revista15

ATENAS
Como era nuestra tercera vez en esta ciudad
decidimos tomarlo con más calma, pero lo
que no dejamos de hacer es visitar de nuevo
la Acrópolis, el Partenón nunca deja de emocionarme.
Imagina a Sófocles o a Aristófanes viendo
como se representaban sus obras en el teatro
de Dioniso justo a sus pies, a sus sacerdotisas
preparando las ofrendas a Atenea, la
diosa de la ciudad.
Cierra los ojos, no tengas prisa y percibe.
El museo de la Acrópolis era otra de nuestras
asignaturas pendientes y allí nos encaminamos.
Saludamos dentro de él a las preciosas
Cariátides que aguardan impacientes a una
de sus hermanas y hasta le tienen el sitio reservado,
puesto que debe volver a su tierra,
a su lugar de origen, a donde le corresponde.
Muchas maravillas son las que ves en este
museo. Piezas que te transportan a las leyendas,
porque siempre hay algo de verdad en
ellas y aquí puedes tocarlas con la punta de
los dedos.
Y después, que mejor que perdernos por el
barrio de Plaka. Escoge una de sus muchas
terrazas al aire libre, escucha su música, sus
risas, porque los griegos nunca dejan esa alegría
innata aparcada aunque la vida les siga
dando traspiés. Tomate un ouzo y relájate,
contempla el devenir de la gente y de vez
en cuando vuelve a levantar la vista hacia el
Partenón, quizás los dioses que allí residen te
estén observando.
Después de una noche soñando con Atenea,
Zeus y el gran Hércules, al día siguiente nos
esperaba en el puerto del Pireo nuestro barco
para seguir con nuestro viaje. El Emerald
Princess brillaba bajo el sol griego y nos recibía
con la alegría y la certeza de que nuestra
odisea particular continuaría, pero esa noche
nos mecería el Mediterráneo y Poseidón velaría
nuestro sueño.
Revista de cruceros y viajes / Septiembrre 2015 / www.icruceros.eu