Un mundo hecho (de)pedazos. Separatismos e irredentismos en la ...

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Cuando en 1860 el historiador suizoJacob Burckhardt calificaba el Estadomoderno “como creación calculaday consciente, como obra de arte” 1 ,¿alcanzó acaso a imaginar un mundo plagadode estados-chapuza, débiles unos,colapsados y fallidos los otros, verdaderosartificios levantados casi al azar sobrelos inestables escombros de los grandesimperios que su siglo vio crecer y decaer?Y cuando el presidente de EstadosUnidos Woodrow Wilson consagró, pensandoen la emancipación de los pueblossometidos a austrohúngaros y turcos, elprincipio de la libre autodeterminación yel principio de las nacionalidades, ¿imaginóacaso a Maxim Gunjia (viceministrode asuntos exteriores de Abjasia), a MohamoudDaar (embajador de Somalilandia)y a Alexander Zaivii (representantedel gobierno de Transnistria) en la leccióninaugural de una conferencia internacionalsobre Estados de facto, celebrada enel edificio Altiero Spinelli del Parlamentoeuropeo, convocada por la Organizaciónde Naciones y Pueblos no Representados(Unpo) 2 ?Cuesta trabajo creerlo, aunqueel mundo de hoy se parezca mucho alque Burckhardt y Wilson conocieron: unmundo en el que el nacionalismo y elirredentismo vuelven a estar en el ordendel día, desatando toda suerte de reivindicacionesseparatistas, autonomistas ointegracionistas, ya se trate del plan Ibarretxeen el País Vasco, de los reclamosde las comunidades mapuches en Chile ode las segundas intenciones de osetios yabjasios en relación con Rusia.Mientras diversos fenómenos asociadosa la globalización van contribuyendoal aplanamiento del mundo 3 ,emergen también tendencias de signocontrario. Si por un lado se va comprimiendoel espacio, se acelera la temporalidady se homogeneizan (mal quebien) los referentes de muchas áreasde la actividad humana, por el otro elmundo parece estar haciéndose pedazosbajo el influjo de diversas fuerzascentrífugas, de las que el nacionalismoy otras formas de vindicación identitariaestán sin duda entre las más poderosas.¿El “modelo” Kosovo?Existe un hecho diferencial nada deleznableentre el mundo que conocieronBurckhardt y Wilson y el mundo de hoy:el increíble potencial de esas fuerzascentrífugas para incidir en las dinámicasinternacionales y el uso que de ellaspueden (y están dispuestos a hacer) losgrandes protagonistas del sistema internacional.Desde luego, el uso selectivo(e incluso arbitrario) del principio de lasnacionalidades (quiénes, cómo y dóndetienen derecho a constituir un Estado, asepararse de o a integrarse en otro) noes en modo alguno novedoso: armeniosy kurdos pueden dar cuenta de ello. Perosí es inédita la intensidad (y el rédito) conque a través de él se puede afectar lageopolítica global e intervenir en el eternojuego de las relaciones internacionales:la lucha por el poder y la paz.En ese sentido, lo ocurrido en Kosovoquizá preludie una especie de modelo 4 quepodría acabar siendo recurrente a la horade arbitrar conflictos, contener poderesemergentes (o desbordados) y conservarel equilibrio en un escenario que RichardHaass ha calificado muy bien de apolar 5 .Luego de la intervención de la Otanen la guerra de 1996-1999, que condujofinalmente a la capitulación del régimende Milosevic, Kosovo fue sustraído a lasoberanía serbia y convertido en una especiede protectorado bajo la administraciónde una misión de Naciones Unidas(Unimik), encargada de estabilizar laregión, restablecer el funcionamiento delas instituciones y asegurar la convivenciaentre las distintas comunidades étnicas.Aunque las reivindicaciones independentistasse remontaban por lo menos a 1992(año del primer intento secesionista) ypersistieron luego de la implementacióndel régimen de tutela consagrado en laresolución 1244 (1999) del Consejo deSeguridad de la ONU, la discusión sobrela suerte definitiva de Kosovo fue diferidafinalmente hasta que la situación enla provincia cumpliera unos estándaresmínimos de normalización.La discusión sobre el futuro de Kosovovolvió al plató internacional cuandoel secretario general de la ONU, KofiAnnan, encargó a una comisión, presididapor el expresidente finlandés MarttiAhtisaari, el diseño y concertación de un| EDICION 17 / 2008 |41
mundoplan que resolviera definitivamente elproblema sobre el estatus jurídico de la región.Cuando en febrero de 2007 Ahtisaaripresentó su informe final, su amplia propuestasobre el futuro de Kosovo encontrómuy poca receptividad –sobre todo en Belgrado–y tampoco halló eco en el Consejode Seguridad, en que la oposición de Rusia(histórico aliado de Serbia) bloqueó la adopciónde una resolución que establecía una“independencia supervisada y progresiva”.A la postre, y tras la fallida intervenciónde la “troika” conformada por laUnión Europea, Estados Unidos y Rusiaen diciembre de ese mismo año, Kosovodeclaró unilateralmente su independenciael 17 de febrero de 2008, suscribiendo enlíneas generales el Plan Ahtisaari, solicitandoel mantenimiento de las fuerzas dela Otan y la