primera entrevista e Isidoro nos hacía olvidar, momentáneamente, los olores del café que conamabilidad su esposa nos preparaba. A través de sus recuerdos recorríamos los momentos eimágenes que él había vivido en España.Isidoro nació en Cuba el 20 de junio de 1917, en La Víbora. Con apenas dos años se fue aEspaña: «Me fui no, me fueron. Me llevaron mis padres, porque ellos eran españoles. Mi madreera gallega y mi padre asturiano. ¡Qué liga!».Empezó la guerra y aún la familia estaba en Madrid:Vivía —dice, mientras enciende un cubanísimo tabaco— a dos cuadras del Cuartel de La Montaña.En el Paseo del Rey. Fui fundador del 5to Regimiento y la brigada de Líster, 4º Batallón, 4ªCompañía. Luego, fui conductor y jefe de una compañía de tanques: Mi primera batalla fue enBaldemore, después estuve en la defensa de Madrid; en el Jarama, ¡que fue del diablo! No había niagua. Allí estuve un mes comiendo mermelada de naranja, por cierto me dio una colitis que por pocome muero, mermelada de naranja na’má. Y otro mes, comiendo una barrita de chocolate al día, ¡aldía!Todos los Fernández participamos en la guerra: Mi padre en disparo de artillería y mi hermano Pepey yo estuvimos desde el principio de la guerra. A él no lo veo desde aquellos años porque yo estabaen un frente y él en otro. Cuando mataron a Pablo de la Torriente él estaba allí en Majadahonda.Algunos como el gallego Cecilio Rodríguez González se asombra ante la propia sorpresa de lamuerte. Tanto en la bibliografía como en la relación de combatientes cubanos, este hombreaparece como «caído en combate»; sin embargo en una de nuestras visitas a la ciudad de SanctiSpíritus lo encontramos aún extrañado por la sorpresa de su propia sobrevida.En España me «mataron» varias veces, pero aquí nunca supe que rezaba como muerto en combate…En una ocasión, ocupaba una posición más arriba de Peña Flor, mientras observaba el fuego de losnuestros cae un proyectil cerca y me cubre todo el cuerpo de tierra. Las piernas me temblaban tantoque no me podía parar. Cuando logro reaccionar, me ordenan llevar un mensaje urgente hasta lapróxima cota. Sin saber que el enemigo había localizado nuestra posición y en el momento en quevoy a salir de la trinchera, comienzan a descargar las ametralladoras enemigas. No sé cómo pudeescapar. Fue un milagro. Logré arrastrarme hasta que alcancé unos arbustos… Cuando estabapróximo a los míos oí que mi jefe dijo: «Vayan a recoger al enlace que lo han mata’o». […].

Cecilio se había incorporado a la guerra en agosto de 1936 y estuvo combatiendo hasta caerprisionero en octubre del 37. A partir de entonces recorre prisiones hasta que en 1940 llega aCuba.En 1997, los compañeros de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en laprovincia de Sancti Spíritus, llegaron a su casa con la idea de verificar algunos datos paraactualizar los registros de los caídos en combate. Cuál no sería la sorpresa al encontrarlo vivitoy coleando. «Yo no fui a la guerra a buscar gloria, ni a buscar fama —dice, enfáticamente—.Fui porque lo sentía. Nunca supe que estaba en el listado de los muertos».Hijo de padres españoles, naturales de Galicia y Asturias, Cecilio fue a España —comoalgunos de los protagonistas de esta historia— a la edad de ocho meses y regresó a Cuba conveinticuatro años, después de haber estado en la guerra y haber pasado por la dramática ydesoladora experiencia de la prisión:Salí de mi casa en Cortinas, Trevias, Asturias el 10 de octubre de 1936 y no volví a regresar hasta1992. Integré la 180ª Brigada, fui enlace y tirador de ametralladora. Peleé en la parte norte: Asturias,Santander, Bilbao y San Sebastián. En Asturias caí preso.Pasé por muchos campos de concentración pero el más largo y más famoso fue el de San Pedro deCerdeñas, en Burgos. Allí nos concentraron a todos los brigadistas. Aquello había sido un monasterioo algo así... Recuerdo que había un letrero que decía: « Aquí estuvo el Palacio del Cid».En España me hice novio de una muchacha y con ella tuve una hija pero estando preso se murieronlas dos. Nunca pude conocer a mi hija […]. En la prisión habían más cubanos. Varios eran deOriente. Recuerdo a Vicente Cossío; a otro que le decían Juan Rodríguez Bocanegra y a un talIbrahim Lazo Granados. Regresé a Cuba en El Magallanes, en 1940.Cada uno de estos hombres es una historia en sí misma. Su palabra fue el filón que nos permitióabrir el camino a sus vivencias, experiencias y emociones más íntimas. Algunos nos hacíancómplices de sus propias confecciones nunca antes declaradas.Uno de los veteranos que desde el primer momento nos abrió sin reservas su casa y su corazónfue Oscar González Ancheta. Tenía veinte años cuando decidió irse a España. Sale de Cuba y enel trayecto de Francia a España, al cruzar los Pirineos, se pierde. Llega finalmente a Perpiñan:Me senté en el banco de un parque para orientarme… Me llama la atención una señora con un carritode esos de helado que decía «Helados de cuba». Digo yo, ¡coño! ¿helados de Cuba? Esperé elmomento preciso y con gran cuidado le pregunté a la vendedora por la dirección que llevábamos encaso de alguna emergencia. Tuve suerte, pues la muchacha me dijo que la siguiera. Caminamos unastres cuadras hasta que me señaló un edificio de tres pisos donde vivían unos aragoneses. Finalmenteme enteré que el helado de cuba tenía aquel nombre porque venía en una cuba y no porque tuvieraque ver con mi querida isla. […].Primero estuve en el Batallón Comuna de París, de la compañía de ametralladoras, en la 14ª BrigadaInternacional La Marsellesa. Pasé la Escuela de Comisarios. Después fui al frente. Ahí es donde unoempieza a coger piojos, a no bañarse, a no afeitarse, a vivir tres o cuatro adentro de una chabolahecha en la tierra. Poníamos una lonita abajo, pegada a la tierra, otra arriba, y a dormir, comopudiéramos, tres, cuatro, cinco hombres juntos que apenas lográbamos taparnos con la mismafrazada.Allí encontré gentes de todas partes del mundo: anarquistas, trovskistas, comunistas, socialistas, esdecir antifascistas, porque la lucha entonces era contra el fascismo.Cuando llegué a España de lo que hablaba la gente era de derrotar al fascismo; allí no se hablaba derepública, ni de comunismo ni nada de eso. Lo que nos unía a todos era derrotar al fascismo.En los combates en que estuve hubo retrocesos y avances; algunas veces ganamos, otras perdimos ytuvimos muchas bajas. Nunca había visto tanta sangre a mi alrededor. El olor a carne quemada nosmareaba; perdimos a muchos compañeros, muchachos jóvenes como yo, en plena flor de la vida.Cuando pasa el tiempo y uno vuelve a contar estas cosas es que se da cuenta de lo que hizo. Nuncame arrepentiré de haber ido a pelear por España, por lo que consideré justo en aquel momento. En laguerra los momentos de alegría son breves, fugaces; pero haber peleado y haber luchado contra elfascismo allí —a pesar del frío, la desesperación de los días que pasamos en los campos de

concentración, cuando nos martirizábamos pensando en nuestra suerte futura—, es el acontecimientomás grande de mi vida.El testimonio de Eladio de Paula Bolaños, nacido en diciembre de 1916 en Tampa, revisteconnotaciones diferentes a las del resto de los combatientes cubanos. Nacido en esa ciudad delos Estados Unidos; al iniciarse la contienda española se encuentra en New York:En esa ciudad se había constituido el Club Julio Antonio Mella y de ahí salimos un grupo de cubanospara España, entre ellos me encontraba yo, que era norteamericano porque había nacido allí aunquemi padre era cubano. Salimos en diciembre de 1937. Pablo fue mucho antes pues había conseguido ircomo periodista. Conmigo fueron Rodolfo de Armas, Angel Ruffo, Rodolfo Rodríguez, éramos comodiez. La mayoría eran americanos; todos los cubanos estábamos en el batallón americano. Éramos laprimera compañía. En febrero de 1937 participamos en los primeros combates. Durante treinta mesesen España fui herido cinco veces. Estuve como en diez frentes distintos. En los batallones de combatede la 35ª División. Nos movían de un lado para otro. Éramos los voluntarios internacionales, de todaslas nacionalidades: americanos, italianos, ingleses, canadienses, cubanos, polacos, rusos […]. Mi jefesuperior era un americano llamado James W. Ford. Vi caer y enterré a muchos cubanos, entre ellos aRodolfo de Armas. Cuando La Pasionaria visitó la compañía americana fui su traductor. Como lamayoría hablaba inglés, entonces yo traducía del español al inglés.Al indagar con de Paula si había conocido a Pablo de la Torriente en Nueva York nos cuenta:Lo conocí en New York en 1936, en el Club Julio Antonio Mella. Aquel año marchamos en el desfilepor el 1ro de Mayo. Pablo y otros revolucionarios habían organizado aquel mitin. Después él empezócon la idea de irse para España como periodista y para poder ir más rápido consiguió credenciales conun periódico norteamericano.Cuando salí para España ya Pablo había caído. A él lo matan en diciembre de 1936 y yo llegué al añosiguiente.Otro de los combatientes que se incorpora a la guerra pero en su caso desde suelo español esJosé María Fernández Souto. De lo que nos contó en aquellas sesiones de entrevistas en su casade El Cerro reproducimos ahora un fragmento:Llegué a España el 11 de abril de 1929 con once años. Había mucha pobreza. No nos dejaban tomarleche de vaca con azúcar, estaba prohibido porque era muy caro. Comerse un arroz con leche un díade Pascua o de San Juan era algo muy grande en aquella época. Los campesinos tenían una pobrezaterrible. La mayoría ganaba a medias, las cosechas a medias y los marqueses y los condes viviendobien en las ciudades. La cosa estaba que ardía. Desfilamos delante del cuartel de la guardia civilcantando La Internacional. Lo recuerdo bien ¡y muchos armados ya! e íbamos con la consigna:«¡Rusia sí, Italia no. Rusia sí!». Y otras veces, al pasar delante del cuartel, gritábamos: «¡Queremosgobierno, obrero y campesino!». Ese día llamaron a la guardia civil. Y nosotros por delante de ellosdando vueltas. Se comunicaron con la alcaldía y el alcalde no salía. Y nosotros, una y otra vez, pordelante de sus narices hasta que llegó la guardia y nos abrió fuego. Se veía venir ya la guerra. Sehabían ganado ya unas elecciones muy grandes. Había que resistir. Éramos los descamisados.Fíjense si es así que a los cinco meses de haber ganado las elecciones, el pueblo comienza a sacarcoplas. Había una que tenía la misma tonada de la Cucaracha y decía: «Camarada, camarada/ estamosen hora buena/ que tenemos la derecha/ provocada por Arena/. Y nosotros los obreros/ que somos tanignorantes/ nosotros nos los comemos/ con Santo Cristo y brillante/. En la cloacha, en la cloacha, sehan cansado de gritar/ por los trescientos, por los trescientos, sin con el jefe contar.Cuando cumplí los dieciocho estalla la guerra. Entonces me incorporo a las milicias y luego al 5ºBatallón de Asturias, más tarde sería el 205, muy famoso por las cosas que hicimos y porque sucomandante, nombrado Antoñanza, era un tipo cojonudo, perdonando la palabrota. En 1938 caigopreso. Primero me meten en los calabozos de la cárcel de la Villa de Grado, un pequeño pueblecitoasturiano y, luego, para el campo de concentración[…].José López Sánchez llegó a España representando a los universitarios cubanos. El propósito eraasistir al Congreso de Estudiantes Antifascistas que por aquellos días de diciembre de 1938

