PRIMERA EDICIÓN REVISTA CIUDAD LUNA

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Soy Verónica y tengo el culo más salvaje que comiste, la
boca más insana.
Tengo cientos de besos enroscados abajo del ombligo, mi
clítoris es tu liturgia en la mañana.
Mi pasado esconde turbulentas historias entre rezos, plegarías
y alabanzas a Dios; oración viene, onanismo va.
Perseguida por el deseo, desertada de la religión. ¿Podré
haber sido la monja más inmoral del convento? Sabrá mi
Dios, ja,ja,ja,ja.
Mi vocación por las vergas la descubrí gracias al todopoderoso,
tocada por el espíritu santo, asumí mi papel de
redentora, entre el bien y el mal, orgasmos voy a dar.
Te deseo y que me lamas como lluvia, como luz constante,
como luz distante. A mí no me hables de amor, porque el
amor me vuelve sangre, caníbal e indefensa. Y mi cama,
mi cama hiede a todos los hombres, hiede a bestias, hiede
a hambre y a tristeza.
Lo único que quiero es tu suicidio derramado entre mis
piernas.
Yo ya perdí mi cuerpo, y de mi alma ya no queda nada.
¿Existirá aquel capaz de quebrar mi soledad?
¿Existirá aquél capaz de escucharme llorar sin preguntar
por qué?
Quiero a alguien que dibuje mi castillo y me alimente
aunque en mi cuerpo crezcan ramas secas plagadas de
habitaciones
que albergan cada uno de mis orgasmos…
Sólo una vez lo dije:
Quédate a dormir conmigo esta noche
Cuando el día terminó, hice todo lo posible para que se
fuera…
Ya no puedo recordar el momento en el que me volví tan
cobarde.