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Desoladora<br />
era la<br />
situación en<br />
la que Plinio<br />
se hallaba,<br />
a solas para<br />
enfrentar la<br />
lucha contra<br />
la impiedad<br />
que dominaba<br />
el ambiente<br />
<strong>El</strong> Dr. Plinio (en el <strong>de</strong>staque) entre los estudiantes <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong><br />
Derecho <strong>de</strong> Largo San Francisco, en 1930<br />
rarse para los exámenes <strong>de</strong>l Estado, previos al<br />
curso universitario, porque según la legislación<br />
vigente al haber frecuentado un colegio privado<br />
tenía que presentarse a ellos si quería que sus<br />
estudios fueran reconocidos oficialmente.<br />
Para tal fin, eligió la ciudad <strong>de</strong> Ribeirão Preto.<br />
Por diversas circunstancias tuvo que hospedarse<br />
en un hotel con otro joven paulista, conocido<br />
suyo, <strong>de</strong> costumbres licenciosas. Al llegar<br />
la noche, Plinio se recogió temprano, pero un<br />
temor le asaltaba: su compañero <strong>de</strong> habitación<br />
no aparecía, probablemente por estar en lugares<br />
pésimos; y podría presentarse con una mala<br />
compañía... que es lo que <strong>de</strong> hecho ocurrió.<br />
Ya era tar<strong>de</strong> cuando un vocerío que venía <strong>de</strong>l<br />
pasillo <strong>de</strong>spertó a Plinio. Enseguida percibió<br />
que alguien se acercaba... eran los pasos <strong>de</strong> dos<br />
personas y en la conversación distinguió una voz<br />
femenina. Su conocido y una mujer <strong>de</strong> mala vida<br />
iban a entrar, seguramente con in<strong>de</strong>centes<br />
intenciones con relación a él. ¿Cómo salir in<strong>de</strong>mne<br />
<strong>de</strong> esa situación? Si fuera necesario, ¡habría<br />
pelea! Se encomendó a la Santísima Virgen<br />
y resolvió fingir un sueño profundo.<br />
Una vez <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la habitación se aproximaron<br />
a la cabecera <strong>de</strong> la cama, porque la mujer<br />
había manifestado el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> verlo <strong>de</strong> cerca.<br />
Parecía que había llegado la hora <strong>de</strong> intervenir<br />
cuando, <strong>de</strong> repente, ella exclamó con pronunciado<br />
acento luso:<br />
—¡Mira cómo duerme!... ¡Qué bella es la pureza!<br />
¡Qué bella es la inocencia! ¡Cómo duerme<br />
la inocencia!<br />
Y sin atreverse a ofen<strong>de</strong>r a aquel contra<br />
quien poco antes dirigía sus malos propósitos,<br />
prefirió abandonar el aposento sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> repetir<br />
por el pasillo ese testimonio que, aun viniendo<br />
<strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong>l lodo, era franco y certero.<br />
<strong>El</strong> Congreso <strong>de</strong> la Juventud Católica<br />
Tras haberse inscrito en la Facultad <strong>de</strong> Derecho<br />
<strong>de</strong> [la plaza] Largo San Francisco, <strong>de</strong>soladora<br />
era la situación en la que Plinio se hallaba,<br />
a solas para enfrentar la lucha contra la impiedad<br />
que dominaba el ambiente. “Mi aislamiento<br />
era muy gran<strong>de</strong> y era penoso, pues no tenía<br />
un amigo que pensara como yo”. 9 Lejos estaba<br />
<strong>de</strong> sospechar que pronto se encontraría con<br />
aquello que estaba buscando, y su heroísmo sería<br />
premiado.<br />
En septiembre <strong>de</strong> 1928, pasando por la plaza<br />
<strong>de</strong>l Patriarca, 10 Plinio vio un enorme cartel<br />
que ocupaba todo el exterior <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong><br />
San Antonio, que anunciaba el Congreso <strong>de</strong> la<br />
Juventud Católica.<br />
¿Qué sintió en ese momento? Se quedó maravillado,<br />
¡como si le cayera un pedazo <strong>de</strong>l Cielo<br />
en las manos! “Tuve la impresión <strong>de</strong> que se<br />
me había aparecido un ángel”. 11 ¿Juventud católica?<br />
Nunca imaginó que existiera algo semejante.<br />
Creía sinceramente que era el último joven<br />
católico <strong>de</strong> São Paulo. Al día siguiente se dirigió<br />
a la secretaría <strong>de</strong>l congreso y se apuntó, movido<br />
por una fuerte esperanza.<br />
En el Congreso <strong>de</strong> la Juventud Católica, Plinio<br />
fue informado, con gran sorpresa <strong>de</strong> su parte,<br />
<strong>de</strong> la pujanza <strong>de</strong> las Congregaciones Marianas,<br />
punta <strong>de</strong> lanza <strong>de</strong>l fervor católico entre<br />
los laicos <strong>de</strong> São Paulo. Y <strong>de</strong>cidió, aún durante<br />
el congreso, alistarse en ellas. Así entraba Plinio<br />
en el Movimiento Católico. Se <strong>de</strong>shacía <strong>de</strong><br />
repente aquel aflictivo aislamiento que había<br />
transformado su existencia<br />
en un terrible <strong>de</strong>sierto,<br />
rayaba para él una aurora<br />
<strong>de</strong> esperanzas y sus <strong>de</strong>seos<br />
y anhelos podrían, finalmente,<br />
realizarse.<br />
Más tar<strong>de</strong> él mismo explicaría<br />
lo que sintió en<br />
esa ocasión y el cántico <strong>de</strong><br />
exultación que salía a borbotones<br />
<strong>de</strong> su alma: “Es<br />
como el cruzado que empren<strong>de</strong><br />
el viaje sin conocer<br />
el camino. Erra por<br />
muchos lugares, y no logra<br />
averiguar cuál es el cauce<br />
26 Heraldos <strong>de</strong>l Evangelio · Julio 2016<br />
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