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Tema 6. Dios y el alma. 1. La pregunta sobre Dios. - inicio

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Filosofía y ciudadaníaMetafísicacomo <strong>el</strong> <strong>alma</strong> es la forma d<strong>el</strong> cuerpo, se pierde como tal una vez que este se disgrega, lomismo que <strong>el</strong> resto de las formas. Lo único que <strong>sobre</strong>vive a la muerte es una parte d<strong>el</strong> <strong>alma</strong>racional, <strong>el</strong> entendimiento agente, que es la que se ocupa de realizar <strong>el</strong> proceso deabstracción, y que es común a todos los seres humanos (y por tanto, no constituye la identidadde los individuos), mientras que nuestras experiencias, recuerdos, etc., que se encuentran enotra parte d<strong>el</strong> <strong>alma</strong> racional, <strong>el</strong> entendimiento paciente, desparecen con la muerte. Endefinitiva, según Aristót<strong>el</strong>es <strong>el</strong> <strong>alma</strong> d<strong>el</strong> individuo es mortal.2.2. El <strong>alma</strong> como mente.En <strong>el</strong> siglo XVII Descartes intentó refundamentar lametafísica <strong>sobre</strong> una nueva base, con la intención dedefender la existencia de <strong>Dios</strong> y d<strong>el</strong> <strong>alma</strong> inmortal al mismotiempo que defendía <strong>el</strong> mecanicismo de la nueva física de larevolución científica. Pero en este proceso Descartesmodificó la concepción existente d<strong>el</strong> <strong>alma</strong>. Para Descartesesta ya no la forma de los seres vivos, sino una substanciatotalmente separada de la materia y por tanto d<strong>el</strong> cuerpo.Los animales carecerían de <strong>alma</strong>, y sus conductas seríanexplicadas por los movimientos mecánicos de la materia,exactamente igual que si fuesen máquinas. El <strong>alma</strong> seidentificaba con <strong>el</strong> pensamiento racional que se expresalingüísticamente (la res cogitans) y era exclusiva de losseres humanos. Descartes considera que esa <strong>alma</strong> constituye la identidad d<strong>el</strong> individuo, yaque como se recordará conocemos nuestra propia existencia porque pensamos, y podemosfingir que no tenemos cuerpo, pero no que no tenemos pensamiento (fingirlo sería de hechoun acto de pensamiento). De este modo, al separar <strong>el</strong> <strong>alma</strong> y <strong>el</strong> cuerpo como dos substanciasdiferentes que pueden existir la una sin la otra (y no como un <strong>el</strong>emento, <strong>el</strong> <strong>alma</strong>, queestructura al otro, <strong>el</strong> cuerpo) Descartes pretendía mantener la inmortalidad d<strong>el</strong> <strong>alma</strong> y que lasexplicaciones mecanicistas no afectasen a esta creencia, pero al tiempo convertía en unproblema las r<strong>el</strong>aciones entre <strong>el</strong> cuerpo y <strong>el</strong> <strong>alma</strong>, ya que si ambas substancias sonindependientes no se afectarían la una a la otra. Y sin embargo, nuestra impresión es quenuestros pensamientos y los movimientos de nuestro cuerpo se corresponden perfectamente.Descartes intentó solucionar este punto afirmando que ambas sustancias interactuaban en laglándula pineal d<strong>el</strong> cerebro. Pero no explicó cómo se producía tal interacción, con lo cual tansólo trasladó <strong>el</strong> problema desde <strong>el</strong> conjunto d<strong>el</strong> ser humano a una parte de este, la glándulapineal (lo cual se conoce como “problema d<strong>el</strong> homúnculo”).“Es también muy notable una cosa que, aunque hay varios animales que demuestran más industriaque nosotros en algunas de sus acciones, sin embargo vemos que esos mismos animales nodemuestran ninguna en muchas otras; de suerte que eso que hacen mejor que nosotros no prueba quetengan ingenio, pues en ese caso tendrían más que ninguno de nosotros y harían mejor que nosotrostodas las demás cosas, sino que más bien prueba que no tienen ninguno y que es la naturaleza la queen <strong>el</strong>los obra mediante la disposición de sus órganos, como vemos que un r<strong>el</strong>oj, compuesto sólo deruedas y resortes, puede contar las horas y medir <strong>el</strong> tiempo más exactamente que nosotros con todanuestra prudencia.”Descartes, “Discurso d<strong>el</strong> método”124

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