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¿De la reivindicación a la cogestion?

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111El trabajo de <strong>la</strong>s Asociaciones se ha ligado en los últimos tiemposa dos iniciativas principales. Por una parte, <strong>la</strong> defensa de una políticafirme de realojo, de los que se ven obligados a abandonar sus casasbien sean inquilinos afectados por los consabidos procesos de ruina omoradores en general que se ven afectados por procesos expropiatoriosde cualquier tipo. En este aspecto cabe seña<strong>la</strong>r el acuerdo firmadoen Madrid con el Ayuntamiento, por el cual éste se comprometíaal realojo en vivienda de protección oficial de <strong>la</strong> EMV lo más cercaposible de sus actuales domicilios y en condiciones económicas queno supongan superar el 15 % de esfuerzo sobre los ingresos familiares,y p<strong>la</strong>nteándose <strong>la</strong> posibilidad de realojo en alquiler para los quedisponen de menos medios económicos. Esta es <strong>la</strong> política que seviene aplicando en <strong>la</strong> erradicación de <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>madas bolsas de deteriorourbano.Por otra parte, <strong>la</strong> articu<strong>la</strong>ción en Cooperativas de barriada de milesde ciudadanos de Madrid, Barcelona, Valencia, Asturias, Toledo,ha tenido <strong>la</strong> principal virtualidad de mostrarnos <strong>la</strong> realidad social quenos rodea, los niveles adquisitivos medios del vecindario, podríamosdecir que nos ha colocado ante <strong>la</strong> verdadera dimensión del problema.Hemos podido comprobar que <strong>la</strong>s iniciativas cooperativas que se vienendesarrol<strong>la</strong>ndo tienen fuertes limitaciones: en función del nivel deingresos económicos, dejando fuera a los sectores más jóvenes, desprovistoscomo están de «capacidad financiera», y por <strong>la</strong> escasa capacidadde intervención activa y consciente de los socios en <strong>la</strong> creaciónde esa nueva Comunidad vecinal. Las contradicciones manifestadasen el conjunto de <strong>la</strong>s Asociaciones vecinales han servido para marcarmás en corto nuestras iniciativas cooperativas. Ya en <strong>la</strong> discusión delos pliegos de condiciones de concursos de suelo hemos defendido ensolitario el derecho de superficie o, lo que es igual, el mantenimientode <strong>la</strong> propiedad pública sobre un suelo que era público; <strong>la</strong> necesidadde aportar mayores ayudas a los sectores por debajo de dos veces elsa<strong>la</strong>rio mínimo, ya que a nuestro juicio en el momento actual es prácticamenteimposible construir una vivienda que pudieran pagar; hemosdefendido que todos los P<strong>la</strong>nes deben contemp<strong>la</strong>r situacionesplurales, fijando un mínimo de vivienda pública en alquiler a desarrol<strong>la</strong>rpor Cooperativas de gestión para jóvenes en convenio con <strong>la</strong>sAdministraciones. En conclusión, podríamos decir que entendemosel fenómeno cooperativo como una forma plural de lograr <strong>la</strong> participaciónactiva de los demandantes en <strong>la</strong> solución de su problema ycomo germen de futura organización social que facilite nuevos <strong>la</strong>zos

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