Chile

Social debe promover la igualdad de oportunidades,
combatir la pobreza, disminuir las desigualdades de
ingresos, garantizar la seguridad social, incrementar y
proveer la distribución justa del bienestar.
Por el contrario, el “Estado de Bienestar” quita a
la persona la responsabilidad de preocuparse de su
propio desarrollo (autorresponsabilidad), ignora el
principio de subsidiariedad y se excede en el principio
de solidaridad. Este sistema genera y se sustenta en
grandes masas de personas que dependen de las dádivas
estatales e instala un asistencialismo humillante
contrario a la dignidad del ser humano. El verdadero
respeto de la dignidad humana lo garantiza un sistema
que entrega las herramientas necesarias para que las
personas, a base de su propio esfuerzo, logren salir
adelante. Los excesos del “Estado de Bienestar” y su
inviabilidad son patentes hoy en diversos países europeos,
cuyas economías se encuentran enormemente
endeudadas, hipotecando el futuro de generaciones
venideras.
En el contexto de un “Estado Social” hay varios desafíos
que acometer. Hay que superar el rechazo ideológico
que en sectores de derecha despierta el concepto
de derechos sociales, basado en el argumento
que estos conllevan un crecimiento indebido de la
Administración y una burocratización de la vida comunitaria.
Además, tenemos que entender los derechos
sociales no como reclamos de las personas al Estado
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