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Savia-Pacifico

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Inventario botánico de ColombiaTomo III<strong>Savia</strong> Pacífico


Edición<strong>Savia</strong> PacíficoInventario botánico de la región Pacífico colombianaColección <strong>Savia</strong>Inventario botánico de ColombiaTomo tres de cincoColombia, 2015www.saviabotanica.comEste tomo y los demás de la Colección <strong>Savia</strong> son unacontribución del Grupo Argos a la difusión del patrimoniobotánico colombiano. Fueron concebidos por esta empresa bajola presidencia de José Alberto Vélez y contaron con el apoyoconceptual de Juan Luis Mejía, Rafael Obregón,Cecilia María Vélez y Juan David UribeDirección editorialAna María Cano, Héctor RincónCorrector de estiloCarlos José RestrepoCurador científicoÁlvaro Cogollo PachecoCorrectora de pruebasSilvia GarcíaRedacción de textosPatricia Nieto, Fernando Quiroz, Óscar Hernando Ocampo,Úver Valencia, Adriana Echeverry, Ana Cristina Restrepo Jiménez,Cristian Zapata, Angélica María Cuevas, Laura Ospina, Víctor Diusabá,Ana María Cano, Héctor RincónCorrectora técnicaMarcela SernaÍndice onomásticoNancy Rocío GutiérrezInvestigación y documentaciónCristina Lucía Valdés, Camila Uribe-Holguín, Theo González,Lina Pérez, Natalia Benavides, Gustavo Reyes, Andrea Alba,equipo de Una Tinta MediosFotografíaAna María Mejía, Tatiana Gómez, Luca Zanetti, Ana María Cano,Héctor RincónCorrección de colorGabriel DazaImpresiónPanamericana Formas e Impresos S. A.,quien solo actúa como impresorISBN: 978-958-58250-1-7Concepto y diseñoEfraín Pérez Niño, Karen Sofía Barrera, Diego Cortés Guzmán,Erika Díaz Gómez, Marcela García, Eduardo SantosCoordinadora <strong>Savia</strong> BotánicaHilda Samudio RuizIlustracionesAlejandro García RestrepoIlustración botánicaEulalia De ValdenebroCopyright Grupo Argos 2015Centro Santillana, Cra 43A N. o 1 A sur 143, Torre norteMedellín, Colombiawww.grupoargos.comwww.saviabotanica.comQueda prohibida sin la autorización escrita de los titularesdel copyright bajo las sanciones establecidas en las leyes,la reproducción total o parcial de esta obra por cualquiermedio o procedimiento


<strong>Savia</strong> PacíficoÍndice de contenidosPresentaciónEl futuro no espera 8Grupo ArgosPerfil PacíficoEl edén olvidado 10Héctor RincónRegión PacíficoMapa de la región Pacífico 17Alejandro García RestrepoRío AtratoAtrato, la vida en un río 18Víctor DiusabáJardín Botánico del PacíficoLa selva se adentra en el mar 26Ana María CanoPerfilesEl sabio Cuatrecasas 32Ana María CanoTres plantas simbólicas de la regiónEmblemáticas33Eulalia De ValdenebroCocinaMestiza, colorida, exquisita 34Fernando QuirozMedicinalesEl herbolario poderoso 42Adriana Echeverry


MaderablesRobles, nísperos, manglares y hombres 50Angélica María CuevasDariénLa selva de los gentiles 58Patricia NietoPerfilesEl sabio Patiño 64Ana María CanoTesoro anfibioBenditos mangles 65ManglaresLa nodriza de las aguas 66Ana Cristina Restrepo JiménezFrutalesFrutas y leyendas 74Cristian ZapataMúsicaSon de mar y de ríos 82Úver ValenciaRelación Pacífico-AmazonasLos bosques hermanos 90Óscar Hernando OcampoPerfilesEl sabio Gentry 96Ana María CanoTerrestres y trepadoresBejucos97Con poema de Udón PérezGorgonaEl oráculo del Pacífico 98Ana Cristina Restrepo Jiménez


BaudóLa serranía de Los Saltos 106Óscar Hernando OcampoArtesaníasHacer para usar 114Ana María CanoTumacoLa perla negra 122Héctor RincónPueblosPapayal130El Salero 131La Ceiba 132Guayabal133Laura OspinaMapa regional de parques nacionalesLa Colombia más diversa 134Marcela GarcíaSanta María la Antigua del DariénVirgen perdida entre dos mares 136Ana Cristina Restrepo JiménezÍndice de fotografías e ilustracionesLa vida privada de las imágenes 140Héctor RincónBibliografía <strong>Savia</strong> Pacífico 154Índice onomástico <strong>Savia</strong> Pacífico 163Nancy Rocío Gutiérrez


El futurono esperal Pacífico colombiano lo caracteriza no solo la vastedad de sus bosques, el entramadoinfinito de sus ríos y de sus ciénagas; la humedad de su clima con lluviasincesantes y sus manglares que se esparcen por los mil trescientos kilómetros de costa; nosolo eso lo caracteriza sino la proclamada certeza de ser el futuro de Colombia.Pero no es esta una certeza alegre sino melancólica porque ser el futuro de Colombia es unapromesa desde los comienzos del siglo xvi cuando el Pacífico colombiano fue incorporado al mapadel mundo conocido por los descubridores, que navegaron guiados por la ambición y por VascoNúñez de Balboa, y sigue siendo una promesa ahora ya entrado este siglo xxi. Y el futuro no apareceen estos más de setenta y ocho mil kilómetros cuadrados, que son el siete por ciento del territoriocolombiano el que cubre todo el Chocó y parcialmente el Valle del Cauca, Cauca y Nariño.La región Pacífico sigue aquí, anclada desde las laderas de la cordillera Occidental hastasu brumosa frontera líquida con el océano que conduce hacia el mundo que más hierve, al planetamás agitado por su población desbordada y su desarrollo meteórico. Ese mundo de chinos,de japoneses, de malasios y de indonesios; de indios, de australianos y de tailandeses; en fin, tanpróximo por el mar que nos los aproxima, pero tan lejano como la misma Colombia urbana.Pero su gran virtud, el más potente patrimonio vegetal, sigue aquí. Esperando ya confatiga el futuro, pero sigue aquí este Pacífico con sus serranías, sus ensenadas, sus porcionesinsulares y esta biodiversidad que un documento internacional confiable dijo en 1991 que esla mayor del mundo. Y tiene por qué serlo: una heterogeneidad de ecosistemas le fue dada:matorrales, selvas pluviales, bosque de selva basal y de tierras altas, humedales, manglares,arrecifes coralinos. El quince por ciento de las familias botánicas del mundo está aquí. Unariqueza que palpita en los entresijos de este territorio prodigioso y tan pletórico como puedeimaginarse si citamos, por citar algo de su geografía, que en un solo reducto de la serranía delBaudó, el formado por los valles de los ríos Truandó y Nercua, junto a los de los ríos Upurdú,∙ 8 ∙


PresentaciónOpogadó y Napipí, han sido halladas y clasificadas 1.224 especies de plantas. En un solo fragmentode su inmensidad.Todo ello sigue aquí. Al leer juntos los capítulos que componen este Savía Pacífico —eltercer tomo de la Colección <strong>Savia</strong>, que ya se ha ocupado del Caribe y del Amazonas - Orinoco yque en los próximos dos libros mirará la vegetación del oriente del país y de la región Andina— serefuerza el aprecio por la naturaleza que nos pertenece. Y, al lado, surge una nostalgia por lo que hapodido ser y no ha logrado esta Colombia en vilo. Su potencialidad incomprendida y, más que eso,desconocida por casi todos los demás habitantes del país que poco saben de estos bosques y de estemar, y no les duele lo compleja que es la vida para casi un millón de personas que por aquí subsiste.Andáguedas, baudós, catíos, citaráes, chamíes, emberas, noanamas y quimbayas, son duendes enestas espesuras que comparten con una mayoría de ascendencia africana.Todos ellos —indígenas y negros y blancos y mestizos— saben de este tesoro que es inapreciablepara la Colombia establecida. Un tesoro que ahora está siendo explotado sin aprecio niorden por los nuevos piratas que trafican con madera o buscan metales en sus cuencas. Avanza enel Pacífico una destrucción desalmada por la cual han desaparecido árboles emblemáticos.Que no permanezca en el olvido el Pacífico colombiano. Que su viaje al futuro sea en serioy sea pronto, es una plegaria. Tan importante es este territorio para el desarrollo integral del país ytan vital es su riqueza natural para la salud del mundo. Esas condiciones, deberían ser suficientespara emprender las tareas postergadas con esta región, para que así deje de ser solo la Colombia delfuturo. Y para que sus habitantes terminen con el dolor presente de vivir sin existir.‐ Grupo Argos ‐t∙ 9 ∙


El edénolvidadoi fuera por el bosque espeso que se ve al sobrevolarlo con el ojo del halcónsatelital, el litoral Pacífico colombiano sería nada más que un soloparque natural, enigmático e inabordable, con sus 78.616 kilómetros cuadradosde verdes interrumpidos solo por esos hilos del color del barro que se estirany se encorvan como las serpientes que es como se ven sus ríos tremendos que son suvida y que son su maldición. Nada más sería.Ya abajo, caminando como hormiga por entre la densidad de su selva intimidanteo navegando como un alevín por alguno de sus ríos tumultuosos, el Pacíficode Colombia es, a veces, unas playas sin límites; a veces unos acantilados escabrosos;casi siempre unos suelos inundados y, siempre, un edén en elque la naturaleza se manifiesta sin restricciones, pleno y alborozadonido de la mayor biodiversidad del planeta.colombiano: si sus bosques densos conQuién sabe qué deslumbra más del PacíficoLo que ha hecho así de pródigo al Pacífico es la suma de la biodiversidad más grande del mundounas virtudes que le tocaron cuando las estaban repartiendo. o la urdimbre de sus ríos o su topografíaA algunos territorios les dieron montañas ásperas; a otros, intrincada. Quién sabevalles fértiles o abismos inescrutables. En aquella reparticiónal Pacífico se le asignó la presencia de un mar por mil trescientos kilómetros de playas,unas cuencas hidrográficas de imposible contabilidad, unos relieves montañososque son como de región Andina y unos vientos alisios que se estrellan contra estasestribaciones y generan estos climas altos de humedad y mucha lluvia, todo lo cuallo hace tan exuberante.Tanta exuberancia, que le da al Pacífico colombiano aquel reconocimiento deemporio biodiverso, según documento de la Unión Internacional para la Conservación∙ 10 ∙


Perfil PacíficoVegetación al borde del PacíficoSelva y cielo oscuro del Pacífico∙ 11 ∙


NaidizalEuterpe oleraceaTransporte acuático de la maderadel Planeta; tanta riqueza, sin embargo, es frágil porque en la mayoría de este territoriolos suelos son escasos en los sedimentos que requiere para sostener y alimentarsus bosques. Solo abajo, en el sur, por Guapi, por Tumaco, esta condición cambia yhay pisos que logran retener nutrientes para que de ellos se erija airosa su vegetacióndesaforada.Una vegetación hecha por los vientos; unos vientos que le fabrican al Pacíficoclimas no húmedos sino muy húmedos; una humedad que le da una temperaturade veintisiete grados centígrados de promedio en el día y que le proporcionael título de ser una de las regiones del mundo con mayor precipitación de lluvias,si no la más: en el Pacífico llueve a chorros en el Chocó, con 9.000 milímetrosanuales que caen sobre su capital Quibdó durante 233 días al año, que son muchosdías lloviendo pero no tantos como en su vecina Andagoya, en donde lluevea cántaros 297 de los 365 días del año. Y en Buenaventura esas lluvias caen enpromedio durante 216 días. Pero como no es un clima homogéneo, como no es∙ 12 ∙


Perfil Pacíficoa la que algunos catalogan como la cuarta cordilleracolombiana.Y al sur-sur hay una región pantanosa conformadapor limos y arenas y arcillas que son las que van dejandoal paso el inmenso entramado de ríos que se llamanSan Juan, Dagua, Anchicayá, Naya, Patía y Mira.Hablo de ríos del Pacífico sur, por así llamar aaquel Pacífico que va desde cabo Corrientes a caboManglares, que es el último reducto de Colombia,desde donde ya es visible la frontera con Ecuador.Hablo solo de esos ríos, pero vuelvo al norte, a lazona chocoana del Pacífico, para decir de su riquezahídrica en la que sobresale el Atrato con su caudalbravío y que, a pesar de dejar susaguas al océano Atlántico, es tanpacífico como el chontaduro. Ocomo todos los árboles maderablesque crecen en la cuenca delrío San Juan, de un área de quincemil kilómetros cuadrados, pordonde fluyen los ríos Opaomadó,Tamaná y Sipí y también los ríosCucurrupí, Copomá, Munguidóy Calima. Esos, entre los que tributanal San Juan, porque algunosde los que entregan sus aguasal Atrato son el Murrí, el Sucio,el Ipurdú, el Truandó y el Salaquí.Todo lo mencionado —vientos,serranía, suelos, mar, orillas, Brosimum utileSande lecheroacantilados, planicies— todo esoproduce en el Pacífico una variedad de ecosistemasde la que se deriva su diversidad botánica. Ecosistemasque se clasifican en matorral subxerofítico, selvapluvial, bosque de selva basal, bosques de tierras altas,humedales, manglares, arrecifes coralinos y áreainsular. En términos contantes, el quince por cientode las familias botánicas del mundo se ha encontradoen este edén colombiano, en donde también abundanlas mariposas y aves endémicas, como parte desu exótica fauna.Aunque el Pacífico es dominado por la humedad,hay bosque seco, en el que crecen pequeños árboles omatorrales que son hermanos regionales de los inmenhomogéneatampoco su geografía, en Tumaco lluevemucho pero apenas 130 días al año.Aunque parezca eso —un solo y uniforme conjuntode bosques—, el Pacífico es heterogéneo en sugeología y en su geografía. Por ejemplos, muchos:arriba, en el norte, la costa del Pacífico de Colombiapresenta doscientos ochenta y siete kilómetros deacantilados, cavernas, pilares marinos y las llamadasplataformas de abrasión. Y al sur, el paisaje costeroha sido modelado por tsunamis y marejadas que handeterminado la presencia de playas, bocanas, cerros yplanicies aluviales. El resultado concreto de estas diferenciasson unidades ecológicas en las que hay bosquehúmedo tropical y bosque medio aluvial, de las quese desprenden pantanos, ciénagas, manglares, litoralesrocosos y acantilados, playas, pastos marinos y arrecifescoralinos.Para acercarse a la comprensión de cómo es ypor qué es como es este territorio que la Colombiaurbana ve como si fuera una sola mancha verde, hayque llegar, necesariamente, a la geomorfología. Nohay remedio. Y mucho mejor que no lo haya porquees fascinante: imagínese la topografía del norte delPacífico hecha de una serranía que se llama Baudóy que se extiende sin cortes a lo largo de 375 kilómetros,con elevaciones que van desde los 600 a los1.200 metros sobre el nivel del mar, aunque hay unsalto, el salto del Buey, que queda al sur de BahíaSolano, que llega a los 1.810 metros. Esta serranía,que va desde los límites con Panamá hasta el caboCorrientes, le determina al Pacífico norte que seauna costa rocosa y empinada en donde reinan losacantilados. Pero cuando transita lejos muy lejosdel litoral marino, la serranía del Baudó tiene en sulomo zonas planas que aunque hoy están cubiertaspor un bosque denso, dan cuenta de que estas alturasalguna vez estuvieron al nivel del mar.Hay más. Hay un estudio que sustenta la hipótesisde que la del Baudó es una serranía muchomás larga de lo que se ve: lo que pasa es que suúltima cresta visible en el sur, por cabo Corrientes,se sumerge en el fondo oceánico y reaparece enlas islas de Gorgona y Gorgonilla que formarían,en realidad, parte de la misma serranía del Baudó,∙ 13 ∙


Árbol en rocasos ejemplares que sobresalen en la manigua. Choibá (Dipteryxoleifera), caoba (Swietenia macrophylla), roble (Terminaliaamazonia), chanó (Humiriastrum procerum), abarco(Cariniana pyriformis), crecen en asociaciones o al lado decedros (Cedrela odorata), ceibas (Ceiba pentandra), cativos(Prioria copaifera), entre otras especies apreciadas por sufortaleza maderable. En la selva húmeda hay familias botánicasque le son características: arecáceas, melastomatáceas,bromeliáceas, orquidiáceas y heliconiáceas, y en el bosquede selva basal abundan las anonáceas, las melastomatáceasy las moráceas.Y cuando se baja a la orilla del mar misterioso queviene y que va con sus mareas de cada siete horas, que loaproximan o lo alejan; cuando se está en el litoral, se abreel universo maravilloso de los manglares que cubren unastrescientas mil hectáreas y que son la característica más sobresalientede la vegetación costera. La zona de mangle seda en la parte trasera de las llamadas islas-barrera, y está habitadapor cuatro clases de plantas con raíces que se sumergenen las zonas pantanosas y que son grandes retenedorasde sedimentos, lo que contribuye a aumentar la vegetaciónen el borde del mar.Los manglares son tan importantes para los ecosistemascomo para la vida de todos los días de las comunidadesdel Pacífico. Por entre las zonas de mangle, quecrecen al borde de los esteros y de las bocanas, navegan loslugareños y se evitan así los vaivenes riesgosos del mar queruge. Y pescan lo de todos los días. Pero también lo extraenpor la solidez de la madera y así se cometen de manerapermanente pecados contra la supervivencia misma.De todo lo dicho —además de las zonas de reserva comolos parques naturales nacionales o los santuarios de fauna yflora y de monocultivos como la palma africana, el chontaduro,el banano, y la caña de azúcar en el Pacífico domesticado— detodo lo dicho viven los colombianos de por aquí, reunidos enciudades como Quibdó, Buenaventura o Tumaco, las principales,o en poblados distantes unos de otros, lejanos del bienestardel país urbano, bendecidos por una naturaleza prodigiosa ypor una urdimbre de ríos que los comunican. Ríos y quebradas;arroyos y lagunas y ciénagas infinitas que son su vida, pero quetambién han sido su maldición por cuanto es por ellos que losextractores descontrolados de los recursos mineros se adentran,ocasionando más daño que beneficio a esta perla negra que esel Pacífico colombiano.∙ 14 ∙


Perfil PacíficoEn letra cursivaPor su altísima humedad el Pacífico colombiano cuenta con bosques pluviales, húmedotropical, y bosques de selva basal, manglares y hasta con flora insular, lo cuallo define como un territorio biodiverso. Esto quiere decir que presenta una altadiversidad de familias botánicas registradas.Empezando por los manglares. No todas las especies de mangle hacen partede las rizoforáceas, que es la familia predominante. El mangle rojo o colorado,(Rhizophora harrisonii o Rhizophora mangle); el mangle piñuelo (Pelliciera rhizophorae),que hace parte de las tetrameristáceas; el mangle negro o iguanero (Avicenniagerminans), perteneciente a las acantáceas; el mangle nato (Mora oleifera), alas fabáceas, familia de las leguminosas o legumbres de la que también hace partela choibá o almendro de montaña (Dipteryx oleifera). Entre los mangles tambiénse encuentra el blanco o feliz blanco (Laguncularia racemosa), de las combretáceas.A esta familia pertenece el denominado roble en la región, aunque no todos losrobles hacen parte del género Quercus de las fagáceas, que es el que popularmentese conoce como roble. El roble del Pacífico (Terminalia amazonia), es una Combretácea,y, como el roble común, es altamente apreciado en construcción. En losbosques del Pacífico colombiano existe una altísima cantidad de especies madera-bles, de diversas familias. Entre las especies más apreciadasen este sentido se registran lecitidáceas, comoel abarco (Cariniana pyriformis); meliáceas como eltángare o güino (Carapa guianensis); ocnáceas, dela que son el pacó o pácora (Cespedesia spathulata);clusiáceas, como el machare (Symphonia globulifera).Cabe mencionar otras cuantas especies botánicasapreciadas en la región, como la caoba, el cedro, lasceibas y el cativo.En el Pacífico se han sembrado diferentes monocultivos,como el chontaduro y la caña de azúcar,además de banano y palma africana (Elaeis guineensis),de la que se extrae el aceite vegetal. Los monocultivosson una amenaza para la característica principal delos bosques del Pacífico que es la diversidad, tanto enplantas como en animales.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosArecáceas Elaeis guineensis Palma africana Extracción de aceite vegetalAcantáceas Avicennia germinans Mangle negro, mangle iguanero Alimento. Madera para construcciónClusiáceas Symphonia globulifera Machare Construcción y en medicina como analgésicoCombretáceas Laguncularia racemosa Mangle blanco, mangle feliz blanco Madera para construcción y comocarbón vegetalCombretáceas Terminalia amazonia Roble, curichí, macano Madera para construcciónFabáceas Dipteryx oleifera Choibá, almendro de montaña Alimento, aceite vegetalFabáceas Mora oleifera Mangle nato Construcción de instrumentos musicalesLecitidáceas Cariniana pyriformis Abarco, chibugá MaderableMeliáceas Carapa guianensis Tángare, güino, güina MaderableOcnáceas Cespedesia spathulata Pácora, pacó, casaco Maderable y ornamentalRizoforáceasRhizophora harrisoniiRhizophora mangleMangle rojo, mangle coloradoPara leña, construcción y taninosTetrameristáceas Pelliciera rhizophorae Mangle piñuelo, mangle comedero Madera para postes y leña∙ 15 ∙


Orquídea miniaturaLa mayor biodiversidadUn documento de la Unión Internacional para la Conservaciónde la Naturaleza es el que legitima la presunción de que elPacífico colombiano, con su selva chocoana a la cabeza, es,quizás, la zona de mayor biodiversidad en el mundo. En Colombia,el Pacífico representa, después de la región de la Amazonia,la reserva más grande de recursos naturales, especialmente enriqueza hídrica, forestal, pesquera, minera y faunística.Lo que la componeEl departamento con más territorio en el Pacífico es el Chocó,motivo por el cual se suele hablar del Chocó biogeográfico.De los más de setenta y ocho mil kilómetros cuadrados quecomponen la región, el Chocó, con sus treinta y un municipios,abarca cuarenta y seis mil kilómetros cuadrados en númerosredondos. El Valle del Cauca, Cauca y Nariño son los otros departamentosque aportan importantes porciones de tierra y mara la zona. Aunque con algunas diferencias, el territorio tiene encomún una vegetación selvática y unas cuencas hidrográficassobre valles amplios e inundables, algunas veces pantanosos.Parques y santuariosLos cuatro elementosEl medio ambiente del Pacífico colombiano se caracterizapor cuatro claves: la presencia del mar que le produce a todala región variabilidad climática. La riqueza hidrográfica, conmultiplicidad de ríos, cuerpos de agua, ciénagas y lagunas. Losrelieves montañosos dados no solo por la cordillera Occidentalsino por la serranía del Baudó, que se une a la del Darién alnorte, y la serranía del Gallizano, al sur; además, aunque pocoes tenido en cuenta, el Pacífico tiene una hermandad con laregión Andina en Cauca y Nariño. Y la otra clave es el clima, lahumedad y la excesiva precipitación.A lo largo y ancho del Pacífico de Colombia hay parquesnaturales nacionales como los de Gorgona, Sanquianga, LosKatíos y Utría. También está el santuario de fauna de Malpelo,distinguido por sus ecosistema marino y terrestre; este último,a pesar de la fuerte erosión, es rico en algas, líquenes, musgos,gramíneas, algunas leguminosas y helechos. En cuanto a losarrecifes coralinos, el Pacífico los tiene especialmente alrededorde la ensenada y la bahía de Utría, las islas de Malpelo y Gorgona,y en una menor proporción se han registrado en el golfoCupica, en bahía Limones y en punta Ardita. En estos arrecifesel género que domina es Pocillopora. Con la zona del Caribe deColombia, comparten los géneros Acropora y Porites.∙ 16 ∙


AQUI VADESPLEGADOMAPA∙ 17 ∙


Atrato, la vidaen un ríoo es necesario traicionar el Génesis para decir que es muy probable quea la hora de apartar las aguas por debajo del firmamento, como rezaese aparte del Viejo Testamento, Dios haya puesto buena parte ellas enesta inmensidad hecha caudal a la que Vasco Núñez de Balboa bautizó San Juan,por ser el santo del día en que lo descubrió, y al que hoy todos llamamos, en confianza,el Atrato.Y es que nadie, aparte de quien recién acuatiza en esta geografía que desdearriba siempre se ve azul, lo llama río Atrato. Quizás porque la vida que correa lo largo de sus largos y anchos setecientos cincuenta kilómetros de extensiónse multiplica, una y otra vez, hasta hacer un universo quealberga, como es común en el litoral Pacífico y tal cual lo Aunque sus aguas terminen en el Atlántico,dice el experto Carlos Andrés Meza Ramírez, “una enormediversidad de recursos animales, vegetales e hídricos” y Pacífico. Un río clave que le da vida asin el Atrato es impensable la región delen el que habita “una considerable población afrocolombianae indígena organizada en comunidades”.todo lo que tocaEs eso y mucho más. Es, al mismo tiempo, con el Atrato como eje, una selvalluviosa de clima húmedo y cálido, y la ruta ideal para en un futuro unir el Pacíficocon el Atlántico. Es la mejor vía fluvial del país (sin que el verano impida que senavegue durante los 365 días del año) y, a la vez, el escenario natural sobre el que selevanta la mayor biodiversidad del planeta. Palmo a palmo, los casi 38.500 kilómetroscuadrados (o las 3.659.705 hectáreas) de la cuenca del río seducen una y otra vez aquienes viven la aventura de adentrarse en ese mundo hecho de diversidad, el mismoque recoge en sus predios unas 3.320 especies diferentes de plantas.∙ 18 ∙


Río AtratoPichindéZygia longifoliaÁrbol caído en el AtratoCampanillaKohleria sp.∙ 19 ∙


Yarumo o guarumoCecropia sp.BalsoOchroma pyramidaleY de madera. Los palos, en el buen lenguaje dela gente del campo, se levantan hasta querer tocar elcielo chocoano con los troncos formados de diferentesmaneras. Ahí está el duro guayacán, que guarda bajosu caparazón las vetas de piel clara. O el cedro, fino ydelicado, pero eterno. Y el balso, que se dobla pero nose rompe. Más allá, el roble, enhiesto. El abarco y susmil posibilidades. Incluso, el pino, que se transformauna y otra vez, esa especie de camaleón de mil visos enel mundo de la madera, muy diferente del mangle, elcual es casi una piedra marmórea que obliga a que sudestinación primera sea la única en su historia, a verquién carga y quién puede con él.Otras especies generan sus propios paisajes, siendofamilias quizás menos reputadas en los mercados,pero, igualmente piezas fundamentales de un paisajeabigarrado de texturas. Hablamos de la ceiba, del caracolí,del canelo y del olleto. También del guayabillo,del carbonero y del cativo. Allá adentro de esos tejidosimpenetrables donde nacen, crecen y se hacen mayores,la mano del hombre va por ellos, a veces en procurade la subsistencia, en línea de continuidad con lasprácticas ancestrales que hacen de los “bosquesinos”,esos aserradores nativos, otra especie, la encargada dedar el primer paso de una cadena productiva siemprecuestionada pero poco conocida. Aunque sería torpeno señalar esta explotación inmisericorde que apuntaa la devastación.Pero quedémonos con lo primero. Gracias atrabajos como los de Patricia Vargas y Germán Ferrocon su Construcción territorial en Chocó (1992),hecho para el Instituto Colombiano de Antropología,sabemos que el oficio de los sierristas es unrito en el que varios factores son imprescindibles ala hora del corte. Uno, la edad del árbol; el otro, laluna. Hay un tercero: el río, el Atrato y sus afluentes.Y el decisivo: el hombre. Primero, solo caen quienesdeben caer: aquellos maduros. Segundo, la talasolo se hace en luna creciente “porque la madera sevuelve muy resistente y ella aguanta cualquier usoque uno le dé. Pero si uno corta madera en luna floja(menguante) ella se ablanda, se ahueca y se llenade plaga y ya no sirve pa´nada porque se deteriora”(habitante de Nueva Vida, 4 de mayo de 2004, cita-∙ 20 ∙


Río Atratorica, fruto de la trata de esclavos, encontraron un ambientemuy similar y aplicaron las mismas técnicas.Ese sistema se usa para sembrar arroz y maíz, enllanuras que acompañan el tránsito del Atrato y se alimentande él. Tras una línea muy visible, la de las primerasfaldas, están los montes biches en los que crecenlos frutales. De ellos, como bien lo recopila WilliamOspina en su célebre Ursúa, dijo Juan de Castellanosen sus Elegías de varones ilustres de Indias: “Hay caimitos,guanábanas, anones / En arbores mayores quemanzanos; / Hay olorosos hobos que en faiciones / Ypareceres son mirabolanos; / Hay guayabas, papayas ymamones, / Piñas que hinchen bien entrambas manos,/ Con olor más suave que de nardos, / Y el nacimientodellas en cardos”.Y tras de ellos, como gigantescotelón, los montes bravos, esos conrostro de inexpugnables, en los quecrece, al lado de los gigantes, unainfinita gama de variedades, aúnlejana, pese al esfuerzo de los especialistas,de estar plenamente identificada.Es un paraíso a medio descubrir,y más distantes aún están susaplicaciones en todos los órdenes.Pero no solo de madera y deagricultura vive la rica historia delAtrato; también de la fauna quecorre, pareja al Atrato y al descomunalentorno que arropa elrío mayor y sus dieciocho brazos,unos ciento cincuenta ríos y unastres mil quebradas que le sirven de Heliconiaafluentes. Van a dar al Atrato, entre Heliconia atratensisotros: Cacarica, Domingodó, Cabí,Negua, Buey, Bebará, Bebaramá, Tagachí, Curvaradó,Truandó, Murrí, Montaño, Salaquí, La Larga, Arquía,Buchadó, Bojayá, Murindó, Opogadó, Quito, Munguidó,Beté y León.La fauna para el atrateño tiene cuatro grandesgrupos. Esa clasificación es resultado de siglosde contacto con el hábitat. La encabezan los animalesde consumo, esos que sirven para saciar susnecesidades básicas y que crecen en su propio esdopor Meza Ramírez en su Territorio de frontera:embate y resistencia en la cuenca del río Cacarica). Elrío y el hombre (el afrodescendiente, casi siempre,el más avezado para talar y aprovechar el recursomaderero) complementan un cuadro de permanentelucha para mantener vivas esas extensiones de tierray de agua, siempre de agua al lado de la tierra.Esa explotación, consciente, contrasta con la quese ha hecho en las últimas décadas con maquinariapesada por parte de empresas que desconocieron lasencilla diferenciación entre árboles “jechos” (maduros)y árboles “biches” (jóvenes); además de utilizarquímicos para inmunizar las maderas, lo que afectó alos peces, en la medida en que esas sustancias fueron aparar a los ríos.Hay otro paisaje en la región, muy diferente a esevirgen. Se trata del que deja la agricultura. Pasa por elplátano, el maíz y la caña de azúcar que asimilan procedimientostradicionales de cultivo de otras zonas delPacífico, a la vez que deja huellas de arrozales y yuca allado de árboles frutales. Ese panorama cambia con elpaso de los meses, pues las extensiones dedicadas a ellosse anegan en invierno. Es, pues, en tiempos secos (una expresiónbastante relativa en este territorio que marca tanalto, como pocos, en el promedio de lluvias) cuando sepuede apreciar el crecimiento y la productividad de esasempresas agrícolas, muchas veces comunitarias y otrastantas familiares.Los pastos también están presentes para satisfacerlos apetitos de una ganadería intensiva. Son, en sumayoría, pastos naturales: chuscal, gramalote y especiesdel género Brachiaria. Por el contrario, una especiees extraña: la palma aceitera, objeto de polémica por sucarácter invasivo y su exagerado propósito comercial.La técnica para cultivar tiene como punto de partidael rastrojo, la utilización del machete para rozar,que no es otra cosa que quitar la vegetación arbustivay herbácea, y, luego, el barbecho o rotación de cultivos.Los primeros pobladores tomaron el modelo, dicenNina Friedemann y Jaime Arocha en su De sol a sol(Planeta, 1986), de los pueblos bantúes “que desde elsiglo ix d. c. eran diestros agricultores de sorgo y millo,en los bajos de la boscosa selva tropical del Kon-go”.Luego, cuando sus descendientes resultaron en Amé-∙ 21 ∙


Hoja de damaguaPoulsenia armatapacio, ya sea convertidos en domésticos o fruto de unapráctica que ha pasado de generación en generación: lacacería. El segundo es el grupo de especies que entranen el terreno del comercio. El tercer grupo es el de lasplagas, afines con las características tan particulares delclima local. Y el cuarto, el de las fieras, que trasciende lasimple catalogación para interactuar con los valores delas culturas nativas existentes, tanto la afrodescendientecomo la indígena.Entre parques naturales, resguardos, anegados,ciénagas y, cómo no, en el Atrato mismo, el inventario esinacabable. Y mientras en esas aguas raudas la mayoríade quienes se encargan de la pesca son mujeres, la cazaes, en la zona alta donde nace el Atrato y varios de sushermanos menores, una tarea masculina.Ellas, y los compañeros de tarea, dan por temporadascon bocachicos, pemadas, sabaletas, doncellas,meros, agujetas, róbalos, sábalos, charrés, dentones,boquianchas, mojarras, mayupas, lisos, boquipombos,cocós y rojizos, entre muchos otros peces. Algunos deellos, y otros, ya comienzan a sentir la amenaza de laextinción. Por ejemplo, los guacucos, los sábalos, los pemadas,los fentones y los bagres son cada vez más es-casos. A lo mejor, los duros tiempos de sequía de losúltimos años han desecado en exceso las aguas y la remontadade ríos hacia las cabeceras para desovar se hahecho más difícil y escasa.La variedad del mundo animal en tierra parecemítica. Desde el casi extinto tigre–congo (pantera)hasta la ardilla, abundan todo tipo de especies. Tigre,venado, danta, gurre, oso-caballo, guagua, puerco demonte, babilla, iguana, gallineta, pava y perdiz constituyenapenas una parte de lo que se puede encontraren esa enorme fracción del territorio colombiano. Claroestá, algunas de esas especies representadas ahorapor un mínimo de ejemplares que hace temer por supreservación; tal es el caso de las babillas, y los venados,los pericos ligeros, las guaguas y las panteras, queestán en el límite de la supervivencia. Hay mengua, nose puede negar. Los pobladores la atribuyen a la cacería.De hecho hoy las comunidades asentadas allí soloutilizan perros, machetes y lanzas.El Atrato es mucho más que este cuadro. El suyoes un caudal de variedades, tradiciones, misterios yoportunidades. Un lecho de agua sobre el que se levanta,imponente, la naturaleza. Un río de vida.∙ 22 ∙


Río AtratoEn letra cursivaEl río Atrato se caracteriza por su caudal, por su delta tumultuoso y porque, aunquebota sus aguas en el mar Caribe, por su recorrido es vital para la región del Pacíficocolombiano. Hay en su cuenta una variedad de ecosistemas, de bosques y manglaresy también monocultivos. Gran cantidad de estos monocultivos está formada por laspoáceas, o la familia de los pastos, como es el caso de la caña de azúcar (Saccharumofficinarum), el maíz (Zea mays) y el arroz (Oryza sativa), además del sorgo (Sorghumsp.) y otros insumos para alimentar ganado, tales como el chuscal y el gramalote.Entre los frutos de la región, el más dominante es el plátano, una musácea, perotambién abundan las guayabas (Psidium guajava), que hacen parte de las mirtáceas;las piñas (Ananas comosus), de las bromeliáceas; las papayas (Carica papaya), de lascaricáceas, junto a una altísima variedad de familias y especies vegetales que contrarrestanlos monocultivos y que ésta inmensa corriente del río Atrato va alimentandopor su camino.La región cuenta con malváceas, de la familia del algodón y el chocolate, entrelas que la ceiba o bonga (Ceiba pentandra) se aprecia por su valor maderable y medicinal.Sobresalen otras familias botánicas con especies maderables, como algunasFabáceas o leguminosas, entre las que se encuentra el cativo o aceite (Prioria copaifera)y combretáceas, como el curichí, denominado roble en el Pacífico (Terminaliaamazonia). Y entre las lauráceas, está el canelo (Aniba sp.) Hay anacardiáceas, comoel caracolí (Anacardium excelsum) y el hobo (Spondiasmombin), de la misma familia botánica que el mango ylecitidáceas, como el abarco (Cariniana pyriformis) y elolleto (Lecythis tuyrana), el cual, además de ser buscadopor su madera, presenta unos frutos característicos quele han valido el apodo de olla de mono, y que aparte deprestarle un valor ornamental a esta especie son usadospara elaborar artesanías. Como ornamentales, ademásde maderables, existen algunas especies de bignoniáceas;es el caso del guayacán rosado o roble (Tabebuiarosea), que se caracteriza por sus colores rosa que tantoatraen a los que van pasando por el río. Hay una especieornamental que abunda en el entorno del Atrato:los platanillos, pertenecientes al género Heliconia de lasheliconiáceas. Especialmente atrae la atención la Heliconiaatratensis, dedicada al río Atrato, que hasta ahorasolo ha sido registrada en la región central del Chocó yen la del bajo Calima, en el Valle del Cauca.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosAnacardiáceas Anacardium excelsum Caracolí Maderable, también utilizado para embarcacionesAnacardiáceas Spondias mombin Hobo, ciruelo Alimento. Hojas usadas en medicina natural. MaderableBignoniáceas Tabebuia rosea Guayacán, ocobo Madera para construcción y se siembra como ornamentalCombretáceas Terminalia amazonia Roble, curichí, macano Madera para construcciónFabáceas Prioria copaifera Cativo, aceite, amansamujer MaderableLauráceas Aniba sp. Canelo Madera apreciada por su olor a canelaLecitidáceas Cariniana pyriformis Abarco, chibugá MaderableLecitidáceas Lecythis tuyrana Olleto, olla de mono Maderable y ornamentalMalváceas Ceiba pentandra sp. Ceiba, bonga En carpintería. En medicina como diuréticoy astringentePoáceas Oryza sativa Arroz Alimento básico importante en la cocina de la regiónPoáceas Saccharum officinarum Azúcar, caña de azúcar Dulce de exportación denominado desamargadoPoáceas Zea mays Maíz Alimento básico; ingrediente del champús∙ 23 ∙


Pero de agua o marañónSyzygium malaccenseLa madre tierraRaíces de un nombreNombres tienen las cosas. El Atrato tiene el suyo, quizás, defuentes más lejanas de las que uno pudiera imaginarse, si esque la versión termina por ser la definitiva: según ella, comerciantesholandeses e ingleses, algunos con alma de contrabandistas,lo llamaron el Río de La Trata porque era allí dondehacían sus negocios. El término lo redujeron, quizás, al Atrata,para terminar siendo el masculino Atrato. Pero a esa historiase opone otra: que fueron los indígenas chocóes y citaráes, enel trayecto que va desde el nacimiento hasta Quibdó, quieneslo bautizaron así. Luego, por extensión, el río entero adoptó elnombre. Lo que sí se sabe es que antes se llamó Darién, Nivey Chocó. ¿Por qué decidieron cambiarle al San Juan, como lobautizó Vasco Núñez en 1511? Ese es otro de los misterios quecorre por sus aguas.En la zona de influencia del Atrato se les llama “monte bravo”a las zonas en las que la mano del hombre no parece haberincursionado. Son lo que el forastero llamaría selvas vírgenes.Allí, al lado de las previsiones que debe adoptar quien se atrevaa incursionar en ellas, se mantienen vivas tradiciones por partede los nativos, casi todos afrodescendientes. Una de ellas es elentierro del ombligo del recién nacido, que realiza su madre.Son dos rituales. Uno, poner la placenta y el cordón umbilicalbajo la semilla de un árbol frutal que ella mismo sembró enlos meses de embarazo. El otro consiste en curar la heridaque queda tras la caída del cordón umbilical, utilizando polvohecho con restos del animal o planta que exhiba las característicasque los padres desean para el recién nacido en el porvenir.“A mi hijo mayor yo lo ombligué con uña de danta y leenterré el ombligo con un hobo muy bonito que está allá en micomunidad de La Virginia […] a veces yo lo llevo y le muestroy le digo: ‘Mirá aquí está tu ombligo y este palo es tuyo […]’.Esa es una tradición que se nos está perdiendo a nosotros losnegros” (habitante de Nueva Vida, 22 de abril de 2004).De esas tradiciones también forma parte la presencia enel imaginario de las gentes de personajes míticos, tal y comosucede en casi todas las culturas. Aquí lo curioso es que esosseres suelen encarnar a mujeres que tienen como presa a loshombres. Como la Tetalarga, por ejemplo, que tiene un soloseno, y la Patasola, que deja la huella de su extremidad cuandoacecha a quienes se atreven a meterse al monte habiendoincumplido tres mandatos: uno, no tener relaciones sexuales enlos días previos a la aventura; dos, no consumir alimentos queno son recomendables en la expedición, y tres, no desear a unamujer mientras se mueven entre el inmenso tejido de árbolesque los rodea.A orillas del Atrato también mantienen las comunidades,aunque ya no en la proporción de antes, todas las expresionescon que se hace frente a la muerte de los más cercanos.Se trata de los festejos de funebria, el culto de los muertos. Deestos hacen parte los velorios a los adultos, los chigualos conque se dice adiós al niño fallecido y las novenas sin falta paraacompañar el duelo.∙ 24 ∙


La selva se adentraen el maruando al silencio del manglar lo atraviesa la balsa, se abre este paisajeanfibio como caja de murmullos: agua al roce, vegetación frondosa que seinclina con epífitas, lianas, bejucos y ramas coronadas de bromelias, de orquídeas,y de aromáticas vainillas; anturios cuna de niño asoman con sus flores blancasque nutren el suelo fangoso fértil de organismos; hojarasca húmeda susurra en la orilla,donde crecen protegidos los alevinos de muchas especies. Animales anfibios revelan supresencia con sonidos acuáticos, unos croan, otros nadan veloces; pianguas callan escondidasen las raíces de los mangles; aves rasgan el aire quieto con voces dispares, y eneste instante eterno se descubre el prodigio que este Jardín Botánico del Pacífico consigue:evitar la desaparición del tesoro biológico que habita aquí.A esta misma Bahía Solano con precario aeropuerto y Cerca a Bahía Solano, a orillas del Pacíficopoblado que honra el nombre de José Celestino Mutis, llegó pero adentrándose en el bosque, aparece eldesde Medellín la familia Puerta hace diez años. Los extasió Jardín Botánico. En sus senderos está unaesta naturaleza profusa del Pacífico, a la vez marina y selvática, muestra amplia de la riqueza que tenemosy se comprometieron a cuidarla. Los padres dejaron a su hijoSergio, apasionado naturalista, la tarea de devolver al estado inicial aquellas primerastreinta y nueve hectáreas que encontraron degradadas con arrozales sembrados enmanglares y laderas de potreros en lo que antes fue selva virgen. Nativos y forasterosluchaban por sobrevivir, y de seguir acabarían con este paraíso en un parpadeo.Comenzaron estos pioneros con el rescate de bosques deforestados por los madererosy rehabilitaron esteros, playas, ríos, con un programa de reforestación con especiesnativas, a la vez que les propusieron otra subsistencia como guardabosques a los vecinosde la población de Mecana que antes fueron cazadores y derribadores de árboles.∙ 26 ∙


Jardín Botánico del PacíficoTrepadora en árbolSendero en el Jardín Botánico del Pacífico∙ 27 ∙


OrquidiarioEpífitasBromeliáceas y orquidáceasMucho ha cambiado desde entonces. Hoy es el autorizado Jardín Botánico delPacífico, que funciona desde hace cinco años y abarca ciento setenta hectáreas. Tieneecosistemas de: selva húmeda tropical a lo ancho de ciento veinte hectáreas; manglaresy esteros navegables veinticinco; trece de resiembra de árboles nativos comoabarcos (Cariniana pyriformis), choibás (Dipteryx oleifera), cedros (Cedrela odorata),robles (Tabebuia rosea), huinos (Carapa guianensis), natos (Mora oleifera) y caracolíeso aspavés (Anacardium excelsum); una huerta de cultivos autosuficientes de plantasmedicinales y alimenticias como borojó, plátano, bacao (cacao chocoano); un palmetocon diversidad de elegantes figuras con penachos que surten las artesanías locales;el arboreto, que incluye especies ya casi extintas como el costillo (Aspidosperma megalocarpon);jardines de orquídeas, de bromelias y heliconias; y un vivero para surtir deplantas nativas a vecinos, visitantes y propios. En conjunto, protegen ríos, quebradasy la playa con quinientos metros lineales que cada seis horas cubre y descubre el marazul que por días llega cargado de troncos. Todo esto es un ecosistema representativodel mundo natural aparte que este Jardín Botánico del Pacífico cuida.Tres senderos demarcados permiten a sus visitantes recorrer esta extensión deun millón setecientos mil metros cuadrados. Entre tres y nueve horas tarda recorrercada uno de los tres senderos. El Yaibí, con dos kilómetros va por entre manglares de∙ 28 ∙


