Sin embargo, don Paco se marchó de Sinarcas con la pena en el corazón alojada,alejada la alegría; se marchó con el triste convencimiento de que había fracasado comocura. Perdóneme por la indiscreción. Pero se equivocaba. Aunque dice el refrán que“como canta el abad responde el monaguillo”, hoy el monaguillo quiere enseñarle a sucura.La palabra cura proviene de la expresión latina “cúra", que significa "cuidado". Portanto, referido a los sacerdotes, significa: "el que cuida a los demás".Los curas tradicionales distantes, distinto don Paco. Una corriente de aire fresco, deapertura, un cura de puertas para fuera.Estuvo en la parroquia cuando tuvo que estar, pero salió a la calle a buscar a quienpudiera ayudar.Hay quien no tiene prójimos porque se aleja o porque evita que se acerquen; él seaproximaba.La verdad era su brújula, el Norte su camino, la Justicia su deseo.Y es porque estamos hablando de un hombre poco común, de un sacerdote de losque no se acomodan, incómodo a veces para las voces jerárquicas: cuando hablabaclaro al clero. Siempre disponible y siempre dispuesto, no era comodón sino comodín.Servía igual para un roto que para un descosido. Baste citar la asistencia a José “Elchato” tras su incendio accidental, o a Ramiro Monterde, por la pérdida de su vivienda,o cuando –dada su fuerza y su destreza en asuntos de carnicería- le invitaban asujetar el chino en la calle cuando lo estaban sacrificando.Quiero resaltar su participación en el pavimentado de las calles del pueblo. Entreritos y retos, miró al Cielo y al suelo. Persona en vilo y en vela, tanto por las acerascomo por la cera de las velas.Frente a aquellos que siempre entregan la cosa que menos cuesta, la más barata,pues nunca dan la cara, don Paco predicaba en primera persona, con el ejemplo, conlas obras. Su predicado y sus oraciones eran sin sujeto omitido, a la cara, sin escondites.Su enseñanza, cristiana, desde el trabajo, la dedicación, desde la humildad y lasencillez, pilares básicos de su doctrina.Con mano generosa, liberal y pródiga, sin escatimar nada para hacer el bien, losuyo era de todos. Nadie a su lado pasó necesidad, si podía remediarla.“Jesús dijo: Si quieres ser perfecto, anda, reparte tus bienes entre los pobres y sígueme”.(Mateo 19:21).42 —La Voz de Sinarcas
Y alguno seguirá sin convencerse de sus dilatados merecimientos.Mientras otros mucho predicar y poco fiar trigo, porque no es lo mismo tocar quebajar a abrir, don Paco recordó siempre que el camino se acredita andando y que obrasson amores y no buenas razones.“¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Por sus frutos los conoceréis”(Mateo, 7:16).Decía don Quijote: “(…) hagan, señora, tus obras verdaderas tus palabras” (…)“(…) porque el agradecimiento que solo consiste en el deseo es cosa muerta, como es muertala fe sin obras”. (Referencia a Santiago 2,17).¿Que qué hizo? No construyó edificios, sino cimientos de confianza. No reformóla casa del cura, sino que la convirtió en la casa de todos, reformando a algunos.Antes la casa vieja y pequeña, donde cabían todos. Ahora nueva y grande, dondeno hay nadie. La casa Abadía, la casa vacía.La Voz de Sinarcas — 43