los pueblos hacia un fin digno de <strong>las</strong> nobles aspiraciones de <strong>las</strong> c<strong>las</strong>es obreras de todopaís civilizado. Y abri<strong>en</strong>do un volum<strong>en</strong> <strong>en</strong> folio mayor, empezó a leer “<strong>La</strong>s Luchas delSiglo”. Es imposible <strong>en</strong>salzar como se merece la at<strong>en</strong>ción profunda con que fue oídodurante la media hora que por turno le correspondió leer; a cuyo término otro jov<strong>en</strong> deidénticas circunstancias, tomó el mismo libro y continuó la <strong>lectura</strong> otra media hora, asísucesivam<strong>en</strong>te hasta <strong>las</strong> seis de la tarde, hora <strong>en</strong> que todos los obreros abandonaron eltaller, con el propósito de continuar al otro día <strong>en</strong> la misma práctica, como sucedió y hav<strong>en</strong>ido sucedi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> los demás días de la semana”. 3Sin embargo, no todos los fabricantes actuaban igual que Jaime Partagás. Algunostoleraban la <strong>lectura</strong> hasta cierto punto, otros no la soportaban <strong>en</strong> <strong>las</strong> <strong>tabaquerías</strong>. Entrelos más notorios <strong>en</strong>emigos a tan instructiva práctica se <strong>en</strong>contraban: el dueño de latabaquería "El Designio", Ramón Allanes, quI<strong>en</strong> dijo a sus obreros que “los talleres eranpara trabajar y no para leer, y que <strong>las</strong> tribunas eran para los liceos y no para <strong>las</strong> fábricasde tabacos”; los propietarios de "Cabañas", H<strong>en</strong>ry Clay y " <strong>La</strong> Intimidad", AnselmoGonzález del Valle, Julián Álvarez y Antonio Carundo, respectivam<strong>en</strong>te, con excusas <strong>en</strong>insignificantes motivos, tampoco concedieron el permiso para establecer la <strong>lectura</strong>. Enla calle de Rayo existía una fábrica de un tal García, donde según <strong>La</strong> Aurora, <strong>en</strong> lugarde “oírse la voz del lector solo se escucha una cosa que aterra, producida por otra queti<strong>en</strong>e una mota <strong>en</strong> la punta y que al agitarla <strong>en</strong> el aire su<strong>en</strong>a como un chasquido”, unaclara alusión al látigo que todavía se empleaba <strong>en</strong> muchos talleres para castigar a losesclavos y a los apr<strong>en</strong>dices. Resulta curioso que los jefes o <strong>en</strong>cargados de talleres, s<strong>en</strong>egaban mucho más que los propios dueños, con los más diversos pretextos. Porejemplo, el de la fábrica "<strong>La</strong> Intimidad", decía que con la <strong>lectura</strong> “…no podía reinar elord<strong>en</strong> debido y que por consigui<strong>en</strong>te, cada cual debía leer <strong>en</strong> su casa”. 3No obstante, muchas personas y, sobre todo, los extranjeros, para qui<strong>en</strong>es esta prácticaera desconocida, elogiaban la <strong>lectura</strong> <strong>en</strong> el taller. William H. Seward, Secretario deEstado de los Estados Unidos, visitó, <strong>en</strong> compañía de su hijo, F. W. Seward, la fábrica"Partagás" el 22 de <strong>en</strong>ero de 1866. Una nota dedicada a la visita <strong>en</strong> <strong>La</strong> Aurora del 28 de<strong>en</strong>ero de 1866, planteaba que Seward <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el salón donde trabajaban los obreros <strong>en</strong>el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que “…colocado <strong>en</strong> medio del océano de individuos profundam<strong>en</strong>tecallados, el lector dejaba oír la eufonía de su ac<strong>en</strong>to que transmitía suavem<strong>en</strong>te alcorazón de los oy<strong>en</strong>tes el aura evangelizadora de que está animada una de <strong>las</strong> mejoresobras de Fernández y González ; el honorable ministro fijó <strong>en</strong> él la mirada y hizo unsigno de aprobación”. El escrito finalizaba con la sigui<strong>en</strong>te pregunta: “¿No es estohonroso para el Señor Partagás y sus operarios?”. 3En todas partes se hablaba de la <strong>lectura</strong> y sus iniciadores. <strong>La</strong> novedad trasc<strong>en</strong>dió a <strong>las</strong>editoriales de los periódicos más leídos y a un diario de los más importantes de la épocadonde <strong>las</strong> ideas liberales eran bi<strong>en</strong> acogidas, El Siglo, dirigido por Francisco de Frías,Conde de Pozos Dulces, que le dedicó un elogioso artículo <strong>en</strong> el número publicado el 25de <strong>en</strong>ero de 1866. “El sábado, 3 de febrero de 1866, se inauguró la m<strong>en</strong>cionada tribuna<strong>en</strong> el taller de "Partagás", acontecimi<strong>en</strong>to celebrado con la solemnidad. Al hacer <strong>en</strong>tregadel mueble, el propietario pronunció una breve oración, que fue contestada por untabaquero que subió a la tribuna y leyó un s<strong>en</strong>tido discurso”. 3Así com<strong>en</strong>zó el tradicional rito para iniciar la <strong>lectura</strong> que luego fue seguido por todoslos talleres: el Presid<strong>en</strong>te de Lectura, un tabaquero elegido al efecto muy rigurosam<strong>en</strong>te,agitaba una campanilla para imponer sil<strong>en</strong>cio absoluto. El lector subía a la tribuna8
