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LIBROS / Narrativa y EnsayoFidel Castro y un grupo de revolucionarios entran en Santa Clara (Cuba) en 1959. Foto: Burt Glinn / MagnumVerde por fuera,roja por dentroCuerpos divinosGuillermo Cabrera InfanteGalaxia Gutenberg / Círculo de LectoresBarcelona, 2010555 páginas. 23,50 eurosPor José Andrés RojoAUTOBIOGRAFÍA. HAY UN MOMENTO en queGuillermo Cabrera Infante se preguntacómo es que sigue adelante con “lo quequiere ser una novela y no pasará de seruna velada autobiografía”, y unas cuantaspáginas después se ve envuelto en unagarrón erótico con una hermosa jovende una familia acomodada y, de pronto,en medio de los besos apasionados y delos dedos que persiguen unos senos, leempieza a sonar la tripa de manera escandalosa.Así que no tiene más remedioque interrumpir el arrebato y pedir disculpas.Ella le dice que no importa: “Nosomos cuerpos divinos”. Y de ahí le vieneel nombre a este libro, que está llenode divinos cuerpos de mujeres, pero quesobre todo es un canto a la divinidad delcuerpo y a la divinidad del placer, unelogio al vértigo de la felicidad efímera yuna celebración de la complicidad y dela seducción. Es un cuento lleno de risasy lleno de lágrimas.Ya casi al final de sus más de quinientaspáginas, que Cabrera Infante empezóa escribir en 1962 y a las que añadiómateriales diversos hasta el final de suvida, alguno de sus amigos compara laRevolución con lo que llaman allí unmelón: verde por fuera y roja por dentro.Esta velada autobiografía es tambiénuna particular crónica del cataclismoque se produjo en Cuba duranteaquellos años, y termina unos mesesdespués de la caída de Batista, tras haberempezado en el verano de 1957 conun encuentro casual del redactor jefe ycrítico de cine de la revista Carteles, elpropio escritor cubano, con una jovencísimamuchacha que ronda los dieciséisaños y que lo vuelve loco de amor. Estahistoria la desarrolló en su novela póstumaLa ninfa inconstante, publicada en2008, pero aquí tiene otro tono y estámetida en el barullo de la época. Fue enmarzo de ese año cuando el Directoriointentó tomar el Palacio Presidencial paraacabar con la dictadura y la cosa quedóen fracaso y un montón de muertos.La sangre aparece, así, manchando desdeel principio unos episodios cargadoscon la urgencia y radicalidad de la políticade entonces, pero que el autor viveembarcado en su propia guerra personal.La que se desencadenó cuando esamenor abandonó su casa y lo reclamópara que se ocupara de ella.En los últimos años de la década delos cincuenta se confundieron en Cubade manera íntima la historia y la vida.Por lejos que ocurrieran las batallas de laSierra entre los rebeldes y el ejército, elafán de acabar con el tirano contagiabaen todas partes la marcha cotidiana delas cosas. Así que también la llamada a laacción movilizó a aquel periodista deCarteles y fue ayudando, como pudo, alos enemigos del régimen. Y cuando Batistacayó, se incorporó a los desafíosinmediatos trabajando como un poseso.Su propia vida pasó por una crisis profunday, mientras su matrimonio se ibadesmoronando, en esos <strong>día</strong>s nació su segundahija. Por eso su luminosa alegría yla felicidad que persigue frenético en lasnoches de La Habana tiene también elinterior teñido de rojo.En marzo de 1958, Cabrera Infante seencontró con Ella, el gran amor de suvida, y el libro cuenta las dificultades, eltira y afloja, las rupturas ininteligibles yla intensa complicidad que los fue amarrandoe, incluso, aparece la gitana queles reveló el futuro: “Ustedes dos (…)van a estar juntos un tiempo, se van aquerer mucho, pero luego se van a separar,después se van a volver a juntar y yano se van a separar más, van a viajarmucho y conocer países extraños”.El humor es el gran conductor de laprosa del