debía celebrarse en Valencia. Urgentes requerimientos de la guerra hicieron que el gobiernodecretara una leva de estudiantes, circunstancia que determinó la suspensión del anunciadocongreso.El profe —como cariñosamente le llamamos en alusión a su profesión de insigne médico y asu sabia ilustración— estuvo ligado a Pablo de la Torriente Brau desde los agitados días de lastánganas estudiantiles y las asambleas depuradoras universitarias. Según él mismo relata,conoció a Pablo en el Patio de los Laureles de la entonces turbulenta Universidad de La Habana.De su viva voz conocimos una anécdota relacionada con ese peculiar y criollo sentido delhumor de Pablo, característico de su apasionada personalidad. López Sánchez, quien le conocióbien, nos contó esta deliciosa anécdota llena de maliciosa picardía:El 24 de diciembre de 1934 Ramón Miyar 4 , Luis Felipe Rodríguez 5 y yo nos habíamos puesto deacuerdo para esperar la Nochebuena en casa de Carlos Montenegro 6 . La cosa comenzó con unapartida de dominó. A los pocos minutos tocan a la puerta. Pablo saluda como de costumbre yrápidamente inicia la plática cargada de buen humor a pesar de la seriedad con que anuncia el tema dela crítica situación política que por esos días sacude al país. Al parecer la huelga era algo inminente,tanto que finalmente estalla en marzo de 1935. Aquella noche nos comentó con preocupación sobre laposibilidad de volver al exilio pues tal y como estaban las cosas no le quedaba otro camino. MongoMiyar, que estaba escuchando y veía que la gente no le prestaba atención al juego le dijo, en tonomolesto, que dejara el asunto para otro momento pues aquella era una velada de Nochebuena y habíaque terminar el partido, a la sazón bastante calentico. Luego de un intercambio de frases fuertes yalgunas bromas, el grupo continuó la partida pero Pablo desapareció misteriosamente.Entre todos habíamos logrado reunir un dinerito para comprar un pavo, nuestra cena de esa noche. Elanimalito, ya aderezado, esperaba en la mesa del comedor, mientras el dominó aceleraba las pasionesy rivalidades. De pronto, alguien oyó el reloj de péndulo que acababa de marcar las doce en punto;justo el momento para degustar aquel apetitoso manjar que esperaba por nosotros desde hacía horas.Consternados nos miramos con asombro. Del pavo no quedaban más que sus tristes y esqueléticoshuesos. El cruel comensal se había marchado sin despedirse y con la panza llena. Nosotros, con unabronca de mil demonios. Aquella fue la última broma que nos hizo Pablo antes de partir para susegundo exilio.Pasaron los años y sobre la Guerra Civil Española se han decretado largos, diferentes ysucesivos olvidos. Esta ponencia quiere echar mano a esas historias contadas por hombres ymujeres de la Cuba de los años treinta, personas humildes que vivieron, gozaron, sufrieron ymurieron orgullosas de lo que hicieron por la república.No ha sido nuestro propósito historiar ni llegar a conclusiones o respuestas acabadas sobre loque significó aquel hecho, sino atrapar esos momentos de tragedia, felicidad, dolor, emoción ydesgarramiento humano vividos por más de veinte cubanos, que en distintos frentes de combate,se enfrentaron al horror de una guerra. El drama de los bombardeos, la lucha por lasupervivencia, los campos de concentración fueron episodios que jalonaron sus vidas duranteaquellos meses de resistencia.Por eso están aquí sus historias de vida, como un canal para encender la imaginación,involucrar nuestras emociones, despertar nuestras conciencias. Las historias de vida de estoshombres y mujeres nos invitan constantemente a pensar en quiénes somos, quiénes queremosser y qué vidas queremos llevar.Notas1Palabras de Eusebio Leal, historiador de la Ciudad de La Habana, en el Coloquio Cien Años de Pablo,realizado en el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, diciembre de 2001.2El archivo consta de veintisiete entrevistas de Historia Oral a los cubanos y cubanas que participaron enla defensa de la República Española entre 1937 y 1938. En el momento de realizar las entrevistasquedaban vivos en Cuba otros veteranos de la Guerra Civil Española pero su estado de salud física o

mental no nos permitió recoger sus testimonios. Aunque no pudimos rescatar sus voces para este archivo,ellos se nombraban: Mario Morales Mesa, Manuel Ortega Romero, José Surribas González, JoaquínSaguéz Llorens y Ángel López Estévez, todos ya fallecidos.3Etapa más aguda de la crisis económica marcada por la abrupta ruptura de las relaciones económicas ycomerciales con la antigua Unión Soviética y los países de Europa socialista. En el plano interno sedistinguió, entre otros elementos, por prolongados apagones, carencias de alimentos y una casi totalparalización del servicio de transporte urbano.4Contemporáneo y amigo de Pablo. Participó en las tánganas estudiantiles.5Periodista, escritor y dramaturgo. En 1937 su novela La conjura de la ciénaga obtuvo el premiocorrespondiente a ese género en el concurso literario de la Dirección de Cultura del Ministerio deEducación. Conoció a Pablo en la redacción del periódico Ahora, donde ambos eran asiduoscolaboradores.6Narrador y periodista cubano. Autor de Hombres sin mujer, entre otros libros. Cultivó el cuento y lanovela. Fue amigo de Pablo y corresponsal de la revista Mediodía durante la Guerra Civil Española.Escribió Tres meses con las fuerzas de choque (División Campesino), 1938; excelente testimonio en elque combina con eficacia narrativa el periodismo y la literatura.Maroto y PabloPara Lola Bernardino,mi marotiana republicanaFélix Contreras*Sin dudas, Gabriel García Maroto es el gran ausente en la memoria del exilio republicano enIberoamérica, el más ignorado tanto en España como en Cuba, donde también creó un «vórticeincreíble de cultura y fervor humano». Fue un extraño, un insólito personaje de la emigraciónespañola en América Latina. Nacido en La Solana, Ciudad Real, en l889, su nombre resultainseparable de la vida cultural del Madrid de los años veinte, cuyo recuento es imposible hacersin tomar en cuenta la fecunda, variada y elevada obra que este manchego desplegó en los másdiversos campos de la creación plástica y literaria, amén de lo que le debe España comoinquieto promotor y «personaje central de nuestra primera vanguardia» 1 .Pintor, grabador, editor, impresor, crítico, poeta y periodista, a fines de la década de los añosdiez, marcha a Madrid becado por la Diputación Provincial de Ciudad Real y, poco después conuna serie de dibujos, participa en la Exposición Nacional de l9l0.* Periodista y escritor.Una de las puertas de entrada a la vanguardia de las artes es el Ateneo de Madrid, y allícelebra Maroto su primera exposición individual, en l925, época en que «Maroto se mencionaya entre los más destacados postexpresionistas, como Norah Borges de Torre, Maruja Mallo,Francisco Bores, Manuel Angeles Ortiz, Barradas, Ismael de la Serna, Benjamín Palencia,Cossío, Lacasa o Almada Negreiros» 2 .No es ocioso recordar la presencia del artista manchego en la Exposición de Artistas Ibéricosde ese mismo año.A la sazón, ocupa también su tiempo con su otra pasión: la edición de libros, las imprentas, yen la suya propia de Alcántara 9, en Madrid, verá la luz Libro de poemas, l92l, el primerpoemario de Federico García Lorca, así como la impresión de la revista Índice, cuya direccióncomparte con su amigo Juan Ramón Jiménez, entre otras aventuras culturales ocurridas allí,como exposiciones de su propia obra.Maroto, «un hombre a caballo entre la ideología del 98 y la del 27» 3 comparte amistades conPío Baroja, Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Rusiñol, Anglada Camarasa, García Lorca,y otras y destacadas figuras de ambas generaciones. El catálogo de su labor como crítico yescritor comprende: Del jardín del arte, Teoría de las artes nobles, El año artístico, El libro de

todos los días, y el importante La nueva España. l930, que es «el libro más decisivo deplanteamiento y de organización de las artes que hasta entonces se había llevado a cabo enEspaña» 4 .La etapa cubana de García Maroto se remonta a los primeros contactos con cubanos en elMadrid de las primeras décadas del siglo XX: José María Chacón y Calvo, Alfonso HernándezCatá, entre otros, e, incluso, es a través de este último que Maroto publica en El almanaque delas letras 5 , textos de Jorge Mañach y Juan Marinello, figuras que luego serían fundamentalesen sus aventuras creativas y pedagógicas por pueblos de la isla, sobre todo Marinello, porque,como asegura Chus Tudelilla, «uno de los principales rasgos del movimiento de renovacióncultural cubano de los años veinte y treinta es que la mayoría de sus integrantes habían visitadoEspaña».Gabriel García Maroto, residente entonces en México, llega a Cuba en marzo de l930invitado, como García Lorca ese mismo año, por la Institución Hispanocubana de Cultura, —creada y dirigida por Fernando Ortiz y otros brillantes intelectuales (José María Chacón yCalvo, Emilio Roig de Leuchsenring, Juan Marinello, a quien le tocó recibirlo por estar Ortizfuera de Cuba en ese momento—, que la convirtieron en un centro promotor de la vida culturalcubana en su sentido más integral y proteico.Cumplida la primera etapa en la que imparte conferencias en la capital cubana, el pintor de LaMancha va a lo suyo, a lo que verdaderamente lo trajo a la isla: aplicar en pequeñas poblacionescubanas sus experiencias tomadas en México de las Escuelas de Enseñanza Libre de Dibujo yPintura para niños y adolescentes, dirigidas por Alfredo Ramos Martínez, fruto de la reformaeducacional llevada a cabo por el ministro de educación José Vasconcelos que tanta simpatíadespertó en todo el continente americano.Al simpático y amable Caimito del Guayabal —pueblo cercano a la capital— se fue a vivir«prendado de una plazuela enlunada al filo de la carretera» 6 . Efectivamente, él le aceptó alalcalde Miguel Ángel Castro, a falta de hotel, el ofrecimiento de una celda de la cárcelmunicipal en desuso, que alternaba con la mansión de la finca «La Victoria», propiedad delmismo político. Allí despliega Maroto intensas y fecundas actividades como profesor, artista,promotor cultural y, por supuesto, como buen español, tertulias y animadas reuniones conamigos locales (Miguel Ángel Miranda, Manuel Acosta, Vicente Ribas, José María Maspule,Cristóbal Sosa, Osvaldo Castro), y otros procedentes de la cercana Habana (Marinello, Mañach,José Vasconcelos, Flora Díaz Parrado, Ofelia Díaz Acosta, Fernando Ortiz, y los españoles,Federico García Lorca, Antonio Quevedo, María Muñoz, Rafael Suárez Solís, Adolfo Salazar),en el café La cumbre.Huella de esa estancia marotiana es el retrato de José Martí que hoy cuelga en el MuseoMunicipal, como también el catálogo de la exposición «9O días en Caimito del Guayabal», queincluye, también, un homenaje a Carlos Marx y una imagen del artista tocado con sombrerotípico de guajiro cubano.Debe apuntarse que Cuba, «con un violento olor de azúcar en el aire» 7 , vivía un momentocrucial en todos los órdenes de la vida, con una pléyade de iluminadas figuras que la colocan enun positivo tránsito renovador. Fuertes y preclaras inteligencias jóvenes como Mella, MartínezVillena, Pablo de la Torriente Brau, Antonio Guiteras, Marinello, Mari Blanca Sabás Alomá,Ramiro Guerra, Martín Casanova, María Villar Buceta, Agustín Acosta, José AntonioFernández de Castro, Regino Botti, Félix Pita Rodríguez, José Z. Tallet, Manuel Navarro Luna,Raúl Roa, Nicolás Guillén, Carlos Rafael Rodríguez, Ángel Augier), eran abanderados de unaregeneración moral, ética y cívica de la vida pública cubana, que luchaban por cambios en elrumbo de la proyección de la enseñanza, la cultura, la justicia social, por transformacionescualitativas en lo político, lo económico y lo social, por un arte nuevo.En la música, el son imponía sus excelencias con septetos habaneros, como el Nacional deIgnacio Piñeiro; mientras en la literatura, en la poesía —con Motivos de son, de Nicolás Guillén,un verdadero escándalo— se produce el auge de lo negro, lo afrocubano y su tremendairradiación.De Caimito pasó Maroto, hacia fines de ese propio año l930, a la región central de Cuba, aSan Juan de los Remedios, antigua provincia de Las Villas, donde igualmente organizó tallerescon niños siguiendo el patrón técnico-pedagógico de las escuelas al aire libre mexicanas; y

pintó, investigó e impartió numerosas conferencias. Trabajó de modo incansable por lasuperación de la población en diferentes quehaceres. Allí se encontraba también otro hombre«todo sensibilidad y clara visión» 8 empeñado en semejantes y heroicos propósitos: Juan PérezAbreu, cubano-mexicano —olvidado igualmente hoy—, que enrola al machego en intensasjornadas en favor de las escuelas públicas de la región, la fundación de bibliotecas públicas, y ladivulgación y promoción del pensamiento y la vida de José Martí con alcance además para lavecina y marítima Caibarién.De todo esto dan cuenta publicaciones caibarienses y remedianas como El Faro, por ejemplo,—donde Maroto saluda el triunfo republicano en España— y donde, además, fija su hospedajefructífero con formidables colaboraciones de crítica, dibujos y comentarios.El Museo Municipal de Remedios también atesora un gran óleo de Martí salido de la paletamarotiana muy parecido al de Caimito.Los días cubanos de García Maroto terminan con una breve estadía en la ciudad deCienfuegos, perteneciente en aquella época a la misma provincia de Las Villas, donde se empleóen parecidos menesteres.Su México querido, su segunda patria, lo acoge nuevamente en l93l, reintegrándolo a la vidafamiliar, pedagógica, editorial, cultural y, poco después, se produce su regreso a una Españarepublicana que lo coloca en la primera fila de los deberes como ciudadano, intelectual y artista.Respondiendo a los intereses de la colectividad y a su irrefrenable y vieja fiebre de polígrafo,publica libros, folletos y trabajos periodísticos sobre sus experiencias en América.Bajo el gobierno de Manuel Azaña, Maroto dirige un departamento editorial. Miembro de ladirectiva de la Asociación Intelectual Antifacista para la Defensa de la Cultura, cuando secelebra el II Congreso Internacional en Valencia, en l937, experimenta una de las mayoresalegrías de su vida con el reencuentro de viejos amigos cubanos y mexicanos que asisten comodelegados al importante evento.¿Conocía García Maroto al cubano Pablo de la Torriente Brau cuando ambos ingresan en lasmilicias defensoras de la justa causa del pueblo español, en l936? ¿Conocía Pablo al «Marotosufridor de todas las injusticias que abaten a los explotados, portador de la roja bandera de lareivindicación?». Ello es bastante probable si tomamos en cuenta que cuando el pintor visita LaHabana seis años antes, Pablo está empleado en el bufete jurídico de Fernando Ortiz, que, comose sabe, era una prolongación de la Hispanocubana de Cultura, anfitriona del inquietomanchego, y de cuyas actividades estaba pendiente el después célebre autor de PresidioModelo.Afines en muchas cosas, además de atados al compromiso político, el manchego sentía lasmismas «angustías del mundo entero de los oprimidos» que llevaron al cubano a combatir ymorir por España y por el mundo.La palabra nerviosa y aguda de Raúl Roa nos dice que Pablo «se alistó en las milicias con elgran pintor español Gabriel García Maroto. Autodenominados comisarios políticos, lo fueronoficialmente después por el Ministro de la Guerra, Julio Álvarez del Vayo» 9 .Maroto había regresado a México en l939 como miembro de esa auténtica élite de lainteligencia y del exilio intelectual español y en su segunda etapa en América, en l96l, visitaCuba una vez más. Ocho años después muere en Temixco, México. En La Habana de 1961 seencuentra con sus amigos y, por supuesto, va a Caimito porque él era el mismo Grabiel GarcíaMaroto que tantos recuerdos había dejado en pueblos de la isla.Notas1Angelina Serrano de la Cruz Peinado, en catálogo de la exposición «Gabriel García Maroto y larenovación del arte español contemporáneo», Junta de Comunidades de Castilla—La Mancha (Toledo),1999.2Ibíd.3Ibíd.4Ibíd.