conformación de una misiónpolicial y judicial europea. A despecho delas quejas de Belgrado –que veía en ellouna mutilación territorial– y del disgustode Moscú, países como Francia, Alemania,Italia, Reino Unido y Estados Unidosprocedieron rápidamente a reconocer alnuevo Estado. Y aunque (una vez más)no pudo fijarse una posición única comunitaria–debido a la reticencia apenas obviade España, Grecia, Chipre e Irlanda,entre otros– en la práctica, y luego dela designación del holandés Pieter Feithcomo su enviado especial (y representanteinternacional civil), puede decirseque la Unión Europea constituye el mayorrespaldo de la independencia de Kosovo.Sin embargo, a pesar del parcialpero significativo reconocimiento, un Kosovoindependiente poco o nada resuelvelos problemas que, aparentemente, justificaríansu ingreso al “club de los Estados”.Eso parecen probar, por lo menos,los violentos incidentes que luego de ladeclaración de independencia tuvieron lugaren la zona de Mitrovica, al norte, convertidaahora en un enclave de la minoríaserbia en un Estado albano-kosovar quedista mucho aún de ser siquiera viable.La nueva transitividady los daños colateralesEl modelo Kosovo supone algo bien distinto.Las reclamaciones independentistaso secesionistas servirán en el futuro, conuna recurrencia inusitada, como campopara la medición de fuerzas (y de confrontacióny trueque de intereses) delos grandes poderes globales. A fin decuentas, en Kosovo han quedado demostradosla escasa funcionalidad de instanciascomo el Consejo de Seguridad y elreducido margen para la concertación enun mundo apolar en que las zonas de influenciaestán en proceso de definición yreconfiguración.Todo parecería indicar que la independenciade Kosovo no tiene otro objetoque crear una especie de “Estado tapón”para bloquear la influencia rusa en los Balcanes.Así mismo, para inducir a Serbia aadoptar determinado patrón de conductacon base en la disyuntiva de “Kosovo oBruselas” 6 , y para servir de válvula reguladoradel proceso de ingreso de Turquíaa la Unión Europea. En el futuro, esteproceso podría seguir dilatándose sin queesto se atribuya a algún sesgo antimusulmánen la medida en que, a la larga, en elcamino a Bruselas, Pristina podría adelantara Ankara relativamente pronto.Se trata de una nueva transitividad,análoga a la que caracterizó elenfrentamiento entre las superpotenciasde la Guerra fría. No habrá, en elfuturo mediato, un gran choque entrelos grandes poderes, pero la aplicacióncuidadosamente discriminada del principiode la autodeterminación (convertidopaulatinamente en derecho a la estatalidad)les servirá para calibrarse mutuamente.Ya Rusia ha dado las primerasseñales de entender las condiciones deljuego: Abjasia y Osetia del Sur podríanser entonces el do ut des, la contraprestaciónen el Cáucaso por Kosovo en losBalcanes.Está por verse que pasará con losdaños colaterales que resulten de estapeculiar partida de Risk de la geopolíticamundial. La suerte que corran másadelante Serbia y Georgia, por ejemplo.Pero también está por verse la forma enque reaccionarán los otros “pueblos norepresentados”, los otros “Estados defacto”, cuyas aspiraciones –a veces másque justificadas, incluso más plausiblespor razones puramente pragmáticas– severán frustradas, en este mundo apolar,hecho de pedazos, en el que a la frustraciónno le faltan formas (incluso terriblementedestructivas) de expresarse. PNotas1. Burckhardt, Jacob. La cultura del Renacimiento en Italia. Madrid: Edaf, 2004, p 8.2. La conferencia, bajo el título Opening the World Order to de facto States: Limits and Potentialities of de facto States in the WorldOrder, reunió el 15 de mayo de 2008 a un importante número de diplomáticos, políticos, periodistas y académicos y se centró,precisamente, en la situación jurídica y política de Estados no reconocidos como Abjasia, Somaliland y Taiwan. La Unpo fuecreada en 1991 y está integrada por cerca de 70 miembros; “pueblos indígenas, minorías y territorios ocupados o no reconocidos,asociados para proteger y promover sus derechos humanos y culturales, preservar su medio ambiente y encontrar solucionespacíficas a los conflictos que los afectan”.3. Esta imagen y algunas de las paradojas que caracterizan la topografía de la globalización han sido sagaz y polémicamente descritaspor Thomas Friedman, The World is Flat: A brief history of the 21st century. Nueva York: Farrar, Straus & Giroux.4. A pesar de la insistencia de algunos en la “excepcionalidad” del episodio kosovar precedido, como estuvo, de la crisis humanitariaprovocada por la política genocida del régimen de Milosevic.5. The Age of Nonpolarity. Foreign Affairs, 87(3), May - June 2008.6. Algo de lo que parece haber tomado atenta nota el electorado serbio en las elecciones presidenciales de febrero y en las parlamentariasdel 11 de mayo de este año, en las que resultó vencedor del Partido Democrático del líder proeuropeo Boris Tadic.42 | EDICION 17 / 2008 |
Page 1: mundoAndrés Molano-RojasProfesor d

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