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Elementos Nº 53. AUTORES KR II - El Manifiesto

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<strong><strong>El</strong>ementos</strong>de Metapolítica para una Civilización Europea Nº 53MISCELÁNEA DE <strong>AUTORES</strong> DE LAKONSERVATIVE REVOLUTION(vol. <strong>II</strong>)Benn, Mann, Reck, Jung, von Hofmannsthal, Klages,von Salomon, Strasser, Forsthoff, Schmitt, SpenglerUrKultur


SumarioGottfried Benn. <strong>El</strong> doloroso calvario de uninconformista descreído,por Alain de Benoist, 3UrKulturhttp://urkultur-imperiumeuropa.blogspot.com.es/Escuela de PensamientoMetapolítico NDR<strong><strong>El</strong>ementos</strong>de Metapolítica para unaCivilización EuropeaDirector:Sebastian J. Lorenzsebastianjlorenz@gmail.com“Consideraciones de un apolítico” deThomas Mann, por Nicolás González Varela,13Friedrich Reck, el solitario elitista,por Christine Zeile, 15Edgar J. Jung, la ambigüedad de laRevolución Conservadora,por Jean-Pierre Faye, 25Hugo von Hofmannsthal, la voz delsimbolismo vienés,por Francisco Arias Solis, 29<strong>El</strong> vitalismo e historicismo de LudwigKlages, por César Águila Cázarez, 30Edwin Erich Dwinger:dar sentido al sufrimiento,por Ulli Baumgarten, 33Homenaje a Ernst von Salomón,por Ernesto Milá, 35Apuntes sin sombra de Hugo vonHofmannsthal, por Otto Cázares, 49Thomas Mann y el desencantamiento de lastradiciones alemanas, por Fernando Bayón, 51Friedrich Reck: el hombre que pudo matar aHitler, por Peio H. Riaño, 67Número 53MISCELÁNEA DE <strong>AUTORES</strong> DE LAKONSERVATIVE REVOLUTION(vol. <strong>II</strong>)Otto Strasser y el Frente Negro,por Erik Norling, 69Ernst Forsthoff y el Estado Total,por Jean-Pierre Faye, 78Carl Schmitt, ¿teórico del Reich?,por Alejandro Vergara Blanco, 82Oswald Spengler ¿precursor delnacionalsocialismo?,por Javier R. Abella Romero, 87


Gottfried Benn<strong>El</strong> doloroso calvario de uninconformista descreído______________________________Alain de BenoistMientras en Francia aparecía unacuriosa novela del escritor Pierre Mertensdirectamente inspirada en la vida deGottfried Benn, Les Eblouissements (Losdeslumbramientos), un cierto número demanifestaciones y conmemoraciones, entreellas una gran exposición organizada enMarbach por el Deutsche Literaturarchivs,así como la emisión de un sello en su honor,venían a indicar más allá del Rhin elcentenario del nacimiento de Gottfried Benny el 30 aniversario de su muerte. Así se havisto consagrado un autor que, como StefanGeorge, Rilke, Trakl o Céline, harepresentado una etapa decisiva de laevolución poética alemana –y cuyo cursovital desmiente, de alguna manera,manifestaciones maniqueas de la historia.No obstante, mientras que en Alemania y enlos países anglosajones no han dejado demultiplicarse, en Francia –cuyo caso es a esterespecto poco diferente del de Ezra Pound-,el autor de Morgue y de Doble Vida siguesiendo aún poco conocido por el público.Benn nació más allá del Oder, enWestpriegnitz, la región de los antiguosWendes. Una región de tierras pobres yrudas, pespunteada de pantanos. Ve la luz el2 de mayo de 1886, en el pueblo deMansfeld. Su padre era pastor; su madre,nacida en Jequier, era originaria de la Suizafrancesa. «Mi padre, perfecto ejemplar de laEra de Piedra, era íntegramente alma. Muylejos de la bestia. Con rasgos de cazadormegalítico de la era glaciar». <strong>El</strong> segundo deocho hijos, Gottfried Benn crece en Sellon,en el Brandeburgo oriental. Infancia rural,pobre, severa, entre campesinos incultos ehijos de tagarotes/hidalgos campesinos.3Frente a la altanería de estos últimos, el niñoopone ya la «distancia del silencio».Realiza estudios en Oder, en Francfurt,y luego en Marburgo. A pesar de laoposición de su padre, Benn, apasionadopor las ciencias naturales, decide hacermedicina en Berlín. Benn dirá: “Cuandohecho una ojeada hacia el pasado, miexistencia me parece totalmenteinconcebible sin esta orientación médica ybiológica”. En efecto, fue un episodiodecisivo, Benn, que llega a Berlín en 1904,descubre la capital del Reich al final de laera bismarckiana. <strong>El</strong> mundo burgués,utilitario, orgulloso. Ciudad de contrastessociales, donde también reinan la miseria, lainjusticia social, la prostitución.Una visión médica del mundoBerlín va a marcar a Benn de maneraimborrable. En torno a 1910, el joven médicoconoce la soledad y la pobreza. Multiplicalas autopsias y los exámenes médico-legales.Olor a formol y a gangrena. Experiencia conla cocaína. Es la época de su unión con <strong>El</strong>seLasker-Schüler, que precede durante pocotiempo su matrimonio. Benn extrae de esteuniverso lo esencial para su inspiración. En1912, con veitiséis años, publica su primerarecopilación de poesías: Morgue y otrospoemas. Editado por cuenta del autor en laeditorial Alfred Richard Meyer en Berlín,esta breve obra le supone una celebridadinstantánea, y un poco escandalosa.¡Morgue tiene un título bien puesto. Losversos que se descubren en ella son tanto losde la podredumbre como los de la literatura!Benn ha preferido escribir sobre loscadáveres descompuestos, sobre el hedor dela carne que se descompone, sobre losvientres abiertos y las bocas desdentadas.Los cuerpos que se pudren son como unreflejo de la sociedad. <strong>El</strong> universo proletarioestalla de fatiga y de furor. “Ven, alza puesesta manta / Mira, esa masa de grasa y esaslinfas podridas, / hace poco fue algo grandepara un hombre / y esto se llamaba tambiénborrachera y país natal”. O bien: “unrepartidor de cerveza ahogado fue izadosobre la mesa. / Alguien le había golpeadoentre los dientes / Un áster malvaclaroscuro”. O aún: “Dos sobre cada mesa.Hombres y mujeres / de vuelta encontrada.


Próximos, desnudos, sin embargo, sinsufrimiento. / <strong>El</strong> cráneo abierto. <strong>El</strong> pechodespejado. /Los cuerpos dan ahora a luz porúltima vez”.Para describir estos poemas insólitos ygraves, se ha hablado de una “visiónbiológica del mundo”. Hubiera sido mejordecir: una visión médica. “Benn haexplorado el yo y la creación poética al igualque un escalpelo fisga en la carne”, haescrito Jean-Michel Palmier. En suscomposiciones Benn adopta un tonoaparentemente desesperado, pero de hecho,se trata menos de desesperación que dedisgusto. Un disgusto cuyo origen no está enla compasión ni, al contrario, en lamisantropía, sino en la clara conciencia deuna distancia –distancia entre el sujeto y ellugar que ocupa, distancia entre el pasado yel presente, distancia entre lo que las cosashan sido y aquelloha ha acontecido.Se le ha comparado con Céline. Apropósito de Gottfried Benn, AlaistairHamilton escribe: “Al mismo tiempo médicoextenuado, mal pagado y escritor de granreputación, en la capital alemana se teníande él más o menos las mismas opiniones queen París se tenían de Céline: un escepticismoabsoluto, el rechazo de creer en las ventajasdel progreso, político o técnico, en laposibilidad individual de resistir a lacorriente de la historia, en la voluntad desometerse a este corriente y de medir suautenticidad de acuerdo con el horror”. EnMorgue, así como en el Viaje al extremo de lanoche, se encuentra la misma obsesión por lapodredumbre, la suciedad, la miseria. Noobstante, la comparación se detiene ahí. EnBenn hay una dimensión poética que faltaen Céline, y en Céline hay una dimensión deacritud, de escarnio, que no se encuentra enBenn.Después de Morgue, una segundarecopilación, Söhne, saldrá a partir de 1913.Al año siguente, después de un breve viaje aNuevaYork –uno de los pocos viajes querealiza durante su existencia-, Benn seencuentra cara a cara con la GuerraMundial, durante la cual prestará serviciossobre todo (otra experiencia decisiva) comomédico militar en Bruselas. Al volver la paz,va a Berlín done en 1917 abre una consultapara enfermedades de la piel y venéreas.Benn se convierte en el médico de lasprostitutas berlinesas, internándose aún másen el universo de negrura y de mudadesolación que evoca el Grito de Munch,tanto como las esculturas de Barlach o losdibujos de Käthe Kolwitz.A partir de 1817, comenzan a aparecertambién las obras que había escrito durantela guerra. Son poemas como Carne (1917) oFisura (1925). Obras en prosa todas ellas quecomenzarán a publicarse a partir de 1922. enuno de sus personajes, el doctor WerffRönne, figura central de una de sus primerasrecopilaciones de novelas cortas tituladascerebros, Benn se ha sumergido porcompleto. Médico de lupanar, Rönne ha“practicado muchas autopsias”. Diseca deforma sucesiva el mundo, la sociedad, lavida, el yo. Al igual que Benn, es un “Yomoderno” que ya no conoce nada de supropia expresión y que, al buscar una víadentro del caos, piensa encontrarla en lagélida producción de una prosa poética quese basa en ella misma para salir de la nada.En la atmósfera caótica que sacude a laAlemania de después de la Primera GuerraMundial, Benn está frecuentementevinculado al expresionismo, poderosacorriente que en aquel entonces conoce suapogeo y cuya decadencia comenzará entorno a 1922.No es fácil definir el expresionismo.Movimiento que apenas si conoce unequivalente fuera de los países germánicosprotestantes, el expresionismo es más unaatmósfera que una escuela. Paracomprenderlo hay que buscar sus raices eidentificar a sus representantes: Munch yVan Gogh en el plano artístico. Nietzsche,Schopenhauer y Dostoyevsky, pero tambiénStrindberg, como precedente de TheodorDäubler, Wekedind, richard Dehmel, Trakl,etc, tanto en arte como en literatura. <strong>El</strong>expresionismo se opone y también rompecon el impresionismo, el naturalismo y elclasicismo. Pretende exteriorizar, de unaforma brutalmente interrogativa, lasangustias y desgarramientos interiores. Esuna Seelensorge (una “cura del alma”) queemprende la vía de un défoulement casiapolcalíptico. “Desarrolla, escribe Palmier,4


una mitología bastante característica hechade utopía, de angustia, de revuelta y dedesesperación. Las mismas obsesionesaparecen sin cesar, la ciudad gigante, lamiseria, la guerra, el hombre descompuesto,la necesidad de romper con el viejo mundo,el de los padres, y de construir con los hijos,un mundo nuevo, irrupción del yo y de susvisiones dentro de la realidad.La Alemania de fin de siglo habíaadorado una Trinidad que asociaba el poder,la riqueza y el bienestar. <strong>El</strong> expresionismosustituye dicha Trinidad por otra:experiencia, expresión, acción. <strong>El</strong> paso esante todo irracionalista. <strong>El</strong> expresionismo,de raíces nórdicas, es un grito de rebeldía yde protesta contra un universo burgués cuyariqueza material disimula cada vez más laprofunda miseria espiritual. Es un grito dedesamparo, de angustia, que expresa estamiseria y aspira al espíritu. Herman Bahrdecía: “<strong>El</strong> hombre grita después de hacerlosu alma; todo ese tiempo se convierte en unsolo grito de angustia. <strong>El</strong> arte también gritaen la profunda oscuridad; pide auxilio, gritadespués del espíritu. Eso es elexpresionismo”. La misma inspiracióntrágica se encuentra en el último poema deTrakl: “La llama ardiente del espíritu nutrehoy en día un duro dolor./<strong>El</strong> de los que nohan nacido aún”.Contra el pensamiento racionalista yprogresistaBenn es incontestablemente unadversario del mundo que le rodea. Alponer en tela de juicio el cuerpo social de lamisma manera en que ha hecho unaautopsia del cuerpo humano y del yointerior, experimenta ante el espíritu de laRepública de Weimar, ante la civilizaciónpequeño-burguesa del filisteo triunfante, unverdadero odio. Denuncia el saqueo delentorno, la merma del espíritu. Escribepoemas sobre la fealdad que se traduce enun anticapitalismo esencialmente estético. Loque rechaza es, antes que nada, elempequeñecimiento, la mediocridadsatisfecha que ha hecho de la ascensión de laburguesía el valor supremo […]Benn no sólo se subleva contra elrégimen de Weimar, sino que también atacael pensamiento racionalista y progresista5occidental desde sus orígenes. (Tambiéncombate el darwinismo, apelando a JakobUexküll, a Nicolai y sobre todo a OskarHertwig). Al final de los años veinte, llegaráa denunciar incluso la cerebralizaciónmoderna, el “córtex de los civilizados”: “<strong>El</strong>debilitamiento cortical de los mundos, es elde los mundos burgueses capitalistas,oportunistas, profilácticos, antisépticos,quebrantados por las cataratas de nubespolíticas que revientan y por las caídas delpoder, pero proviene también del fondo dela crisis de substancia del ser occidental”.Su teoría del yo como “humor tardío dela naturaleza” se sitúa en la prolongacióndirecta de su crítica. “¿Cómo crearse el yo”¿Qué significa en el fondo?”, se preguntabael Dr. Rönne. <strong>El</strong> yo, según Benn, es elresultado moderno de la existencia humana.Da nacimienjto a individuos-fenotipos,definidos por entero por su existenciainmediata, olvidadizos con relación a sugenotipo y que llegan incluso a noreconocerlo más.En 1922, en un ensayo titulado Dasmoderne ich, Benn desarrolla su teoría de losDos Reinos. Se volverá a oir el eco de ello ensu autobiografía, significativamente tituladaDoppelleben: Doble vida. Al afirmar que sugeneración fue lírica, Benn añade: “Sin dudael yo lírico siempre se vio bajo dos formas, laexplosión y el recogimiento, la una brutal yel otro apacible; ambas tienen el mismoproceso que la embriaguez; se cae en el sinfondo, en lo exagüe, luego vienen los fuertesaccesos con la prueba de la visión. Esta“doble vida” implica una división de lapersonalidad, consciente y sistemática,donde vida y espíritu hacen rancho aparte.Se trata de escindir en dos, con el fin deliberar una parte del yo y de volverladisponible para la creación liberándola delas contingencias de la realidad. Perspectivaen la cual ninguna síntesis es posible.Otro gran reproche que Benn dirigecontra la modernidad burguesa es, por otraparte, el de idolatrar la realidad,imposibilitando así el nacimiento de unverdadero arte. La realidad, para Benn, seidentifica con el mundo sórdido que observatodos los días, dirigido por el materialismo yel hedonismo triunfantes. La realidad, a fin