5El Almanaque de las Letras es otra quijotada marotiana de 1927, compilación de textos de distintosautores sobre la vida cultural española. Los artículos de Jorge Mañach y Juan Marinello fueron enviadospor estos a Maroto con Hernández Catá, entonces diplomático en Madrid.6Palabras de Maroto, en el catálogo de la exposición «90 días en Caimito del Guayabal» que le organizansus amigos locales como despedida, en agosto de 1930.7Nicolás Guillén: El son entero, Editorial Pleamar, Buenos Aires, 1947.8Así expresa Maroto en un artículo publicado en El Faro de Remedios.9Evocación de Pablo de la Torriente Brau, [Compilación de Raysa Portal, prólogo de Víctor Casaus],Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1997. p. 115.Pablo y Che: románticos de la revoluciónJosé López Sánchez *La idea de contar acerca de Pablo y Che, y luego escribir para un libro, me ha animado desdehace mucho tiempo, diría que se convirtió en inquietud intelectual cuando, por un hechopuramente casual, el Che supo de mi participación en la guerra revolucionaria de España. Enaquella ocasión se mostró sorprendido. Todavía recuerdo sus palabras dichas en tono tajante,como solía hacer:— ¿Conoció usted a Pablo de la Torriente?, me han hablado de él.— Lo conocí en las aulas universitarias —le respondí—, allá por 1930.— ¡Ah!, ¿no fue en España?— No, comandante. Cuando yo fui a España ya Pablo había muerto.Le comenté que en aquella época, él tendría unos ocho años.— Prométame que en algún momento volveremos a hablar de esto, doctor.— Cuando usted quiera, comandante.Aquella breve charla con el Che me impactó a tal punto que hasta hoy la conservo fresca en mimemoria. Las anécdotas contadas en aquellos escasos pero vivos minutos de conversacióndebieron haberle causado honda impresión, la misma que dejó en mí su transparentepersonalidad humana y su bravura de combatiente.* Médico, historiador y diplomático (1911-2004).Ciertamente había conocido a Pablo en las tánganas estudiantiles de los años treinta del sigloXX y, con el tiempo, su imagen se fue haciendo cada vez más íntima, amistosa y cercana, talvez, inconscientemente porque para quien ha vivido noventidós años los recuerdos cobran unadimensión más sólida e intensa.Al compartir estos recuerdos, cumplo una deuda espiritual con la memoria de Pablo y el Che:románticos de la revolución cuyas vidas cobran inusitado interés histórico, más por el genio desus inteligencias, que por lo epopéyico de sus hazañas guerreras. En uno y otro caso la marchade sus vidas explica la trayectoria de sus pensamientos e ideas.En Pablo y el Che se resumen y condensan los avatares de sus respectivas generaciones.Físicamente diferentes: Pablo, hombre robusto, de tórax amplio y respiración profunda; Che,afectado desde niño por el asma, debió suplir esa deficiencia con voluntad ciclópea. Ambos, sinembargo, podían acometer las mismas maravillosas hazañas de escalar montañas, recorrergrandes distancias y enfrentar peligrosos escollos de la naturaleza como tolerar el fríoinclemente y todo lo que se presentase de improviso.Pero lo que más los identifica es su pensamiento y devoción a la humanidad. Su sacrificio fueretribuido a favor de sus patrias por la justicia y la libertad de los pueblos sojuzgados por lospoderosos imperios. Ambos emprendieron un camino sin retorno. Conscientes de ello, sushábitos excitantes brotaban de su amor por los destinos del hombre. Por esa razón, sus vidas soncomparables y paralelas en la historia. No nacieron en Cuba pero fue en esta tierra donde susespíritus alcanzaron dimensión universal en sus ilusiones y realidades sociales.

Tanto Pablo como el Che fueron escritores de imaginación desbordante; sólo disienten en elgénero literario de expresión. En Pablo prima lo epistolar, la crónica y el reportaje humano, enChe tiene su más acabado análisis y exposición el diario y la memoria.Ninguno de los dos privilegia la finura del lenguaje, la altisonancia, la afectación o lafraseología estruendosa y sonora; sólo la firmeza de la persuasión, el claro razonamientodialéctico sostiene su argumentación y esclarecimiento conceptual.Las obras del Che son literariamente concretas, hermosas, verídicas, reveladoras de unapenetrante comprensión humana y un certero análisis de los hechos. Poseía un peculiar yprofundo subjetivismo para valorar la excelsitud humana. Su empeño principal era descubrir lascualidades de los seres humanos. Nadie pudo superar esa habilidad suya que más de una vezpuso a prueba con sus amigos y, en particular, con sus hombres en los duros años de la guerrillaen Cuba, el Congo y Bolivia. En Pablo, prima la objetividad, corolario de su sólida laborperiodística, la pasión, simpatía y humor que siempre supo mantener a flote hasta en losmomentos más difíciles de su agitada vida.En uno y otro se evidencia la gigantez intelectual de su intelecto tanto en la ética como en lapolítica. Poseían una mente revolucionaria y prolífica. Puede que no hayan sido felices en lacotidianidad de la vida pero sí en el éxito de sus designios, engendro de su ilusión y quehacerinspirado en la firme voluntad de ideales y de justicia humana. Traspasaron el umbral de sutiempo no como héroes marmóreos sino como hombres que vivieron intensamente, lucharon,amararon, sufrieron decepciones y gozaron la vida por sobre la mediocridad, las falsasapariencias o las derrotas.Una cualidad común, en ambos, es la inteligencia, el genio particular que significa presteza enapreciar las cosas tal y como son. Entregaron su amor a otros sin importarle nada a cambio. Enellos no cabe, porque está superado visceral y mentalmente, el egoísmo.Vivieron épocas convulsas más no se conformaron con los dramas sociales o las penuriasmateriales. En ellos primó un alma enteramente libre, sincera y valerosa, el amor a la vida, a laaudacia y a la fe.Sus ideas, exponentes de un pensamiento prevaleciente en las generaciones de su tiempo,pueden ser objeto de comparación entendiendo el término no como rivalidad por méritos, sinocomo punto de partida para un posible y necesario paralelismo que busca revelaciones másprofundas sobre sus muy particulares maneras de ver al hombre y a la sociedad en su conjuntoy, al mismo tiempo, ser ellos mismos protagonistas de esos cambios. Cada uno a su manera, yninguno mejor que el otro de un modo absoluto. Para ambos lo militar y lo social se funden enun ambiente de lealtad y amor.En modo alguno esta comparación pretende inspirarse en el raquítico concepto de resaltar lascualidades superiores que distinguen a uno y otro hombre pues, en todo caso, lo relevante esdestacar las semejanzas y no las diferencias de sus aptitudes filosóficas. Ambos fueronilustrados, ideológicamente modernos y románticos, pero no en el sentido peyorativo de lapalabra sino en su capacidad de entrega y sacrificio por lo que consideraban justo y verdadero:la redención de la especie humana.Y ese romanticismo también se esboza en su filosofía de la vida, en la sustancia de suideología marxista resumida en el razonamiento faústico que se fundamenta en la acción y no enla gloria.A ambos les fascinaba la transformación de las cosas mediante la voluntad. Se esforzaron enredimir sus propios sueños no para autocomplacerse o vanagloriarse sino para construir lafelicidad de los demás hombres y mujeres sin importarles el color de la piel, la geografía o elorigen. Fueron una suerte de Quijotes de su tiempo.En Pablo y el Che, por otra parte, brilla rutilante la destreza revolucionaria como resultado desus experiencias cualitativas ceñidas a una percepción política audaz y, al mismo tiempo,racional.Pablo, por ejemplo, fue capaz de prever el papel que desempeñaría Inglaterra en el conflictode la República Española. Así se lo hace saber al general Julio Álvarez del Vayo en una de susmás memorables y esclarecedoras entrevistas de la guerra, cuando le comenta que aquel paíseuropeo estaría dispuesto a la traición para derrocar al gobierno republicano, pues ya presumíaque sin el apoyo militar de Hitler y Musssolini no se obtendría la victoria sobre el ejército

popular. Madrid era el ejemplo terrible y magnífico de la resistencia, el cerco permanecíaincólume.En aquella lúcida entrevista con Álvarez del Vayo, Pablo había dado a conocer unapremonición al afirmar que, tal vez, en aquel momento en Inglaterra se estuviera fraguando latraición. En efecto, poco tiempo después comenzaron las negociaciones para imponer el pactode No Intervención.En aquellas circunstancias Pablo no podía intuir que detrás de Albión estaban las manos de losEstados Unidos que negaban visas a sus ciudadanos para ir a España y jamás fueron capaces deenviar armas de combate en defensa de la república.El Che, por su parte, conoció profundamente lo que representaba el imperialismo yanquicomo enemigo principal de la humanidad y en el que no podía confiarse —como bien dijo— «niun tantito así».Admito que acercarme a Pablo y al Che desde mis ya largos años e intentar hacer estacomparación de sus excepcionales existencias desborda el genio del razonar humano, por esorecurro a ciertos resortes imaginativos que se sustentan en mis recuerdos y en mi fantasía,resortes propios de la psicología literaria, arte de imaginar cómo sienten y piensan los hombresde la historia.Me propuse pasar por alto la pasión por sobre lo ilusorio de la naturaleza volátil de la ficción;pero el intento fue en vano. Así de difícil ha sido el empeño de representar la virtud delheroísmo. Las vidas comparadas son siempre hipótesis de experiencias ideales.Sin embargo, las vidas personales de estos dos hombres fueron sobrepasadas en sus afanesrevolucionarios por el mejoramiento de la existencia humana. Como sucede con los personajesshakesperianos también tenían contradicciones, precisamente por eso son recordados yconstituyen paradigmas de todos los tiempos. Por sus propósitos de denuncia de los malessociales, poseían la sólida virtud de la perseverancia y un ansia inusitada de ver culminadas susobras.Sus pensamientos oscilan entre lo abstracto y lo concreto; tienen mentalidad matemática.Pablo recurre al método algebraico para el análisis político; el Che, aficionado a la geometría,decidió un buen día abandonarla pues había llegado a la conclusión de que no le hacía pensar yresolver incógnitas, y pidió un profesor de álgebra para solucionar ecuaciones.Ambos engendraron leyendas de trascendencia histórica. Amantes del buen humor —cada unoen su estilo— anidaron sublimes cualidades espirituales. Jamás necesitaron de órdenes, títuloshonoríficos ni condecoraciones. Ellos fueron sujetos, no objetos de la historia. Sus únicos títuloslos ganaron con sus hazañas, su valor, su sacrificio por la verdad y el honor.Difícil ha sido comparar las vidas de Pablo y el Che, paradigmas de las luchas emancipadorasde la humanidad. Raúl Roa, con quien mantuve una entrañable y sincera amistad hasta el filomismo de su muerte, expresó esta hermosa frase: «también fueron poetas, no poetas de versos yrimas, sino poetas de la lucha y de la victoria por y para la Revolución». Poetas de la vida,Pablo y el Che no buscaron la posteridad ni la gloria, fueron personalidades históricas antes quesus destinos los convirtieran en iluminadores del futuro.Un poema para PabloManuel Yuste *Para este Coloquio he querido traer uno de los poemas de Antonio Aparicio —del cualtambién aparece otro en la compilación El calor de tantas manos, que han hecho Idania Trujilloy Elizabet Rodríguez— que el poeta había enviado a los periódicos de Madrid, creo que alMono Azul, no sé bien si en los días posteriores a la muerte de Pablo por lo cual tenemosjustamente que tratar de recuperar la edición inicial.El 19 de diciembre de 1936 murió en el frente de Majadahonda Pablo de la Torriente Brau quehabía ido desde los Estados Unidos, donde vivía como exiliado político, a defender la libertadde España. Su cadáver fue recuperado después de tres días de combate y lo enterraron en elcementerio de Chamartín de la Rosa.

* Profesor titular de Física de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Madrid y presidente de laAsociación Hispano Cubana Bartolomé de las Casas (2001).Antonio Aparicio nació en Sevilla en 1918. Fue poeta, narrador y crítico literario. Su primerlibro apareció durante la guerra. Junto con Sánchez Barbudo, Arturo Serrano Plaja, EmilioPrados, Juan Gil-Albert, Herrera Petere, Lorenzo Varela, Miguel Hernández, Ramón Gaya yotros escritores, redactó la ponencia colectiva presentada ante el II Congreso Internacional deEscritores, celebrado en Valencia en agosto de 1937. Fue colaborador de la revista Hora deEspaña.Como tantos españoles que defendieron la causa republicana, al final de la contienda, tuvo quemarchar el exilio. Se radicó primero en Chile, luego en Londres, y antes de regresar a España,residió en Venezuela. Numerosas crónicas y textos de crítica literaria aparecieron en ElNacional de Caracas. En Buenos Aires, publicó Fábula del pez y la estrella, (1942) y en Chile,una ―plaquette‖ titulada Cuando Europa moría, y posteriormente —1952— otra en París: Elrayo bajo la tierra. El resto de su producción anda dispersa por revistas, libros colectivos,antologías...El poema de Aparicio que voy a leerles se titula Despedida del héroe y es una elegía segúnconsta en el libro del que lo he tomado; dice así:DESPEDIDA DEL HÉROE(ELEGÍA)Igual que una campana,igual era aquel hombre que traíadesde tierra lejanauna vida bravía,que en los ojos y boca le lucía.Laurel, pino y olivose rindieron al paso de su muerte,igual que, cuando vivo,ante su brazo fuertese rindieron los mares y la suerte.Una mano de niebla,con su velo enlutado va cubriendolos miembros de tinieblay en la calle poniendoramales que le van ennegreciendo.Yo, que en mis manos tuveantes su vida, al fin su muerte entera,viendo estoy como subesu pecho a la carreraa una playa de cruces que le espera.Te marchas con la brisaa un mundo de cenizas habitado,yéndote tan deprisaque solo te han llevadola muerte floreciendo en tu costado.¡Qué pronto se decide!