escritor cubano que, esta vez,como si la narración de las cosas de suvida le exigiera una mayor mesura ytransparencia, contiene un tanto su torrencialarsenal de recursos estilísticosy se pliega a la estructura lineal. La Habanaes la gran protagonista, como lofue de Tres tristes tigres, que se desarrollatambién en esos <strong>día</strong>s y que ahoraCátedra ha recuperado con edición deEnrico Mario Santí y Nivia Montenegro.Ya sean Hemingway o Castro, el CheGuevara o Alicia Alonso, Lezama o CamiloCienfuegos, el libro los desnudacon la mirada inclemente del que sólova a rendir cuentas con la vida. Y, así,puede ver en todas partes cómo las grietasvan descomponiendo los altares. Laenorme melancolía que acecha tras tantasrisas es la que sobreviene de manerainevitable tras cualquier cuento deamor, dicha o placer. Y más, si se constata,como lo hace Cabrera, que ha sido“siempre adolescente y creo que de eseestado pasaré a ser un anciano, no mássabio pero sí sin duda más viejo”. Poreso, quizá, Cuerpos divinos tiene esahondura y radicalidad. Y esa insolente ydesaliñada hermosura. Tres tristes tigres. Guillermo Cabrera Infante. Ediciónde Enrico Mario Santí y Niyia Montenegro.Cátedra. Madrid, 2010. 680 páginas. 17 euros.Los movimientos sociales, 1768-2008.Desde sus orígenes a FacebookCharles H. Tilly y Lesley J. WoodTraducción de Ferran EsteveCrítica. Barcelona, 2009367 páginas. <strong>27</strong> eurosSOCIOLOGÍA. EL RECIENTEMENTE desaparecidoChuck Tilly (1929-2008) era la figura másvisible de la sociología histórica estadounidense,tras darse a conocer por su innovadoraforma de explicar la insurgencia revolucionaria(From Mobilization to Revolution,1978), encabezando desde entonces la escuelaque investiga los “repertorios de accióncolectiva”. Pero también alcanzó resonanciapor sus estudios sobre la construccióndel Estado moderno a partir de la competiciónbélica (Capital, coerción y los Estadoseuropeos, Alianza, 1992). En 1994 fue galardonadocon el premio europeo Amalfi deciencias sociales por su libro Las revolucioneseuropeas (Crítica, 1995). Y ahora se traducesu último estudio sobre el repertorio modernode lucha política, en el que analiza elascenso y declive de los movimientos sociales.Antes de la revolución industrial, la protestapopular surgía ritualmente en formade disturbios esporádicos y algaradas intermitentes.Pero en el siglo XVIII, con la apariciónde los trabajadores libres urbanos, eserepertorio tradicional se racionalizó, inventándoseun método sistemático de organizarlas reivindicaciones colectivas cuyo sellodistintivo son las demostraciones públicasde WUNC: con este acrónimo Tilly alude alas exhibiciones de valor u orgullo (Worth:afirmación de la propia identidad), Unidad(simbología uniforme), Número (recuentode manifestantes) y Compromiso (muestrasvisibles de sacrificio colectivo). A lo largo delsiglo XIX, esa nueva metodología reivindicativase institucionalizó de forma definitivaen paralelo a los procesos de democratización,alcanzando su máxima influencia conel abolicionismo y el sufragismo. Su apogeose produjo en el siglo XX con las grandesmovilizaciones que desgarraron la Europade entreguerras a izquierda y derecha. Finalmente,1968 supuso un punto de inflexión,adoptándose nuevos métodos mediáticosde acceso a la opinión pública mediante movilizacionesespectaculares de los llamados“nuevos” movimientos sociales (feminismo,pacifismo, ecologismo). Pero ese mismo éxitomediático podría llegar a convertirse enun problema, pues Tilly alerta contra elriesgo de que, tras su masiva difusión porInternet, los movimientos sociales se esténconvirtiendo en un producto de consumovirtual comercializado por redes profesionalesque amenazan con excluir la verdaderaparticipación popular. Enrique Gil CalvoCuadernos de notas (1914-1916)Ludwig WittgensteinTraducción de Juan David MateuSíntesis. Madrid, 2009310 páginas. 