Jardín Botánico del Pacíficosuelas y piñuelos, manantiales, un puente de liana, unaceiba anciana y la reforestación con especies nativas. Elsendero del Jaguar, con ocho kilómetros va a la ceibajerarca con más de un siglo de imponencia, rodea alárbol gulungo, para llegar a un mirador, a un bosquede palmas barrigonas, al jardín de heliconias y al manglar,en un total de nueve horas de caminada en lasque un picnic de gastronomía local recibe al caminanteen medio del recorrido. El sendero del Carrá abarcacinco kilómetros, llega al río Mecana, contempla árboleschoibá, bejucos, carrás (Huberodendron patinoi),un jardín de heliconias y un bosque de mangle suela(Pterocarpus officinalis). En este también, como en losotros, se desempaca en hoja de bijao (Calathea lutea)el mechado de atún o alguna delicia local acompañadadel refrescante jugo de borojó (Borojoa patinoi).Los utensilios de mesa son hechos por artesanos y elrecorrido lo acompaña un guía indígena que vive enMecana, en el lindero del jardín botánico; es uno delos que antes vivió de la caza y la recolección y ahora esconvencido guardabosques.En las excursiones hasta la ceiba jerarca con másde cien años los caminantes llegan a un tronco que nopueden abarcar cinco personas con los brazos reunidos;a la quebrada Resaquita con agua pura que formapiscinas verdes naturales y a la que se asoman hierbas ymusgos que rezuman humedad, mantienen 26 gradoscentígrados y 4.980 mm de precipitación en promedio,con un aire saturado de oxígeno en esta selva chocoana.Más de veinte jardines botánicos existen en Colombia,y otros lugares aspiran a serlo para realizar tareascientíficas y divulgativas. Pero esta extensión queaquí incluye bosques nativos, selva neotropical, asociacionesde natales, especies en extinción y grandes áreasde recuperación, es exclusiva del Jardín Botánico delPacífico que puso en marcha hace diez años la familiaPuerta y es el ejemplo de un impulso privado querecupera una de las zonas con mayor biodiversidad yendemismo en el planeta, que estuvo antes azotada porganadería y por sembrados de supervivencia.A una hora en lancha desde el jardín botánicoestá el Parque Nacional Natural de Utría, y en todoel trayecto el mar muestra su entraña rocosa, con islascoronadas por árboles de altos doseles, algunos flore-cidos de amarillo o rojo y poblados con tonalidades deverdes que muestran la profusión de bejucos, hierbas,arbustos y centenarios ejemplares de esta selva virgen.El verde del agua refleja el sol cuando se hace presente.Este Parque Nacional de Utría tiene una extensión demanglares diversos que se recorren a través de una pasarelaen madera para apreciar desde arriba sus raícesy comprobar cómo el oscilar de la marea los deja expuestoscomo barbas enormes mientras en sus copas elcolor de las bromelias llama miradas. Hasta el parquellegan también estudiantes de biología o escolares dela zona, así como científicos nacionales e internacionalesque descubren en esta biota una tarea aún pendiente.Allí en el Parque Nacional Natural de Utríaestá un árbol de mango que hospeda tal número deespecies vegetales sin menoscabo de su tronco y ramas,que demuestra que la alta pluviosidad de la zona unidaal suelo cargado de nutrientes es el hábitat para todocuanto crece en la región. El parque es vigilado por undestacamento de la Armada Nacional que cuida estepatrimonio natural de todos los colombianos.Caryodaphnopsis sp.Nuevo registro para el Chocó∙ 29 ∙


Playa del Jardín Botánico del PacíficoDe regreso al Jardín Botánico del Pacífico y porentre los esteros, los manglares y el cultivo de palmasnativas, de orquídeas y heliconias, la reforestación conespecies casi extinguidas por su explotación como maderables,demuestra que este rescate en Bahía Solano,que apenas lleva cinco años, es una promesa, al concentraren un área protegida de ciento setenta hectáreasla mayor biodiversidad y endemismo en el planetadel Chocó biogeográfico.A la vuelta contemplamos al paso la casa del médicoestudioso de las orquídeas de la serranía del Baudó,Guillermo Misas, quien fue pionero de ellas en estaBahía Solano paradisíaca, y hoy queda su casa solitariacomo testigo al borde del mar.La expedición <strong>Savia</strong> Pacífico llega a Bahía Solanopara descubrir especies nativas y registrarlas gráficamenteen este libro. A la cabeza está el profesorÁlvaro Cogollo, director científico de la Colección<strong>Savia</strong>. Pero no contaba él ni el grupo con la sorpresade lograr un nuevo registro para el departamentodel Chocó: un ejemplar juvenil del género Caryodaphnopsisde las lauráceas, género también registradoen Asia tropical, en Borneo, en Filipinas, y enotros lugares, una disyunción geográfica anfipacifica(en América y Asia) que migró en el periodo terciariodel hemisferio norte al sur debido al periodo glaciar.Este de aquí, es el primer registro del género Caryodaphnopsisen el departamento del Chocó, pues elprimero para Colombia fue en la isla de Gorgona,(Caryodaphnopsis theobromifolia), árbol conocido localmentecomo aguacatillo. Es una especie descubiertaen la reserva de río Palenque en Ecuador porel botánico norteamericano Calaway Dodson y descritapor Alwyn Gentry, quien inicialmente la incluyóen el género Persea, al que pertenece el aguacate(Persea americana), y la nombró Persea theobromifolia,cuyo epíteto especifico (thobromifolia) hace alusión alparecido de sus hojas con las del cacao (Theobromacacao). Posteriormente fue transferida por otros botánicosal género Caryodaphnopsis; constituyendo en∙ 30 ∙


Jardín Botánico del Pacíficoese entonces el primer registro de este género paraAmérica. Este hallazgo confirma la noción de Pangea:un enorme continente único que existió entre laera Paleozoica y el comienzo de la Mesozoica. La satisfacciónvisible del botánico de la expedición <strong>Savia</strong>contagió al grupo, que presenció cómo el biólogo Cogollopreservaba ramas y grandes hojas verdes dentrode papel periódico, guardando la valiosa muestra quelleva a su estudio para comprobar que se trata de undescubrimiento: un nuevo registro de un género parael Chocó, con la posibilidad de que también sea unanueva especie para la ciencia; lo que será verificadouna vez se logre localizar ejemplares adultos y sepuedan estudiar sus estructuras reproductivas. Con elcarburante de esta satisfacción, la jornada de nuevehoras se hizo breve.Al finalizar esta última salida de campo en el JardínBotánico del Pacífico, la selva mira al mar Pacíficocomo lo haría un descubridor, a quinientos metros dealtura en este mirador alto del jardín desde donde seaprecia el azul verdoso allá abajo en esta bahía enmarcadaen el esplendor de todos los verdes vegetales quela rodean. De la cúspide se desciende por relieves suavesy desiguales que albergan aguas que brotan dentrode la capa vegetal, tan intocada que conserva algunoshelechos que solo se preservan en bosques nativos ytienen un color casi azul. En conjunto es el banco degermoplasma más completo.Ahora se tiene perspectiva de lo que ha recuperadoesta organización privada con carácter científico:una riqueza biológica que iba camino a perderse. Unamuestra representativa del Chocó biogeográfico queel Jardín Botánico del Pacífico, para poder autosostenerse,ha abierto un albergue ecológico que acoge acientíficos y visitantes. Junto a los estudiantes vecinosque tienen en el jardín su mejor laboratorio de cienciasnaturales, niñas curiosas llegan de Mecana, el pobladoindígena vecino, para aprender sobre la naturaleza enlos viveros que les ofrecen aprendizaje práctico parauna supervivencia respetuosa del entorno. Sonríencontentas. La expedición <strong>Savia</strong> Pacífico deja este entornocon sus ojos, cámaras y morrales repletos, y convencidosde divulgar esta zona tan privilegiada comofrágil de la Tierra.Anturio moradoAnthurium sp.Flor de sapotolongoPachira aquatica∙ 31 ∙


PerfilEl sabio CuatrecasasJosé CuatrecasasSu mirada, tacto y olfato recorren laflora del Pacífico colombiano e identificanmil quinientas especies nuevas. En 1932 el bicentenariode Mutis trae a Colombia a JoséCuatrecasas y Arumí, botánico farmaceutacatalán, y una expedición botánica renace.Asciende a Monserrate por la quebradaLa Vieja; va a Guasca; en Ibagué, en elpáramo, a cuatro mil quinientos metros, describelos frailejones o Espeletiinae y en Cali,del cerro de Las Tres Cruces recoge ejemplares.Esta diversidad botánica la clasificaen el Jardín Botánico de Berlín. Prima FloraColombia llama el libro de hallazgos.Remonta las tres cordilleras y al detallela Occidental, los bosques altos y húmedosde la costa Pacífica, sus manglares, muchosde sus ríos y los farallones de Cali, reúnedoce mil colecciones. Del Chocó es precursoren verlo como región biogeográfica:remonta el Atrato. Sus Aspectos dela vegetación natural en Colombiaes un clásico en la investigaciónbotánica.Caracteriza al Pacíficocon árboles que forman comunidadesentre sí, madejasde trepadoras y bejucos, epífitasde orquídeas, bromelias,helechos y piperáceas, manchasde musgos y líquenes querezuman humedad de la selva queresguarda y mantiene verde.Cuatrecasas ingresa al reino vegetalal graduarse en farmacia; se especializa en fitogeografíaen Ginebra; y luego, en el JardínBotánico de Berlín sus muestras colombianasse ordenan y en su vida personal en laprofesora de alemán encuentra una compañerade correrías y se devuelve de planta aColombia con tres hijos.En la geografía tropical entre dos maresCuatrecasas siembra su legado: quincemil ejemplares coleccionados, mil quinientosidentificados y veintiocho de ellos consu nombre Cuatrec. Armado con delicadosanteojos de aro metálico, a pie, terciadas seispetacas de bambú y cuero de vaca, acompañadodel naturalista vallecaucano VíctorManuel Patiño, hace jornadas de cuatro días.Cada recolección la conserva en un pliegode periódico, la comprime y le aplica formolpara eternizarla. Tan fino sistema dealmacenar hace que allí mismo donde fueprofesor, en el entonces Instituto Botánicode la Universidad Nacional en Palmira, hoyconserven las mismas petacas con veinte milmuestras reunidas en ochenta años.Cientos de investigadores acuden al herbariollamado José Cuatrecasas. Cuatro milquinientas especies vegetales que exhibe contienendoscientos dieciseis ejemplares TYPUS,a partir de los cuales clasifican e incluyen laspalmas colombianas (familia Arecacaceae).Arduas expediciones describe en su bitácora:dónde recogió la planta, madero, floro fruto, así como el suelo, ubicación geográfica,condiciones del ambiente, usos, nombrespopulares y cultura que la rodea. A sucolega Patiño dedica el fruto del borojó, alque llama Borojoa patinoi.En Madrid regenta la sección de FloraTropical en el Real Jardín Botánico y senacionaliza en Estados Unidos cuando laguerra civil española. Dirige el Museo deHistoria Natural de Chicago y el Smithsonianen Washington. A Cuatrecasas sedebe que las láminas originales de la ExpediciónBotánica de Mutis se preserven,al evacuarlas de Madrid oportunamente.Su criterio aplicable localizó entre eltrópico y la zona ecuatorial esta flora queél divide en selva neotropical, páramo, xerofíticay subxerofítica, manglares, playas ymárgenes, prados y formaciones acuáticas.Por eso es el padre adoptivo de este clímaxgeográfico, máximo de masa de vegetaciónconseguido por generación espontánea. Conel nombre Cuatrecasas perviven ejemplaresen herbarios y un fondo en el Smithsonianpara premiar cada año a un estudioso de botánicatropical.∙ 32 ∙


AQUI VADESPLEGADOEMBLEMÁTICAS∙ 33 ∙


Mestiza, colorida,exquisitana imagen encantadora: una mujer de raza negra, ancha de caderas y dicharachera,se sienta en una esquina céntrica de Buga a administrar las sonorascarcajadas con las que logra contagiar hasta al más parco y aburrido. Frente aella desfilan los miles de peregrinos que van a pedirle ayuda al Señor de los Milagros oa darle las gracias. Y muchos de ellos, atraídos por su algarabía, caen en la tentación demirar lo que ofrece. Y es tan llamativo a los ojos que es imposible negarse a probar. Sonchontaduros recién arrancados del racimo. Chontaduros amarillos, chontaduros anaranjadosy chontaduros rojos, amontonados en un platón enorme. Bien vale la pena sacar lacámara y disparar antes de llevarse a la boca uno, que la mujer ofrece con sal y con mielmientras declama las propiedades del fruto, haciendo divertidoénfasis en sus promesas afrodisiacas.De su aislamiento las cocinas del PacíficoExóticos como el chontaduro (Bactris gasipaes), con el cual han sacado provecho. Su gastronomía hapreparan en el Chocó desde jugos hasta esponjosas tortas, son tenido que recurrir a lo que dan la tierra y elmuchos de los frutos que ofrece la fértil región del suroccidente agua, que es muchocolombiano. Y quizás baste con dar unos pasos más allá de laesquina que acabamos de describir —en Buga y en casi todos los pueblos del Valle y deCauca, principalmente— para encontrar uno de esos coloridos puestos que ofrecen choladosy salpicones con frutas de sabores, desde el ácido de las piñuelas hasta el dulce delas guanábanas y atractivos colores que se suman y se contrastan como un arte: las piñasdoradas al lado de las moras de Castilla, los trozos de papayas que parecen recién teñidasjunto al verde intenso de los lulos partidos en trozos.Y si de lulos se trata, que en estas tierras forman parte del menú de cada día, otrapostal son las jarras enormes en donde preparan la lulada —un jugo con abundantes∙ 34 ∙


CocinaFruto del pacóGustavia superbaCacaoTheobroma cacaoSemillas de árbol del panArtocarpus altilis∙ 35 ∙


YucaManihot esculentaHojas de bijaoCalathea luthea sp.Ñame moradoDioscorea sp.trozos de la fruta— y que casi siempre se exhiben al lado de las otras que contienenesa bebida popular en algunos de los departamentos del Pacífico: el champús. Tambiéncon la presencia del lulo (Solanum quitoense) entre sus ingredientes, el champúses la curiosa y caprichosa combinación de maíz peto, piña, panela, clavos y canela.Pero tan caprichosa como esta han de resultar para algunos muchas de las recetastradicionales de la región, pues al fin y al cabo se trata de la suma de ingredientes,de costumbres y de técnicas culinarias de procedencia diversa que se hanido combinando y afinando a través de los siglos. Allí están presentes las tradicionesque encontraron los españoles a su llegada a estas tierras, las que ellos trajeron de unmundo viejo que en todo caso habría de renovarse con lo que acá encontraron, y losvaliosos y al comienzo silenciosos aportes de la cultura africana, cuya raza fue en algúnmomento de la historia joven del continente americano la que predominó en esaenorme provincia al mando de Popayán. Su presencia se hizo notar de manera especialen las cocinas populares y también en las de aquellos que ostentaban el podereconómico y que se daban ínfulas por su linaje. Afortunada presencia la de esta razaque le dio color a una gastronomía que sin sus buenos guisos y sus combinacionesatrevidas no sería tan sabrosa como es hoy en día, y que se da el lujo de lograr con elmismo ingrediente —por ejemplo ese pescado bravo que ofrecen en los comederosde Nuquí— decenas de recetas diferentes: desde pinchos hasta sancocho.Si hubiera que buscar una palabra para describir la base de la gastronomía del Pacíficocolombiano, esta podría ser “mestizaje”. Una afortunada mezcla de lo indígena, loeuropeo —básicamente lo español— y lo africano. La obligada pero ingeniosa suma delo prehispánico, lo hispánico y lo afro. Y bastaría con mirar el mapa para entender quese trata, así mismo, de una cocina que aprovecha y explota los productos que recoge delos extensos valles por donde serpentea el caudaloso río Cauca, las empinadas montañas∙ 36 ∙


Cocinade la cordillera Occidental de los Andes y el generosomar que baña las costas de los cuatro departamentos de laregión, desde Chocó hasta Nariño.Una tierra con abundantes frutas, con sorprendentevariedad de papas —merece renglón aparte lapapa criolla (Solanum phureja), que, sumada al maní,le da forma al exquisito pipián con el que los caucanospreparan empanadas y pequeños tamales—; unaregión con tantos mariscos que ha ganado la fama deser la más prolífica del país; un delicioso surtido depalmas de cuyos aceites los africanos conocían ya lasbondades; una presencia generosa del coco, ingredienteclave de esta cocina, y una cantidad de plátano quese creería infinita y que, a diferencia de otras regiones,no actúa en el Pacífico como acompañante sinocomo protagonista.Porque son de plátano, por ejemplo, algunos delos platos más populares del Chocó, como esa sopa quelo lleva frito y a la cual le agregan sardinas, y esa sabrosamezcla de plátano verde y pescado seco que repone lasfuerzas de los niños al regreso de las faenas escolares.Y son de plátano las marranitas y los aborrajados quetanto buscan los turistas cuando visitan el Valle, y queconstituyen pequeños grandes manjares que se preparanen los patios interiores de casas de familia que hanhecho de su elaboración su forma de vida. Las primeras,las marranitas, indudable influencia africana, consistenen masas de plátano que se rellenan con trozosde chicharrón y se fríen. Los aborrajados, por su parte,dulces a diferencia de los anteriores, se preparan con elplátano maduro, que se rellena con queso y en la mayoríade los casos también con bocadillo de guayaba.Y también es protagonista el plátano de una delas más célebres recetas de la región: el sancocho degallina. Por él van miles de visitantes cada fin de semanaa Ginebra y El Cerrito (Valle), donde muchashaciendas del estilo de El Paraíso —escenario de lalegendaria historia de Efraín y María que convirtió ennovela Jorge Isaacs— se han transformado en enormesrestaurantes en cuyos fogones de leña le empiezan adar forma desde tempranas horas al sancocho valluno,cuya fama está asociada a estas poblaciones más cercanasa la zona Andina, pero que se ha extendido portodo el Pacífico con versiones distintas en cada región.Y es cierto que sancocho —o preparaciones similarescon lo que ofrece la tierra de cada región— hay en muchosdepartamentos de Colombia. Pero el del Valle y de todo elPacífico es especialmente célebre, por ejemplo el sancochode las tres carnes, o el de pescado llamado pusandao, cuyafama junto con otras recetas, obedece en buena parte a lapresencia de un ingrediente que le otorga un sabor particular.Se trata del cimarrón (Eryngium foetidum), una hierbade la familia del cilantro, que es poco común –o al menosmuy poco usada– en otros departamentos del país.También son particulares y muy sabrosas algunasde las especias y aliños que se emplean en embutidos tradicionalesde la región, como la longaniza y la rellena, yen ese guiso que sirve de base parala preparación de sopas de pescadoy de mariscos de exquisito sabor.Entre estos ingredientes, que llamanlas hierbas de río y son vendidas enmanojo en el mercado a la orilla delrío Atrato en Quibdó, además delcimarrón o chillangua se encuentranel achiote —que da color además desabor—, los ajíes dulces, el poleo, elbore, el yuyo, el chirarán…Con un sofrito con hierbasde este estilo —y con abundantetomate rojo y cebollas larga ycabezona— más la presencia casimágica del coco (Cocos nucifera), se Achioteprepara en la población de Guapi, Bixa orellanaen el Cauca, un guiso de camarón,más que una sopa, que algunos chefs de renombre delas grandes ciudades han incluido en sus exclusivascartas. Unos aseguran que la clave son los cilantrosempleados, otros dan mérito al pimiento verde de lazona, pero en el fondo casi todos saben que se tratade los buenos oficios del coco al mezclarlo con estosingredientes, y de lo bien que le sienta su leche a losplatos de mar, al punto que muchos cocineros lo empleanen sus cazuelas en vez de agua. O en platos queseducen a quienes los prueban por primera vez, comoel encocado de caracol, que es legendario en Chocó.Célebre también es el arroz atollao, cuya cocciónno es tan compleja como pareciera, y que debe su∙ 37 ∙


ArrozalOryza sativanombre a “una receta con apuro o por salir del paso”.Pero, lejos de una improvisación, constituye un platoemparentado con el risotto de los italianos y la paellade los españoles, y en cuya elaboración resulta fundamentalla longaniza de la región, que en el Chocó confrecuencia es reemplazada por la carne ahumada, y queresulta similar a ese otro arroz que los chocoanos denominan“clavado” y que incluye abundante queso.También es imprescindible la presencia del arrozen la preparación del más famoso de los dulces del suroccidente,y por extensión uno de los más reconocidosde Colombia en el exterior: el manjar blanco. Preparadodurante varias horas en enormes pailas de cobre y conparticipación de casi toda la familia, pues se debe batirsin descanso con largos cucharones de madera, el manjarblanco lleva leche fresca y azúcar, además del arroz paracuajar el postre antes de llevarlo a las totumas en las queluego se les ofrecerá a los visitantes o se venderá al púbico.Y ese azúcar que se añade es del que abunda en estaregión de ingenios que procesan la caña. Azúcar con elque elaboran las macetas de San Antonio, esos pirulís quelos padrinos les regalan a los ahijados en su día, y queconstituyen un espectáculo cuando se los ve por docenasen los atrios de las iglesias. El mismo con el que le danforma a otro dulce de exportación que de allí surge: eldesamargado. El mismo azúcar de las cocadas cuya recetallegó con los esclavos del África y que también se conocencomo chancacas.Mestiza, colorida, exquisita… así es la gastronomíadel Pacífico colombiano. Y variada como sus gentes,como sus tierras, que constituyen algunas de las postalesmás emblemáticas de Colombia: las montañas queparecen una colcha de retazos en donde crecen tantasvariedades de papa; los puestos a orillas del río Cauca odel Atrato, o del Mira, o del Patía, en donde prometencalmar la sed con un jugo de uva recién preparado o unalulada con hielo; las estrechas canoas de madera de lospescadores de Tumaco que llegan en las primeras horasde cada día repletas de pescados y de mariscos que muypronto estarán en los comederos populares del puertoo en las bodegas de los aviones rumbo al interior delpaís; las enormes pailas en las que se fríen al tiempovarias docenas de empanadas de carne desmechada ypapa parda o de pipián y papa criolla; los trenes de variosvagones repletos de caña de azúcar que viajan delos cultivos a los ingenios; los puestos a la orilla de lacarretera decorados con totumas de manjar blanco…Pero si la meta está en uno de los paradores de Ginebra,conviene comer poco por el camino, porque el sancochoque llegará a la mesa exige gran apetito.∙ 38 ∙


CocinaEn letra cursivaLa cocina del Pacífico es mestiza, colorida y exquisita gracias a la riqueza de sus ingredientes.Se destaca entre ellos la cantidad de plantas utilizadas en las diferentes recetas quecomponen la gastronomía de la región. Aunque se emplea una altísima variedad de especiesbotánicas, muchas veces estas se encuentran categorizadas bajo la misma familia, comoes el caso de aquellas plantas que pertenecen a las poáceas, entre las que se clasifican el maíz(Zea mays), que hace parte del original champús de la región; el arroz (Oryza sativa), unexcelente acompañamiento en los platos, que en el Pacífico por su forma de preparación esdenominado clavado; y el azúcar (Saccharum officinarum), que es especialmente utilizadopara la elaboración de postres como el desamargado. En la cocina del Pacífico se usanarecáceas o palmas, como el chontaduro (Bactris gasipaes), de donde se extrae el palmitoy con el cual se prepara un jugo, que popularmente se cree que es afrodisiaco, ademásdel coco (Cocos nucifera), la palma más característica de la región, uno de los ingredientesfundamentales de esta cocina. Del coco se aprovecha no solo su carne, sino también su jugo,y sus hojas de gran tamaño son usadas para la elaboración de diferentes artesanías.Otra de las familias botánicas características de la región es la de las solanáceas,de las que hace parte el tomate (Lycopersicon esculentum), el pimentón (Capsicum annuum),la papa (Solanum tuberosum) y la papa criolla (Solanum phureja), que tanto gustacomo acompañamiento en todo tipo de platos típicos.Además, de esta familia de las solanáceas, también haceparte el lulo (Solanum quitoense), esa fruta famosa porla lulada, bebida refrescante para un calor tan húmedocomo el que alcanza el Pacífico colombiano.Otro de los acompañamientos más clásicos en lamesa de aquí es la yuca o mandioca (Manihot esculenta),de las euforbiáceas, pero que no es más popular que elplátano en la mesa, el cual, al igual que el banano, haceparte de la misma especie Musa x paradisiaca, de la familiade las musáceas, uno de los frutos de exportación de laregión. Además de la riqueza de especies que intervieneen la cocina del Pacífico, no falta el achiote o bijo (Bixaorellana), de las bixáceas, con el cual de colorean y dansabor a sus recetas. Y de las licitidáceas el pacó (Cespedesiaspathulata), también de mucho uso en la cocina, y que secomercializa con frecuencia en las plazas de mercado.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosApiáceas Eryngium foetidum Cimarrón, cilantro cimarrón, Condimento, planta aromáticachilanguaArecáceas Bactris gasipaes Chontaduro, pejibá, pepiré Producción de palmito. Alta reputación afrodisiacaArecáceas Cocos nucifera Coco Ingrediente fundamental en los platos del PacíficoBixáceas Bixa orellana Achiote, bijo Condimento. Colorante. MedicinalBromeliáceas Ananas comosus Piña Alimento. En medicina como antihelmínticoEuforbiáceas Manihot esculenta Mandioca, yuca Para la elaboración del pandebono. Excelente acompañamientoLamiáceas Ocimum basilicum Chirarán Condimento, bebida aromáticaLecitidáceas Cespedesia spathulata Pacó Acompañamiento del sancochoMusáceas Musa x paradisiaca Banano, plátano Fundamental en la cocina del Pacífico. Producto de exportaciónPoáceas Oryza sativa Arroz Elaboración del arroz clavado. Excelente acompañamientoPoáceas Saccharum officinarum Azúcar, caña de azúcar Desamargado. Elaboración del dulce de exportaciónPoáceas Zea mays Maíz Ingrediente del champúsSolanáceas Capsicum annuum Pimentón CondimentoSolanáceas Lycopersicon esculentum Tomate Condimento, ensaladaSolanáceas Solanum phureja Papa criolla, papa amarilla Elaboración del pipián. Excelente acompañamientoSolanáceas Solanum quitoense Lulo Elaboración de la lulada∙ 39 ∙


VainillaVanilla sp.Pandebono sin secretosEn el suroccidente colombiano abundan los cultivos de yucay de maíz, y probablemente el más afamado de sus amasijossea el pandebono, que se prepara con una y con otro. Aunquecada panadero tiene sus secretos y sus toques mágicos, he aquíuna receta básica del pandebono, tomada del libro El sabor deColombia, publicado con el sello de Villegas Editores.Ingredientes2 tazas de masa de maíz trillado1 taza de almidón de yuca3 tazas de queso blanco salado y rallado3 tazas de cuajada fresca2 huevos batidosMezclar y amasar todos los ingredientes en una batea demadera hasta lograr una masa homogénea. Hacer bolas, colocarlasseparadas unas de otras en una lata engrasada y llevar alhorno precalentado (a 350 ° C) durante 20 minutos, hasta quelos pandebonos suban y doren.El sonoro pipiánEn su Diccionario de voces culinarias, Lácydes Moreno Blanco,experto gastrónomo colombiano, define el pipián como el guisode papa criolla, cebolla, tomate, ajo, pimiento, achiote, maníy huevo utilizado en el departamento del Cauca para prepararel tamal o la empanada. En algunos sitios del sur el pipián esuna especie de puré de papa colorada, aderezado con un guisocriollo, sal, pimienta y finalmente maní tostado molido. Seutiliza en tamales combinado con tripas o callos cocinados.Cuenta Lácydes Moreno que el término “pipián” seconoce en buena parte del continente, aunque alude a preparacionesdiferentes. En Bolivia es también un guisado de maní,pero con harina en vez de papa, y en México los ingredientesfundamentales son las semillas de calabaza y los chiles. EnCosta Rica y Guatemala la base de la preparación es el maíz,mientras que en Honduras y Nicaragua el pipián es una calabazade frutos pequeños. En Cuba se refiere a un guiso a base decerdo, y lleva entre otros ingredientes vinagre y aceitunas.BacaoTheobroma bicolor∙ 40 ∙


CocinaIsaacs, el antojadoAlbahaca en azoteaOcimum campechianumNo son pocas las referencias culinarias con quecuenta la legendaria novela María, de Jorge Isaacs,publicada un siglo antes que Cien años de soledad,en 1867. Además de narrar los amores de Efraíny María en la hacienda El Paraíso, en el corazóndel Valle del Cauca, la novela de Isaacs sirve comotestimonio de una época y de una región.A continuación, a manera de ejemplo, cuatrofragmentos de María en los cuales la gastronomíase toma la palabra:“La cocina, formada de caña menuda y con el techode hojas de la misma planta, estaba separada de la casapor un huertecillo donde el perejil, la manzanilla, elpoleo y las albahacas mezclaban sus aromas”.“Sea dicha la verdad: en el almuerzo no hubo grandezas;pero se conocía que la madre y las hermanasde Emigdio entendían eso de disponerlos. La sopa detortilla aromatizada con yerbas frescas de la huerta; elfrito de plátanos, carne desmenuzada y roscas de harinade maíz; el excelente chocolate de la tierra; el quesode piedra; el pan de leche y el agua servida en antiguosy grandes jarros de plata, no dejaron qué desear”.“A nuestro regreso encontramos servido en la únicamesa de la casa el provocativo almuerzo. Campeaba elmaíz por todas partes: en la sopa de mote servida enplatos de loza vidriada y en doradas arepas esparcidassobre el mantel. El único cubierto del menaje estabacruzado sobre mi plato blanco y orillado de azul”.“Braulio y yo fuimos a llamar a José y a la señora Luisapara que almorzasen con nosotros. El viejo estabaacomodando en jigras las arracachas y verduras que debíamandar al mercado el día siguiente, y ella acabando desacar del horno el pan de yuca que iba a servirnos para elalmuerzo. La hornada había sido feliz, como lo demostrabanno solamente el color dorado de los esponjadospanes, sino la fragancia tentadora que despedían”.Primero tibio, luego calienteAunque la cocina es cuestión de gustos, parece haber consenso en que lastostadas de plátano constituyen uno de los bocados más ricos de la gastronomíadel Pacífico.Son varios los secretos para lograr el punto ideal. Uno de ellos es que laprimera fritura de los plátanos —que deben ser verdes, pequeños y delgados—se realice en aceite no muy caliente, hasta que coloreen. Y la segunda, despuésde que los trozos se han puesto en un trapo humedecido con aguasal y sehan machacado hasta que queden lo más delgados posible, debe realizarse enaceite muy caliente.∙ 41 ∙


El herbolariopoderosoomo un eco retumba el grito del negro: “¡Ya te vi. Ya te vi!”. Se lo diceal insecto volador que acaba de ver para conjurar su poder maligno. De locontrario, sabe que entrará en su piel y le enfermará toda la sangre del cuerpo.El curandero tendrá entonces que extraer la leche del bejuco campano parauntársela en las llagas y preparará un bebedizo para tomar durante varios días.Esa enfermedad conocida por los negros del Pacífico colombiano como el yatevío mal de bejuco es una de las epidemias más comunes de las selvas húmedas, quela medicina occidental ha llamado leishmaniasis. Entre los indígenas de la regiónes conocida como el aidá. Ancestralmente se ha atribuido su contagio a la transgresiónde normas sociales en situaciones como la viudez ola menarquia de una joven. Incumplir con el rito funerario, Plantas para el pro y el contra. Paratomar como cónyuge a otra persona antes de un año de haber la picazón o para la mordida. Plantasenviudado o mirar a una niña durante los días de su primera que se cultivan en los jardines, al ladomenstruación, atrae el contagio.de las que se usan como alimentoEl yerbatero o el jaibaná (o chamán) son los únicosque pueden curar el mal. Usan la raíz de un bejuco conocido por los indígenasemberas como zarza, que se raya y se cocina para producir un bebedizo al sermezclado con guarapo. Y emplean también verbena seca y molida para espolvorearsobre las llagas. Usan además hojas asadas de bejuquillo de anguilla, quese ponen calientes sobre las lesiones. Para invocar a los espíritus buenos y solicitarlesque ayuden a chupar los gusanos de los enfermos, recogen la malanga orascadera blanca que crece junto al río y la sacuden en el aire.∙ 42 ∙


MedicinalesRiñoneraColumnea sp.Frutos palma zanconaSocratea exorrhiza∙ 43 ∙


JengibreZingiber officinaleLlanténPlantago majorAnamúPetiveria alliaceaBien sea por cuenta de un insecto o de un castigo proveniente del mundo de losespíritus, el tratamiento para la leishmaniasis, como para casi todas las enfermedadesque golpean a estas comunidades del Pacífico colombiano, está en las plantas.Para las mordeduras de culebras —que no son pocas— y las picaduras de mosquitos.Para las lombrices que invaden los intestinos, o las fiebres que producen delirios.Los remedios los da la madre naturaleza, aquí y allá. Desde el río Mira en el surhasta el Darién en el límite con Panamá. En las serranías y los valles, en las riberasde los ríos, entre los manglares, junto a las bahías y ensenadas. Debajo de las casasde palma y bejuco que parecen flotar en las alturas. Entre los bosques y las selvas. Enel monte bravo o en el monte “alzao”. A lo largo del camino empantanado por tantalluvia, donde la vida se las arregla para florecer.El Pacífico colombiano es una de las regiones del mundo con más alta concentraciónde especies por área, dicen los estudios; y lo intuye cualquiera que lovisite, aunque no alcance a ver las casi ocho mil plantas diferentes, ni pueda andarpor cada rincón de esa selva húmeda que posee la mayor diversidad de flora deltrópico americano.Con la llegada de los esclavos africanos a las costas colombianas en la época dela Conquista, llegaron también sus saberes y creencias. Su cultura, basada en la comunióncon la naturaleza, se fue mezclando con la de los grupos indígenas, quienestambién profesaban veneración a la madre tierra. De ahí surgió uno de los legados∙ 44 ∙


Medicinalesmás importantes del patrimonio cultural afrocolombiano:la medicina tradicional.Las comunidades del Pacífico colombiano hanido transmitiendo entre los suyos, voz a voz, a lo largode varias generaciones, todo ese conocimiento ancestralque les ha permitido la preservación de la especieen un medio natural de belleza excepcional, pero aquejadode las condiciones extremas del trópico profundo.La exuberancia y la enfermedad juntas, conviviendo enuna misma región de climas extremos en la que habitanincontables formas de vida.Las comunidades indígenas del Pacífico, especialmentelos emberas, clasifican las enfermedades entres: las provocadas por embrujos, las causadas por artesmágicas o conjuros con hierbas y animales, y las “enfermedadesnuevas”, introducidas por el hombre blanco.De acuerdo con su forma de ver el mundo, todoslos hombres tienen dos espíritus, uno bueno y otromalo. Al morir, el espíritu bueno se va al cielo; el malo,en cambio, permanece en la tierra. Los espíritus malosde los muertos pueden poseer a los seres vivos y causarlesenfermedades. El jaibaná es el único que tieneel poder de pedirles ayuda a los espíritus buenos paravencer las enfermedades de la comunidad. Cuando alguiense enferma, acude a él para saber qué tiene y cómopuede sanarse. El jaibaná es el negociador entre la vidaterrena y la de los espíritus, el que aboga por la saludfrente a la muerte.Para las comunidades afrodescendientes, las enfermedadesy accidentes son de dos tipos: divinos yhumanos. Los divinos ocurren por descuido y excesoso por voluntad divina. En estos casos los curanderosson los encargados de atender al paciente. Los de origenhumano, en cambio, están relacionados con la brujería,y solo un brujo puede deshacer el hechizo.La relación estrecha que tienen negros e indígenascon la naturaleza les ha permitido sobrevivir al aislamientoen el que se encuentran algunos de ellos. Allí,donde no hay médicos ni medicamentos, hay plantasque curan todos los males.Aunque el saber más especializado está en manosde curanderos, yerbateros y sanadores que ocupan unlugar preponderante en las comunidades, los conocimientosterapéuticos y los usos farmacológicos de lasplantas también pertenecen al acervo popular. Sabenque preparada como bebedizo o emplasto, cada plantatiene uno o más usos: el llantén para las úlceras.El botoncillo para el hígado. La celedonia pura parala gastritis y la mezclada con aceite de higuerilla paraexpulsar gusanos y parásitos. El fruto del higuerón conaguardiente para la vesícula biliar. Un baño de dormiderapara acabar con el insomnio. La yerbabuena parala memoria, el cidrón para el corazón, la santa maría deanís para el dolor de cabeza, y el quereme para el amor.Por cuenta de la tradición oral, esos saberes hantrascendido bosques y selvas y han llegado a los pueblosy ciudades de la región. Allí, muchos conviertenlos solares de sus casas en pequeñosbotiquines naturales y siembranplantas de uso cotidiano paraaliviar cólicos, dolores de muela,disenterías y catarros.Se usa la altamisa o artemisa(Ambrosia artemisiifolia) mezcladacon aguacate para hacer baños deasiento que curen las hemorroides.Hervida, para hacer gárgaras encasos de amigdalitis. Su raíz pulverizaday disuelta en agua parala epilepsia. Un poco del zumopara ayudar a las parturientas, y enbaño o emplasto para los doloresreumáticos y contra los parásitosintestinales.Ocimum sanctumAlbahaca moradaLa infusión de poleo (Clinopodiumbrownei) ayuda a que los niños no se orinenen la cama, mejora el funcionamiento intestinal y despejalas vías respiratorias. La albahaca de olor (Ocimumbasilicum), además de su popular uso en la cocina,alivia dolores de cabeza, fortalece el sistema nerviosoy aumenta la producción de leche materna. Si se preparaun zumo y se aplica en los ojos, limpia los terigioshasta hacerlos desaparecer. Aplicada en los oídoscura la otitis.Entre las aromáticas, para los nervios, el toronjil(Melissa officinalis) es un reconocido tónico para elcorazón y un calmante del sistema nervioso. Las hojasy flores de la menta (Mentha x rotundifolia) se usan∙ 45 ∙


Santa maría blancaPiper peltatumcomo antiespasmódico y antiflatulento, bajan la fiebrey calman los dolores de cabeza.Del borojó (Borojoa patinoi) se usa la fruta, quees un grandioso reconstituyente del cerebro, y existela creencia de que es un afrodisiaco natural. Si se usaexternamente ayuda a curar llagas, golpes y erisipela, yalivia la gota. La lama grisácea que le brota es un granantibiótico que acaba con bacterias y microbios.El escancel (Drymonia sp.) tiene propiedadesdiuréticas que ayudan a limpiar la vejiga y los riñones.El extracto de esta planta contribuye a la buenacicatrización de las heridas. Una infusión de las hojasalivia los pulmones afectados.El prontoalivio (Lippia alba) es un excelente sudorífico,expectorante y sedante del sistema nervioso,pero su propiedad más apreciada es la de bajar el azúcaren la sangre.El paico o yerbasanta (Chenopodium ambrosioides)tiene un poder reconocido sobre el histerismoy los gusanos intestinales. Se recomienda no comerningún alimento con sal antes de que transcurran doshoras después de tomarlo, porque puede resultar unacombinación tóxica. La gente lo usa para limpiar lasmalas energías y atraer la buena suerte.La sábila (Aloe vera) se usa para “asegurar lacasa”. Dicen que sirve siempre y cuando se recolectey se ponga en la vivienda una mañana de SemanaSanta. Combinado con el cilantro se usa para sacarmaleficios que invaden el cuerpo y se manifiestan enforma de enfermedad.Para las enfermedades frías o calientes, las fiebres,los brotes, el mal de ojo y el mal de aire, eltabardillo y el espanto; para los males que son deeste mundo y los sobrenaturales; para los que atacanel cuerpo y los que atacan el alma: el Pacífico es unherbolario inmenso y poderoso en el que se encuentragran parte de la sabiduría curativa que enriquecetodo el saber de la medicina tradicional de los pueblos.Gracias a la permanente exploración que losnegros y los indígenas han realizado de la regiónPacífica y que de su encuentro en territorio colombianoacoplaron sus saberes y creencias, ha quedadoclaro que el ser es uno con la naturaleza y que larespuesta a todo ha de encontrarse en ella.∙ 46 ∙


MedicinalesEn letra cursivaEl botiquín del Pacífico colombiano es un herbolario donde dominan las especies botánicasde hábito herbáceo, o hierbas, como lo son las hierbas aromáticas, que en su mayoríahacen parte de la familia taxonómica de las lamiáceas. A estas pertenecen el poleo(Clinopodium brownei), la yerbabuena (Mentha spicata), el toronjil (Melissa officinalis) y laalbahaca de olor o albahaca de Castilla (Ocimum basilicum), las dos últimas con propiedadesde calmantes del sistema nervioso. La menta también hace parte de esta familia.Todas las especies del género Mentha son llamadas mentas. En el Pacífico la denominadamenta o yerbabuena blanca hace referencia a la Mentha x rotundifolia, que además de lalimpieza de aliento que genera, es utilizada contra diferentes dolencias como el dolorde cabeza. Sin embargo, otras cuantas hierbas aromáticas utilizadas en la medicina delPacífico y del mundo hacen parte de las asteráceas, una de las familias botánicas máscosmopolitas que existen. De ella hacen parte la caléndula (Calendula officinalis), la manzanilla(Chamaemelum nobile), el botoncillo (Acmella sp.), utilizado como analgésico, y laartemisa o altamisa (Ambrosia peruviana), con propiedades antiparásitas, para calmar losmales intestinales. Son muchas las especies botánicas usadas contra los parásitos intestinales,desde la piña (Ananas comosus), de las bromeliáceas, hasta el paico o yerbasanta(Chenopodium ambrosioides), una amarantácea que calma esos dolores de estómago.Las hierbas aromáticas, pertenecientes a las lamiáceas o a las asteráceas, no sonlas únicas plantas capaces de calmar el sistema nervioso. Otras son el prontoalivio ocuralotodo (Lippia alba), una verbenácea que, ademásde bajar el azúcar en la sangre, también tiene esta propiedadcalmante.En este botiquín del Pacífico se encuentran asímismo curas para diferentes males: para los riñones ycon propiedades antidiuréticas, existe una gesneriácea,Drymonia sp., conocida en la región como escancel, y,para las úlceras, se cuenta con una plantaginácea, Plantagomajor, denominada llantén.Pero no todo el herbolario medicinal tiene finesfarmacológicos contra diferentes dolencias y para calmarlos nervios: el botiquín del Pacífico colombianotambién cuenta con el remedio para el amor, una piperácea,denominada comúnmente en la costa del Pacíficocomo quereme (Peperomia macrostachyos) y con unsupuesto y popular afrodisiaco, una rubiácea, Borojoapatinoi, el popular borojó.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosAmarantáceas Chenopodium ambrosioides Paico o yerbasanta Contra los parásitos intestinalesAsteráceas Acmella sp. Botoncillo Analgésico y para el hígadoAsteráceas Ambrosia artemisiifolia Artemisa, altamisa Para la erradicación de parásitos intestinalesGesneriáceas Drymonia sp. Escancel Propiedades diuréticas que limpian la vejiga y los riñonesLamiáceas Clinopodium brownei Poleo Mejora el funcionamiento intestinal, despeja las vías respiratoriasLamiáceas Melissa officinalis Toronjil Tónico, calmante del sistema nerviosoLamiáceas Mentha rotundifolia Menta, yerbabuena blanca Antiespasmódico y antiflatulento, baja la fiebre y calma los doloresde cabezaLamiáceas Ocimum basilicum Albahaca de olor, albahaca, Alivia dolores de cabeza y fortalece el sistema nerviosoalbahaca de CastillaPiperáceas Peperomia pellucida Cledonia Para la gastritis y antiparasitariaPiperáceas Peperomia macrostachyos Quereme Para el amorPlantagináceas Plantago major Llantén, chiracru Para las úlcerasRubiáceas Borojoa patinoi Borojó Reconstituyente del cerebro. Alta reputación afrodisiacaVerbenáceas Lippia alba Prontoalivio, curalotodo Baja el azúcar en la sangre, calma el sistema nervioso∙ 47 ∙


Mal de ojoSe dice que afecta principalmente a los niños y que el contagioocurre cuando el pequeño llama la atención de una persona de“sangre fuerte”. Los síntomas del mal de ojo son vómito, diarrea,irritabilidad y fiebre. Cuando un niño presenta estas condicioneses llevado donde el yerbatero para que lo trate inmediatamente,porque es una sintomatología considerada de alta gravedad.Popularmente se cree que es un mal celoso de la medicinaoccidental y que por lo tanto no debe ser tratado con alopatía.Los antibióticos, por ejemplo, pueden empeorar al pacientey causarle la muerte. Solo puede ser tratado con oraciones ybaños de guandú, sancaraña, escobilla, flor de totumo cimarrón,calenturito y muertoparao. Los baños deben hacerse en lamitad de la calle y hay que echarle al niño tres totumadas pordelante y cuatro por detrás.Yerbas frías y calientesUno de los sistemas que emplean las comunidades afrodescendientesdel Pacífico colombiano para clasificar las plantasmedicinales se basa en los lugares donde se encuentra cadayerba. Por ejemplo, las plantas calientes se dan en climas pocohúmedos y alejados de fuentes hídricas. Su sabor generalmentees amargo y se usan para mejorar la circulación de la sangre yen el tratamiento de enfermedades asociadas con “frío”, como laimpotencia masculina. Entre las plantas calientes están la matapajay el santacruz, la calambrera, el naranjito y la calenturita, laamapola y el anjicá, la quina amarga, la cotorrera, el colicencio yel juan de la verdad.Las plantas frías, en cambio, se dan en lugares frescoso de bajas temperaturas, en zonas húmedas cercanas a fuentesde agua o en zonas inundables. Estas plantas normalmenteson insípidas o ácidas y se usan en baños frescos para tratarenfermedades relacionadas con el aparato reproductor femenino.Algunas plantas frías o frescas son la verbena blanca y la verbenamenuda, el escobillo, el bicho, el ajonjolí y el clavo morado.BrujeríaLos curanderos usan las plantas contra las enfermedades naturalesque afectan al cuerpo y también las que son adquiridas porembrujamientos y maleficios. Su deber es emplear las yerbaspara deshacer rezos y hechizos, pero si alguno las usa parainvocar la maldad es considerado un brujo.Cuando alguien ha sido embrujado, normalmente fracasa entodo lo que hace. Acude al curandero para conjurar el maleficiocon baños de escobilla y membrillo macho, y para saber quiénes el culpable de sus desgracias. Al responsable se le puede veren una batea con agua de hojas de matimbá (Annona purpurea).Santa maría de anísPiper auritum∙ 48 ∙


