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La lectura en las tabaquerías en Cuba - SciELO - Infomed

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(de ahí el nombre de la huelga) ligados con los de otras proced<strong>en</strong>cias y nivelar dichosprecios con los que abonaban <strong>en</strong> los talleres de primera categoría, <strong>en</strong> los cuales seempleaba <strong>en</strong> el torcido exclusivam<strong>en</strong>te rama de Vuelta Abajo.Al principio, a los propietarios de estos últimos les agradó la idea, porque eliminaba delmercado a sus competidores pero luego, unidos todos los fabricantes al t<strong>en</strong>er noticias deque los torcedores proyectaban futuras demandas <strong>en</strong> todas <strong>las</strong> <strong>tabaquerías</strong>, acordaron unparo g<strong>en</strong>eral que provocó el rompimi<strong>en</strong>to de la huelga y, por tanto, la derrota de losobreros. <strong>La</strong> primera casi destruyó la organización y la segunda motivó, al finalizar, sudivisión <strong>en</strong> dos <strong>en</strong>tidades rivales: <strong>La</strong> Alianza Obrera, integrada por la mayoría de lostorcedores, es decir, por los elem<strong>en</strong>tos de t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias más radicales y activos, y <strong>La</strong>Unión Obrera, formada por los que más se distinguieron <strong>en</strong> la traición a suscompañeros. <strong>La</strong> lucha a que dio lugar este fraccionami<strong>en</strong>to constituyó, sin dudas, unode los capítulos más bochornosos de la historia del proletariado cubano y no terminósino después de varios hechos de sangre y la desaparición de <strong>las</strong> dos sociedades<strong>en</strong>emigas.En este naufragio, la <strong>lectura</strong> logró salvarse y <strong>en</strong> el período de 1889 a 1895 se dedicó a lapropaganda que, desde <strong>las</strong> tribunas de los talleres, realizaron los simpatizadores de lacausa revolucionaria que muy pronto habría de culminar con el Grito de Baire. En losmeses que precedieron al estallido de la guerra, la <strong>lectura</strong> sirvió para divulgar la labor delos clubes revolucionarios que conspiraban <strong>en</strong> el extranjero y prepararon el movimi<strong>en</strong>toiniciado el 24 de febrero de 1895.En <strong>las</strong> galeras se oían artículos y folletos de t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias separatistas <strong>en</strong> los que, segúnvarios periódicos de la época, “se empleaba un l<strong>en</strong>guaje insultante contra la naciónespañola” . <strong>La</strong> continuada repetición de estos hechos hizo que se extremara la vigilanciapor parte de <strong>las</strong> autoridades y, aunque <strong>en</strong> <strong>las</strong> <strong>tabaquerías</strong> se había suprimido la <strong>lectura</strong> depublicaciones contrarias al régim<strong>en</strong>, <strong>en</strong> algunas fábricas estas se daban a conocercuando los capataces y <strong>en</strong>cargados no se hallaban pres<strong>en</strong>tes. Eso seguía molestando, yse comparaba a la tribuna del lector con un púlpito revolucionario, provocador deproblemas internos que había que evitar. Pocos meses después, aparecía <strong>en</strong> "El Siglo" <strong>las</strong>igui<strong>en</strong>te delación:“Ya no se lee <strong>en</strong> <strong>las</strong> tribunas el Patria, El Porv<strong>en</strong>ir, El Esclavo, <strong>Cuba</strong> Libre y otrospapelotes de esa especie, pero a sabi<strong>en</strong>das de los capataces que parece se hac<strong>en</strong> la vistagorda, se forman después de almuerzo carrilitos de simpatizadores allá por los rinconesde <strong>las</strong> galeras y se le<strong>en</strong> a medio tono esos libelos y hasta se sigu<strong>en</strong> haci<strong>en</strong>do colectaspara el fondo común”. 3Estas y otras d<strong>en</strong>uncias, dadas a la publicidad por distintos periódicos de <strong>La</strong> Habana,produjeron al fin el efecto deseado por los autores. El 8 de junio de 1896 el GobernadorRegional y Civil de esta provincia, José Porrúa, dictó una circular <strong>en</strong> la que, basándose<strong>en</strong> lo dispuesto <strong>en</strong> el artículo 31 de la Ley de Ord<strong>en</strong> Público de 23 de abril de 1870,prohibió a partir de esa fecha “la <strong>lectura</strong> pública de periódicos, libros y folletos <strong>en</strong> <strong>las</strong>fábricas y talleres”, e hizo responsables de cualquier infracción a los dueños o<strong>en</strong>cargados. Tres días después, una comisión integrada por varios lectores de<strong>tabaquerías</strong> visitó la redacción del periódico <strong>La</strong> Lucha, para solicitar el apoyo de estediario, el más liberal de los que <strong>en</strong>tonces se publicaban <strong>en</strong> la capital, para que elgobernador revocase su ord<strong>en</strong> prohibitiva. En respuesta, <strong>La</strong> Lucha sugirió que el15

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