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Descargar ( 42343k ) - 100 años gran vía madrid

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I DELICIOSA /después delejercicio¿Está Ud. acalorado, cansadoy sediento?—Refrésquesecon un espumantevaso de Cañada Dry—unabebida que le mitigará lased, le reanimará y le haráolvidar el cansancio. Los expertosla llaman: "el champagnede las ginger ales" y,en verdad, que burbujea ysabe como un buen vinoañejo.Se vende en los principaleshoteles, restaurants y bares.ElChampagneGingerde lasCANADÁDRYAlesElF a q u í(Viene de la página 441)los batallones de senegaleses."Camisard" es lo mismo que incorregible.La Legión abre sus brazos a todos, a losbuenos y a los malos, a los asesinos y a losrománticos, a los que huyen de la justicia ya los que se escapan de sí mismos; las camisas,no. Las camisas son el refugio de hombrestatuados, de los que tienen la miradatorva y la mano pronta para disparar el revólvero manejar el cuchillo. La camisa, esla substitución de Biribí.Algo había de tener de bueno este infiernode los camisards. Lo siguiente: no hay el temorde que uno de estos hombres de los batallonesdiscipliados vaya con cuentos a los jefessobre esto o lo otro. Cualquier injuria, cualquierofensa, cualquier acto de mala camaraderíaes ignorado por "los galones". La justiciala ejercen ellos mismos. Si un día apareceun "camisard" ahorcado en el dormitorio, seráinútil abrir una información. Todos dirán queno saben nada; sus compañeros jurarán queel muerto les había hablado varias veces del"cafard" que le conduciría al suicidio.Lo cierto es que lo ahorcaron entre todossus compañeros porque le había condenado lajusticia de las camisas.Si en un paseo militar cae un disciplinarioherido, todos asegurarán que fué un moroquien disparó. Inútil probar que no había unsolo árabe por las cercanías; inútil tambiénextraer la bala que procede de un fusil francés.El mismo herido continuará afirmandoque fué un moro quien le hirió.Ni amenazas, ni halagos le harán cambiarde opinión. Fué un moro. ... El le vióhuir. ...¡Justicia de las "Camisas"!O llegué a la "camisa" de Adin Djedidy(Ojos Nuevos) formando parte de un grupodisciplinario, con las sandalias rotas, la gorraladeada y el uniforme manchado por el polvode los caminos.Una mañana y una tarde pasé confundidocon los "camisards", comí de su rancho y movíla piqueta en la construcción de un foso quenos serviría de trinchera. Mis camaradas semostraron poco comunicativos y yo no me creíen el caso de ser más explícito con ellos.La falta de costumbre hizo que la fatiga meganara desde los primeros momentos, pero mesobrepuse y mi esfuerzo no fué menor al demis compañeros de trabajo.Aunque no hablaron, no era difícil descubriren ellos una inquietud, un malestar hondo queles hacía mirar demasiadas veces hacia unacolina reventona de chumberos.Ya nos retirábamos al campamento cuandopregunté a un barbudo que debía ser de lo máspeligroso de la "camisa" porque trabajaba conlos pies engrillados.—¿Por allí fué?—¿Ya se sabe en Marruecos?—Si. . . .—Fué horroroso. . . . Veintitrés muertos.EL comandante del puesto me vió entrar ensu despacho e instintivamente se llevó lamano a la culata de su pistola.Yo, burlando toda vigilancia, habia logradodeslizarme hasta la oficina y en el mejor argotde los peores fondos de Marsella, le espeté:—Te bilc pas, comandant. . . .Y antes de que saliera de su asombro, añadí:—I—S—201.—¡Ahí . . . Cierre la puerta. . . .La cerré.Luego me dejé caer en uno de los butacones.—Bien, comandante, ¿Qué ocurre por los"Ojos Nuevos"?—¿No le han explicado?—A medias. . . . Una brujería. . . .—¡Un milagro! . . . ¿Usted cree que un hombrepuede recibir diez o doce balas de fusily continuar paseándose tranquilamente? Puesesto es lo que ha sucedido no sólo en AdinJedid, donde, como sabe, existe un batallóndisciplinario, sino en Khefra Darsa y en DersaBalia que son posiciones defendidas por legionarios.Gracias a que sólo ha aparecido enposiciones europeas. . . .—¡Cómo! ¿Usted se alegra de que hayansido europeos los muertos?—Seguramente que no. Pero de haber ocurridoen una posición de moros leales, ¿cuántosno hubieran desertado de nuestras filas? .. .En fin, le explicaré a usted el caso. ... Lanoche del veinte, un ruido de pasos hizo queuno de los centinelas diera el alerta y se encendieranlos focos presintiendo la presenciade algún "paco" (tirador árabe). . . . Entoncespudo verse que, a muy poca distancia, habíaun árabe; pero no uno de esos moros andrajososa quienes el gusto de la cacería humanaconvierte en "pacos", sino un alfaquí; un alfaquítuareg.—Perdón—le interrumpí—los "tuaregs" noson hombres de religión, los "tuaregs" no tienenalfaquíes.—Pues éste se cubría el rostro con un pañuelo,pero no negro, sino un pañuelo azul celeste;por lo demás sus vestiduras eran las de unletrado. ... Se le dió el ¿quién vive? ... Ysu respuesta fué una <strong>gran</strong>izada de balas. . . .No crea que la sorpresa de aquel ataque desconcertóa los "camisards". Se dispararon losfusiles. Los focos permitieron ver que algunasbalas habían hecho blanco, pero el alfaquí delpañuelo celeste no cayó al suelo; se volvió yechó a andar con toda tranquilidad, sin prisaninguna. Los soldados saltaron las alambradas.. . . Temiendo una emboscada, mandétocar retirada. . . . Obedecieron los "camisards"y cuando así lo hacían, el alfaquí se volvióde nuevo, se abrió el albornoz blanco y losametralló. ... No sé de donde salían las balas,pero esto no impide que el número de bajasfuera de veintitrés. Lo mismo ha sucedido enlas otras posiciones. El alfaquí del pañueloceleste ha recibido para estas fechas más decincuenta balazos. ... Y nosotros pensábamosoperar en el Dráa con fuerzas musulmanas.. . . Sería asombrosa la influencia queejercería en ellos este hombre de religión, estehombre invulnerable a las balas. . . . Nuncapudieron soñar con refuerzo semejante las MediasLunas disidentes.—¿Y el espíritu de las tropas?—El de los "camisards" malo. Gente debajos instintos y de poca cultura, necesitanpoco para desertar, y en este caso desertarsería pasarse al moro, al tuareg del pañueloceleste. Y substituirlos con otras tropas, imposible.Los "Bat d'Af" son bisoños, los senegalesessupersticiosos. ... No hay más queuna solución, una. . . . ¡Apoderarse del alfaquí!¡Y pronto! Antes de que la noticia seextienda por Marruecos. . . . ¿Quiere saberalgo más?—Nada. ... A sus órdenes, mi comandante.—No. Yo a las suyas. Empiece a mandar ya.(Continuará)KlNG VIDOR ha dirigido, paraUnited Artists, "El pan de cada día", que seespera sea su mejor película. Será a base deKaren Morley, Tom Keene, Barbara Pepper,John Qualen y Adisson Richards.Ayuntamiento de Madrid

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