12.07.2015 Views

día 27

día 27

día 27

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

PENSAMIENTOLa sabiduríaportátil deldesterradoLos apuntes que GregorioMarañón escribió en el exiliotrazan su retrato intelectualdurante la Guerra CivilPor Javier Rodríguez MarcosES ABSURDO que en la política seconsidere como fracaso el principiofundamental de la experimentación:el retirarse cuando se fracasa”.En algún momento entre 1937 y1942 Gregorio Marañón, de cuya muertese cumple hoy medio siglo, anotó esta frasecon letra microscópica en la libreta quellevaba siempre en el bolsillo. En ella fueconsignando una serie de apuntes inéditosque ven ahora la luz con motivo de laexposición Marañón. 1887-1960. Médico,humanista y liberal, que puede verse en laBiblioteca Nacional y que luego viajará aSantander y Toledo.Oscurecidas por el tiempo, esas hojascontienen tanto la sabiduría portátil de unintelectual poliédrico como las reflexionesde un exiliado. La primera tiene la chispade los mejores aforismos (“El único mediode tener tiempo para hacer muchas cosases tener muchas cosas que hacer”. “Lasgrandes fortunas se hacen aprovechandolos céntimos. Las obras copiosas, aprovechandolos minutos”). Las segundas sonuna mezcla de autorretrato y lamento deun miembro, con matices, de la tercera Españaque se instaló en París para evitar quealguna de las otras dos, como avisó Machado,le helara el corazón. “La revolución esel momento de los fracasados, de los anormalesy de los genios. Los hombres normalestienen poco que hacer en ella”, escribió.Fundador con Ortega y Gasset y Pérezde Ayala de la Agrupación al Servicio de laRepública, que impulsó la llegada del régimenrepublicano, Marañón acogió el 14 deabril de 1931 en su despacho de Serrano 43la mítica reunión en la que el conde deRomanones y Alcalá-Zamora modelaron latransición entre Monarquía y República.Todo se torció para él con la sublevaciónfranquista y con los desordenes que vivióen el Madrid leal en agosto y septiembre de1936. El asesinato de alguno de sus colaboradores,su paso por las checas y, paradójicamente,la presión para que firmara —sin“gran satisfacción interior”— un manifiestode adhesión republicana le distanciarondel régimen por el que tanto había luchadoy le pusieron en el camino del destierro.“En los que hacen la revolución está el almaciega de los resentidos; pero en los queGregorio Marañón y la esposa del político francés Édouard Herriot, por las calles de Toledo el 2 de noviembre de 1932. Foto: Alfonso (Archivo Gregorio Marañón y Bertrán de Lis)“Ser historiador noes saber la Historiapasada sino comprenderla Historia presente”,escribió en sus cuadernosel médico humanistase defienden de la revolución ¿no está elalma ciega de los egoístas?”, se lee en unade las notas de su libreta. Y también: “Enlas luchas sociales, el pueblo no siempretiene razón; pero es siempre el que tienemás razón para no tenerla”.Gregorio Marañón era una eminenciaen Francia y no tuvo problemas para ejercerla medicina. Desde 1932 era doctorhonoris causa por la Sorbona. En 1956 seríanombrado académico el mismo <strong>día</strong>que Churchill y Eisenhower. En París pudopor tanto vivir sin opulencia pero conla tranquilidad suficiente para trabajar enobras clave como el Manual de diagnósticoetiológico, un clásico de la medicinacontemporánea, o su Historia de las emigracionesy destierros políticos en España,que no pasó de proyecto pero que daríalugar a multitud de monografías, entreellas la mítica Antonio Pérez (el hombre, eldrama, la época), su gran aportación a lahistoriografía española.Pero también en París cometió un errorde apreciación impropio de alguien que un<strong>día</strong> sacó su cuadernito del bolsillo paraapuntar esto: “Ser historiador no es saber laHistoria pasada sino comprender la Historiapresente”. Como explica Antonio LópezVega, director de la Fundación GregorioMarañón, comisario junto a Juan Pablo Fuside la exposición de la Biblioteca Nacionaly autor de una biografía del médico humanistaque verá la luz en septiembre, “Marañónminimizó el peligro que suponía Franco.Pensó que la suya sería una dictaduratransitoria como la de Primo de Rivera, a laque él se había opuesto. Por eso, entre 1937y 1939, y sólo entre esos años, apoyó albando nacional como mal menor para unaEspaña en la que, decía, luchaban dos bandosantidemocráticos: uno que llevaba auna dictadura bolchevique permanente yotro que conducía a la dictadura franquista,que él creía efímera”. Más apuntes delcuadernito parisino. Uno: “El triunfo no esun regalo sino un préstamo que hay quedevolver, con intereses usurarios, en formade generosidad”. Otro: “En la oposición delos hombres frente a los cargos públicoshay una absoluta oposición entre el querery el deber. El que quiere un puesto es queno debe ocuparlo. El que lo ocupa y lo quiereconservar es que se debe ir (las dictaduras,por ejemplo). El que quiere irse, debequedarse. Por la magnitud del deseo de irsese mide la necesidad de quedarse”.El autor de Ensayos liberales, que se considerabacatólico de religión pero no deprofesión, volvió a España en 1942, año enque se detienen sus anotaciones inéditas.Su ideario estaba ya hecho. Y de él formabaparte fundamental la reivindicación de losexiliados: “Cada mañana, del corazón decada desterrado, aun del más hostil, naceuna oración por su patria. Sin destierro, laPatria perdería sus súbditos más puros”.Además, si su defensa del liberalismo lellevó en 1958 a hacer una declaración contundentea un periódico mexicano —“elactual régimen le viene chico a España”—ya en París, con contundencia similar, habíaescrito: “Hay hombres que sólo viven agusto en la oposición. Yo soy uno de ellos.Es como un (masoquismo) social. Perocreo que fecundo. La vida oficial mata todala iniciativa profunda de los hombres”.Unas hojas antes puede leerse: “Si hay hombresque no tienen la conciencia de quealgunas horas de su vida debieran borrarsea toda costa, quisiera conocerlos… para nofiarme de ellos”.Consciente de que el liberalismo no consisteen carecer de criterio sino en no imponerviolentamente el propio, Gregorio Marañón,que lo fue todo en la ciencia y en lacultura, fue también consciente de sus limitaciones:“Los grandes políticos son sóloaquellos que tienen o una fe ilimitada enlos hombres o un profundo desprecio porellos. Esta es la razón por la cual los hombresliberales y humanistas no serán nuncagrandes políticos: para ellos, el hombre nomerece ni la confianza ni el desprecio, sinosimpatía, piedad y comprensión”. Gregorio Marañón 1887-1960. Médico, humanistay liberal. Biblioteca Nacional. Madrid. Hasta el 6de junio. www.bne.es.16 EL PAÍS BABELIA <strong>27</strong>.03.10

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!