¡Cómo tan sin respeto va a instalarse!Con qué mando despidey obliga a retirarsea la vida que lucha por quedarse!Se ve que es poca cosalo que la vida encierra, y sin embargo,¡cuánto arrastra celosa,dando de largo en largoun beso dulce entre un millar amargo!De luces rodeado,una y mil veces con dolor te nombro,y al verte transformadoen astillas y escombrotu muerte me ha dolido sobre el hombro.Esto deja la guerrade aquel que la transita sin destajo:la sangre por la tierra,la vida por debajoy una cartera, un padre sin trabajo.Este es el poema. Muchos de sus versos reflejan bien a Pablo, otros deben ser estudiados. Entodo caso dejo en manos de Elizabet e Idania y de otros investigadores esas pesquisas. Con estoquiero terminar y agradezco la paciencia que han tenido.Pablo, España y la solidaridadCarmen Carreras *En primer lugar quiero agradecer al Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau por habernosinvitado a este Coloquio Internacional. Estar aquí me ha permitido aprender sobre Pablo, sugeneración, sus amigos, su familia, su entorno.Tanto Manuel Yuste como yo no somos historiadores ni estudiosos de la vida de Pablo.Vivimos en un pueblo de la zona norte de Madrid y allí integramos la Asociación CulturalPablo de la Torriente Brau, que nació justo el 4 de diciembre de 1991. Es decir, este año,estamos celebrando el centenario de Pablo y los primeros diez años de nuestra institución queesperamos sean largos y fructíferos.Pero ¿quiénes somos, qué hacemos y por qué estamos aquí?En la asociación participan vecinos de los ayuntamientos de San Sebastián de los Reyes yAlcobendas, ubicados a unos dieciocho kilómetros de Madrid, cuya población es de cientocincuenta mil habitantes.* Profesora titular de Física de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Madrid, y presidenta dela Asociación Cultural Pablo de la Torriente Brau de San Sebastián y Alcobendas, Madrid, España (2001).En un inicio, los vecinos de estos dos municipios madrileños, decidimos dedicar nuestrotiempo libre a expresar solidaridad con el pueblo cubano y su lucha contra el bloqueonorteamericano y difundir los logros sociales, culturales y políticos de la Revolución. Uno deaquellos vecinos —Santiago Martín, primer presidente de la asociación—, había estado enCuba. En uno de sus habituales paseos por La Habana, entró en una librería y allí descubrió unlibro sobre Pablo de la Torriente. Ese fue el nombre que propuso para nuestra asociación. Pablode la Torriente, el joven revolucionario cubano de los años treinta, que se encontraba exiliado en

Nueva York cuando estalló la Guerra Civil Española y no dudó en ponerse al lado de nuestropueblo, consciente de lo que se jugaba el mundo entero en esa batalla contra el fascismo. Tuvoque enfrentarse a sus propios compañeros de lucha, que no entendían que se marchara tan lejosdejando cosas pendientes en Cuba. Fue entonces cuando escribió la hoy famosa frase de «Misojos se han hecho para ver las cosas maravillosas y mi maquinita para contarlas. Y eso es todo».Generoso con todos, dio su vida por la libertad. ¿Qué mejor ejemplo de solidaridadinternacional?De este modo adoptamos el nombre de Pablo como símbolo de la solidaridad internacional,que no solamente se ha puesto de manifiesto con Cuba sino con otros pueblos latinoamericanosy árabes, teniendo en cuenta los comunes lazos históricos y culturales que nos unen a esasnaciones.A partir de entonces hemos desarrollado acciones de divulgación y de financiación deproyectos tanto con Cuba como con El Salvador, Nicaragua y Chiapas, dentro de los paíseslatinoamericanos, y con Sahara, Palestina, Libia e Iraq, en el mundo árabe. En estos momentosnuestra actividad está centrada en ayudar al pueblo palestino.¿QUIÉNES SOMOS?Como asociación de vecinos, cada uno desarrolla diferentes actividades; unos sonprofesionales; otros jubilados, estudiantes, obreros y amas de casa. Yo, por ejemplo, soy físicode profesión, enseño en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED); sinembargo, lo que nos une en nuestros ratos libres son los proyectos solidarios que llevamosadelante. Trabajamos voluntariamente y con mucho entusiasmo. Esto hace que los logros queobtenemos —las campañas de sensibilización ciudadana, de solidaridad y de ayuda humanitaria,gestión de proyectos de cooperación, homenajes a personalidades políticas o culturalesdestacadas por sus luchas contra la injusticia y las desigualdades; exposiciones y festivales—,tienen un inmenso valor porque surgen del esfuerzo de todas y todos y del cariño con querealizamos cada actividad.Contamos, además, con amigos y colaboradores —profesionales de los medios decomunicación, poetas, músicos, profesores de las universidades— que no pertenecen a nuestrosmunicipios pero que con su presencia y ayuda contribuyen al éxito de las campañas de laasociación.¿QUÉ HACEMOS?Nuestras actividades están dedicadas a proporcionar información sobre las causas queoriginan la situación de muchos países del Tercer Mundo con el propósito de contrarrestar lamanipulación informativa de los grandes medios de comunicación de los países del PrimerMundo.En este sentido, hemos organizado mesas redondas, coloquios y debates donde los asistenteshan podido debatir directamente con los implicados (miembros del Frente Polisario del Sahara,del ejército Zapatista de Chiapas, del Frente Farabundo Martí de El Salvador, de laOrganización para la Liberación de Palestina; representantes de la Revolución cubana ycompañeros del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau). Aunque oficialmente, vivimos enun país democrático y tenemos libertad de prensa, lo que se publica en los medios decomunicación, la radio, la televisión es lo que evidentemente le conviene al gobierno, entre ellomuchas noticias de la CNN. Recientemente en Afganistán [2001] ha muerto un periodistaespañol, sin embargo las noticias que nos llegan no son las de los periodistas españoles queestán allí como corresponsales; son las que la CNN envía a toda Europa. De manera que en laasociación nos hemos propuesto hacerle la contrainformación a la CNN. ¿Cómo? Indagamosqué cubanos, iraquíes, palestinos están en nuestro país y, en el caso que sea posible, hacemosgestiones con las embajadas para obtener información de primera mano e invitar a esas personasa que nos den sus testimonios sobre lo que verdaderamente está sucediendo en sus países. Demodo que nuestra asociación se convierte en una tribuna de debate y reflexión.

Todo esto motivó el establecimiento de lazos de colaboración entre nuestra asociación y lasdiferentes organizaciones con las que tenemos relaciones de amistad y colaboración tanto enAmérica Latina como en el Medio Oriente.Cuando se expande en España el movimiento de las Organizaciones No gubernamentales(ONGs) y comienzan a financiarse proyectos de cooperación y desarrollo por organizacionesestatales, autónomos o locales, las relaciones que habíamos iniciado sirvieron para establecer,en los países mencionados, contrapartes con las que podíamos trabajar en distintos ámbitos. Deesta manera, la confianza y el respeto mutuos estuvieron garantizados desde el principio.PAÍSES CON LOS HEMOS TRABAJADOAunque Cuba ha sido siempre el eje fundamental de nuestra actividad, hemos colaborado conotros países que sufren el acoso del imperialismo internacional, dirigido por los Estados Unidos.Dentro del mundo árabe destacan: Libia, República Saharaui, Iraq y Palestina. EnLatinoamérica: El Salvador, Nicaragua y Chiapas.Una de los campos en los que trabajamos es el cultural. Hemos auspiciado variasexposiciones: 30 aniversario de la caída del Che en Bolivia; 40 años de la Revolución cubana;Vida y obra de Pablo de la Torriente Brau, en coordinación con el Centro Pablo. Paradesarrollar estas actividades hemos contado con la cooperación de los ayuntamientos de SanSebastián y Alcobendas. Sus salones de actos, galerías de exposiciones, teatros y otros mediosmunicipales han estado siempre a nuestra disposición, y los hemos empleado gratuitamente.Los gobiernos de estos dos municipios, por otra parte, han puesto a nuestro alcance laposibilidad de utilizar las infraestructuras municipales para poder realizar este tipo de trabajo.Hemos hecho, también, varios homenajes a personalidades de la política, las artes y la culturaen general. Entre ellos a Rafael Alberti; al biólogo español Faustino Cordón, que sufrió en carnepropia el drama de la Guerra Civil Español donde perdió a su padre y a su hermano, vivió laetapa franquista sin exiliarse e hizo importantes investigaciones.Asimismo, hemos organizado festivales y campañas de solidaridad en apoyo a los pueblos quesufren el bloqueo norteamericano. Como somos un grupo pequeño, nos hemos sumado a lascampañas de carácter general que realizan asociaciones de ámbito nacional, como la Bartoloméde las Casas o el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe. Juntos hicimos la campaña «Unatonelada de leche para los niños cubanos» y otra «Un millón de lápices para las niñas y niños deIraq».Es bueno aclarar que nuestra asociación no es una ONG sino una organización de solidaridad.Ciertamente hemos solicitado financiamiento para proyectos y la verdad es que hemos sido muybien tratados en los dos ayuntamientos, tanto en de Alcobendas como en el de San Sebastián delos Reyes.En la actualidad nuestras actividades se centran en las siguientes campañas:Contra el injusto bloqueo norteamericano que sufre el pueblo cubano desde hace más decuarenta años. En campañas solidaridad y proyectos de cooperación para apoyar su desarrolloeconómico, y denunciar las leyes internacionales que los Estados Unidos intentan imponer al resto delos países.Por el levantamiento de las sanciones a Iraq. En campañas de solidaridad y ayuda humanitaria, asícomo en la denuncia a la actitud de la ONU que se pliega a los intereses norteamericanos en el MedioOriente.Por los derechos nacionales del pueblo palestino. En la ayuda incondicional a la creación delEstado Palestino, en paz y libertad, y la denuncia a los incumplimientos sistemáticos por parte deIsrael de las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la ocupación militar de losterritorios autónomos y el genocidio permanente contra ese pueblo.FUENTES DE FINANCIAMIENTOLas cuotas de los socios, aunque son importantes por el valor simbólico y afectivo, no bastanpara llevar a cabo las actividades que emprendemos. Por esa razón hemos solicitado, en

numerosas ocasiones, apoyo institucional y económico a los equipos de gobierno de los dosayuntamientos. Independientemente de la estimable ayuda económica que nos hanproporcionado —sin la cual no hubieran sido posibles muchas de las actividades solidarias—, laayuda institucional de San Sebastián de los Reyes y Alcobendas ha sido esencial pues nos haposibilitado contar con los medios y la infraestructura necesaria para realizar nuestrosproyectos.Por otra parte, los vecinos y las vecinas han respondido siempre a los llamados solidarios. Porejemplo, gracias a sus donaciones en 2001 hemos podido enviar a hospitales palestinos más demedio millón de pesetas [aún no se había oficializado el euro como moneda oficial] para laadquisición de medicinas. Pero no son las pesetas de ayer o los euros de hoy los que hacen quenuestra asociación funcione, sino la conciencia ciudadana que esperamos siga manteniendo susensibilidad ante la injusticia que representa la desigualdad y la discriminación social y laagresión de unos Estados contra otros.ACCIONES SOLIDARIAS:1996Acto de homenaje a los brigadistas internacionales que participaron en la GCE en el teatroAuditorio Adolfo Marsillach, San Sebastián de los Reyes. Nuestra asociación preparó unasemblanza de un brigadista. En ese acto conocimos a Víctor Casaus —que aquella ocasiónacompañó a los veteranos cubanos— y a partir de ese momento se inicia nuestra colaboración yrelaciones solidarias entre nuestra asociación y el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.Tratamiento de niños iraquíes con cardiopatías congénitas subvencionado por el ayuntamientode Alcobendas.Repuestos para mantenimiento y reparación de autobuses donados a la Ciudad de La Habana.Subvencionado por el ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes.1997Adquisición de piezas de repuesto para veinte ambulancias de Ciudad de La Habana.Subvencionado por el ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes.Festival de Solidaridad con los pueblos que sufren bloqueo. Subvencionado por elayuntamiento de San Sebastián de los Reyes.1998Escuela taller para la preparación y divulgación del arte tradicional palestino en Belén.Palestina (1ra fase). Subvencionado por los ayuntamientos de Alcobendas y San Sebastián delos Reyes.Adquisición de piezas de repuesto para veinte ambulancias que habían sido enviadas por otrasinstituciones españolas a Ciudad de La Habana. Subvencionado por el ayuntamiento de SanSebastián de los Reyes.1999Recuperando la Memoria. Jornadas sobre Pablo de la Torriente Brau (Exposiciones;encuentros con compañeros del Centro Pablo, con Ruth de la Torriente; charlas, conferencias,visita a lugares históricos de la Guerra Civil Española vinculados con la estancia de Pablo enMadrid.Desarrollo y explotación de tres zonas agrícolas de alto rendimiento para elautoabastecimiento de la población estudiantil de Ciudad Escolar Libertad, Marianao, Cuba(cercados, organopónicos, huertos).Escuela-taller para la preparación y divulgación del arte tradicional palestino en Belén.Palestina (2da fase). Subvencionado por los ayuntamientos de Alcobendas y San Sebastián delos Reyes.2000Pequeño equipamiento para la sala de urgencias del Hospital Beit-Jala de Belén, Palestina.Subvencionado por el ayuntamiento de Alcobendas.