situada <strong>en</strong> el lugar más conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de la parte c<strong>en</strong>tral de la galera, se s<strong>en</strong>taba yanunciaba lo que leería. <strong>La</strong>s obras literarias variaban <strong>en</strong> cont<strong>en</strong>ido y calidad, <strong>en</strong>dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de lo elegido por la mayoría del taller, porque no era el lector el quedeterminaba lo que iba a leer, sino los tabaqueros.Con el auge alcanzado por la industria tabacalera, después del año 1860, <strong>las</strong> <strong>tabaquerías</strong>habaneras com<strong>en</strong>zaron a adquirir verdadera importancia, tanto por el volum<strong>en</strong> de susnegocios como por la insuperable calidad de sus productos solicitados <strong>en</strong> el mundo<strong>en</strong>tero. Por este f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o, se avivó la actividad societaria de los obreros <strong>en</strong> <strong>Cuba</strong>: sefundaron <strong>las</strong> primeras sociedades de artesanos, <strong>las</strong> cuales se distinguieron por su afán dellevar la cultura y el s<strong>en</strong>tido de la Patria y el deber a la g<strong>en</strong>eralidad de sus compañeros ycontaron con el apoyo de intelectuales de esa época, famosos y reconocidos por sutal<strong>en</strong>to. El día 20 de octubre de 1857, el Excmo. Sr. Gobernador y Capitán G<strong>en</strong>eral de laIsla de <strong>Cuba</strong>, José Gutiérrez de la Concha, Marqués de <strong>La</strong> Habana , aprobó elreglam<strong>en</strong>to de la Sociedad de Socorros Mutuos de Honrados Artesanos y Jornaleros,esta asociación que fue la primera de su c<strong>las</strong>e fundada <strong>en</strong> <strong>Cuba</strong>, celebró su inauguraciónla noche del 8 de diciembre de 1857. Su principal fundador fue Joaquín Rose(Presid<strong>en</strong>te), secundado por los socios Andrés García, José Díaz Iglesias y DomingoFerrer (Secretario).<strong>La</strong> Aurora dedicó frecu<strong>en</strong>tes trabajos a los progresos de la <strong>lectura</strong> <strong>en</strong> <strong>las</strong> <strong>tabaquerías</strong>,elogió la provechosa labor que mediante esta práctica podía realizarse a favor delproletariado, que inculcaba <strong>en</strong>tre los obreros el espíritu de asociación, y d<strong>en</strong>unció loscrím<strong>en</strong>es y atropellos, con lo que provocó que, <strong>en</strong> determinada ocasión, algún“marquista” prohibiera la <strong>lectura</strong> de dicho semanario <strong>en</strong> su fábrica (s e refiere a JuliánÁlvarez, propietario de “H<strong>en</strong>ry Clay”). Esto contribuyó a aum<strong>en</strong>tar el recelo y laprev<strong>en</strong>ción que dicha práctica inspiraba, algunos la juzgaban de peligrosa y at<strong>en</strong>tatoriaal ord<strong>en</strong> establecido.A pesar de la resist<strong>en</strong>cia de algunos dueños, el ejemplo de <strong>las</strong> <strong>tabaquerías</strong> de "El Fígaro"y "Partagás" fue seguido por otras fábricas y, al finalizar el mes de mayo de 1866, <strong>las</strong>principales <strong>tabaquerías</strong> de <strong>La</strong> Habana y de los pueblos cercanos a la Capital contabancon su correspondi<strong>en</strong>te lector. El ord<strong>en</strong> <strong>en</strong> que fue inaugurada la práctica de <strong>lectura</strong> fueel sigui<strong>en</strong>te:• "Prieto", <strong>en</strong> San Antonio de los Baños, el 1 de marzo de 1866.• "Acosta", de Bejucal, el 11 de marzo de 1866.• " <strong>La</strong> Rosarito ", de Anselmo Zamora, el 13 de marzo de 1866.• "H<strong>en</strong>ry Clay", sita <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> Salud No. 22, el día 19 de marzo de 1866.• " <strong>La</strong> Intimidad " o "Caruncho" (era g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te conocida por el apellido de supropietario) el 2 de abril de 1866.• "El Príncipe de Gales", de Vic<strong>en</strong>te Martínez Ibor, el 23 de de abril de 1866.• "<strong>La</strong> flor de Arriguanaga", de Fernando Arriguanaga, sita <strong>en</strong> Sitios #11, el 3 demayo de 1866.• " <strong>La</strong> Flor de San Juan y Martínez", de Andrés Rodríguez, <strong>en</strong> Dragones #39, el 15de mayo de 1866.• <strong>La</strong> sucursal que esa tabaquería t<strong>en</strong>ía abierta <strong>en</strong> Arroyo Naranjo, el 25 de mayode 1866.• "Cabañas", de Anselmo González del Valle, el 28 de mayo de 1866.9