MedicinalesEl saucoCura distintos males y por eso lo llaman elbotiquín natural. El uso más común es en infusiónpara tratar las gripas o resfriados. El sauco,del género Solanum, es un excelente sudorífico yexpectorante. Ayuda a bajar la fiebre y a aliviarlas irritaciones de garganta. Tiene propiedadesdiuréticas y desinflamatorias, por lo cual es recomendadopara las afecciones reumáticas comola artritis. Se usa para contrarrestar el estreñimientoy combatir las enfermedades hepáticas.La especie Solanum incomptum es usada en laregión para combatir la indisposición que causael exceso de alcohol. Las compresas de infusiónde sauco alivian las hemorroides y los forúnculos.Sus hojas restregadas contra la piel actúan comorepelente de mosquitos. Con los emplastos de lashojas y la infusión de sus flores se cura la conjuntivitis.Se usa como tisana para adelgazar y comoloción para eliminar manchas de la piel.SaucoSolanum incomptumEn científicoPara el común de la gente, muchos de los nombres son una especie de trabalenguasimpronunciables; otros —menos— son de fácil lectura, pero casininguno es sencillo de memorizar. Aquí una pequeña lista de los nombrescientíficos de yerbas que encontramos en los mercados con facilidad:—El Acmella sp. es el mismo botoncillo.—La Mentha x rotundifolia es la menta y la Mentha x piperita, a secas,es la yerbabuena.—El nombre científico del llantén es Plantago major.—El de la celedonia es Peperomia pellucida—El nombre de la santa maría es Piper peltatumInfusión de flores:2 cucharaditas de flores secas1 taza de agua hervidaDejar las flores en el agua caliente durante 10minutos. Después colar. Se debe tomar dos vecesal día, lo más caliente posible para ayudar adespejar las vías respiratorias. Algunas personasprefieren agregarle miel de abejas para lograr unsabor menos amargo.Té de bayas:3 cucharaditas de bayas secas1 taza de aguaPoner a hervir el agua con las bayas durante diezminutos, a fuego lento. Colar antes de beber. Sedebe evitar la variedad de sauco de frutos rojizosporque puede irritar el sistema digestivo. El té debayas ayuda en la eliminación de líquidos y tienepropiedades laxantes.∙ 49 ∙


Robles, nísperos,manglares y hombresara tumbar un árbol de sande, en la selva del Pacífico, se necesitan cinco personas:un aserrador, su ayudante y tres jornaleros capaces de lidiar con serpientes,abejas, arañas y alacranes. El día de trabajo es pesado. Las mujeres se levantan a lascuatro de la mañana para preparar el desayuno y a las siete los hombres ya están caminandoselva adentro, de donde regresan a las cuatro de la tarde. “Somos empleadosde la naturaleza. Si no fuera por la selva o por el mar no tendríamos qué comer”, diceWalter Potes, de 56 años, un moreno de Bahía Solano, Chocó, cuya espalda ya noaguanta un jornal más.Durante más de treinta años, Walter se dedicó a tumbar a punta de hacha ymotosierra árboles de troncos gruesos y maderas finas, comoabarcos o chibugás, robles, lecheros, cedros y sandes, choibás, De la vegetación monumental del Pacífico, deguayacanes negros y nísperos. El promedio del jornal era y sus árboles enormes y duros, se ha abusadosigue siendo un árbol por día. Si la leña está muy lejos del hasta el arrasamiento. Un grito de auxilio secaserío se trabaja en la selva al menos por una semana hasta oye desde estos bosques maltratadosacumular una buena carga. Lo primero es adecuar una estructuraque sirva para mover los troncos hacia la quebrada más cercana. Los hombresdesmontan el camino y tejen sobre el piso, con tallos delgados pero fuertes, el canalpor el que rodará la madera. Los troncos flotan entonces aguas abajo hasta un puntoen el que se reúnen y se improvisa con ellos una balsa para moverlos en bloque hastael pueblo. “De ahí se divide una parte para la venta local y el resto sale por agua paBuenaventura”, dice Walter.Las selvas del Pacífico colombiano son la más importante despensa madereradel país. De su principal puerto, Buenaventura, la madera viaja especialmente∙ 50 ∙


MaderablesProceso de laminación de maderaTroncos en aserríoCuángare, sajo y maría∙ 51 ∙


Cedro güinoCarapa guianensisCarañoTrattinnickia asperahacia Medellín, Pereira y Bogotá, aunque también suele haber cargas hacia Panamá,Perú, Ecuador, Puerto Rico, México y Chile. Pero su riqueza no se reduce a lamadera. Esta región se considera uno de los lugares más megadiversos del mundo.Aquí la humedad y la pluviosidad excesivas se integran con uno de los sistemashidrográficos más importantes del país. La serranía del Baudó hace que la líneacostera sea angosta y acantilada en el norte, mientras que en el sur las ensenadas,esteros y manglares dominan el paisaje. De ese coctel solo puede brotar vida. Antelos monumentales paisajes del Pacífico, con sus playas repletas de troncos de árbolesarrastrados por los ríos al mar, los humanos parecen inofensivos, pero no lo son.Ha sido tanta la presión sobre los bosques de esta región que las autoridades ambientalesestiman que solo en el departamento del Chocó el cuarenta por ciento del territorioestá deforestado. Walter lo nota. Los bosques de robles (Tabebuia rosea) y cedro(Cedrela odorata) en los que podía perderse cuando era adolescente se han reducido casihasta el punto de desaparecer. Esos tipos de árboles gigantes, de madera dura y cortezaescamosa, fueron sobreexplotados y convertidos en bases para la construcción deviviendas, pisos, muebles y paredes de lujo. “La gente abusó de esas maderas finas por∙ 52 ∙


Maderableslas que se pagaba bien y ahora el roble está bien escaso”.La explotación maderera se concentra especialmente enBuenaventura, Guapi, Tumaco y Bahía Solano, dondese obtiene chapul, comino, laurel, mangle, sajo y chaquiro,entre otras especies. Pero estos bosques no soloproducen muebles, vigas y pisos para el resto del mundo;la madera determina la vida cotidiana en el litoral;es indispensable para cocinar, levantar casas, hacer botesy entretenerse.Si hay un bosque al que las comunidades negrase indígenas del Pacífico deban su supervivencia es elmanglar. Los manglares, indispensables para la reproducciónde peces y aves, han garantizado históricamenteuna parte importante de la oferta de recursos marinoscosteros del país. Se trata de ecosistemas de árboles retorcidosque se apropian de las desembocaduras dondeel agua dulce se confunde con el mar, formando un lugarprivilegiado para la generación de vida; de su saluddepende la tercera parte de la productividad pesqueraen las costas de los mares tropicales. Por eso, reconociendoel valor de sus servicios ecosistémicos, el Estadocolombiano decidió en 1997 proteger el veinte porciento de los manglares del Pacífico con la declaracióndel parque nacional natural Sanquianga, en Nariño,unas ochenta mil hectáreas que integran las desembocadurasde los ríos Tapaje, Aguacatal y Sanquianga.Pero, a pesar de la biodiversidad que alberga, y de sufragilidad, la leña de diferentes mangles: mangle rojo omangle (Rhizophora mangle), Mangle negro o iguanero(Avicennia germinans) y mangle blanco o feliz blanco(Laguncularia racemosa), ha sido utilizada tradicionalmentecomo carbón vegetal para alimentar fogones yen la construcción de viviendas e incluso de corralejas.Walter Potes cuenta que hace un tiempo, cuando “enBahía el mangle no estaba tan jodido y se utilizabapa todo”, la madera soltaba un tinte con el que se teñíanlas atarrayas. Cada tanto los pescadores se citabanen la casa de algún paisano a tallar canoas y teñir.Aunque de quince años para acá las balsas de madera hansido reemplazadas por botes más livianos de fibra de vidrio,la tradición, que los indígenas emberas conservan,era tallar los troncos de abarco (Cariniana pyriformis) ycaracolí (o aspavé) hasta convertirlos en embarcaciones.El aspavé o caracolí (Anacardium excelsum) es unabelleza alta, de copa verde redondeada, corteza gris yhojas simples y grandes. Puede medir treinta metrosde alto y tener un diámetro de más de dos metros, yvive gracias a la lluvia que la mayor parte del tiempoalimenta los bosques húmedos tropicales del Pacífico.Se encuentra en terrenos altos, cerca de ríos y quebradaso en suelos que tienen aguas subterráneas de pocaprofundidad. Sus flores, que aparecen entre febrero yabril, son pequeñas y de color crema.Sin embargo, aunque del aspavé se fabrican tablaspara cajones, camas, bebederos para animales,cucharas y platos, no existen especies tan útiles paralos humanos como las palmas. La barrigona (Iriarteadeltoidea) se usa para cimentar lospisos; el tallo de la zancona (Socrateaexorrhiza) o de la memé ( Wettiniaquinaria) para las paredes; yel techo se resuelve con las hojasde la cuchilleja (Geonoma calyptrogynoidea).Se estima que cuarentay seis de las ciento seis especiesde palmas que se han identificadoen el Pacífico son aprovechadaspor el hombre y al menos eldiez por ciento de ellas no se encuentraen otro lugar del mundo.Ese privilegio se debe a la posicióngeográfica de esta región, dondese reúnen todas las bondades de Arrume de mangle rojo para carbónla selva húmeda tropical, hábitat Rhizophora mangleque alberga la mitad de las especiesanimales y vegetales del planeta y que en el caso delPacífico colombiano quedó estratégicamente aisladapor el levantamiento de la cordillera de los Andes hacedoce millones de años, cuando las placas tectónicas deNazca y América colisionaron conformando serraníasy valles sumamente ricos en agua y especies. Es el casode la serranía de Baudó, el valle del río Atrato, el valledel río San Juan y la llanura costera del Pacífico.En esta selva también se encuentra el chontaduro(Bactris gasipaes), otra palma que crece en los diquespero con un fruto exquisito que se come en todo el Pacíficoy del que también se saca una clase de chicha. Sumadera sirve para construir uno de los instrumentos∙ 53 ∙


Elaboración de cabos para herramienta con sandeBrosimum utilemás fascinantes de la cultura negra colombiana: la marimbade chonta, una artesanía que le dicta el ritmo alcurrulao y que suena a África, pero también a Chocó,Valle del Cauca, Cauca y Nariño.Las marimbas son elaboradas a orillas del río Guapipor maestros como Silvino Mina, con chonta, guaduay bambú. Mina es un hombre sencillo que por más decuarenta años ha contagiado a generaciones de músicoscon ritmos como el bunde, la juga, el berejú y el currulao,la danza patrona de las comunidades afrocolombianasdel litoral Pacífico que habla de la esclavitud, de laminería y del trabajo pesado en el campo y que no solonecesita de la marimba para alegrar las fiestas; tambiénde los cununos (hembra y macho), el guasá y el bombo.El cununo se fabrica a partir del tronco de árbolescomo aguacate, incive, mate, machare o campano. Parael guasá, que funciona como sonajero, se utilizan bambúy semillas secas de maíz o piedrecitas. Y el bombose construye a partir de madera de balso, que a pesarde medir entre quince y veinticinco metros y de quesu tronco puede llegar a tener ochenta centímetros dediámetro, es de fibra liviana, blanda, débil y manejable.El balso (Ochroma pyramidale) también se utiliza paraaumentar la flotación de los botes y mejorar su estabilidady capacidad de carga, y para construir utensiliosdomésticos y juguetes. Incluso tiene propiedades medicinalesy analgésicas. “Aunque el balso lo piden mucho,ahora lo que se está sacando más es níspero y choibáque le gusta mucho a los japoneses”, dice Walter Potes.El aserrador, al que los jornales de tala le acabaron laespalda, vive ahora de las cosechas o de lo que pesca ylogra vender en la plaza. A él y a su familia los mantienenvivos la tierra y el mar. Ante la ausencia de Estadoy la falta de oportunidades de trabajo y estudio, la únicaopción que le queda a la mayoría de habitantes del Pacíficoes seguir siendo empleados de la naturaleza. “Elempleo acá nos lo da la selva”, repite Walter en BahíaSolano, sentado en su mecedora.∙ 54 ∙


MaderablesEn letra cursivaEl Pacífico colombiano presenta una altísima cantidad de especies botánicas maderablesque son usadas en construcción, artesanías, ebanistería y hasta para la elaboración dediferentes instrumentos musicales. Una de las familias con mayor cantidad de especiesapreciadas por su valor maderable es la de las palmas, las arecáceas, como la barrigonao barrigona negra (Iriartea deltoidea), la palma zancona o mulata (Socratea exorrhiza) yla macana o memé (Wettinia quinaria). A ésta familia de arecáceas, también pertenecenla cuchilleja (Geonoma calyptrogynoidea), la chunga o güérregue (Astrocaryum standleyanum)y el chontaduro (Bactris gasipaes). Otra familia con especies de alto valor económicoapreciadas en construcción por su dureza y resistencia, es la de las anacardiáceas, de lasque hacen parte el caracolí o aspavé (Anacardium excelsum) y el sajo (Campnosperma panamense).Igualmente tienen presencia las combretáceas, que también son estimadas por suvalor maderable, y de ellas son parte el mangle feliz o feliz blanco (Laguncularia racemosa).La Terminalia amazonia conocida como el roble en el Pacífico colombiano, es junto alTabebuia rosea, de las bignoniáceas, el roble general de la región, son de madera fuerte yresistente. Las fabáceas, o leguminosas, tienen una alta cantidad de especies maderables,como el choibá o almendro de montaña (Dipteryx oleifera), el cual, además de ser utilizadoen construcción, produce almendras comestibles de las cuales se extrae aceite. A esta familiade legumbres también pertenece el cocobolo o palisandro (Dalbergia retusa), que aunquees más común en Centroamérica, aparece también en el norte del Pacífico colombiano.Otra familia habitual es la de las lecitidáceas, de las cuales se utilizan varias especies, comoel abarco (Cariniana pyriformis) y el salero (Lecythis ampla),cuyo árbol le da el nombre a un poblado cerca de Quibdó.Otra fuente de maderas importantes son los diferentesmangles que sostienen estos ecosistemas. Allíse encuentran avicenniáceas, como el mangle negro oiguanero (Avicennia germinans); combretáceas, al quepertenece el mangle feliz o feliz blanco (Laguncularia racemosa)y rhizophoráceas, como el mangle rojo, tambiénconocido simplemente como mangle (Rhizophora mangle).Una familia de suma importancia como maderableen el Pacífico, especialmente desde Buenaventura hacia elsur, es la de las miristicáceas, conocidas como cuángares,que forman asociaciones dominantes llamadas cuangariales.Como cuángares son identificadas varias especies:Iryanthera megistophylla, Otoba lehmannii, Otoba gracilipes,Otoba parvifolia y Virola dixonii. Estas especies han sidousadas especialmente para desarrollar y fabricar triplex. Yotra especie muy cotizada y ya muy escasa en el Pacíficoes el chanul (Humiriastrum procerum), de las humiriáceas.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosAnacardiáceas Anacardium excelsum Caracolí, aspavé Maderable; utilizado para embarcacionesAnacardiáceas Campnosperma panamense Sajo Maderable, utilizado para construcción y ebanisteríaArecáceas Bactris gasipaes Chontaduro Reputación afrodisiaca. Producción de palmito. Obtención de la marimbaArecáceas Astrocaryum standleyanum Chunga, güérregue Construcción y artesaníasArecáceas Iriartea deltoidea Barrigona, barrigona negra Madera para construcciones rurales y en ebanisteríaArecáceas Socratea exorrhiza Zancona, palma mulata ConstrucciónArecáceas Wettinia quinaria Memé, macana ConstrucciónCombretáceas Terminalia amazonia Roble, curichí, macano Madera para construcciónFabáceas Dalbergia retusa Cocobolo, palisandro Madera para artesaníasHumiriáceas Humiriastrum procerum Chanó, chanul Madera para ebanisteríaLecitidáceas Cariniana pyriformis Abarco, chibugá Madera para múltiples usosMalváceas Ochroma pyramidale Balso, tambor Maderable, para la elaboración de barcos y tamboresMeliáceas Cedrela odorata Cedro, bastardo, cedro amargo MaderableMiristicáceas Iryanthera megistophylla Cuángare Madera para producir triplexMoráceas Brosimum utile Sande Maderable∙ 55 ∙


El tambo emberaNatoMora oleiferaLa megadiversidad del trópicoLas exuberantes selvas húmedas del mundo se ubican entrelos trópicos de Capricornio y de Cáncer, a lo largo de la líneaecuatorial, en América Central y del Sur, África, el sureste deAsia, Sumatra y Nueva Guinea, y en ellas se encuentra la mitadde especies animales y vegetales del planeta. Se estima que tansolo en Colombia estos bosques son el hogar de cuatrocientasespecies de árboles, ochocientas especies de invertebrados ycuatro mil quinientas especies de otras plantas de las más deveinticinco mil que puede haber en el país. Su suelo es unlugar caliente, oscuro y húmedo, pues los árboles bloquean laentrada de luz, y allí escarabajos, hormigas y otros organismosremueven la tierra mientras hongos y bacterias ayudan a ladescomposición liberando nutrientes que mantienen la fertilidad.También hacen aportes medicinales: sus plantas han sidofundamentales para atacar enfermedades como la malaria, losproblemas circulatorios, la disentería y deficiencias respiratorias,oftalmológicas y neurológicas. De las tres mil especies deplantas con propiedades anticancerígenas que se han identificadoen el mundo, la mitad crece en Colombia.Las viviendas de los indígenas emberas, los tambos, son armazonesde planta casi siempre circular construidos en maderaa dos metros del suelo sobre pilotes de guayacán (Minquartiaguianensis), cocobolo (Dalbergia retusa) o chunga o güérregue(Astrocaryum standleyanum). Los indígenas del Pacífico decidieronvivir en casas elevadas por el temor a las inundaciones,pues sus construcciones han estado tradicionalmente ubicadasmuy cerca de los ríos. Cuando el historiador Jacques Aprile-Gniset recorrió la región en 1987, describió los tambos como“casas transparentes” en entornos agrestes, que, por la ausenciade paredes, podían ser fácilmente atravesadas por las miradas. Yaunque las construcciones más modernas contemplan la separaciónde algunos espacios, como forma de privacidad, muchascomunidades indígenas aún se inclinan por las áreas abiertas. Eltambo se divide en tres niveles. En el primero, a ras del suelo ydebajo de la casa, duermen los perros, se instala el gallinero o lamarranera y se guardan herramientas, canoas y leña para cocinar;en el segundo, entre el piso y las vigas del techo, se concentranlas actividades cotidianas y familiares, y en el entechado seconstruyen altillos donde se guardan enseres, canastos de ropa,víveres y productos agrícolas, utensilios y herramientas.Los negros y el bosqueLas comunidades negras del Pacífico colombiano tuvieron queadaptarse al bosque durante la Colonia. Llegaron como esclavosdesde África al puerto de Cartagena de Indias para ser empleadosen la explotación de oro, y fue ese metal el que luego los hizolibres. A mediados del período de la Colonia, más de la mitad delos esclavos habían pagado a sus amos el precio de su libertad ybuena parte de los que se rebelaron contra la sociedad esclavizadorahallaron refugio en los valles formados por los ríos Cauca,Magdalena y San Jorge, y también en zonas apartadas del litoralPacífico. Esos nuevos pueblos libres, que se defendieron hasta lamuerte para no ser sometidos otra vez, fueron llamados palenques.Los palenques se establecieron en playas y áreas de manglar hastael momento desconocidas, donde comenzaron a vivir dispersos ycerca de los ríos. Más tarde, la intensa explotación maderera hizoque aparecieran los primeros centros urbanos.∙ 56 ∙


MaderablesRanas de maderaLas manos hábiles de los emberas son capaces detransformar el tronco duro del cocobolo (Dalbergiaretusa) en águilas, tigres, ranas, lagartos, culebras,tiburones, tortugas o gatos salvajes. Esta madera,que tallan desde muy niños, es fina y tiene un colormarrón rojizo tan atractivo que las figuras terminadasse han vuelto una insignia de la artesanía nativadel norte del Pacífico. El cocobolo es un árbol queestá presente en toda la región mesoamericana,desde México hasta el norte de Colombia, y suexplotación ilegal ha provocado en los últimos añosla destrucción de decenas de hectáreas de bosque,principalmente en Panamá, donde los traficantesde madera amenazan las selvas tropicales buscandosatisfacer la demanda en Asia.Techo con amargoWelfia regiaBosques, víctimas del conflictoEl Banco Mundial estima que el cuarenta y uno por ciento (cerca de 1,4millones de metros cúbicos) de la madera que se comercializa en Colombiaes talada de manera ilegal. El Ideam calcula que la cifra es del 33,5 porciento, reconociendo, sin embargo, el subregistro de la problemática. Lascausas que determinan esa ilegalidad forestal en Colombia son múltiplesy entre ellas figuran factores de orden político, económico y social difícilesde resolver. La aplicación de una legislación desactualizada se une a la faltade divulgación de las normas, la sobreexplotación de especies, la carenciade un inventario forestal nacional, la pobreza y la violencia. Organizacionesdedicadas a la conservación de los bosques y al estudio de las comunidadesque se benefician de ellos han encontrado que las zonas donde sehan sentido los efectos de la violencia derivada del conflicto interno queha padecido Colombia desde la mitad del siglo xx, suelen coincidir conáreas boscosas donde la actividad extractiva de la madera tiene algunaimportancia y esto, a su vez, ha limitado el accionar de las autoridadesambientales y dificultado la aplicación rigurosa de las normas que regulanel aprovechamiento de los recursos forestales.SajoCampnosperma panamense∙ 57 ∙


La selva delos gentilesna cintilla de copas verdes y fluidos acuosos rodea el cuello de América.Justo allí donde hace unos tres millones de años las aguas de los océanosse separaron y un puente de tierra unió al norte y al sur, existe un extraordinariotejido natural por el que la vida ha transitado en este lado del planeta.Antes de ese antes, y durante milenios, pequeñas islas salpicaron las aguascomo si fueran estrellas distantes en un cielo turbulento y salado. Pese a que algunasespecies de vegetales y animales lograron viajar entre los puntos cardinales, la evoluciónhacía su trabajo con ritmos y métodos diferentes en cada bloque del continente.Solo desde el final del Plioceno, cuando el movimiento incesante y brutal de lasplacas tectónicas modeló el relieve de esta esquina del mundocon cerros, serranías, cordilleras, aluviones, playas, acantiladosy un istmo que surgió del suelo marino, la unión entre el países, de dos mares, el Darién, mítico yPunto de enlace de dos Américas, de dosmundo templado del norte y el universo neotropical del sur portentoso, posee la historia del origense hizo franqueable; y el intercambio biológico, incontenible. de todo. Es estaPor ese laberinto de naturaleza en ebullición, impactadopor el calor del trópico en desplazamiento hacia el norte y el frío que se hizocaracterístico del Pacífico, encontraron camino hacia el sur robles, cerezos, nogales,espinos, agraces, maíces, moras, alisos y muchos otros. Y también hicieron su tránsitoextensas familias vegetales, como la brasicácea, alimenticia, ornamental y oleaginosa;la cariofilácea, hecha de hierbas y arbustos que se extienden prodigiosamente;la papaverácea, formada por centenares de especies que producen látex amarillo oanaranjado; y la ranunculácea, representada por más de 2.555 especies esparcidas portodo el mundo.∙ 58 ∙


DariénHoja roja juvenil de aráceaSyngonium sp.Raíz de mangle suelaPterocarpus officinalisCobertura vegetal con hojas de pacóCespedesia spathulata∙ 59 ∙


Labio de negraPsychotria poeppigianaHoja en proceso de secadoCon la clorofila, que hizo su paciente viaje por el istmo, también avanzaron haciael sur pájaros carpinteros, ardillas, marmotas, perritos de la pradera, caballos, asnos,cebras, llamas, cerdos, vacas, antílopes, ciervos, cabras, musarañas, erizos, topos,lobos, perros, dingos, zorros, coyotes, chacales, osos, jaguares y leopardos. En sentidocontrario, rumbo al norte, pasaron chigüiros, hormigueros, perezosos y armadillos.También cruzaron animales casi mitológicos, como las aves del terror, que medíanmás de metro y medio de altura, no podían volar y eran grandes depredadoras; losgliptodontes, armadillos del tamaño de los hipopótamos; zarigüeyas, grandes marsupialessolitarios, amantes de la noche, poseedores de mandíbulas muy fuertes; y otroscomo caimanes, cecilias y ranas habitantes de los árboles.En este intercambio, las especies animales en tránsito libraron una tremendabatalla por la vida en un nuevo territorio continental. Durante esos siglos de encuentroentre extraños sobrevivieron de mejor modo los venidos del norte, pues teníanexperiencias antiquísimas de adaptación a nuevos escenarios. En cambio, la mayoríade los sureños, incapaces de vencer a los depredadores y herbívoros del norte, y conbajas defensas para soportar climas secos y fríos, sucumbieron.Ya el universo biogeográfico del punto de encuentro de las dos Américas eracomo lo conocemos hoy cuando llegaron los españoles. Un bioma de veinticinco milkilómetros cuadrados que los forasteros dieron en llamar Darién, tratando de imitarla voz tanel, que nombraba, en lengua indígena, a uno de los ríos nacidos en ese apretadomundo de ecosistemas originados en el especial encuentro de suelos y climasque sirven de nido a plantas y animales también particulares. Los científicos han de-∙ 60 ∙


Dariénterminado que el vinticinco por ciento de las especiesde vegetales y animales del Darién solo existen en estelugar del planeta, y que hay por lo menos quinientascincuenta especies de vertebrados, sesenta de anfibiosy ciento trece de peces.Por el Darién, hoy reconocido como un laboratoriode biodiversidad único en el mundo, entraron alcontinente, por el año 1500, los conquistadores Rodrigode Bastidas, Vasco Núñez de Balboa, Martín Fernándezde Enciso y Juan de la Cosa, entre otros. De laCosa dibujó el primer mapa donde se ven dos masascontinentales unidas en un punto, y los demás establecieronsu primera ciudad: Santa María la Antigua delDarién. Desde allí, a punta de perros, caballos y cañones,intentaron someter ese mundo poblado tambiénpor indígenas cunas, tules, urabaes y caribes. Hicieronpactos de paz con los indígenas pero emprendían expedicionescruentas marcadas por traiciones y asesinatosy, también, por grandes descubrimientos, comoel del hoy llamado río Atrato, que sirvió de ruta al interiory al océano Pacífico, nombrado entonces Mardel Sur, que deslumbró a Núñez de Balboa cuando loavistó desde la cima del cerro Tacarcuna.Por pocas décadas lograron los españoles imponersu control en el Darién. A partir de 1600, los habitantesoriginarios conformaron la nación de los indiosgentiles, basada en el principio de autonomía religiosa,política, social y económica, y derrotaron a los españoles,vencidos también ante una naturaleza impenetrabley embrujados ya con las leyendas de riqueza enabundancia que venían desde el río Magdalena. Loscunas, tules, urabaes y caribes vivieron en su selva exuberante,lluviosa, tropical, superhúmeda y brumosa enrelativa armonía, hasta que el ingreso a la vida republicanade la Colombia de los siglos xix y xx supuso unanueva disputa por el Darién, que además de riquezabiológica, entendida como caucho y tagua, era codiciadocomo corredor comercial entre las dos Américas.La patria de los gentiles fue herida por la fronteraentre dos países. En el Darién panameño, a lo anchode 11.896 kilómetros cuadrados, se encuentran hoy elParque Nacional Darién —reserva de la biósfera delDarién y desde 1.981 patrimonio de la humanidad—,la reserva natural Punta Patiño, el territorio protegidoBrage, las zonas indígenas de Kuna-Yala, Madugandí,Wargandí y Embera-Wounaan, y los distritos Chimány Chepo. Allí sobresale la serranía de San Blas, conelevaciones entre trescientos y seiscientos metros sobreel nivel del mar, y también los altos de Limón, un sistemade montañas que se formó en paralelo a la costaAtlántica, cubierto por un bosque maduro muy antiguodonde se identifican robles, aguacates silvestres,raicillas, helechos, hongos y líquenes.En Colombia, el Darién son 13.782 kilómetroscuadrados, compartidos por los departamentos deAntioquia y Chocó. En él se levanta un relieve de serranías:la del Darién, la de los Altos y la del Baudó.Tal extensión está bañada por el ríoAtrato, que, pese a su corta longitud,setecientos cincuenta kilómetros,logra un caudal de cuatro milsetecientos metros cúbicos en suestuario. Esta impresionante cantidadde agua proviene de las copiosaslluvias que se precipitan sobre esteterritorio durante todo el año y nutrencincuenta ríos y trescientas quebradasque bañan las cuatro regionesque conforman el Darién colombiano:el Urabá chocoano, el parque nacionalnatural Los Katíos, la cuencabaja del río Atrato y las cuencas altasde los ríos Salaquí y Juradó.Lirio popaEl Urabá chocoano está dominadopor la serranía del DariénCouma macrocarpay la costa Atlántica chocoana. La serranía, una cadenade montañas que se elevan desde los cincuenta hastalos mil ochocientos metros, marca la frontera entrelos dos países y es considerada por los expertos comola bisagra geológica que unió los continentes. De suscolinas descienden grandes cascadas y saltos de agua.El parque nacional natural Los Katíos, de setecientosveinte kilómetros cuadrados, abarca las llanurasaluviales de los ríos Atrato y Cacarica, que cubren elcuarenta y cinco por ciento del parque con el sistema deciénagas de Tumaradó y Cacarica; las terrazas desecadasy las vegas inundadas y bien drenadas en la base de las colinasbajas; y las colinas altas y la serranía que se extienden∙ 61 ∙


Botón floral y fruto de cacaoTheobroma cacaopor la margen occidental del río Atrato. El parque es hogarde setecientas especies botánicas, cuatrocientas de aves y nomenos de quinientas de vertebrados. Allí habitan jaguares, manatíes,ciervos, murciélagos, osos de anteojos, tapires, cánidosde la selva, guacamayas y águilas arpía, aunque estos hábitatsestan siendo sometidos a la imposición de la ganadería extensivaque ha presionado a las comunidades negras e indígenasque habitan la ciénaga de Unguía y la boca del río Atrato.El Bajo Atrato es todo el sistema de ciénagas asociadasa los ríos Cacarica, Salaquí, Perancho, Peranchito, y Teguerre.Juntas, las ciénagas forman una llanura pantanosa que se extiende,en forma de terrazas bajas y colinas, hasta el comienzode la serranía y da lugar a la reproducción espontánea de unavegetación virgen: oreja de mula, lechuga de agua y arracachalescrecen donde hay más agua; y donde el terreno se hace másseco, se reproducen palmas pángana, palmas murrapo, búcaros,robles y los codiciados cativos, a punto de extinción, como yapasó con los caobos, por la explotación desaforada, legal e ilegal,por parte de las empresas madereras.Las cuencas altas de los ríos Salaquí y Juradó correspondenal extremo septentrional de la serranía del Baudó, son ellímite con Panamá en el litoral Pacífico y por su riqueza biológicase las llama el “arca de Noé”, pues ofrecen hábitat a lamayor parte de los mamíferos del trópico húmedo colombiano.Los árboles alimentados por las aguas del Salaquí y delJuradó crecen hasta los treinta metros de altura y sus diámetrospueden ser de más de dos metros: los más impactantes son elcativo, el abarco y el güino. También hay gran variedad de palmasimpresionantes por su altura y belleza, como la güérregue,la milpesos, la táparo, la zancona y la barrigona.Sea en las serranías, en los bosques, en las llanuras, en loshumedales o en los pantanos, las familias que habitan el Dariénse mueven en pequeñas embarcaciones, como correspondehacerlo en una tierra tapizada de agua. Indígenas, negros ymestizos, que no pasan en total de sesenta mil, son hábiles bogasque fabrican sus canoas en el corazón de los árboles finosy viajan, impulsados por sus brazos, a través del vientre de unaselva impenetrable. Asentados en poblados como Riosucio,Acandí, Juradó y Unguía, o reunidos en caseríos móviles en lagran extensión de la selva, estos hombres son los descendientesde los que una vez se declararon gentiles, libres, dueños de unaselva enigmática que une y separa a las Américas; amos desu lugar en el mundo, ese que desde los satélites se ve apenascomo una cintilla verde.∙ 62 ∙


DariénEn letra cursivaEl Darién es punto de encuentro entre América Central y América del Sur. Por ser elcorredor comercial entre ambas Américas, es un territorio donde la gran mayoría deespecies cultivadas tienen un alto valor económico. Muchas de las plantas apreciadasen el Darién son homónimos de especies distribuidas en otros sitios, pero su utilidady morfología son semejantes a las de aquellas especies sumamente valoradas en elpaís, y por eso es frecuente encontrar otras con el mismo nombre común, pero consignificados botánicos diferentes. Uno de los casos más clásicos es el del roble, que engran parte del Pacífico, incluyendo el Darién, hace referencia a Terminalia amazonia,una combretácea, que al igual que el roble común es muy apreciada en construcción.Sin embargo, el roble común es una fagácea, del género Quercus. En el sur del Pacíficoexiste la especie Quercus humboldtii, pero en la región andina el roble más reconocidoes el europeo, Quercus robur. Otro típico caso es el de las ceibas, pues a muchos delos árboles de tallos abombados se les denomina ceiba. Pero la ceiba hace referenciaal género Ceiba de las malváceas, como la especie Ceiba pentandra. Mientras otrasespecies de ceibas, como la ceiba amarilla o lechosa (Hura crepitans), pertenecen alas euforbiáceas. A diferencia de las malváceas, las euforbiáceas suelen exudar látex,por lo cual a su nombre se le agrega la particularidad de “lechosa”. Una euforbiáceatípica es el caucho, que casi siempre hace referencia a Hevea, de donde se extraeun caucho de altísima calidad, en tiempos pasados utilizado para la elaboración deneumáticos. El caucho hace parte de los homónimosde la región, pues también se les denomina caucho aciertas especies del género Castilla de las moráceas, dedonde se extrae un látex similar al caucho.Afortunadamente muchas de las especies altamentereconocidas y apreciadas en la región y elDarién no presentan casi homónimos. Es el caso dela mayoría de arecáceas o palmas, una de las familiasbotánicas con mayor cantidad de especies valoradaseconómicamente, como el güérregue, (Astrocaryumstandleyanum), el táparo (Attalea allenii), la barrigona(Iriartea deltoidea), la palma milpesos (Oenocarpusbataua), la zancona (Socratea exorrhiza), además de latagua, también denominado marfil vegetal, muy usadaen la elaboración de joyas no preciosas o bisutería.Otro caso, es el de las meliáceas, tan importantes porsu aspecto maderable, cuyos nombres comunes se suelenreferir a una única especie, como la caoba (Swieteniamacrophylla) y el güino o tángare (Carapa guianensis).Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosArecáceas Astrocaryum standleyanum Güérregue, chunga Extracción de fibra usada en artesaníasArecáceas Attalea allenii Táparo, taparín Alimento, semillas comestiblesArecáceas Euterpe oleracea Murrapo, naidí AlimentoArecáceas Iriartea deltoidea Barrigona, barrigona negra Madera para construcciones rurales y en ebanisteríaArecáceas Oenocarpus bataua Milpesos, palma milpesos Para construcción y sus hojas para hacer artesaníasArecáceas Phytelephas macrocarpa Tagua, marfil vegetal Elaboración de adornos y artesanías y apreciada en bisuteríaArecáceas Socratea exorrhiza Zancona, palma mulata ConstrucciónCombretáceas Terminalia amazonia Roble, curichí, macano Madera para construcciónFabáceas Prioria copaifera Cativo, aceite, amansamujer MaderableLecitidáceas Cariniana pyriformis Abarco, chibugá MaderableMeliáceas Carapa guianensis Tángare, güino, güina MaderableMeliáceas Swietenia macrophylla Caoba, caoba americana Maderable∙ 63 ∙


PerfilEl sabio PatiñoVíctor Manuel PatiñoEste botánico germinal nace en Zarzal,en el Valle, en 1912 y muere en 2001en Cali, a los 89, tras una vida fértil y útil.Víctor Manuel Patiño surge de la dificultadeconómica hasta llegar a ser premiado comoinvestigador y científico; él, que concilia latécnica con el humor, la poesía con la enseñanza,el rigor con la literatura, como unhumanista cabal. Su sello es el de apoyar laagricultura colombiana como tabla de salvaciónpara la penuria social. Menudo y recioa la vez, con palabras escasas pero pródigo alinvestigar sobre lo concreto.Él mismo, que a los 14 años tiene quehacerse alfarero como su papá y deja sus estudiospara sostener a la familia de ocho hermanos,es quien recibe después muchas becas,incluida la Guggenheim. Experto en horticultura,recorre Suramérica buscando semillasde maíz; funda en el bajoCalima, selva del Pacífico, laEstación Agroforestal delLitoral y adelanta cultivosde palma africana y cultivosautóctonos de cauchoy chontaduro. Encomendadopor el Ministerio deEconomía Nacional, hace sumayor colección de semillascon seis mil muestras de maícesnativos y fríjoles recolectadas através de países andinos; el productolo envía a la estación experimental TulioOspina en Medellín y a Colorado en EstadosUnidos. Recolecta clones de yuca y leguminosasforrajeras en Latinoamérica. Maneja enMompox una estación arrocera. Va al Brasilcomo horticultor, materia que aprendió enBogotá. Estudia las oleaginosas en el Vallepara desarrollar la industria de aceites vegetales,incipiente en los años sesenta. Funda elJardín Botánico del Valle y asesora otros. Vade aquí para allá.Es autor prolífico. Lanza, en 1977, Recursosnaturales y plantas útiles en Colombia.Aspectos históricos; la bibliografía es de cienpáginas. Recoge el Fitofolklore de la costacolombiana del Pacífico en 1953, y encuentraespacio para hacer una antología de másde mil poemas sobre el tema en La floraen la poesía, raro tesoro que data de 1976.Cierra la gran producción personal al condensarsu experiencia e investigación, en laHistoria de la botánica y de las ciencias afinesen Colombia, de 1985. En ella despliega suvisión crítica de muchos acontecimientosy no teme expresarse porque lo caracterizanla buena memoria y el espíritu rebelde.Cuando se jubila, como colofón recopila laHistoria de la cultura material en la AméricaEquinoccial, ocho tomos publicados por elInstituto Caro y Cuervo donde no desdeñaningún rasgo de la vida cotidiana.Su búsqueda persistente es preservarlos recursos nativos vegetales de los empresarioscodiciosos y a la vez buscar suselección y mejoramiento. Introduce enColombia los búfalos de agua. Su trayectoriacomo maestro es extensa, y en ellasobresale la organización de una EscuelaVocacional de Silvicultura, a la que asistenobreros y técnicos. Es doctor honoris causade la Universidad del Valle. Compartecon Cuatrecasas expediciones y con suspupilos conversaciones, cervezas y consultas.Muere tranquilo en su casa sin habersecasado y sin hijos, pero acompañado de sufiel colaboradora Inés Mireya Calvo.Lo recuerdan los botánicos con laeponimia de su nombre dado a seis génerosy especies vegetales. Aplicar el conocimientoes la siembra fértil del sabioPatiño; su lección, conservar recursos botánicosy animales; su logro, fundar institucionesacadémicas y publicaciones; suimpulso al campo, en Colombia el hacerlomás eficiente, por lo que su tarea alcanza alresto de este continente. Su Autobiografíaes sugestiva para nuevas generaciones deapasionados y se encuentra publicada porel Instituto Caro y Cuervo.∙ 64 ∙


AQUI VADESPLEGADOManglares∙ 65 ∙


La nodrizade las aguasl manglar es una nodriza que no sabe arrullar sola. Sus aguas turbiasson la placenta de un útero generoso, cuyos pálpitos sosegados protegena miles de criaturas que apenas se asoman al mundo. El abrazo de lasraíces de los árboles de mangle salvaguarda a los recién nacidos del ave pasajera ydel predador acuático, de la velocidad del reptil y del vaivén de las corrientes y delviento. Los manglares son escudos contra la erosión, las marejadas, las tormentasy los huracanes.Los mangles, llamados “los árboles que caminan” por sus raíces en forma dezancos que descienden del tronco y, ancladas en suelos inestables, parecen desplazarseen el agua, crecen en las lagunas costeras, en las zonas detransición entre los ecosistemas marino y terrestre, donde la Asombrosos por sus formas, por su solidezsal del océano se mezcla con el agua dulce de los arroyos y los y por su variedad, los mangles son másríos. Su hábitat es tropical e intermareal.admirables por todo lo que son y lo queCuando la marea baja —“la quiebra”— propaga entre significan. Sin ellos, imposible tanta vidalos canales del manglar la nostalgia del alabao, diálogo fúnebrecon el que los habitantes del Pacífico colombiano lecomo la que protegencantan a Dios, entre el fango las raíces del mangle quedan desnudas como tubérculossin tierra, víboras leñosas de la hojarasca. El lagarto llamado basilisco juega entre lasondas que dejan sus saltos frenéticos sobre la superficie de los charcos tan prontosiente el desembarco de las piangueras, que se sumergen de piernas y brazos en elpantano para extraer moluscos, matronas de barro en las entrañas del “raicero”.El ritmo es el fundamento de la tradición, la cultura, la economía, la naturalezay la vida del Pacífico colombiano.∙ 66 ∙


ManglaresRaíces de mangleRhizophora mangleCono femenino de chiguaZamia roezlii∙ 67 ∙


Colectora de piangua entre mangleMangles en esteroEl mar recibe órdenes desde el cielo plomizo y, con el creciente desespero dela madre que no logra dormir al bebé, la marea sube cargada de arrullos, con el sondel paleteo del pescador que aprovecha la puja, con la percusión parsimoniosa de lasconchas al caer sobre los potrillos —embarcaciones de madera— mientras las negrassudorosas lavan y cuentan la colecta del molusco llamado piangua. Como bailarinesde abozao, el pescador y la pianguera del manglar nunca se tocan, son pareja suelta,cada cual lleva el ritmo que imponen las aguas. Estas escenas tribales, pretéritas,reproducen las rutinas de los habitantes de los concheros en los manglares comprendidosentre cabo Corrientes, en Colombia, y el río Santiago, en Ecuador. Desde losinstrumentos del periodo Paleoindio (o Lítico) hallados por el antropólogo GerardoReichel-Dolmatoff cerca de los ríos Baudó, Chorí y Jurubirá y en la ensenadade Utría, hasta las observaciones detalladas del botánico catalán José Cuatrecasas yArumí, narran la historia de una antiquísima tradición de aprovechamiento de losrecursos de los manglares de la región.En el Pacífico colombiano, ríos como el San Juan, el Dagua, el Anchicayá,el Raposo, el Cajambre, el Yurumanguí, el Naya, el Guapi, el Timbiquí, el Saija y∙ 68 ∙


Manglaresel Micay, configuran deltas y circuitos que posibilitanla navegación y el desarrollo social y mercantil. En elterreno acuático de los manglares es posible reconocercuatro áreas: el bosque con sus raíces intrincadas, lazona de transición entre “los raiceros” y “los firmes”,los canales de circulación del agua y las playas sin vegetación,que quedan sumergidas durante la marea alta.El manglar nunca aprendió a arrullar solo: sucoro polifónico de fauna y vegetación depende delclima, la salinidad, las mareas y el suelo. En algunasocasiones, los manglares despuntan en comunidadesaisladas, alineadas y firmes, de cara al mar, como soldadosque custodian una fortaleza.Entre puja y puja, quiebra y quiebra, se han esculpidosus canales que sostienen la biodiversidad.Desde el año 900 a. C., pescadores y negociantes sehan desplazado por estas autopistas naturales, quetrazan mapas mentales y guían el recorrido del buscador.Entre la espesura, cuando el sol pega fuerte yagazapa las lluvias, la vecindad de la guardería de lasespecies —como llaman los científicos al manglar—se convierte en alucinación. Desde los bajos arenosos,las aguas pandas o en plena puja, los troncos de losmangles rojos (Rhizophora mangle) parecen rascacielosnaturales; y sus epífitas escalonadas, los apartamentosde una ciudad densamente poblada. En esta sociedadvegetal coexisten orquídeas, helechos y líquenes conalgas que crecen en las “plantas bajas” de los árboles ycon algunas especies herbáceas. Diseñada para pequeñasembarcaciones movidas por fuerzas naturales (elviento, la corriente, el músculo humano) o motores depoco poder, a lo largo de esta autopista también es posibleencontrar coquetas en las aceras: las flores blancasdel mangle piñuelo (Pelliciera rhizophorae), brotandode estrellas de hojas lanceoladas.Estos árboles son las plantas más representativasde la vegetación halófita: aquella que, como resultadode un complejo proceso de adaptación, puede crecer enáreas afectadas por la salinidad. Su semilla flotante esun corazón que remata en un aguijón, el cual permitesu inmediata fijación una vez cae en el fango, dondese expande como alas de mariposa y deja entrever ensu médula una diminuta cabeza de dragón. En sus escritossobre los viajes de Francisco Pizarro y Diego deAlmagro, el cronista español Gonzalo Fernández deOviedo y Valdés registra las malas pasadas que el bellofruto les jugaba a los expedicionarios: “Padecían muchahambre, porque no hallaban comida sino la frutade unos árboles llamados mangles, de que hay abundanciaen aquella ribera, que son muy recios y altosy derechos, y por criarse en el agua salada, la fruta estambién salada y amarga”.Algunos afirman que el origen de la palabramangle es indomalayo; otros sostienen que es guaraníy significa árbol torcido. Lo cierto es que la maraña desus raíces, que hacen casi impenetrables los terrenosque ocupan, ha dado origen a curiosos usos de la palabramanglar. Los conquistadoresadoptaron la expresión “un manglar”para referirse a una situaciónenredada, compleja.Las crónicas de Indias deCristóbal de Molina aseguran quela de los manglares era “la más trabajosatierra de estos reinos”. Asíla describe: “hay unas montañasque se llaman manglares, a la mar,terra toda de esteros y ciénagas, yunos árboles muy altos y derechosque se llaman mangles, y la maderade ellos es muy incorruptible y tandura que hace pedazos las hachascon que la cortan”. El clérigo relata Rama con fruto de mangle piñueloque los nativos eran los encargados Pelliciera rhizophoraede cortar, cargar y embarcar lostroncos: “Es la madera tan pesada como plomo, y allírevientan con ella; y se han muerto muchos indios ymueren cada día en este diabólico ejercicio; y ningúndinero se saca de estos mangles que no va untado ycuajado con sangre humana”.Aunque la primera exploración del Pacífico colombianopor marineros españoles estuvo a cargo dePascual de Andagoya (1522) y fue continuada por BartoloméRuiz de Andrade (1527), los escritos más remotossobre el avistamiento de manglares surgen enla década de 1530, con Pedro Cieza de León. En aquelentonces ya habían sido identificados los múltiplesusos de su madera leñosa: se sabía que la corteza roja∙ 69 ∙