Folletos informáticos de dos campañas de apoyo al levantamiento de sanciones a Iraq.Desarrollo y explotación de tres zonas agrícolas de alto rendimiento para elautoabastecimiento de la población estudiantil de la Ciudad Escolar Libertad, Marianao, Cuba(2da fase), (cercados, organopónicos, huertos). Subvencionado por el ayuntamiento deAlcobendas.Elaboración de un catálogo de los trabajos realizados por las Mujeres de la Escuela-taller delCentro PHC en Belén (3ra fase). Subvencionado por el ayuntamiento de San Sebastián de losReyes.Exposiciones sobre el proyecto de cooperación Palestinan Heritage Center. Recuperación delpatrimonio cultural de Palestina. (Financiado por los ayuntamientos de San Sebastián de losReyes y Alcobendas).Apoyo a los medios de comunicaciones locales en la difusión de nuestras actividades.Homenaje a Faustino Cordón, biólogo español.Campaña «Un millón de lápices para los niños y niñas de Iraq».2001Proyecto de Cooperación al Desarrollo de MediCuba. Suministro de materias primas para laelaboración de medicamentos. Subvencionado por el ayuntamiento de Alcobendas.Contribución al equipamiento del Centro Médico Beit-Al Maqdes para asistencia primaria y deurgencias a la población palestina de una zona bajo ocupación israelí. Subvencionado por elayuntamiento de Alcobendas.Con esta exposición pretendemos dejar constancia para la memoria de este Coloquio y, enespecial para que los cubanos y cubanas conozcan cómo nos organizamos, quiénes somos y quéhacemos. Este es nuestro pequeño aporte. Con él queremos hacerle honor al nombre de nuestraAsociación Cultural Pablo de la Torriente Brau que también llena de orgullo y prestigia a esteCentro.Palabra amigaDurante los días del Coloquio Internacional se recibieron en el Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau a través del correo electrónico, comunicaciones, mensajes y saludos denumerosos amigos y amigas del mundo que ahora reproducimos:Una pulseada a la muerte *Uno se pregunta ¿habrá alguna mejor manera de ganarle una pulseada a la muerte? ¿Habrámejor manera? Este Centro perpetúa la memoria de Pablo de la Torriente pero la perpetúaviviéndola, haciendo cosas, multiplicándola en una tarea que me parece fecunda y linda. Así queyo me limito a enviar este mensaje para pedirle a Víctor y a todos los compañeros y compañerasque están en este asunto que sigan siendo.EDUARDO GALEANO* Estas palabras fueron enviadas grabadas por su autor y escuchadas en el patio del Centro Cultural Pablo de laTorriente Brau el día 17 de diciembre del 2001, cuando se inauguraba el Coloquio Internacional Cien años de Pablo.

Para que esa llama de amor no se extingaQuerido compañero José Ramón FernándezQueridísimas amigasMuy querida RuthCompañeras y compañeros:Con admirable devoción, que lo honra mucho por cierto, Víctor Casaus abrió un espacio en lacultura cubana, dejando los merecidos lauros que tanto tiempo le llevaron acumular tanto en suobra personal como intelectual, y poniéndolos al servicio de una memoria. De una memoria conla cual se ha identificado tanto, que si hoy podemos decir que Pablo ocupa un espacio en laactividad cultural y el pensamiento cubano, lo deberíamos a dos cubanos esencialmente.A uno que supo reunir el sentimiento de todos los cubanos, a Raúl Roa, que cultivó a lo largode los años la inconsolable tristeza por la temprana partida de Pablo, y que lo honró en susescritos, en la amistad y en la vida diaria; y a Víctor que desde este Centro ha logrado reunirnosa todos para que esa llama de amor no se extinga. A la luz de ella, arribamos al centenario dePablo y con la presencia y la tutela fraterna de Ruth, que a lo largo de toda la vida con suhermana —a quien recuerdo perfectamente en tantísimas oportunidades— fue la fiel custodia deuna memoria familiar que trascendía a Cuba, volvía una vez más a tejer un lazo entre PuertoRico y Cuba, y nos acercaba por la sangre de Pablo a la España irredenta de 1936, donde sedaba una batalla no solo por el pueblo español sino por la humanidad toda.La guerra civil era como el prólogo y el primer acto de un debate mayor, que arrebató a lajuventud cubana llevando a los campos de batalla a un grupo numerosísimo de jóvenes quedemostraron en aquellas viriles acciones que la gran España, la España grande, la de las ideas, lade los sentimientos, la de Mariano Martí; la España de los combatientes españoles en las filas denuestro Ejército Libertador, la España de los pensadores y de los atrevidos luchadores por lalibertad, había hallado eco en sus corazones y, poniéndose por encima de la paradoja, queaparentemente suponía que cuando no habían transcurrido cuatro décadas de la Guerra deIndependencia de Cuba, un contingente de jóvenes cubanos fuese a luchar en suelo español poruna causa española y viese en ese debate una causa de la humanidad.Hay esta tarde en la sala, en el patio gentil de esta casa, mujeres y hombres que participaronen la Guerra Civil Española. Cubanos, norteamericanos, españoles que se han reunido paracelebrar el primer centenario de Pablo.Y ha comenzado con esa maravillosa canción trovadoresca con que Silvio Rodríguez diocuerpo sonoro a los inmortales versos que están en la esencia de la despedida de duelo de Pablo,pronunciada por Miguel Hernández, el pastorcito de Orihuela: los versos apasionados queretratan el dolor de los compañeros que ven derrumbarse al primero de aquellos grandessoldados de la libertad que integró el contingente de Cuba. Un contingente que se unió anorteamericanos, a italianos, a húngaros, a gente de otras patrias hispanoamericanas, que seabrazaron en el suelo español por la república y por la libertad.Las palabras de Miguel Hernández son el más hermoso homenaje al que quedó con sus huesosen Majadahonda pero cuyo espíritu, como el del gran capitán saltó por encima de su tumba,proclamando que en la tierra de España quedaban sus huesos pero su gloria no. Su gloriaatravesaría una vez más, de regreso, el océano para volver a lo que fue su mundo, su ámbito, elteatro de sus primeros y más grandes sueños: Cuba. Era el sol de Cuba el que estaba en loshuesos independientemente de que en la hora postrera fuese el de España el que iluminase susojos.A Pablo debemos no solamente ese ejemplo, sino su extraordinaria y grande originalidad. Tangrande como su figura, que Raúl Roa describió en tantas ocasiones: aquella figura quesorprendió a los compañeros en la cárcel terrible, el presidio en la Isla de Pinos — ahora Isla dela Juventud —, con sus ocurrencias, con sus palabrotas, con sus chistes, con sus retratoshablados de los compañeros y con aquellas cartas que leí en mi primera juventud en el archivode Emilio Roig, también amigo suyo, a quien, a dos tenores con Juan Marinello y con el propioRaúl, escribió cartas maravillosas que han llegado hasta hoy.

El Centro Pablo ha promovido estas conmemoraciones ardorosamente. Víctor las ha cantadoanticipadamente utilizando para ello, como ha dicho, todos los medios a su alcance.Hace unos pocos días el homenaje tocaba el lugar más alto, cuando en vísperas de estasconmemoraciones se reunía en el patio, junto a lo más granado de la cultura y de la juventudcubana, de su más pura vanguardia intelectual, el Jefe de la Revolución para suscribir con suspalabras de elogio, el valor y el mérito que el Centro y su obra suponen.Pablo, España, Cuba suponen en 1936, una deuda a pagar por todos aquellos que habíanluchado en las jornadas más dolorosas por Cuba desde España y desde Cuba, cuando aunéramos una parte de la tierra española y cuando, llegado el momento de los grandes bríos y delgran debate definitorio, se hallaron frente a frente.Tenemos la suerte de tener hoy entre nosotros aquí, a uno de los símbolos vivientes de laamistad del pueblo norteamericano con la España republicana y con Cuba.De aquellos que lucharon en la Brigada Abraham Lincoln. De aquellos que hasta, aun hoy,defienden las causas más justas y más nobles, entre ellas la causa del pueblo cubano.En el día de hoy, al comenzar esta jornada por Pablo, considero indispensable decir estoporque sin ello no sería posible explicar: ¿por qué se fue a derramar tan tempranamente aquellasangre en tierra española cuando todavía vivían los que habían sido en Cuba cautivos de lascárceles, cuando aun vivían los que volvieron del exilio en Chafarinas y en Fernando Poo?¿Cuando aun vivía una buena parte de los que habían combatido en suelo cubano por lalibertad? Y es que en esa batalla se unieron cubanos y españoles, renunciando a todas lasconfrontaciones, abrazados en Cuba por amor aunque alguna vez se hubiese servido a Españapor deber.Para todos aquellos amigos de Pablo caídos en España junto a él.Para los que lloraron su muerte en Majadahonda.Para los que le acompañaron a la tumba secreta donde permanecen aun ocultos sus restos,nuestro pensamiento y nuestra gratitud.Y que aquellas lágrimas y aquellos cantos luctuosos celebrados sobre su tumba, nos permitanhoy el sentimiento profundo de gratitud por todos lo que de una parte u otra de la tierra hanservido y amado a la causa de nuestro pueblo.Y a Pablo, puertorriqueño que soñaba continuamente en que Puerto Rico fuese también comolo soñó Martí, una parte de la América libre, nuestra memoria y nuestro tributo.A un Pablo que no ha muerto y no se ha ido, sino que vive entre nosotros. Nosotrosconsideramos y creemos que esa trascendencia es cierta. No es solamente un ardid literario niuna ficción de la palabra, sino una gran verdad.Cuando se deja en la obra una parte de la vida, cuando se deja en actos o en poesía un sueño,se vive más allá de la muerte y esta es, como dijo Martí, un carro de gloria, un carro de hojasverdes, en que a morir nos ha de llevar.Para Pablo, en el día de su centenario, nuestro recuerdo emocionado.Para Pablo nuestras flores.Para Pablo nuestros cantos.Para Pablo nuestros poemas y, desde luego, esta reunión de amigos que es en realidad unamultitud.Porque a nuestra convocatoria, a estas cabezas canas y a estas otras cabezas jóvenes, se unenla de una mirada de compañeros, que acuden hoy colmando el patio y colmando la HabanaVieja.Por estos caminos que recorrió Pablo muchas veces, para ir al despacho de Don Fernando, dela mano de Rubén, de la mano de Raúl, de la mano de los compañeros que formaron el primorde su generación.Para Pablo nuestros cantos y nuestra inacabable gratitudMuchas gracias.EUSEBIO LEALMi recuerdo para Pablo *

Madrid, 16 de noviembre de 2001Hola Carmen:Recibí tu pedido y no tengo otra forma de transmitirte mi recuerdo de Pablo de la TorrienteBrau que a través de este mensaje escrito.Como ya te he contado, a Pablo le conocí en Alcalá de Henares, en el comisariado de la 46ªDivisión de El Campesino, donde yo era telefonista. Lo que nos unió era el compañerismo deltrabajo. Pablo de la Torriente era un cubano, alto, fuerte, con tipo de deportista, ancho dehombros, buen carácter, agradable, simpático, camarada de todos sus compañeros ycompañeras.* Mensaje entregado a Carmen Carreras, presidenta de la Asociación Pablo de la Torriente Brau de San Sebastiánde los Reyes y Alcobendas, Madrid, España; para ser leído en el Coloquio Internacional Cien años de Pablo.Luchó y trabajó en nuestra división y murió también en ella. Luego de su muerte le sustituyóen su puesto Miguel Hernández, ya que en el comisariado de la división, Pablo tenía la categoríade su cargo: comisario de cultura, la misma que la de comisario político.A su muerte le enterraron aquí, creo que en el cementerio de Chamartín, pero un día nosdijeron que iban a trasladar su cadáver a Cuba. A su entierro fuimos muchos combatientes de la46ª División y muchos jefes y oficiales. Recuerdo que escribí una nota en un papel «sin sobre»(porque no lo llevaba preparado); era un saludo para las mujeres cubanas que metieron en suataúd. Yo puse mi firma: Rosario Sánchez, La Chacha.Después me enteré por rumores en la división que le trasladaron a Barcelona porque nopudieron sacarle de España. Hace tantos años, que no recuerdo en este momento mucho más.Se decía que era periodista e iba al frente para atender su trabajo como redactor y mandar susreportajes a Cuba. Era de izquierdas, muy agradable en el trato. En la división todo el mundo lerespetaba y le quería. Era muy amigo de Policarpo Candón, de Eloy Castellanos, que era elcapitán más joven de toda la división. Pablo de la Torriente y Policarpo Candón eran doscubanos muy parecidos en el buen carácter que tenían. En la división, había más cubanos perode la Torriente era el más tratable. Campesino quería mucho a los cubanos, a todos ellos, perocreo que a Pablo le admiraba. Pablo tenia tan buen humor, tan buen carácter y era tan amable…Con sus compañeros gastaba bromas delicadas, no era «cursi», más bien elegante.ROSARIO SÁNCHEZ MORA, LA DINAMITERADesde un pequeño rincón de EspañaEstoy aquí en representación de la Asociación Cultural Pablo de la Torriente Brau. Desde unpequeño rincón de España, los pueblos de Alcobendas y de San Sebastián de los Reyes, vengo aparticipar en el homenaje que se tributa a uno de los más altos representantes de la solidaridadinternacional.Nuestra asociación, que se honra llevando el nombre de Pablo, dedica parte de su actividad ala solidaridad con todos los pueblos que, como el cubano, sufre el acoso del imperialismo. En1936, Pablo y muchos otros cubanos demostraron su solidaridad con el pueblo español y nodudaron en luchar junto a él defendiendo al gobierno de la república democráticamenteestablecida. Hombres del calibre y la dimensión humana de Pablo de la Torriente Brau dieron suvida por esa causa.Participar hoy en este encuentro significa para nosotros rendir un homenaje a todos loshombres que, como Pablo, son capaces de dedicar su vida a luchar contra la injusticia allí dondese manifieste.Nosotros estamos organizando también un pequeño homenaje a la figura de Pablo en eldécimo aniversario de nuestra asociación. Para ello estamos elaborando un folleto en el quetodas aquellas personas —de la Junta Directiva de la asociación a lo largo de estos diez años,

