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El-Peregrino-15

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e ditorial<strong>El</strong> ObispoFundamento trinitariodel ministerio episcopalDIRECTOR GENERALPbro. Lic. M. Victor SolisCOORDINADOR GENERALL.C.T.C. Gabriela JuarezDISEÑO E ILUSTRACIÓNL.D.G. y P. David MorenoCOOLABORADORES+ Mons. Enrique Sánchez MartínezObispo Auxiliar de DurangoL.C.T.C. Mitzú Otero HernándezHemos estado reflexionando sobre lo quesignifica “Ser Obispo”, guiados por elMagisterio de la Iglesia. Hoy profundizamosen esa transformación ontológica que recibeel obispo por su consagración episcopal, yque lo habilita a ser auténtico testigo yministro del Evangelio a imagen de laTrinidad.Dios es comunidad de personas, de vida, deamor, de participación, de perfección. Diosno es soledad sino comunidad. Lanaturaleza íntima de la Trinidad no essoledad sino comunión. La vida y el amorentrelazan a las tres personas divinas contal radicalidad que no tenemos tres diosessino un solo Dios-comunión, un Diostrinitario. Las personas divinas son de igualdivinidad, de igual bondad, de igual poder.La vida de Cristo es pues trinitaria. “<strong>El</strong> es elhijo eterno del Padre y el ungido por elEspíritu, enviado al mundo”.Este modo de ser y de obrar de Cristoconfigura también el modo de ser y de obrardel Obispo porque “actúa en persona y ennombre de Cristo mismo”. De aquí se derivapara cada Obispo el deber de cuidar conamor paternal al pueblo santo de Dios yconducirlo “por las sendas del tiempo en laperegrinación hacia la eternidad”.La tradición cristiana presenta al Obispocomo imagen del Padre. Cada Obispo ocupael lugar del Padre de Jesucristo, por éstarepresentación debe ser respetado portodos. También de aquí se deriva que lacátedra episcopal, que recuerda laautoridad paterna de Dios, sólo puede serocupada por el Obispo. También de aquí sederiva para cada Obispo el deber de cuidarcon amor paternal al pueblo santo de Dios yconducirlo, (junto con los presbíteros ydiáconos, colaboradores del Obispo en suministerio), hacia la salvación. Por esto, losfieles deben amar a los Obispos, que son,después de Dios, padres y madres. Por eso,según una costumbre común en algunasculturas, se besa la mano al Obispo, como sifuera la del Padre amoroso, dador de vida.<strong>El</strong> Obispo, actuando en persona y en nombrede Cristo mismo, se convierte, para la Iglesiaa él confiada, en signo vivo del Señor Jesús,Pastor y Esposo, Maestro y Pontífice de laIglesia. En eso está la fuente del ministeriopastoral, por lo cual, ha de ejercer la tresfunciones de enseñar, santificar y gobernaral Pueblo de Dios con los rasgos propios delBuen Pastor: caridad, conocimiento de lagrey, solicitud por todos, misericordia paracon los pobres, peregrinos e indigentes, ir enbusca de las ovejas extraviadas y devolverlasal único redil.La unción del Espíritu Santo al configurar alObispo con Cristo, lo capacita para continuarsu misterio vivo en favor de la Iglesia. Por elcarácter trinitario de su ser, cada Obispo secompromete en su ministerio a velar conamor sobre toda la grey en medio de la cuallo ha puesto el Espíritu Santo para regir a laIglesia de Dios: en el nombre del Padre, cuyaimagen hace presente; en el nombre deJesucristo, su Hijo, por el cual ha sidoconstituido maestro, sacerdote y pastor; enel nombre del Espíritu Santo, que vivifica laIglesia y con su fuerza sustenta la debilidadhumana.+ Mons. Enrique Sánchez MartínezObispo Auxiliar de Durango

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