Neumatoforos en manglardel mangle servía para curtir cueros y que los indígenashacían una infusión con ella para aliviar a los enfermos.Los ecosistemas de manglar son los de mayor fertilidadpor su constante elaboración de materia orgánica.En la actualidad, los manglares del Pacífico colombianopermanecen expuestos a una constante presión por partede la explotación industrial, el corte masivo de maderapara la construcción, la extracción de pulpa de papel, lafabricación de carbón vegetal y la obtención de taninosde su corteza. Desde la década del noventa surgió un interésinusitado por el uso de las zonas de manglar y susecosistemas vecinos en agricultura, construcción de piscinassalobres para cultivo de camarones marinos o adecuaciónde esteros naturales y diseño de canales navegables.El manglar ocupa un lugar importante en la economíadoméstica del litoral Pacífico. Casi la totalidadde sus comunidades vecinas utiliza la madera de manglepara cocinar alimentos y construir sus viviendas,levantadas sobre pilotes. En una esquina acumulan laleña y en otro rincón la piangua.El ritmo dinámico de los manglares ha moldeadola cultura: la movilidad es una de las características delos habitantes de estos caseríos. La vida del manglarestá presente en los pilotes de sus bohíos, en sus pare-des, en sus platos, en sus rutinas, en sus cantos bucólicos,en el erotismo de sus danzas. En el imperturbableascendente africano. Cuenta un relato de la tradiciónpacífica colombiana: “Cuando Floremiro AgualimpiaCañadas le enseñó [a la nana Caldondina] a leer que lacalentura, el amor y la arrechera tienen el mismo ritmoen los hombres, en las mujeres, en los árboles, en lasflores, en los frutos, y —lo más revelador para ella— enel Conocarpus erectus (mangle zaragoza o mangle botón)y no solo en el envés sino en el raquis tomentoso.Desde ese momento, ella siempre soñó con llegar a sercomo el zapotillo para encontrar a Floremiro y tenercon él un fruto pero con ritmo de cáliz persistente”.En tierra de caderas y espíritus meneados al ritmode tambores, el oleaje caprichoso del Pacífico y lossonidos de las riberas del Atrato y el Baudó apaciguancomo nanas. Entre los brazos de los raiceros, las criaturasdel manglar crecen con resabio: mecidas por lapuja, las aguas salobres que remueven la hojarasca;cautivadas por una chirimía de insectos y por el aleteode las garzas, cuyo vuelo bajo evoca el agitar del pañuelodel bailarín de abozao.La nodriza no sabe —¡no puede!— arrullar sola: elmanglar es la cuna de los bebés que nunca duermen.∙ 70 ∙


ManglaresEn letra cursivaAdemás de proteger las costas de la marea y la erosión, el ecosistema de manglar esuno de los más importantes en las regiones costeras, donde no solo acoge a una grancantidad de especies marinas, sino que también es resguardo de diferentes animales,incluyendo una alta variedad de aves adaptadas a sus muy particulares condiciones.La palabra manglar generalmente se refiere a los conjuntos de mangles queconforman este ecosistema; pero también puede referirse a la familia botánica conmayor cantidad de especies de manglar, las rizoforáceas. En el Pacífico colombiano,a este rango pertenecen el mangle colorado (Rhizophora harrisonii), el mangle rojo,más llanamente conocido como mangle a secas (Rhizophora mangle) y otro de loscomúnmente denominados mangles rojos, la Rhizophora racemosa. Sin embargo, notodos los mangles hacen parte de las rizoforáceas: uno de los mangles comunes dela región pertenece a las tetrameristáceas, como el piñuelo (Pelliciera rhizophorae).Entre las acantáceas está el mangle negro o iguanero (Avicennia germinans). A lasfabáceas se adscribe el mangle nato (Mora oleifera), y de las combretáceas hace parteel zaragoza o mangle jelí (Conocarpus erectus). En cuanto al mangle blanco o felizblanco (Laguncularia racemosa) es la única especie del género laguncularia.Pero los mangles no son las únicas especies que componen el ecosistema delmanglar: junto con los diferentes animales que los habitan, también crecen aquíotras especies de árboles, como el bambudo, lagunero o suela (Pterocarpus officinalis).Al igual que orquídeas, líquenes y helechos: entre los más comunes asociadosa los manglares está la ranconcha (Acrostichium aureum)de las pteridáceas, y, entre las zamias, la roezlii,de las zamiáceas. Aunque los ecosistemas de manglarson de los más importantes de la región, en el Pacíficocolombiano también se presentan asociaciones oconjuntos de especies botánicas de gran importanciacomo resguardo de diferentes especies zoológicas. Tales el caso de los naidizales, compuestos especialmentepor palma naidí (Euterpe oleracea), que hace parte de lafamilia de las palmas, las arecáceas. O de los cuángares,donde predominan las miristicáceas, como la Otoba sp.,cuángare u otobo, y la Virola dixonii o nuánamo, quealgunos llaman igualmente cuángare.A pesar de la importancia del ecosistema de manglar,este es uno de los más amenazados de la región,no sólo por la cantidad de sedimentos y la alta erosiónque ya lo afectan, sino por la extendida utilización desu madera en obras de construcción y para la producciónde carbón vegetal.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosAcantáceas Avicennia germinans Mangle negro, iguanero Alimento. Madera para construcciónArecáceas Euterpe oleracea Palma naidi, naidí Alimento, obtención de palmitos ybebida nutritivaCombretáceas Conocarpus erectus Mangle zaragoza, mangle jelí, mangle botón Madera para construcción y como carbón vegetalCombretáceas Laguncularia racemosa Mangle blanco, feliz blanco Madera para construcción y como carbón vegetalFabáceas Mora oleifera Mangle nato Elaboración de instrumentos musicalesFabáceas Pterocarpus officinalis Bambudo, lagunero, suela Medicinal, el exudado como hemostáticoMiristicáceas Otoba sp. Cuángare, otobo Medicinal, para tratar el dolor de cabezaMiristicáceas Virola dixonii Nuánamo, cuángare Medicinal y usado en carpinteríaPteridáceas Acrostichum aureum Helecho chiguamacho, ranconcha Asociada al ecosistema del manglarRizoforáceas Rhizophora harrisonii Mangle colorado, mangle rojo Para leña, construcción y taninosRizoforáceas Rhizophora mangle Mangle rojo, mangle piñón, mangle Madera para construcciónRizoforáceas Rhizophora racemosa Mangle rojo Madera para elaboración de muebles.Como astringenteTetrameristáceas Pelliciera rhizophorae Mangle piñuelo, mangle comedero Madera para postes y leñaZamiáceas Zamia roezlii Chigua, helecho Asociada al ecosistema del manglar∙ 71 ∙


Flor del mangle piñueloPelliciera rhizophoraeManglares asociadosEn el mundo existen unas cincuenta especies de árboles demanglar. Esta región cuenta con nueve de ellas, pertenecientesa cinco familias: rizoforáceas, con el género Rhizophora (manglerojo: R. mangle, R. harrisonii y R. racemosa); acantáceas(mangle negro o prieto: Avicennia germinans); combretáceas(mangle blanco: Laguncularia racemosa; mangle zaragoza, manglejelí: Connocarpus erectus); tetrameristáceas (mangle piñuelo:Pelliciera rhizophorae) y fabáceas (Mora oleifera).Ciertas propiedades del medio ambiente permitenagrupar los manglares en cuatro tipos básicos:Manglar de barra: ubicado detrás de las barras, playaso dunas arenosas que los separan del mar. Actúa como trampade sedimentos y permite la formación de planos lodososprotegidos del oleaje. Es la cuna que acoge a los embrionesde manglares.Manglar ribereño: prospera en la desembocadura delos ríos al mar. Su morador más frecuente es el mangle rojo(en especial la Rhizophora harrisonii), que puede crecer hastacuarenta y cinco metros de altura. En las áreas más elevadas,influenciadas por las mareas, impera el mangle negro (Avicenniagerminans), seguido por franjas de mangle piñuelo (Pellicierarhizophorae) y, por último, de Mora oleifera.Más hacia adentro, donde se represan las aguas lluvias,están los naidizales, asociaciones de palmas de naidí (Euterpeoleracea) y cuangariales, donde dominan las miristicáceas,bosques mixtos dominados por cuángare, Otoba y Virola, omejor conocida en la región como nuánamo.Manglar de borde: formado sobre sustratos erosionadosa lo largo de la línea costera, en bahías protegidas o que rodeanislas con plataformas bajas. Allí se destacan el mangle rojo yel mangle piñuelo. Dentro de esta categoría se incluyen los“manglares de islotes”, desarrollados en torno a islas rocosassedimentarias.Manglar enano: crece sobre sustratos inadecuados,como plataforma de rocas sedimentarias expuestas al aguasalada y en bateas arenosas, con poco intercambio mareal.No suele sobrepasar los cuatro metros de altura. Presenta undesarrollo anormal.Las piangueras“Ya el agua se está secando, vámonos a pianguar / ¿Y dóndese da la piangua? / En la raíz del manglar / ¿Y cómo hace pa’sacarla? / Mete la mano, saca de allá / Métela hasta el fondo /Sacamos la piangua grande / La pequeña dejamos allá / Vamospa'l raicero…”, canta la negra mientras carga el tiesto conconchas de piangua, un molusco ovalado similar a la ostra.Cuando baja la marea, las mujeres lugareñas sacan loscanaletes o remos, tenazas, baldes y tiestos, y abordan los potrillos(embarcaciones pequeñas) para realizar la función ancestralde recolectar la piangua. A pie limpio, se clavan en el pantanohasta las rodillas y, antes de comenzar la faena, distribuyen unasollas en las cuales encienden pedazos de corteza de mangle rojoy estopa de coco. La nube de humo las protege de los jejenes delmanglar. Las recolectoras guardan un saber ancestral que dictaque las pianguas de menos de cinco centímetros deben permaneceren los laberintos del fango. Los moluscos que sus abuelasrecolectaban para servir en mesa propia, ahora se apilan pordocenas con fines comerciales. Las piangueras venden el productoo este va a parar a la chonta, trueque en el cual confluyenproductos vegetales con frutos del mar. Como otros moluscosbivalvos, las pianguas solo se abren al hervirlas. En el Pacíficose consumen en ceviches, tamales, sudados y el popular “platotriple”, conformado por camarones, piangua y tollo o tiburón.∙ 72 ∙


ManglaresCriaturas de la hojarascaLa vida en el manglar es una oda a la adaptación.Sus criaturas son el resultado de procesoscomplejos que les permiten sobrevivir en estesingular entorno. Entre las raíces y el fango,donde saltan aquí y allá peces anfibios como losbrujos, góbidos o sapitos, las aguas acumuladasse convierten en el nido de algunos organismos,entre ellos insectos —en especial los dípterosanofelinos, vectores de la malaria— y otrosinvertebrados. Sus hábitats principales son lahojarasca y el suelo, donde la humedad reteniday los procesos de descomposición transforman aaquella en materia orgánica, bacterias, hongos yotros organismos que los alimentan. En cuanto areptiles, los manglares son la pasarela natural debasiliscos, también llamados cruzarroyos o jesucristos(Basiliscus basiliscus y Basiliscus galeritus), eiguanas (Iguana iguana) que merodean en buscade hojas. Al mangle negro se le conoce comoiguanero. Las perdices, paletones, loros, pichiles,paujíes y pavas comparten los aires con avesmigratorias. Los tigrillos (Procyon cancrivorus),nutrias (Lontra longicaudis), venados, tatabrosy guaguas, predadores de cangrejos, moluscos ypeces, se convierten ellos mismos en víctimas deeventuales cacerías por parte de los pobladoresde la región. Los manglares también son hogarde paso de guatines, osos, armadillos y ratonesde monte o chuchas. Si la función económica delas mujeres en los manglares es la recolección depiangua, la de los hombres es la pesca. Las aguassaladas del Pacífico llenan sus redes de pelada,picuda, raván, alguacil, pargo, burique, ojón,peladilla, cajero en bola, corvina, róbalo, bagre,sierra y cotudo.Raíces de mangle blancoLaguncularia racemosaRaiceros en riesgoCuando se dice que las especies de mangle están amenazadas, no implica necesariamenteque se vayan a extinguir: quiere decir que al proteger en grandeescala a estos árboles, se preserva el ecosistema completo. La prosperidadque se avizoró en el siglo xix con la explotación de caucho, semillas de tagua,maderas tropicales y corteza de mangle, ha impactado el equilibrio ecológicoy la dinámica sociocultural de las comunidades del Pacífico colombiano. Losraiceros, como llaman los nativos a los manglares, son territorio ancestral desubsistencia para pescadores y piangueras. Los manglares ofrecen condicionesfavorables para la economía extractiva: en sus suelos, poco aptos para la agricultura,abundan los recursos naturales propios del ecosistema, y el mar facilitael transporte. Los árboles de mangle no solo han disminuido por la explotaciónindiscriminada, sino también por la alarmante cantidad de sedimentosque reciben de los ríos.∙ 73 ∙


Serranía del DariénLa visagra entre Pacífico y Caribe. Punto deencuentro de las Américas poblada del bosquellamado Tapón del Darién. Y punto de encuentrotambién de la botánica Pacífico y Caribe, conplantas que han ido y han venido.Serranía del BaudóLa reina del llamado Chocó biogeográfico. Vadesde arriba del Chocó hasta abajo, frente aGorgona. O hasta Gorgona mismo, según se vea.Una rotunda línea montañosa que da vida a labiovidersidad y es llamada la cuarta cordillera.QuibdóTerritorio insularLa región Pacífico tiene en sus islas e islotesuna inmensa riqueza de flora y de fauna.Malpelo, Gorgona y Gorgonilla, son los tresterritorios insulares más destacados por lavida que contienen, por sus historias y porqueextienden la soberanía de Colombia.BuenaventuraGuapiTumacoColombiadivisión territorial∙ 17 ∙


AQUI VAPágina 18Mapa de la regiónPacíficoY sus rasgos más particulares


Tres plantas simbólicas de la regiónEmblemáticasLarga e intrincada, la región del Pacífico colombiano contiene tantadiversidad que hace difícil la tarea de escoger tres plantas emblemáticas.Tres que sean representativas de su inmensidad. Pero están estas.Bellas, útiles, constantes.tMangle piñueloPelliciera rizophorae


HeliconiaHeliconia sp.


∙ 33 ∙Árbol del panArctocarpus altilis


EmblemáticasEmblemáticasTres plantas simbólicasde la región


AQUI VAPágina 34


Benditos mangles∙ 65 ∙


Por sus raíces como zancos les llaman las plantas que caminan y por lafortaleza de sus tallos y ramas los han perseguido sin sensatez. Porque, además de llamativosy constantes en el Pacífico, los mangles son una bendición para el alimento de todoslos días de sus pobladores. En sus pies anidan moluscos que sonclave en la gastronomía regional.t


Manglares


Manglares


ManglaresEl paisaje más constanteen el Pacífico


Frutasy leyendasrestigiosos historiadores eurocéntricos suelen aludir a Vasco Núñez deBalboa como el primer hombre en ver el Pacífico, y a Fernando de Magallanesy su gente como los primeros en cruzarlo. Así se contó el cuentoaunque hablar de “el primer hombre en hacer algo” sea esfuerzo difícil por distinguirlode toda esa demás humanidad, que en adelante será si acaso solo la segunda.La tarea es tan complicada como hablar del “primer coco en cruzar el Pacífico” ydistinguirlo de toda la otra cocada. Y si de primeras hazañas hablamos, la del cocomerece ser contada.El origen de esta popular fruta y su palma (Cocos nucifera) es tan desconocidocomo el de muchos nativos borrados por esos primeroshombres extranjeros que pasaron a su lado. Sin embargo, casi Con nombres remotos y sonoros y con mitostodas las teorías coinciden en ubicar a las especies primigeniasen alguna de las islas de la zona indopacífica. Las expli-frutas que da la tierra del Pacífico en dondey fábulas sobre su contenido. Así son lascaciones más aventuradas afirman que esta fruta se propagó el coco que llegó flotando es reya ambos lados de la Tierra, llegando hasta nuestra región delChocó por el uno, y hasta la mismísima Oceanía, por el otro, a punta de flotar. Todo,gracias a que el coco sobreagua en mar abierto y puede germinar hasta varios mesesdespués de desprenderse de la planta. Tenemos entonces al coco como el primerfruto en cruzar el Pacífico.En ese mismo Pacífico, del lado colombiano, se celebra un rito curioso con elcoco entre las comunidades negras del Baudó. Las mujeres recogen los pequeñosgrumos de tierra excavada que las hormigas dejan en el suelo a la entrada de susgrutas diminutas. Con esa tierra, considerada la más fértil, rellenan recipientes en∙ 74 ∙


FrutalesBadeaPassiflora quadrangularisFrutos de palma milpesosOenocarpus batuaAlmirajóPatinoa almirajo∙ 75 ∙


Lulo chocoanoSolanum cf. candidumMarañónSyzygium malaccenselos que plantan unas modestas huertas. Unas embarazadas siembran allí una semillade palma de coco que cuidan durante toda la gestación. El mismo día que dan a luztrasplantan la palma y la siembran en el bosque, junto con la placenta y el cordónumbilical del recién nacido. Como en adelante esa palmera se va a nutrir con algode su criatura, podrán comparar siempre los respectivos crecimientos y harán que elniño la llame “mi ombligo” y la cuide toda su vida.Volviendo a los españoles, en varias crónicas de Indias se habla de cuando esos“primeros hombres” llegaron al Pacífico colombiano y repararon en sus frutos. Notardarían en elaborar listas de las frutas encontradas, unas por recomendables y otraspor nocivas. Sobre dos se hacían especiales sugerencias.Primero estaba la piña (Ananas comosus). Se menciona desde el diario deColón. Los maravilló esa inexplicable “fruta mansa de tierra” que crecía sin penderde un árbol y deleitaba con su dulzor inédito. Se llegó a registrar varias vecesabundancia de ellas en los valles del Atrato, invitando a probar una exquisitezdesconocida hasta entonces. Algunos colonizadores hasta hablaron de buscaren algún sitio de esta región un “valle de las piñas” que incluyeron en su cartografíadelirante.De otro lado estaba la guayaba (Psidium guajava). Si la piña era el manjara buscar, la guayaba era el fruto despreciado. Por mucho tiempo se ordenó alos europeos no consumirla. El etnobotánico vallecaucano Víctor Manuel Patiño∙ 76 ∙


Frutalestranscribe relatos españoles que advertían sobre lasdesagradables guayabas ya que “hedían a chinche y eraabominación comerlas”.En la actualidad el Pacífico colombiano sigueproduciendo piñas y guayabas. Y algo de sus famas seconserva. En los grandes mercados de Buenaventura,se leen carteles que, abusando de la metáfora, anuncian:“Las auténticas Piñas Oro Miel”. Mientras queaun no falta quien llame al zumo de guayaba “jugo depobres” a pesar de su rebosante cantidad de vitaminas.El fruto del carambolo (Averrhoa carambola),otra habitual fruta del Pacífico, tiene una forma inusual:ovalado, pero con estriados bien definidos a lolargo, produce figuras de estrellas de cinco puntas quese usan también como adorno para los vasos de loscocteles. Y el árbol del caimo (Pouteria caimito) es unode los llamados autofértiles porque no requiere ser polinizado.Después de los siete años da frutos en todaslas épocas del año. Estos son pequeños y redondos, decolor amarillo cuando maduran, y contienen gran cantidadde hierro. Se usan contra la diabetes y el reumatismo,y, como dato curioso, se trata de la única frutade aquí que tiene un comprobado efecto afrodisiaco,aunque esa fama se la lleven, sin ningún sustento científico,el chontaduro y el borojó.Gran parte de las ventas callejeras de esta regiónofrecen frutas. En tenderetes o cajones armados a lavera de la vía. El chontaduro en cambio suele exhibirseen su natural mostrador: una bandeja equilibrada sobrela cabeza de una vendedora de piel oscura, quienentre eufemismos y dobles sentidos lo anuncia comouna medicina milagrosa para la impotencia.Los chontaduros los produce una planta de lafamilia de la arecáceas, o sea una palmera (la Bactrisgasipaes). Y son sin duda el más apetecido antojo enla región. Antojo irregular pero frecuente, como unagolosina. Nadie desayuna o almuerza o cena sólo conchontaduro, pero se lo come todo el día. Sin embargo,y a pesar de ser una de las frutas nutritivamente máscompletas que existen, lo de potenciadora sexual essolo creencia popular… aunque tal vez con eso baste.En el Pacífico las frutas se venden y consumen almenudeo. No son un renglón planeado para el mercadode la casa, sino un antojo frecuente. Son casi siempreproductos de pancoger, pues la gran mayoría hace partede una modesta agricultura de subsistencia que no se explotade manera tecnificada. Ello, porque la región es lamás lluviosa del país y el clima uno de los más húmedosdel mundo, ya que la tierra se inunda y porque la avidezextractiva de la economía se ha centrado en los minerales.No son frutas de grandes sembradíos, sino exclusivas delos solares de las casas o las tierras comunales; y en definitivano se cultivan para empaquetarlas.Excepción hecha del banano, que tiene uno delos nombres científicos más poéticos o por lo menosmás entendibles: Musa paradisiaca, y que, como es biensabido, tiene una industria fuerte en la zona del Urabá.Dentro de ese género Musa, enel Pacífico se cuentan docenas devariedades, de todos los tamaños ytexturas. Desde el llamado plátanomanzano (Musa x paradisiaca),grande, blanco y de sabor simple,hasta el murrapo, llamado tambiénguineo (Musa acuminata), diminuto,amarillo y de dulzura exquisitay efímera que provoca unaadicción como la que despierta elmejor bocadillo.En esta región, como sucedeen todas las de corte tropical, haya la mano una gran variedad dejugos naturales, refresco necesario Borojópara climas extenuantes. La mayoríade esos jugos son fabricadosBorojoa patinoicon especies nativas y exclusivas de aquí. Se sabe queson propias desde el nombre que tienen casi todas.Nombres con una sonoridad especial, onomatopeyasque en algo recrean los ritmos del Pacífico: curuba, carambolo,almirajó, borojó. Pronunciarlas es ya insinuarel tamborileo de su música nativa; porque las frutaspropias vuelven también propio todo lo demás.Aquí por ejemplo no existe el color naranja oanaranjado. A ese le dicen “color zapote”, en referenciaal tono de la pulpa de esta fruta que madura en el árbolcuyo nombre científico es Matisia cordata. En cuantoal borojó –Borojoa patinoi, en honor al apellido desu descubridor, Víctor Manuel Patiño–, puede decirse∙ 77 ∙


GuayabilloEugenia victorianaque por mucho tiempo solo lo conocieron los nativos.Es una especie de la familia de las rubiáceas no clasificadahasta la segunda mitad del siglo pasado. Se presentaprácticamente en todo el litoral Pacífico y, comolo sabe ya el grueso de la población del país, tiene famade ser el más potente afrodisiaco que ha aportado estazona al recetario popular colombiano.El mencionado profesor Patiño fue un estudiosoobsesivo de los árboles frutales del Pacífico. Él mismodescubrió también otras especies autóctonas: el almirajó(Patinoa almirajo), género dedicado en honor a su apellidopor José Cuatrecasas; el guayabillo (Eugenia victoriana),cuyo epíteto específico fue dedicado en honor asu nombre, y el llamado borojó del Pacífico, especie muycomún en el Putumayo (Borojoa duckei). El peculiar saborde estas tres frutas se utiliza sobre todo para jugos y jaleas.Tampoco se conoce en otros sitios el pipilongo,también llamado cordoncillo o cundur (Piper angustifolium),del cual se saca una popular bebida curativaque usan en la región casi para cualquier dolencia; o labadea (Passiflora quadrangularis), las más peculiar de lafamilia de las pasifloráceas, cuya fruta es más grande yde un sabor mucho más simple, sutil y exquisito que elde sus parientas la curuba, la granadilla y el maracuyá;o el asaí, o naidí o murrapo (Euterpe oleracea), una palmeraque alrededor del tallo produce unos racimos defrutillos como pequeños cocos púrpuras, de un saborno parecido a nada.Casi todas estas frutas silvestres nos parecenocultas y remotas como las tierras que las producen.Solo los habitantes de lo más profundo están familiarizadoscon ellas. No surten una gran industria, ni tienengran publicidad, y quizás por eso conservan todavíaese sabor tan propio. Quienes conviven en la lejaníacon todos estos árboles frutales, los conocen con minucia,aunque ninguno los habrá apreciado con el delirio deAdán. En épocas del doloroso “descubrimiento” europeo,mucho se habló de ciudades perdidas; de la mismamanera aún deben existir entre esta selva otras tantasfrutas perdidas todavía para el ojo occidental, porquedesde sus usos y consumos ancestrales nadie se ha queridohacer llamar “el primer hombre en verlas”.∙ 78 ∙


FrutalesEn letra cursivaEl Pacífico colombiano registra la húmedad más alta del país, y es esta precisamentela que permite el desarrollo de muchos de los frutos característicos dela región. Pertenecen a una gran variedad de familias botánicas, muchas vecesrepresentativas de las zonas costeras. Como la familia de las arecáceas, las palmas,de la que hace parte el coco (Cocos nucifera) que es una de las especies másrepresentativas de esta familia por el aprovechamiento de sus frutos en culinaria,además de que sus hojas y cortezas son utilizadas para la elaboración de artesanías.De esta familia hacen parte, además, el naidí (Euterpe oleracea) del cual seobtiene el palmito y de donde se extrae una bebida de rico contenido nutricional,y el chontaduro (Bactris gasipaes) que además de ser altamente apreciado por unacreencia popular que lo ha designado como afrodisiaco, es sumamente nutritivo, yse presta para la producción de otra variedad de palmito. Sin embargo, el chontadurono es el único fruto buscado por su reputación como afrodisiaco. El borojó(Borojoa patinoi) una rubiácea, también se consume para los mismos fines. Pero esel caimo o caimito (Pouteria caimito) el único registrado como verdadero afrodisiaco.Pertenece a las sapotáceas, y es utilizado en medicina natural como remediocontra la diabetes y el reumatismo. Y es que en la medicina natural del Pacíficohay una alta variedad de frutos que, además de ser apreciados por sus exquisitossabores, tienen propiedades farmacéuticas. Tal es el caso de la piña (Ananas comosus)una bromeliácea que se utiliza contra la helmintiasis o lombrices parásitas,y del cordoncillo (Piper angustifolium) una piperáceade la cual se extrae un jugo curativo contra diferentesdolencias. Aparte de las propiedades farmacéuticas,también cabe aquí mencionar frutos que tienen altaspropiedades vitamínicas o son rica fuente de minerales,como el banano o plátano (Musa x paradisiaca)una musácea con un altísimo contenido de potasio,o como la guayaba (Psidium guajava) una mirtácea,que suministra una alta cantidad de vitaminas.Además de la enorme variedad de sabores ypropiedades nutricionales que se obtiene de los frutosdel Pacífico, vale recordar que muchos de ellosson igualmente utilizados en decoración y artesanías.Tales como el carambolo (Averrhoa carambola) unaoxalidácea, caracterizado por sus rebanadas en formade estrella, utilizadas en decoración de mesa y coctelería;o el guamo (Inga sp.) una fabácea, que produceuna vaina o legumbre alargada con la cual se elaborandiferentes artesanías.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosArecáceas Bactris gasipaes Chontaduro Reputación afrodisiaca. Alimentos; producción de palmitoArecáceas Cocos nucifera Coco Alimento. Hojas y cortezas utilizadas para artesaníasArecáceas Euterpe oleracea Naidí o murrapo Preparación de bebida nutritiva y obtención del palmitoBromeliáceas Ananas comosus Piña Alimento. En medicina como antihelmínticoFabáceas Inga sp. Guamo La vaina se utiliza con fines ornamentalesFilantáceas Phyllanthus acidus Grosella Como mecato o golosinas de los niñosMalváceas Patinoa almirajo Almirajó AlimentoMirtáceas Eugenia victoriana Guayabillo AlimentoMirtáceas Psidium guajava Guayaba Alimento; alta cantidad de vitaminasMusáceas Musa x paradisiaca Banano, plátano Alimento, producto de exportación, y rico en potasioOxalidáceas Averrhoa carambola Carambolo, carambola Decoración de mesa y cocteleríaPiperáceas Piper angustifolium Cordoncillo, cundur, pipilongo Preparación de bebida curativa para diferentes dolenciasRubiáceas Borojoa patinoi Borojó Reputación afrodisiaca. Como bebida refrescanteSapotáceas Pouteria caimito Caimo, caimito Para la diabetes y el reumatismo. Como afrodisiaco. Alta fuente de hierro∙ 79 ∙


ZapoteMatisia cordataFrutos de la humedadEn lugar de carne, borojóEl arbusto del borojó (Borojoa patinoi) llega a medir hastacinco metros y es una especie caprichosa. Se toma unos tresaños en producir frutas, sus brotes solo aparecen cuandoinician las lluvias y se tarda doce meses desde la floraciónhasta la maduración.Borojó es una palabra del dialecto citará que significa“árbol de cabeza colgante”. Los originarios indígenas chocoesusaban la sustancia de la fruta para embalsamar cadáveres.Después, con la confluencia de esos pueblos con las culturasafricanas que empezaron a llegar, surgió en algún momento lacreencia de que poseía cualidades afrodisiacas que, no obstante,nunca se han podido corroborar. En el afán de hacerlo, lo quese ha logrado es descubrirle muchas otras importantes propiedades.Se ha podido saber, por ejemplo, que el borojó es la frutaque contiene más cantidad de fósforo de todas las que existenen el mundo. El fósforo es uno de los mayores generadores deenergía en el organismo. También se ha podido establecer queesta fruta tiene una valiosa sustancia química, llamada lactonasesquiterpénica, que neutraliza el crecimiento de las célulasmalignas y tiene por tanto propiedades antitumorales. Sirveasí mismo como cicatrizante y, sobre todo, tiene una cantidadinusual de proteínas. En cuanto a los aminoácidos esencialespara el funcionamiento del organismo, algunos estudios hanencontrado en una libra de pulpa de borojó el equivalente a losque contienen tres libras de carne. Para la ciencia, entonces, noes un vigorizante sexual, como se cree, sino muchas otras cosasquizás aún más valiosas.Por mucho tiempo, se tuvo casi por dogma indiscutible quelos árboles frutales solo podían prosperar en climas soleadosy secos, y no en los lluviosos y húmedos. Esto porque elsabor pleno de las frutas se relaciona con una buena cantidadde radiación solar, y porque la apropiada concentración deazúcares de algunas de ellas solo se logra con una escasa humedadatmosférica.Sin embargo, esa teoría ha sido rebatida por la regióndel Pacífico colombiano y sus especies nativas. Es esta pruebade cómo en un clima lluvioso, a una baja altura sobre el niveldel mar y con la mayor humedad atmosférica del planeta, sepuede dar la existencia de toda una variedad de especies frutales,que, precisamente, necesitan de esa humedad y esos suelosinundables para germinar. Entre esos ejemplos que cambiaronla creencia mayoritaria se cuentan el chontaduro, el caimo,el zapote, el borojó y el almirajó, que no pueden sobreviviren entornos secos. Una peculiaridad más de esta región y susfrutales, distintos a todo lo demás.Guama como algodón de azúcarVarias especies del género Inga, de la familia de las leguminosaso fabáceas, conocidas en el Pacífico como guamos, quepueden llegar generalmente hasta los veinticinco metros de altura,producen una fruta tan conocida como extraña. La guamaes un fruto en forma de vaina, aplanada, por lo regular con unatextura verdosa, lisa y brillante, que parece la piel de un lagarto.Al abrirlo ofrece una pulpa blanca y sedosa de un dulce intenso.En la región a veces escasean porque los árboles dan frutosde manera muy irregular. Pero por lo común se empiezan a veral inicio de una prolongada época de lluvias. Son un manjarcodiciado entre todos los habitantes, el equivalente al algodónde azúcar de los citadinos.∙ 80 ∙


FrutalesAnónRollinia mucosaDatos apiñadosLa piña (Ananas comosus) es una planta de la familia de las bromeliáceas lacual agrupa muchas hierbas perennes y terrestres que se caracterizan portener sus hojas en roseta y unas brácteas con colores llamativos. La granmayoría de especies de esta familia son epífitas. Epífitas son todas esasplantas que, sin ser parásitas, crecen sobre otro vegetal para usarlo comosoporte, pero sin quitarle sus nutrientes. Los ejemplos usuales son algunasalgas, musgos y helechos. La piña, sin embargo, es uno de los pocos ejemplosde bromeliáceas que no son epífitas. Por el contrario, es una planta detierra, con la peculiaridad de producir una fruta sobre su cresta. Esto solose produce una única vez, a los tres años, y tiene la particularidad adicionalde ser no climatérica; esto es, solo madura estando sembrada y unida a laplanta. Una vez cortada, la maduración se detiene. Por eso solo puede sercosechada en su punto exacto.A pesar de que la piña es una especie de suelos exclusivamentetropicales, y oriunda de Latinoamérica, en la actualidad la producción detodos los países del hemisferio ha sido superada por la de Tailandia, queha llegado a ser el mayor cultivador de esta fruta en los últimos años.Chontaduro con todoPor su contenido nutricional, al chontaduro (Bactris gasipaes) se le suele llamarel “huevo vegetal”. Se estima que al año se producen en el país aproximadamentetrece mil toneladas de esta fruta. La mayoría, para consumo de loshabitantes de la franja del Pacífico. Unas diez mil mujeres basan su subsistenciaen la producción y comercio de este producto. De esas trece mil toneladas,la mitad es producida por un solo municipio, cuya economía campesina sesostiene casi en su totalidad con la siembra de esta palma. Lo curioso es quedicha población no está en el pleno corazón de la región Pacífico, como podríaesperarse, sino, al contrario, en los límites con la región Andina. Se trata delmunicipio de El Tambo, en el departamento del Cauca. Un municipio devocación rural, con más del noventa por ciento de su población por fuera dela cabecera y donde la raza negra es minoritaria. Para más datos, esa mitad deltotal de chontaduro del país ni siquiera se produce en toda el área del municipio,sino en una sola de sus veredas, llamada La Libertad Cuatro Esquinas.Allí hasta celebran el reinado anual del chontaduro.Fruto de palma cabecinegroManicaria saccifera∙ 81 ∙


Son de mary de ríosace años, muchos años en esta selva húmeda y caliente de aires pegajosos,nubes bajitas y constantes, y natura por doquier, les enseñaron a los negrosdel sur de las bocas del río San Juan, en el Pacífico colombiano, a aprovechar cadarecurso para algo más que la supervivencia de sus cuerpos fuertes y esbeltos.Abundante como ningún otro recurso en esta vasta región, el agua —salada ydulce y pura y milagrosamente fría selva adentro y casi siempre caliente en el bordede cada charca, o río, o del mar— fue la herramienta clave para un aprendizajemayor: traducir sus cantos, sus sonidos primarios, su sonar interno, su vasta historianegra hecha de viajes y esclavitudes.Las mujeres, que observan desde siempre el mar mientras Hasta el agua sirve para la música delllevan a cabo sus quehaceres, escuchan las olas y descifran sus Pacífico. Ante la escasez de metales, maderascadencias. De allí nacen los altibajos de esas voces muy suyas que y bejucos abundan en esta música, mezclalamentan desde el apuro de una tos hasta la pérdida de un niño, de energía africana con la tradiciónpero que también, en un chigualo que surge del alma adentro, ceremonial indígenacelebra la gloria de su llegada al cielo.Los hombres, por su parte, tienen la tarea de adornar esas melodías que los hacen loque son: un pueblo que cuenta con música cada detalle de su vivir cotidiano, de sus fiestasy encuentros, como también de las violencias que lo persiguen y lo orillan, peroque lo hacen surgir fuerte en una tierra que, por encima de lo que cuente cualquierhistoria, siempre ha sido suya.Esa simbiosis milagrosa entre el agua y todo lo que los rodea les enseñó a lospropios cuándo aprovechar la madera de los árboles para lograr instrumentos únicos∙ 82 ∙


MúsicaMarimba de guadua y chontaCastaño coloraoConsopneura atopa∙ 83 ∙


en sonidos. Así, saben en detalle cuál es el momentopropicio para aprovechar la palma de chontaduro, lachonta —Bactris gasipaes, de la familia de las arecáceas—.Si la luna está llena y redonda, por encima delos nubarrones que a veces les niegan una visión claradel cielo, entonces el agua del mar sube y se deslizatierra adentro. La abundancia de líquido satura lasmaderas, y estas, en respuesta, se pudren, se inutilizan.Si por el contrario el agua anuncia su retirada ypermanece serena en las orillas que con juicio vigilanlos lugareños, la palma tendrá el agua justa y la durezaideal, con lo que todo está dado para quitar los cientosde espinas de su corteza, cortar bien a ras el tronco yaprovechar cada centímetro de pulpa para dar nacimientoa la marimba.Les corresponde a los artesanos más experimentadosde Guapi, Timbiquí y otra decena de pueblos delPacífico sur colombiano medir la nota justa que darácada trozo de madera de chonta, así como el orden quellevarán en el instrumento las cerca de veinticuatro tablasque lo componen, armando así una marimba queluego tocarán pequeños y grandes. También tienen lalabor, en un procedimiento que ya cuenta su edad encientos de años, de encontrar selva adentro los árbolesde una de las especies llamada en el Pacífico caucho ocaucho negro (Castilla elastica) de la familia de las moráceasque llorarán el látex, con el que, pacientemente,moldearán el caucho que necesitan para sus mazos.Pero las voces ornamentadas con olas de mar y lasmarimbas que resultan del milagro del agua y el ojo expertoson apenas dos de los muchos instrumentos queinspira la naturaleza de estos seres que se resisten al olvido.De la guadua (Guadua angustifolia) ese habitantepermanente de casi todo el territorio colombiano, nacetambién el guasá, o chucho de guadua, un instrumentode unos cuarenta centímetros de largo por ocho dediámetro, cerrado de un lado por el nudo natural de esetronco hueco y resistente, y por el otro, por una tapahecha a la medida con el mismo material. Adentro,piedras pequeñas o semillas secas de achira —CannaGuitarras pequeñasTamborasDe cedro macho y castaño blanco∙ 84 ∙


Músicaindica, de la familia de las cannáceas— producen unsonido agudo y abundante al son del movimiento delas manos de las mujeres, las cantaoras, casi siempreencargadas de hacer sonar, de manera diagonal, esteinstrumento pequeño y ruidoso.Todo esto se complementa con el sonido grave yrítmico de los cununos, macho y hembra, dos estructurascónicas, casi cilíndricas, que se diferencian deltambor —alegre y llamador— del Caribe por tener elfondo recubierto de piel de venado. Son producto delbalso puro (Ochroma pyramidale) de la familia de lasmalváceas, que es observado y esperado hasta el puntode madurez ideal, cuando es cortado en trozos de unosciento veinte centímetros. El agua de nuevo hace losuyo, ayudando a que los artesanos extraigan la pulpa,mientras les da a los cueros la flexibilidad correcta paraser templados. La tensión máxima se logra, al final,con amarres de una buena cantidad de bejuco matamba(Desmoncus orthacanthos) de las arecácea, una hierbaleñosa que hace también presencia en la Amazonia.Se calcula en casi un millón de personas la poblacióndel Pacífico colombiano, y que de este númeromás del noventa por ciento tiene ascendencia africana.Pero el territorio, amplio como es, también es propiedadde cerca de cincuenta mil indígenas de comunidadesy familias como las de los andáguedas, baudós,catíos, citarás, chamíes, emberas, noanamas y quimbayas.Y, sí, un número igual existe de blancos y mestizos.La herencia de cada una de estas comunidadesenriquece el territorio en lo cultural. Por más distintasque sean, finalmente han vivido por siglos las mismasdificultades y ventajas estratégicas de pertenecer a estatierra amplia en mar y rica en ríos y recursos naturales.Los indígenas, que existieron desde siempre,aportan de su memoria antigua aires musicales y bailesque se identifican desde el sur, en Cauca y Nariño,hasta el norte, en el Chocó e incluso Antioquia. Predominaen ellos el uso de tambores de balso con cuerosde tatabras y sonajas de semillas de achira con los queproducen ritmos ceremoniales que se alejan bastantedel sonar negro.De los blancos queda el sonar europeo, incrustado,eso sí, en la idiosincrasia de un pueblo algunavez africano que ya no reconoce cuándo adoptó talcontenido. Desde el siglo xvi, misiones religiosas quefueron dueñas de extensos territorios llevaron composicionesy cantos —entre ellos los gregorianos— quehoy siguen presentes en alabaos y arrullos, heredadostambién de los cantos de cuna y villancicos blancos.Pero el componente africano sigue aquí, en currulaosque en sus muchas variedades —patacoré,berejú, caderona, bámbara negra, juga— adornan lasnoches chocoanas. También en melodías fúnebrescomo las del chigualo y el bunde, en el sur, ligadas íntimamentea los viejos territorios africanos del Congo,Guinea, Sudán y Sierra Leona, en donde, de hecho,nació la danza del wunde, y de donde proviene el nombredel ritmo hoy presente en elPacífico colombiano.Por todo esto, el sentir musicalde este gran trozo de Colombiaresulta ser uno solo en muchosaspectos. En la diversidad seencuentra a un mismo habitantedel Pacífico que vive su religión yque lamenta y celebra con su voz ysus instrumentos cada instante desu vida. Existe, así, un contenidoúnico, pero con algunas fronteras.Dicen, por lo mismo, que existeotro Pacífico en el norte de las bocasdel río San Juan; uno hecho deinstrumentos de viento modernos, Palma memécomo el clarinete, y de redoblantes Wettinia quinariaque todo lo convierten en fiesta.Existe otro Pacífico, sí: el de las chirimías chocoanas,tan nuestras y tan ajenas y, al fin y al cabo, repletasde riqueza. Se cree que son un remanente de las bandasmilitares de viento del Sinú, llevadas a Quibdó en1915 por el intendente de esa población, José DoloresZante. Y que por tal razón, incluso, existen aires defandango en algunas canciones chocoanas, si bienante la imposibilidad de conseguir los instrumentosde metal, los lugareños acudieron a la naturaleza parareemplazarlos.Así, para el redoblante, utilizaron de nuevo el balso,que, como siempre, resultó moldeable y a la vez finopara un uso frecuente. Esta vez tomaron un trozo más∙ 85 ∙


GuasáHecho de guaduapequeño del tronco y sacaron de él su contenido hasta dejarun cilindro hueco que cubrieron con dos pieles de venadotierno. A una de las pieles le adaptaron unas fibras metálicas,que le regalan ese timbre estridente y ceremonioso, ytodo lo templaron con el indispensable bejuco matamba.Lo propio se hizo para reemplazar los instrumentosde viento. Las flautas traversas chocoanas, desde entonces,están hechas de carrizo o pito (Olyra latifolia, dela familia de las poáceas), e incluso, en algún momento,se realizaron adaptaciones de clarinetes en diversas maderas,instrumentos que sobreviven apenas en algunosconjuntos musicales del norte del Chocó y sus vecindadescon Antioquia, donde utilizan la palma real parala elaboración de la chirimía, un instrumento similar alclarinete. Pero muchos de aquellos instrumentos adaptadospor necesidad desaparecieron con el tiempo. Losclarinetes son clarinetes hoy en día, y no una imitación,y a su lado suenan bombardinos, fiscornos y platillos, todosellos metálicos, y redoblantes con películas sintéticas,traídos de otro lugar.Sobrevive, sí, esa manía muy chocoana de festejarlotodo. De convertir cada acontecimiento, por pequeño quesea, en un motivo para el encuentro del Pacífico entero.Arriba y abajo del San Juan, y por sobre las aguasdel inmenso Atrato, alguna vez “unidos” por el másimprobable canal interoceánico que jamás existió, persistela voz del negro, del indígena y del blanco, quecelebra la vida por encima de todo. Un pueblo conformadopor hijos de este lado del mundo que no extrañael África lejana que nunca ha conocido, que no llora laluna de otros tiempos más amables y que no se sientepreso en su paraíso, incluso en medio de las diferenciasy el conflicto.Aquí el agua corre también, abundante, inquieta,y aquí también la luna levanta de su plana tranquilidada las corrientes y las transforma en olas, y las hace hablar,incansablemente. Aquí también están los árboles—los grandes y los pequeños— y los animales todos,y todos los hombres por igual. Aquí las mujeres escuchanlas olas, no dejan de hacerlo, y toman como suyaslas cadencias de su voz eterna, mientras los hombresvigilan el mar, a la espera de hallar la dureza exacta dela chonta, esa materia prima de su propio canto. Aquíestá la tierra que ahora, no existe duda, fue la de siempre.Y en la riqueza de esa natura que los habita está loque fueron. Y lo que son.∙ 86 ∙


