DISCURSOMaría Otaño Piudo, hija de D. José OTAÑOSinarcas 28 julio 2012Buenos días a todos.Me dirijo a todos vosotros, en nombrede mi madre, de mis hermanos y en el míopropio.Mis palabras únicamente pueden serde agradecimiento para todos: para elExcmo. Ayuntamiento de Sinarcas, especialmentepara Rafa Pardo por ser el promotorde este homenaje a nuestro padre ypor ser suya la iniciativa de honrarle comohijo adoptivo y dedicarle una calle con elnombre de D. José Otaño.El destino queso que mi padre vinieraa Sinarcas y ejerciera durante más de 30años como médico. Aquí fundó una familiay aquí quiso seguir viniendo tras sujubilación y aquí, cumpliendo su deseo,descansa en este pueblo, mi pueblo...De todo ello nos sentimos orgullosos yaquí es donde sentimos que están las raícesde nuestra familia Otaño-Piudo. Aquíhemos pasado nuestra infancia y juventud.Y ahora nuestros hijos disfrutan tambiénde nuestro querido Sinarcas.Igualmente queremos agradecer atodos vosotros vuestra presencia y vuestracompañía en este acto tan emotivo paranosotros. Es un orgullo poder ver quenuestro padre, pese al tiempo transcurrido,todavía es recordado y querido enSinarcas, pues hay que tener en cuentaque hace más de 25 años que se jubiló.Siempre estaremos agradecidos por lasmuestras de cariño, las palabras que nosdecís de él, y que son de agradecimiento yreconocimiento de su labor como médicoy como persona.22 —La Voz de Sinarcas
UN SINARQUEÑO DE CORAZÓNPaco PalancaSinarcas-Godella, 25 noviembre 2012Donde estás tú, siempre hay alguien que te quiereporque el amor está siempre dentro de tiJUAN ANTONIO Y ROSASINARCAS, 6-01-1979Con mucha alegría accedo a la petición deenviar unas notas para la publicación extraordinariade la Voz de Sinarcas. No pueden ser laspalabras pronunciadas en aquella extraordinariamañana del 28 de julio, pues no las escribí, perointentaré desde la gratitud al Pueblo que me hanombrado “HIJO ADOPTIVO”, recoger los sentimientosexpresados en aquel emotivo acto.La frase con la que inicio esta nota, es la quegrabaron en un ladrillo hecho con arcilla y cocidoen la tejería de ”los Saez” y me regalaron JuanAntonio y Rosalinda, el día que celebraba mi cumpleaños,pocos días antes de cambiar de destino.Ya he mencionado que las palabras no son lasmismas, pero sí espero y deseo recoger mi agradecimientoy lo extraordinario del acto organizadopor el M. I. Ayuntamiento de Sinarcas.Con un nudo en la garganta, pues se habíantocado puntos muy sensibles de mi vida en elPueblo de Sinarcas; se había mencionado personasy acontecimientos que yo ni podía imaginar…todo lo cual puso a flor de piel mis sentimientosmás profundos, me emocioné como enmucho tiempo no me había sucedido. La recepciónal llegar al salón; las personas congregadas,las intervenciones, los sentimientos de compartirel homenaje con la familia de D. José Otaño…, nocreo equivocarme si digo que la última vez que levi fue con ocasión del ingreso de su nieto Pabloen el Hospital Infantil de la Fe y a quien tuve ladicha de bautizar y acompañar a sus padres yverle ahora tan mayor y fuerte…Intentaré compartir desde estas notas miexperiencia y gratitud a todo el pueblo y, de unmodo especial, a cuantos han mantenido viva lamemoria de mi paso al servicio de la Parroquia yel Pueblo de Sinarcas, pues para mí, era y siguesiendo un todo inseparable.En la tarde del 31 de agosto de 1975, llegué aSinarcas con mis padres, para hacerme cargo dela Parroquia de Santiago Apóstol, en la mañanadel 1 de septiembre, que se celebraba la fiesta dela Patrona, Santa Úrsula. Lo hacía con ciertotemor y respeto, pero con unas enormes ganas deservir al pueblo que se me había encomendado.Lo hacía con ilusión y sin esquema preconcebidode cómo podría hacerlo.Tantas eran las “prisas” por empezar estaetapa de mi vida a vuestro servicio que, aunquepreviamente había llevado unos pocos mueblespara utilizarlos y deseaba al menos pintar la casaantes de entrar a vivir en ella, no lo pude hacerporque no estaba disponible. Y, el no querer retrasarmi presencia entre vosotros motivó que colocaralos muebles en la casa sin pintar. Recuerdoque en algunas estancias improvisé unas lámparashechas artesanalmente con cartulina. Habíaque habilitar lugares donde los sinarqueñospudieran ser recibidos y acogidos, sin lujos, nuncalos he disfrutado, pero sí con toda dignidad y respeto.Que la ”casa del cura” fuera una casa abiertaa cuantos llamaran a la puerta desde el primermomento.No es este el momento de “pasar cuentas” delo que yo, en mi corta estancia entre vosotros,pude entregar y compartir. Eso queda para cadauno de cuantos convivimos en esos poco más detres años. Lo que sí es tarea mía es recordar cuantoyo recibí de vosotros, pues eso es algo quellevo grabado en mi corazón y que de vez encuando necesito recordar para agradecer a Diosel don que me ha dado de poner en mi caminopersonas y circunstancias que vale la pena descubriry valorar, permitiéndoles que formen ya,desde ese momento, parte importante de tu vidaLa Voz de Sinarcas — 23