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Ninfas, voluptuosas y castas: El imaginario femenino en la Novela ...

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En La tristeza voluptuosa, “<strong>la</strong> única nove<strong>la</strong> v<strong>en</strong>ezo<strong>la</strong>na que tal vezmerezca el calificativo de decad<strong>en</strong>te”, según Maurice Belrose 12 , NiníFlor<strong>en</strong>s repres<strong>en</strong>ta una idealización de <strong>la</strong> mujer como corporeidad,<strong>en</strong> el doble s<strong>en</strong>tido de objeto estético, <strong>en</strong> tanto se realza su bellezafísica, pero también como objeto del deseo erótico: “Cuando Niníse desvestía, él [Eduardo Doria] <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ba sigui<strong>en</strong>do con maliciatodas sus coqueterías, todos sus movimi<strong>en</strong>tos de muñeca refinada,<strong>la</strong>s contorsiones histéricas de su cuerpo, al quitarse el corsé que <strong>la</strong>oprimía, y <strong>en</strong> su cintura quedaban <strong>en</strong>marcadas, como dibujos hechossobre cera, <strong>la</strong>s ball<strong>en</strong>as y los <strong>en</strong>cajes” (LTV, 144).Este tipo de descripciones, que luego va a seguir como modeloManuel Díaz Rodríguez <strong>en</strong> Ídolos rotos, ti<strong>en</strong>e su punto más alto <strong>en</strong><strong>la</strong> consideración del poder de <strong>la</strong> voluptuosidad como <strong>la</strong> expresiónde un absoluto, tal y como el narrador de esta nove<strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntea <strong>la</strong>pres<strong>en</strong>cia embriagante de Teresa Farías, qui<strong>en</strong> resume a <strong>la</strong> vez todoel poder contradictorio y paradójico de esa condición: “<strong>la</strong>Voluptuosidad misma, toda <strong>la</strong> voluptuosidad, con su p<strong>la</strong>cer y su dolor,con sus exaltaciones y tristezas, con sus ardores exaltados y sus fatigashondas, con su escoria bastarda y su oro de bu<strong>en</strong>a ley, con su infamiarastrera y sus vuelos románticos rayanos del éxtasis místico” 13 . PedroCésar Domínici también pres<strong>en</strong>ta una forma textualizada de losp<strong>la</strong>ceres del cuerpo llevados al extremo del dolor <strong>en</strong> pos del p<strong>la</strong>cersexual: “Niní se alegraba de ver que el carácter de su amigo se agriabamás cada día, y esperaba con ansia <strong>la</strong> oportunidad de instigarlo ygolpearlo, para obligarlo a maltratar<strong>la</strong> y a injuriar<strong>la</strong>, como <strong>en</strong> <strong>la</strong> nocheinolvidable de <strong>la</strong>s s<strong>en</strong>saciones extrañas”· (LTV, 133-134)En <strong>El</strong> triunfo del ideal, <strong>la</strong> figura fem<strong>en</strong>ina de María se sust<strong>en</strong>tatambién <strong>en</strong> una paradoja; si<strong>en</strong>do hija de un antiguo mayordomo, elconde de Cipria se <strong>en</strong>amora de el<strong>la</strong> porque <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> su bellezael ideal de <strong>la</strong> perfección helénica: “Sus cabellos flotaban sobre sushombros como espigas de oro, perfumados por el lejano ali<strong>en</strong>to delos rosales; sus ojos c<strong>la</strong>ros y profundos miraban como <strong>en</strong> un sueño.-94-

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