de cuentas, es pura ilusión. <strong>El</strong>la también,subraya Benn, es una categoría capitalista queestá en la base del nihilismo planetariocontemporáneo. Pero de hecho, capitalismoy socialismo conducen, mediante la apologíade la “realidad” y de la razón, al mismodesgarramiento del hombre interior, a lamisma atrofia de la expresión.<strong>El</strong> término de Ausdruckswelt, de mundode la expresión, regresa sin cesar a la plumade Benn. Este mundo de la expresión, que“se sitúa entre el mundo histórico y lanada”, es un mundo de formasanunciadoras. Comporta al mismo tiempouna acusación, una reivindicación esencial yla certez de un reconocimiento […]“Esta teoría de la expresión, señala Jean-Michel Palmier, encuentra su sentido en laconcepción que Benn se hace del yomoderno y de su época. Lo real es ahora loque es real para el tendero, el comerciante y,de cara a este universo, estas personasexperimentan una necesidad de definicióntan violenta como el hambre. Una vez que lalógica ha sido abolida, las fronterasartificiales en las que uno querría mantner elyo prisionero, se derrumban. <strong>El</strong>descubrimiento de nuevos modos deexpresión debe conducir a su liberación. Alignorar en lo sucesivo todo límite y todasujeción, se convierte en el espejo y en elanalista salvaje de sus propias sensaciones,inclusive de lo efímero y de la muerte”.Sólo el arte puede aprehender al yoCuando evoca “el mundo de laexpresión”, Gottfried Benn pareceaproximarse a lo que Jünger, en la mismaépoca, escribe sobre la figura del Trabajador oincluso a lo que de forma provocadoraafirman los futuristas agrupados en torno aMarinetti. “Hartos del furor por lo abstracto,escribe Benn, de la lógica epiléptica, delmonoteísmo camuflado, de la valentía encortocircuitos, de la estrechez del pequeñoburgués(…) de las seguridades (…) de laverdad; que venga lo formal, lo pasajero,que vengan las alas lisas y ligeras, que venlo que flota en el azul, las superficies dealuminio, las superficies (…) en fien, elestilo, el mundo nuevo vuelto hacia elexterior …”.Es precisamente porque estima que lavida “no es en absoluto una realidad”, sino“una repetición de absurdidades, una eternareincidencia de granos elementales elevadoshoy en día al rango de historia”, por lo queGottfried Benn afirma con altura (de miras)la vanidad de los compromisos y lainutilidad de la acción. A decir verdad, Bennno siente más que desprecio por los partidosy los movimientos, irrisorias familias desustitución/sustitutivas de las que sólonecesitan los espíritus débiles y los nacidoshuérfanos:“Es imposible existir en ungrupo, es imposible relacionarse con él en lavida o en la profesión”. Ciertamente,“siempre ha habido movimientos sociales”.¿Pero qué es lo que han cambiadorealmente? La creencia en las virtudes delcompromiso no vale más que la creencia en laciencia o en el progreso. Durante toda laeternidad, el hombre está destinado alsufrimiento y a la desgracia; no se librará deella esperando redenciones ilusorias ocambios que jamás se producirán. La altura,por el contrario, lo condena a uno a lasoledad. En 1922 Benn escribe a su amigoGertrud Zense: “Si me he vuelto duro, espara no destruirme yo mismo, y al final mehe convertido en algo muy extraño ysolitario. Es posible que no me guste elsufrimiento humano porque no es elsufrimiento del arte, sino solamente elsufrimiento del corazón”.Hasta el final de su vida, yespecialmente en un texto de 1955, reeditadomeses antes de su muerte, Gottfried Bennrepetirá que la poesía no está hecha más quepara “mejorar la existencia”. Por otra parte,el compromiso ya es dominio de la razón;como tal no puede ni expresar ni aprehenderel yo. Pero el arte, para Benn, no tiene esacapacidad más que porque esfundamentalmente patológico: <strong>El</strong> portadordel arte es estadísticamente asocial (…) <strong>El</strong>arte empuja hacia un terreno paradójico, y lalógica así como la biología fracasan ante él”.Mejor dicho, es al recurrir a su propiosufrimiento, a su propia tendencia a ladepresión, como el creador puede combatirverdaderamente el declive, el matar elveneno con el veneno y al volver contra ladecadencia las flores venenosas que ellasegrega, idea que también se encuentra en6


Thomas Mann pero dentro de unaperspectiva clásica que aquí falta porcompleto. Llevando su tesis hasta el extremoen <strong>El</strong> problema del genio (1930), Benn ve en lamayor parte de los grandes hombres aasociales y “tarados” y elabora una listaimpresionante tendente a probar el carácter“patológico” de la mayoría de los genios.Considerar fríamente la tierra“Para la vida y el conocimiento, para lahistoria y el pensamiento, ¿existe aún en elmundo occidental un principio monistacomún?”. Benn responde a esta preguntadepositando su confianza en el podercreador de estos solitarios que son (y debenser) los “artistas”, término bajo el cualtambién debe incluirse a los poetas. Enefecto, el arte es la única arquitectura queprotege contra la podredumbre. Sólo el artepuede poner en movimiento el “mundo dela expresión”. Sólo el poeta es creador demundo, y es por ello por lo que necesitarechazar aquél en el que vive. <strong>El</strong> papel delpoeta no es el de cambiar el mundo, sino elde fundar lo que le excede. La poesía es unpuente. Al unir lo real a lo infinito,reemplaza incluso la religión. “Simplementeexijo para el poeta, escribe Benn, la libertadde retirarse de una sociedad que está, lamitad de ella, constituida por pequeñosrentistas desheredados y quejicosos quequieren que lo que tienen sea revalorizado, yla otra mitad, por navegantes entre dosaguas. <strong>El</strong> poeta debe seguir su propia vía”.Y sin embargo, el poeta debe ser unintelectualista. Este término puedesorprender. Gottfried Benn, del que nodebemos olvidar que no es un romántico,entiende por ello que el poeta no debe caeren ninguna forma de sensiblería. “<strong>El</strong>intelectualismo, escribe, consiste enconsiderar fríamente la tierra; demasiadasveces se la ha considerado cálidamente enmiles de idilios y candideces, sin resultado.<strong>El</strong> intelectualismo consiste en atacarmaricalmente la substancia humanadescompuesta, en drenarla y en rechazar alos salteadores de cadáveres”. <strong>El</strong>intelectualismo, miembro de una generaciónque “esculpe lo absoluto” en formasabstractas y duras, es lo que antes que nadaestá preocupado por la nitidez del lenguaje.7Redactados en un estilo que alcanzaentonces su plenitud, los pemas que Bennpublica bajo el régimen de Weimar, poemasmelancólicos y crepusculares, expresan ensu grado más alto este lenguaje de lainterioridad. “Quien vive solo viven en elmisterio,/ se mantiene en la oleadad deimágenes/ en su concepción, sugerminación,/ incluso las sombras llevan sufuego”. Con todo, Benn se aleja poco a pocode un universo esencialmente mórbido. Suspoesía se apacigua. Cantos a las estaciones,cantos a la naturaleza, cantos antiguos […]En 1932, el ensayo titulado Nach demNihilismus (<strong>El</strong> nihilismo y su superación),aparecido en principio en el semanarionacional-conservador Der Borstoss, marca ungiro importante en la reflexión de Benn. Aldefinir el nihilismo como la “lógica de ladecadencia”, éste afirma que la únicamanera de salir de él es pronunciándose conresolución y nitidez por una “metafísica dela forma”. En este punto, benn parecedeshacerse de su “individualismo” ymanifiesta su confianza en el genio creadorde su pueblo. Del alemán que se adhería aesta “ley de la forma”, escribe: “Estaadoptaría pues ante él, el carácter de uncompromiso frente a su pueblo, el de unabrirse a la lucha, el de dirigir la lucha de suvida, el acceso a esas cosas cuya posesión hasido dada sin lucha a partir de su juventud apueblos más ancianos y más dichosos comoconsecuencia de sus desposicionesnaturales, de sus fronteras, de sus cielos y desus mares: sentido del espacio, proporción,magia de la realización, apego a un estilo”.En realidad no hay oposición entre lasoledad del creador y el “compromiso” queBenn aconseja tomar “frente a su pueblo”.Al descomprometerse de las querrellas ypolémicas profanas, al marcar las distanciascon relación al mundo en el que vive, elpoeta se desvela a él solo, un porvenir quepuede ser el de todos. En su texto sobre elarte y el Estado (Kunst und Staat, 1927), textoen que no condena ni a las monarquías ni alas democracias burguesas que nunca hanhecho nada por el arte (“los Hohenzollern ola República, son perros con distintoscollares”), Benn recomienda también lareconciliación de las figuras del trabajador ydel artista. Pero al mismo tiempo afirma que


la obra de arte no debe hacer concesiones,que jamás debe caer en el sentimentalismo,que jamás debe buscar su justificación másque en la alta y exigente concepción que sehace su propio rol. Entonces, incluso si estáconstruida sobre la decadencia y lapodredumbre, esta obra podrá ser una obrade elevación. No “descenderá” a la calle, ysin embargo, se instalará en ella. Sólo hacefalta que la palabra sea purificada paravolver a encontrar su sentido, y que elpoema exista en sí mismo. Poesía absoluta enel sentido en el que Wagner hablaba demúsica absoluta. Aquí Benn saldaabiertamente su deuda con Nietzsche delque a menudo citará la definición del artecomo “suprema actividad metafísica en elseno del nihilismo europeo”.Dioses enfermos y dolorososPor otra parte, la influencia de Nietzschesobre Gottfried Benn ha sido muy fuerte.Con todo, en Benn no se reconoce ni laclaridad del Gran Mediodía ni la apologíade la “gran salud”. Todo lo contrario, lo queBenn ha mantenido de Nietzsche, son másbien las tesis sobre el origen de la tragedia,la concepción de la historia, la “visióngriega”. Y también el cébre dicterio: “Diosha muerto”. Y sin embargo, en Benn, Diosno está muerto. Está más bien lejos, ausente,oscuro. “Despreciables son los enamorados,los burlones./Toda desesperación, todanostalgia, todo lo que espera./Somos diosesenfermos, dolorosos./ Sin embargopensamos a menudo en Dios”. “En esospoemas, observa Pierre Garnier, no hayninguna pasión, ningún amor, ningunafuente cristiana, ninguna revuelta, sinosimplemente una gran aceptación deldestino, un paisaje claro hasta la muerte, eltodo arrojado en pleno cielo; la belleza, lacrueldad griegas”. <strong>El</strong> propio Benn dirá:“Encuentro la oración y la humildadarrogantes y pretenciosas; plantean a priorique yo soy algo; pero de esto esprecisamente de lo que yo dudo; soysimplemente el hilo conductor de algo”.<strong>El</strong> rechazo manifiesto de Gottfried Bennhacia toda forma de compromiso político ysu preocupación por consagrarse a la“estética pura” han sido frecuentementeobjeto de reproche. Bajo la República deWeimar, los mismos expresionistas, lamayor parte de las veces comprometidoscon la izquierda, ya le acusaban de rechazarla política y la historia para limitarse acelebrar la lengua en sí misma y el arteabsoluto. Entonces era corriente asimilar suactitud al “estetismo aristocrático” de unStefan George al que, por otra parte Bennapreciaba mucho, pero cuyo universoespiritual se hallaba, no obstante, muyalejado del suyo. En 1929, la aparición en laNeue Bücherchau de un artículo elogioso a sucargo, provocó incluso la dimisión de dosmiembros del comité de redacción, loscomunistas Johannes R. Becher y EgonErwin Kisch. Como consecuencia de ellos,Georg Lukács, resuelto adversario delexpresionismo en nombre de unracionalismo y de un clasicismoreinterpretados a través del marxismo, veráen la evolución de Benn el típico resultadodel “irracionalismo” moderno. Incluso ennuestros días, Gottfried Benn seráconstantemente acusado de “formalismo” yserá descrito como un “acróbata” o un“fanático de la forma pura”.En lo concerniente a Benn, la crítica hahablado a veces de “realización de la formapor la eliminación del sentido”. Habría quehaber dicho lo contrario: realización delsentido a través de la forma. Pero quizás esdebido a esta preocupación por la forma,debido a esta afirmación cien veces repetidade que “la forma crea la creación” y que “lacreación es aspiración hacia la forma”, por laque Benn se revela como lo más extraño alespíritu alemán, del que está, por otra parte,tan próximo. La primacía dada a la formacon relación al fondo, o más exactamente, elsentimiento de que los dos son indisociablesy de que la forma determina también elfondo, generalmente se considera como unrasgo más francés que alemán. Por otraparte, el propio Gottfried Benn ya lo habíaobservado. En cualquier caso, los alemanesfrecuentemente no han comprendido a Bennen este punto, al interpretar su llamamientoa la eclosión de una “metafísica de la forma”como “apolitismo” o como “estatismo”, sinver que la forma de Benn no es en absolutoun pretexto para desinteresarse por el fondo,sino que ella se toma como el mismo fondo(Grund), productor de todas las cosas.8