que han colaborado en las actividades desarrolladas (coloquios, festivales, homenajes), y hanfinanciado proyectos de ayuda al desarrollo—, puedan escribir sus testimonios sobre el papelque la Asociación Cultural Pablo de la Torriente Brau viene realizando en el campo de lasolidaridad entre los pueblos.ASOCIACIÓN CULTURAL PABLO DE LA TORRIENTE BRAUDE SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES Y ALCOBENDAS.Nuestro entrañable miliciano PabloEn una fecha tan señalada como el centenario del nacimiento de nuestro entrañable milicianoPablo de la Torriente Brau, no puedo dejar de manifestaros al Centro Cultural que lleva sunombre, mi más sincera gratitud y apoyo por la preservación viva de un legado que ennoblece ydignifica la condición humana.ÁNGEL REQUENA FRAILEALCALDE PRESIDENTE DEL AYUNTAMIENTODE SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES, MADRID, ESPAÑACompañeros del alma, compañerosPablo de la Torriente Brau, yo te saludo y me incorporo a tus cien años de historia trayendo larepresentación de la Asociación de Amistad Hispanocubana Bartolomé de Las Casas. UnaAsociación cuyo fundamental propósito es el de reforzar la relación que siempre ha existidoentre nuestros pueblos. Relación de la cual tú eres el eslabón más alto porque te quedaste entrenosotros para siempre, con el sol español puesto en la cara y el de Cuba en los huesos, comoacertada y dolorosamente, dijo Miguel Hernández, tu compañero. Y aquí, en los brazos de tuhermana Ruth, deposito mi cariño, el de mi Asociación y el de todos los españoles de bien.Eres el símbolo de la amistad de nuestros pueblos, y hubo muchos momentos en que, comoeslabón de oro, encadenaste para siempre los anhelos de cubanos y españoles. Sobre todocuando, estando en Nueva York en 1936, en un momento memorable, decidiste irte a España aser arrastrado por el gran río de la revolución.Fuiste a luchar al lado de nuestro pueblo contra el fascismo que amenazaba nuestra jovenrepública. Muchos españoles te amaron entonces. Muchos admiraron al cubano, símbolo de lasolidaridad internacional.Pero el momento supremo de tu entrega, el momento supremo de todos los momentos, te lotenía reservado la historia en Majadahonda, el 19 de diciembre de 1936, esa historia que túescribiste no solo con tu pluma sino con tu fusil.Compañeros del Centro Pablo, la Asociación de Amistad Hispanocubana Bartolomé de LasCasas os da las gracias por haberla invitado a este hermoso acto. Compañeros del alma,compañeros.MANUEL YUSTE, PRESIDENTEDE LA ASOCIACIÓN DE AMISTAD HISPANOCUBANA BARTOLOMÉ DE LAS CASAS.Por la defensa de su libertad y la nuestra

Hoy se cumple el centenario del nacimiento de nuestro inolvidable compañero antifascista Pablode la Torriente Brau que cayó muerto el 19 de diciembre de 1936 en Majadahonda (Madrid),combatiendo heroicamente en la lucha que libró el pueblo español contra las huestesreaccionarias fascistas que se sublevaron alevosamente traicionando al legítimo gobiernorepublicano que nuestro pueblo había elegido mayoritaria y democráticamente el 16 de febrerode 1936.Los ex guerrilleros antifascistas que aún quedamos con vida, asociados al Archivo, Guerra yExilio (AGE), desde su creación en 1997, continuamos la lucha reivindicando nuestroslegítimos derechos como soldados de la república que fuimos, y seguiremos siendo, sinclaudicaciones ni dejaciones de principios, y nos sumamos de todo corazón a la conmemoracióny homenaje al héroe internacionalista Pablo de la Torriente Brau, que supo vivir y morir condignidad por la defensa de su libertad y la nuestra.ASOCIACIÓN DE LA GUERRA CIVIL Y EL EXILIO ESPAÑOL (AGE)Y LOS EX-GUERRILLEROS DEL EJÉRCITO REPUBLICANO ESPAÑOL:JESÚS DE COS BORBOLLA (COMANDANTE PABLO) Y FELIPE MATARRANZ GONZÁLEZ (CAPITÁN LOBO)Más allá de cualquier fronteraQueremos, aunque sea brevemente y tan sólo a dos días de la celebración, desearos de todocorazón que el Encuentro Internacional Cien años de Pablo sea un éxito, como estamos segurosque serán muchas las voces de muchos sitios que se unan para evocar el ejemplo, la figura y lapalabra de Pablo, de modo que quede así la constancia de su presencia más allá de cualquierfrontera.Para nosotros, de modo muy especial, la memoria de Pablo está integrada en la memoriacolectiva de todos aquellos que lucharon y dieron su vida en defensa de la libertad, la justicia yel derecho del ser humano a un mundo mejor.Su recuerdo siempre estará con nosotros.Con un abrazo fraternal,ANA PÉREZ, PRESIDENTADE LA ASOCIACIÓN DE AMIGOSDE LAS BRIGADAS INTERNACIONALES (AABI)Para no olvidarQueremos hacer llegar un ferviente y afectuoso saludo fraterno para los compañeros del CentroCultural Pablo de la Torriente Brau de La Habana con motivo de los actos de conmemoracióndel centenario de su nacimiento. Agradecemos este tipo de actos, así como la labor ycompromiso revolucionario que trajo Pablo al defender hasta con su propia vida nuestrarevolución, esperanzas y cantos, truncados después por la cruel dictadura de Franco. La tareadel Centro por rescatar la memoria histórica es una tarea que empezó el propio Pablo hacemuchos años, cuando decidió escribir con su maquinita, y que luego habéis seguidomagistralmente. Recordemos para no olvidar, recordemos para tener memoria, y recordemos, endefinitiva, para seguir luchando.Un fuerte abrazo en la distancia, esperando los máximos éxitos para estos actos y las personasque los hacéis posibles.Hasta la Victoria SiempreSalud y RevoluciónASOCIACIÓN VALENCIANA DE AMISTAD CON CUBA JOSÉ MARTÍ

Desde esta otra ala del pájaroSaludos desde esta otra ala del pájaro y felicitaciones a todos los compañeros, amigos ycolaboradores del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau en la conmemoración delcentenario de este insigne intelectual cubano-puertorriqueño.Desde hace unos años la Casa Aboy y su Centro Cultural Ramón Aboy Miranda llevan a caboactividades de intercambio con el Centro Pablo conducentes al mejor conocimiento de la figurade Pablo de la Torriente Brau, hasta hace poco desconocida en nuestra patria. Hoy, gracias a laincansable gestión del poeta y amigo Víctor Casaus, hemos logrado que la obra y la vida dePablo comiencen a ser conocidas a través de sus libros, de documentales sobre su vida y delBoletín Memoria. Esperamos continuar con este intercambio en los años venideros.Lamentamos profundamente no acompañarlos en estas celebraciones ya que por razonespersonales se nos ha hecho imposible viajar a Cuba. Les deseamos muchas felicidades en elAño Nuevo y renovaremos esfuerzos para que los trabajos que se realizan en estos días en Cubatengan repercusiones en Puerto Rico. Viva Cuba, Viva Puerto Rico, Paz para Vieques.EFRAÍN Y MARISA ROSADOCENTRO CULTURAL RAMÓN ABOY MIRANDA Y CASA ABOYSeguimos juntosEs una alegría saber que un pueblo se despierta y se rebela.Así se alegró Pablo cuando tuvo noticias de que en Puerto Rico no se aceptaba la colonia. Hoyestaría muy contento de ver como cubanos y puertorriqueños seguimos unidos en nuestrasgestiones culturales, políticas y sociales en lucha siempre por la unidad antillana. Un saludomuy especial al Centro Pablo de la Torriente Brau porque sostiene la intelectualidad que Pabloejemplificó: no la elitista sino la del verdadero compromiso con la vida.Reciban un abrazo siempre solidario.CARMEN CENTENO AÑESESEste cubano de Puerto RicoSaludos desde la otra ala y desde este otro periódico. Espero que de este Coloquio salga unahermosa publicación que nos refresque la memoria, sobre todo a los boricuas, sobre la vida yobra de este cubano de Puerto Rico.Un abrazo,RAFA ACEVEDO. CLARIDAD, EN ROJO SAN JUAN, PUERTO RICO.

El espíritu viveVoluntarios cubanos y norteamericanosrecuerdan la Guerra Civil EspañolaMoe Fishman 1 , Evelio Aneiro 2 , José M. Fernández 3 y Luis Peraza 4Como parte de las sesiones del Coloquio Internacional Cien años de Pablo, tuvo lugar el 22 dediciembre de 2001, un conversatorio en el que Moe Fishman, —a nombre de la BrigadaAbraham Lincoln y de la Fundación Puffin, dejó inaugurada la Exposición fotográfica Elespíritu vive compuesta por imágenes tomadas durante la Guerra Civil Española— junto a JoséMaría Fernández Souto, Evelio Aneiro y Luis Peraza, tres de los voluntarios internacionalescubanos que defendieron la República Española, dialogaron con los asistentes al debate.Reproducimos íntegramente estos testimonios.Moe Fishman: Es un honor asistir al encuentro por el centenario de Pablo de la Torriente Brau.Traigo los saludos de los ciento quince veteranos de la Brigada Abraham Lincoln que aún viven.Pablo murió antes de que los primeros voluntarios estadounidenses llegaran a España en enerode 1937. Sabíamos que el camino del apaciguamiento seguido por Chamberlain 5 en Inglaterra yotras potencias occidentales, que constituían el Comité de No Intervención y le negaban armas ala España democrática, no detendría el fascismo. Esa política le había permitido a Hitlerrearmarse y ocupar Austria; mientras Mussolini conquistaba Etiopía. España era el próximoobjetivo de los fascistas; sin embargo el heroico pueblo español se negó a rendirse ante el golpemilitar fascista aún cuando se le negó el derecho a adquirir armas para defenderse.De manera que Pablo y otros mil cubanos, tres mil hombres de los Estados Unidos y milquinientos cincuenta de Canadá, México, Francia y otros muchos países, en total cuarenticincomil voluntarios provenientes de cincuenta naciones, se integraron a las Brigadas Internacionalespara luchar al lado del pueblo español. Nosotros no éramos mercenarios, tampoco soñadoresrománticos; comprendimos, sencillamente, la necesidad de asumir una posición para enfrentar alfascismo, para que no pudiera dominar en el mundo.Como se dijo en aquel momento la causa de España era la causa de toda la humanidadprogresista y, como ustedes saben, la batalla de España se perdió, o mejor, España fuetraicionada por el resto de las llamadas «democracias»; sólo México, Checoslovaquia y sobretodo la antigua URSS enviaron armas a la república. La resistencia de tres años del puebloespañol hizo que millones de personas en todo el mundo comprendieran el peligro del fascismoy su objetivo de dominación mundial. Esa lucha dio lugar a los conceptos de solidaridadinternacional, de aspiraciones y fines comunes; y, en especial, llevó a la clase trabajadora atomar conciencia de su papel en el campo de la ideología.La lucha épica de España se pronunció por la unidad de las fuerzas antifascistas y demostró sueficacia; es decir la unidad que en aquel momento proclama la antigua URSS, las democracias ylos guerrilleros, las fuerzas antifascistas en todo el mundo, eran elementos absolutamentenecesarios para derrotar a las fuerzas fascistas de Hitler y Musolini que años después asesinarona millones de personas y casi desmembraron los movimientos de resistencia de la vieja Europa.Alrededor de sesenta millones de personas murieron en la Segunda Guerra Mundial. Estegenocidio pudo haberse evitado si se hubiera logrado detener a los fascistas en España.Pablo vio con mucha claridad esa amenaza y, a riesgo de su propia vida, enfrentó el rigor de laguerra y supo mantener sus convicciones.Saludamos que en Cuba se haya decidido honrar a los voluntarios de las BrigadasInternacionales y a Pablo de la Torriente Brau al crear este Centro y, de modo especial, al