MúsicaEn letra cursivaInstrumentos de viento, cuerdas y hasta de percusión utilizados en la música delPacífico colombiano son producto de muchas de las plantas que se han adaptado aun ambiente tan húmedo como el registrado en la selva del Pacífico, las cuales hacenparte de diferentes familias taxonómicas. Una de las familias con mayor cantidad deplantas utilizadas con tales fines es el de las arecáceas o las palmas. Aunque la mayoríasirven de alimento o para la extracción de aceite vegetal, en el caso de la músicase prestan para elaborar diferentes instrumentos: para la marimba, el chontaduroo Bactris gasipaes; para la chirimía, un instrumento bastante similar al clarinete, lapalma real o Attalea colenda; y diferentes instrumentos se fabrican con la matambao Desmoncus orthacanthos, con la cual sujetan o templan las partes de muchos deestos artefactos.Aunque la morfología de los pastos o poáceas lleva a pensar que la mayoría deespecies de este rango harían parte de los instrumentos de viento, es la Olyra latifolia,también denominada pito o carrizo, la que sirve allí para las flautas, mientras quela guadua, más precisamente Guadua angustifolia, se usa para fabricar el guasá, quesuena gracias a las achiras (Canna indica), que lleva por dentro semillas de una plantaperteneciente las cannáceas. A las poáceas también pertenece el bambú (Phyllostachysaurea), que además de ser apreciado en construcción por su madera fina, en la músicaes utilizado como resonador de los instrumentos.Otra familia taxonómica usada para la elaboraciónde diferentes instrumentos musicales es la de las fabáceaso leguminosas, entre ellas el nato o Mora oleifera que sirvepara hacer guitarras. A esta familia también pertenecela especie botánica que da origen al verdadero clarinete,el cual, aunque traído de África, tiene gran importanciacomo complemento de la música del Pacífico; se tratadel granadillo o Dalbergia melanoxylon. Otras especiesde plantas dan lugar al característico sonido del tambor,como es el caso del denominado tambor o balso (Ochromapyramidale) de las malváceas, que es punto de partidaen la elaboración de los diferentes tipos de tambores.También cabe nombrar el banco (Hernandia didymantha)igualmente denominado tambor, que hace parte de lashernandiáceas y de donde sale la tambora. Aunque ambostambores se remontan a diferentes familias taxonómicas,los dos retumban gracias a los mazos hechos con cauchoo Castilla elastica, de las moráceas.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosArecáceas Bactris gasipaes Chontaduro, pejibá, pepiré Elaboración de la marimba. AlimentoArecáceas Desmoncus orthacanthos Matamba, atajadanta Amarre de los instrumentos musicalesArecáceas Attalea colenda Palma real Elaboración de la chirimía. Aceite vegetalCannáceas Canna indica Achira, corneta, bandera Para el sonar de la guasá o chucho.AlimentoFabáceas Dalbergia melanoxylon Granadillo, proveniente Elaboración de clarinetesde ÁfricaFabáceas Mora oleifera Nato Elaboración de guitarrasHernandiáceas Hernandia didymantha Banco, tambor Elaboración de la tamboraMalváceas Ochroma pyramidale Balso, tambor Elaboración de tambores. MaderableMoráceas Castilla elastica Caucho, caucho negro Caucho para los mazos de percusiónPoáceas Guadua angustifolia Guadua Elaboración de la guasá. ConstrucciónPoáceas Olyra latifolia Carrizo, pito Elaboración de flautasPoáceas Phyllostachys aurea Bambú Como resonadores. Construcción∙ 87 ∙


El mensaje, el cantarGuadua amarillaBambusa vulgarisLa marimba, más alláUn nuevo territorio implicó para los pobladores del Pacífico deherencia africana adaptarse, entre muchas otras cosas, a nuevosinsumos para la fabricación de los instrumentos musicales quellegaron con ellos; es decir, en su memoria. En el caso de lamarimba, aprendieron a reemplazar los calabazos, usados enÁfrica como resonadores, por guadua joven y bambú. Desdeentonces, este aparato cuidadosamente elaborado lleva en suparte inferior una serie de tubos que reciben el sonido de losgolpes de la madera de chonta y los amplifican. Por supuesto,el timbre original es distinto, pero el nuevo resultó idóneo parasus necesidades. El nombre africano del instrumento tambiéncambió: conocido por los bantúes del continente antiguo comomajimba o limbu, que significa objeto o instrumento musical,adoptó con los años el nombre de marimba. Mantiene, noobstante, un sentido que va más allá de acompañar los conjuntospopulares en fiestas y celebraciones. La marimba siguesiendo parte esencial de las melodías con que sus intérpretesejecutan verdaderos rituales de comunicación con Dios ycon los muertos.En el Pacífico las mujeres son, por lo general, las facultadaspara proveer el canto. Es una suerte de regla intrínseca de sutradición centenaria, y para ello se preparan desde pequeñasen la ejecución de formas melódicas con infinidad de variaciones.Lo mismo ocurre con el contenido mismo del mensajetransmitido, que, según el ritmo o aire, tiene desde un sentidolúdico hasta uno puramente ceremonial. Resulta tremendamenteimportante el tránsito entre el mundo de los vivos yel de los muertos, y para tal contexto hacen uso de alabaosy para el velorio de adultos y novenarios, o chigualos parael de niños, que han recibido desde siempre un tratamientoceremonial especial y son considerados angelitos. Para el casode los habitantes del Pacífico sur colombiano, tales cantos noapelan necesariamente a la potestad de Dios —aunque sí a ladel cielo y a la de los santos propios de su territorio—, como síocurre con otros cantos chocoanos, de claras influencias hispanas.De hecho, existen registros de cantos que aún conservansorprendentes relaciones con las jotas navarras y otros tiposde cantos españoles. Arriba y abajo del San Juan, por demás,perviven estructuras musicales provenientes claramente de laColonia, y representadas en versos octosílabos y estribillos querematan la melodía.Riqueza étnicaDice el maestro Guillermo Abadía Morales que no existe enninguna región, entre las cuatro zonas folclóricas colombianas,un más completo y significativo ámbito cultural que el del litoralPacífico. Tres razones existen para su afirmación: la presenciaindígena, con predominancia de grupos pertenecientes a lafamilia lingüística caribe; el incuestionable elemento africano,venido a la zona por el río Atrato y destinado a la explotaciónminera desde la Colonia; y la supervivencia de cantos y danzasespañoles del siglo xvi. Esta influencia triple está representadaen la presencia de unos veintiséis aires musicales foráneosadoptados por los propios de la región, más unos cuarenta ysiete estilos musicales indígenas.∙ 88 ∙


MúsicaBalsoOchroma pyramidaleLa madera en demandaComo en otras regiones colombianas, el uso del balso es recurrente en la fabricaciónde los instrumentos musicales típicos. Conocido también como palo de balsa, elOchroma pyramidale es un árbol abundante de los bosques tropicales, de tronco grueso,madera de bajo peso y una altura cercana a los cuarenta metros en su madurez. Poseeflores blancas, un tanto amarillentas, y frutos que son como cápsulas que protegen alas semillas, cubiertas por una suerte de algodón oscuro que al madurarse se esparcepor los aires y propaga así la especie, junto con las ardillas y otras especies que se alimentande ellas y colaboran así con la tarea. El balso resulta ideal para la recuperaciónde terrenos degradados por especies foráneas o por la acción del hombre. Por su bajadensidad es también muy útil en la fabricación de juguetes y enseres domésticos. Sirveademás como aislante del ruido y las temperaturas estables. Existe balso desde Méxicohasta Bolivia.El baileAguacorta, andarele, caderona, mazurca, tamborito, caracumbé, tiguaranda, pangota,paloma, margarita, guapi, guabaleña y otra decena de ritmos conviven en elPacífico, y no son solo un resonar de tambores acompañados por voces femeninas.La danza siempre estuvo y estará aquí, en cada situación. Incluso en ciertas honrasfúnebres, los asistentes bailan mientras el muerto, con los ojos sostenidos abiertospor pequeñas ramas, observa un festejo que puede durar la noche entera.Tal vez el baile madre y el más reconocido del Pacífico sea el currulao, delque hay noticia desde la Colonia y que surgió como una respuesta de los esclavosa sus amos: no olvidarían nunca su identidad y su alegría. Su nombre proviene,según algunos investigadores, del instrumento de percusión llamado cununo,conocido alguna vez como conunao. Por tal razón en dicho baile nunca falta elacompañamiento de este hijo de las manos del artesano y de la carne misma delbalso. Vencer, o convencer a la mujer, es el objetivo máximo de esta puesta enescena en la que el hombre bate un pañuelo y la mujer baila con cierto recato,mientras el pueblo entero canta estribillos que las respondedoras complementan.Existen, por otro lado, respuestas más satíricas a los opresores, convertidasen bailes. Es el caso de la jota chocoana, en la que se rememora el palmoteode estilo español con un dejo particularmente negro, en el que habita, precisamente,su sátira. Bailar en el Pacífico, norte o sur, es una respuesta a los retosmismos de la vida.CununoHecho del tronco de un árbol de balso∙ 89 ∙


Los bosqueshermanoslo mejor, aunque hayan pasado varios millones de años, todavía no estiempo para que estas selvas hermanas tengan hijos que ya no se parezcan.La evolución de la Tierra tiene otros ritmos, distintos a los que nos gobiernancomo sociedades humanas y, por eso, a veces no los entendemos y nos atravesamos,no siempre de la mejor manera. Gea, con sus entrañas de roca y fuego, se viste deBiota con un traje de vegetación y fauna y, muy lentamente para nuestra humanapercepción del tiempo, va cambiando de manera inexorable, ahora con nosotros abordo como polizones un tanto incómodos. A cada segundo, cada montaña se hacemás alta, cada lago y cada mar se llenan de sedimentos queluego serán proyectados a las alturas por las fuerzas tectónicas;cada volcán con sus cenizas riega de minerales los suelos, de los Andes. Ahora, porque antes, muchoSi se mira bien, los separa ahora la cordilleray estos se van renovando en esa lucha entre la erosión que antes, Pacífico y Amazonas eran un sololos arrastra y la vegetación que digiere más minerales para bosque y por eso tienen plantas comunesrenovarlos. ¡Qué fantástico sería que esta evolución de Gease pudiera filmar a nuestra escala del tiempo! Si así fuera, podríamos ver cómo laselva del Pacífico y la del Amazonas, hoy tan lejanas, separadas por los Andes, quese hacen anchos en Colombia con sus tres ramales, son unas hermanas que hacerato no se ven, pero que, como si de seres humanos se tratara, podrían mostrar unálbum de fotos familiares con muchos rostros comunes: árboles gigantescos, arbustos,lianas, musgos, líquenes, orquídeas, trepadoras, palmeras, insectos, mamíferos,reptiles, aves, peces.Hay que ser un experto botánico o zoólogo para encontrar las diferencias entrelas dos maniguas: la que se cuelga al oeste de las cimas de la cordillera Occidental de∙ 90 ∙


Relación Pacífico-AmazonasPiso con hojarascaArbol con lianas y raíces de una hemiepífitaRaíz tablar cubierta de trepadoras, musgos y líquenes∙ 91 ∙


AlisoPiptocoma discolorlos Andes y se besa con el océano Pacífico y la que pintade verde la inmensa región al oriente de los Andes hastadarse de bruces con las aguas del océano Atlántico. Siabandonáramos una playa en la costa Pacífica chocoana ynos adentráramos en la selva siguiendo el camino fresco deuno de los cientos de riachuelos que bajan de la serraníadel Baudó, en apenas unos pocos minutos, cuando ya nopudiéramos ver el océano, podríamos jurar que hemos dadoun salto de gigante y hemos acabado en cualquier riachueloperdido en medio de la selva amazónica. Todo ayuda a pensaresta identificación: el calor, la humedad, la lluvia cálida,los olores y los ruidos del bosque que brotan en estéreo;los animales que se arrastran, que trepan, que corren, quenadan, que vuelan, que escarban bajo el suelo; pero, sobretodo, las plantas, que son las reinas de estas vastedades. Hayalgunas especies que siguen tal cual, como si tantos millonesde años les hubieran pasado de largo. Sería bien difícildistinguir en qué se diferencia un guadual del Baudó de unode la selva del Putumayo o decir si el caracolí que sobresalede la floresta para divisar el océano Pacífico es distinto alque se sobresale justo en el borde de uno de los tepuyes imposiblescon los que el macizo rocoso de la Guayana saca lacabeza para admirar la selva amazónica que le crece encima.Hubo una vez una era en la historia de la Tierracuando la geografía de lo que hoy es Colombia era biendistinta, algo así como si a un alumno imaginativo le hu-Punta de lanza o lacreVisnia sp.∙ 92 ∙


Relación Pacífico-Amazonasbieran dicho que dibujara un país inventado por él.En ese dibujo, las montañas estarían donde hoy estánla Amazonia y la Orinoquia y los ríos correríanen la dirección contraria a la de hoy, rumbo a unmar amazónico que estaría donde están los Andes.Ese viejo océano, poco a poco, se fue llenando desedimentos, formando llanuras costeras que fueroncreciendo hacia el occidente, cubiertas por una fabulosavegetación, tatarabuela de la actual, con algunasespecies que aún subsisten casi sin cambios.Tanto se desgastaron esas primeras montañas delmacizo de la Guayana, una de los formaciones derocas más viejas de la Tierra, que se fueron volviendoromas, hasta convertirse en una gran meseta dela que hoy afloran los tepuyes de Roraima, en Brasily Venezuela, y los de Colombia, en la Macarena yChiribiquete, más todas las ocultas formaciones quesustentan la sabana verde de los Llanos Orientales yde la selva del Amazonas. Pasaron millones de añoshasta que la placa tectónica Suramericana, esa navede roca que viaja hacia el oeste flotando sobre lasrocas fundidas del interior del planeta, chocó conotra de estas naves, la placa de Nazca, y empezó lamajestuosa formación de la cordillera de los Andes.En lo más profundo, debido al roce que produjoel encuentro, las rocas se fundieron y nacieronlos volcanes que vomitaron lava bajo el océano hastacrecer y salir a la superficie como islas a las quelas plantas, con su tenacidad, pronto conquistaron,separadas por ese mar interior que se formó entrelas viejas y las nuevas montañas. Los ríos siguieronllenando el fondo de ese mar y las placas chocandoy levantándose poco a poco, hasta que el fondo delmar dejó de serlo y solo quedaron parches de aguaen medio de unas nuevas colinas, hechas con sedimentos,a las que pronto llegó la vegetación venidadel macizo de la Guayana, en un viaje al oeste. Fueentonces cuando la selva se volvió una sola: la deloriente se entreveraba con la del occidente, mientraslas cordilleras Central y Oriental seguían creciendo,levantadas más y más por el choque de las placastectónicas y la incesante erupción de los volcanesque narraban con fuego la lucha que se estaba dandovarios kilómetros bajo la superficie. Como en un fre-nesí de clorofila, agua, sol y alimentación que durócientos de miles de años, las plantas y los animalesse asentaron en las nuevas tierras emergidas y, graciasa las propicias condiciones climáticas tropicales,la familia verde y su fauna inseparable crecieron enextensión y diversidad.A estas dos primeras cordilleras se les unió mástarde, hacia el occidente, otra que salió del océanoPacífico y se fueron formando los valles entre ellas,por allí los ríos dejaron de correr por donde lo hacíany empezaron a enfilar hacia el norte: es decir,se formaron los actuales valles de los ríos Cauca yMagdalena. Bajo las raíces y las rocas, las fuerzasque hicieron que esta familiacreciera seguían en su batalla ylos Andes se levantaron por encimade las antiguas montañasdel macizo de la Guayana y dela vieja llanura formada por sussedimentos. Los ríos que corríande allí hacia el occidente, dondeya no había un mar, corrieron enla dirección contraria; y las cuencasdel Orinoco y del Amazonastuvieron que buscar por dóndedesembocar al océano Atlántico.A medida que se iban levantandonuestras tres cordilleras, los vallesentre ellas se profundizaron Granadilla de montey el paisaje empezó a parecerse Passiflora vitifoliaa lo que es en la actualidad. Lasmoles de rocas empezaron a tener distintos pisosclimáticos y la familia verde, la Hermandad de losBosques, dejó de verse, de polinizarse, separada porlas cordilleras. Se formaron parches de la familiavegetal en cada uno de los grandes valles, unidossolo al norte, en la llanura del mar Caribe, la nuevadepositaria de los sedimentos de los ríos, que se ibaformando poco a poco.Así pues, la familia botánica quedó repartida encuatro zonas: la selva amazónica, el valle del Magdalena,el valle del Cauca y la vertiente de la cordilleraOccidental que baja hasta el océano Pacífico,unidas por la vegetación que crece en las tierras altas∙ 93 ∙


Mango colonizado por decenas de especiesy que se fue especializando para sobrevivir allí y quesigue siendo un puente frío que la une con sus primashermanas de tierra caliente. Pero esta historiade separación y especialización del mundo vegetal yanimal no ha terminado todavía, porque Gea nos haempezado a regalar otra nueva cordillera: la serraníadel Baudó, brotada del fondo del océano Pacíficoy todavía pequeña, en plena formación, aunque yase eleva en el alto del Buey a 1.850 metros sobre elnivel del mar. La familia verde, la Hermandad delos Bosques, se verá sometida a una nueva separacióncuando este coloso de roca se levante más has-ta alcanzar una altura donde las plantas no puedaninteractuar entre ellas, como ya pasó con el resto delos Andes. En ese momento, el valle del río Atrato,con sus laderas entre dos cordilleras, se alejará de lafamilia del otro lado de la serranía del Baudó, queseguirá mirando al Pacífico, a la espera de que Geahaga asomar sobre la superficie del océano la próximabarrera de rocas que ya habrá de venir en caminoen esta historia de transformaciones donde lo únicoseguro son el cambio y la tenacidad de la vida, dela fauna y de la flora, para seguir llenando de verdeeste planeta.∙ 94 ∙


Relación Pacífico-AmazonasEn letra cursivaLa Hermandad de los Bosques del Pacífico y la Amazonia se capta al comparar unaserie de plantas que aparecen de manera espontánea en ambas regiones. A pesar desus diferencias en hidrografía, topografía, clima y geomorfología, existen especiesque se encuentran en los dos territorios, las cuales la mayoría de las veces se denominanbajo el mismo nombre común e incluso se aprecian por unas mismas utilidadesespecíficas. Es el caso de muchas de las palmas o arecáceas que se encuentran enambos lugares. Un ejemplo es el chontaduro (Bactris gasipaes) el cual, a pesar de serbastante popular en cada una de las regiones, por la creencia de que es un afrodisiaconatural, tiene verdadero valor en el alto contenido nutricional de las drupasque produce y los palmitos que se extraen de sus cogollos. A las arecáceas tambiénpertenece la palma real, que hace referencia a ciertas especies del género Attalea.Aunque en el Pacífico la Attalea más común es A. colenda y en el Amazonas es A.maripa, en ambos territorios se presentan especies de palma real, que se utilizan parala extracción de aceite vegetal. Otra palma reconocida en las dos zonas es la palmamilpesos (Oenocarpus bataua) la cual es utilizada en construcción, y además con sushojas se elaboran diferentes artesanías. Pero no todas las especies que estas regionesposeen en común hacen parte de la familia botánica de las palmas. Amazonas yPacífico comparten una alta variedad de familias vegetales, como anacardiáceas, de laque es interesante el caracolí (Anacardium excelsum), ese gigantesco árbol que puedealcanzar hasta cuarenta y cinco metros de altura, lo que hace que sobresalga en las es-pesuras de ambas regiones, reconocido, además de porsu enormidad, por su valor maderable. Otro árbol queresalta en los doseles, pero de la familia de las bignoniáceases el guayacán, mejor conocido como guayacánrosado en el Amazonas (Tabebuia rosea), valorado porsu uso maderable y su color, que ornamenta los paisajeschocoano y amazónico. Como especie ornamental enambas regiones también se reconoce al pácora o pacó(Cespedesia spathulata) una ocnácea estimada igualmentepor su alto valor maderable. Hay otras especiesde las que se aprovecha la madera en ambas regionescolombianas: el balso o tambor (Ochroma pyramidale)una malvácea, o el pino colombiano, el cual no haceparte del género Pinus, sino del género Podocarpus (Podocarpusguatemalensis) de las podocarpáceas. Aménde urticáceas, como el yarumo (Cecropia sp.), poáceas,como la guadua, (Guadua angustifolia). Y así un sinnúmerode especies de utilidad diversa pero de presenciacomún en estas regiones.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosAnacardiáceas Anacardium excelsum Caracolí Maderable, se emplea también para embarcacionesArecáceas Attalea colenda, Attalea maripa Palma real Extracción de aceite vegetalArecáceas Bactris gasipaes Chontaduro Reputación afrodisiaca. Alimento; producciónde palmitoArecáceas Oenocarpus bataua Milpesos, palma milpesos La madera para construcción y hojas para artesaníasBignoniáceas Tabebuia rosea Guayacán, ocobo, guayacán rosado Madera para construcción. OrnamentalFabáceas Inga sp. Guamo La vaina se utiliza con fines ornamentales. AlimentoMalváceas Ochroma pyramidale Balso, tambor Elaboración de tambores. MaderableMirtáceas Psidium guajava Guayaba Alimento, fruto de alto contenido vitamínicoOcnáceas Cespedesia spathulata Pácora, pacó, casaco Maderable y ornamentalPoáceas Guadua angustifolia Guadua En construcción y para la elaboración deinstrumentos musicalesPodocarpácea Podocarpus guatemalensis Pino colombiano Maderable y artesanalUrticáceas Cecropia sp. Yarumo Madera apreciada en arquitectura∙ 95 ∙


PerfilEl sabio GentryAlwyn GentryLos botánicos conservan para laposteridad una figura impecable como correspondea un científico, pero este ejemplares el expedicionario de campo clásico delque se conoce la imagen sudorosa en mediode la vegetación enmarañada. Expertoen la descripción y clasificación de plantastropicales, fue pionero en la conservaciónbotánica tropical y murió en un accidente deavioneta cerca a Guayaquil, en Ecuador, conotro conservacionista en una excursión, paraél la final. Hoy tendría 69 años.Al le decían a Alwyn Gentry susallegados; nació en Kansas, Estados Unidos,y allí estudió física pero varió su vocaciónal saber que en botánica las plantas tropicalesestaban casi inéditas. Y él, que desdesu niñez fue destacado en ciencias naturales,supo ya adulto que a los que observabanla naturaleza los llamabancientíficos y les pagaban porhacerlo. Reorientó su vidaa la botánica y la zoologíay conoció América Latinaen un verano universitarioen la Organización para losEstudios Tropicales de CostaRica, donde su pasión porla flora se volvió incontrolable.Murió en 1993 cuando evaluabapara Conservación Internacionalesto que integró de técnica botánicatradicional con tecnologías de punta paraanalizar ecosistemas. Hoy su nombre denominauna beca en el jardín botánico deMissouri para botánicos suramericanos y unpremio para conservacionistas.Fue diestro al extraer información yaplicar técnicas de varias disciplinas científicaspara estudiar las plantas tropicales en suspropios ecosistemas. Optó por doctorarse enla máxima expresión botánica: la polinizacióny lo que significa en la evolución de lasespecies; clasificó la familia Bignoniaceae,de flores que se ofrecen como trompetas alinsecto atraído. Su director de tesis describióa Gentry como un genio con capacidadde observación y retentiva que no olvidabauna planta así la hubiera visto solo una vez.De allí que su eponimia (homenaje que sunombre rinde a sus descubrimientos) alcanzadoscientas ochenta especies botánicas.Dedicó horas al jardín botánico deMissouri para completar sus clasificaciones,y allí fueron sus honras fúnebres. Pero el Pacíficoy su flora abarcada entre Perú, Ecuadory Colombia fue su laboratorio experimental.Usó transectos y parcelas para determinarcuántas y cuáles especies de plantas estabanamenazadas y su trabajo sirvió al ProgramaRápido de Conservación Internacional, encuanto que su vida la donó a la biodiversidadtropical amenazada y fue premiado comosolucionador de problemas del medio ambiente,materia de la que fue académico.En veintiseis años de trabajo de recolección,organización y difusión logró enochenta y seis expediciones de campo colectarcerca de ochenta mil especímenes deplantas, muchas nuevas para la ciencia, entreinta y cinco países tropicales estudiados yvisitados. Su corta vida le alcanzó para darconferencias, cursos y talleres, dirigir tesis yescribir doscientos ocho libros y artículos.Su obra prodigiosa fue la Guía decampo de las familias y géneros de plantas leñosasdel noroeste de América del Sur que mostrócómo identificar las plantas con la corteza, elolor y las hojas y no con la flor o el fruto, queno siempre están presentes.De Gentry es la afirmación certera“las selvas del Pacífico colombiano y en especiallas de Chocó contienen la proporciónmás elevada de endemismo específico detodo el continente”. Atribuye al aislamientogeográfico la peculiaridad de esta selva,y halló que la riqueza en especies vegetalesen comunidad se aumenta directamente porla precipitación en la zona. Descripción queda justo significado a la botánica del Pacíficocolombiano.∙ 96 ∙


AQUI VADESPLEGADOBEJUCOS


El oráculo delPacíficoecían que mirar a Gorgona a los ojos dejaba petrificada a la gente. Y no setrata aquí del mito griego. En las aguas del Pacífico colombiano, desde lasembarcaciones de carga que los traían, algunos reos considerados peligrosospor la justicia colombiana avistaban con terror el perfil de Gorgona, la Isla Maldita,donde padecerían el encierro entre la niebla y la bruma, acosados por una masa verdey agreste con su cúmulo de criaturas salvajes, sometidos a un clima tórrido e impredecible,anegado por lluvias pertinaces.Veinticuatro años de prisión para los hombres -y de presión sobre el medioambiente-, arriesgaron la estabilidad natural de la isla Gorgona: más de dos décadas,las veinticuatro horas del día, los reos mantuvieron encendidoel fuego en un fogón de leña alimentado con maderas de la Devastada casi hasta el exterminio, Gorgonaisla. Más del setenta por ciento del bosque fue deforestado. trata de volver a ser la Isla ciencia y elDesde la clausura del penal en 1984, la selva ha reclamado lo santuario más importante del territoriosuyo: ahora el bosque tropical, rico en árboles jóvenes, hongos,helechos y hojarasca en descomposición, cubre el ochen-marino colombianota y cinco por ciento del territorio. La flora y la fauna han recuperado su libertad.Conocida por la comunidad científica como Isla ciencia, Gorgona es un oráculo,un templo natural, como las islas Galápagos o Borneo, donde es posible buscar respuestassobre el proceso de evolución de las especies, la configuración continentalininterrumpida desde la fractura de Pangea, la interacción de los organismos… o lamisma naturaleza humana.Como las míticas hermanas gorgonas -Medusa, Esteno y Euríale-, este dominiode ultramar está constituido por tres islas: Gorgona, Gorgonilla y Malpelo. Las dos pri-∙ 98 ∙


GorgonaIsla de Gorgona-Árbol sobre ruinas de la prisión∙ 99 ∙


Vegetación a borde del PacíficoDoselTecho vegetalmeras son volcánicas, hijas de la actividad sísmica en las dorsales oceánicas.La tercera es la única isla de carácter oceánico en Colombia: la aleta deuna cordillera submarina que asoma sobre el oleaje en alta mar. El grupoinsular es parte del llamado Corredor Marino de Conservación del PacíficoOriental Tropical, conformado por una cadena orográfica dondetambién están el archipiélago de Galápagos, la isla de Coiba, en Panamá,y la isla del Coco, en Costa Rica.La reverdecida Gorgona, cuyas entrañas son negras por las rocasvolcánicas que la forman, es la más amplia del conjunto insular, conveintiseis kilómetros cuadrados de superficie terrestre y 61.687 de áreamarina. En su perímetro sobresalen tres islotes, de los cuales El Viudoes el de mayor dimensión. Antes del terremoto de 1980 la marea bajadespejaba el paso de Tasca y los visitantes cruzaban a pie entre Gorgonay Gorgonilla, saltando de peñasco en peñasco de los que emergían de lasaguas. Por el hundimiento del suelo marino, ahora es imposible hacerlo.Vista desde el cielo, la isla mayor es el boceto de una ballena yubartacon varias jorobas -los cerros La Trinidad, Los Micos, La Esperanzay El Mirador-, que parece respirar por los vertederos naturales de sudorso como los cetáceos expulsan agua por sus espiráculos. Las fuentesde agua dulce y la separación del continente por una depresión subacuáticade doscientos setenta metros de profundidad son factores quepropician en la isla el desarrollo de una biodiversidad propia.En sus ecosistemas de arrecifes coralinos y bosque húmedo tropical,incluidos dentro de un sistema marino y otro insular respectivamente, se reproducencerca de 510 especies de plantas superiores y de helechos, ademásde 89 de briófitos (musgos y hepáticas). La vegetación selvática presenta161 especies, distribuidas en 104 géneros, de las cuales 17 son endémicas.Entre las especies vegetales de la isla se destacan el machare (Symphoniaglobulifera); la pacora o pácora (Cespedesia spathulata); el roble, conocido∙ 100 ∙


Gorgonaasí en el Pacífico, pero como macano en otras regionesdel país (Terminalia amazonia); el tángare (también sele dice tangaré) o güino (Carapa guianensis), además delbotoncillo, el yarumo (Cecropia sp.) y el aguacatillo (Caryodaphnopsistheobromifolia). Es curiosa la presencia delPodocarpus guatemalensis, una conífera nativa de la familiaPodocarpácea a la que pertenecen los conocidos pinoscolombianos y que en la región de Tumaco se conocecomo ají, poblador habitual de tierras continentales.En estos suelos insulares se han identificado cuarentafamilias botánicas. Las áreas verdes comprendenvegetación intervenida (ruderal) y natural, con zonasde cultivos como los cocotales (Cocos nucifera) y algunosfrutales como la Psidium guajava o guayaba, laCitrus medica o cidra o limón, y la Persea americana oaguacate. También plantas ornamentales de jardinería,y un bosquecillo secundario cerca de la playa. Parte deestas plantas es utilizada para remedios caseros, la industriafarmacéutica y la alimentación; otras son transformadasen artesanías, venenos o medicinas.A treinta y cinco kilómetros de las costas del departamentodel Cauca, y perteneciente al municipiode Guapi, este territorio misterioso ha sido esquivo alcontacto humano: no solo es una zona de alto riesgosísmico, sino que permanece expuesto a los efectos delfenómeno de El Niño y a rudos procesos de erosióny sedimentación. Después del Chocó, Gorgona es elsitio donde más llueve en el mundo: entre mayo y octubreel pico de precipitaciones es intenso y sus veinticincofuentes naturales de agua dulce, pura y cristalina,se triplican en número y en caudal. Sus dos lagunas,Tunapurí y Ayantuna, son hábitat de una poblaciónendémica de babillas (Caiman crocodilus chiapasius).Vestigios arqueológicos que datan del año 1.300a. C. demuestran que Gorgona fue poblada por comunidadesprecolombinas expertas en navegación y pesca.Antes de los exploradores europeos fue habitada por latribu Sindagua, proveniente de tierras que hoy pertenecena Nariño y Cauca.En 1524, camino al sur, Diego de Almagro desembarcóen la isla y la llamó San Felipe. Tres años mástarde, huyendo de los nativos de la rada de Tumaco,el conquistador Francisco Pizarro arribó con más decien hombres. Después de siete meses a la esperade un cargamento de provisiones que vendría de Panamá,el capitán español fue notificado del fin de suexpedición. Solo doce marineros permanecieron a sulado; el resto lo abandonó o murieron por la picadurade víboras venenosas, ancestrales anfitrionas de la isla.Pizarro rebautizó el lugar, inspirado en el trío de figurasmonstruosas de la mitología griega: las gorgonas.Una de ellas, Medusa, tenía la cabellera compuestapor serpientes.Desde entonces, su posición estratégica convirtió ala isla en estación de abastecimiento para los barcos quenavegaban entre Panamá y el antiguo imperio Inca. Durantelos siglos xvii y xviii fue refugio de piratas y bucanerosingleses al acecho de barcos españoles. El capitánBartholomew Sharp, terror de losmarinos del sur, reparaba sus navíosen Gorgona por la calidad de la maderade sus bosques.Este paraíso inhóspito, de playasblancas y arenosas al este y soberbiosacantilados azotados por lasolas en la costa opuesta, fue finca derecreo del sargento mayor FedericoD’Croz. En la década de 1820 SimónBolívar se la concedió como reconocimientoa su labor en la campañalibertadora. Los descendientes delmilitar vendieron parte a la familiaPayán. En 1899 la guerra de los Mil Bastoncillos de helechosDías arrasó con la población local. Gleichenia sp.En el siglo xx, ya casi desolada,Gorgona comenzó a ser considerada oráculo de lanaturaleza: en 1924 sus bosques fueron explorados porla Expedición Saint George a los mares del sur, a cargodel zoólogo y etnógrafo inglés James Hornell, quiendescubrió aquí petroglifos y materiales arqueológicos.En 1959, el general Rojas Pinilla gestionó los derechospara que el Estado estableciera aquí la primera islaprisión del país, y Alberto Lleras Camargo decretó suconstrucción. La cárcel de Gorgona fue construida alcostado oriental de la isla, emulando los planos de uncampo de concentración nazi.Según lo explica Néstor López, historiador dela Universidad Nacional de Colombia, este presidio∙ 101 ∙


Vegetación en la antigua cárcelobedeció a una estrategia política en un momento excepcionalde violencia intestina: “El gobierno reconstructordel Frente Nacional optó por crear una legislaciónde emergencia para aliviar la situación y generarconfianza ante la opinión pública […] En este instantecrucial germinó la isla prisión de Gorgona, concebidacomo un paliativo para detener la violencia y encerrarallí a quienes, a pesar de la implantación de un nuevorégimen salvador, continuaran delinquiendo”.Maldito este lugar… maldito sea.Aquí solo se respira la tristeza.Aquí se bebe el cáliz más amargoque nos brinda el dolor y la pobreza.Aquí la vida no tiene primavera.Aquí el alma no tiene sensaciones.Aquí el amor no tiene compañeray pierde el corazón las ilusionesreza el poema escrito por un reo de la isla prisiónque encerraba a los delincuentes más peligrosos.A los presos con buen comportamiento se les dejabasalir de las celdas para apreciar el paraíso natural;no obstante, implicaba quince horas de trabajo bajo elsol, a temperaturas superiores a los veintiocho gradoscentígrados, dedicados a la cogida de cocos, la tala deárboles para el fogón de leña y la cacería.Frente al mar caprichoso, en un instante sereno,azul o verde claro, y al otro grisáceo, melancólico ypicado, los más afortunados eran testigos del apareamientode las ballenas yubartas o jorobadas (Megapteranovaeangliae) que entre junio y noviembre nadan ochomil kilómetros desde la Antártida hasta estas aguas.A partir de 1965 la isla sirvió para descongestionarlas hacinadas prisiones continentales. El penalfuncionó hasta 1984.Desde que en 1985 fue declarada parque nacionalnatural, la isla parece aún más prístina. Gorgona albergados de los arrecifes coralinos más desarrollados ydiversos del Pacífico oriental tropical, y el más grandedel Pacífico colombiano.A lo largo de la historia han sido descubiertos oráculosnaturales al servicio de la ciencia: exuberancia quedoma la soberbia del hombre; santuarios de flora y faunaque nos remiten al origen. Las serpientes que aterrorizarona los peones de Pizarro, guardianas del penal, honranel mito: protegieron el lugar sagrado, el laberinto queconduce a la incógnita, nuestro principio fundamental.En Gorgona ha vuelto a imperar la lírica de lanaturaleza: Bendito este lugar… bendito sea.∙ 102 ∙


GorgonaEn letra cursivaLa biodiversidad insular de Gorgona no se restringe a aquellas especies nativas de laisla, sino que se encuentra sumamente modificada por la cantidad de especies introducidaspor diferentes medios, por expediciones, cultivos y hasta el océano mismo,capaz de transportar frutas flotantes, como los cocos (Cocos nucifera) que navegan poraños en el mar sin que se afecte la germinación de su semilla y que hacen parte de lasarecáceas o palmas. Pero estos no son los únicos frutos que han llegado y se cultivanen la isla. Se cultivan mirtáceas como las guayabas (Psidium guajava); se siembranfrutos ácidos o rutáceas, apetecidos para calmar la sed, como la cidra o limón (Citrusmedica), de donde se extrae un jugo con diferentes usos terapéuticos. También se hanencontrado cultivos de aguacate (Persea americana), que hace parte de las lauráceas.Además de los frutos que se encuentran en Gorgona, la isla se ha caracterizado porla gran variedad de especies maderables que se han desarrollado en ella. Como es elcaso de otra laurácea, el aguacatillo (Caryodaphnopsis theobromifolia), que a pesar deestar en riesgo de extinción dados los pocos individuos que hoy en día sobreviven. Deesta laurácea solo hay registros en Colombia y Ecuador, y el único en Colombia esel de Gorgona. Este género reviste importancia porque fue registrado originalmenteen Asia, y por tanto presenta una marcada disyunción geográfica entre el sudesteasiático y la América tropical. Por su utilidad maderable también se aprecian el tangaréo güino (Carapa guianensis) que pertenece a las meliáceas, y el yarumo (Cecropiasp.) de las urticáceas. Así como el curichí o macano,denominado también roble en el Pacífico colombiano(Terminalia amazonia) que integra la familia de lascombretáceas. Además se ha registrado una conífera,la Podocarpus guatemalensis, que a pesar de no ser muycomún en zonas insulares, es sumamente apreciada enconstrucción: el pino colombiano.En Gorgona se encuentra el machare (Symphoniaglobulifera) una clusiácea, que no solo hace partede la cantidad de especies maderables de la isla, sinoque además es utilizado como analgésico. En el áreamedicinal existen aquí algunas asteráceas, familia botánicaque ha tenido la habilidad de distribuirse portodo el continente, especialmente por su método dedispersión por aire, lo que la ha convertido en una delas más cosmopolitas del mundo. En la isla Gorgona,se hace uso del género Acmella, gracias a sus propiedadesanalgésicas.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosArecáceas Cocos nucifera Coco Alimento, alto contenido nutricional. Sushojas se usan en artesaníasAsteráceas Acmella sp. Botoncillo Medicinal como analgésicoClusiáceas Symphonia globulifera Machare En construcción y como analgésicoCombretáceas Terminalia amazonia Roble, curichí, macano Madera apreciada en construcciónLauráceas Caryodaphnopsis theobromifolia Aguacatillo o caoba Madera para postes y cercasLauráceas Persea americana Aguacate Alimento, apreciado en culinariaMeliáceas Carapa guianensis Tangaré, güino Maderable y como aceite vegetalMirtáceas Psidium guajava Guayaba Alimento, fruto con alta cantidad de vitaminasOcnáceas Cespedesia spathulata Pacora, pacó Madera apreciada en carpinteríaPodocarpáceas Podocarpus guatemalensis Ají Madera apreciada en construcciónRutáceas Citrus medica Cidra, limón Preparación de jugos y aceite empleado confines terapéuticosUrticáceas Cecropia sp. Yarumo Madera apreciada en arquitectura∙ 103 ∙


SelaginellaSelaginella sp.¿Alguien lograría escapar?Naturaleza domesticadoraEl mundo siempre ha temido a las islas prisión, no solo por sulejanía de la franja continental sino porque suelen levantarseen territorios salvajes. Las islas de castigo surgieron en estaslatitudes en el siglo xv, producto residual del hambre colonizadorade españoles y portugueses. No obstante, el Imperiobritánico se encargó de perfeccionarlas de forma sistemática,expansiva: en los siglos xvii y xviii Inglaterra institucionalizóla deportación de delincuentes hacia Nueva Gales del Sur.Así colonizó el territorio de Australia. Las islas prisión másconocidas en la historia han sido Alcatraz, en San Francisco(Estados Unidos) y la isla Robben, en Sudáfrica. La primera,reclusorio de Al Capone, ahora es parque nacional; la segunda,de Nelson Mandela, fue declarada patrimonio de la humanidadpor la Unesco.En Suramérica, la isla del Diablo, donde se erigióel penal de Cayena (Guayana Francesa), es célebre por sutopografía, su fauna y su selva tropical impenetrable. Esta islainspiró novelas como Papillon, de Henri Charrière, y Guillotinaseca, de René Belbenoit.Gorgona no fue la primera cárcel insular de Colombia.En el siglo xix, los indígenas wayúu capturados por contrabandoen la Guajira eran enviados a una isla cerca de Tumaco.Cuando en 1959 Alberto Lleras Camargo autorizó la construcciónde un penal de máxima seguridad, se eligió a Gorgona porsu cercanía con Buenaventura —para facilitar el transporte— y,sobre todo, por la abundancia de madera para la construcción…y de tiburones, como refuerzo policial.Al fugitivo que superaba la vigilante sevicia de los guardianeslo esperaban las trampas de la vegetación y la fauna insular. Y,si acaso sobrevivía, quedaba a merced de los tiburones en altamar. Se conserva un registro oficial de veinticinco intentos deescape que se entremezclan con un par de narraciones de fugasexitosas. Dicen que sólo un reo logró huir, Eduardo MuñetónTamayo, el “Papillón colombiano”, quien fue recapturado.Otros sostienen que el fugitivo fue Daniel Camargo Barbosa,“el sádico colombiano”, que también regresó a la isla prisión.De boca en boca circula la leyenda de los hermanos Marín:desaparecieron de sus celdas, jamás se volvió a saber de ellos.Una versión de la historia asegura que escaparon para siempre.La más confiable, que se los tragó la selva. Lo único cierto esque la cárcel Gorgona ha sido leyenda desde su concepción: susmuros fueron erigidos sobre un relato entre fantástico y real,concebido para ejercer control social, como un instrumento deterror del Estado.Fruto del peinemonoApeiba membranacea∙ 104 ∙


GorgonaLa norma verdePacó con hojas juvenilesCespedesia spathulataLa exuberancia de este parque nacional natural compromete 61.687 hectáreas, de lascuales 1.568 corresponden al territorio integrado por la isla Gorgona, el islote Gorgonillay otros tres de menor tamaño. El 97,45 por ciento del área total lo constituyela superficie marina. En 1984 Gorgona dio luz verde al paso de turistas y científicos,quienes pueden acceder a sus playas y rutas ecológicas, además de a la observaciónde aves, buceo y baños de agua dulce en veinticinco fuentes naturales. Aunque buenaparte de la isla permanece virgen, algunos sectores transitables han sido bloqueadospara evitar el impacto ecológico que puede ocasionar la presencia humana. Losvisitantes están sometidos a una serie de normas para preservar el entorno: la caceríay la pesca están totalmente prohibidas en las áreas protegidas. Tampoco es posibleextraer ejemplares de especies nativas, ni recoger conchas, piedras o material vegetal.No se permite la música a alto volumen y el consumo de alcohol está prohibido.Entre 1984 y 2004 la isla alojó a funcionarios del parque y diversosviajeros. En 2007 el gobierno nacional entregó en concesión el turismo delterritorio a una empresa privada. Desde entonces la relación de los operadoresturísticos con Parques Nacionales es tensa: el proyecto comercial no ha logradouna articulación satisfactoria con la voluntad de conservación de la isla, declaradapor la Unesco patrimonio de la humanidad.Esperanzas perdidas¡Oh, vosotros los que entráis, dejad toda esperanza!. La sentencia lapidaria quepreside El Infierno de Dante aún puede leerse en las ruinas del penal Gorgona.Así se daba la bienvenida al condenado.Los fantasmas a quienes muchos atribuyen el estruendo metálico que sueleoírse en cercanías de la prisión son en realidad monos carablanca que saltanen la selva húmeda hasta conquistar las estructuras del viejo edificio, devoradopor la vegetación.La leyenda de la isla, sembrada por la atemorizada cuadrilla de FranciscoPizarro, demoró en echar raíces. Fue en 1960, con la construcción del penal,cuando la ficción floreció entre el paisaje fértil y amenazador. Cuentan queGorgona era vigilada por guardias provenientes de otras prisiones del interiordel país, castigados por su mal proceder. Con visible temor todavía se habla dela inclemencia de sus directores, como el tristemente célebre “Doctor Mortis”.Entre ramas, troncos y raíces extravagantes asoman los vestigios del quirófanodel doctor Bernardo Ocejo, quien practicaba amputaciones y cirugías decabeza con serrucho y cuchillo; el mismo que enfrentó una epidemia de enfermedadesvenéreas producto del tráfico de prostitutas, con la anuencia de lasautoridades. En Colombia no existía la pena de muerte… sino la isla Gorgona.Comedor de la antigua prisión∙ 105 ∙