La influencia de Julius Evola enGottfried BennLa política también ha jugado su papel.Se ha dicho que la mayoría de losexpresionistas estaban claramentecomprometidos con la izquierda. Noobstante, al mismo tiempo muchos temasexpresionistas se orientaban hacia laderecha. Y la trayectoria personal de losprotagonistas del movimiento fue muchomenos monolítica de lo que hubiera podidocreerse. Venido/originario delexpresionismo, Hanns Johst se adheriráabiertamente al nacionalsocialismo, HannsHeinz Ewers escribirá una biografíaapolegética sobre Horst Wessel. ArnoltBronnen evolucionará hacia una ciertaforma de fascismo. Los casos de Emil Noldee incluso de Ernst Barlach no estándesprovistos de ambigüedad. En cuanto aHohannes Robert Becher, que terminaráredactando himnos a la gloria de Sttalin yque se convertirá en el biógrafo oficial deWalter Ulbricht, escribirá a la muerte deGottfried Benn: “Yo hubiera podidoconvertirme en Benn, tenía todas lasposibilidades”, extraño homenaje que parececontener en forma de filigrana una especiede oscuro pesar …<strong>El</strong> expresionismo en Benn es de ungénero un poco particular. En algunosaspectos, y sobre todo si se consideran losescritos de finales de los años veinte, bennparece encontrar de forma más justa sulugar en ese vanguardismo europeo,ilustrado por Wyndham Lewis, Ezra Poundo Marinetti, que como resultado de elloevolucionará hacia los márgenes avanzadosdel fascismo. Por otra parte, ya ha sidohecha la comparación entre Pound y Benn,nacidos el uno y el otro en 1886. Cuando afinales de marzo de 1934, acoge a Marinettien Alemania, Benn no ocultará que ve en elfuturismo italiano el equivalente delexpresionismo alemán. En todos estosautores se encuentran temas comunes: unmodernismo dirigido contra la concepciónburguesa de la modernidad, la crítica delracionalismo individualista, el rechazo de laseguridad y del bienestar, la firmación delcarácter autónomo de la estética, etc. EnBenn, especialmente, la apología de las “alaslisas y ligeras”, de las “superficies de9aluminio”, la definición del Ausdrucksweltcomo un “mundo de relaciones netas comola rueda dentada”, todos estos propósitostienen una resonancia innegablementefuturista. Pero en este caso, no se puedellevar demasiado lejos la comparación.<strong>El</strong> carácter latino del futurismo, su ladodinámico triunfante, totalmente alejado del“grito de angustia” expresionista, estánausentes en la obra de Benn, según el cual elarte es, por el contrario, absolutamenteestático. (“Su contenido es un equilibrioentre la tradición y la originalidad, unaforma de mantener el equilibrio entre lamasa y el punto de apoyo”).Una influencia latina, ésta menosconocida que también se ha ejercido sobreGottfried Benn, es la de Julius Evola. Apartir de 1930 y hsta al menos 1936, los doshombres han mantenido relacionescontinuas. En 1933, año en que aparece laprimera traducción alemana de Imperialismopagano, Benn, en un texto sobre elexpresionismo, anuncia el advenimiento deuna “raza nueva” que se orientaría“políticamente, en la dirección de estasíntesis gibelina sobre la que Evola dice quelas águilas de Odín van al encuentro de laságuilas y de la legión romana”. Dos añosmás tarde, acoge con una alta estima latraducción de Revuelta contra el mundomoderno, de la que habla en el mismo año enun ensayo titulado Sein und Werden. En estaépoca, la única en la que se hace un pocoteórico, Gottfried Benn parece, por otraparte, calcar su definición del“intelectualismo” con la disposición anímica–frialdad, realismo heroico, importancia delestilo- que Julius Evola denomina“impersonalidad activa”.Pueden descubrirse aún otrasinfluencias. La definición dada por Benn delorganismo como “gran constructor deconocimiento”, proviene tanto de Goethecomo de Nietzsche. La distinción que operaentre la vida y el espíritu –“lo que piensa noes lo que vive”- incluso si lo interpreta demanera diferente (y a veces opuesta), sedebe en su práctica totalidad a LudwigKlages y a Edgar Dacqué. Estas relaciones,en fin, con los autores de la RevoluciónConservadora, no podrían ser subestimadas.


Benn le responde públicamente, en la radio.Recuerda que no tiene ningún vínculo conlos jefes nazis y que no es miembro delpartido hitleriano, pero mantiene suposición que explica/justifica por su sola“pureza de sentimiento y de pensamiento”:emigrar equivale a abandonar al puebloalemán, a desolidarizarse con él. “Yocontinuaría, afirma, respetando lo quesiempre he encontrado de ejemplar yformador en la literatura alemana, peropersonalmente me declaro a favor del nuevoEstado, ya que es mi pueblo que se abrecamino a través de él … Puedo intentar, enla medida en que mis fuerzas me lopermitan, dirigirlo del lado por el que megustaría que fuera, pero incluso si esto notiene éxito, no por ello deja de ser mi pueblo.¡Es mucho más que una nación! Miexistencia espiritual, mi lengua, mi vida, misrelaciones humanas, toda la suma de micerebro, se los debo en primer lugar a estepueblo. Es de él de donde han nacidonuestros ancestros, es a él al que vuelven losniños …”.La verdadera naturaleza delnacionalsocialismoEn su autobiografía, Benn retomará eltexto de su respuesta a Klaus Mann, con estecomentario: “Este muchacho de veintisieteaños había juzgado la situación mejor queyo”. Añadirá para explicar su posición: “Yocreía en una renovación auténtica del puebloalemán, que habría podido permitir salir delracionalismo y del funcionalismo (…), quehabría servido a Europa, que habría guiadosu desarrollo, abandonado a sí mismas lasreligiones y a las razas, sacando partido delo mejor que hay en ellas (…) Mi respuesta,en el fondo, es menos un alegato a favor delnacionalsocialismo que una cosa totalmentediferente –y ahí está encerrado el problema-,a saber, el derecho de un pueblo a darse unanueva forma de vida, incluso si esta formano les gusta a los otros”.En el curso de los dos siguientes años,Gottfried Benn publica una serie de textoscortos en los que desarrolla sus ideasteóricas: Expresionismo (1933), Arte y potencia(1934), <strong>El</strong> mundo dorio (1934), La autonomía delarte (1935). Da una definición sobrecogedorade la historia de Europa: “ha sido hecho porunos pueblos que se contentaron condesarrollar la naturaleza y por otros quecrearon un estilo”. Celebra las virtudes y elorden espartanos, el culto del cuerpo, elvínculo entre lo estatutario y la vida social ypolítica: “la noción helénica de destino esdoria; la vida es trágica y, sin embargo, estáapaciguada por la medida”. Afirma que elarte, si bien permanece siempre autónomo,su fuente está en el poder político.Benn creía que el nuevo régimen daríaal expresionismo el lugar que, en el mismomomento, en la Italia de Mussolini le erareconocido al futurismo. Esto era ignorar laverdadera naturaleza de la ideologíanacionalsocialista, completamente orientadasegún el registro raciobiológico. Esto eraignorar su incompatibilidad con toda formade vanguardismo, su carácter “arcaicotecnificado”. A partir de 1933, elexpresionismo fue combatido con rigor enlos círculos oficiales que lo presentaroncomo una típica forma de “arte degenerado”y de “bolchevismo cultural”. Benn proclamaen vano y, por otra parte, de forma bastantetorpe, el carácter profundamente “alemán” yla “herencia exclusivamente europea”. Aligual que Arnold Bronnen, no hizo más quesignificarse/señalarse/delatarse (frente) a lamalignidad de sus censores.A partir de febrero de 1933, Benn fuesustituido por Hans Friedrich Blun, a lacabeza de la sección de poesía de laAcademia Prusiana de las Artes. <strong>El</strong> añosiguiente, la purga de las SA con ocasión dela “noche los cuchillos largos” le escandalizay le abre los ojos. En el mes de agosto de1934, escribe a un corresponsal: “No puedoseguir con ellos (…) Esto había comenzadocomo una cosa tan grande y se ha vueltoalgo tan odioso”. ¿Qué hacer entonces?Benn, que no se decide a partir, decideenrolarse en el ejército, escogiendo así lo queél más tarde llamaría la “forma aristocráticade la emigración”.Benn abandona Berlín el 1 de abril de1935. Helo en la guarnición de Hannover,convertido en médico militar a la edad decuarenta y nueve años. ¡Pero esto no lo poneal abrigo de las críticas! Su pasadoexpresionista la valdrá bien pronto, al igualque a Nolde, que a Barlach, que a Bronnen,11


el ser arrastrado hacia el fango por losdefensores del academicismo oficial. Enmayo de 1936, el Schwarze Korps, órgano delas SS, lo tilda de “bolchevista cultural”, de“judío homosexual” y de “puercodegenerado”. Al mismo tiempo, el VölkischeBeobachter lo denuncia como “burguésfascistoide”. <strong>El</strong> mismo año, una recopilaciónde poemas (Ausgewählten Gedichte) editadapor la Deutsche Verlagsanstalt es pueste enel índice. <strong>El</strong> 18 de marzo de 1938,finalmente, es excluído oficialmente de laCámara de Literatura y se prohíbetotalmente la publicación de su obra.Trasladado a Berlín en 1937 (se casará alaño siguiente con Herta von Wedemeyer),Benn se quedará en la capital del Reich hasta1943, fecha en la que se instala enLansberg/Warthe. En lo sucesivo, nada delo que escriba podrá aparecer publicado. Noobstante sigue escribiendo para él solo. En1943, denuncia con violencia el darwinismosocial: “toda definición que pone al animalen un primer plano frente a la noción dehombre, no tiene en cuenta el elementocaracterístico y esencial de su existencia”.También la emprende con los jefes nazis:“Nadie no se siente sostenido por algunatradición, por algún linaje de naturalezafamiliar o intelectual, por alguna nobleza deactitud hereditaria, por un patrimonio -¡peroa todo esto lo llaman raza!”. <strong>El</strong> mismo año,manda imprimir por cuenta propia unfolleto de veintidos poemas donde tilda aHitler de “clown”. En 1944 redacta la noveladel fenotipo.<strong>El</strong> final de la guerra lo sorprendenuevamente en Berlín. <strong>El</strong> 2 de julio de 1945,su mujer, capturada durante el avance rusosobre Neuhaus en el norte de <strong>El</strong>ba, se damuerte después de haber asistido a lasmasacres de civiles por parte del Ejércitorojo. Benn reanuda su actividad de méjdicodentro de una soledad total. ¡Es más pobreque nunca, los nazis lo execran mientras losdemocrátas y las autoridades de ocupaciónaliadas, a su vez, le han prohibido publicar!En 1948, la aparición en Suiza de susPoemas Estáticos, compuiestos a partir de1937, le permitirán, con todo, serrehabilitado. En otoño, el editor MaxNiedermeyer obtiene la autorización parapublicarlo nuevamente en Alemania. En elMerkur de Múnich escribe: “Cuando uno hasido tildado públicamente, como lo he sidoyo durante estos últimos quince años, decerdo por los nazis, de imbécil por loscomunistas, de prostituta espiritual por losdemocrátas, de renegado por los emigrados,de nihilista patológico por los creyentes,apenas si se siente uno inclinado a entraruna vez más en la vida pública”.<strong>El</strong> vacío del alemán de hoy en díaDos años más tarde, en 1950, Benn haceaparecer su autobiografía (Doppelleben, ZweiSelbstdarsellungen). La primera parte,titulada “Curriculum de un intelectualista”,fue redactada en 1934. En este libro, Benn seesfuerza por hacer un balance de lo que fuesu vida. Esto no se hace sin una ciertadesesperación: “Cuando uno reflexionasobre esta guerra y sobre la paz que la haprecedido, escribe, no hay que olvidar unacosa: el increíble vacío del alemán de hoy endía, al que nada ha dejado aquello que llenael alma de los pueblos”. En el fondo de estadesesperación no subsisten más que doscertezas. La superioridad del arte, conformea lo que dijo Hölderlin: “Aquello quepermanece, los poetas lo fundan”. Y lafidelidad al pueblo.La influencia de Benn inmediatamentedespués de la guerra, especialmente sobre elGrupo del 47, está, no obstante, lejos de serconsiderada como despreciable. Seprolongará y se ampliará en los añoscincuenta y sesenta. Numerosos son pues,quienes verán en él al más grande poetaalemán de este siglo junto con StefanGeorge. <strong>El</strong> 21 de octubre de 1951, Bennrecibe el Premio George Bücher. <strong>El</strong> discursode honor es pronunciado por Rudolf Pechel,antiguo director de la Deutsche Rundschau,que bajo el régimen de Weimar fue uno delos teóricos de la corriente neoconservadoraantes de ser recluido bajo el <strong>II</strong>I Reich en uncampo de concentración. Murió en verna, el7 de julio de 1956, el mismo día en que elLand de Renania-Westfalia se aprestaba aconcederle su Gran Premio de Literatura.Unos meses antes, había sido propuestopara el Premio Nobel.© Punto y Coma nº 11, invierno 1988-89.Traducción de Ángela Castro de la Puente.12


