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Biblioteca <strong>de</strong>l Colegio Caraça<br />
Nace la <strong>de</strong>voción a la Santísima Virgen<br />
Habiendo discernido el alma <strong>de</strong> Nuestro Señor<br />
Jesucristo al contemplar la imagen <strong>de</strong>l Sagrado<br />
Corazón <strong>de</strong> Jesús, Plinio tuvo una extraordinaria<br />
atracción hacia su Persona.<br />
¿Poseía <strong>de</strong>voción a la Santísima Virgen? Sin<br />
duda, y el incentivo materno en este sentido jamás<br />
había faltado, pero existía al respecto algo<br />
que no comprendía muy bien, y surgía un interrogante<br />
en su espíritu: “Sentía una especie <strong>de</strong><br />
reticencias, no sobre la Virgen, sino acerca <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>voción que le era tributada, y una vez u otra<br />
me preguntaba si no sería un tanto exagerada,<br />
porque podría alejar a las almas <strong>de</strong> la adoración<br />
al arquetipo humano que era Nuestro Señor Jesucristo”.<br />
33<br />
Ahora bien, a Plinio le faltaba una experiencia<br />
mística <strong>de</strong> amor y bondad para compren<strong>de</strong>rla<br />
por completo en su papel <strong>de</strong> Mediadora ante<br />
el Señor, y tener su alma conquistada por <strong>El</strong>la.<br />
Tal beneficio le estaba reservado para la hora<br />
exacta, a los 11 años <strong>de</strong> edad, en el momento <strong>de</strong><br />
una terrible aflicción.<br />
<strong>El</strong> Colegio Caraça en la década <strong>de</strong> 1920. Arriba, vista general<br />
<strong>de</strong>l edificio; abajo, los alumnos internos<br />
Reprensión y amenaza <strong>de</strong> Dña. Lucilia<br />
En cierta ocasión Plinio recibió un 6 en la<br />
nota <strong>de</strong> comportamiento en Geografía. Siendo<br />
su conducta en clase irreprensible, esa calificación<br />
suponía una equivocación y una injusticia,<br />
y sabía cuál iba a ser la reacción <strong>de</strong> Dña. Lucilia<br />
al encontrarse con esa nota en el boletín. No lo<br />
dudó un instante: sin reflexionar sobre las consecuencias<br />
<strong>de</strong> su acto, <strong>de</strong>cidió alterar la anotación<br />
para corregir el error escribiendo encima<br />
<strong>de</strong>l 6 la nota que pensaba tenía <strong>de</strong>recho: un 10.<br />
Pero el resultado fue un lamentable borrón, y<br />
saltaba a la vista <strong>de</strong> quien era la autoría <strong>de</strong> la<br />
nueva calificación...<br />
Se le ocurrió otra i<strong>de</strong>a: salió al patio <strong>de</strong>l colegio<br />
con su boletín e intentó mojar la página en<br />
cuestión con la lluvia que caía abundantemente,<br />
a fin <strong>de</strong> borrar los signos <strong>de</strong> la modificación<br />
obrada, ¡el efecto fue peor aún! Era un boletín<br />
impresentable lo que entregó en las manos maternas<br />
cuando llegó a casa.<br />
A pesar <strong>de</strong> tan afectuosa y cariñosa, Dña. Lucilia<br />
primaba por el celo en el cumplimiento <strong>de</strong><br />
los <strong>de</strong>beres por parte <strong>de</strong> sus hijos y, en<br />
su rectitud, le preguntó acerca <strong>de</strong> lo sucedido.<br />
Al escuchar las explicaciones <strong>de</strong><br />
Plinio, incapaz <strong>de</strong> mentirle a su propia<br />
madre, exclamó:<br />
—¡Así que tengo un hijo falsificador!<br />
Afirmaba que había sido la recriminación<br />
más fuerte que recibió <strong>de</strong><br />
Dña. Lucilia. Y ella añadió en tono<br />
amenazante: tu padre irá al colegio el<br />
lunes para verificar lo ocurrido. Esta<br />
escena se <strong>de</strong>sarrolló un sábado por la<br />
tar<strong>de</strong>; si se comprobaba que había cometido<br />
en clase alguna acción reprensible,<br />
lo mandarían como alumno interno<br />
al Colegio Caraça, en el estado <strong>de</strong> Minas<br />
Gerais, durante un año.<br />
Tras retirarse <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong><br />
Dña. Lucilia sin recibir el beso <strong>de</strong> costumbre,<br />
Plinio se vio en un mar <strong>de</strong> angustia,<br />
afligido hasta lo más hondo <strong>de</strong> su<br />
alma: temía mucho que fuera enviado a<br />
un lugar tan inhóspito, pero sobre todo<br />
lo hería la hipótesis <strong>de</strong> vivir lejos <strong>de</strong> su<br />
madre. Esa posibilidad era un verda<strong>de</strong>ro<br />
tormento: “Me sentía expulsado <strong>de</strong><br />
aquel paraíso <strong>de</strong> sabiduría y cariño que<br />
era mi unión con ella”. 34<br />
Tras retirarse<br />
<strong>de</strong> la<br />
presencia <strong>de</strong><br />
Dña. Lucilia<br />
sin recibir<br />
el beso <strong>de</strong><br />
costumbre,<br />
Plinio se vio<br />
en un mar<br />
<strong>de</strong> angustia,<br />
afligido hasta<br />
lo más hondo<br />
<strong>de</strong> su alma<br />
Julio 2016 · Heraldos <strong>de</strong>l Evangelio 21<br />
_RHE156_CO_RAE175.indb 21 04/07/2016 14:22:42