23,50 eurosFILOSOFÍA. LA EDITORIAL Síntesis presentauna nueva edición de las páginas de la derechade los tres cuadernos que quedan de losdiarios que Wittgenstein escribió durante laPrimera Guerra Mundial. En las páginas dela izquierda, en clave, apuntaba consideracionespersonales, que están publicadas enAlianza (1991) como Diarios secretos. Estaspáginas de la derecha, en escritura normal,contienen las reflexiones teóricas del Wittgensteinque en las tremendas condicionesdel frente iba cavilando lo que sería el Tractatus.Ya estaban publicadas en Ariel (1982)con el título de Diario filosófico. Sin ellas nopuede entenderse como es debido el Tractatus,no sólo su génesis, como es obvio, ni laaventura personal “heroica” que supuso, sinotambién el verdadero alcance de susideas. Casi es seguir con Wittgenstein losmovimientos de su pensar, con su propiasorpresa a veces. Y recordemos que el Tractatuslogico-philosophicus es el libro de filosofíaquizá más famoso e importante del sigloXX y Wittgenstein una personalidad filosóficaprototípicamente genial, como, quizátambién, ninguna otra después de Sócrates.¿Por qué esta nueva edición, que además—cosa extraña en la bendita academia— respetay encomia expresamente la anterior?Por lo que uno alcanza, hay tres detalles quela justifican. No tanto la nueva traducción,que es muy buena y que quizá haya limadoalgunos detalles de la anterior, pero que porlo que el propio traductor dice elogiosamentede la otra resultaría un tanto superflua.Cuanto dos añadidos valiosos. Uno, muy deagradecer: que sea bilingüe. Otro, esencial:lo que de verdad justifica de pleno derechoesta nueva edición es el excelente prólogodel profesor Vicente Sanfélix Vidarte, La filosofíade un héroe, que conjuga el rigor analíticotécnico, lo que facilita la a veces difícilcomprensión del texto, con una vena existencialañadida, que lo enmarca con gusto(raro en la analítica) y como es debido (altexto mismo) en otros ámbitos más ampliosque el de la lógica. Isidoro RegueraGuerras justas. De Cicerón a IraqAlex J. BellamyTraducción de Silvia VillegasFondo de Cultura Económica. Madrid, 2009412 páginas. 18 eurosENSAYO. MUCHOS AUTORES han subrayado elpapel de la guerra como agente modernizadordel Estado y de la sociedad, desde lainvención de la espuela en los siglos IX o Xhasta la bomba atómica en 1945 el ser humanose ha sentido tan fascinado como horrorizadopor la guerra. Por ese motivo, sincondenar nunca de manera inapelable elconflicto sangriento, ha tratado de regularizarlaya desde la antigüedad, ante bellum,para limitar los casos en que se la considereaceptable: guerra justa; o ad bellum, paraprohibir o imponer comportamientos antela inevitabilidad del conflicto: guerra justa, aposteriori, en cuanto limitada. El australianoAlex J. Bellamy hace una recensión extraordinariamentecompetente, pero gélidacomo el palacio de hielo de Superman, deesa preocupación, que abarca desde los griegos,pasando por San Agustín, Grocio y Vitoria,Westfalia, Kant y la Revolución Francesacon la “democratización” de la guerra, hastael último cambio de siglo. Esta parte final,en la que compiten los herederos de lastres grandes escuelas clásicas: realista, legalistay del derecho natural, cobra un acentoalgo más personal, todo lo que redunda enbeneficio del lector, impaciente ante tantaparsimonia. Un libro, en cualquier caso, defuerte utilidad como elemento de consulta,sobre el que habrá que añadir, sin embargo,que, pese a los copiosos esfuerzos deltraductor, debemos rechazar enérgicamentela invención del palabro “pre-empción”.“Pre-empcionémoslo”. Miguel Á. Bastenier10 EL PAÍS BABELIA <strong>27</strong>.03.10

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