Sobre «Consideraciones de unapolítico» de Thomas Mann____________________________________Nicolás González VarelaLas famosas y ya legendariasBetrachtungen eines Unpolitischen delintérprete-ideólogo Thomas Mann están denuevo al alcance del lector español. Graciasa una oportuna y meritoria re-edición crítica,revisada y ampliada, de la exquisitaeditorial madrileña Capitán Swing. Ademásse incluye en la nueva edición un estudiopreliminar de Fernando Bayón y un epílogoineludible del filósofo marxista GyorgïLukács. Debemos advertir que no se trata deun libro más de ensayos académicos ni deejercicios de memoria de un bon vivant. Enabsoluto. “He calificado a este trabajo de‘bosquejo para el día y la hora’”, confiesacon humildad el propio Mann.¿Efusión patriótica, memorandum de laGermanidad, variaciones teutónicas sobreun tema, especie de diario filosófico, genialinventario de un inteligente conservadorreaccionario? Es todo ello y mucho más: lasBetrachtungen… son un manifiesto todavíavivo, aún polémico e irritante de unGedanken im Kriege, un pensamiento airado,sitiado y en guerra, notas apresuradas yenérgicas de un alemán defendiendo conpasión la beligerancia justa del <strong>II</strong> Reichguillermino contra los aliados durante laPrimera Guerra Mundial. Plagado de unorgulloso soldatischer Geist, espíritusoldadesco, tal como él mismo solía definirsu novela Una muerte en Venecia, lasBetrachtungen… fueron escritas bajourgencia febril y extrema, tanta que Mannprefirió suspender la escritura de su famosaDer Zauberberg, La Montaña Mágica, “releguémis planes más queridos…”, para dedicarsepor entero a esta obra ensayística única apartir de noviembre de 1915. Los primeroscapítulos, el inicial: “Der Protest” (LaProtesta) y el segundo: “Das unliterarischeLand” (Una tierra no-literaria) los teníalistos a fin de ese año, y el paradigmático13capítulo <strong>II</strong>I, “Der Zivilisationsliterat”, que esun libro en sí mismo, lo concluyó a iniciosde 1916.<strong>El</strong> resto fue sumándose a medida queMann sufría y racionalizaba el sino en laguerra, ya no europea sino mundial, deAlemania y Austria, que concluiría conrevueltas populares y la instalación derepúblicas y soviets sobre los restosputrefactos del Ancien Regime. La ocasión esla intervención político-filosófica y elcombate mortal contra la figura de lamediación burguesa, el patéticoZivilisationsliterat, el Literato de laCivilización, el nuevo hombre gótico, que esencarnado en la polémica tanto por ÉmileZola como por Romain Rolland, querepresentan no solo a la misma Ententeenfrentada a los Imperios Centrales, sino a lamisma decadencia europea y los valoresdemocráticos populares de la Ilustración,que colonizaron todo Occidente.<strong>El</strong> pleonasmo Zivilisationsliterat indicasu marca de descendencia de los odiadosphilosophes de la Ilustración radical, su tierrapor nacimiento o elección es la subversivaFrancia y su palabras de orden sonHumanidad-Libertad-Razón. Rollandprecisamente había escrito un libro antibélicoen 1915 titulado Au-dessus de la mêlée,muy estudiado por Mann y debatido inclusopor Gramsci. Rolland como figura de ladecádence, al fin, que se opone, sinposibilidad de cancelación ni síntesis, a lamística esencia alemana, milenariamentemetafísica-conservadora, heroica eimpolítica, bajo la figura del Esteta: “Lo queindigna es la aparición del satisfaitintelectual, quien ha sistematizado para sí elMundo bajo el signo de la idea democrática,y que ahora vive como ergotista, comoposeedor de la Razón.”.Estos dualismos inconciliables ya seencontraban esbozados, aunque en otrotono, en su ensayo Gedanken… de 1914, peroahora son sistematizados, extendidos,inflacionados y urbanizados sobre latopología bélica que azota Europa. Similaresoposiciones extremas, “opcionesexcluyentes”, dite nietzschéannes, dominaránlos nueve capítulos restantes: entrediscursividad y música (IV, “Einkehr”),


entre política y mentalidad burguesa (V,“Bürgerlichkeit”), entre moralidad populary virtud (VI, “Von der Tugend”), entrehumanidad y vida (V<strong>II</strong>, “Einiges überMenschlichkeit”), entre fe y libertad (V<strong>II</strong>I,“Vom Glauben”), entre estética y política(IX, “Ästhetizistische Politik”), entretolerancia intelectual y radicalismo (X,“Ironie und Radikalismus”).Es un eco tardío y una reactivación delas rígidas dicotomías que atraviesan toda laKulturkritik de Nietzsche, en realidad deljoven Nietzsche como subraya una y otravez Mann (“…y que se me perdone que portodas partes veo a Nietzsche…”), entreInstinto de ascenso y la masa-rebaño, entreNaturaleza e Intelecto, entre Kultur yZivilisation, es decir: entre su héroeAschenbach (de la novela Der Tod inVenedig) y el Literato burgués à la Rousseauque quedará inmortalmente plasmado en suprogresista y masón Settembrini de LaMontaña Mágica. <strong>El</strong> Zivilisationsliterat es unaconfusión en sí mismo: “confundir Moral yHumanitarismo es un error digno delLiterato de la Civilización. Creer que cuandono hay guerra, hay paz, es una puerilidadque no sólo es peculiar del pacifismo…”,incluso Mann juega literariamente adescribir su patética fisonomía: “es algúnjoven literato y colaborador periodístico delentes de Carey y picado de Viruela.” Comopolítico, el hombre gótico, el homo Rousseauburgués, es insalvable: “No importa quediga ‘fe’ o ‘libertad’, el político esabominable.” La política de este hombregótico es antialemana porque es unproducto latino, celto-románico, finalmentefrancés y germanófobo, retóricamenterevolucionario y su intento de trasplante aAlemania forma parte de los intentos por“democratizarla” que vienen del Occidentecapitalista. <strong>El</strong> topos antilatino hace que Mannentienda la guerra contra Alemania como elintento de una nueva Roma expansionsitapor volver a conquistar el Este del Rin. Laeventual victoria de Alemania será no sólola derrota de la alianza coyuntural en tornoa Francia, sino de todas las ideas del siglodieciocho, de las ideas de la Modernidad encuanto tales.Y esta intelectualidad-clase erudita tienesu estandarte peculiar: el Espíritu bajo la14máscara del Humanitarismo político, que noes otra cosa que “el espíritu de época, elespíritu de lo nuevo, el espíritu de lademocracia, para el cual trabaja la mayoría”.¿Y cual es el mundo del Espíritu?: “Es el dela Política, el de la Democracia”. Esprit essinónimo para Mann de revolución, de actojacobino. <strong>El</strong> intelectual moderno alemán (oideológicamente afín a la Germanidad) notiene muchas alternativas frente al dominiodel nuevo pathos burgués: “<strong>El</strong> Intelectualtiene la opción (en la medida en que la tiene)entre ser irónico o ser radical; decentementehablando, no hay una tercera posibilidad.”<strong>El</strong> tratado de Mann tiene un plusadicional para el lector atento, una filosalectura paralela tan valiosa como el objetoprincipal de su polémica, se trata de suapropiación e interpretación de Nietzsche. Acontracorriente con el culto a Nietzsche desu propia época, el Nietzscheanismus, Mannse posiciona contra las lecturas digeribles ydemasiado fáciles de Nietzsche: “Yo debíadespreciar el Nietzscheanismo renacentistaesteticistade mi alrededor, que me parecíauna secuela puerilmente equívoca deNietzsche.”Y el Nietzscheanismo tiene dos erroresde peso en su hermeneútica: 1) susinterpretes-guías lo leen mal y de maneraesquemática; 2) se ha construido un corpussobre textos del peor período intelectual yemocional de Nietzsche. Mann encuentraque la mayoría de lectores e interpretes lohan desfigurado, no detectaban (no podían)el elemento de ironía romántica que habíaen su ethos, el ético Nietzsche había sidoasimilado sin más al Olimpo burgués. Perono sólo rechaza el catecismo (“ANietzsche… lo cultivaban mecánicamente”),sino incluso el etapismo oficial y el canontextual santificado por los nietzscheanos:para Mann el mejor y auténtico Nietzsche(antirrevolucionario pero conservadorrevolucionario,antiradical, pletórico degermanidad) se reduce al joven y al de suetapa media (1869-1879), y no tieneproblemas en calificar al Nietzscheconsagrado por el Nietzscheanismus y laacademia, como un espantapájarosinmoralista y esteticista, un provocadordecadente. Precisamente el Zivilisationsliteratse ha “apoderado mucho más, espiritual


aunque no objetivamente, del Nietzschetardío, convertido en grotesco y fanático,que del más joven…”. Todo lo contrario,subraya Mann: “el Nietzsche que realmentevalía… era el que seguía estando próximo, osiempre lo había estado, a Wagner ySchopenhauer.” <strong>El</strong> pathos de lasconsideraciones apolíticas no sonexclusivamente nietzscheanas: Mann abrevagenerosamente en Goethe, Dostoievsky yFlaubert, en Schopenhauer, en el KanzlerBismarck, en el tenebroso Paul Lagarde, enel innombrable Houston StewartChamberlain, por supuesto en RichardWagner, en Hyppolite Taine, en StefanGeorge, en incluso Maurice Barrès yGeorges Sorel... <strong>El</strong> recorrido intelectual alque nos somete no puede dejar de serfascinante y provocador.Mann es en esto anticipador yclarividente: la cuestión de los intelectualesdesemboca naturalmente en la cuestión delpoder y el estado. No por nada lasBetrachtungen… son, junto con los libros deJulien Benda, Hugo Ball, Karl Mannheim yPaul Nizan, las cotas más altas de ladiscusión sobre la cuestión del intelectual yla política en la primera mitad del siglo XX.Sabemos que Mann evolucionóparadójicamente hacia convertirse despuésde 1945 en un modelo y paradigma delZivilisationsliterat. También que Mann fuetestigo privilegiado de cómo finalmente elproblema del intelectual orgánico de laauténtica esencia alemana tuvo una soluciónpráctica, tormentosa y dramática, y que conseguridad agradeció al destino laposibilidad de no transformar la Reacción enProgreso… Pero las reflexiones mannianas,más allá de estar situadas en un pesimismocoyuntural, tienen el enorme mérito de ser elprimer diagnóstico pesimista sobre lafunción de los intelectuales, de susrelaciones con la alta y baja política, de surol esencial en el estado ampliado burgués.Y por eso mantienen toda su actualidad deseguir siendo la talentosa acta de fundacióndel Modernismo reaccionario: “No creo en lafórmula del hormiguero humano, en lacolmena humana, no creo en la républiquedémocratique, sociale et universelle, no creo quela Humanidad esté destinada a la ‘dicha’ yni siquiera que desee la felicidad.”Friedrich Reck,el solitario elitista___________________________Christine ZeileFriedrich Reck se hacía llamar Reck-Malleczewen, nombre por el que también esconocido el autor. La hacienda Malleczewende Prusia Oriental, donde nació el 11 deagosto de 1884, se encontraba en Masuria,no lejos de la entonces frontera germanopolaca,a cientro treinta kilómetros deKönigsberg.<strong>El</strong> diario de Reck (Diario de undesesperado), publicado a título póstumo en1947, no tuvo una auténtica resonancia en laRepública Federal Alemana hasta que el paíshubo superado la primera fase del períodode posguerra. No obstante su abierta yexpresa orientación monárquica, recogióelogios por parte de la izquierda, como porejemplo de Klaus Harpprecht, que se refirióa él como “una prueba de madurez para ellector alemán”; de Peter Härtling, quecontribuyó a dar una nueva difusión dellibro recuperándolo del olvido en unartículo que apareció en 1964 en el diario DieWelt de Hamburgo; o de Bernt Engelmann,quien en 1981 atribuyó a Reck una “posiciónantinazi fundamental y consecuente”. Ensentido opuesto, el diario provocó tambiénla reacción de Joachim Fest, que en 1967denunciaba en Der Spiegel, en un artículotitulado “Contra una resistencia”, “lafidelidad de Reck al mundo social de ayer”,y valoraba el diario como “resultado de lossueños de evasión retrógada de unintelectual alienado en el mundo moderno”.Llegó incluso a prevenir “contra la tentaciónde extender al autor del diario el obviorespeto debido a la víctima Reck”.Desde el punto de vista literario seopinaba unánimemente que el diario deReck debía clasificarse entre los documentosde la resistencia intelectual y de la“emigración interior”. Los politólogos, por15


