que contaba le hizo mucha gracia que le dijeranque bajo la cama había un orinal.Tengamos en cuenta la situación de Sinarcasentonces y que él llegaba de Madrid. Volvió aMadrid, recogió sus cosas y se despidió de suscompañeros del Sanatorio de Cercedilla.Al llegar a Sinarcas, la casa del médico noestaba terminada y no pudieron venir ni sumujer Feli ni su hija Paloma. Durante estetiempo, Don José se quedó a vivir en casa deDon Hernán y la Tía Encarna, con quienesdesde entonces les unió una gran amistad,además de la gran relación profesional conDon Hernán. Incluso cuando en junio delaño 1956 llegó Doña Feli y su hija, vivieronun tiempo en casa de la familia de DonHernán.Cuando ya la casa del médico estuvo terminadase trasladaron allí, donde también seencontraba la consulta.Dado el buen carácter y profesionalidadde Don José, no tardó mucho en adaptarse ala vida en Sinarcas y enseguida se hizo con laconfianza y el cariño del pueblo.Desde un principio, Don José comenzabasu actividad diaria acudiendo a visitar acada enfermo en su casa. Siempre fue ungran madrugador, y hay que destacar quenunca tenía prisa: su lema siempre fue "elenfermo es el primero". A algunos los llegabaa visitar dos y tres veces al día.Siempre llevaba una lista con los nombresde los nuevos avisos y de los que él considerabaque debía visitar nuevamente paraver cómo seguían.Una vez terminados los avisos, se dirigía ala consulta donde las colas siempre erannumerosas. Él atendía a todos con cariño, ydetenidamente; si había una urgencia interrumpíala consulta, iba a ella y luego volvía ala consulta.De su profesionalidad, destacar quetodos los casos que se le presentaban procurabaresolverlos estudiando sus síntomaspara encontrar la causa, y sobre todo oyendodetenidamente lo que el propio enfermocontaba.Siempre hacía un buen diagnóstico, ypara ello, en muchas ocasiones, pasabanoches enteras estudiando en los libros deMarañón.Dada su experiencia previa, insistió yconsiguió que el Ayuntamiento de Sinarcasinstalara un aparato de Rayos X en la consulta.Gracias a él pudo diagnosticar muchasenfermedades de pulmón e innumerablesfracturas de brazos y piernas, que ayudadopor Don Hernán, conseguían resolver satisfactoriamentecon la correspondiente escayolaque ellos preparaban, y sin necesidad detrasladar al enfermo a otra localidad.Incluso tenía su pequeño laboratoriopara hacer análisis de sangre y de orina sinnecesidad de salir de Sinarcas.Don José y Don Hernán llegaron a formarun gran equipo, pues ambos demostraronser unos grandes profesionales, ademásde unas bellísimas personas.Don Hernán destacaba como comadrón,por ello todos los partos los hacía él y si eranecesario iba Don José.Siempre estuvieron muy unidos y compenetradosde manera que si uno no estaba,ponían un cartelito en la puerta: "avisad aDon José o "avisad a Don Hernán", y así elpueblo nunca quedó desatendido.La dedicación de Don José a sus enfermos,como recordamos los que vivimos16 —La Voz de Sinarcas
aquella época, era completa y siempre estabadispuesto a acudir a cualquier hora para atendery curar, y también, muy importante, aconsolar y animar al enfermo y a susfamiliares.Muchos fueron los días y las noches enque le llamaban para una “urgencia”. Para losenfermos y familiares, sobre todo para lasmadres, cualquier décima de fiebre de susniños era una urgencia, y él siempre acudíacon premura. En muchas comidas y cenasfamiliares, ya fuera Nochebuena, Navidad ocualquier otra celebración, dejaba a todos enla mesa y acudía a atender el aviso.Reseñar también que cuando las nevadasen Sinarcas eran copiosas, los propios vecinosle hacían el camino con una pala para poderllegar a las casas.Sinarcas fue su primer y único pueblo, yaun teniendo posibilidad de trasladarse aotras localidades, nunca quiso abandonar asu querido pueblo. En carta escrita en juniode 1975 por el propio Don José a un compañerosuyo, y con motivo de su renuncia alconcurso de traslados que le adjudicaban lalocalidad de Alcácer (Valencia) dijo textualmente:“En mi caso particular..., aun considerandolo feo, lo inhóspito, el duro y prolongadoinvierno de Sinarcas, lo ruralismo, etc., es locierto que aquí llevo 20 años, y en el aspectohumano y profesional el vecindario, quecuenta mucho, me consideran de verdad nosólo su médico de familia, sino su amigo, y amis desvelos e interés responden ellos congenerosidad y cumplidamente.”Don José siempre fue muy minucioso ensu trabajo, hasta el punto que anotaba toda lavacunación que administraba a los vecinos: aquién se la ponía y cuándo. También anotóLa Voz de Sinarcas — 17