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ESPECIALLAS VICTIMAS DEL CLIMAR. Dominicanasolo exportaUS$7 millones enpescado ymariscos, e importacada año US$100millones de estosproductos.La Organización de las NacionesUnidas para la Agricultura y la Alimentación(FAO) destaca un climamás agresivo como causa del alejamientode los peces, sin contar conlos problemas de logística experimentadospor barcos pequeños, cuyaimposibilidad de navegar más allá de15 millas náuticas (27,7 kilómetros)deja pocas opciones a los marineros,los cuales son colocados en penuriasfinancieras cortesía de los cambiosacaecidos a la madre naturaleza.“Hoy el mar no es el patrón que eraantes”, dijo. Por supuesto, con lapesca Domingo gana quizás cincomil pesos (US$124) por mes, cuandoel salario mínimo actual estáfijado desde 2011 en 6035 pesos(US$150), aun por debajo de los 12mil pesos (US$298) en que se ubicael gasto más moderado de una familiapromedio.En otras palabras, sus 600 compañerosde antaño desempeñaban su economíaal nivel de la clase media actualen 1985, pero en 2013 son unos200 hombres y mujeres que cuatroveces por semana arriesgan sus vidasmar adentro a cambio de un poderadquisitivo que toca la línea de lapobreza.Hace 28 años, los vientos apenasalcanzaban los 12 kilómetros porhora y las olas se elevaban a un metroen la Bahía de Samaná, situaciónideal para pescar. No obstante, enel momento de la “entrevista”, yaDomingo tenía tres días en la orilla,vientos cuasi-huracanados y olas a laaltura de un canasto de baloncestoprofesional.Coach de mareas altasPara este viejo lobo de mar no todoestá perdido. Casi 40 años de experiencialo han convertido en especialistaen la reparación de barcas medianas,como aquellas que recorren50 kilómetros en dirección al sur con30 mil turistas de todas partes delmundo que procuran ver las ballenasjorobadas, entre enero y marzo decada año.“De eso es que vivo en realidad.Cuando a algunos de los privilegiadosque han conseguido licenciaspara pasear turistas por el mar seles daña el barco, me llaman paraque lo repare. También pasa que losprivilegiados de las licencias ponenmuchachitos sin conocimiento a navegara donde las ballenas, por esotiene uno que hablarles de cómo sonlas cosas en el mar, para que no metanla pata”, explicó.En otras palabras, aparte de repararbarcos, el protagonista de esta historiahace labores de coaching a losmarineros más jóvenes. “Sigo siendoun empleado del mar, mas no unpescador de tiempo completo. Mira,a la pesca no le queda mucho, losque van subiendo (los más jóvenes)no se van a dedicar a esto”, vaticina.Entre la pesca, la refacción de barcosy el coaching a los marineros másjóvenes, Domingo se echa al bolsilloalgunos 16 000 pesos (US$398)al mes. Para el nivel inflacionario deSamaná, se puede decir que el viejopescador compra lo que necesita.De espaldas al marAunque República Dominicanacomparte una isla en el centro delCaribe, su actividad alimentariavive de espaldas al mar. Un estudiode comercio exterior publicadopor el economista Roberto Despradelsostiene la nación sólo exportaUS$7 millones en carne de pescadoy mariscos, al tiempo que importacada año US$100 millones de estosproductos.“¿Y cómo quieres que sea diferente?Si ustedes lo único que vienen aquíes a decirle a uno no pesques allí,no hagas esto, no hagas lo otro, peronada de apoyo, nada de te comproun barco, nada de ayudo con la carnada,nada de te paso nuevos equipos.Molestar, estar en el medio, esoes lo único de ustedes”, Domingorespondió las preguntas sin convencersede que era entrevistado porLa imposibilidad denavegar más allá de15 millas náuticas(27,7 kilómetros)deja pocas opcionesa los marineros.<strong>Mercados</strong> & <strong>Tendencias</strong>, más bienmantuvo la idea de que se trataba deun “truco” del Ministerio de MedioAmbiente, “para estar pendiente delo que uno hace”.“¿Y quién más viene con la mismacantaleta del cambio climático, delefecto invernadero, del derretido delos polos? Oye, ya hasta me lo séde tanto que vienen a hablarme deeso. No les interesa la pesca, ¿Sabespor qué? Porque no les interesa estaspersonas que estamos aquí buscandopeces, lo único que quieren esagarrarnos en el mínimo error, parapedirnos algo para los refrescos (unaamistosa solicitud de soborno)”, reclamó.n96mercados & tendencias Marzo - Abril 2013

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