el contrario, han preferido contar al autorentre los defensores de la RevoluciónConservadora, cuyos pareceres políticosestuvieron unidos durante largo tiempo alos del grupo de los futurosnacionalsocialistas. […]Se podría caracterizar la concepción delmundo de Reck como una “biología delnegro de piel blanca”. Una postura que, noobstante, nada tenía que ver con algún tipode racismo, pues no era una supuestaciencia política natural lo que le interesaba.Para él, solitario elitista, el “negro blanco”tenía mucho más que ver con la despreciablemanera del hombre moderno de estar en elmundo, encarnada ante todo por el asíllamado “hombre masa” que, en sí mismo,es “ya sólo un género de fábrica producidoen serie”. Según Ortega y Gasset, cuya obraLa rebelión de las masas (que apareció en 1930)fue para Reck de una importancia capital,“masa es todo aquel que no se valora a símismo –en bien o en mal- por razonesespeciales, sino que se siente como todo elmundo y, sin embargo, no se angustia, sesiente a sabor al sentirse idéntico a losdemás”. <strong>El</strong> hombre masa esautocomplaciente, mientras que el de la élitees exigente consigo mismo y se pone alservicio de normas más altas.Estos elevados mandamientos son paraReck los fundamentos de la cultura, de talmanera que sin ellos es imposible que estapueda ver la luz: “Lo que domina es,literalmente, la barbarie. Barbarie es, no nosconfundamos, aquello que amenaza coninstaurarse en Europa, gracias al vigenteespíritu levantisco de las masas. <strong>El</strong> viajeroque llega a un país bárbaro sabe que allí nohay deberes ni compromisos en los queampararse. La barbarie es la ausencia denormas y de instancias a las que apelar”.<strong>El</strong> hogar del negro blanco, según Reck,es ante todo Inglaterra y Norteamérica, elmundo anglosajón. <strong>El</strong> mezquino estilo devida de esta especie social por él reconocida“podría mañana extenderse por Alemaniacomo la peste, si se mantuviera a ese ritmonuestra occidentalización y terminara pordesaparecer lo que queda de la caótica almaalemana en la manía de atravesar a nado elcanal, con su weekend happiness y su régimen16de las faldas. A fin de cuentas, bien podríaocurrir que los parámetros del sentimientovital anglosajón, a saber, la elevación de losestándares de vida, el reparto horizontal delos bienes culturaless, la aparentesuperación de las diferencias socialesmediante la propagación de “esmóquinespara todos”, no fuera más que el cebo parala chusma urbana europea”.Como todos los conservadoresculturales de su tiempo, Reck no estabapensando sólo en la decadencia de ladignidad humana y en la desaparición delos viejos órdenes sociales. Lo que lepreocupaba ante todo era la idea de Estado,cuya soberanía y grandeza eran para él másimportantes que todo lo demás. Si el lema deMussolini era “Todo para el Estado, nadafuera del Estado y nada contra el Estado”, lacuestión para Reck era otra desde hacía yatiempo, diferente del optimismo superficialde los fascistas: se preguntaba si el Estado,tal como él lo entendía, seguía existiendo enabsoluto: “¿Pero qué son los Estados?¡Desde lugo no lobbies industriales nioficinas de entretenimiento para negrosblancos! La historia no puede acabar bien.Ni la de los individuos, ni la de las familias,ni la de los propios Estados. Porque elelemento trágico no puede ser abolido de lacondición terrenal de la humanidad, y unavida sin dolor es una vida sin calado y sinheroicidad”.En este sentido, lleno de desdén,aplicaba el calificativo de “Alemania S.A.” ala democracia de Weimar y al Estadotributario y social moderno de “empresa”,cuya banal política de reparto, cuantificableen marcos y peniques, le parecía sólo laprueba manifiesta de la liquidación de laautoridad histórica y la grandeza estatal. Enun sentido totalmente distinto al que seutiliza en la actualidad para la noción deposhistoria, la decadencia y la ruinasignificaban para Reck, como para todosaquellos profetas del ocaso seguidores deOswald Spengler (al que Reck frecuentódurante muchos años), el fin de la historia, oal menos de la historia occidental. Para ellos,la historia de la humanidad no era la sumade los destinos individuales, sino “la historiade los poderes políticos”, que sólo puedendesenvolverse legítima y unitariamente en el


Estado –tal como proclamara Spengler en1933 en su obra tardía Años decisivos:Alemania y la evolución histórica universal-.Pero el Estado que anhelaban, para ellosel verdadero actor en las luchas heroicas yen los dramas de la historia, no seidentificaba en modo alguno con el Estadonacional del siglo XIX, sino más bien con lasmonarquías que desaparecieron en el sigloanterior. Llegados a este punto, es evidenteque las tradiciones que inspiraron a losnacionalsocialistas, por un lado, y a loscríticos culturales como Reck y Spengler, porel otro, están separadas por uninfranqueable foso histórico. Unnacionalismo, otro más, que se organizacomo movimiento de masas para, a partir deellas, desarrollar un potencial aplastante deagresividad no tenía cabida en suconcepción del mundo. La nación era lamasa, informe y sin estructura interna, singuía y sin meta; el Estado, en cambio, era la“preciosa articulación interna”, la formaimprescindible para que la historia pudieratranscurrir sobre bases dignas y honorables.<strong>El</strong> pecado original, la primera causa dela caída del Estado, se manifestaba a sumodo de ver en el hecho, palpable a todasluces, de que, en la democracia, al sistemaeconómico (el ya de por sí aborrecidocapitalismo) se le concedía el primado sobreel sistema político. De esta manera se leabrían al “negro blanco” todas las puertas,se echaban a perder los asuntos de Estado ensalas de recreo para el diletantismo político,y el antaño augusto sujeto de la historia eraentregado a “grupos de políticos connegocios de dudosa moral: periodistas,abogados, corredores de bolsa, literatos,funcionarios de partido” (Spengler).Estados Unidos representaba en estesentido el ejemplo de lo peor. <strong>El</strong> condeHermann Keyserling había publicado en1930 su estudio Amerika: Der Aufgang einerneuen Welt (América, el despertar de unmundo nuevo), en el que criticaba el “cultoal dólar” y el riesgo de que “América sepudiera convertir en algo parecido a uncolosal homiguero”: al igual que Reck, eraun representante más del antiamericanismoque ya por entonces estaba bastanteextendido en Alemania. Pero, a diferencia de17Keyserling, que entre los síntomas de ladecadencia aún ponía de relieve ciertasexcelencias del modo de vidanorteamericano (y que acababa llegando a laconclusión de que también podía sostenersela hipótesis contraria, y que “EstadosUnidos podría representar un día uno de losmás grandes ejemplos históricos de ordensocial y económico”), para Reck,Norteamérica simbolizaba exclusivamente lanivelación social enemiga de todoindividualismo y la opresión simétrica detodos al compás del “relojmecánicotecnológico”.Por un corto período de tiempo creyóver en el nacionalsocialismo precisamente lafuerza imponente que podría conjugar labarbarización (así como Heidegger habíafundamentado en un primer momento supesimismo cultural como un dictamendefinitivo, para después –por un breveperíodo de tiempo, confiar en el TercerReich como en el gran giro de la historia).Sin embargo, esa esperanza se quebrópronto. En 1934 llamaba apremiantemente ala acción en su memoria Acht Kapitel für dieDeutschen (Ocho capítulos para losalemanes), porque Europa ya no teníamotivos para la arrogancia: “¡Diez años másde americanización, diez años más denegrificación, otros diez años de regimientomujeril, y hubiéramos acabado en la mismasituación [que Estados Unidos]”. En 1936,cuando comenzó con el diario, esa primeraesperanza se había transformado hacíatiempo, más allá de la decepción, en un odioradical. En realidad, casi ningún otroconservador de los que apostaron por elTercer Reich desarrolló después un odio desemejante calibre contra los nuevosdetentadodes del poder.La expresión “regimiento mujeril”, queReck solía utilizar como aclaración de la“tiranía de negros”, evidentemente norespondía a una observación empírica. Conella, hacía suyo el viejo resentimientoantidemocrático que desde el siglo XIXestaba firmemente anclado entre los que seoponían a los designios republicanos, unresentimiento que encontraría todavía unreflejo en la obra de Thomas MannConsideraciones de un apolítico: “Apenas secomprende a la democracia si no se


comprende como una forma de gobiernofemenina. <strong>El</strong> “patriarcado” (Mitscherlich)imperial de los káiseres fue disueltomediante un orden social democráticopermisivo,el cual se asociaba –como loprueba la literatura del momento:Wedekind, Hesse y otros- con una pérdidade soberanía por parte del hombre, yliberaba miedos y anheos colectivos en posde la “gran madre”. <strong>El</strong> Führer, con susistema represivo de gobierno, terminabacon esta “americanización” mediatne una“ceremonia mundial de la muerte”.La equiparación de lo femenino con “lo,por tanto, antialemán”, se había establecidoya en fechas tempranas. Esta asociación seconvirtió, de la mano de gente como elfilósofo y luego miembro del partido naziAlfred Baeumler, en el estereotipodominante a principios de los años treinta.Con él no se aludía sólo a la viejacontraposición entre la heroica decisiónmasculina y la cobarde histeria femenina,sino también a la dicotomía tradicional entrela personalidad romántica alemana y elindividuo pragmático democrático, entre laprofunda concepción germánica de lacultura y la llana civilización francesa, entrela sociedad occidental y la románticacomunidad alemana.Por eso no fue una sorpresa que Reck ytantos otros que compartían esta forma depensar saludaran el final de la República deWeimar y el posterior “abandono de la eraliberal y del capitalismo”. Sin embargo, de lamisma manera en que se propagaron enestos círculos los parabiens iniciales delnacionalsocialismo, se extendió muy pocodespués un desengaño sumamente amargo.También Spengler, que al principio habíaentrevisto en el nacionalsocialismo “unfenómeno poderoso”, perdió muy prontocualquier ilusión y criticó públicamente elbrutal antisemitismo de Hitler y su partido.Entre los personajes más notables, ni Jünger,ni Schmitt, ni Heidegger se levantarondespués en abierta oposición contra eldominio nacionalsocialista, si bien ningunode ellos se contaba a partir de undeterminado momento entre los seguidoresincondicionales del partido.18Reck, por lo tanto, no fue una excepción.Donde, en todo caso, sí estuvo solo, sinembargo, fue en la ruptura rabiosa con losdepositarios de promesas, prontodefraudadas, de la dictadura. Nada máscomenzar ésta, se sintió preso, junto contodos los alemanes, de una “horda demalvados simios”. En vez del esperadoabandono del degradante proceso demasificación, lo que se produjo fue eladvenimiento de un ejemplar especialmenteridículo, para el que la mejor manera dehallar la propia valía era rebajarse a lacondición de abjecto lacayo. “Los alemanes,tal como son, necesitan un líder.Naturalmente, tiene que ser distinto a estecapitán de contrabandistas que el destinonos ha deparado en nuestra hora máscrítica”. Los nazis siguieron apostando, y demanera más humillante que la república,por la nivelación económica y política, paracuya abolición fue encumbrado por muchosal poder. <strong>El</strong> régimen de Hitler se revelócomo un “intento violento por prolongar lavida el hombre masa”.Según Reck, el mal básico, radical, elgermen del hombre masa incapaz, hay quebuscarlo en la Alta Edad Media. Fueentonces cuando tuvo lugar la gran rupturahistórica, la expulsión del paraíso. Enaquellos días comenzó la era mesiánicotecnicista;“cuando el homo religiosus de laEdad Media desapareció y fue sustituidopor el hombre objetivo del Renacimiento.Este hombre “objetivo” fue el primero eninteresarse por la “mejora” de suscondiciones de vida”. <strong>El</strong> impulso fáusticodel progreso no podía llevar más que a unamaterialización de la vida que lo echabatodo a perder. Hasta el momento de estepunto de inflexión histórico inclusoOccidente estaba para Reck unido a “laplacenta de lo mágico”. Pero, mediante elacto autocrático de arrancar su cordónumbilical, el hombre rompió con susorígenes, y así nació esa civilizaciónoccidental tan creadora en apariencia, peroque en realidad no es sino la entrega delhombre a sus bajos impusos instrumentalesy comerciales.“Del relajamiento del concepto góticodel mundo, que fue un logro delRenacimiento, surgió el enciclopedismo, y


del enciclopedismo, la Revolución francesacon sus dos hijos, el liberalismo y lapluocracia”, escribía Reck en 1933 en larevista de Ernst Niekisch, Widerstand. Élvaloraba mucho la postura de Niekisch y, envarias ocasiones, colaboró en su revista. Lapeculiar simpatía política de Niekisch por eldesarrollo de los acontecimientos en Rusia,satisfacía su propia exaltación de las fuerzashistóricas renovadoras que él creía ver en lacultura rusa, por mucho que no compartierael nacionalbolchevismo prosoviético deNiekisch. De esa manera quedabacimentado el aprecio mutuo, a lo que hayque añadir que Niekisch era también buenamigo de Friedrich Georg y Ernst Jünger,autores que además escribían en la revista;también conocía a Carl Schmitt, de quien noobstante pronto se distanciaría. (<strong>El</strong> periódicode Niekisch fue prohibido en 1934; suintento de levantar células de resistenciafracasó, por lo que hubo de ingresar enprisión en 1937. Sin embargo sobrevivió, ytras la guerra se estableció en BerlínOriental, lugar que abandonó tras ellevantamiento del 17 de junio de 1953).Reck no se hallaba en modo alguno solocon su teoría de la historia y suidentificación del mal primigenio con lallegada del Renacimiento. Al contrario, másallá del entorno de Niekisch, esa teoría erapatrimonio común de la RevoluciónConservadora. Es más que probable que Reckconociera la conferencia Schrifttum alsgeistiger Raum der Natio (La literatura comoespacio espiritual de la nación), que Hugovon Hofmannsthal había dado en 1927 en elAuditorium Maximum de Múnich.Hofmannsthal se proponía describir la tareaverdaderamente hercúlea de la revoluciónconservadora, que no debía provocar sólouna contrailustración, sino ir más allá: elproblema planteaba la necesidad de girar larueda de la historia unos cuatrocientos añoshacia atrás, toda vez que el procesorestaurador en marcha “en realidad se iniciacomo una reacción interna contra aquellarevolución espiritual del siglo XVI quenosotros solemos llamar, en sus dosaspectos, Renacimiento y Reforma”.Pero también muchos otros, como porejemplo Edgar Julius Jung, sintieron quedebían participar en esta obra gigantesca19para acabar con una época que desde hacíasiglos venía teniendo tan fatalesconsecuencias para Occidente: “De lahumillada criatura de Dios ha resultado elseñor de la creación. Con ímpetu fáusticosurca los mares del mundo, descubre nuevastierras, arranca los tesoros a la tierra,encuentra leyes naturales, somete a su poderlas fuerzas de la naturaleza. A un ritmovertiginoso tranforma el aspecto de lasuperficie de la tierra, sobre todo en losúltimos ciento cincuenta años; se imponeuna nueva situación técnica, una situaciónradicalmente distinta de aquellas que havenido atravesando airoso a través de lossiglos. <strong>El</strong> sentido de la vida se retira tras labúsqueda de la última causa de toda vida…La situación se prolonga en el tiempo hastaque los últimos fundamentos metafísicos,heredados del Medioevo cristiano, sepudren y quiebran en el edificio social de lahumanidad occidental… Dos revolucionesparalelas se están llevando a cabo por eso enAlemania: una que pretende disolver losrestos de la mejor tradición europea en uncolectivismo sin forma; y otra que no es sinoel alzamiento de la sangre contra el dinero,del hombre contra el aparato, de la dignidadcontra la esclavitud”.También fue Jung quien quiso dar ladefinición fundamental de la esperadarevuelta: “Llamamos revolución conservadoraa la restauración de todas las leyes y valoreselementales sin los cuales el hombre pierdeel vínculo con Dios y la naturaleza, y esincapaz de construir un orden verdadero. Enlugar de la igualdad, se ha de imponer lavalía interior; en lugar de la convicciónsocial, la integración justa en la sociedadestamental; en lugar de las eleccionesmecánicas, el crecimiento dirigido; en lugardel impulso burocrático, la íntimaresponsabilidad de la verdaderaadministración personal; en lugar de lafelicidad de masas, el derecho de lapersonalidad del pueblo”.En la distinción entre “personalidad delpueblo” y “nación” residía para ellos losustancial del asunto. Concuerdaperfectamente con esta definición el hechode que tanto Reck como Jung, Spengler y losdemás partidarios de la revoluciónrechazaran todo tipo de nacionalismo. La