organizar este Coloquio por su centenario. Espero que mis palabras sean un estímulo para abrirel debate y volver a recordar junto a mis compañeros cubanos, aquí presentes, lo que significóparticipar en la defensa de la República Española.¿CÓMO SE INCORPORAN A LA GUERRA?José María Fernández Souto: No podría hablar, como el resto de mis compañeros, acerca delas Brigadas Internacionales puesto que, cuando tenía nueve años, mi padre me llevó a Asturias,en el norte de España. Allí pasé mi infancia, fui a la escuela, trabajé. Nací en La Habana Viejaen el año 1918.Tenía dieciocho años sin cumplir cuando comienza la guerra civil y pensaba como la inmensamayoría de la juventud española de aquella época. Me incorporé a las milicias del FrentePopular, y desde el primer día estaba ya en las filas de la república, en la ciudad primero ydespués, cuando los fascistas tomaron la ciudad donde yo vivía, la villa de Grado, me incorporéal batallón nombrado Asturias n° 5.Me tocó pelear en los principales frentes de Asturias: el cerco de Oviedo, el Pico del Naranco,en la parte de Pravia; primero en el batallón n° 5 de Asturias y luego en el 205º de Antoñanza,un comandante que se había pasado de las filas franquistas a las republicanas y era jefe delcuartel de Gijón.¿CÓMO FUERON RECLUTADOS?Evelio Aneiro: Era obrero de artes gráficas y colaboraba con el movimiento revolucionariocontra la tiranía de Batista-Pedraza —en aquel momento Pedraza era más asesino que el propioBatista—. Trabajaba en una fábrica cuyos dueños eran unos judíos. En esos momentos ocurre elgolpe en España, el golpe fascista en contra de la república; y la juventud, que no estaba deacuerdo con aquello, redactó un aviso para circularlo por la Asociación, el Círculo SocialistaEspañol con el fin de enviar en un barco a los compañeros españoles o hijos de españoles —aquí había una comunidad trabajadora española muy grande—a defender la república.Ante esta situación me dirigí a la embajada como si fuera español. Me dijeron que no podíairme porque no había transporte. Recuerdo que en la Alameda de Paula, muy cerca de losmuelles de La Habana, quedaban las oficinas del consulado español y aquello estaba abarrotadode gente.Mi propósito era irme como voluntario y se lo había comentado a varias personas. Un día vinoa verme un compañero de la Liga Juvenil Comunista —ya había trabajado con ellos enactividades sindicales— y me preguntó si estaba dispuesto. Todavía no había cumplido losveinte años. Me indicaron sacarme unas fotos y otros documentos, y a los pocos días VíctorPina, ya fallecido, quien atendía el reclutamiento por el partido, me entregó el pasaporte.Fui para España en el Oropesa. Viajamos con pasaportes de estudiantes vía Francia. El viajefue en tercera, era lo más barato que había. Salimos de Cuba alrededor de sesenta cubanos. Lapartida se organizó en grupos de acuerdo con las posibilidades económicas; el viaje había quepagarlo porque la isla vivía una crisis económica y el desempleo era violento, muy grande; poreso se mandaba a la gente en grupos de acuerdo al dinero disponible.Llegamos a Francia donde estuvimos unos cinco o seis días, en espera de poder cruzar lafrontera para entrar en territorio español. El mismo día que llegamos a Port Bou, la aviaciónhabía bombardeado el pueblo que había quedado en ruinas. De allí nos fuimos para Figueras,para el Castillo de Figueras. Luego nos enteramos que en aquel Castillo habían estadoprisioneros algunos cubanos de la época de la independencia; pero también nos enteramos queallí murió el general que no quiso firmarle a los franceses la rendición de Cataluña, aquelhombre murió allí torturado y golpeado pero no firmó la capitulación. De allí fuimos paraValencia —me recuerdo todavía de aquella Valencia, porque he estado después y ya no esigual— había una calzada que le decían la Avenida de la República por donde pasaban unostranvías eléctricos. Allí estuvimos medio día y nos enviaron para Albecete donde nosincorporamos a las Brigadas Internacionales adscriptos al 24º Batallón de la 15ª Brigada

Internacional Abraham Lincoln en la que estábamos Peraza, yo y otros compañeros, algunos yafallecidos.¿ALGUNA ANÉCDOTA DE LOS COMBATES?Evelio Aneiro: Participé en varios combates. Por primera vez vi la guerra de verdad en elTriángulo de Gandesa, formado por dos carreteras —una que venía por Gaspe hasta Belchite 2 yotra por Alcañiz— que convergían en Gandesa y formaban un triángulo perfecto las carreteras,un lomerío y un barranco.Nos situamos ocupando todo el sector de la carretera de Alcañiz. El objetivo era cortar el pasode las tropas fascistas, impedir la toma de Gandesa y facilitar la retirada de Belchite del 5ºRegimiento de Líster. La destrucción de esa principal fuerza de choque de la república eradecisiva para un cambio estratégico militar. ¡Había que aguantar a toda costa! La repúblicacorría el riesgo de ser cortada en dos, separando a Valencia de Barcelona.En la madrugada se estableció la línea de combate y desde ambos bandos comenzó el fuego.Ese fue mi primer combate, sentí que todas las balas venían hacia mí. Los fascistas nos tiraroncon todo lo que tenían: morteros, tanques, aviones; algo más de treinta mil hombres contranosotros. Nuestra brigada sufrió muchas bajas. El batallón quedó reducido a la mitad. Mipelotón quedó aislado y enviamos varios compañeros como enlaces en busca de apoyo: JoséReal, Manuel Corcho y Juan Martínez Márquez. Ninguno regresó. No nos habíamos percatadoque éramos un bolsón que resistía en medio del ataque enemigo. Yo fui el cuarto en salir abuscar contacto y tampoco regresé. Cuando salía por un trillo, me dispararon y rodé, caíenredado entre el follaje. Allí estaban los demás.A los pocos minutos llegó un grupo de exploración con una bandera de señales y nosconfundió. «Vengan por aquí, camaradas», nos dijeron. Al salir nos encañonaron.Después de la batalla lo que quedó fue terrible. La hilera de muertos se perdía a ambos ladosde la carretera.Alguien nos avisó: «Digan que son españoles, si saben que son internacionales, se las pelan».¿Y CÓMO CAEN PRESOS?José María: Vivía en la villa de Grado, cerca del río. Muchos estábamos escondidos. La gentedel pueblo lo sabía. Había gente de nuestro lado y gente que eran unos hijos de puta. Un día, nosdenunciaron con la Guardia Civil y dijeron que unos vecinos nos tenían escondidos. Los fachasmataron como a veinte personas ese día. A mi me atrapan en el molino. Había subido al molinoy desde allí vi a un viejo que, al parecer quería burlar el cerco. Él notó que estaba bien cerca delpueblo y me dice que no podía seguir para arriba porque el sito estaba tomado por los soldados,guardias civiles y falangistas. Me dice que tenía que virar otra vez para el pueblo, y yo con mifuelle de maíz molido, parecía un muchacho; en realidad lo era, sólo tenía diecinueve años.Cuando bajo al pueblo me interrogan y me piden los documentos —ya mis hermanas, quevivían en Santander, me los habían mandado—, me identificaban como «cubano», pero medicen que tenían que esperar por el jefe. Entonces el viejo les explica que yo era un paisanocubano que estaba en el molino e iba para su pueblo. Si no llega a ser por mis documentos allímismo me la pelan como le sucedió unos días después a aquel campesino que me avisó.Ya como prisionero, deciden trasladarme de Asturias para León; pero mis dos hermanas, quevivían en Santander, le escriben al cónsul cubano en Gijón para procurar ayuda y ver qué sepodía hacer en aquella situación. Me habían trasladado al cuartel de San Marcos, en León. Allíestuve tres meses y medio durmiendo en el patio del museo bajo nieve, frío y hambre.Mis hermanas escribieron al cónsul cubano en Gijón y el gobernador militar de la plaza deLeón les responde —por vía del cónsul—que me encontraba allí en calidad de prisionero deguerra según mi actuación durante lo que ellos llamaban el «dominio rojo».Cuando concluye la investigación me trasladan a un sitio donde enviaban a los desafectos alrégimen por haber peleado junto a los republicanos. De León para Burgos, donde está el fuertedel Palacio del Cid Campeador de España. Allí estuve como un año hasta que llegó una ordenpara canjearnos por italianos. Como al mes y pico nos mandan para Belchite, que era unaescombrera, lo habían destruido. Al poco tiempo llegan unos periodistas con la noticia de que

iban a sacar a la mitad de los cubanos en libertad para Cuba, que ellos estaban haciendo muchasgestiones. Una noche, como a las once, llega la noticia de la primera salida de unos veintiséisprisioneros cubanos. Así salí en libertad para Cuba como desafecto al régimen. Y aquí memantuve luchando siempre y echando para alante hasta el día de hoy.Evelio Aneiro: Muy cerca de Gandesa me hacen prisionero y me envían al norte. En Santoñanos internaron en una nave de mampostería de una fábrica desactivada. Los centinelas teníaninstrucciones precisas en cuanto al intento de fuga de los prisioneros. Dispararían sobrecualquiera que intentara hacerlo. Claro, tenían un magnífico estímulo: veinticinco pesetas degratificación y dos días de asueto por cada «fugitivo» muerto. De ahí nos envían para el campode concentración de San Pedro de Cerdeñas, en Burgos. Allí estuvimos un año y pico. Como alos seis meses nos llevaron para San Sebastián. Nos dijeron que nos canjearían; pero resulta quecambiaron a los franceses, a los canadienses, a los pocos ingleses y a los americanos; sinembargo de los cubanos lograron salir seis o siete, el resto regresamos para el campo deconcentración donde nos esperaba un juicio en el que se nos pedía pena capital por habertomado las armas contra el gobierno constituido en España, el gobierno de Franco.Enviamos numerosas cartas para Cuba en busca de apoyo. Se movilizó el pueblo entero ylogramos, en primer lugar, que se cambiara la pena que nos habían impuesto por la de trabajoforzado. Al poco tiempo nos envían a Belchite con el propósito de reconstruir la ciudad. Dimospico y pala bajo grandes nevadas. Todo lo que había como alimento era un chusco de pan y dossardinas por persona. En aquellas circunstancias, recibimos la noticia de que seríamosdeportados. En diciembre de 1939 llegamos a Cuba. Había una inmensa multitud esperándonosen el muelle de La Habana.Claro, una cosa es lo que uno cuenta ahora y otra haber estado allí, haber vivido aquellaguerra. Cuando las «pavas cagonas», que así le decían los españoles a los bombarderos, dejabancaer sus bombas la cosa se ponía fea, fea. Y los «aviones fascistas», que nosotros le decíamos«chismosos» —en aquella época eran de dos alas— tiraban hasta con las manos… El problemaera tirar para que uno saliera de las trincheras y poder acabarnos, como mismo hacen ahora losamericanos en Afganistán [diciembre de 2001] que tiran bombas por la libre, así mismo hacíanlos muy hijos de puta.¿CÓMO RECUERDA MOE FISHMAN SU PARTICIPACIÓN EN LA GUERRA?Moe Fishman: Como pueden ver cada uno de nosotros tiene una historia que contar, y unahistoria interesante. Pero lo que no es tan interesante es comprobar cuántos de nosotros tuvimosque morir y vivir para poder llegar a contar esa historia. Lo más importante es que somoscamaradas, que fuimos a la lucha juntos. Eso ha creado un lazo que durará siempre, no sólomientras vivamos sino también —como dijo La Pasionaria en la despedida a las BrigadasInternacionales— nosotros somos historia y somos leyenda. Eso se siente cuando uno oyeconversar a los compañeros cubanos acerca de aquellas experiencias. Pero por romántico queparezca recordar hoy a los brigadistas internacionales, no olvidemos que nosotros éramossolamente cuarenticinco mil hombres; allí pelearon por su república unos veinte millones deespañoles que lucharon igual o mejor que nosotros, y hubieran luchado sin nosotros si hubierantenido que hacerlo.Nosotros desempeñamos un papel. Nos honra haber estado allí defendiendo lo que creíamosjusto y verdadero; pero recuerden que el mérito total es para el pueblo español. Aquelloshombres y mujeres crearon la posibilidad de construir otro mundo y, como ustedes saben, comolo sabe muy bien el pueblo cubano, luchar por una vida mejor no es siempre una tarea fácil nicómoda, tampoco imposible. Los españoles demostraron que era posible luchar por la libertad yla justicia —aunque la república se malogró por razones que no viene al caso explicar ahora—,y eso es lo más importante; es lo que nunca se podrá borrar.Víctor Casaus: Les propongo tomar estas palabras de Moe como colofón, aunque este eventono tiene conclusiones ni declaraciones finales. Las palabras de Moe evidencian que estoshombres siguen siendo los combatientes de entonces. Estamos muy honrados de tener aquí en elCentro y en el Coloquio tanto a Moe como a los voluntarios cubanos, y también a los

compañeros españoles herederos de aquellos españoles que lucharon entonces, como Moe nosha recordado.LUIS PERAZA PIDE LA PALABRA PARA UNA ANÉCDOTA FINALLuis Peraza: En aquellos tiempos, y como todo el mundo sabe, el fascismo estaba en suapogeo: Mussolini y Hitler ya habían tomado el poder, y los americanos se hacían los «chivoslocos» pero bien que reprimieron al movimiento comunista y obrero de su país. Como siempredetrás de su fachada de país democrático, le hacían el juego al fascismo; y aquí en Cuba, en sutraspatio favorito, Batista que había llegado al poder, arremetía contra el movimiento obrero. Enaquel momento era militante de la Liga Juvenil Comunista y dirigía dos sindicatos: el deMensajeros de Farmacia y el de Dependientes de Víveres.Fui seleccionado para ir a España como combatiente. Ya en suelo español me incorporé albatallón 59º de la 15ª Brigada Abraham Lincoln, que era una brigada de norteamericanos.Combatí en Teruel, Albacete, en el cruce de El Ebro, en Sierra Pandols, en un choque muyviolento donde resulté herido y vi morir a uno de mis compañeros. Fuimos muchos los cubanosque marchamos a España pero otros muchos se quedaron en Cuba y participaron en el comité deayuda al pueblo y a los niños españoles. Sobre esto último quiero contarles una anécdota.Resulta que en aquella época era muy intensa la actividad de propaganda a favor de la causaespañola y todo el mundo quería participar de alguna manera. Un compañero, que trabajabacomo estibador en el muelle de La Habana, llegó a su casa y sin pensarlo mucho cargó con eljuego de cuarto: una cama, dos mesitas de noche y un escaparate, lo subió todo en un camión dealquiler y lo envió a la dirección de una casa de compras que había cerca. Cuando al rato llegósu mujer, empezó a gritar pensando que le habían robado. Los vecinos le contaron que habíanvisto a su esposo subir los muebles a un camión. La mujer pensó que el hombre se había vueltoloco. Cuando regresó el compañero, le puso el brazo por encima del hombro a la mujer y le dijo:«¡Mujer, es mejor que me vaya de la casa, tú no vas a entender lo que hice, vendí el juego decuarto para comprar alimentos para los niños de España!». Así eran las cosas aquí. La gente sequedaba sin comer para ayudar al pueblo español. Y en esa época la situación estaba quetrinaba, muy difícil, había una pobreza del carajo.Víctor Casaus: Los cubanos somos una cosa tremenda. Muchas gracias.Notas1Participó como brigadista en la Guerra Civil Española y es presidente de la Asociación de Veteranos dela Brigada Abraham Lincoln de los Estados Unidos.2La Habana (14-12-1917). Obrero de artes gráficas, desde muy joven se une a la lucha contra la tiraníamachadista y en 1938 parte como voluntario a España. Regresa un año después y se integra a vidapolítica. Obtiene la militancia comunista y durante los años cincuenta es colaborador del Movimiento 26de Julio.3La Habana (28- 05-1918). Huérfano de madre, en 1927, marcha con su padre a Asturias, España y allítrabaja como campesino. En 1936 lo sorprende la guerra civil y se integra al ejército republicano. Sufrecárceles y campos de concentración. En 1939 es repatriado hacia Cuba. Se integra a las actividadessindicales y revolucionarias.4La Habana (25-08-1913). De procedencia obrera, participa en las luchas revolucionarias, integra la LigaJuvenil Comunista. En 1938 marcha a España como voluntario internacional. A su regreso a Cuba integralas filas del Partido Comunista. Sufre cárceles y es torturado durante la dictadura de Batista.5Arthur Neville Chamberlain (1869-1940), político británico, primer ministro (1937-1940), impulsor de lallamada política de apaciguamiento durante el periodo inmediatamente anterior a la II Guerra Mundial.6Municipio español perteneciente a la provincia de Zaragoza, en la comunidad autónoma de Aragón. En1937 fue escenario de una de las principales batallas de la Guerra Civil Española, como consecuencia dela cual quedó totalmente destruido. Se reedificó en 1954.