La serraníade Los Saltosace mucho rato que las ballenas jorobadas se perdieron mar adentro consus ballenatos. El sol ha empezado a crecer, convertido en una naranjaradiante a medida que la tarde se va hundiendo en las aguas del Pacífico. Unfestival de luces se refleja en el horizonte del mar y llega a la costa como piedrasaltarina lanzada por el sol para destellar en el follaje verde de la selva que baja amirarse curiosa en el espejo de cobalto del océano. En este rincón de Colombia,la manigua, fresca y húmeda, parece estar saliendo del agua, a punto de sacudirsu cabellera de plantas como si fuera una sirena gigantesca. Y es cierto, porqueestas estribaciones, con sus acantilados de rocas volcánicas,viejas lavas endurecidas y oscuras vestidas de verde, Bañada en sus costados por ríos y por elapenas si han salido del abismo, como consecuencia del océano, este accidente montañoso es clave enlevantamiento de la corteza que se produce por el choque el Pacífico. Baudó es tan larga que algunos lade las placas tectónicas que persisten en seguir agregando consideran la cuarta cordilleramontañas a los Andes.La serranía del Baudó o de Los Saltos, como las ballenas jorobadas, pareceque saliera a la superficie para mostrar su morro de roca. Es tan nueva, en la escaladel tiempo geológico, que los miles de riachuelos que bajan hacia el mar lohacen dando saltos entre las peñas de las duras rocas basálticas, que se resisten ala erosión, aunque ya hayan perdido la batalla con las plantas, las únicas capacesde hincar sus raíces en ellas y arrebatarles sus minerales para convertirlos en estederroche de hojas de todas las formas, en tallos llenos de secretos medicinales, encortezas de todas las texturas, en frutos de sabores imposibles y en flores que másparecen mariposas hechas de pétalos, con su infinidad de colores y formas, como∙ 106 ∙


BaudóHoja de yarumo o guarumoCecropia sp.Hoja esqueletizada∙ 107 ∙


Pacó florecidoCespedesia spathulataCeibaCeiba pentandrasi la naturaleza estuviera jugando con la celulosa y sus cientos demiles de posibilidades.Esta tarde, mientras la lancha regresa a la playa de arena, incrustadaentre dos contrafuertes de ásperas rocas volcánicas, la lluviaha dado una tregua que se sabe que será muy corta. En la noche, laselva se llenará de ruidos que luego serán dominados por el de lalluvia, cuando, seguramente, un torrencial aguacero vaciará las nubesque se formarán a la velocidad de los vientos alisios de amboshemisferios, venidos aquí, como las ballenas, a aparearse en la llamadaConcavidad Ecuatorial, una de las zonas de más baja presión atmosféricade la Tierra. Este cinturón de convergencia intertropical, formadosobre la región del Chocó y el Darién, es la zona más lluviosa del planeta,con registros que pueden llegar hasta los doce mil quinientos milímetrosde lluvia al año en el llamado “cielo roto”, un paraje cerca deTutunendo, al sur de la serranía del Baudó, donde el Diluvio Universalparece que no se hubiera acabado. Con este clima de alta precipitación∙ 108 ∙


Baudóy humedad, con una temperatura de veintisiete gradoscentígrados en promedio, no sorprende que los botánicoshayan podido catalogar, solo hasta ahora, cercade dos mil ochocientas especies de plantas, entre superiorese inferiores, lo que deja a la zona como la reinade la biodiversidad en el mundo y refugio de cientosde especies de animales que llenarían varios álbumesde laminitas. Además, durante los períodos de sequíasque afectaron otras regiones vecinas en el pasado geológico,la región preservó una selva superhúmeda quefue el refugio y el lugar donde surgieron nuevas especiesde plantas y animales que luego se expandieronpara repoblar lo que se había perdido en las otras áreas.Este proceso de generación y expansión de la biotase intensificó cuando el juego de las placas tectónicasformó el istmo del Darién y Suramérica se conectócon Centroamérica.Debido a este aislamiento en el Pleistoceno,esta isla de selva higrofítica se enriqueció con unaflora con un alto índice de endemismo, así algunasde ellas se hayan esparcido hacia otras regiones e,incluso, a otros países. Se pueden mencionar susportentosos nombres en latín: Anthurium vallense,Aphelandra garciae, Tabernaemontana columbiensis,Clibadium eggersii, Clibadium pittieri, Hebecliniumgentryi, Anemopaegma santaritense, Schlegelia darienensisy Conostegia cuatrecasasii. Estas plantas compitenpor la luz bajo un dosel que se eleva hastacuarenta metros de altura, junto con muchas otrasmaravillas hasta formar una legión que comprende85 aráceas, 82 ericáceas, 78 orchidáceas, 76 solanáceas,64 poáceas, 63 bignoniáceas, 60 ciperáceas, 60arecáceas, 58 euphorbiáceas, 58 moráceas, 54 bromeliáceas,54 acantáceas, 43 apocináceas, 39 anonáceasy 37 verbenáceas. Entre ellas podemos pescar variasconocidas que nadan en esas palabras de aristocráticoorigen científico, pero que, a la hora de las cercaníasmientras se camina por entre la selva, ahoraque hemos dejado la lancha y nos adentramos porun sendero que bordea un riachuelo de ensueño, senos presentan como abarco, abrojo, aceite maría,aguanoso, aserrín, bijo o costillo, caimito, chachajoo comino, ceiba, fresno (que se da con más frecuenciahacia los Andes) níspero, oquendo, caracolí, gua-yacán, carbonero, comino, cohíba, jigua, higuerón,matón, palma milpesos, palma de chontaduro, iraca,pacó, borojó, mangle, sande negro, zancaraña ycaoba. Algunas de estas plantas poseen hermanas oparientes cercanos en los valles interandinos y hastaen la ahora lejana selva amazónica, de la que algunavez formaron parte.Este corto recorrido por el sendero que se pierdeen la espesura, abarca apenas un corto trecho dela llanura costera, uno de los tantos ecosistemas quese han formado en la región. El riachuelo es un canalde las mareas y se mezclan en él el agua dulce yla salada. La especie dominante es la Mora oleifera,un gran árbol de madera nobleque se conoce como nato o manglenato y que se usa para fabricarcuellos de guitarras. Del otrolado de la serranía, donde los ríosque bajan al Atrato lo hacen porpendientes más suaves y largas,la materia orgánica se acumulaen la llanura aluvial debido a lasinundaciones periódicas. Si siguiéramossubiendo por las estribacionesde la serranía del Baudó,llegaríamos a los bosques de colinasbajas, unos de los más ricosen biodiversidad, con ejemplaresde árboles gigantes, los reyes del Cañagriadosel, que incluyen miembros de Costus sp.las fabáceas, como el nato; lassapotáceas, como el rico zapote; las miristicáceas,como los otobos, con sus nueces, como la moscada;las arecáceas o palmas, y las malváceas, como algunasceibas, cuyos troncos como botellas regordetasnos recuerdan que son primas del baobab.Algunas de estas plantas todavía llegan más arriba,a los bosques de colinas altas, donde conviven conanacardiáceas, como el mango, y con diversas euphorbiáceas,constituidas por multitud de especies, que vandesde el caucho (Hevea brasiliensis), hasta la yuca omandioca, por mencionar solo las más representativas.La serranía del Baudó, tan inmensa cuando se miradesde la escala humana, comprende una zona pequeña∙ 109 ∙


Musgo con humedadcomparada con otras selvas del mundo; de ahí que surelevancia y fragilidad deban ser tenidas en cuenta a lahora de preservarla. Desde tiempos inmemoriales, el serhumano ha pasado y vivido por allí. Al formarse elpuente continental del Darién, poblaciones venidas delnorte se esparcieron por Suramérica. Algunos gruposque se aposentaron en la zona y otros se fueron y volvieron,como parecen probarlo, según algunos investigadores,aspectos comunes que comparten los actualesindígenas emberas, waunanas y noanamas con ciertasculturas de la selva del Amazonas. Los noanamas, en sulenguaje hecho de naturaleza, bautizaron Baudó al ríoque le da el nombre a la serranía, palabra que traduce ríode ir y venir, debido al reflujo que producen las mareasdel océano y que alcanza hasta cuatro metros de alturacuando el mar, nostálgico, quiere asomarse al interiordel continente que alguna vez tuvo sumergido. Con lallegada de los españoles hace quinientos veintidós años,se inició un nuevo período de poblamiento, principalmentecon asentamientos de esclavos africanos llevadosallí para explotar los colosales recursos auríferos de lazona. Y el proceso no ha parado, porque la región dela serranía del Baudó y el Chocó entero siguen siendouna fuente de riqueza que sale y no se queda, obtenidade sus aluviones ricos en metales preciosos, sus selvasllenas de maderas nobles y raras, sus frutos y plantasmedicinales, de las que casi nada se conoce y poco seaprovecha. Cada planta guarda en su savia, en sus hojas,en sus tallos y raíces, en sus flores, frutos y semillas,maravillas con las que la evolución las ha dotado, conlas que ha superado los obstáculos para sobrevivir enmedio de tan agreste biodiversidad. Y al final de este recorridopor la selva de la serranía del Baudó, iniciado enuna pequeña playa arenosa incrustada entre filosas rocasvolcánicas y terminado a 1.850 metros sobre el nivel delmar, en el alto del Buey, es imposible no hacernos estapregunta: ¿cómo hacer para preservar y aprovechar almismo tiempo este paraíso que nos fue concedido sinconvertirlo en un desierto, en un lugar para la violenciay la ambición humanas?∙ 110 ∙


BaudóEn letra cursivaA pesar de la altura sobresaliente de la serranía del Baudó, o de Los Saltos como se ledenomina en Panamá, la temperatura registrada puede superar los veintisiete gradoscentígrados, la pluviosidad puede ser mayor a los nueve mil milímetros al año y lahumedad de las más altas del país. Estos factores han determinado la adaptación delas diferentes especies que habitan la serranía. Sin embargo, aunque se creería que noson muchas las familias botánicas que podrían adaptarse a un clima tan intenso, lavariedad del rango taxonómico es sumamente alto. Muchas de las especies registradasson apreciadas por sus diferentes utilidades.Valorado por su madera para construcción se encuentra el guayacán o roble,(Tabebuia rosea) una bignoniácea que también ostenta una belleza ornamental. Enel área se utilizan algunos árboles de fabáceas o leguminosas, como el mangle nato(Mora oleifera). Además se hace uso de algunas arecáceas o palmas, como la llamadamilpesos (Oenocarpus bataua) que al igual que la mayoría de palmas, presta sushojas para la elaboración de diferentes artesanías. Otra de las especies utilizadasen construcción es el caracolí o aspavé (Anacardium excelsum) el cual hace parte delas anacardiáceas.El cauchillo u oquendo (Brosimum guianense), apreciado también para construcción,hace parte de las moráceas como también el sande o sande negro (Brosimumutile) que además de ser apreciado por su madera, es reconocido en medicinapor sus propiedades antiinflamatorias. La ceiba o bonga (Ceiba sp.) de las malváceas,produce una madera de calidad y se utiliza también enmedicina como diurético o astringente. Una miristicáceael cuángare u otobo (Otoba sp.) se emplea contralos dolores de cabeza. Así mismo hay bixáceas, como elbijo o achiote, que además de utilizarse como tinte, esapreciado como farmacéutico natural.Aparte de las especies apreciadas en carpinteríay en medicina, en la serranía del Baudó o de LosSaltos también se puede encontrar una gran variedadde frutos. Entre los más representativos y reconocidospopularmente se encuentra el mango (Mangiferaindica) una de las especies más características de lasanacardiáceas, de las que también hace parte el caracolío aspavé. Entre los frutos populares de la regiónexiste el zapote (Matisia cordata) el cual, al igual que laceiba, se clasifica dentro de las malváceas. Por últimopodemos mencionar el tamarindo denominado comoabrojo en la región (Dialium guianense) que como elmangle nato, pertenece a las fabáceas o leguminosas.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosAnacardiáceas Mangifera indica Mango, manga Alimento; fruto de alto valor nutricionalArecáceas Oenocarpus bataua Milpesos, palma milpesos Madera para construcción y hojas para artesaníasBignoniáceas Tabebuia rosea Guayacán, ocobo, roble Madera para construcción y se siembracomo ornamentalBixáceas Bixa orellana Bijo, achoite Tinte; utilizado en medicina naturalEuforbiáceas Manihot esculenta Mandioca, yuca AlimentoFabáceas Dialium guianense Abrojo, tamarindo En culinaria y maderaFabáceas Mora oleifera Mangle nato Elaboración de instrumentos musicales; construcciónMalváceas Ceiba pentandra sp. Ceiba, bonga En carpintería; en medicina como diurético o astringenteMalváceas Matisia cordata Zapote AlimentoMiristicáceas Otoba sp. Cuángare, otobo Medicinal, para tratar el dolor de cabezaMoráceas Brosimum utile Sande, sande negro Medicinal para inflamaciones; maderapara construcciónMoráceas Brosimum guianense Oquendo, cauchillo Maderable∙ 111 ∙


ZamiaZamia pyrophylaBaudó, parte a parteEntre ríos y océanoLa serranía del Baudó, en su parte emergida, empieza en labahía de Buenaventura y luego se va elevando hasta alcanzarla máxima altura en el alto del Buey, con 1.850 metros sobre elnivel del mar. Limita al occidente con el océano Pacífico, conlos deltas y zonas pantanosas en las desembocaduras de losríos San Juan y Baudó, para luego seguir al norte casi pegada alocéano, con bahías y playas de arena, guijarros o piedras, entreacantilados de roca volcánica por donde se despeñan infinidadde riachuelos, lo que da pie a su nombre de serranía de LosSaltos. Por la parte sur limita primero al oriente con el ríoSan Juan, que nace en Risaralda, en la cordillera Occidental,de donde se descuelga para formar su valle hacia el sureste,rumbo al Pacífico.Unas colinas en Istmina separan el joven valle delSan Juan de un afluente del Atrato. La frontera oriental de laserranía da contra este último río, que baja del cerro Plateado,en los farallones del Citará, y que luego tuerce al norte, en lapoblación de Lloró, rumbo al golfo de Urabá. El río Baudó,que nace en la parte central de la serranía, es un hijo que leregala un corto valle tupido de selva. Al norte esta llega hasta lafrontera con Panamá y se junta con los cerros de Quía, que launen con la serranía del Darién.Para el profano, la serranía del Baudó podría parecer una zonabiogeográfica muy uniforme, pero no es así. Los expertosla dividen en seis distritos: Juradó-Cupica, que va del golfode San Miguel hasta Bahía Cupica, con 806 especies deplantas, 172 de mamíferos, 301 de aves, 25 de reptiles y 26 deanfibios. Bahía Solano-Tribugá, que va desde Bahía Cupicahasta la margen derecha del río Baudó, pasando por BahíaSolano, el golfo de Tribugá y cabo Marzo, con 1.077 especiesde plantas, 157 de mamíferos, 303 de aves, 68 de reptiles, 42de anfibios y 120 de peces. Baudó, que comprende la partealta de la serranía del Baudó, la mejor conservada y menosestudiada por sus condiciones topográficas y por su cubiertade selvas higrofíticas nubladas, con reportes hasta ahora de115 especies de mamíferos, 242 de aves, 55 de reptiles y 11 deanfibios. Curvaradó-Río León, que está en la margen derechadel Atrato, desde su delta y la costa de bahía Colombia enUrabá, hasta la cuenca del río Curvaradó, compuesto porselvas inundadas, con registros de 512 especies de plantas,181 de mamíferos, 312 de aves, 105 de reptiles y 98 de peces.Comingodó-Upurdú-Bojayá, formado por los valles de los ríosTruandó y Nercua, junto a los de los ríos Upurdú, Opogadó yNapipí, hasta llegar a la margen izquierda del río Bojayá, conselvas higrofíticas nubladas, con 1.224 especies de plantas, 63de reptiles, 100 de peces, 167 de mamíferos, 369 de aves y 11 deanfibios. Alto Atrato-San Juan, en la parte alta del valle delAtrato y todo el valle del río San Juan, con 1.101 especies deplantas, 129 de reptiles, 169 de mamíferos, 294 de aves, 80 deanfibios y 185 de peces.∙ 112 ∙


BaudóUn lenguaje de palabras agudasEn el Pacífico colombiano, en la región del Chocó y suzona de influencia cultural, los ríos, los valles, los pueblos,los caseríos, los cerros, las bahías, las frutas, las plantas y,seguramente, hasta algunos animales se llaman con palabrasagudas, como aguda es la situación social y de extremapobreza en la que esta región ha vivido desde su descubrimientoy conquista por los españoles. Casi todo terminaen o, en a o en i, aunque la sílaba que reina es do, que se haempezado a usar para crear nuevas palabras que no dejanduda de dónde vienen, como Domingodó, que es un río. Sepodría hacer una canción, una rima para una ronda infantilcon estas palabras sonoras como pocas: Chocó, Quibdó,Juradó, Baudó, Tadó, Bagadó, Chigorodó, Opogodó, Quiparendó,Samurindó, Bebedó, Virudó, Apartadó, Iró, Munguidó,Comingodó, Truandó, Tundó, Curvaradó, Docampadó,Domingodó, Lloró, Mistrató, Murindó, Borojó.Y con a: Tribugá, Jurubidá, Bojayá, Nabugá, Neguá,Tatamá, Sautatá, Torrá, Bebará, Urabá, Togoromá,Pichimá, Pilizá.Y con i: Nuquí, Acandí, Arusí, Panguí, Salaquí, Coquí,Sipí, Napipí, Murrí, Cucurrupí, y otras muchas que seescapan del registro, pero que andan de boca en boca entrepueblos, caseríos y playas; entre cerros, valles y mercados defrutas exóticas.Palma quitasolMauritiella macrocladaMachareSymphonia globulifera∙ 113 ∙


Hacerpara usaranos, materiales y tradición. La reunión de lo que el Pacífico colombianoentero es, desde el Chocó hasta Nariño, tiene como resultado multicolorlos útiles y adornos que consultan el saber desarrollado de generaciónen generación. Esta región está retratada en sus obras, y ellas son las artesanías.La selva se domestica cuando la trasforman en cada cosa que requieren en lavida cotidiana.Los indígenas y los descendientes de África tienen en común la raíz profundaque sienten con su tierra, con sus productos, con sus materiales y con los miembrosde sus comunidades. Esta fuerte ligazón puede consultar a la vez lo sagrado en suscreencias, tanto como lo mundano en lo que hacen, temen, disfrutan y encaran. Poreso los objetos simbolizan todo esto.Cuando se citan los centros artesanales principales, se recorre de sur a norte lageografía: Ricaurte en Nariño; Guapi, Timbiquí y resguardos indígenas en Cauca;Cali y el bajo San Juan en Valle y Chocó. Los wounaan en el litoral del San Juan;Buenaventura en el Valle; Quibdó e Itsmina en Chocó. Olaya Herrera y Nueva Florestacerca al río Sanquianga, en Nariño. Bugadó, San Isidro, Villacontó y Nuquí enChocó. Tumaco en Nariño, y hasta el golfo de Urabá en Antioquia.Los materiales usados para hacer todo lo que necesitan de la cabeza a los pies,son tan sonoros como los lugares citados: damagua, tetera, güérregue, cabecinegro,chocolatillo, bihao, caña flecha, cestillo, chusco, matamba. Tan diversas como lasplantas y sus tratamientos son los acabados en tejido, tintura y diseño. Eso sí, la cesteríaestá reservada a las mujeres y los niños pero todo el resto se comparte con loshombres, que son tan hábiles con las manos como ellas.∙ 114 ∙


ArtesaníasFibras de rampira o iracaExtraídas de la palma de iraca (Carludovica palmata), con ellas setejen desde sombreros hasta cestas, pulseras y collares. Se cultiva desdeCentroamérica hasta BoliviaCesta de chocolatilloHecha con fibras de esta planta (Ischnosiphon arouma) que seamasa y se cocina para obtener colores. El brillo de las fibras lodan las mujeres al rasparla. Al canasto lo llaman kundúÁnfora de güérregue o wuérreguePara hacer este recipiente, tan denso que cargan agua en él, se utilizanlas fibras de esta palma (Astrocarium standleyanum). La usan en Chocó,Cauca, Nariño y Urabá∙ 115 ∙


Canasta de saleroEl fruto despojado de semillas de este árbol (Lecythis ampla) se usa enla fabricación de recipientes para conservar fresco su contenido. Comosalero es muy común en muchas mesas del PacíficoTocado de rampiraEste sombrero de forma peculiar tiene la característica de poderportar sobre él canastos y objetos pesados. Sus fibras son suaves,firmes y duraderasCanoa de balso teñidaPor tratarse del elemento más usado en su vida cotidiana, la balsa estambién un objeto de decoración. Esta canoa, hecha en balso, está,además, pintadaCanoa de balso y damaguaEstos dos materiales son muy apreciados en artesanía(Ochroma pyramidale y Poulsemia armata) por lalevedad de la primera y por la apariencia algodonosade la segunda∙ 116 ∙


ArtesaníasCucharas de chachajoLa perdurabilidad de esta madera (Aniba perutilis) lahace muy codiciada para artesanías y para muebles.Esta virtud la tiene amenazada de extinciónBanco de carráEste asiento, con espaldar en forma de remo, está hecho en madera de carrá (Huberodendronpatinoi). Un diseño extraordinario por aerodinámico y en un material resistenteFlores de brácteas de cabecinegroEs de las brácteas de esta palma (Manicaria saccifera),que nacen en racimos y que están protegidas por unafibra, que se producen estas artesanías. Para mayoratracción se usan tinturas∙ 117 ∙


Soporte de chontaDe uno de los mismos materialescon los que se elaboran lasmarimbas (Bactris gasipaes), sehacen muchas artesanías. Esta, porejemplo, que sirve de fruteroPulseras de damaguaEsta tela natural, que se encuentradentro de la corteza del damagua(Poulsenia armata), se presta para lucirlos increíbles colores de las tinturas delos artesanos del PacíficoCesta multicolorDe la fibra de iraca que es tan liviana (Carludovica palmata) y de lacual se hacen hasta encurtidos, los artesanos obtienen objetos multiusoscomo esta cesta∙ 118 ∙


ArtesaníasAnillos de taguaDel llamado marfil vegetal (Phytelephasmacrocarpa) son hechos estos anillosmodernistas, para los cuales, además, usancolores fosforescentes. De enorme durabilidadFiguras en oquendoMuy sólida es estamadera (Brosimumguianense) con la queahora se hacen figurasde animales y otrosobjetos. Los mayasla usaban como nuezalimenticia y la bebíancomo el caféLas populares pavas de iracaPor sus intensos colores y por su fibra estossombreros son los favoritos para preservarsedel sol. Tejido suave y muy duradero∙ 119 ∙


Pipas de taguaA estas pipas talladas entagua les dan unas formasque se adaptan a lasdemandas de los mercadosartesanales de distintas partesdel paísMonedero y cartera de cocoDesde luego, el coco (Cocos nucifera) es también empleado para lasartesanías en el Pacífico. Como, por ejemplo, en este juego de artículospara cargar objetos personalesCucharas de oquendoEn Nuquí, en el Chocó, es en donde los artesanos mástrabajan la madera de oquendo para fabricar estosutensilios. Su estética los hace dignos de llevarse a la mesa∙ 120 ∙


ArtesaníasTejedora de paja teteraCon sabiduría se trabaja esta fibra extraída dela paja tetera (Stromanthe jacquinii). Esteras,sombreros, individuales y bolsos se fabrican conella en Nariño y CaucaPulseras de iracaLos colores y las formas son tandiversos como sus artesanos ysus compradoresBanco pensador en cedro güinoEste mueble en madera de cedro güino (Carapa guianensis) está destinado a los momentos deconversación que los indígenas del Pacífico reservan para la caída del sol. Es muy ergonómico∙ 121 ∙


La perlanegrao sabe uno —no sé yo— si aquí en la bahía de Tumaco y en su entornoya fueron separadas las aguas de la tierra o es que todavía los procesos delGénesis no han llegado porque hay tanta agua, tanta, que todo parece anegadoy no es que esté lloviendo porque no está lloviendo en este mediodía de brisa lentay de sol muy tibio.No es eso. No es la lluvia que aquí suele caer mucho pero no tanto como cae en elnorte del Pacífico, en Bahía Solano; o en el Pacífico boscoso de Andagoya o de Lloróque es donde más llueve en todo el mundo; no es la lluvia una de las más prominentesrazones para decir que hay mucha agua en este lugar que es belloy amable, una perla, la perla del Pacífico de Colombia.Bañada por todas las aguas imaginables,Es que hay muchos ríos y muchas quebradas. Y esteros, la región de Tumaco ha vivido y vive debocanas, estuarios, islas e islotes y largos y anchos brazos de la exuberancia de su vegetación. Manglesríos que vienen desde la cordillera de los Andes, incluso del y bosques han construido la historia deGran Macizo Colombiano, y cuando llegan a esta topografía esta bella ensenadaplana se desmelenan buscando el mar y forman unos deltasprodigiosos. El Mira, el Patía, el Sanquianga, el Telembí, son algunos de esos ríos decaudales insólitos. Y otros: Alcabí, Coray, Chaguí, Güiza, Mataje, Mejicano, Nulpe,Pulgandé, Rosario, San Juan y Tablones. Y a esos ríos, súmenle cuarenta y ocho cuerposde agua, trece esteros y cinco bocanas y agréguenle este mar Pacífico que ruge yque los espera a todos, los devora a todos, los acoge a todos.Tumaco es agua por el norte, por el sur, por el oriente, por el occidente y por ellamisma, porque el mar se mete con su corriente por entre esos recovecos que formanlos deltas y alimenta los esteros por los que viajan los pobladores en sus embarca-∙ 122 ∙


TumacoEstero con manglar en las afueras de TumacoVenta de cacao en la carretera a PastoTheobroma cacao∙ 123 ∙


Raíces de mangle piñueloPelliciera rhizophoraeCangrejos en empaque de iracaCarludovica palmataciones, por esa agua que es dulce y que es salada a la vez, donde viven los manglesmás grandes y vigorosos de Suramérica. Manglares largos y anchos, todos cercanosal litoral; manglares que son un entramado de raíces largas como zancos que se sumergenen el lodo en donde viven cangrejos, camarones, pianguas y un montón demoluscos y crustáceos más que sirven al sustento de todos los días.Del mangle se vive tanto como de la pesca y tanto como de las otras maderas,robustas y resistentes, que se dan bosque adentro. Pero me quedo en los manglares paracontar que no solo en sus extremidades se halla una vida abundante de pequeños invertebradosque se volverán comida, que serán platos de la deliciosa gastronomía tumaqueña,sino que del mangle vive mucha ebanistería porque su madera es resistente y demangle se alimentan los fogones, convertido en un carbón vegetal que es fino y duradero.Los mangles, pues, están llenos de virtudes y por eso el peligro que significa sudesaforada extracción, aunque haya, como hay, límites a esa práctica de supervivenciao de negocio: hay una vasta zona de mangles protegida: más de cincuenta mil hectáreasen las que no se pueden tocar puesto que eso equivaldría a atentar contra la vidamisma de este sistema de aguas, de corrientes y de contracorrientes, de bajamar y deplenamar que, además de complejo, es hermoso.Son aguas muchas veces mansas, a veces tormentosas cuando los esteros se encuentrancon el mar, en donde los mangles bordean y delimitan la orilla. Abundan enla periferia de Tumaco el mangle rojo (Rhizophora mangle), el blanco (Lagunculariaracemosa), el mangle piñuelo (Pelliciera rhizophorae) y el mangle negro (Avicennia∙ 124 ∙


TumacoGuandales se llaman. Así se llaman esas asociacionesvegetales que se dan en suelos pantanosos deagua dulce y que en esta región se dividen en tres tipos:sajales, cuangariales y guandal mixto. Sus nombres sedeben a las especies que los configuran, el sajo (Campnospermapanamense); el cuángare (Otoba gracilipes) y elguandal mixto, en el que se encuentran las dos especiesanteriores y además, por el mejoramiento de las condicionesdel drenaje del suelo, se da una mayor diversidadflorística caracterizada por especies como cuña(Swartzia amplifolia), suela (Pterocarpus officinalis),pantano (Hieronyma alchorneoides), pácora (Cespedesiaspathulata), garza, guayacán u ocobo (Tabebuia rosea),marío o aceite maría (Calophyllumlongifolium), machare (Symphoniaglobulifera), chalbiande (Virola reidii),entre otras; además, tambiénse halla una gran diversidad de palmaso arecáceas.Todo esto tiene y de todo estoha vivido Tumaco con sus trescientassesenta mil hectáreas y sus cercade doscientos mil habitantes enesta primera década del siglo xxi.Una población básicamente negraes la que ocupa ahora estas tierrasque en principio fueron habitadaspor los indios tumas, de cuya vidahay testimonio en cerámicas halladascomo tesoros arqueológicos que Anthurium andreanumAnturio rojocuentan en silencio la historia vividapor este lugar. Historias de indígenas que aquí fundaronuna población e historias de conquistadores españolesque merodearon por esta ensenada de paso hacia laquimera del Perú, a donde finalmente llegó FranciscoPizarro en 1529 después de un viaje épico que había comenzadoen Panamá.Tumaco, entonces, ya estaba aquí. Su historia yahabía comenzado con otros nombres, o sin nombres, descrita-la historia- en una leyenda que se origina en elcomienzo de los tiempos. En ese remoto entonces unosenormes peces rojos salieron a recorrer los mares delmundo. Y nadaron. Eran tres grandes pargos, puestos enesas aguas por Yemayá, madre de la vida, para que recogerminans).También hay mangle nato (Mora oleifera) yjelí (Conocarpus erectus), todos los cuales, aparte de extendidos,configuran una diversidad que es parte de lariqueza botánica de este sur del Pacífico de Colombia.Hay más, desde luego. Otras asociaciones comolas del mangle aparecen cuando se va pisando tierramás firme. Una vegetación generosa que da maderas,látex, taninos, cortezas, frutos, hojas, fibras, palmitos, detodo lo cual han disfrutado durante toda su historia lostumaqueños, que también han vivido por periodos deotras actividades como la ganadería y la minería. Antesde ellas, por aquí hubo fiebre de tagua. La solidez casimineral de las semillas de esta palma, apodadas “marfilvegetal” produjo un auge comercial que duró casi unsiglo (1850 a 1940). Por la demanda que tenían en otraspartes de América y de Europa, Tumaco fue convertidoen un improvisado puerto marítimo por donde salíatagua en bruto para ser convertida en botones y otraspiezas de bisutería en sus lugares de destino.Para trabajar en los taguales (y en los cultivos decacao y de caucho que por entonces también tuvieronsu momento de esplendor) hubo una fuerte migraciónde trabajadores de raza negra desde las zonas auríferasde Barbacoas —y llegaron comerciantes de raza blancaextranjeros, españoles, italianos, ingleses, alemanes—que montaron sus empresas exportadoras y se asombraroncon este deslumbrante laberinto de playas y deaguas que componen el archipiélago de Tumaco.Como el mundo se movía entonces como semueve ahora, o más, la era del plástico comenzó sureinado y adiós a los botones de tagua. Cesó el cultivopor este litoral y también el tránsito de los cargamentosque hacían desde el Amazonas, gran productor.Quedó el recuerdo de su explotación, tagualesextintos, un pueblo de Nariño que se llama Tagua, yTumaco entró en desuso como exportador de este exotismo.Pero también la tierra siguió dando de qué vivir.De los cocos, de la palma africana, del cacao y de lamadera, extraída técnicamente o extraída de cualquiermanera, porque por las orillas de esos ríos abundan losaserríos y por sus aguas navegan de manera permanentetroncos, cientos de troncos, muchos de ellos deárboles cuya extinción parece ahora sentenciada y queantes se habían reproducido por asociación.∙ 125 ∙


Palma de chontaduroBactris gasipaesnocieran sus dominios. Nadaron. Miles de años nadaronpor los océanos de la Tierra entera hasta que los vencióla fatiga cuando estaban por los esteros de esta costa nariñense.Y durmieron. Y así dormidos, cubiertos por lasmareas, por la arena, por la sal, sobre los lomos de los trespeces comenzó a brotar la naturaleza y se levantaron bosquesy rodaron riachuelos hasta quedar convertidos en lastres islas que componen el archipiélago de Tumaco.Eso dice la leyenda de origen africano. Cuandola historia cuenta su versión habla de indígenas tumas(tumapaes, según otros) que habitaban las orillas del ríoMira. Un reducto de unos mil de ellos sirvió de base parala fundación de lo que hoy es Tumaco en 1794. Tumatai,que traducía “tierra del hombre bueno”, se llamó por unlargo momento, hasta que empezó a ser conocida comoTumaco, que quiere decir tierra de entierros. Cerámicasde arcilla y objetos de oro fueron halladas muchos añosdespués y hablan de la vida que sucedía por aquí hace dosmil años. Cerámicas que cuentan la vida cotidiana, los esfuerzosde la pesca y los logros de la agricultura, los mitosdel agua y de la luna. Piezas pequeñas que hoy están ennumerosos museos del mundo y que contrastan con lasvoluminosas esculturas que tallaban otros indígenas másallá de todas aquellas cordilleras, los de San Agustín.Por allá por esas cordilleras nacen los ríos que sevuelven deltas cuando consiguen llegar hasta la bajaplanicie en donde Tumaco sigue como siempre. Consus zonas inundadas, su vegetación poderosa, sus esterosy sus manglares.Pasado todo lo que ha pasado, aunque en algunosrecovecos de esta geografía parece que no hubiera pasadoel tiempo, en Tumaco han vuelto a cultivar cacao.Y han seguido, como antes pero más ahora, viviendode los bosques en donde aún se distinguen los guandales,esas asociaciones vegetales que ya dije.Pero no todo es como antes. Tanto prodigio hasido lesionado de gravedad porque la región de Tumacoes víctima de lo que llaman una economía extractiva.Y se van diezmando sus árboles tanto que quienesvamos por Colombia haciendo esta Colección <strong>Savia</strong>no pudimos hallar ejemplares de sajo, que abundaronen todo su pasado. Como antes, como siempre, esosí, están aquí las aguas infinitas y las bellas playas. Y,como ahora, una brisa lenta y un sol tibio.∙ 126 ∙


TumacoEn letra cursivaTumaco, la Perla del Pacífico como algunos lo denominan, es uno de los puertos másimportantes de la región. Es reconocido por la cantidad de productos para la exportaciónque se extraían y se extraen de su territorio. Entre las familias botánicas con mayorimportancia para la economía de Tumaco se encuentran las palmas o arecáceas, de lasque hacen parte la palma cocotera, la tagua (Phytelephas macrocarpa), denominada tambiénmarfil vegetal debido al fuerte material de sus semillas. A esta familia taxonómicatambién pertenece la palma africana (Elaeis guineensis) de la cual se extrae un importanteaceite vegetal que es utilizado como biocombustible y cuyo monocultivo ha sido cuestionadodebido a que ha degenerado la biodiversidad de la región.Además de arecáceas, hay importantes fabáceas o leguminosas, como la suelao bambudo (Pterocarpus officinalis), también denominada sangregao porquede su corteza se extrae un látex rojo que recuerda al sangre drago (Croton lechleri)una euforbiácea popular del Amazonas, y a la que se le conceden propiedadesmedicinales. De esta familia también es parte el mangle nato (Mora oleifera),apreciado para la elaboración de instrumentos musicales. De los manglares sehan aprovechado, y los han sobreexplotado para la extracción de su madera.Entre los mangles importantes de la región se destaca el mangle rojo (Rhizo-phora mangle) una rizoforácea; el mangle piñuelo,(Pelliciera rhizophorae), una tetrameristácea, ademásde unas combretáceas, como el mangle blanco y elmangle jelí. En Tumaco también se dan importantesmiristicáceas, que forman asociaciones vegetalescomo los cuangariales, compuestos por cuángares uotobos (Otoba gracilipes) apreciados en la medicinanatural, al igual que el nuánamo, también conocidocomo cuángaro o cuángare (Virola dixonii) y elchalbiande a veces llamado igualmente nuánamo(Virola reidii), otro par de miristicáceas. Una plantaapreciada en medicina y repostería es el cacao(Theobroma cacao); Theobroma traduce “alimento delos dioses”, con justicia, pues esta malvácea ademásde ser apreciada para la elaboración del chocolate,ha demostrado múltiples propiedades medicinales.Las plantas más constantesFamilia Nombre científico Nombre común UsosAnacardiáceas Campnosperma panamense Sajo Maderable, para construcción y ebanisteríaArecáceas Elaeis guineensis Palma africana Extracción de aceite vegetalArecáceas Phytelephas macrocarpa Tagua, marfil vegetal Elaboración de adornos y artesanías; apreciadoen bisuteríaBignoniáceas Tabebuia rosea Guayacán, ocobo Madera para construcción y se siembra como ornamentalCalofiláceas Calophyllum longifolium Aceite maría, marío Madera para ebanisteríaClusiáceas Symphonia globulifera Machare, tometo Apreciado en carpintería; en medicina se utiliza para el corazóny como abortivo naturalFabáceas Mora oleifera Mangle nato Construcción de instrumentos musicalesFabáceas Pterocarpus officinalis Suela, bambudo, sangregao Medicinal, como hemostático, astringente y desinfectanteMalváceas Theobroma cacao Cacao Elaboración del chocolate; diferentes fines medicinalesMiristicáceas Otoba gracilipes Cuángare, otobo Medicinal, para tratar el dolor de cabezaOcnáceas Cespedesia spathulata Pácora, pacó, casaco Maderable y ornamentalRhizophoráceas Rhizophora mangle Mangle rojo, mangle piñón, mangle Madera para construcciónTetrameristáceas Pelliciera rhizophorae Mangle piñuelo, mangle comedero Madera para postes y leña∙ 127 ∙


Palma de cocoCocos nuciferaTumaco, antes de todoLa historia oficial cuenta que Tumaco fue fundada el 30 de noviembre de1794 por el sacerdote Francisco Ruggi, quien logró llevar hasta el sitio a ungrupo de cerca de mil indígenas. Como municipio, Tumaco comenzó en 1861,si bien en un principio perteneció al territorio de la Gobernación de Quito.Era, en ese entonces, parte de un cantón formado por Tumaco, la Cabeceray Salahonda.Pero antes de todo eso, la región fue habitada por los indios tumas otumapaes, que hace unos dos mil años aprovecharon la tierra con un eficientesistema de cultivo de maíz y los ríos con una explotación sostenida de la pesca.Fue en esa época cuando floreció la cultura Tumaco, cuyos vestigios en figurasde arcilla y objetos de oro han sido hallados en exploraciones arqueológicas.Esas figuras han permitido saber cómo eran, cómo vivían y en qué creían.Las fortalezas de Tumaco son su medio ambiente, ser orilla del océanoPacífico, estar localizada en una ensenada donde desembocan cinco ríos y susamplias zonas de bosques. Por pertenecer a un departamento como Nariño enel que la parte andina tiene tanto peso, esta costa Pacífica tiene más que vercon Buenaventura y con Cali que con Pasto o Ipiales.Para la exportaciónAunque haya caído abruptamente en esta primeradécada del siglo xxi, la exportación de petróleo porel puerto de Tumaco ha sido importante. Y lo fuemucho, a finales del siglo xx, cuando por aquí salíael petróleo de Lago Agrio, Ecuador, cuyo oleoductofue destruido por un terremoto en esos años. Tumacoes, pues, el principal puerto petrolero del Pacíficode Colombia, y el segundo nacional después deCoveñas, en el Caribe, pero lo ha afectado la bajaen la producción de los pozos que servía, y también,y mucho, la acción de grupos armados ilegales conatentados a la infraestructura petrolera del Putumayo,departamento vecino de Nariño, y las voladurasdel oleoducto Orito-Tumaco. Así que el puerto, alque se hace necesario dragar por su baja profundidad,ha sido empleado para el envío al exterior deproductos de pesca y, durante años, de los productossalidos de los cultivos de palma africana. Del mismomodo el puerto, que cuando fue construido en elgobierno de Rojas Pinilla se tomó como una bendiciónpara el desarrollo, también ha sido usado comoun importante embarcadero por la economía ilegalde la cocaína, especialmente en los primeros añosdel siglo xxi cuando los grupos armados ilegalesse hicieron fuertes en la región Andina nariñense ycaucana, próximas a los ríos y al océano Pacífico.Aserrío cerca a TumacoCuángare, sajo y maría∙ 128 ∙


TumacoAgricultura a gran escalaLa madera siempre ha sido el gran patrimonio de la región de Tumaco. Existencientos de aserríos en su periferia. Y, como no ha habido una política ordenadade reforestación, muchas especies de maderas fuertes están amenazadas o, incluso,ya han desaparecido de algunas zonas. Como el sajo. Pero las tierras de Tumacohan sido fértiles para el cultivo de palma africana, que tuvo comienzo en losaños sesenta del siglo xx y un auge de casi cuarenta años. El municipio llegó aproducir ciento veintidós mil toneladas de aceite cada año y ubicó a Nariño comoel tercer productor de esta palma en Colombia, después de Santander y del Meta.El auge de la palma en el mundo para la producción de los agrocombustiblesgeneradores del bioetanol y el biodiesel, condujo a la siembra de treinta y dos milhectáreas sembradas en Tumaco, desplazando a otros cultivos. Y a generar, dicenlas estadísticas, hasta siete mil empleos en sus diecinueve procesos de producción.Se originó por esto una gran migración de gentes de otras partes de Colombia y sevivió durante esos largos años una bonanza que de a poco fue declinando debidoa las pestes (pudrición del cogollo) y por competencias por el mercado, todo locual se refleja en los muchos cultivos abandonados que se ven en la vía que deTumaco va a Pasto. Esta sensación de fin de una era (la de la palma) ha hecho quelos campesinos vuelvan a los cultivos de cacao, de plátano y de coco, insistan en laexplotación de la madera, mantengan el uso de los manglares como posibilidad desubsistencia y sigan recurriendo a la pesca como un modo de vida.Hojas de badeaPassiflora quadrangularisMangle iguaneroAvisennia germinansLo que da la tierraDesde la colonia, en la región de Tumaco ha prevalecido la economía extractiva. Havivido de lo que da la tierra. Primero del maíz, después de la tagua, el oro, el caucho, lacorteza del mangle, el cacao y mucho después el auge de la palma africana. Sin embargo,esto no ha puesto a salvo a su población de la pobreza mayoritaria como la principalcaracterística de la región. Una pobreza que tiene que ver con el aislamiento geográfico,ahora mucho menos severo que en las décadas anteriores porque se cuenta con unacarretera en buen estado que la une a Pasto y a las demás ciudades andinas y con frecuentesservicios aeronáuticos que le han abierto una ventana turística a su economía.Tumaco recibe miles de turistas cada año porque ofrece playas atractivas, un buen grupode hoteles; posee una muy sobresaliente gastronomía y su topografía de archipiélagola hace muy bella. También esto –el turismo atraído por sus recursos naturales– es undon de la tierra a sus habitantes que han demandado siempre más presencia del Estadocon obras públicas y sistemas de salud y educación con mayor cobertura.∙ 129 ∙


PapayalA orillas del mar, bañado por sus aguas y las de los esteros, en la frontera conEcuador, está esta belleza olvidada. Y maltratadaPoblado de Papayal, NariñoCultivo de papaya, Carica papayaMisteriosa, impenetrable y robusta. Olvidada, azotada y agobiada.Así es esta población construida sobre simples estacas y rodeada de árboles cuyoscolores reflejan la riqueza y la esperanza de la Perla del Pacífico. Así es Papayal, uncorregimiento que sobrevive a orillas del mar, cerca a Tumaco.En una esquinita, al más remoto suroccidente de Colombia, próximo alrío Mira, área fronteriza con Ecuador, Papayal aparece como un encanto que seconfunde entre sus verdes y sus variadas formas de vegetación, privilegiadas porla abundancia de lluvias durante el año y que lo hacen uno de los más variados ybiodiversos del mundo.Papayal es Papayal, no se sabe históricamente por qué, aunque resulta obvio:entre tanta selva que abunda en la zona, sobresalen las espontáneas plantas depapaya que, alguna vez, debieron ser en la práctica un monocultivo. Su nombre,según la literatura de la vecina Ecuador, quiere decir “paraíso - lugar genial”. Quizásde allí Papayal, porque a pesar de padecer tragedias, abusos y desplazamientos,las casi trescientos personas que lo habitan dicen amar su tierra y aseguran vivir enun rincón privilegiado.Tienen razón. Desde La Peña hasta Candelilla de la Mar, pasando por la franjacostera hasta cabo Manglares y Bajito Vaquería, este caserío es un reino en donde elagua y los manglares proliferan para tanta vida como la que allí se engendra. Poblaciónen su mayoría afro, descendiente de esclavos africanos, quienes después de la aboliciónde la esclavitud, en 1851, establecieron comunidades con culturas y territorios propios: losllamados cimarrones, que fundaron miles de pueblos endistintas regiones, entre ellas la Pacífica.Dedicados a la pesca y las actividades agropecuarias,los pobladores de Papayal hacen parte de unade las áreas de influencia de los catorce corregimientosque integran la Red de Consejos Comunitarios delMunicipio de Tumaco.Muchos de sus habitantes han padecido porla llegada de la industria palmera durante los últimosveinte años, pero, sobre todo, por los cultivosilícitos: una buena parte ha tenido que abandonarsus techos tras ser víctimas de reclutamientos forzados,abusos y asesinatos.A pesar de sus tragedias, han luchado por mantenery resaltar una cultura especialmente reconocidapor sus tradiciones orales y sus legados dancísticosy musicales representados en el currulao y en cantoscomo el arrullo, el patacoré y el alabao. Un legado quebrilla todos los años en las celebraciones del Festivaldel Currulao y el Carnaval de Tumaco, más conocidocomo Carnaval del Fuego.∙ 130 ∙