“personalidad del pueblo” era el viejo puntode referencia que aludía al destino y alsacrificio, mientras que, por el contrario, elEstado nación era un engendro nacido de laIlustración y de la Revolución francesa.“Una vez más –enfatizaba Reck con toda suvehemencia-, queda dicho aquí aquello queen la actualidad no puede decirsesuficientemente alto en Alemania: que elprimer grito de Vive la Nation tuvo lugar conlas matanzas del septiembre francés, el díaen que se asfaltó Francia y se le amputaronsus paisajes: quede dicho una vez más que… no es el amor a la patria, es elnacionalismo lo que pertenece al amplioespectro del liberalismo francés, unnacionalismo que a la larga no puedesustentar por sí solo un Estado, ya que todaslas ideas de Estado dignas de ese nombreson intangibles, inconcebibles y nunca “deeste mundo”.La propagación y la dictadura delhombre masa, del negro blanco, le parecía aReck inseparable del desarrollo de la técnica.De ahí que la “crítica de la técnica” y lainsistencia en una vida “primigenia” fuerancentrales para él. Desde una perspectivaactual, quizá el elemento más destacable delpensamiento de este “desesperado”nostálgico de la Edad Media y de sumalestar, cuando no asco, por la“modernidad” en su conjunto, sea su actitudhacia la naturaleza. Con el vocabularioactual se le podría denominar, si dejamospor un momento a un lado su rechazo de lademocracia, como un “ecologista radical”.Reck no se contentaba con plantear lacuestión, ya habitual, de la supervivencia dela naturaleza, sino que la afilaba con suradicalismo acostumbrado, preguntándosesi “la técnica se limita a cambiarostensiblemente la faz de la tierra y aarrancar de raíz especies de animales y partede la flora”, puesto que desde hace yatiempo está en posición de adueñarse de susmismos creadores: “Hasta ahora, el hombreha dejado que asesinaran sus instintosnaturales sin protestar: sin protestar hadejado que acabaran con la periodicidad desu vida física, sin sus puntos de reposonaturales, y aparentemente sin protestarobserva como se va atrofiando su naturalezay como es conducido a ese estadio20insostenible en el que, por decirlohiperbólicamente, en vez de piernas ya sólopodrá presentar protuberancias atrofiadas alservicio de un embrague de automóvil. Lahumanidad ha soportado dócilmente y conpaciencia que todo esto le suceda, y todavíahoy tolera que la tecnología la indemnicecon sucedáneos del paraíso perdido”.La contradicción entre el simbolismo dela naturaleza y el romanticismo biológico,por un lado, y al mismo tiempo elensalzamiento del moderno progresotecnológico, por otro –contradicción queencarnaba la esencia de la ideología fascista-,era para Reck una de las tachas másinsoportables de la políticanacionalsocialista y sólo un signo más de sumendacidad. Detestaba las oraciones a losnuevos dioses, a las energías omnipotentesde maquinarias y motores –sin cuyaveneración no podía concebirse laprogresiva preponderancia política de laindustria, ni la República de Weimar, ni elTercer Reich-, las detestaba tanto como laconsiguiente “ubicuidad de los medioshoy anuestra disposición”. Su panfleto Das Endeder Termiten (<strong>El</strong> final de las termitas) –que, aligual que el diario, sólo fue publicadopóstumamente- es un singular escritopolémico contra estos medios decomunicación.Pero su aversión por la supremacía de latécnica y la economía y sus destructivasconsecuencias la fundamentaba no sólo enun nebuloso concepto de naturaleza, sinotambién sobre la base de una especie degeografía política, en el sentido máselemental del término. La política humana,en su opinión, debía derivarse del paisajesobre cuyos habitantes repercutía. “Serconservador no significa otra cosa queconsiderar la historia como función de unpaisaje dado. Pero como el paisaje es hoyprecisamente lo más perseguido, dejado yoprimido, y como quiera que los hoylegitimados bárbaros de Manchester nadaodian tanto como el paisaje, en lascondiciones actuales ser conservador esineludiblemente ser revolucionario”.Por ese motivo, Reck describía lospaisajes, en especial los de su Marusia natal,con una afinidad muy particular, distinta a


la de los meros poetas costumbristas y a lade mojigatos amantes de la naturaleza. Entreel pathos, el sentimentalismo y latransfiguración –que tampoco él trató deevitar- Reck buscó en sus descripcionesrepresentar, aprehender algo de aquello quesegún su comprensión debía de ser elfundamento original de toda decisiónpolítica: “Allí, por frontones tallados de lascasas de campesinos de Marusia, seencendían los geranios, trepaban altas yvigorosas flores campestres hasta lascabezas de caballo sobre los tejados, elviento de otoño conducía por las entrañablescallejuelas el aroma dulce de los campos depatatas maduras, y con él … siempre lasganas de ir alegremente a cazar perdicesbajo el melancólico esplendor dorado denuestro cielo de otoño … Tras la colina hayun pequeño lago, profundo como unabismo. Uno más entre mil. Desperdigadasbajo las hayas yacen enormes rocas. “Rocasde sacrificio” dice el lenguaje popular,“Bosquecillo de los dioses”, susurra unaantiquísima saga … La siguiente aldea,asentada sobre lejanos, lejanos campos deturba, se hunde bajo el horizonte de lainmensa llanura … Niños que juegan y, porel campo … arden las telas rojas de lasfaldas femeninas”.Pero más que fuente evocadora derecuerdos melancólicos, Reck consideraba ala naturaleza portadora de un programapolítico propio. Y es que “el paisaje alemánno fue nunca el apropiado para un gobiernoparlamentario o una soberanía del justemilieu. Ni siquiera allí donde, como ocurreen determinadas regiones de Sajonia, hasido falseado y ultrajado mediante elliberalismo económico. Tampoco llegaránunca a serlo: son sus horizontes abiertos alinfinito, dará por siempre cobijo al hombreinsuficiente en la forma, nacido para saciarla sed de su alma”. La eterna sed del almadebió ser también “la que cedió en estepaisaje la base inmutable para la realezaalemana”.En cualquier caso, la asociación entrenostalgia política y paisaje del país, lejos deser una invención de Reck, era un mitotradicional alemán, o por lo menos un mitocuya raíz germánica se ha tratado siemprede demostrar. Reck compartía con la21ideología nacionalsocialista –que nació deesas mismas fuentes- no tanto la “sangre”pero sí el “suelo”, por mucho que los nazisnunca llegaran a comprender su sutil teoríade la geografía política y no mostraran elmenor reparo en cubrir el sagrado suelo conautopistas, industrias metalúrgicas,refinerías y cuadrillas de trabajadores alservicio de sus visiones de autarquía y demodernización tecnológica.Todos los que, como Reck, volvían lamirada hacia la “naturaleza incorrupta”,que, como los Wandervogel, llegaban apropagar “la renovación ética a través de lanaturaleza”, o –como Hermann Löns y susseguidores- querían preservar lo quequedaba del legado natural, y por esemotivo se hallaban por principio envehemente oposición a la industrialización ysus transformaciones socioeconómicasestructurales. Por eso ningúno de estosdisidentes se propuso nunca influirdemasiado en la política reinante, no sólo dela República de Weimar, sino también, comoes sabido, en la de la posguerra hasta losaños setenta del siglo XX. Losnacionalsocialistas nunca llegaron a pensar –menos que nadie- en convertir en hechos susalabanzas a la “naturaleza alemana”, y enrealidad jamás se propusieron llevar a cabouna verdadera política medioambiental.Durante el Tercer Reich, la postura deReck hubo de caer por la fuerza en un idilioquimérico. En este sentido, su granja deChiemgau, adquirida en 1925, habría deconvertirse no sólo en refugio, sino al mismotiempo en símbolo y encarnación de laintegridad del paisaje y de la naturaleza y,en definitiva, en la compensación por sudesamparo ante el “progreso” tecnológicoque tan vertiginosamente se propagaba: “Unsendero sinuoso y nada cómodo, representala única vía de entrada desde Chiemsee, yuna antiquísima cruz de conglomeradoalpino medio enterrada se levantaimpresionante sobre la linde del campo paramarcar el lugar donde, en el año del Señor1640, un antiguo propietario, el señor vonRuestorf, fue asesinado a golpes pordesconocidos. “Poing/una vieja ruina ensoledad”, se dice de estos nobles lares en unlibro bávaro para caminantes. La soledadpuede comprobarse con facilidad, pero el


elemento tétrico que evoca la “vieja ruina”,en absoluto. Rodeado por las alhajas azulatlas de la corriente del Alz, se encuentra elcasón, con su coloreado escudo de armas enel muro y el rojo vivo del vino de otoñocomo una pequeña joya. “Poing” recibe hoyen día el nombre de “Peugen” … Como“récodo del río” o “curva del río Alz” figuraen documentos medievales, pues el Alztraza a su alrededor otro meandro. Loscondes de Truchtlaching, que construyeronel casón hace seiscientos años, dormían bajosus lápidas góticas …”Entretanto, Reck observaba impotentecómo la “antaño floreciente cienciaalemana” se ponía al servicio de la luchacontra el enemigo. Los nacionalsocialistasestaban decididos a hacerse los amos delmundo con la ayuda de los adelantostecnológicos, incluidos los relacionados conla física nuclear. Sólo los románticos de lanaturaleza como Reck deseaban que el geniovolviera a entrar en la botella, puesmantenían muy serias dudas sobre laposibilidad misma de dominar la técnica.“¿podría configurarse la fuerza satánica delas máquinas mediante ideologías pacifistasy tratados internacionales y pegar sobre laexplosiva caldera de la ilusión maquinistabonistos papelitos con las firmas deveintisiete primeros ministros?” Recknegaba incluso la utilidad de cualquierincremento de la producción: “Y cuando enla actualidad se construye una imprentacapaz de producir con un rendimientotriple, con ello no se aliavará la carga ni deun solo animal de tiro humano; antes bien,se exigirá un ritmo de trabajo tres vecesmayo del aparato humano correspondiente,de los redactores, de los técnicos –y de loslectores-.”Las grandes esperanzas que Reck habíapuesto en la “revolución alemana” nohabrían de cumplirse. Con losnacionalsocialistas, la oportunidad históricade abandonar la era de la mecanización, delembrutecimiento de las costumbres y de ladeplorable nivelación, había sido totalmentedesperdiciada. La envergadura de ladecepción resultante radicaba quizá en elhecho de que lo perdido no era una simpleoportunidad política, sino la ocasión de todauna época, e incluso –tras siglos de travesía22por el desierto de los denostados nuevostiempos- la última oportunidad que lahistoria habría de brindar para dar el golpede timón definitivo. Esta es la clave del odioinaudito hacia hitler y sus seguidores, queconsumía a Reck, literalmente, día y noche.“Pocas veces se ha juzgado una época contanto ardor, tanta ira y tanto odio como enestas páginas [del diario]” (Joachim Fest).Reck no pensaba que Hitlersimplemente hubiera dejado escapar laoportunidad, sino que la había traicionado.Es posible que el jazz no pudiera poner unpie en la Alemania del Tercer Reich, y quetampoco se propagaran los happy weekends alestilo norteamericano. Pero la entronizaciónde un autoproclamado líder de primitivosdesfiles de masas y de alemanes exaltados,el estado de embriaguez colectiva de losmiserables y extáticos soldados del partido,las vulgaridades y las groserías queproferían al unísono los medios, la pérdidadel respeto por sí mismo que sufrían losseguidores de Hitler, el maquiavelismopequeñoburgués y la horrorosa locuraracista –por no hablar del aumento de lapresión tecnológica, de la aceleración deltrabajo a destajo o de la proliferación detrabajadores marioneta …-, todo eso no erasino el peor de los futuros concebibles en eluniverso de Reclk.Está muy claro que a su juicio no sehabía atacado tan solo una conviccionpolítica, sino a la persona en su dimensiónmás íntima. Es cierto que Reck ya habíadado muestras de talento para la polémicavehemente con anterioridad. Pero ese odioque a partir de 1933 ya no habría deabandonarlo, ese odio que potencia “hasta lanáusea literaria” (Fest) ante losacontecimientos políticos de cada día, unidoa la creciente incapacidad para no extendersu abismal pesimismo a todo cuanto leacontecía, a las conversaciones, estímulos oexperiencias más inocuas, todo ellodemuestra que Reck no se enfrentaba aadversarios políticos corrientes, sino queacusaba la pérdida definitiva de sentidovital, la disolución del último vínculo con la“magia” de los grandes y heroicos tiempos,el último vínculo con el “corazón de estemundo”.


