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EL MIRLO BLANCO (caixa2).indd - Universo Romance, el Portal

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El mirlo blanco —Vamos, vamos —susurró Auria abriendo la portezu<strong>el</strong>a devaras entretejidas y palmeando su p<strong>el</strong>aje áspero para obligarla aretroceder.La joven arrastró un banquillo de madera y se sentó palpandolas ubres d<strong>el</strong> animal. Sus dedos se movieron ágilmente hasta llenar<strong>el</strong> pequeño barreño de madera. Una gallina cloqueó desde su nidode paja y ramas. Auria la espantó y sonrió al descubrir un huevo decolor blanco. Después de eso, permitió que los animales salieranal exterior. Como un pequeño ejército, éstos se dispersaron por lapequeña explanada, impacientes por alimentarse mientras <strong>el</strong>la sedirigía al huerto, que ocupaba la parte más soleada y abrigada de laexplanada. A base de esfuerzo, había conseguido arrancar de aqu<strong>el</strong>latierra baldía un exiguo fruto con que alimentarse. Hacía tiempoque había dejado de sentirse desgraciada. La soledad anestesiabasus dolores internos, s<strong>el</strong>laba heridas y disipaba recuerdos.La oscuridad la sorprendió aún trabajando. Frotándose la nuca,reunió a los animales bajo <strong>el</strong> cobertizo y regresó al torreón. S<strong>el</strong>avó las manos y <strong>el</strong> rostro con agua <strong>el</strong>iminando la suciedad de todoun día de trabajo. Extenuada, se sentó frente al fuego, comió conmirada ausente mientras un gato negro se enredaba en sus pies.Lo subió a su regazo acariciando su p<strong>el</strong>aje suave y juntos observaron<strong>el</strong> fuego d<strong>el</strong> hogar, complacidos <strong>el</strong> uno con <strong>el</strong> otro. Adormilada,permaneció sentada sobre <strong>el</strong> tajo de madera dejando <strong>el</strong>tiempo pasar mientras <strong>el</strong> crepitar de las llamas rompía la monotoníad<strong>el</strong> silencio. Cuando <strong>el</strong> sueño la venció, arrastró los pies hasta<strong>el</strong> jergón y se dejó caer entre las pi<strong>el</strong>es.Esa noche, cuando <strong>el</strong> sueño tomó posesión de su cuerpo, suespíritu flotó sobre <strong>el</strong>la observándola desde las alturas. «Deberíashacer algo con tu aspecto», pensó mirando <strong>el</strong> cuerpo que habitaba.Auria permanecía tumbada sobre <strong>el</strong> catre, acurrucada sobresu lado derecho, como era habitual en <strong>el</strong>la. Se había quedado dor-9 <strong>EL</strong> <strong>MIRLO</strong> <strong>BLANCO</strong> (<strong>caixa2</strong>).<strong>indd</strong> 9 7/1/10 12:57:42

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