Un mundo hecho (de)pedazos. Separatismos e irredentismos en la ...

mundoplan que resolviera definitivamente elproblema sobre el estatus jurídico de la región.Cuando en febrero de 2007 Ahtisaaripresentó su informe final, su amplia propuestasobre el futuro de Kosovo encontrómuy poca receptividad –sobre todo en Belgrado–y tampoco halló eco en el Consejode Seguridad, en que la oposición de Rusia(histórico aliado de Serbia) bloqueó la adopciónde una resolución que establecía una“independencia supervisada y progresiva”.A la postre, y tras la fallida intervenciónde la “troika” conformada por laUnión Europea, Estados Unidos y Rusiaen diciembre de ese mismo año, Kosovodeclaró unilateralmente su independenciael 17 de febrero de 2008, suscribiendo enlíneas generales el Plan Ahtisaari, solicitandoel mantenimiento de las fuerzas dela Otan y la conformación de una misiónpolicial y judicial europea. A despecho delas quejas de Belgrado –que veía en ellouna mutilación territorial– y del disgustode Moscú, países como Francia, Alemania,Italia, Reino Unido y Estados Unidosprocedieron rápidamente a reconocer alnuevo Estado. Y aunque (una vez más)no pudo fijarse una posición única comunitaria–debido a la reticencia apenas obviade España, Grecia, Chipre e Irlanda,entre otros– en la práctica, y luego dela designación del holandés Pieter Feithcomo su enviado especial (y representanteinternacional civil), puede decirseque la Unión Europea constituye el mayorrespaldo de la independencia de Kosovo.Sin embargo, a pesar del parcialpero significativo reconocimiento, un Kosovoindependiente poco o nada resuelvelos problemas que, aparentemente, justificaríansu ingreso al “club de los Estados”.Eso parecen probar, por lo menos,los violentos incidentes que luego de ladeclaración de independencia tuvieron lugaren la zona de Mitrovica, al norte, convertidaahora en un enclave de la minoríaserbia en un Estado albano-kosovar quedista mucho aún de ser siquiera viable.La nueva transitividady los daños colateralesEl modelo Kosovo supone algo bien distinto.Las reclamaciones independentistaso secesionistas servirán en el futuro, conuna recurrencia inusitada, como campopara la medición de fuerzas (y de confrontacióny trueque de intereses) delos grandes poderes globales. A fin decuentas, en Kosovo han quedado demostradosla escasa funcionalidad de instanciascomo el Consejo de Seguridad y elreducido margen para la concertación enun mundo apolar en que las zonas de influenciaestán en proceso de definición yreconfiguración.Todo parecería indicar que la independenciade Kosovo no tiene otro objetoque crear una especie de “Estado tapón”para bloquear la influencia rusa en los Balcanes.Así mismo, para inducir a Serbia aadoptar determinado patrón de conductacon base en la disyuntiva de “Kosovo oBruselas” 6 , y para servir de válvula reguladoradel proceso de ingreso de Turquíaa la Unión Europea. En el futuro, esteproceso podría seguir dilatándose sin queesto se atribuya a algún sesgo antimusulmánen la medida en que, a la larga, en elcamino a Bruselas, Pristina podría adelantara Ankara relativamente pronto.Se trata de una nueva transitividad,análoga a la que caracterizó elenfrentamiento entre las superpotenciasde la Guerra fría. No habrá, en elfuturo mediato, un gran choque entrelos grandes poderes, pero la aplicacióncuidadosamente discriminada del principiode la autodeterminación (convertidopaulatinamente en derecho a la estatalidad)les servirá para calibrarse mutuamente.Ya Rusia ha dado las primerasseñales de entender las condiciones deljuego: Abjasia y Osetia del Sur podríanser entonces el do ut des, la contraprestaciónen el Cáucaso por Kosovo en losBalcanes.Está por verse que pasará con losdaños colaterales que resulten de estapeculiar partida de Risk de la geopolíticamundial. La suerte que corran másadelante Serbia y Georgia, por ejemplo.Pero también está por verse la forma enque reaccionarán los otros “pueblos norepresentados”, los otros “Estados defacto”, cuyas aspiraciones –a veces másque justificadas, incluso más plausiblespor razones puramente pragmáticas– severán frustradas, en este mundo apolar,hecho de pedazos, en el que a la frustraciónno le faltan formas (incluso terriblementedestructivas) de expresarse. PNotas1. Burckhardt, Jacob. La cultura del Renacimiento en Italia. Madrid: Edaf, 2004, p 8.2. La conferencia, bajo el título Opening the World Order to de facto States: Limits and Potentialities of de facto States in the WorldOrder, reunió el 15 de mayo de 2008 a un importante número de diplomáticos, políticos, periodistas y académicos y se centró,precisamente, en la situación jurídica y política de Estados no reconocidos como Abjasia, Somaliland y Taiwan. La Unpo fuecreada en 1991 y está integrada por cerca de 70 miembros; “pueblos indígenas, minorías y territorios ocupados o no reconocidos,asociados para proteger y promover sus derechos humanos y culturales, preservar su medio ambiente y encontrar solucionespacíficas a los conflictos que los afectan”.3. Esta imagen y algunas de las paradojas que caracterizan la topografía de la globalización han sido sagaz y polémicamente descritaspor Thomas Friedman, The World is Flat: A brief history of the 21st century. Nueva York: Farrar, Straus & Giroux.4. A pesar de la insistencia de algunos en la “excepcionalidad” del episodio kosovar precedido, como estuvo, de la crisis humanitariaprovocada por la política genocida del régimen de Milosevic.5. The Age of Nonpolarity. Foreign Affairs, 87(3), May - June 2008.6. Algo de lo que parece haber tomado atenta nota el electorado serbio en las elecciones presidenciales de febrero y en las parlamentariasdel 11 de mayo de este año, en las que resultó vencedor del Partido Democrático del líder proeuropeo Boris Tadic.42 | EDICION 17 / 2008 |