En medio de las masas uniformadas ydel estrambótico culto a un muñeco de feriacon impulsos criminales, su excelentísimopapel de gran señor, de hacendado elitista,de caballero independiente y de monárquicotardío no sólo se había vuelto imposible yridículo. Incluso teniendo en cuenta todosestos factores –a saber, el asco de unromántico, la aversión de un aristócrata dela Alta Edad Media, de un prusiano antiguocon sentido del deber y admirador deFederico <strong>II</strong>, de un ciudadano moralista einstruido pasado de moda, de ungermanófilo y rusófilo fanático de laautoridad –siempre quedará un enigmáticoresto por explicar la profundidad inauditade su odio. Tras la toma de poder y el falsocambio que el Tercer Reich había llevado acabo ante sus ojos, Reck cayó en un estadopsíquico de soledad profunda inalcanzablepara el mundo exterior.En todo caso, la falta de apoyo de esteodio tuvo una consecuencia: él no formaríaparte de la resistencia que se manifestó en elatentado contra Hitler y sus esbirros el 20 dejulio de 1944. Al contrario, Reck detestaba elcírculo que había detrás de estos atentados,casi tanto como a sus víctimas.Dado que el círculo de resistencia del 20de julio reclutó sobre todo a personasprovenientes de la tradición delconservadurismo cultural y nacional, sufalta de apoyo era todo menos predecible. Aprincipios de los años treinta, para muchosconservadores, monárquicos y nacionalistasalemanes, estaba totalmente abierta lacuestión de si los nacionalsocialistas traeríano no consigo la ansiada renovación yredención. Oscilaban entre la euforia, elentusiasmo que encubría el recelo y elescepticismo ante las expectativas. “Unopuede considerar que el nacionalsocialismodebería poder impregnarse del renacimientoespiritual que le ha dedicado a Alemania enel último decenio. Pero se puede tambiénpensar que el nacionalsocialismo tieneasignada una tarea histórica limitada: la dedemoler un mundo desvencijado y encarnarla hora del gran barbecho previo a laaparición de un nuevo Estado. Una cosa essegura: el anhelo de todas las masas que hoyse sacrifican por el nacionalsocialismoprocede de la gran herencia conservadora23que está latente en ellas y las empuja a laacción. Si –por continuar con la idea dehigiene racial- en la manifestación de esteanhelo que hoy se llama“nacionalsocialismo” predominan lastendencias de la Revolución Conservadora, o sipor el contrario prevalecen las de laliquidación liberal, es una cuestión que hade quedar en este punto sin respuesta”.Jung, como muchos de los quemantenían opiniones parecidas a la suya,estaba terriblemente equivocado conrespecto al carácter del nacionalsocialismo.Muchos de los hombres del 20 de juliohabían simpatizado con elnacionalsocialismo antes de que éste tomarael poder, y algunos –como el condeSchulenburg- se hicieron miembros delpartido. <strong>El</strong> conde Stauffenberg habíapertenecido en un primer momento alcírculo de Stefan George, Brüclmeier dehecho ingresó en el NSDAP y fue nombrado,a instancias de Ribbentrop, teniente de lasSS. Por otro lado, entre los decepcionadoscon el nacionalsocialismo y su forma de“revolución nacional” no consta que fueranmuchos los que se decidieron a laresistencia. Tras el movimiento del 20 dejulio se hallaba ante todo el sentido de laresponsabilidad de la vieja élite educada enel imperio de los káiseres, los antiguos altoscargos aristocráticos que querían detener elocaso definitivo de Alemania. Lasmotivaciones morales y cristianas primaronsólo en una parte de los disidentes, losdemás limitaban las razones del movimientoexclusivamente a conceptos de orden y deEstado guillerminos, predemocráticos.De ahí que los planes de este grupo de laresistencia diseñados para después delnacionalsocialismo tuvieran poco que vercon la “modernidad y la liberalidad” ni, endefinitiva, con una Constitución republicanaconforme al principio del Estado de derechoque se establecería tras la guerra. Lasconcepciones de la política exterior e interiorde un Carl Friedrich Goerdeler, nacido comoReck en 1884, o las ideas de un Albrecht vonKessel, se leen hoy más que nada con unsentimiento de alivio porque su realizaciónse viera frustrada. A diferencia de Reck, quehabía abandonado hacía tiempo todaesperanza, aquellos que en primera intancia


no sólo soñaban con la eliminación deHitler, sino que hacía de ese sueño uncompromiso activo, reclamabanprecisamente aquel programa político queellos habían visto traicionado por los nazis.Reck no podía sino reprocharles esalarga espera suya, esos años que pasaron ala expectativa –por no decir que le sujetabanel estribo al Führer- para hacer luego unviraje de última hora. Para él, la resistenciadel 20 de julio era antes que nada un “golpede los generales”, a los que él despreciaba:“Pues es un poco tarde, caballeros; vosotros,que os habéis convertido en losarchidestructores de Alemania, quecorristeis tras él mientras todo parecía irbien, vosotros, oficiales de la monarquía,que prestasteis sin reparos el juramento defidelidad que se os exigió a todos y cadauno, que os rebajasteis a la condición demíseros mamelucos de ese asesino cargadocon cientos de miles de crímenes, con eldolor y la maldición del mundo, y ahora letraicionáis, igual que anteayer traicionasteisa la monarquía y ayer a la república …”.Únicamente los hermanos Scholl y susamigos merecieron las simpatías de Reck.“En su tumba puede brillar aquella frase quehabría hecho ruborizar a este pueblo quevive desde hace diez años sumido en unaprofunda vergüenza. Cogi nos potest quisquismori scit: “No se puede doblegar a quiensabe morir”.Tras el “barbecho” ya pronosticado porJung en 1932, en la Alemania de posguerrallegaron al poder muchos de losconservadores cuyo expediente estaba enapariencia “limpio” y que, si bien no sehabían involucrado personalmente en laresistencia, en su fuero interno es posibleque simpatizaran con ella; en cualquier casose mantuvieron fieles al pensamientoantidemocrático y antipluralista, mientrasocupaban, sin ser molestados, posicionesclave como redactores jefe, profesoresnumerarios, abogados o médicos, por asídecirlo con mejores condiciones de trabajo, yencarnaban lo que hubo de incontestablecontinuidad –más tarde negada- entre laprimera y la segunda mitad del siglo XX.Rec previó con lucidez poco frecuente elnecesario fracaso del nacionalsocialismo en24Alemania, quizá porque ansiaba el final deesa detestable maldición, como unaredención. Es evidente que, contra laopinión general, el pensamientodesiderativo ayuda en ocasiones a alcanzaruna claridad incorruptible. Con todas susmalas interpretaciones sobre el sentido de lademocracia, en lo que concernía a su mortalenemigo no estaba ciego de rabia, sinolúcido de cólera, una condición ciertamenteparadójica. Al fijar el punto de fuga de suencarnizada perspectiva central en unaépoca arcaica, alejada del presente, Reck nomiró a Hitler y a sus seguidores a través delmicroscopio, sino a a través de untelescopio, hasta alcanzar una profundidadde enfoque poco frecuente entre losobservadores del entorno. Es posible que lafamiliaridad con su propio arte del disimuloy la desfiguración lo ayudara en el trance.Casi nadie tuvo tan poca piedad al despojarcon la mirada al Tercer Reich y a toda suprole de sus falsos ropajes, para desvelar sustergiversaciones y mascaradas; nadie que,como él, viviera también contra los hechos.“A veces su lirismo se eleva (…) y rescatalejanas visiones del futuro con un poderprofético de carácter verdaderamentereligioso”, escribió Herbert Saickel ya en1929 sobre sus obras. En efecto, pocos teníanal estallar la Segunda Guerra Mundial laseguridad de que en ese día “el grancriminal había firmado su propia sentenciade muerte (página 99 del Diario). Pero lasatisfacción de ver el final de aquel régimenno llegó Reck a experimentarla […]Es más que probable que la detención deReck, a finales de 1944, fuera resultado deuna delación. Reck fue conducido en primerlugar a la prisión de la Gestapo en Múnich…después de un ataque aéreo, el 9 de enero de1945, fue trasladado al campo deconcentración de Dachau. Allí cayó prontoenfermo… La probabilidad de morir de tifusera alta. De hecho, Reck moriría de estaenfermedad el 16 de febrero de 1945.© Extraído de Friedrich Reck, un ensayo biográfico,de Christine Zeile, en Diario de un desesperado, deFriedrich Reck; traducción de Carlos Fortea, Ed.Minúscula, Barcelona.


Edgar J. Jung, la ambigüedadde la Revolución Conservadora_____________________________________Jean-Pierre FayeUno de los amigos de Rauschning, delque éste nos dice que lo conoció en el ámbitodel Club de los Señores, se llama EdgarJulius Jung. Desde 1933 hasta el mes dejunio de 1934, será el secretario de vonPapen y el autor efectivo de sus discursospolíticos. Este Edgar publica un texo a lolargo de 1932, bajo el título Deutschlan un dieKonservative Revolution.Cerrando un libro que cuenta conochenta autores y cuyo fin expreso escombatir la leyenda francesa de la malvadaAlemania, recoge diez años después laperspectiva de Moeller: estamos en plenaRevolución alemana. Ésta no va adoptarformas manifiestas, al modo francés de latoma de la Bastilla, sino que va a ser unaoperación de amplio alcance, como lo hasido la Reforma. Va a revisar todos losvalores humanos y todas las “formasmecánicas”, se opondrá con todas susfuerzas y pulsiones, a las fórmulas y a losfines que han hecho madurar la Revoluciónfrancesa. ¿Qué quiere esto decir? “Será lagran Contra-Revolución conservadora queva a impedir la disolución de la humanidadoccidental fundando un orden nuevo, unnuevo ethos, una nueva unidad de occidentebajo la Führung alemana”. La referenciapseudo-nietzscheana a los nuevos valores hapermitido la conversión de la supuestaRevolución alemana a su fórmuladesarrollada: la de la grosse konservativeGegenrevolution.Es pues claro y explícito –si se sigue eltexto de los enunciados propios de losnarradores activos, para ver cómo se vantrazando sus rumbos- que el sintagma de laRevolución conservadora es equivalente alde Contra-Revolución. Y, he aquí unadefinición expresa: “Llamamos Revoluciónconservadora a la nueva toma de atención,25cuidadosa de todas las leyes y valoreselementales sin los cuales el hombre pierdesu relación con la naturaleza y con Dios y nopuede construir un orden verdadero”. Unaserie de oposiciones traducen esta primeradeclaración: “En lugar de la igualdad, elvalor interior; en lugar del sentimientosocial, la construcción justa de una sociedadjerárquica; en lugar del voto mecánico, elcrecimiento orgánico del Führer; en lugar dela imposición burocrática, la responsabilidadinterior de la autoadministración auténtica;en lugar el bienestar de las masas, el derechoa la personalidad del Volk”.A los esteorotipos habituales en elconjunto del Movimiento nacional se unenaquí rasgos del lenguaje más propios deciertos sectores del “Ring” (el particularismode la “autodeterminación”, a la queForsthoff precisamente opondrá el Estadototal). O del Movimiento de juventudes (laresponsabilidad interior). ¿Por qué hemoscombatido), pregunta Edgar Jung. Larespuesta será esta narración cuyo términofinal está por venir y tiene por nombre, unavez más, el Tercer Reich.Porque,, “el Tercer Reich no será posiblecomo una continuación del gran proceso desecularización, sino como su terminación”.No produce ninguna sorpresa saber que oserá germánico o no tendrá lugar. Pero, a lavez subraya Edgar Jung con una insistenciacuriosamente “lingüística”- “el lenguaje dela Revolución alemana será un lenguajemundial”. ¿Cómo? Pues precisamente “poresta posición de principio nacionalista”, dela que acababa de tratar. Porque Edgar Jung,utilizando repentinamente una alianza depalabras más que familiares a los partidariosnacional-revolucionarios de Jünger que a lossocios del Club Joven-Conservador,precisaba que “el nuevo nacionalismo es unconcepto cultural y religioso, porque lleva ala Totalidad” y “no tolera que se limite a lopuramente político”. <strong>El</strong> lenguaje de laRevolución alemana será mundial porque sunacionalismo no se limitará a las fronterasde los Estados nacionales sino que seextenderá a la “Totalidad” de un TercerImperio germánico …La lengua alemana, prosigue, sinembargo Edgar Jung, apenas da pie a pensar


