funcionarios
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uno de los componentes de la valorización<br />
de los profesionales: la<br />
composición de la jornada de trabajo.<br />
La sociedad ya asimiló bastante la<br />
idea de que el profesor necesita<br />
de tiempo remunerado, no solamente<br />
para enseñar, sino también<br />
para preparar sus clases, evaluar<br />
las producciones de los alumnos,<br />
estudiar, participar de actividades<br />
en la escuela y en la comunidad.<br />
¿Y los <strong>funcionarios</strong>? ¿Las cuarenta<br />
horas semanales de la técnica<br />
en alimentación escolar deben ser<br />
todas cumplidas en la cocina y en<br />
el refectorio? ¿Las cuarenta horas<br />
del técnico en gestión escolar se<br />
limitan al espacio y a las funciones<br />
de la secretaria? Pienso que no. Así<br />
como la función del profesor no<br />
es solo la de enseñar (tanto que la<br />
legislación garantiza una parte de<br />
su carga horaria para otras funciones<br />
de educador), la función de la<br />
antigua “cocinera”, de la actual “técnica<br />
en alimentación escolar” y de<br />
la futura “tecnóloga en educación<br />
alimentar” no es solo preparar las<br />
refecciones y distribuirlas a los estudiantes.<br />
Esta es – digamos así<br />
– su función como “funcionaria”,<br />
así como la función de un profesor<br />
de geografía es enseñar geografía.<br />
Pero, como “profesional de<br />
la educación”, como educadora y<br />
gestora, ella necesita de tiempo remunerado<br />
para participar de otras<br />
actividades personales y colectivas<br />
de la escuela, indicadas en su<br />
proyecto político pedagógico, así<br />
como para estudio e integración<br />
en la comunidad interna y externa.<br />
El mismo razonamiento vale<br />
para los otros <strong>funcionarios</strong>. A fines<br />
de 2009, fue protocolado en el Senado<br />
Federal el Proyecto de Ley<br />
nº 560 (BRASIL, 2009b), del senador<br />
Osvaldo Sobrinho, asegurando<br />
por lo menos un tercio de la carga<br />
horaria de todos los profesionales<br />
de la educación para esas “metafunciones”,<br />
algo impensable algún<br />
tiempo atrás para los <strong>funcionarios</strong><br />
de las escuelas. El proyecto ciertamente<br />
suscitará interrogaciones y<br />
dudas, que se convertirán en nuevos<br />
retos a ser superados.<br />
Rumbo a una nueva<br />
identidad<br />
No podemos pensar que la guerra<br />
está vencida. Los <strong>funcionarios</strong> de<br />
escuelas públicas en Brasil pasan<br />
de un millón y doscientos. Los que<br />
pueden ser considerados profesionales<br />
de la educación – en ejercicio<br />
permanente en las escuelas y<br />
habilitados según la Resolución nº<br />
5, de 2005, de la CEB/CNE (BRASIL,<br />
2005) – hoy no llegan a cuarenta<br />
mil y difícilmente pasarán de cien<br />
mil a finales de 2010. La sociedad<br />
todavía no asimiló que los <strong>funcionarios</strong><br />
son educadores profesionales<br />
– y no meros ayudantes<br />
de los profesores o apoyos de las<br />
escuelas. A pesar de ser admitidos<br />
Internacional de la Educación para América Latina<br />
La escuela como <strong>funcionarios</strong>, profesionales, técnicos<br />
espacio educativo integral y administrativos de la educación<br />
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