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Tema 6. Dios y el alma. 1. La pregunta sobre Dios. - inicio

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Filosofía y ciudadaníaMetafísica.-“ Aunque tengo yo un cuerpo al que estoy estrechamente unido, sin embargo, puesto que por otraparte tengo una idea clara y distinta de mi mismo, según la cual soy algo que piensa y no extenso,y por otra parte, tengo una idea distinta d<strong>el</strong> cuerpo, según la cual este es una cosa extensa, que nopiensa, resulta cierto que yo, es decir, mi <strong>alma</strong>, por la cual soy yo lo que soy, es entera yverdaderamente distinta de mi cuerpo, pudiendo ser y existir sin <strong>el</strong> cuerpo.”Descartes, “Meditaciones metafísicas”2.3. <strong>La</strong> inexistencia d<strong>el</strong> <strong>alma</strong>.Desde los mismos <strong>inicio</strong>s de la filosofía hubo autores que rechazaron que <strong>el</strong> conceptotradicional de <strong>alma</strong> se correspondiese con ninguna entidad real. Los autores que abrazaron <strong>el</strong>materialismo, cuyo principal ejemplo es Demócrito (y los epicúreos que posteriormenteadoptaron su metafísica), consideraban que solo existía un tipo de realidad, la materia, y quepor tanto las características de los seres vivos tenían que ser explicadas a partir de la materia,exactamente igual que las características de los seres inorgánicos. Así, Demócrito consideraba,como vimos, que todo estaba compuesto de átomos que se movían al azar en <strong>el</strong> vacío, yeventualmente conformaban conglomerados que daban lugar a los objetos que conocemos.Un ser vivo, incluido <strong>el</strong> ser humano, no es por tanto sino un conjunto de átomos, y cuandoestos se separen los átomos seguirán existiendo, pero no <strong>el</strong> individuo como tal. Elpensamiento, según Demócrito, no es sino un resultado d<strong>el</strong> movimiento de los átomos, y portanto aqu<strong>el</strong>lo que creemos que es “espiritual” no es algo diferente de la materia, sino uno másentre los muchos efectos de estas. Esta es, en lo fundamental, la postura que defienden todoslos materialistas, tanto antiguos como contemporáneos.“El <strong>alma</strong> es corpórea, compuesta de partículas sutiles, difundida por toda la estructura corporal, muysemejante a un espectro que contiene una mezcla de calor; un poco semejante a este y un poco a aqu<strong>el</strong>y también muy diferente de ambos por la sutileza de las partículas. En particular, recibe muchasmutaciones por la tenuidad de sus partes; pero <strong>el</strong>la se encuentra concreta en sí misma más que con <strong>el</strong>resto de las partes. Todo esto lo manifiestan las facultades d<strong>el</strong> <strong>alma</strong>, los afectos, los movimientosligeros y los pensamientos mentales, si nos faltan los cuales, morimos.”Epicuro (citado por Diógenes <strong>La</strong>ercio)<strong>La</strong> concepción moderna d<strong>el</strong> <strong>alma</strong> (o mente) como una substancia que consiste enpensamiento y que constituye la identidad d<strong>el</strong> sujeto comporta una nueva manera de negar suexistencia, negando tal identidad, es decir, negando que en cada ser humano haya algo queesté presente durante toda su vida y que pueda ser considerado una substancia. Eso esprecisamente lo que hace Hume. Hume admite que esa capaz de ser consciente de supensamiento, pero niega que esa conciencia suponga la existencia de un ser substancial.Hume se <strong>pregunta</strong> si tengo alguna impresión d<strong>el</strong> “yo”. Si entendemos <strong>el</strong> “yo” como substancia,dicha impresión debería serlo de algo permanente, constante a lo largo de mi vida y misdiversos estados de conciencia. Pero Hume afirma que cuando observo mis impresiones dereflexión me encuentro con estados de tristeza, de alegría, de dolor, de placer, con unasucesión de sensaciones y emociones, pero nunca con una impresión invariable e idéntica.Como en <strong>el</strong> caso de la sensación externa, las impresiones que tengo de mi propio yo no sonsino una colección de accidentes en perpetuo flujo. Hume dice que <strong>el</strong> yo es como un haz deimpresiones, y si retiramos una a una todas las hebras que forman <strong>el</strong> haz, finalmente no quedanada. Llamamos “identidad” a lo que en realidad no es sino “sucesión” de diferentesimpresiones e ideas. Por supuesto, una vez rechazada la idea de substancia pensante o yocomo una idea falsa, producto de la mera imaginación, la <strong>pregunta</strong> <strong>sobre</strong> la existencia de un<strong>alma</strong> y la inmortalidad de esta simplemente no tiene sentido.125

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