PueblosEl SaleroUn árbol poco conocido y ya en proceso de extinción le da nombre a este bello pobladodel Chocó. Una historia que han olvidado sus habitantes de hoyParque de El SaleroSalero, Lecythis amplaEl salero (Lecythis ampla) es una especie de árbol de dosel superiorque habita en bosques muy húmedos, del cual se encuentran varios ejemplares dentrode la Reserva Ecológica Cotacachi-Cayapas, en el Ecuador, y muy pocos en elPacífico colombiano, región donde antaño el bosque húmedo costero brillaba por laabundancia de esos monumentales árboles, que se asomaban hasta llegar al corregimientoque hoy lleva el mismo nombre.Sobre la vía que de Pereira conduce a Quibdó, al norte del municipio UniónPanamericana, y a una distancia de tres kilómetros de la cabecera municipal, se llegaa una población ubicada a lado y lado de la carretera, con un nombre muy particular,otorgado gracias a que la vegetación, desde tiempos inmemoriales, se ha hecho arte.Los pesados frutos del árbol salero se asemejan a vasijas que fueron tradicionalmenteutilizadas por los pobladores de la zona para almacenar sal; de ahí sunombre vernáculo, tanto para el salero árbol como para El Salero corregimiento;naturaleza, hombre y arte dan cuenta del desarrollo cultural.No todos saben su historia. Todos son unos cuatrocientos ochenta habitantesdistribuidos en ciento veinte viviendas ubicadas en el intermedio de la carretera Ánimas-Certeguí,en un área de 3.986 hectáreas, equivalentes al veintidós por ciento delterritorio municipal, cuyos habitantes tampoco saben -sobre todo los más jóvenesdelos usos domésticos del salero. Lo que sí saben, quizás para su remordimiento, esel valor de su tronco, de su fina madera, y que de tanta utilidad que se le dio ya hoyprácticamente no existe.El Salero vio con el paso de los años cómo se extinguíasu razón de ser. Sin embargo, ha sido y continúasiendo uno de los pocos territorios privilegiados graciasa su ubicación, en la cual confluyen los municipios de lasubregión del San Juan y del Atrato, ventaja que le abreinmensas posibilidades económicas para sobresalir en actividadesproductivas como la minería, practicada a escalaartesanal; la agricultura de pancoger, en la cual plátano,maíz, ñame, borojó, piña y chontaduro son productos representativos;y la producción pecuaria.Este “Chocó biogeográfico”, aunque cuentacon muy pocos saleros de pie, se caracteriza por poseeruna extensa cobertura de bosques húmedos tropicales,en donde se registra uno de los mayores índices de diversidadbiológica del planeta, fortuna que con el pasode los años viene siendo seriamente amenazada, generandoproblemas socio ambientales como la pérdida debosques, que son en su mayoría base de subsistencia delas comunidades étnicas locales, esas que en la actualidadluchan por la conservación de la selva, su tradicióny su cultura.∙ 131 ∙


La CeibaYa no hay vestigios de las ceibas que le dieron su nombre. Pero sigue estandoaquí esta vereda que queda cerca a TumacoLa Ceiba, calleCeiba, Ceiba pentandraCuenta la historia que las ceibas (entre ellas la Ceiba pentandra)son sinónimo de libertad. Se las llama más exactamente “Árbol de la libertad”, porser un símbolo de independencia para los pueblos y habitantes del mundo desdetiempos ancestrales. Tales acontecimientos sugieren que la ceiba, aquel árbol gigante,empieza a ocupar los suelos del territorio colombiano en el año de 1813, como un monumentode independencia republicana, y, treinta y ocho años más tarde, su siembrase relaciona con la abolición de la esclavitud.Corre el rumor, pues ya no hay ningún ejemplar para comprobarlo, de queLa Ceiba, una vereda localizada en el municipio de Tumaco, a treinta kilómetros dela cabecera municipal, en el camino hacia Pasto, debe su nombre a tales períodoshistóricos en los que las gentes, como en muchos otros rincones del país, formaron yestablecieron comunidades tras su libertad.Los cerca de doscientos cincuenta pobladores de hoy no coinciden en laexplicación del nombre. En realidad ninguno de los habitantes con los que <strong>Savia</strong>hizo consultas dijeron saberlo; pero aun así, sin ceibas ahora que inspiren por sualtivez y belleza, La Ceiba se llama y se seguirá llamando, porque hay vida aquí: ensu vegetación hay plátano, cacao, limón, yuca y naranja, y en su historia está unode los motivos de orgullo más significativos de pertenecer a este lugar: un trabajodedicado a los saberes ancestrales, titulado Plantas antimaláricas de Tumaco: costaPacífica colombiana. Esta vereda y sus alrededores conforman una zona en donde,a pesar de que el saber tradicional sobre las plantas es exiguo, porque los viejoscuranderos han muerto y a las nuevas generacionesese saber poco les inquieta, las flores se siguen usandocomo remedios de la botica.Poseedor de una vegetación exuberante, LaCeiba y su entorno han sufrido los efectos del abusocon sus bosques. Primero la colonización, despuéslos monocultivos y con ellos las fumigaciones.Siempre ha habido una explotación sin control, locual ha traído la desaparición del sajo, un árbol demadera preciosa que antes se daba por extensas asociaciones.Y, más recientemente, la proliferación decultivos ilícitos, muchos de ellos en las riberas delcercano río Chaguí.Tanta belleza mal explotada y tanto monte deterioradose suman a algunas prácticas de pesca o cultivoque continúan maltratando el ambiente. Pero LaCeiba se impone, y sus moradores son ejemplo de loque significa históricamente sembrar un ejemplar deaquel árbol y ser sinónimo de libertad e independencia;esa que antes curanderos, médicos tradicionales,negros e indígenas de la región conocían.∙ 132 ∙


PueblosGuayabalEn la cuenca del Atrato, a quince kilómetros de Quibdó, está este corregimiento.Abundaron los guayabos como ahora abunda la minería desordenadaIglesia y quebrada de GuayabalGuayabo, Psidium guajavaCerca de la plaza, en una zona de bosque maduro, un puñado deárboles de tronco torcido, rojizo y escamoso, cuyo fruto, corteza y hoja tienen usosespeciales, empezaban a dar repuestas. Aquello que <strong>Savia</strong> vio en medio de casitasde colores eran guayabos (Eugenia sp.) —unos pocos ejemplares, eso sí, pero fueronel primer indicio de por qué Guayabal—.Después de recorrer ríos bordeados por selvas verdes y misteriosas, a unosquince kilómetros de Quibdó, está el corregimiento de Guayabal; un territorio quelimita al sur con el área urbana de Quibdó. Los cerca de cuatrocientos habitantes deeste sitio pertenecen a comunidades negras que, en la segunda mitad del siglo xix,migraron siguiendo el curso de los grandes ríos de la vertiente del Pacífico. Algunosse establecieron en las mejores playas de la costa, y otros, como los fundadores deGuayabal, se asentaron en tierras con mayor potencial agrícola.La población de Guayabal se localiza especialmente en las partes bajas del ríoAtrato, y las dispersas viviendas elevadas sobre pilotes, con piso de corteza de palmao guadua y adaptadas al medio tropical, responden a la necesidad de subsistencia enun área de explotación pesquera.De esos pocos guayabos que crecieron y que aún están de pie, viene el nombrede Guayabal. Un nombre que, según algunos, pudo también ser tomado del ríoque se llama igual, en donde nativos y foráneos se dedican hoy a la actividad minera.Como en muchos territorios de Colombia, en especial en las tierras del Pacífico quese encuentran aisladas biogeográficamente por las cordilleras andinas del resto delterritorio nacional, muchos son los saberes pero pocoslos que los saben, y aunque hay quienes conocen delas propiedades y maravillosos usos del guayabo, nadieconcuerda en si este imponente nombre surge por laabundancia de aquel árbol.Si hay algo en lo que están de acuerdo sus pobladoreses en la gran devoción a su santo patrono, SanBenito de Palermo, a quien dedican cada año, entre el 9y 12 de enero, su fiesta más destacada, y a ritmo de chirimíale cantan San Benito gloria a ti, y a tu santa majestad.Alabemos y cantemos al patrón de Guayabal. Así, dela misma forma, realizan la fiesta religiosa de La Trina(la Santísima Trinidad), en donde las mujeres sonprotagonistas y aprovechan para pedir por Guayabal,donde todo aparenta ser muy tranquilo pero múltiplesfactores la convierten en una zona visiblemente afectadapor la contaminación que genera la explotación minera,la tala de bosques y los asentamientos humanosen las bocas de los ríos sin un sistema de alcantarillado.Aunque abundante agua está a sus pies, abundantesenfermedades se presentan a causa de su mal uso.∙ 133 ∙


Mapa regional de parques nacionalesLa Colombiamás diversaEl Pacífico colombiano es la espina dorsal del oeste del país, y serpenteadesde la cordillera Occidental hasta el litoral del océano Pacífico, y desde la frontera con Panamáhasta el límite con Ecuador. Son cerca de 78.616 kilómetros cuadrados, de los cuales 1.300kilómetros hacen parte de la zona costera y representan el 7,2% del territorio nacional.La región abarca por entero al departamento del Chocó, buena parte del departamento deNariño y una pequeña porción de los departamentos de Cauca, Antioquia y Valle del Cauca.Cuatro son los elementos que le imprimen el carácter inconfundible a esta región: lapresencia del océano y la variabilidad climática que le da este mar que trae consigo tsunamis ymarejadas; la cordillera Occidental que la atraviesa en dirección sur-norte y la separa de otrasregiones del país con sus cumbres, colinas y faldas escarpadas; los incontables ríos y cuerposde agua que la circundan; y la humedad y precipitación excesivas, que desafían día tras día lascondiciones de vida de sus habitantes.El Pacífico alberga, después de la Amazonia, el acervo más importante de riqueza naturaldel país en cuanto a recursos hídricos, forestales, pesqueros, mineros, faunísticos y de transportefluvial y marítimo.La región cuenta también con dos porciones insulares, Malpelo y Gorgona, declaradasparques nacionales naturales de Colombia. Malpelo se ubica trescientos treinta kilómetros aloeste de la costa de Buenaventura y hace parte del departamento de Valle del Cauca, mientrasque el Parque Nacional Natural Gorgona hace parte del corregimiento de la isla Gorgona yGorgonilla en Guapi, departamento del Cauca.Además se encuentran los parques nacionales naturales Sanquianga, Los Katíos, Utríay Uramba Bahía Málaga, cada uno de los cuales encierra ecosistemas que van desde la selvahúmeda, bosques —los hay tropicales, riparios, enanos y de pantano-, así como las llanurasaluviales, playas arenosas, ciénagas, manglares y arrecifes de coral. Una largay magnífica columna vertebral que condensa la riqueza de unaregión exuberante en todo el sentido dela palabra.t∙ 134 ∙


AQUI VADESPLEGADOMAPA PARQUES


Virgen perdidaentre dos maresa leyenda de El Dorado no era la única que brillaba en épocas de la Conquista.En el apogeo de la fiebre del oro, el emperador Carlos v sentenció: “Quienposea el Darién, será el dueño del mundo de Occidente”.Cuando Vasco Núñez de Balboa, empuñó el pendón de Castilla de Oro y ascendióa la cima de “Pechito Parado” en el Darién, corrió un rumor entre los aventureros europeos: a losnavegantes fieles a la ruta de Colón, el Nuevo Mundo los esperaba con un estrecho que conectaba aOriente con Occidente. Nacía la promesa de un puente para unir —y dominar— dos hemisferios.Santa María la Antigua del Darién, ciudad selvática perdidaentre los mares Atlántico y Pacífico, donde hoy queda el Chocóbiogeográfico, alberga testimonios de una barbarie comparada española en América del Sur. La leyendaCuatro años duró de la primera coloniacon la de Canaima, de Rómulo Gallegos. Presa de conquistadores de Santa María la Antigua del Dariény corsarios, defendida por nativos aguerridos (en el siglo xvi se sigue vigente y sus vestigios son aúnhabla de caníbales) y asolada por epidemias, fue destino de exploracionesen busca de tesoros legendarios como el Gran Dabeibe.motivo de polémicaEn su Biografía del Caribe, Germán Arciniegas escribió: “El Darién no es el oro de los cofresde Bastidas; es el camino para las grandes conquistas de América”.Inconclusa y efímera, rodeada de jungla y pantanos, la ciudad se ubicaba entre el golfo deUrabá y la serranía del Darién, en el límite natural entre Centro y Suramérica. La anatomíainhóspita de los linderos de este poblado conforma el Tapón del Darién, rincón impenetrabledonde se interrumpe la carretera Panamericana.¿Cuál es el mito detrás de la ciudad perdida, Santa María la Antigua del Darién?La capital de Castilla de Oro se extendía al occidente del golfo de Urabá hasta Centroamérica;se erigió en un macizo natural, selva tupida por árboles de cuipo (Cavanillesia platanifolia),bonga bruja (Hura crepitans), camajón o panamá (Sterculia apetala), aspavé (Anacardium∙ 136 ∙


Santa María la Antigua del DariénCobertura vegetalBejucoDesmoncus orthacantos∙ 137 ∙


Raíces de palma zanconaSocratea exorrhizaexcelsum), cativo (Prioria copaifera), bambudo (Pterocarpus officinalis),guáimaro o lechero (Brosimum alicastrum) y uno que otro cocotero(Cocos nucifera).Vasco Núñez de Balboa arribó a Tierra Firme escondido dentrode un barril en una embarcación, con su perro Leoncico. Unaola hizo que los dos polizones rodaran en cubierta frente a los ojosindignados del capitán Martín Fernández de Enciso, y un marinointentó lanzar por la borda al intruso; no obstante, después de unaheroica maniobra, fue Balboa quien lo arrojó al agua. Esto le merecióel respeto de la tripulación. “El Esgrimidor”, le decían por sus dotescon la espada al joven guerrero de noble temperamento, “de hermosogesto y presencia”, según fray Bartolomé de las Casas.Las crónicas relatan: “Balboa recuerda que al lado occidental deeste golfo de Urabá, hay un grande y hermoso río llamado Darién(Tarena o Atrato), de márgenes umbrosas y fértiles donde cosechar yde torrente rico en polvo y pepitas de oro”.En 1510, en la orilla izquierda, Enciso y Balboa fundaron a SantaMaría la Antigua del Darién, en honor a Santa María del PáramoLeonés, cuna de los padres del conquistador extremeño.Si bien los recién llegados fueron repelidos por el cacique Cémaco(etnia cueva, familia lingüística chibcha), una mujer cambió lahistoria de Balboa.Anayansi, hija del cacique Chima, se transformó, como laMalinche para Hernán Cortés, en la amante y redentora de VascoNúñez de Balboa. A su lado, la comunión cultural parecía posible…Sin embargo, las Leyes de Indias nunca fueron cumplidas durantela fugaz existencia de la ciudad: los sacerdotes que en otrosterritorios amortiguaron el exterminio indígena, guardaron silencioen Santa María la Antigua.El proyecto de conquista de Balboa incomodó a la monarquía:implacable con las tribus caníbales, pero cercano a las pacíficas y pocoaguerridas. Cuentan las crónicas de Indias que el olfato de Leoncicoadvertía cuándo los nativos eran mansos o salvajes.El rey Fernando II dispuso la creación de la Armada de Castillade Oro, la más grande en hombres y bastimentos jamás vista enAmérica. A finales de 1514, desembarcó la escuadra capitaneada porPedro Arias Dávila, “Pedrarias”, a posesionarse como gobernador.En su pugna por el poder, “Pedrarias” decapitó a Vasco Núñezde Balboa. En 1519, trasladó la capital de Castilla de Oro a NuestraSeñora de la Asunción de Panamá. Y ordenó despoblar a Santa Maríala Antigua del Darién.En el último año de esplendor, Gonzalo Fernández de Oviedoescribió allí el canon de las obras de caballería: Libro del muy esforzadoe invencible caballero de la Fortuna propiamente llamado don Claribalte∙ 138 ∙


Santa María la Antigua del Dariénque según su verdadera interpretación quiere decir don Félixo bienaventurado. La remota literatura latinoamericananace de la tradición oral indígena, pero también hay enClaribalte historias que nutren el ancestro de cronistas.Cinco años después, los nativos incineraron laciudad fantasma.Desde su origen, la vegetación fue sustento para lapoblación nativa de Santa María la Antigua del Darién.En la revisión histórica del poblamiento, Luis FernandoGonzález, investigador de la Universidad Nacional deMedellín, evoca la tribu arborícola de los guazuzues (ozenúes), con sus viviendas construidas en los árboles.La deforestación de las tierras que hoy son elUrabá chocoano comenzó con el mismo Balboa, quienlevantó una fortaleza en caña flecha y una pequeñaiglesia con techo de paja y pilones en madera de palosanto. Trazó la cuadrícula del poblado y conformó elprimer cabildo municipal del continente.Cinco años después la promisoria ciudad tenía tresmaestros de obra, tres herreros, tres cerrajeros, dos canteros,dieciséis carpinteros y tres aserradores, quienes dependíande la madera para construir casas, edificios institucionalesy embarcaciones con destino al Mar del Sur.Junto con la costa de Tumaco-Barbacoas y lacuenca del Magdalena, el Darién ha sido una regióntagüera en Colombia. Según el botánico Víctor ManuelPatiño, allí “se asocia la tagua al caucho en cuantoa la devastación de los buscadores y la poca previsiónpor el porvenir”.Las siete lometas de la geomorfología del Dariénabarcan dunas, alturas de novecientos cincuenta metrosy elevaciones superiores a los mil quinientos metros. Subotánica es rica: árboles de corotu, tamarindo, mangle,manzanillo, abrojo (Dialium guianense), el malaguetode playa (majaguillo, para los nativos), palma de corocito,mariato, roble (Tabebuia rosea), caoba (Swieteniamacrophylla), guayacán (Minquartia guianensis) y cocobolo.Es posible encontrar todas las variedades de cedro(Cedrela odorata), tangaré (Carapa guianensis), árbol deMaría, alasano (Calycophyllum candidissimum) y nazareno(Peltogyne purpurea), entre otros.Estos árboles no solo se destinan a las grandesindustrias madereras; también son parte de la cotidianidadlocal. Los indígenas se cubren el cuerpo con jugoChigua machoZamia chiguade jagua, una tinta exudada por el tronco de este árbol,que protege la piel del sol y las picaduras de zancudos.Hasta el siglo pasado, el auge colonizador se extendiócon la explotación de tagua (Phytelephas macrocarpa),caucho (Castilla elastica), raicilla (Psychotria ipecacuanha)y carey, además de la bonanza bananera. Hoy buena partedel paisaje del sitio arqueológico donde alguna vez estuvoSanta María la Antigua del Darién está dedicado a la críade ganado vacuno y a cultivos de teca (Tectona grandis) yplataneras de exportación del género Musa. En las selvasprofundas del Tapón del Darién, sobreviven los indígenascunas (o tules), condenados a la pobreza, acosados porgrupos violentos y traficantes de droga.La jungla devoró los restos de la conflagraciónde Santa María la Antigua del Darién. Las crónicasde Indias hicieron lo suyo con el legendario VascoNúñez de Balboa, descubridor del Mar del Sur, padredel primer asentamiento americano, ambicioso comoCristóbal Colón o Fernando de Magallanes, pero conuna diferencia fundamental: se opuso al exterminiode los aborígenes. Él quiso ser precursor de una nuevacultura mixta.Como pocas veces en la historia, el héroe es unperdedor. Su hazaña logró que la virgen de la selvaconservara el pudor y perdurara en nuestra memoriacomo un mito perdido entre dos mares.∙ 139 ∙


BejucosBejucosDan testimonio de la longevidad del bosque. Son erguidos cuandotrepan, encorvados cuando merodean una raíz, bellos y enigmáticos siempre.Los bejucos. Abundan en los bosques del trópico y vimos muchosen el recorrido por el Pacífico. Algunosde ellos son estos.t


La selvaEspesos bosques de árboles bravíosentrelazan sus frondas seculares,henchidos de rumores y cantares,llenos de florecientes atavíosCaños sonoros que simulan ríos,ríos soberbios que parecen mares,cruzan entre islas de manglaresfertilizando montes y plantíosArriba, insectos mil, aves parleras;adentro del jaral, pintadas fieras;en la hojarasca, gigantescas boas;y por la red fluvial llena de arrugas,canoas con aspecto de tortugasy saurios a manera de canoas.Udón PérezVenezolano (1871-1926)t∙ 97 ∙


BejucosTallos largosy flexiblesBejucos


Parques nacionales naturales Pacífico1. GorgonaLocalización: A 160 km de BuenaventuraExtensión: 61.687 ha. de superfice marinay continentalAltura: 0 a 330 msnmClima: Cálido - HúmedoTemperatura: 25 - 30 °CAño de creación: 19844. Uramba Bahía MálagaLocalización: costa Pacífica,Buenaventura (Valle del Cauca)Extensión: 1.055.740 ha.Altura: 100 a 120 msnmClima: Húmedo - TropicalTemperatura: 27 °CAño de creación: 20092. Los KatíosLocalización: Entre los departamentosde Chocó y AntioquiaExtensión: 72.000 ha.Altura: 2 a 600 msnmClima: Cálido - HúmedoTemperatura: 27 °C en promedioAño de creación: 19735. UtríaLocalización: Departamento de Chocósobre la costa PacíficaExtensión: 54.300 ha.Altura: 0 a 1.200 msnmClima: Húmedo - TropicalTemperatura: 23 - 30 °CAño de creación: 19873. SanquiangaLocalización: Departamento de Nariñosobre la costa PacíficaExtensión: 80.000 ha.Altura: 0 a 20 msnmClima: Cálido - HúmedoTemperatura: 27 °CAño de creación: 19976. Santuario de Fauna y Flora MalpeloLocalización: Océano Pacífico, a 490 kmde la costa de BuenaventuraExtensión: 857.500 ha.Altura: 0 a 1.200 msnmClima: Cálido muy húmedoTemperatura: 27 °CAño de creación: 1995∙ 135 ∙


Mapa regionalde parques nacionales


Aquí vapágina 136∙ 136 ∙


La vida privada de las imágenesÍndice de fotografías e ilustracionestFotografías deAna María MejíaPortadap. 11p. 11p. 12Vayas donde vayas, chontaduro.En mercados, en lasesquinas de sus pueblos, elchontaduro es el sello culturaly económico del Pacífico.Razones de sobra para ser lacarátula de <strong>Savia</strong>.Navegando por el Pacífico,estas formaciones debosques entre rocas soninsolencias frecuentes.Caprichos de la naturalezadesbordada yendo para laensenada de Utría.Típico por asiduo es estecielo cargado de nubeslistas para precipitarse. Yacasi llueve. O está lloviendo.En el Pacífico las nubesse detienen, hinchadas delagua que absorben.Una asociación de naidí escomún. Comunidades depalmas que se mecen conel viento que hacía estamañana oscura bajandopor el Mungidó rumbo ala ciénaga de Jotaudó.p. 13p. 14p. 16p. 19p. 19Este sande no está herido.Es que su tallo revienta deleche y se derrama sin pudor.Lo fotografiamos esedía en una excursión porel sendero Yaibí del JardínBotánico del Pacífico.Basta pulso, buen teleobjetivoy, eso sí, curiosidady estimación por la naturaleza,para atrapar imágenescomo esta. Un árbolparado en una roca con lafirmeza de las cabras.Sí, todo por aquí esexuberante. No. Todo no.También en los bosquesdel Pacífico, entre susplantas colosales, estasminiaturas de orquídeastienen sus nidos.En la cuenca del ríoAtrato hay guardianes.A los pichindés les dicenasí. Guardianes de ríoporque servirán de cobijo aespecies, porque detendránerosiones. Porque ayudan.Tantos ríos le caen al río,tantos afluentes tiene, quecon ellos vienen árbolesque han caído por tormentaso porque se hanrendido ante la edad oante el hombre.p. 19p. 20p. 20p. 21p. 22Campanilla llaman a estainsolencia que florecióel día que pasábamosrecogiendo colores por elAtrato. También pareceuna trompeta. Es, másbien, un milagro.También les dicen guarumoa los yarumos. Y guarumoso yarumos hay muchoscuando subes o bajas porel Atrato. Muchos porqueellos se acompañan y hacencomunidades.Tan apreciado por su maderaliviana y por sus hojasbellas, el balso es un árbolconstante en las vegas delAtrato. Y por las sombrasque ofrece cuando el cieloes azul.Lo dicho: en medio delbosque tupido, cuyo límiteaquí es el caudaloso Atrato,cerca de la ciénaga deJotaudó, se dan explosionesde color. La heliconia esuna de ellas.La de damagua fue una delas hojas que fotografiamoscuando ideamos uncapítulo sobre ellas, sobrelas hojas. Tan bellas son.Pero aquí está bien esteejemplar.∙ 140 ∙


Índice de fotografías e ilustracionesp. 24Seguramente habráotros y muchos otros tanfértiles o más que estepero de agua o marañónque estaba remontandoel Atrato. Seguramente.Pero este…p. 25Bien puesto este corazón.Así lo conocen porqueasí es. Y su nombre científicolleva de apellido elbicolor. Apenas justo conesta bellezura silvestre delPacífico.p. 25Esta rama de matambaestá disfrutando de suedad juvenil. Por pocoadolescente, y radiante entreel bosque que comienzainmediatamente despuésde la orilla del río.p. 27Comunes y silvestres sonlas trepadoras a lo anchodel jardín botánico delPacífico. Esta estaba enel sendero del Jaguar yrecibía un rayo de luz esemediodía.p. 27Se dice sendero del Jaguaro sendero de Yaibí cuandose habla del jardín botánico.Este es el de Yaibí quete adentra al bosque comoel Jardín se adentra en elmar.p. 28¿Humilde? Sí, humilde porsu apariencia, pero riquísimoen su contenido degerminación de orquídeas.Orquidiario se llama, ledicen, en el jardín botánicodonde todo crece.p. 29Quien la ve. Esta planta–Caryodaphnopsis– es unhallazgo hecho por el profesorCogollo en el jardínbotánico. Un nuevo registropara el Chocó como secuenta en la crónica.p. 31Los anturios, como elmorado, se exhiben sinestridencias selva adentro.Sin estridencias y sin cuidadosporque, como tantavegetación, crece comúny silvestre.p. 35Las semillas del pacó se parecena las semillas del pacó.A nada más. Y a pacó sabey como pacó (o pácora) secompra mucho los sábadospor la mañana en el mercadode Quibdó. Y en otros.p. 35Lo identificas, lo coges, loabres y así aparece el cacaoante tus ojos. Y ante tupaladar. Una cáscara duray bella la que da este frutode la tierra, muy cultivadoen Tumaco.p. 35Del árbol del pan se aprovechatodo. Y, por nutritivas,estas semillas se consumenmucho en las cocinas delPacífico. Una bendición dela naturaleza porque estaplanta se da fácil.p. 36Populares y protectoras.Así son las hojas de bijaocon las que se cubrenalimentos. Los mantienefrescos y por eso viajan enlos fiambres de pescadoresy agricultores.p. 36Se llama ñame, pero estees del morado; este es otrofruto que da la tierra en elPacífico. Infaltable en estagastronomía regional en laque abundan el pescado ylos mariscos.p. 36Básica en la cocina delPacífico (como en casitodas las otras cocinasde Colombia), es la yuca.Cultivo de pancoger, seprepara, ya lo sabes, demuchas maneras.p. 37Floreció como así el achiote.Y deslumbra como este consu intenso rojo que destellaen el bosque. Después darápaso al fruto del que seextraerán su color y saborpara muchos platos.∙ 141 ∙


p. 38No son muy vastos losarrozales en el Pacífico. Perolos hay, especialmente en elsur, por Tumaco, cuando seva hacia Pasto. Pero el arrozno falta en la comida decasi todos los días.p. 40Creía que la vainilla era unaesencia que venía de afuera,de jardines refinados. Creía.Esta es una planta de vainillasilvestre que estaba mediocamuflada en el bosque de laensenada de Utría.p. 40Camino a Tutunendo, a lasalida de Quibdó, en esacarretera imposible, está estaplanta de bacao. No cacao,bacao. Es parecido en todopero es distinto al que tantoconocemos y tomamos.p. 41Para alejarlas de las gallinasy de rodeores, en losbosques del Pacífico sushabitantes hacen azoteas.Siembras de albahaca, comola de la foto, y de más plantascultivadas en altura.p. 43Hay en la selva muchas deellas y, quizás, tan bellascomo ella. Hablo de lariñonera, esta planta cuyashojas al trasluz son tan bonitascomo eficiente dicenque es el bebedizo.p. 43Si la foto de esta palmamostrara sus raíces, sabríaspor qué le dicen zancona.Ya lo verás. Por ahora estees su tallo y estos sus frutosque sirven para tanto en lamedicina del Pacífico.p. 44El jengibre, tan asiático,se da en estas tierras tansilvestres. Y lo usan no soloen la cocina sino que, comoGaleno, el griego, tambiénlo emplean contra las náuseasy la debilidad sexual.p. 44El llantén, tan querido,sirve contra la bronquitis,contra la faringitis. Es antidiarreico,expectorante ydiurético. Hasta para hacerensaladas sirve el llantén,tan común.p. 44No solo las hojas, sino laplanta toda del anamúse usa en la medicinaancestral del Pacífico. Paradolores de muela, de cabezay contra el reumatismo.Otra bendición.p. 45La albahaca también se damorada y también la siembranen las azoteas campesinase indígenas. Su infusión lausan contra dolores intestinalesy contra algo que tambiénpasa: los nervios.p. 46Esta planta se llama santamaría blanca. Estaba porallí, por Juanchaco. Tanbellas sus hojas, tan verdes,tan fértiles, que podríaservir solo de linda. Perosirve para mucho más.p. 48¿De cuáles Santa Maríassos vos? Le puedenpreguntar a esta otra santamaría, que es de las deanís. Una belleza quizámenos elaborada que la desu prima, pero bella y útil.p. 49A juzgar por las estadísticasde enfermedades tropicales,el sauco, como sellama esta planta, debe seruna de las más usadas enel Pacífico. Su fama es quesirve contra el paludismo.p. 51Deslumbrante el procesoen este astillero en lasafueras de Tumaco. Uno detantos. Han vuelto láminaslas cortezas rudas de maderafina y esto va camino aser lo que llamamos triplex.p. 51Tan comunes como sonlos astilleros en el Pacíficonariñense y tan comunescomo son el cuángaro y lamaría. También hay aquísajo, escasísimo tras unadespiadada extracción.∙ 142 ∙


Índice de fotografías e ilustracionesp. 52Este es un caraño. Carañose llama el aeropuerto deQuibdó porque por eseentorno habían muchosmuchoscaraños. Pocosquedan porque su maderafue perseguida.p. 52Y este es un cedro güino.Les presento su tallo quese emplea como una maderamuy buena para ebanistería,pero, además de élse extrae un aceite que seusa como plaguicida.p. 53Por muchos caminos delPacífico sur (digo de Tumaco,de Guapi, de Buenaventura)se ven arrumes demangles listos para la venta.Es que con ellos hacencarbón. Pobre mangle.p. 54Linda foto de un oficiolindo. Un ebanista por loslados de La Ceiba, en Nariño,preparaba cabos parapalas. Pulía los trozos desande y uno se embelesabaviendo ese trabajo.p. 56Por fin un nato. Uno de losárboles emblemáticos delllamado Chocó biogeográficoes este. Y este lo escogimosentre muchos que hayporque los natos se asociany viven acompañados.p. 57Cuando se adentra enlo de para qué sirven lasplantas, es fácil de creerque el amargo sirva paraeste techo, por ejemplo. Y,además, da unos palmitosdeliciosos.p. 57Escaso, casi inexistente, elsajo. Este es un ejemplarque hallamos, no al sur,sino al centro del Pacífico.Cuando íbamos en buscade El Salero, una poblacióncon nombre de árbol.p. 59Bambas les dicen selvaadentro a estas raícesimpetuosas del mangle.Porque también hay manglaresselva adentro, endonde abundan los de estaespecie, el mangle suela.p. 59La luz de la selva es esquiva.Imprecisa. Se cuela porentre los doseles y rara vezllega nítida. Pero llegó eneste momento, en el momentoen que enfocábamosuna hoja de riñonera.p. 60A esta inflorescencia lallaman labios de negra y esmuy común en la selva. Esfamiliar del cafeto y se leatribuyen propiedades alucinógenas,aunque más se usapara dolencias pulmonares.p. 60No ha perdido su bellezaesta hoja. Se ha transformado.Y sigue ahí, airosa,entre el bosque potente alcual sigue perteneciendoen el profundo Dariénchocoano.p. 61De estos árboles se obtieneun látex que sirve comocomponente de los chicles.Y su madera es tan fina quealguna vez sirvió para hacerlas traviesas del ferrocarrildel Pacífico. Quién dijera.p. 62Más rico, imposible. Másbello, quizá tampoco. Elcacao, antes de ser todo loque es, permite que salganestos botones de flor. Despuésvendrá el fruto, loscogedores, el chocolate.p. 65Para este panorama demangles, para este manglarenorme, la Expedición<strong>Savia</strong> navegó hasta encontrarla dimensión propicia.En Tumaco es dondeestán los más extendidos.p. 67Hay una algarabía demonte y río cuando seva por los esteros. Unaalgarabía hecha de oleadastenues y de animales ariscosque merodean por losmanglares.∙ 143 ∙


p. 68Cuando se sale de Tumacopor cualquiera de susmuchas rutas líquidas, teencuentras con paisajesasí. Abundan los esteros yen los esteros los manglestienen su reino.p. 70Se llaman neumatoforosy, diría, es como una salade incubación de mangles.Han caído en la humedadflores y frutos que vana reventar luego y seránplantas bravías.p. 72Antes de que se vuelva frutosólido, esta es la flor delmangle piñuelo. Se habíaabierto en la mañana antesde que <strong>Savia</strong> atravesara esosrecovecos de agua en esterospor Tumaco.p. 73Estas son unas raíces demangle blanco que hanlogrado anclarse en lasaguas mitad dulce mitadsalada de los esteros.Sumergidas quedarán y sereproducirán.p. 75Badeas hay muchas enmuchas partes, pero las delPacífico son más grandes.Esta apenas está creciendoen su árbol en Pandó, unrefugio muy verde por loslados de Quibdó.p. 75La riqueza de palmas en elPacífico es infinita. Menosmal. Porque sirven paratodo, o para casi todo. Ytodo lo de ellas. Comoestos frutos de la milpesosque se comen mucho.p. 75Dígalo por sílabas: al-mira-jó.Así aprendimos apronunciar el nombre deesta fruta, tan rara en elresto de Colombia, tanconsumida por aquí. Almirajó.Bien dicho.p. 76La tierra socorre a suspobladoras. Con detallescomo estos lulos, a losque les dicen chocoanossi estás en el Chocó. Y lesdicen nada más que lulosen otras partes del Pacífico.p. 76La tierra también da marañón,este fruto de color¿morado?, ¿rosado?; decolor marañón. Se le llamatambién pero de agua, yel árbol que lo producealcanza hasta doce metros.p. 77Con ustedes, el borojó.Así es cuando está aún ensu árbol, como este queencontramos en el caminoa Tutunendo. Todo un mitoentre los consumidorespacíficos, que son casi todos.p. 78El guayabillo, tan parecidoal arazá, es lo que llaman unarbusto. Y, por serlo, se letiene como ornamental,aunque la fruta que da es estay se emplea en refrescos pordeliciosa y por abundante.p. 80Nada que ver este zapotecon el que llamamos costeño.Este del Pacíficoes más común en elinterior, en la zona Andina,que aquel otro, tancarnoso.p. 81Parece un fruto que hubierasobrevivido a la época de losdinosaurios. Y no. No vienedesde tan lejos. El anón esoriginario del occidentedel Amazonas, y hasta elPacífico ha llegado.p. 81La palma que produce estosfrutos, el cabecinegro, espotente: puede medir hastadiez metros. Y, aunque muyconsumidos, estos frutostienen un pero: la fama deque hacen caer el pelo.p. 83Se dice Pacífico y suena lamarimba. Porque suena encasi toda la región. En Quibdó,por ejemplo, en dondetomamos esta foto. Pero después,al sur, encontraríamosmás marimbas de chonta.∙ 144 ∙


Índice de fotografías e ilustracionesp. 83Muy versátil es el castaño.El castaño colorao y otros,porque son varios sus géneros.Como madera es delas preferidas por las comunidadesindígenas, porquehasta le sacan música.p. 84Estas guitarras, que lasestaban terminando en laCorporación Michittá, enPandó, Chocó, muy prontosonarán con la resonanciaque producen los castañosde las que están hechas.p. 84Las tamboras son fabricadasde varias maderas. Paraesta emplearon un génerodel castaño, el blanco,que se trabaja, de arriba aabajo, en toda la región delPacífico.p. 85Esta palma se llama memé.Y es común usarla comomadera para la fabricaciónde parte de las marimbas.Pero también la usan parala construcción de cerbatanasy flechas.p. 86Este instrumento reproducetormentas. De su interiorsurgen aguaceros torrencialesy vientos endemoniados.Es el guazá. Es cónico ydentro de él hay pepas queproducen esos sonidos.p. 89Común en el Pacífico y belloen muchas partes de Colombia,el balso es infaltable enebanistería por la liviandadde su madera. Y, por esomismo, en la elaboración deinstrumentos musicales.p. 89Se llama así: cununo. Parahacerlo, para que suene,se usa la madera de variosárboles. Algunas veceslos amarres se hacen concáñamos o bejucos muytrabajados.p. 91Arboles colosales son cubiertospor lianas y raícesde hemiepífitas en losbosques del Pacífico. Y delAmazonas. Este victoriosoejemplar está en el senderoYaibí del jardín botánico.p. 91Hay diferencias entre lossuelos del Pacífico y losdel Amazonas. No son, eneste aspecto, tan hermanos.Más fértiles, húmedos, losdel Pacífico y más superficialeslos de la Amazonia.p. 91De la misma familia delguayacán negro o curichichí,este guascanto deja que sutronco se vaya cubriendode musgos. Es inevitable:la humedad todo lo puede,todo lo hace.p. 92Este aliso no estaba en lamitad de la selva. Ni alborde del mar. Lo estuvoalguna vez, pero ahoraes uno de los árboles quesobresalen en el barrio ElJardín, de Quibdó.p. 92No hay datos sobre estavismia cuya hoja en puntade lanza le da tambiénnombre. Pero por su bellezatranquila tiene puestoen los dos bosques y seganó esta fotografía.p. 93La pasiflora, las pasifloras,son asiduas habitantes deestas selvas. Y por ellas lleganhasta Colombia muchosinvestigadores botánicos queestudian sus propiedades ysu diversidad.p. 94En Utría encontramos esteárbol. Un mango. Pero másque eso, es un anfitrión dedocenas de especies. Esuna representación de loque hay en las selvas: unabiodiversidad apabullante.p. 97Bejucos. Muchos bejucos seencuentran al paso cuandose va selva adentro. En elPacífico. Dedicamos estedesplegado gráfico a mostraralgunos de aquellos que nosimpresionaron.∙ 145 ∙


p. 97Quizás la humedad o elsilencio, la quietud y lassombras que son el hábitaten las selvas; tal vez esohace crecer tanto bejucocomo encontramos en lasExpediciones <strong>Savia</strong>.p. 97Tallos largos y flexibles.Así se definen los bejucosde los cuales se extraenfibras que, generalmente,se vuelven piezas artesanales.Artesanías fuertes yduraderas.p. 97De pronto, el asombro. Alencontrar de frente estetallo retorcido, trepador, humedecido.Casi energúmeno.Estaba en los bosquesque hay por los lados deJuanchaco, en el Valle.p. 97A manera de columpioo de hamaca, este bejucoaguarda. Tal vez nadiellegará a habitarlo, peroseguirá ahí, incólume, enmedio del bosque quecircunda a Tumaco.p. 97Un bejucal es un sitiopoblado de bejucos. Pueseste es un bejucal. Existeen el jardín botánico delPacífico, en alguno de sussenderos que recorrimosdurante cuatro días.p. 97Viendo la fortaleza delos bejucos, su solidez, suconsistencia, es fácil entenderel por qué ese “estoybejuco”, que en Colombiadice aquel que está de unmal humor insoportable.p. 100Cuando el mar golpealas orillas de Gorgona yGorgonilla, se abre unabella dimensión de lavegetación. No solo demangles, sino de docenasde arbustos que dan flores.p. 107Esqueletizada. Así describenlos botánicos lo que leha pasado a esta hoja. Unabelleza, para los botánicosy para todos los demás, queha sido sometida al tiempoo a los insectos.p. 108Navegando hacia la ciénagade Jotaudó, en el Atrato, lospacós estaban florecidos.Y entonces eran comoincendios que se entreveíanen medio del bosque espesoy verdísimo.p. 108Podría decirse quetambién en el Pacífico lasceibas tienen su reinado.Abundan en las riberas delos ríos, de las quebradas,de las ciénagas. Y tambiénselva adentro.p. 109La cañagria (en la foto unaflor de cañagria morada) esmuy usada por ser un fuerteexpectorante. Es fama quecalma en un momentico esatos que tenés. Pero tambiénsirve de linda que es.p. 110La humedad, ya está dicho,es lo que hace al Pacífico.Sus lluvias incesantes, sussoles abrasivos, producenese clima que da lugar amusgos como este en elDarién.p. 112De zamias están repletoslos bosques. De estaszamias, de las que tienenestas hojas preciosas queson más preciosas aúncuando el sol les saca de suadentro el color que llevan.p. 113La palma quitasol debeservir, qué duda cabe,exactamente para eso. Paratechos la usan mucho (otramanera de atajar el sol).Y a la fruta le han sacadoprovecho y gusto.p. 113No fue fácil encontrar machareen todos los recorridosde la Expedición <strong>Savia</strong>Pacífico. O escasea o notuvimos suerte. El hallazgose produjo, finalmente, enQuibdó. En la ciudad.∙ 146 ∙


Índice de fotografías e ilustracionesp. 115Vaya usted a saber por quéa la planta de la cual está hechase le llama chocolatillo.La respuesta debe ser másfácil a la pregunta de porqué a la cesta se le llama“cuatro tetas”. Así le dicen.p. 115Recién peinadas despuésdel proceso de tintura ysecado. Así van quedandolas fibras extraídas de lairaca, que después seránmuchos utensilios, muchossombreros.p. 115Uno de los asombros:estas ánforas estántejidas con unas fibras tanresistentes, tan finas, quese compactan tanto, queen ellas se pueden llevarlíquidos.p. 116Cómo te parece que saleroes un árbol. No. No producesal. Produce semillas que losroedores se comen, frutos,cortezas para infusiones. Susfrutos vacíos se usan paraguardar sal.p. 116Rampira se llama la fibrade la cual están hechos estossombreros, o tocados ocachuchas. Elegantes en sumedio ambiente, y quienestá feliz de exhibirlo sellama Byron.p. 116La región del Pacífico tienetanto (o todo) que ver conlas aguas, que es apenasnormal que produzcaartesanías en su recuerdo.Esta balsa –de balso– llevatambién parte en damagua.p. 116No solo de balso seco y delcolor del balso viven algunasartesanías. Tambiénel balso es adornado conpinturas porque su livianamadera se presta parahacerle morisquetas.p. 117Quien tenga cucharasde madera de chachajo,guárdelas. No las ofrezcani las regale. Son finísimasy van camino a la desapariciónporque el árbol esperseguido por bueno.p. 117En esta pieza artesanal hayvarias virtudes. La madera,de carrá: finísima y remota.El diseño del banco, que escómodo, y el espaldar quesimula un remo. CreaciónPacífico.p. 117Ya mostré —y dije— dela palma cabecinegro, denombre masculino a pesar deque palma es femenino. Estapalma produce unas brácteascon las que cubre su inflorescenciay, de ellas, artesanías.p. 118Todos los de <strong>Savia</strong> comprarony llevaron de estapieza elaborada en chonta.Una belleza que ofrecencomo soporte. ¿Soportede qué? De lo que usteddecida.p. 118De la iraca, bendita, queno es una palma a pesarde parecer una palma yde que muchos la llamanpalma, se extraen fibrasque también sirven paraestos cestos.p. 118La madera del árbol dedamagua se deja extraerla corteza muy delgada.Como de papel. Sirvepara procesos industriales,pero por su fácil manejo laconvierten en pulseras.p. 119Son más bien recientes losanillos que tallan de la tagua,el maravilloso marfil vegetalque hace muchos años fue lamoneda en el Amazonas. Seestán vendiendo mucho estosanillos.p. 119Vayan a la playa. O a laspiscinas. Vayan para queidentifiquen que esas pavasque se llevan como protectorasdel sol son de estematerial. De iraca cuyasfibras son teñidas.∙ 147 ∙


p. 119El oquendo no habíaentrado en escena en estasreseñas. Pues acaba dehacerlo. Oquendo es unárbol de madera fina con lacual, por ejemplo, se tallanpiezas como estas.p. 120No sabemos qué aceptacióntengan estas pipas trabajadasen la durísima tagua.Pero si se juzga por la cantidadque se ofrece en tiendasartesanales del Pacífico, sedeben vender mucho.p. 120El oquendo otra vez. Lamadera del árbol convertidaen objeto útil, esta vez parala cocina. Cucharas deesta finura que hacen,especialmente, por los ladosde Nuquí.p. 120Faltaba más que fuerana faltar las artesaníashechas con coco. Haymuchísimas, como haymuchísimo coco. Monederosy carteras hechascon coco, como estas.p. 121La fibra de iraca es muyusada en esta y en otrasartesanías. De ella tambiénse fabrican estas pulserasque inundan los mercadosde mantas al suelo en todaslas plazas de Colombia.p. 121Paciente esta tejedora defibras de palma tetera, trabajaconcentrada en mediode la Feria de Artesaníasen Bogotá. Venía de Guapi,Cauca, en donde esteoficio es habitual.p. 121Este banco, hecho encedro, tiene connotacionescasi rituales. Sin el casi.Porque al banco le llamanpensador y es un asientocómodo para el poco usualejercicio de pensar.p. 123No hay que navegar muchoa la salida de Tumaco paracomenzar a admirarse deeste entramado de manglares.Mucha vida se respiraen ellos, y si hay sol es unpaseo exquisito.p. 123Obligados por el fracasode los monocultivos, loscampesinos de Tumaco ysus alrededores han vueltoal cacao. Un productode pancoger que secan aborde de los caminos.p. 124Las raíces del mangle piñuelose hunden en los barrizalesque hacen los esteros, esamaravillosa unión de aguassaladas y dulces. Muy prontohabrá más raíces porquecrecerá el mangle.p. 124Los sábados por la mañanallegan a los embarcaderosde Tumaco muchospescadores de cangrejos ylangostas. Llegan a ofrecerlosen estos empaqueshechos de iraca.p. 125En la región del Pacíficohay una historia con el anturiorojo. Fue tan apetecidoen una época por holandesesque casi queda extinguidopara siempre. Menos malsiguen brotando.p. 128Tumaco es una sorpresaporque es un pueblo bello, declima agradable, de cocinaestupenda. Una gastronomíaen la cual el coco es tanbásico como el pescado y elplátano.p. 128En Tumaco hay brisa. Haycocos. Hay cangrejos, buenosrestaurantes y gentequerida. Y también hayaserríos, muchos aserríos,todo lo cual construye laidentidad de Tumaco.p. 129Cuelgan las hojas de labadea en los árboles. Porconsumirla tanto se hainvestigado tanto y le hanencontrado propiedadesmedicinales que tienen quever con las neuronas.∙ 148 ∙