El coloquio por dentroUno de los grandes aciertos del Coloquio fue mostrarnos a un Pablo vivo, vigente y robusto,cuyo pensamiento sorprende por su frescura y agudeza. Además permitió reconocer en él a unode los más altos exponentes del periodismo cubano del siglo XX. Mucho se habló sobre ellenguaje renovador que utilizara en sus crónicas, reportajes y entrevistas, géneros a los que leimprimió fuerza y encanto, estrechamente vinculados con el devenir histórico de su tiempo.Su obra narrativa de ficción, otro de los temas analizados, considerada como representativa dela vanguardia cubana, fue territorio fértil para la manera desenfadada con el que logróincorporar trascendentales temas humanos a su producción literaria, entre ellos, la riqueza delhabla popular y su formidable sentido del humor.Estos aspectos de la obra y la personalidad de Pablo están insertos en cuatro libros que fueronpresentados durante el encuentro: Álgebra y política, Pablo: cien años después, El calor detantas manos y Testimonios y reportajes, textos financiados por el Fondo para el Desarrollo dela Cultura y la Educación.Visiones de PabloLa exposición Visiones de Pablo, reunió el talento de treintiséis artistas plásticos y digitales queinterpretaron, desde distintos puntos de vista estéticos, la imagen y la personalidad del autor dePresidio Modelo.En la muestra se conjugan las técnicas tradicionales del quehacer plástico (óleos, dibujos,collages) con las novedosas propuestas del arte digital.Vale también destacar que a este empeño de recuperar la memoria de Pablo desde lassugerencias de la imagen se han sumado maestros de la plástica contemporánea cubana yjóvenes creadores.La nueva trova. Teresita y PabloLa nueva trova se sumó al homenaje que el Centro Pablo realizó a lo largo del 2001 en muchasoportunidades. Y la última actividad del Coloquio Internacional realizado en diciembre culminóprecisamente con la presentación de los trovadores Ariel Díaz y Martín Rago en el concierto«La canción que queda», dedicado a la extensa, intensa y tierna labor de Teresita Fernández,junto al documental Pobre, nómada y libre, dirigido por el cineasta, Jorge Fuentes.Las voces de la trova joven recorrieron momentos de la canción cubana, regalaron tangos aTeresita e interpretaron algunas de sus canciones, esas que han acompañado las vidas de tresgeneraciones de cubanos.Teresita, que es capaz de multiplicar su cariño en canciones y en ternura para los demás,dedicó a Pablo de la Torriente Brau esa noche suya, para que la memoria del cronistaencontrara, al final del Encuentro Internacional que recordó su vida y su obra, otra muestra dereconocimiento, respeto y amor.Poetas cantan a PabloLa colección Palabra Viva se enriquece con nuevos casetes de autores cubanos, a partir de losformidables materiales del archivo del periodista Orlando Castellanos cedidos para esteproyecto cultural por sus familiares.Entre las actividades del Coloquio Internacional Cien años de Pablo, fue presentado el casetededicado a Conchita Fernández y un volumen especial titulado El calor de tantas voces que

eunió, en este caso, la palabra viva de autores que han dedicado poemas al luchador caído enMajadahonda. Los textos de Miguel Hernández, Antonio Aparicio, Regino Pedroso y ManuelNavarro Luna y otros autores fueron leídos especialmente para esta edición por prestigiosospoetas como Cintio Vitier, Fina García Marruz, Roberto Fernández Retamar, GuillermoRodríguez Rivera, Luis Suardíaz y Víctor Casaus.Memoria e imagen de Ruth de la Torriente BrauDurante los días del Coloquio se estrenó en la sede de la Unión de Historiadores de Cuba, eldocumental Conversando con Ruth, de la realizadora Lourdes Prieto.A la premier asistieron los delegados e invitados al foro y resultó ser un «encuentro íntimoentre pablianos», al decir de Víctor Casaus, director del Centro, quien tuvo a su cargo laspalabras de presentación del material.María Santucho, Coordinadora general del Centro, agradeció, en primer término, a Ruth de laTorriente Brau, quien «con la sensibilidad que la caracteriza nos regaló recuerdos y vivenciaspersonales, de los cuales —dijo— se nutre el documental y lo impregnan de un inestimablevalor».Por su parte la documentalista, visiblemente emocionada, dio las gracias «al equipo técnico degran profesionalidad y entrega, sin el cual no hubiera sido posible la realización del material».Insistió en que este trabajo le dio la oportunidad maravillosa de conocer a Ruth, únicahermana de Pablo que queda viva, a la que admira, entre otras razones, por su alegría,optimismo y gran sentido del humor.En el documental, que ha sido producido íntegramente por el Centro Pablo, se refleja laimagen del hombre, del muchacho y no la del héroe, por lo que posee un sello muy especial.Otro de los meritos de Conversando… es su guión, el que se apoya en imágenes muy bienlogradas y una música que llega a ser, en ocasiones, el hilo conductor de la historia.Lourdes Prieto mantiene desde hace años un fuerte vínculo con el Centro y gracias a la laborconjunta se han producido dos documentales. Uno de ellos, Rumor del Tiempo, dedicado aldestacado pintor y escritor Julio Girona, que obtuvo el Premio que otorga la Unión dePeriodistas de Cuba, (UPEC), dentro del Premio Caracol de Cine, Radio y Televisión de laUnión de Escritores y Artistas de Cuba, (UNEAC) correspondiente a 2001.Y el otro, es el documental Bajo la noche lunar, también dirigido por Lourdes Prieto —con unreconocido desempeño como documentalista y una larga trayectoria como asistente de direcciónen filmes cubanos de ficción— que fue concebido como un poema fílmico narrado en primerapersona. Este material nos acerca al Pablo amigo, al hombre enamorado, al cronista de la guerraespañola. Desde un ángulo poco conocido la cinta va a los textos de su obra literaria,periodística y a la correspondencia personal que mantuvo desde el exilio con familiares yamigos.Bajo la noche lunar, pone en evidencia que el documental constituye una de las vías de mayorimpacto para rescatar y reinterpretar el pasado y el presente a través del testimonio y la memoriaindividual y colectiva. Este género sigue siendo ese pequeño, y a veces, soslayado atajo parabuscar en la vida, y no fuera de ella, la belleza estremecedora de nuestra identidad cubana yamericana.El cineasta, poeta y escritor Víctor Casaus, desde el momento fundacional en que nación elCentro Pablo, defendió incluir dentro del Programa Memoria la realización de documentales. Alo señalado se une el hecho de que la producción de estos materiales audiovisuales —difícil porlos recursos que mueve— ha podido lograrse con un mínimo de financiamiento y el inmensotalento, inteligencia, esfuerzo y amor de sus realizadores; además de la ayuda e interés deinstituciones cubanas, como en el caso de Bajo la noche lunar que contó con el apoyo de laProductora de Documentales Hurón Azul de la UNEAC y TVC Productora, en el caso de otrasproducciones han colaborado el ICAIC y la Escuela Internacional de Cine, TV y Video de SanAntonio de los Baños.

El espíritu vive *Víctor Casaus«Detrás de cada fotografía hay una historia», comentó un periodista en diciembre pasadodespués de ver las imágenes de El espíritu vive, la formidable exposición que nuestro CentroCultural mostró al público cubano este diciembre, dentro de las actividades organizadas paracelebrar el centenario de Pablo de la Torriente Brau, nacido en Puerto Rico y muerto en losalrededores de Madrid, mientras combatía en defensa de la República Española y contra elnaciente fascismo, a finales de 1936.Hay muchas historias en esos rostros que aparecen en las fotos anónimas, pertenecientes alInstituto de Historia Social de Ámsterdam, y en las instantáneas tomadas por Sam Walter,combatiente de la Brigada Abraham Lincoln. Y hay mucha historia también, mucha memoriaejemplar y necesaria, que estas fotos quieren ayudar a rescatar en los tiempos que corren.El Centro Pablo se siente comprometido y feliz al traer para ustedes estas imágenes, gracias ala colaboración de los Veteranos de la Brigada Abraham Lincoln —cuyo presidente, MoeFishman, se encuentra en La Habana para participar en el Encuentro Internacional Cien años dePablo— y de la Fundación Puffin que mostró antes en su galería del Soho neoyorquino, esosrostros cargados de historias y de historia.* Texto del catálogo de la exposición El espíritu vive. Fotos de la Guerra Civil Española, en la que se mostraronimágenes que retratan la lucha contra el fascismo en España, la participación de las mujeres en la guerra, el papelde las milicias y la solidaridad de los voluntarios internacionales.Nunca sabremos quienes fueron los autores de las primeras treinta y cinco fotos de estaexposición. Las diez finales fueron tomadas por Sam Walter, «obrero, marinero, ingeniero yescritor de revistas, cuya cámara disparaba con la misma eficacia que el arma que empuñaba»,según ha contado Carl Rosenstein, curador de esta muestra. Sam Walter murió hace tres años enLa Habana donde recibía tratamiento médico para la grave enfermedad que padecía.El espíritu que llevó a los combatientes antifascistas norteamericanos a la tierra española en1937 para luchar por la república y la libertad se mantuvo vivo después en muchos de ellos queorganizaron jornadas de resistencia cultural y política contra los mecanismos represivos de laguerra fría en los Estados Unidos y contra la agresión a Vietnam.Por ello, nos parece un acto de justicia poética y de simbolismo entrañable que aquí, en la casade Pablo de la Torriente Brau, en la Habana Vieja, en el año de su centenario, podamos recorreresas imágenes, interrogar esos rostros, admirar aquellas historias, y confirmar, junto a lamemoria de los combatientes norteamericanos, que el espíritu vive, que son posibles elreencuentro, la solidaridad y el amor.ÍndicePrólogo/ VIIUnas palabras para empezar…/XIIILos primeros tiemposEl guard Torriente/ 19Mercedes Santos MorayOriente en Pablo/ 23Erick Carballoso Díaz y Zaylén Clavería CenturiónLa Universidad de Pablo/ 29

Nuria NuiryAmistad limpia, honda y alegre/ 47Raúl Roa KouríÉrase un amigo llamado Pablo/ 63Pedro Pablo PradaCapdevila, el secretario sin cartera/ 73Luis Machado OrdetxPablo en buen humor/ 89Manuel González BelloPablo de la Torriente/ 93Gioia MinutiEl periodista, el escritorEl periodista Pablo/ 107Diana AbadIndagaciones entorno al periodismo precursor de Pablo/ 113Miriam RodríguezPablo y sus juegos con la crónica/ 119Lázaro RodríguezPablo y el post-testimonio: historia y testimonio bajolos lenguajes de la contemporaneidad/ 125Amir Valle OjedaImbricación del discurso testimonial y de ficción en la narrativa de Pablo de la Torriente/ 135José Domínguez ÁvilaEl héroe habla del héroe/ 149Denia García RondaPablo y el costumbrismo enAventuras del soldado desconocido cubano/ 159Iraida RodríguezDeporte y Revolución/ 169Víctor Joaquín OrtegaA propósito de un trabajo inédito sobre Pablo/ 181María Caridad PachecoPensar con luz propiaPablo y su época/ 191Fernando Martínez HerediaPablo, Álgebra y política/ 209Ana CairoOriginalidad de «Álgebra y política» en el pensamiento marxista/ 215Mariana SerraEl pensamiento político de Pablo/ 223Ricardo J. MachadoMartí en Pablo: revolución y antimperialismo/ 229Juana Rosales«En Nueva York otra vez después de año y medio»/ 237Ana SuárezPablo y el Caribe/ 257Emilio HernándezEn el centro del mundoLa guerra y Pablo/ 267Víctor Casaus

Voluntarios de la libertad: las voces de la memoria/ 283Idania Trujillo de la Paz y Elizabet Rodríguez HernándezMaroto y Pablo/ 297Félix ContrerasPablo y Che: románticos de la Revolución/ 303José López SánchezUn poema para Pablo/ 309Manuel YustePablo, España y la solidaridad/ 313Carmen CarrerasPalabra amigaUna pulseada a la muerte/ 324El espíritu viveVoluntarios cubanos y norteamericanos recuerdan la Guerra Civil Española/ 345Moe Fishman, Evelio Aneiros, José M. Fernández y Luis Peraza