en ella como lenguaje universal, aunque ellenguaje de un Hegel, de un Marx, de unNietzsche esté vivo en todo el mundo y seesté hoy día “a la escucha de las voces de laRevolución conservadora alemana”. Pero,por ello, añade Jung, se cuenta más con laprotesta de masas que el nacionalsocialismopone en juego. Él también hace profesión defe en el Tercer Reich, aunque quedapendiente el saberse si lo hace en el sentidoprofundo y englobante en que lo entiendenlos hombres que han reavivado la idea delSanto Imperio. Dos versiones se oponen,para Edgar Jung, al nacionalsocialismo, peroambas pertenecen al mismo ámbito desentido: se puede ser de la opinión según lacual se trata de hacer que penetre en elnacionalsocialismo “ese renacimientoespiritual” que la última década ha dado aAlemania; se puede también admitir que alnacionalsocialismo se le ha encomendadouna tarea histórica limitada: la demoliciónde un mundo corrompido, la preparación dela gran brecha que debe desembocar en elEstado nuevo Pero, en ambos casos, quedaconfirmado que: “la nostalgia de las masas,que hoy en día se consagran alnacionalsocialismo brota de la gran herenciaconservadora que reposa en ellas y lasobliga a actuar”. Es cierto “que lamanifestación de esta nostalgia, que hoy endía se llama nacionalsocialismo, que llevaconsigo ante todo los rasgos de laRevolución conservadora o de la liquidacióndel liberalismo”, permanece aún como unapregunta sin respuesta para Edgar Jung. Detodas formas, concluye, nuestra hora hallegado: la hora de la Revolución alemana…<strong>El</strong> lenguaje de la Revolución alemana,pasando por el uso de estas palabras,asegurará, en efecto, a Edgar Jung que suhora –la hora conservador-revolucionariahallegado. Porque es Erich Grizbach(Secretario de Estado que en connivenciacon el SS Theodor Eicke, prepararon la listade proscripción para la noche de loscuchillos largos) quien escribirá su sentenciade muerte en la listra, y Göring, padre de lapolicía secreta del Estado, quien asegurarásu ejecución …<strong>El</strong> que “el lenguaje de la Revoluciónalemana” haya conducido a la porciónmágica de la voluntad a apoderarse en la26Totalidad del Estado, y a través de ésta, delo que Mann llamaba la totalidad delproblema humano, hace que se realice antenuestros ojos el más peligroso de losexperimentos sobre la relación entrelenguaje y acción, entre el cambio de formasy la transformación material. En un lenguajede esta especie se puede leer, oir y ver cómose encadenan los significantesfundamentales: konservative Revolution,Drittes Reich, Tötalitat. Ver formarse losdesplazamientos y el diseño de estos rasgoscomunes a todo lenguaje del “Movimientonacional”, en todos sus polos periféricos yhasta en su centro es, a la vez, ver cómo,cada y vez y en cada sector, el relatoideológico de los actores o de los mensajerosse vuelve activo, hasta el punto de hacerposible una Contra-Revolución que serátambién Total-Revolution.En este teatro de los opuetos, un textointroduce la acción a partir del otoño de1933. Es el segundo libro de Edgar Jung, elhombre que escribió la palabra delvicecanciller. <strong>El</strong> título insiste en la“significación”, o mejor: “el esclarecimientodel sentido de la Revolución” (Sinndeutungder deutschen Revolution). Evocando los“pequeños círculos” de Papen, Rosenbergatacará a “cierta Sinndeutung”, a losSinndeuter que caracteriza das Wort“Reaktion”.<strong>El</strong> esclarecimiento comienza con unadistinción: debemos, afirma Edgar JuliusJung, mantener la distinción entreconservador y nacionalista. ¿Es porque esteúltimo estaría demasiado cerca de laRevolución? Inversamente: “Porque elconservadurismo es, por necesidad


histórica, el principio revolucionario a travésdel cual ha sido disuelta la era liberal”. <strong>El</strong>nacionalismo, al abandonar la esfera liberalde sus orígenes para “hacerse conservador”,¿no se habría hecho más revolucionario? Larespuesta afirmativa a esta pregunta liberalo anterior de toda ulterior interrogación,incluida la discreta crítica de la “concepcióntotalitaria del Estado”, atribuidaexpresamente a Mussolini, y del Estadototal, relacionado con Carl Schmitt como “suexégeta célebre”. Con estos preámbulos, y através de esta crítica, se entra más adelanteen lo que será pronto el espacio del conflictocrucial. <strong>El</strong> “esclarecimiento” del otoño de1933 en el que Jung escribirá, en la propiavoz de Papen, el vicecanciller, uno de losgrandes papeles del teatro de los opuestos,una de las piezas maestras en la preparacióndel desenlace.En el origen de la “Revoluciónalemana”, Edgar Jung sitúa lo que llama elMovimiento conservador-revolucionario yla konservativ-revolutionäre Idee. La fuente deesta idea es situada por él en el triunviratodel signo JK: von Gleichen, Boehm, Moellervan den Bruck. Algunos meses antes de la“noche de los cuchillos largos”, son todavíaestos nombres los que trazan sobre el sueloideológico, y para los propios actores, unaparte de los movimientos. Lo que EdgarJung describe como un “trabajitomonstruoso”, ha se ha desarrollado durantela última década “miles de semanas deestudios, conferencias, declaraciones,artículos, escritos diversos”: enumeracióncasi cómica de las actividades atribuidas aeste círculo de “hombres altamentecualificados”: allí se ha producido el retornoa las “verdaderas raíces” delconservadurismo. “Lo que, prosigue coninsistencia Edgar Jung, está presente en elnacionalsocialismo, proveniente de lacorriente de pensamiento conservadora estárelacionado con esta tendencia”. Semejanteunión es explorada con agudeza en el nuevocampo que llega desde el incendio delReichstag hasta la noche de junio.Antes de esto, el nacionalsocialismo esdefinido como “una mezcla de nacionalismorevolucionario y de movimiento dedefensa”. Por este último término –Wehrbewegung- el hombre de Papen entiende27algo cuyos “rasgos conservadores” sonsubrayados y que ha encontrado su formaprincipal en el “Casco de Acero”. Seestablece así una separación entrerevolutionäre Nationalismus y revolutionäreKonservatismus, que es la condición que haceposible esta mezcla, o mejor, semejantecombinación.Pero la propia mezcla estádesequilibrada, según Edgar Jung, hacia unode los extremos. Porque Jung afirma que el“obrero” de Jünger, texto por excelencia alque se refieren las revistasnacionalrevolucionarias de finales de 1932,no es característico de la nueva Alemania:“el concepto Obrero hitleriano es másconservador que el de Jünger y los teóricossocialistas del nacionalsocialismo”. ¿Quiénesson estos últimos? E. Jung no los nombra.No se hace ninguna mención, a propósitosuyo, a las tendencias propias de las SA.Sólo se habla de éstas a propósito dellegalismo estrictamente observado por loshitlerianos en su marcha hacia el poder. LaRevolución, recuerda Edgar Jung, se hallevado a cabo por vías demoráticas: “lasignificación de las SA reside en que seconvertía, una vez llevada a cabo laRevolución, en su garantía”.Lo que tras las SA reaparece en elhorizonte no es otra cosa que este universoque ha aportado sus puntos de apoyo realesa las revistas y periódicos de Jünger: loscuerpos-francos. Recuerda Jung que, cuandoterminaron de tener como misión la luchaantispartakista o la lucha de las fronteras,cuando cualquier forma de putsch se habíahecho imposible, fue preciso que loshombres belicosos del pueblo alemán seencontrasen una organización dondeintroducirse “como la que las SA pone enescena”. Hacía poco, el nazismo era unamezcla de un “movimiento de defensa” conrasgos conservadores y de un nacionalismorevolucionario. En esta secuencia es la“mezcla original” de tropas revolucionariasy de un artido de masas. De esta forma, los“rasgos conservadores” del movimiento dedefensa paramilitar se han convertido en losde “tropas revolucionarias”. Y de formacruzada, el nacionalismo revolucionario seha transformado en “partido propagandistade masas” …


Esta es la irritante constatación que sedescubre a los ojos de Edgar Julius Jung enel otoño de 1933, sin que corra todavía elriesgo de pasar, en este terreno, de laconstatación a la denuncia. Pronto setransformará, como veremos, en viajante dela idea conservadora y de la konservativeRevolution y se planteará como tarea elllamar a la puerta de los generales a fin deayudarles a ver mejor el abismo abierto porlas “tropas revolucionarias” y sus hombresbelicosos. De momento se limita a deducir através de qué implicaciones “la ideaconservador-revolucionaria” puede serconsiderada como la que ha engendradoparadójicamente este resultado: la toma delpoder por un “partido de masas”. Le pareceque las series ideológicas que proceden de lacitada idea describen la propia envoltura deesta masa que acaba de ser cogida en la reddel partido: “la Revolución alemana de 1933es, de acuerdo con la voluntad de su Führer,la Contrarrevolución conservadora”.¿Cuál es entonces esta problemática? Sedefine en Edgar Jung en los mismostérminos que en Carl Schmitt, el ídolo delClub de los Señores. Porque la Sociedad haasimilado al Estado: ésta es la esencia de lademocracia. Y la economía ha conquistadoal Estado a medias: ésta es la esencia de laevolución que se ha manifestado a través dela socialdemocracia. Estado y Sociedad hancaído en una verdadera “camada deentrelazamientos”. A este entrelazamientoimpuro hay que oponer una palabra delgusto de Jünger, el hombre del polo opuesto,y de su amigo Carl Schmitt: una decisión.Pero ¿cuál? Los conservadores (recuerdaEdgar Jung) reivindican la auténticaautonomía de los dominios vitales, los queno son primariamente de orden político.Opuestamente “los partidarios del Estadototal”, como aquí son denominados sin másprecisión, “quieren despejar la vía hacia unanueva autonomía a través del camino de untraspaso del poder por medio de la reuniónde todo el poder en el Estado”Continuando inmediatamente con las“aspiraciones revolucionarias” en Alemaniay con la cuestión de su relación con la líneade la Revolución francesa, el propio EdgarJung indica que este camino desviado através del traslado del poder al Estado28proviene del rodeo a través del poloopuesto, del rodeo revolucionario hacia losobjetivos conservadores, hablando como lohabía hecho el pionero del signo JK. <strong>El</strong> jovenmiembro del Club de los Señores echa aquímano de todo argumento. ¿Se trata demostrar, para desacreditarla, que laaspiración revolucionaria al traspaso detodo poder al Estado proviene de la líneafrancesa? …<strong>El</strong> exorcismo joven conservador juegaentonces sobre una cadena deformulaciones. En primer lugar, la de laRevolución alemana de 1933 que, según creeEdgar Jung, se ha inscrito solemnemente enla narración histórica, al haber sido abiertacon las pompas del servicio divino, enPotsdam, en la Iglesia de la Guarnición, “espor propia voluntad de su Führer, laContrarrevoluciónconservadora.Constatación que traduce, de formasingular, la expresión opuesta al Estado totalpor el hombre de Papen: Hoheitstaat, Estadode soberanía o, más bien, Estado del señorío,de la eminencia, de la alteza. ¿Cómodefinirlo? Tiene bajo su vigilancia todos los“dominios vitales”, y los “iguala” bajo suguarda; más aún: los guía y los encauza enel sentido del desarrollo völkische. Pero, almismo tiempo, deja sin alteración suautonomía y sus propias normas: el Estadode la Eminencia es un Estado ständische. Estesupuesto respeto a las “autonomías” es lareivindicación por excelencia que el hombrede Papen atribuye a los conservadores. Peroal conceder a su nostalgia por una elevadasoberanía el sentido temiblementepolivalente en significados de la palabravölkische, da de antemano la razón al partidomulticolor, peligrosamente vielfarbig y a suspaladines. Los que vendrán a doblegarlo y asometerlo, con el mismo golpe que alcanzaráen el polo opuesto a las “tropasrevolucionarias” de las SA y a los “teóricossocialistas” del nazismo strasseriano, bajo ladistraída mirada de Papen el conservador,del último gran aristócrata de estiloprusiano. Utilizando la “palabra cruel”,Edgar Julius Jung se presenta voluntario a lamuerte que le sorprenderá en la próximaprimavera.© Extractos de Los lenguajes totalitarios, de Jean-Pierre Faye, Taurus, Madrid, 1974.


Hugo von HofmannsthalLa voz del simbolismo vienés____________________________________Francisco Arias Solis“La buena y severa educación que debo a midifunto padre y el haberme habituadotempranamente a no dejar desocupada ningunahora del día, es, así me parece, lo único que, haciafuera, sigue dando a mi vida una consistenciasuficiente y una apariencia adecuada a micondición y a mi persona.”Hugo von HofmannsthalLa obra literaria de Hofmannsthal surgeen los años de la desintegración del imperioaustrohúngaro, fenómeno que se encuentraen el trasfondo de sus escritos. De espírituescéptico y melancólico, en su obra sefunden el sueño oriental y las formasmediterráneas. Influido por D’Annunzio yStefan George, con quienes colaboró enHojas para el Arte, tras una crisis espiritual seorientó hacia los clásicos griegos y romanos,con influencias de Nietzsche y de Freud,intentando recuperar, desde el esteticismo,los valores espirituales europeos.En la última época se inspiró en eldrama barroco y se convirtió en el más líricorepresentante del simbolismo vienés, cadavez más preocupado por lo social. La obraliteraria del escritor austriaco representa labúsqueda de unas señas de identidad en ellegado socio-cultural europeo.<strong>El</strong> poeta y dramaturgo austriaco Hugovon Hofmannsthal nació en Viena el 1 defebrero de 1874 y falleció en Rodaun, cercade Viena, el 15 de julio de 1929. Deascendencia judía y familia aristocrática,estudió leyes y filología románica y realizónumerosos viajes por el ámbitomediterráneo. Pasó su juventud en Viena,donde entró en contacto con D’Annunzio.Empezó a escribir muy joven bajo elseudónimo de “Teophil Moren” y fue elcreador de la escuela neorrománticagermana. Con Max Reinhardt fundó losfestivales de Salzburgo y escribió paraRichard Strauss los libretos de sus másconocidas óperas (<strong>El</strong> caballero de la rosa, 1911;Ariadna en Naxos, 1912; La mujer sin sombra,1916).Hofmansthal escribió dramas poéticos:La muerte de Tiziano (1892), <strong>El</strong> loco y la muerte(1893); o metafísicos: <strong>El</strong> aventurero y lacantante (1899), en donde trata el tema de laimportancia de la fidelidad a uno mismo;adaptaciones de tragedias griegas: <strong>El</strong>ectra(1903) y Edipo y la esfinge (1906), y de lasobras de otros dramaturgos, como Calderón:<strong>El</strong> gran teatro del mundo de Salzburgo (1922) yLa torre (1923-1925).Completan su producción los libros decuentos <strong>El</strong> cuento de la noche 672 (1905) eHistoria de caballeros (1920) y la novelainacabada Andreas o los unidos (1930). Suobra ensayística La escritura como espaciointelectual de la nación (1927) se ocupa dediversos temas culturales y literarios dentrode la tradición occidental. Y como dijo elescritor austriaco: “Sólo los artistas y losniños ven la vida tal como es”.29

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