Índice de fotografías e ilustracionesp. 129Faltaba este manglepor mostrar. El mangleiguanero, que es uno de losgéneros de estas plantasusuales, decorado perfectoy útil de toda la región deTumaco.p. 130Hay que navegar mucho porlos recovecos de los canalesque hay en las afueras deTumaco para llegar hastaaquí. Y si la marea está bajita,hay que caminar por entre elagua para ver Papayal.p. 130Un papayo es un papayo,aunque para los dePapayal, el corregimientomás o menos cerca deTumaco, es la planta quelos identifica y les da elnombre.p. 131Sorprende El Salero.No solo porque no nosimaginábamos que fuera,también, el nombre deun árbol. Pero lo que mássorprende es la belleza yorden de este poblado.p. 131Este es el árbol salero.Arrogante, alto, frondoso.Y de madera dura quesirve para mucho, comosirven para mucho sussemillas, favoritas de tantoroedor que por allí vive.p. 132En La Ceiba pocos sabenpor qué el poblado sellama así. Y desconocen,también, el significado delárbol como libertad. Peroallí viven, cerca de Tumaco,en La Ceiba.p. 132Pocos árboles son tan comunesen todo el país comola ceiba. En cualquier partehay alguno de sus géneros.Todas, llámense como sellamen, son amplias, acogedoras,frescas.p. 133Hay que salir de Quibdó paraempezar a encontrar paisajes,dijéramos, más tranquilos.Menos congestionados. Yes ahí cuando se encuentraa Guayabal, este poblado atravesadopor aguas.p. 133Sabido y reconocido.Alcanza a oler cuando biense le mira. Un guayabo,uno de los árboles de guayabaque hay en este pueblochocoano que le rindehomenaje a su aroma.p. 137Los caminos que había, si loshubo, se extinguieron también.De Santa María la Antigua delDarién queda nada más unaidea, una leyenda. Unos documentosy coberturas vegetalescomo esta.p. 137En la zona donde sesupone que estuvo SantaMaría, hay lo que en elresto del Pacífico: enormesárboles, bejucos, plantas pormillones. Como esta palmabejuco llamada matamba.p. 138Por raíces como las queves es que a esta palma lallaman zancona. Parececaminar. O querer impulsarseen esas raíces parabuscar otros suelos igualde fértiles.p. 139Entre el ímpetu de árbolescolosales y entramados debejucos sólidos, aparecede pronto esta sutileza.Una chigua macho que esdelicada como un mantoen estas tierras.ContraportadaMirados en otra dimensión,racimos de chontaduro.Tan importantees para el Pacífico, tanpopular, tan cultural, queel chontaduro se ganatambién la contracarátula.∙ 149 ∙


Fotografías deTatiana Gómezp. 59Aquí arriba y allá abajo,esta cobertura vegetal dehojas de pacó preserva lahumedad en el suelo. Esuno de los secretos de lafertilidad de los bosquesdel Pacífico.p. 97Para artesanías, sí. Algunosde ellos para atacar dolencias.Y otros para amarresde techos y maderos en lasconstrucciones. Benditoslos bejucos que sirven paratanto en estos bosques.p. 99Desde unos kilómetrosantes de llegar a ella, antesde desembarcar en ella,Gorgona se ve así. Todoayudó entonces: el cieloestaba despejado y el martranquilo.p. 99Asombra el poder de lavegetación sobre las ruinasde lo que alguna vez fue lacárcel de Gorgona. Purabotánica ahora en dondeantes había soledad yterror.p. 100Los rayos que se filtranpor el dosel permiten verel tamaño y la forma de lashojas de los árboles. En algunaspartes de Gorgona,los árboles han superado lacrisis que casi los extingue.p. 102La vegetación ha recuperadosu espacio en Gorgona.Estas paredes eran las malditasparedes que separabana los reclusos de la libertad.No pudieron derribarlas. Lanaturaleza sí.p. 104Las selaginellas suelenpasar desapercibidas. Enmedio de tanta y tanta vegetación,de tanto arbusto,de tanta trepadora/liana/árboles como hay en Gorgona,esta tiene su puesto.p. 104El peine mono es uno delos árboles y de los frutosemblemáticos de esta zonade Colombia. Las puntasque lo caracterizan, comoun peine, son constantesen estos bosques.p. 126En Tumaco soplan brisasdesde su mar crispado.Ellas ayudan a un paisajecompuesto por palmas dechontaduro que se mecenfelices en las orillas delPacífico.Fotografías deAna María Cano p. 28p. 30No solo existen las bromeliaspara los amigos o losmuy amigos de ellas. Sontantas y tan deslumbrantesque se aparecen al pasocuando vas por los bosquesdel Pacífico.Amplio como la playa quelo limita con el Pacífico,el jardín botánico, cercade Bahía Solano, es todoesto en la orilla. Y bosqueadentro es un catálogo dela riqueza que tenemos.p. 105La casa tomada. Elcomedor de la prisión queestuvo abierta veinticuatroaños y que surtía sus hornoscon maderas de todaGorgona, está ahora así. Elcomedor tomado.∙ 150 ∙


Índice de fotografías e ilustracionesFotografía deLuca Zanetti p. 68Toda una cultura, ademásde una actividad económica,es la recolección de pianguaentre los manglares. Casisiempre son mujeres las quese sumergen entre las raícesa extraer moluscos.Fotografías deHéctor Rincón p. 12Sucede en cualquierquebrada, en cualquierrío, en cualquier estero, eneste momento del Pacífico.Aquí en Pandó el troncobaja hacia los pueblosllevado por el aserrador.p. 31Despelucada y multicolorida,esta belleza desapotolongo llevaba ya dosdías florecida en un senderodel jardín botánico. Estabaesperando que su belleza nomuriera con ella.p. 67p. 69p. 88p. 101p. 105Insólito en su forma, perono escaso entre manglares,apareció este botón femeninode zamia, cuandonavegábamos por los bellosesteros espesos de Ladrilleros,Valle del Cauca.La forma y la solidez es labelleza que abruma de estefruto del mangle piñuelo.Hallamos muchos esemediodía en Utría. Cuandomadure caerá sus raíces en elbarro y allí germinará.De las guaduas, de la amarillay de la verde, se obtienensonidos. Porque consus tallos cóncavos y muyresistentes se contribuye ala fabricación de partes delas marimbas.Es obvio que a esta plantala llamen bastoncillo. Loes. Y es alta y firme. Salede pronto entre lo queen las ciudades llamamosmaleza, lo que en la selvaes vida pura.Sin que haya un censo querespalde lo que voy a decir,lo puedo decir: en Gorgonala planta más asiduaes el pacó. O pácora. Yestá bien que así sea: quécolorido el que tiene la isla.Ilustraciones deAlejandro Garcíap. 107Restrepop. 17 Mapa de la regiónp. 32p. 64Aguas, suelos. Lluvias,humedad, sopor. Todo estoselva adentro en el Chocó,en el sur, en el norte. Todoeso y yarumos o guarumosque dejan sus hojas encualquier parte.El Pacífico es este. Muchoterritorio cabe dentrode él. Su dimensióncontinental y sus áreas deultramar. Para la rosa delos vientos sirvió de inspiraciónla heliconia.Formal, como lo era, elcientífico José Cuatrecasases nuestro primer sabio de<strong>Savia</strong> Pacífico. Todo loque hizo está en su perfil.Mucho de lo que amó lorodea en este retrato.Un orgullo de Colombiay uno de los personajesimportantes del Valle delCauca —si no el más—.Víctor Manuel Patiñovisto por la ilustración de<strong>Savia</strong> para su homenaje.∙ 151 ∙


p. 96Alwyn Gentry es el máscontemporáneo de los sabiosque han ocupado estasgalerías de la Colección<strong>Savia</strong>. Y el más informal:sin saco, sin corbata, comocasi siempre vestía.Guardas inicialesLas guardas de un libromerecen consideración ydetalle. Que tengan quever con el contenido, desdeluego. Por eso en estasestán árbol, hojas, flor yfruto del cacao.p. 8Para todas estas “letrasvegetales”, que llamamoscapitulares, el ilustradorde <strong>Savia</strong> extrajo ideas delas mismas plantas delPacífico. Esta es la flor delsapotalongo.p. 10Gallito, Zaragoza o capitana.Cualquiera de estosnombres le dan a la flor dela Aristolochia grandifloraque le encanta a los insectosy nos sirve de letra Sen este tomo de <strong>Savia</strong>.p. 18De distintos segmentosde la palma San Juan estáhecha esta N, con la quese abre el capítulo del ríoAtrato. Hay razón: SanJuan fue el primer nombreque le dieron al Atrato.p. 26La iraca es la fuente visualde esta interpretación de laletra c. Con C contamos,celebramos y clasficamos,los caminos del jardínbotánico del Pacífico enBahía Solano.p. 34Para el capítulo de cocinala referencia es gastronómica.La planta del Arachishypogaea, que es la queproduce el maní con el quese hacen las empanadas depipián.p. 42Es fama que la verbena esuna de las plantas que máspoderes curativos tiene.Casi milagrosa. Esta letraestá hecha teniendo comoidea la espiga de la flor dela verbena.p. 50Si vamos a hablar demadera, como en estecapítulo, hagámoslo desdeel principio. Y desde elprincipio la letra P hechacon lo que deja ver el frutodel cativo, un maderable.p. 58La serranía del Darién,una inmensidad remota endonde germinan, crecen,se robustecen, bejucoscomo este. El que llamanescalera de mono, firmecomo una U.p. 66El ilustrador escogió elmangle botón (uno de losque ha sido clasificado enel Pacífico) para el capítuloque habla de ellos, delos protectores de tantavida al borde del mar.p. 74Vuelve a aparecer aquí elchontaduro. Tanto comoaparece en cada kilómetrocuando se recorre elPacífico. Esta P está hechacon la forma de uno de susmuy apetecidos racimos.p. 82Casi todo en la selva suena.Por sí mismo o porquea sus maderas, a sus flores,a sus semillas las ponen asonar. Como estas semillasde achira de las cuales salela letra H.p. 90Muchas plantas, frutos,árboles son comunes a lasselvas del Pacífico y delAmazonas. Entre ellos,hermandad. En ellos,marañones que sirven deinspiración para esta letra.p. 98Esta D es una mezla demachare y serpientes. Unamezcla porque con ellaquisimos expresar la presenciade unas y de otrasen Gorgona, ese paraísoen el mar.∙ 152 ∙


Índice de fotografías e ilustracionesp. 106p. 114p. 122p. 136Guardas finalesLarga es la serranía delBaudó, fundamental entoda la diversidad delPacífico. Una diversidadde la que hace parte elzapote, cuyas flores estánexpresadas aquí así.Con la caña flecha sehacen pavas, sombreros,pulseras, portaplatos. Yen fin. Y con la hoja de lacaña flecha se hizo estaletra M para empezar amostrar artesanías.Por la zona de Tumaco,esa belleza de poblaciónal sur-sur del Pacífico,proliferan las flores inmensascomo la Aristolochiagrandiflora, tenida como laflor más larga del mundo.Las flores y las hojas de laSanta María son memorables.Hay en todas partes,incluida aquella tierra endonde se ubica la historiade Santa María la Antiguadel Darién.A la expedición <strong>Savia</strong>Pacífico le asombró lamagnitud de las bambas delmangle suela. Al ilustradortambién, y por eso las guardasde salida de este tomoestán consagradas a ellas.Ilustraciones deEulalia deP. 33P. 33P. 33ValdenebroCon paciencia de artista, lailustradora captó en Ladrillerosesta parte de manglepiñuelo que parece la pinzade un cangrejo. Será quepor allí ambos (mangle ycangrejos) abundan.Emblemático es el árboldel pan en todo el Pacífico.En todo Colombia. Esque sirve para mucho,especialmente para laalimentación. Nutritivo y ala mano.Por donde voltees, pordonde navegues, por dondevayas, hallarás heliconias.Grandes, rojas, variadas. Sonmuchas las que se aparecerána tu paso en el amplioPacífico de Colombia.Infografía deMarcela GarcíaP. 135La región del Pacíficocolombiano es larga y estrecha.Y rica, muy rica, ensu botánica. Dentro de ellahay estos parques naturalesnacionales, decretados parala preservación.∙ 153 ∙


Bibliografía <strong>Savia</strong> PacíficoBibliografíaTal vez el Pacífico de Colombia haya sido menos mirado o escrito que las otras regionesde las que hasta ahora se ha ocupado la Colección <strong>Savia</strong>. Y —sin el tal vez— en toda la zona del Pacífico haymenos centros de documentación por razones que tienen que ver con todo el desdén con el que ha sido miradaesta inmensa, fértil y promisoria Colombia. Salvo Quibdó, Buenaventura y Tumaco, no hay otros conglomeradosurbanos que puedan llamarse ciudades, y solo en ellas es posible encontrar algún tipo de documentos que hablende su inabarcable riqueza. Lo dicho no es una queja. Es una descripción más de lo que es el Pacífico de Colombia,en cuyas entrañas vive la más vasta biodiversidad del mundo, según documentos internacionales. Organismosdel mundo se han ocupado de este territorio con curiosidad y asombro. Como sea, hurgando bibliotecasencontramos muchos apoyos para la labor de hacer este tercer tomo de Colección <strong>Savia</strong>. Y en todosellos —por escasos que sean— encontramos motivos para seguir pensando que estamos anteun territorio que merece mucha mayor atención, más pesquisas, más contribución paraque sea incorporado al desarrollo integral de Colombia.tAbadía, G. (2003). Instrumentos musicales de Colombia [cd-rom]. Bogotá: Fundación BAT Colombia.Álvarez-León, R. (1993). “Ecosistemas de manglar en Colombia”. En L. D. Lacerda (Ed.), Conservación y aprovechamientosostenible de bosques de manglar en las regiones de América Latina y África (pp. 69-91).International Society for Mangrove Ecosystems.Arango, A. M. (2002). Cantaré “Una canción que comienza en la selva y termina en California”. [Tesis depregrado en antropología]. Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia.Artesanías de Colombia., & Duque, C. (2004). Informe a la Comisión Tercera del Senado de laRepública. Bogotá: Artesanías de Colombia.Atlas Visuales Océano. (1998). Botánica. Barcelona: Océano.Atuesta, C., Arroyo, C., Cañón, M., Tamayo, C. M., Rey, C. A., López, A.,… Ortiz,L.A. (2009). Santuario de Fauna y Flora Malpelo. Reseña 2005-2009. Unidad Administrativa Especialdel Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia.Barreto, M. (2000). En el Pacífico chocoano, artesanos por naturaleza. Oficios, técnicas, artesanos y productosen los municipios Nuquí y Bahía Solano. Chocó: Fundación Natura Colombia.Bermúdez, E. (1985). Los instrumentos musicales en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.- (1995). Historia de la música en Colombia: Música indígena, tradicional y cultura musical durante el periodocolonial siglos xvi-xviii. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura.∙ 154 ∙


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ÍndiceonomásticoCon el fin de dar validez y permitir que una obra de difusión como <strong>Savia</strong> Pacífico de la colección <strong>Savia</strong>,Inventario botánico de Colombia, permita a los lectores una aproximación y búsqueda ágil de información, se presentael índice onomástico.Este índice se organizó en estricto orden alfabético; da prioridad al nombre de la planta -sustantivo- en su uso vernáculo,por considerar que esta es una obra de difusión.La inclusión y presentación de los nombres científicos es válida porque durante siglos los humanos hemos intentadoordenar el conocimiento para explicar a todos los seres que forman la vida. Cuando ese saber se convirtió en ciencia, lataxonomía fue un recurso para organizar la multiplicidad de sus formas. La palabra Taxonomía significa el ordenamientobajo una norma o regla. El siglo xviii, legó a la humanidad formas de ordenamiento basados en los sistemas; así, CarlosLinneo creó un método de ordenamiento binomial que consistió en clasificar los nombres de los animales y las plantascon dos palabras en latín, lengua que permitiría la universalidad del conocimiento.La unidad básica de la organización de plantas y animales se basó en las especies. Por ello, en las clasificaciones se ordenade forma jerárquica, buscando una regla o clasificación sobre taxones. La primera categoría del nombre en latín es laespecie, la segunda el adjetivo específico o epíteto específico, que define alguna característica o propiedad que identificaa la especie. Sin embargo, hoy también caben las categorías trinomiales, es decir los nombres se componen de tres taxonesque se refieren a subdivisiones menores de una especie. En la elaboración de los capítulos de <strong>Savia</strong> Pacífico, al referirsea los nombres científicos de las plantas, primó la denominación binomial.En menor grado, la presentación de los nombres científicos en <strong>Savia</strong> Pacífico, se hizo de manera exclusiva o bien conel nombre, o bien con el adjetivo. Vale la pena aclarar que el segundo taxón puede ser una abreviatura y se refiere a todaslas especies individuales dentro de un género. En el índice <strong>Savia</strong> Pacífico podemos encontrar las abreviaturas como sp.en singular o spp. en plural: con estas se indica muchas de las especies individuales dentro de un género y con aquella unaespecie concreta cuyo epíteto es desconocido o carece de importancia.Finalmente, el índice incorporó el nombre de las familias, que hace referencia a grupos mayores de plantas que compartenel mismo género y características. En <strong>Savia</strong> Pacífico estas palabras son de importancia, ya que en muchos capítulos fuefrecuente la mención de las familias si se compara con la mención de los nombres vernáculos o los nombres científicos.Esperamos que el lector pueda hacer uso de esta información detallada y exhaustiva a la hora de encontrar de maneraprecisa los nombres de las plantas de la región del Pacífico colombiano.t∙ 163 ∙


AAbarco 14, 15, 20, 23, 28, 50, 53, 55, 63, 109Cariniana pyriformis 14, 15, 23, 28, 53, 55,63-chibugá 15, 23, 50, 55,63Lecitidáceas 15, 23, 39, 55, 63Abrojo 109, 139Dialium guianense 139Achiote 37, 39, 40, 111, 141Bixa Orellana 37, 39, 111-bijo 39, 109, 111Bixáceas 39, 111Achira 84, 85, 87Canna indica 85, 87-bandera 87-corneta 87Cannáceas 85, 87Agraz 58Aguacate 30, 45, 54, 101, 103Persea americana 30, 101, 103-árbol 54Lauráceas 23, 30, 103Aguacatillo 30, 101, 103Caryodaphnopsis theobromifolia 30, 101, 103-caoba 103Lauráceas 23, 30, 103Aguanoso 109Ají dulce 37Ajo 40Ajonjolí 48Albahaca morada 41, 45, 142Ocimum campechianum 41, 45Albahaca de olor 45, 47Ocimum basilicum 45, 47-albahaca 47-albahaca de castilla 47Lamiáceas 39, 47Algas 81Algodón 23Malváceas 23, 55, 63, 79, 85, 87, 95, 109, 111, 127Alisos 58, 92, 145Piptocoma discolor 92Almirajó 75, 77, 79, 80, 14Patinoa almirajo 78, 79Malváceas 23, 55, 63, 79, 85, 87, 95, 109, 111, 127Altamisa 45, 47Ambrosia peruviana 45, 47-artemisa 45, 47Ambrosia artemiisifolia 47Asteráceas 47, 103Amapola 48Anón 21, 81, 144Rollinia mucosa 81Anonáceas 14, 109Anamú 44, 144Anjicá 48Anturio 141, 155Anturio cuna de niño 26Anturio morado 31Anthurium 31Anturio rojo 125, 148Anthurium andreanum 125Apocináceas 109Arazá 77, 144Eugenia victoriana 77-guallabilla 144Árbol del pan 33, 35, 82, 141Fruto del árbol del pan 34Arctocarpus Altilis 33, 35, 82Arracacha 41-arracachales 62Arroz 23, 37, 38, 39-arrozal 21, 23, 38, 142Oryza sativa 23, 38, 39Poáceas 23, 39, 86, 87, 95, 109Aserrín 109BBacao 28, 40, 142Teobroma bicolor 40-cacao chocoano 28Badea 75, 78, 129, 144, 149Passiflora cuadrangularis 75, 78, 129Pasifloráceas 78Balso 20, 54, 55, 85, 87, 89, 95, 114, 116, 140, 145, 147∙ 164 ∙


Índice onomástico <strong>Savia</strong> PacíficoOchroma pyramidale 20, 54, 55, 85, 87, 89, 95, 116-tambor 55, 87, 95Malváceas 23, 55, 63, 79, 85, 87, 95, 109, 111, 127Bambú 54, 87, 88Phyllostachys aurea 87Poáceas 23, 39, 86, 87, 95, 109Banano 14, 15, 23, 39, 77, 79Musa x paradisiaca 39, 77, 79-plátano 39, 79Musáceas 23, 39, 79, 139Banco 87Hernanda didymantha 87-tambor, 87Hernandiáceas 87Bejucos 26, 29, 32, 44, 82, 97, 146Bejuco campano 42Bejuco matamba 85, 86, 87Desmoncus orthocanthos 25, 85, 87, 137-atajadanta 87-matamba 25, 87, 114, 141-palma bejuco 25, 137Bejuquillo de anguilla 42Bicho 48Bijao 29, 36, 141Calathea lutea 29-bihao 114Bonga bruja 136Hura crepitans 136Bore 37Borojó 28, 29, 32, 46, 47, 77, 79, 80, 109, 144Borojoa patinoi 28, 29, 32, 46, 47, 77, 78, 79, 80Rubiáceas 47, 78, 79Borojó del Pacífico 78Borojoa duckei 78Botoncillo 45, 47, 49, 101, 103Acmela sp. 47, 48, 103Asteráceas 47, 103Brachiaria (véase pastos) 21Brisicáceas 58Bromelia(s) 26,28, 29, 32, 151Bromeliáceas 14, 23, 26, 28, 39, 47, 79, 81, 109Búcaros 62CCacao 30, 35, 62, 123, 124, 126, 127, 128, 129, 132, 141, 142,143, 148Theobroma cacao 30, 35, 62, 123, 127-chocolate 23, 41Malváceas 23, 55, 63, 79, 87, 95, 109, 111, 127Caimitos 21, 71, 79, 109Pouteria caimito 71, 79-caimo 71, 79, 80Sapotáceas 79Calabaza 40Calambrera 48Caléndula 47Asteráceas 47, 103Calenturito 48-calenturita 48Camajón 136-panamá 136Sterculia apetala 136Campanilla 19, 140Kohleria sp. 19Canela 36Canelo 20, 23Aniba sp. 23Lauráceas 23, 30, 103Caña de azúcar 14, 15, 21, 23, 38, 39Saccharum officinarum 23, 39-azúcar 23, 39Poáceas 23, 39, 86, 87, 95, 109Cañaflecha 114, 139Cañagria 109, 146Costus sp. 109Caña menuda 41Caoba 13, 15, 63, 109, 139Swietenia macrophylla 14, 63, 139-caobo 62-caoba americana 63Meliáceas 15, 55, 63Castaño colorao 83, 145Cansopneura atopa 83Caracolí 20, 23, 28, 53, 55, 92, 95, 109, 111Anacardium excelsum 23, 28, 53, 55, 95, 111, 138∙ 165 ∙


-aspavé 28, 53, 55, 111, 136Anacardiáceas 23, 55, 95, 109, 111, 127Carambolo 77, 79Averrhoa carambola 77, 79Oxalidácea 79Caraño 52, 143Trattinnickia aspera 52Carbonero 20, 109Caryodaphnopsis 29, 30, 141Cariofiláceas 58Carrá 29, 117, 147Huberodendron patinoi 29, 117Carrizo 86, 87Olyra latifolia 86, 87-pito 86, 87Poáceas 23, 39, 86, 87, 95, 109Castaño blanco 84Cativo 14, 15, 20, 23, 62, 63, 138Prioria copaifera 14, 63, 138-aceite 23, 63-amansa mujer 23, 63Fabáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 79, 80, 87, 95, 109,111, 127Caucho 61, 63, 64, 73, 84, 87, 109, 124, 139Castilla . 63Castilla tunu 139Moráceas 14, 55, 63, 84, 87, 109, 111Caucho negro 84, 87, 129Castilla elástica 84, 87Moráceas 14, 55, 63, 84, 87, 109, 111Hevea brasilensis 63, 109Euforbiáceas 39, 63, 109, 111, 127Cebolla larga 37, 40Cebolla cabezona 37, 40Cedro 14, 15, 20, 28, 50, 52, 139, 148Cedrela odorata 14, 28, 52, 139-amargo 55-bastardo 55Meliáceas 55, 63Cedro guino 52, 121, 143Carapa guianensis 52, 121Cedro macho 84Ceiba 14, 15, 20, 23, 29, 63, 108, 109, 111, 131, 146Ceiba pentandra sp. 14, 23, 108, 111, 131-árbol de la libertad 129-bonga 23, 111Malváceas 23, 55, 63, 79, 87, 95, 109, 111, 127Ceiba amarillaHura crepitans 63-lechosaEuforbiáceas 39, 63, 109, 111, 127Ceiba jerarca 29Celedonia 45, 47, 49Peperomia pellucida 49-cledonia 47Piperáceas 32, 47, 79Cerezos 58Cestillo 114Cidra 101, 103Citrus medica 101, 103-limón 101, 103Rutáceas 103Cidrón 45Cilantro cimarrón 37Eryngium foetidum 37-cimarrón 39-chillangua 37, 39Apiáceas 39Cilantro 46Apiáceas 39Ciperáceas 109Clavo 36Clavo morado 48Coco 37, 39, 74, 79, 101, 102, 103, 120, 125, 128, 129, 138, 148Cocos nucifera 37, 39, 74, 79, 101, 103, 120, 128, 138Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Cocobolo 55, 56, 57, 139Dalbergia retusa 55, 56, 57-palisandro 55Fabáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 79, 80, 87, 95, 109,111, 127Cohiba 109Colicencio 48Corazón 25, 141Calladium bicolor 25∙ 166 ∙


Índice onomástico <strong>Savia</strong> PacíficoCordoncillo 79Piper angustifolium 79Piperácea 79Corotu 139Costillo 28, 109Aspidosperma megalocarpon 28-bijo 109Cotorrera 48Cuángare 51, 55, 71, 72, 111, 125, 127, 128Iryanthera megystophyla 55Otoba gracilipes 55, 72, 125, 127Otoba parvifolia 55, 72Otoba sp. 71, 72, 111-otobo 109,127Virola dixonii 55, 72-nuanamo 71-cuángare 71Miristicáceas 55, 71, 109, 111, 127Cuipo, árbol. 136Cavanillesia platanifolia 136Cuña 125Swartzia amplifolia 125Curuba 77, 78Chiles 40Chirarán 37, 39Ocimum basilicum 39Lamiáceas 39, 47Chocolatillo 114, 147Ischnosiphon arouma 114Choibá 13, 15, 28, 29, 50, 54, 55Dipteryx oleífera 13, 15, 28, 55-almendro de montaña 15, 55Fabáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 79, 80, 87, 95, 109, 111, 127Chontaduro 13, 14, 15, 34, 39, 53, 55, 64, 77, 79, 80, 81, 84, 87, 95, 109, 140Bactris gasipaes 34, 39, 53, 55, 77, 79, 81, 84, 87, 95, 118-pejibá 39, 87-pepiré 39, 87Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87, 95, 103, 109, 111, 127Chuscal 21,23Chusco 114DDamagua 22, 114, 116, 118, 140, 147, 148Poulsenia armata 22, 116, 118Dormidera 45CHChachajo 109, 117, 147Aniba perutilis 117-comino 53, 109Chalbiande 125, 127Virola reidii 125, 127Miristicáceas 55, 71, 109, 111, 127Chanó 14, 55Humiriastrum procerum 14, 55-chanul 55Humiriáceas 55Chapul 53Chaquiro 53Chigua 71, 139Zamimia roeslii 71Zamia chigua 139, 146-helecho 71Zamiáceas 71EEscancel 46, 47Lippia alba 47Drymonia sp. 47Gesneriáceas 47Escobilla 48-escobillo 48Espino 58Epífitas 26, 32, 81Drymonia sp. 46Ericáceas 109FFlor de totumo cimarrón 48Frailejones 32Espelitiinae 32Fresno 109∙ 167 ∙


GGesneriáceas 47Golungo, árbol 29Gramalote 21, 23Grosella 79Phylantus acidus 79Filantáceas 79Granadilla 78Granadillo 87Dalbergia melanoxilon 87Fabáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 79, 80, 87, 95, 109,111, 127Guadua 54, 84, 86, 87, 88, 92, 95, 133, 145Guadua angustifolia 86, 87, 95Poáceas 23, 39, 86, 87, 95, 109Guamo 79, 80, 95Inga sp. 79, 80, 95Fabáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 79, 80, 87, 95, 109,111, 127Guanábana 21,34Guandú 48Guayaba 21, 23, 37, 76, 77, 79, 95, 101, 103Psidium guajaba 23, 76, 79, 95, 101, 103, 133-guayabo 133Mirtáceas 23, 79, 95, 103Guayabillo 20, 78, 79Eugenia victoriana 78Mirtáceas 23, 79, 95, 103Guayabo 133Eugenia sp. 133Guayacán 20Guayacán negro 50, 145-curichí 145Guayacán rosado o roble 23, 28, 95, 111, 127Tabebuia rosea 23, 28, 52, 55, 95, 111, 125,127, 139-guayacán 20, 56, 125-ocobo 23, 95, 127-guayacán 95, 111, 139-garza 125Minquartia guianensis 56, 139Bignoniáceas 15, 23, 55, 95, 96, 109, 111, 127Guascanato 91Minquartia punctata 91HHalófitas 69Helecho 31, 32, 69, 71, 81, 100Gleichenia sp. 101Helecho chiguamacho 71-ranconcha 71Pteridáceas 71Heliconia 21, 28, 29, 30, 33, 140Heliconia sp. 33, 81Heliconia atratensis 21,23Heliconiáceas 14, 23Hepática 100Higuerilla, aceite 45Higuerón 45, 109Hobo 21, 23, 24Spondias mombin 23-ciruelo 23Anacardiáceas 23,55, 95, 109, 111, 127Huino(s) 28Carapa guianensisIIncive 54JJagua 139Jengibre 44, 142Zingiber officinale 44Jigua 109Juan de la verdad 48LLabio de negra 60, 143Psychotria poeppigiana 60Lamiáceas 39,47∙ 168 ∙


Índice onomástico <strong>Savia</strong> PacíficoLaurel 53Lechero 50, 138Brosinum alicastrum 138Lechuga de agua 62Lianas 26, 29, 90, 91, 150Líquenes 32, 69, 71, 90Lirio Popa 110,Couma macrocarpa 110Lulo 34, 36, 39, 144Solanum quitoense 36, 39Solanáceas 39, 109Lulo chocoano 76Solanum cf. Candidum 76LlLlantén o yantén 44, 45, 47, 49, 142Plantago major 44, 47, 49-chiracrú 47Plantagináceas 47Piperáceas 32, 47, 79MMacharé 15, 54, 100, 103, 113, 125, 127Symphonia globulifera 15, 100, 103, 113, 125-campano 54-tometo 127Clusiáceas 15, 103Maíz 20, 23, 39, 40, 41, 54, 58,64, 129Zea Mays 23, 39-semillas 54Poáceas 23, 39, 86, 87, 95, 109Maíz peto 36Malagueto de playa 139-majaguillo 139Malanga 42-rascadera blanca 42Malváceas 23, 55, 63, 79, 87, 95, 109, 111, 127Mamones 21Manglar(es) 8, 13, 14, 15, 23, 28, 29, 30, 50, 65, 66, 68,69,72, 97, 123, 126, 129, 130, 148, 151, 154, 156-raiceros 72Mangle(s) 14, 15, 20, 26, 28, 29, 53, 55, 66, 67, 68, 70, 72,109, 124, 129, 143, 144, 149-árboles que caminan 66Mangle blanco 15, 53, 55, 71, 72, 73, 124, 127, 139, 144, 150Laguncularia racemosa 15, 53, 55, 71, 73, 124-feliz blanco 15, 53, 55, 71, 72, 73, 124, 127, 139,144, 150-roble 55Combretáceas 15,23, 55, 63, 71,72, 127Mangle colorado 15,71Rizóphora harrisonii, 53, 55, 67, 69, 72Rizoforáceas 15, 55, 71, 127Mangle nato 15, 71, 87, 111, 124, 127,Mora oleífera 15, 28, 71, 72, 87, 111, 124, 127-nato 28, 109, 143Fabáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 79, 80, 87, 95, 109,111, 127Mangle negro 15, 53, 55, 71, 72, 73, 124, 129Avicennia germinans 15, 53, 55, 124, 129-iguanero 15, 53, 55, 71, 72, 73, 124, 129-prieto 72Acantáceas 15, 71, 109Avicenniáceas 55Mangle piñuelo 15, 29, 33, 69, 71, 72, 80, 124, 127, 144,148, 151Pelliciera rhizophorae 15, 33, 69, 71, 72, 80, 124, 127-comedero 15, 29, 69, 71, 127Tetrameristáceas 15, 71, 72, 127Mangle rojo 15, 53, 55, 69, 71, 124, 127Rhizophora mangle 55, 69, 124, 127-piñón 71, 127Rizoforáceas 15, 55, 71, 72, 127Mangle suela 29, 59, 71, 127, 143-bambudo 71, 127, 138-lagunero 71-sangregao 127Pterocarpus officinalis 29, 59, 71, 127, 138Fabáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 79, 80, 87, 95, 109,111, 127Mangle Zaragoza 70, 71, 72, 125Conocarpus erectus 70, 71, 125-botón 70, 71-jelí 71, 72, 127∙ 169 ∙


Combretáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 127Manzanillo 139Maní 37, 40Mango 23, 29, 94, 109, 111, 145Mangifera indica 111-manga 111Anacardiáceas 23, 55, 95, 109, 111, 127Manzanilla 41, 47Asteráceas 47, 103Mamones 21,María 50, 128, 142-aceite maría 109, 125, 127-marío 125, 127-árbol de María, 139Calophyllum candidissimum, 139Calophyllum longifolium 125, 127Calofiláceas 127Matón 109Maracuyá 78Mariato 139Matapaja 48Mate 54Matimbá 48Annona purpurea 48Melastomatáceas 14Membrillo macho 48Menta 45, 46, 47, 49Mentha x rotundofolia 45, 47, 49-yerbabuena blanca 47Lamiáceas 39, 47Millo 21Mora 58Moras de Castilla 34Muertoparao 48Murrapo 77, 79Musa Acuminata 77-guineo 77Musgos 29, 32, 61, 81, 90, 143, 145NNaidizal 12Euterpe oleracea 12, 79-naidí 63, 79-murrapo 63, 79Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Naranjito 48Nazareno 139Peltogyne purpurea 139Níspero 50, 54, 109Manilkara bidentata 54Nogal 58Nuánamo 127Virola dixonii 127-cuangaré 127-cuángaro 127, 142ÑÑame morado 36, 141Discorea sp. 36OOlleto 20, 23Lecythis tuyrana 23-olla de mono 23Lecitidáceas 15, 23, 39, 55, 63Oquendo 109, 111, 119, 120, 147-cauchillo 111Brosimum guianensi 111, 119Moráceas - 14, 55, 63, 84, 87, 109, 111Oreja de mula 62Orquídea 16, 26, 28, 30, 32, 69, 71, 90, 140, 141Orquidiáceas 14, 109PPacó o pácora 15, 35, 39, 59, 95, 100, 103, 105, 108, 109,125, 127, 141, 146, 150Cespedesia espathulata 15, 95, 100, 103, 105, 125, 127-casaco 15, 95, 127-fruto de pacó 35Gustavia superba 35, 39, 108∙ 170 ∙


Índice onomástico <strong>Savia</strong> PacíficoLecitidáceas 15, 23, 39, 55, 63Cespedesia reppanda 59Ocnáceas 15, 95, 103Paico 46, 47Chenopodium ambrosioides 46, 47-yerbasanta 46, 47Amarantáceas 47Palma 30, 39, 53, 133Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palma africana 14, 15, 125, 127, 128, 129Elaeis guineensis 15, 127-Palma aceitera 21Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palma amarga 57Welfia regia 57-roja 57, 143Palma barrigona 29, 53, 55, 62, 63Iriartea deltoidea 53, 55, 63-barrigona negra 55, 63Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palma cabecinegro 81, 114, 117, 144, 147Manicaria saccifera 81, 117Palma cocotera 127Palma chonta 54, 83, 84, 86, 88, 118, 144, 147Geonoma deversa 83, 118-guadua chonta 83Palma cuchilleja 53, 55Genoma calyptrogynoidea 53, 55Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palma chunga 55, 63Astrocarium standleyanum 55, 56,63, 115-güérregue 55, 56, 62, 63, 114, 115-werregue 115Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palma de corocito 139Palma de iraca 109, 115, 118, 119, 147, 148Carludovica palmata 115, 118, 124rampira 115, 116, 147Palma memé 53, 55, 85, 145Wettinia quinaria 53, 55, 85-macana 55Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palma milpesos 62, 63, 75, 95, 109, 111, 144Oneocarpus bataua 63, 95, 111-milpesos 95, 111Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palma murrapo 62, 63, 78Euterpe olerácea 63, 71,72, 78-asaí 78-naidí 71,72Arecáceas 14, 15,32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palma pángana 62Palma quitasol 113, 146Mauritiella macroclada 113Palma real 86, 87, 95Attalea colenda 87, 95Attalea maripa 95Palma táparo 62, 63Attalea allenii 63-taparín 63Arecáceas 14, 15,32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palma zancona 43, 53, 62, 63, 138, 142Socratea exorrhiza 43, 53, 55, 63, 138-mulata 55, 63Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Palmeto 28Palo santo 139Pantano 125Hyeronima alchorneoides 125Papa 37, 38, 39, 40Solanum tuberosum 39Papa criolla 37, 38, 40Solanum phureja 37-papa amarilla 39Solanáceas 39Papa parda 38∙ 171 ∙


Papa colorada 40,Papaya 21, 23, 34, 130, 149Carica papaya 23, 130Caricáceas 23Pasiflora 93, 145Granadillo de árbol 93Passiflora sp. 93Papaveráceas 58Peine de mono 104, 150Apeiba aspera 104Perejil 41Pero de agua 24, 141, 144Syzygium malaccense 24, 76-marañón 24, 76, 141, 144Pichindé 19Zygia longifolia 19Pimienta 40Pimiento verde 37Pimentón 39Capsicum annuum 39-pimiento 40Solanáceas 39Pino 20Pino colombiano 95, 101, 103Podocarpus gutemalensis 95, 101, 103-ají 101, 103Podocarpáceas 95, 101, 103Piña 21, 23, 34, 36, 39, 47, 76, 77, 79, 81Ananas comosus 23, 39, 47, 76, 79, 81Bromeliáceas 14, 23, 26, 28, 39, 47, 79, 81, 109Piñuelas 34Pipilongo 78-cordoncillo 78, 79-cundur 78, 79Piper angustifolium 78Piperáceas 32, 47, 79Plátano 21, 23, 28, 37, 39, 41, 129, 132, 139Musáceas 23, 39, 79, 139Platanillo 23Heliconia 23Heliconiáceas 14, 23Poleo 37, 41, 45, 47Clinopodium brownei 45, 47Lamiáceas 39, 47Prontoalivio 46, 47Lippia alba 46, 47-curalotodo 47Verbenáceas 47, 109QQuereme 45, 47Peperomia macrostachyos 47Piperáceas 32, 47, 79Quercus humboltii 63Quercus robur 63Quina amarga 48RRaicilla 139Psychotria ipecacuana 139Ranchona 71Achrostichium aureum 71Pteridáceas 71Ranunculáceas 58Riñonera 43, 59, 142-justicia secunda 43, 59Roble del Pacífico, roble común 14, 15, 23, 49, 50, 55, 58,63, 101, 103Terminalia amazonia 14, 15, 55, 101, 103-curichí 15, 23, 55, 63, 103-macano 15, 23, 55, 63, 100Combretáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 103, 127SSajo 51, 53, 55, 57, 125, 126, 127, 128, 129, 132, 143Campnosperma panamense 55, 57, 125, 127Anacardiáceas 23, 55, 95, 109, 111, 127Salero 55, 116, 131, 143, 147, 149Lecythis ampla 55, 116, 131Lecitidáceas 15, 23, 39, 55,63Sávila 46Sancaraña 48Sande 50, 53, 54, 111, 140, 143∙ 172 ∙


Índice onomástico <strong>Savia</strong> PacíficoBrosimum utile 13, 53, 54, 55-sande lechero 13-sande negro 109, 111Moráceas 14, 55, 63, 84, 87, 109, 111Santacruz 48Santa María de Anís 45, 48, 142Piper auritum 48Santa María blanca 46, 49, 142Piper peltatum 46, 49Sauco 49, 142Solanum incomptum 49Selaginella 104Sellaginella sp. 104Sorgo 21, 23Sorgum sp. 23TTagua 61, 63, 73, 119, 120, 125, 127, 129, 138, 139, 148Phytelephas macrocarpa 119, 127, 139-marfil vegetal 63, 127Arecáceas 14, 15, 32, 39, 54, 55, 63, 71, 77, 79, 84, 85, 87,95, 103, 109, 111, 127Tamarindo 111, 139Dialium guianensi 111-abrojo 111Fabáceas 15, 23, 55, 63, 71, 72, 79, 80, 87, 95, 109,111, 127Tángare o güino 15, 63, 101, 103,Carapa guianensis 15, 63, 101, 103, 139-güina 15, 63-tangaré 63, 101, 139Meliáceas 15, 55, 63, 103Teca 139Tectona grandis 139Tetera 114, 121, 148Astrocaryum malybo 121Tomate 39, 40Lycopersicon esculentum 39Solanáceas 39Tomate rojo 37Solanáceas 39Toronjil 45, 47Melissa officinalis 45, 47Lamiáceas 39, 47Totumo 88-calabazo 88Totumo cimarrón 48Trepadora 27, 32, 90, 141UUva 38VVainilla 26, 40, 142Vainilla sp. 40Verbena 42Verbena blanca 48Verbena menuda 48Verbenáceas 47, 109Vismia 92, 145-punta de lanza 92, 145YYarumo 20, 95, 101, 103, 107, 140, 151Cecropia spp. 20, 95, 101, 103, 107-guarumo 20, 95, 101, 103, 107, 140, 151Urticáceas 95, 103Yerbabuena, hierbabuena o hierba buena 45, 47, 49Mentha x piperita 49Lamiáceas 39,47Yuca 21, 36, 39, 40, 41, 64, 109, 111, 141Manihot esculenta 36, 111-mandioca 39, 109, 111Euforbiáceas 39, 63, 109, 111, 127Yuyo 37ZZamia 67, 71, 112Zamia sp. 67Roezlii 71Zamia pyrophyla 112∙ 173 ∙


Zancaraña 109Zapote 77, 80, 109, 111, 144Matisia cordata 77, 111Malváceas 23, 55, 63, 79, 85, 87, 95, 109, 111, 127Pouteria sapota 80Sapotáceas 109Zarza 42∙ 174 ∙


La Colección <strong>Savia</strong>está compuesta en caracteresBauer Bodoni y Adobe Caslon Pro.La primera de estas tipografías es una versiónde Heinrich Jost diseñada en 1926, basada en el diseñooriginal que el tipógrafo italiano Giambattista Bodoni realizóen 1790. La segunda corresponde a una versión de Carol Twombly,basada en el estudio de la tipografía original que el inglés William Caslonprodujo en 1725. Esta obra está impresa en papel Bodonia del molino Fedrigoni,producido con papel proveniente de bosques cultivados. Cumple con los requisitosdel Consejo de Administración Forestal, con sede en Bonn, Alemania, la ong dedicadaal cuidado de los bosques. Está fabricado en pura pulpa e.c.f. y no usa cloro elemental.Está libre de ácidos y de metales pesados. Este segundo tomo se terminó de imprimirel 20 de enero de 2015 en los talleres de Panamericana,Bogotá, Colombia.t

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