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Rota Punctatis - Volumen 1

- Barra libre: Coetáneos. Dos historias paralelas, dos gigantes que compartieron época y gloria. Coppi vs Bartali. - Puertos en blanco y negro: Ibardin. Puerto mítico del pirineo navarro y francés. Carreras en las que ha sido protagonista. - Siguiendo la pista: Olaso y Alberdi. Andanzas y desandanzas de dos pistard que, si bien no llegaron a ser profesionales, levantaron pasiones. - Rutas bizarras: Sterrato alavés. Recorrido por la gran llanada alavesa y su historia a través de caminos de grava. - Enfants terribles: Vanderbroucke. Vida y obra de uno de los ciclistas más excéntricos del pelotón de los años 90. - Tubular vs Cámara: Esclavos digitales. El antes y el después de los potenciómetros. - Farolillo rojo: Sven Nys. Adiós a un gigante del ciclocross.

- Barra libre: Coetáneos. Dos historias paralelas, dos gigantes que compartieron época y gloria. Coppi vs Bartali.
- Puertos en blanco y negro: Ibardin. Puerto mítico del pirineo navarro y francés. Carreras en las que ha sido protagonista.
- Siguiendo la pista: Olaso y Alberdi. Andanzas y desandanzas de dos pistard que, si bien no llegaron a ser profesionales, levantaron pasiones.
- Rutas bizarras: Sterrato alavés. Recorrido por la gran llanada alavesa y su historia a través de caminos de grava.
- Enfants terribles: Vanderbroucke. Vida y obra de uno de los ciclistas más excéntricos del pelotón de los años 90.
- Tubular vs Cámara: Esclavos digitales. El antes y el después de los potenciómetros.
- Farolillo rojo: Sven Nys. Adiós a un gigante del ciclocross.

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Franck Vanderbroucke<br />

S i hay un nombre, un ciclista, un personaje al que el<br />

apodo de Enfant Terrible le vaya como un guante, ése es,<br />

o mejor dicho era, Frank Vandenbroucke. También conocido<br />

como VDB, el carnicero de Nabalmoral o l’enfant<br />

terrible du cyclisme belge. El clásico ejemplo de juguete<br />

roto, precoz, demasiado para el ciclismo profesional. Ni<br />

tan siquiera el hecho de crecer en una de las familias de<br />

la alta alcurnia ciclista belga le hizo ir por la buena senda<br />

a lo largo de su carrera. Para ponernos en situación veamos<br />

como comenzó esta carrera ciclista, que se asemejó<br />

en todo momento a una huida continua hacia adelante<br />

marcada por continuas zancadillas del destino. Algunas<br />

más buscadas que otras.<br />

VDB creció en el seno de una de las familias más conocidas<br />

del ciclismo belga. Su padre Jean-Jaques y su tío<br />

Jean-Luc habían sido profesionales entre la década de los<br />

70 y los 80, así como su primo Jean-Denis a finales de los<br />

90. Pero todo eso no eclipsó a la figura en ciernes que<br />

era nuestro protagonista en 1993, cuando con apenas<br />

media temporada en el campo amateur (8 victorias) y<br />

dieciocho años en su haber, pasó a ser profesional de<br />

la mano del LOTTO dirigido por su ya nombrado tío<br />

Jean-Luc. Escuadra en la que su padre ejercía las labores<br />

de mecánico.<br />

Todo ello no fue impedimento para que en 1995 rescindiera,<br />

de manera unilateral, el contrato que le unía a la<br />

formación belga y a casi toda su familia para huir cegado<br />

por los cantos de sirena de Giorgio Squinzzi y su todopoderoso<br />

Mapei-GB. Su tio Jean-Luc no dio su brazo a<br />

torcer, hizo correr ríos de tinta contra la figura de su sobrino<br />

y llegaron a los tribunales por el no cumplimiento<br />

del contrato laboral que le unía a Franck con el LOTTO.<br />

Pero nuestro protagonista volaba libre. Era ese tipo de<br />

personajes que practica la tierra quemada, arrasa por<br />

donde pasa y destroza todo cuanto toca, incluso su propia<br />

alma. En Mapei fueron cuatro años gloriosos entre<br />

1995 y 1998. Con veinticinco años ya era una figura consagrada.<br />

Clásicas como el G.P.Plouay o Gante-Wevelgem<br />

y vueltas de la talla del extinto Tour del Mediterráneo o<br />

una París-Niza ganada a lo bestia jalonaban un palmarés<br />

de un ciclista que parecía no tener techo en su progresión.<br />

En 1999 dio con sus huesos en la banda que era el Cofidis<br />

de David Millar, Philippe Gaumont, Massimiliano Lelli,<br />

Christophe Rinero y compañía. A aquel equipo solo le ha<br />

faltado que le dedicaran un narcocorrido. Que sepamos<br />

tres son, por lo menos, los ciclistas de esta formación<br />

que han escrito un libro. Dos de ellos hablaban claro de<br />

“la recuperación”, los difuntos colegas Philippe y Frank.<br />

Mientras que el tercero, que ahora se dedica a mear colonia,<br />

justifica mediante una delirante tragicomedia sus<br />

prácticas dopantes.<br />

Philippe Gaumont era otro personaje estrambótico, capaz<br />

de dar auténticas exhibiciones, como la de cronometrada<br />

de Eurodisney en la penúltima etapa del tour<br />

de Fracia de 1997. Allí marcó el mejor tiempo casi hasta<br />

el final ya que únicamente lo pudieron superar Abraham

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