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La lectura en las tabaquerías en Cuba - SciELO - Infomed

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hablarles escogió la tribuna de <strong>lectura</strong>, visionando que sus palabras de fe deindep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia llegarían mejor a los tabaqueros”. 4Ser lector de tabaquería era una profesión ori<strong>en</strong>tada hacia la difusión de la cultura y delconocimi<strong>en</strong>to a los tabaqueros, que compaginaban sus luchas por el progresoeconómico con el deseo de mejora intelectual. Para ellos la <strong>lectura</strong> fue el medio desuperarse y despojarse de la ignorancia que los <strong>en</strong>cad<strong>en</strong>aba a un régim<strong>en</strong> de esclavitudeconómica, social y política, como era el colonialismo español.Lectura de tabaquería: inicios de la actividadTal parece que <strong>en</strong> <strong>Cuba</strong>, la idea de acompañar el trabajo con la <strong>lectura</strong> le pert<strong>en</strong>ece a unviajero español, aj<strong>en</strong>o a la industria del tabaco, Jacinto de Sa<strong>las</strong> y Quiroga . Este arribóa la isla <strong>en</strong> los últimos días del mes de noviembre del año 1839, proced<strong>en</strong>te de PuertoRico a bordo de la fragata española “Rosa”. Meses después, Sa<strong>las</strong> y Quiroga publicó unlibro, donde relató sus impresiones de aquel viaje. Llama la at<strong>en</strong>ción que <strong>en</strong> unaexcursión a Artemisa o San Marcos, <strong>La</strong> Güira y Guanajay, 3 no precisa el lugar,acompañado de un amigo, llegó a la “… posesión de un alemán, la más importante decuantas ti<strong>en</strong>e la Isla , cuyos habitantes se ocupaban <strong>en</strong> <strong>las</strong> tareas propias del cultivo ypreparación del café". Refiriéndose a lo que observó allí expresó: “<strong>en</strong> ese cafetal tuveocasión, más que <strong>en</strong> ninguna otra parte de la Isla , de lam<strong>en</strong>tar el estado de completaignorancia <strong>en</strong> que se ti<strong>en</strong>e el esclavo. (…)…<strong>en</strong>tonces se me ocurrió a mí que nada másfácil habría que emplear aquel<strong>las</strong> horas <strong>en</strong> v<strong>en</strong>taja de la educación moral de aquellosinfelices seres. El mismo que sin cesar los vigila podría leer <strong>en</strong> voz alta algún librocompuesto al efecto y al mismo tiempo que temp<strong>las</strong>e el fastidio de aquellosdesgraciados, les instruiría de alguna cosa que aliviase su miseria (…)". 3Por otro lado, el intelectual y político cubano Nicolás Azcárate, de destacada actuación<strong>en</strong> la segunda mitad del siglo XIX, se inspiró <strong>en</strong> <strong>las</strong> <strong>lectura</strong>s que se les realizaban a lospresos <strong>en</strong> dos galeras del Ars<strong>en</strong>al de <strong>La</strong> Habana, donde el lector leía media hora todas<strong>las</strong> tardes algún libro cívico. <strong>La</strong> mayoría de los reclusos eran cigarreros que seguían <strong>en</strong>ese oficio y recibían a cambio determinada suma, parte de la cual el jefe dedepartam<strong>en</strong>to ret<strong>en</strong>ía para devolvérselos cuando obtuvieran la libertad; les <strong>en</strong>tregabasemanalm<strong>en</strong>te el resto, y de este se separaban algunas monedas para remunerar la labordel lector y adquirir <strong>las</strong> obras que habían de leerse.Poco a poco, se divulgó la <strong>lectura</strong> de <strong>las</strong> galeras , porque muchos de los amigos yfamiliares de los presos eran tabaqueros, radicados gran número de ellos <strong>en</strong> aquel barriode extramuros (se les d<strong>en</strong>ominaba así a los barrios situados fuera del perímetro limitadopor la muralla que se ext<strong>en</strong>día desde el Castillo de <strong>La</strong> Punta hasta El Ars<strong>en</strong>al), llamadoJesús María, donde estaba la extinta Real Factoría de Tabacos de <strong>La</strong> Habana y queagrupaba a los elem<strong>en</strong>tos del proletariado tabacalero. Nicolás Azcárate propuso insertarla actividad <strong>en</strong> la producción tabaquera, idea que materializó allí el jov<strong>en</strong> asturianotabaquero, luchador proletario y literato Saturnino Martínez, trabajador de la Fábrica"Partagás". Para no fracasar, Saturnino Martínez, asociado a otros tabaqueros, <strong>en</strong>tre losque se destacaban Agustín Mariscal y Francisco Teodoro Acosta, gestionó la fundaciónde un órgano de publicidad consagrado a la propaganda societaria <strong>en</strong>tre la c<strong>las</strong>e obrera yconsiguió distribuir 20 acciones de cinco pesos plata cada uno. En la edición del diarioEl Siglo del 20, de octubre de 1865, se anunció la próxima salida de un nuevo periódicoque estaría a cargo de Manuel Sellén y Saturnino Martínez.5

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