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al mensaje de la niña:Jesús vendrá otra vez, Amén.Cualquiera que haya estado al lado de un niño moribundosabrá lo que quiero decir cuando hablo de la luchapor la vida que existe en cada alma y en cada cuerpo. Estalucha es independiente de cuanto desean <strong>los</strong> padres queel niño viva; es independiente aun de cuanto espera elniño ser liberado del dolor.Esta tenaz voluntad de vivir está en cada persona, nosolo en <strong>los</strong> <strong>niños</strong>. Está presente aún en el anciano. El<strong>los</strong>pueden estar en el umbral de la eternidad, completamentelistos para ir, orando a Dios para que <strong>los</strong> libere desu miseria, pero cuando llega el tiempo, cuando el cuerpoempieza a apagarse, todavía resulta duro soltar la vida.Dios está con cada niño que sufre. A menudo estopuede parecer muy difícil o aun imposible de creer. ¿<strong>Porqué</strong> debería ser mi hijo, por qué deberíamos ser nosotros,<strong>los</strong> que llevemos esta carga de dolor? ¿Por qué Dios nosdio un niño para amar y luego nos lo quitó? ¿Cómopuede nuestra pena servir para algún propósito?Aun cuando nadie puede responder a estas profundasinterrogantes satisfactoriamente, sabemos que ningunode nosotros está exento del sufrimiento. Si podemosCuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> sufren100