ESCENARIOS MUSICALES DE LA FIESTA
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2016ko abuztuaren 19a | GARA<br />
BILBOKO ASTE NAGUSIA<br />
9<br />
A.H. | BILBOAceitunas y<br />
vermú preparado,<br />
Van Morrison<br />
y Nic<br />
h o l a s<br />
Payton, cañas<br />
y txakoli, afecto y cordialidad,<br />
Freddie King y Los Panchos,<br />
amores y amistades. Son algunos<br />
de los ingredientes, quizás<br />
los más conocidos, de la fórmula<br />
que desde hace 44 años maneja<br />
en la barra de Ander Etxea<br />
la familia Villate-Etxeberria, la<br />
más veterana de la hostelería de<br />
Barrenkale.<br />
Hace años, un habitual de Ander<br />
Etxea decía, mirando hacia<br />
el bar, oculto por quienes estaban<br />
haciendo el vermú, que la<br />
clave del éxito era, muchas veces,<br />
su simplicidad, todo un<br />
enigma para él. Este habitual se<br />
maravillaba de que la taberna<br />
continuara igual a cuando él la<br />
conoció a mediados de los 70,<br />
recién llegado de La Plata.<br />
Por entonces, eran pocos los<br />
años desde que la familia Villate-Etxeberria<br />
(Blanca, Tere y Andrés)<br />
dejara el Etxe, «el bar de la<br />
abuela», en Conde Mirasol, para,<br />
cruzando la Ría, instalarse en<br />
Barrenkale. Era 1972, tiempos<br />
aún de prosperidad antes de la<br />
crisis del petróleo. Años de población<br />
obrera y menesterosa,<br />
de txikiteo al mediodía y comer<br />
el menú del día en cualquiera de<br />
las tabernas de Barrenkale: «Vinimos<br />
mi hermana Blanca, mi<br />
marido, Andrés, y yo. Empezamos<br />
como bar-restaurante, pero<br />
en Ander Etxea no dábamos menú<br />
del día: íbamos a la carta y<br />
cenas por encargo, de mucha categoría,<br />
bien elegante», recuerda<br />
Tere Villate que tras el fallecimiento<br />
de su hermana<br />
Blanqui –la tía Blanqui para<br />
gran parte de la parroquia–, es<br />
la más veterana en el bar que<br />
ahora regenta en compañía de<br />
su hija Idoia y sus hijos Jon y Julio.<br />
«<strong>LA</strong>S PRIMERAS, MUY BUENAS»<br />
AN<strong>DE</strong>R ETXEA, TESTIGO <strong>DE</strong><br />
<strong>LA</strong> EVOLUCIÓN FESTIVA<br />
Los hermanos Julio y Jon Etxeberria, junto a su madre, Tere Villate.<br />
TXIKITEO Y MENÚ<br />
Ander Etxea abrió sus<br />
puertas en el año 1972,<br />
tiempos aún de<br />
prosperidad antes de la<br />
crisis del petróleo. Años<br />
de población obrera y<br />
menesterosa, de<br />
txikiteo al mediodía y<br />
comer el menú del día<br />
en cualquiera de las<br />
tabernas de Barrenkale.<br />
GENTE PARA TODO<br />
«En los años 80 y 90<br />
había gente para todo,<br />
para las txosnas y los<br />
bares; no había tanto<br />
restaurant ni tanto<br />
turista como ahora,<br />
pero se trabajaba muy<br />
bien, desde el 15 al 30 de<br />
agosto, se trabajaba<br />
todos los días hasta las<br />
dos o las tres de la<br />
mañana», recuerda Tere<br />
Villate.<br />
Al año siguiente, el Athletic ganaba<br />
la Copa y cinco años más<br />
tarde, tras la doble decepción<br />
copera, en plena efervescencia<br />
política, nace Aste Nagusia a lomos<br />
de los movimientos vecinales<br />
y políticos de Bilbo: «Las<br />
fiestas han cambiado una barbaridad»,<br />
dice Tere. «Las primeras<br />
fueron muy buenas porque<br />
había menos gente que ahora y<br />
eran más espontáneas. La gente<br />
no tenía ni idea de qué iba a ser<br />
aquello. Fue un boom de morirse.<br />
Con los años, Aste Nagusia<br />
ha ido mejorando en bastantes<br />
cosas».<br />
También han cambiado los<br />
hábitos y la forma de trabajar:<br />
«En las Siete calles, ahora, en Aste<br />
Nagusia hay menos gente de<br />
noche pero no pasa lo mismo al<br />
mediodía, que hay mucho más<br />
trabajo. Hoy por hoy, durante la<br />
noche, las Siete Calles están<br />
muertas», dice Jon Etxeberria,<br />
hijo de Tere que, asintiendo,<br />
continúa: «En los años 80 y 90<br />
había gente para todo, para las<br />
txosnas y los bares; no había<br />
tanto restaurant ni tanto turista<br />
como ahora, pero se trabajaba<br />
muy bien, desde el 15 al 30 de<br />
agosto, se trabajaba todos los días<br />
hasta las dos o las tres de la<br />
mañana. La verdad es que los<br />
bares no cerraban en todo el día,<br />
no como ahora que, por ejemplo,<br />
se cierra de cuatro a seis.<br />
Desde las nueve de la mañana<br />
hasta las dos de la madrugada,<br />
estábamos abiertos». En Aste<br />
Nagusia y fuera de ella, habría<br />
que añadir.<br />
Entonces, quienes trabajaban<br />
en las tabernas, unían fiesta y<br />
trabajo a costa de las horas de<br />
sueño: «Salíamos de la barra y<br />
nos íbamos de fiesta, pero pasan<br />
los años y uno ya no puede»,<br />
reconoce Jon. «Había días<br />
que, entre una cosa y otra, podían<br />
darnos aquí las siete u ocho<br />
de la mañana, hasta que empezaban<br />
las vaquillas», subraya Tere.<br />
LLEGA <strong>LA</strong> CRISIS<br />
Marisol RAMIREZ | ARGAZKI PRESS<br />
Precariedad y desempleo resienten<br />
la hostelería de Bilbo y de<br />
todo el territorio vizcaino en<br />
donde, según datos hechos públicos<br />
este verano por la Asociación<br />
de Hostelería de Bizkaia,<br />
solo un 10% de los establecimientos<br />
generan beneficios y<br />
los de carácter familiar sobreviven<br />
a base de esfuerzo.<br />
«Se trabajaba mucho en aquellos<br />
años. Podemos decir que<br />
hoy hay un cuarenta por ciento<br />
menos de gente», asegura, para<br />
añadir que «el euro y la ley del<br />
tabaco también han hecho mucho<br />
daño».<br />
Prueba de lo dicho son las<br />
persianas bajadas. Los bares<br />
que ya no abrirán, los bares que<br />
cambian de dueños, se reinventan.<br />
Las razones últimas de ciertas<br />
cosas, aunque enigmáticas,<br />
puede que radiquen en la simplicidad,<br />
en el trato afable que<br />
se dispensa en Ander Etxea<br />
donde, los fines de semana, es<br />
tanta la clientela que Tere,<br />
Idoia, Julio y Jon, todos en la barra,<br />
no dan abasto para servir<br />
sus famosos martinis preparados.<br />
Parroquia formada por<br />
gentes de toda condición y pelaje<br />
a quienes une el rito del preparado<br />
acompañado de unas<br />
aceitunas mientras escuchan a<br />
Los Panchos, Van Morrison, Nicholas<br />
Payton o Lee Morgan. Y<br />
van cuarenta y cuatro años.