The Cape

Confusión en las
investigaciones…
La advertencia con respecto a
las grasas trans existe desde la década
de 1990, y en 1993, apareció un
documento en la revista Epidemology
que presentaba un análisis de las
investigaciones hechas hasta esa fecha.
Sorprendentemente, cada uno de los
estudios anteriormente realizados
mostraba relación entre el consumo de
ácidos grasos trans y un incremento
en enfermedades al corazón. La
observación más detallada reveló que
los ácidos grasos de este tipo aumentan
el “colesterol malo”, así como una
disminución del “colesterol bueno”.
De hecho, ésta última fue una de las
principales razones citadas por la FDA
para su prohibición.
Aún más extraño es que,
hasta ese momento, las trans-fats
eran sugeridas como clave para una
dieta baja en grasa: la margarina
era la alternativa saludable de la
mantequilla grasa. A la par de que las
preocupaciones médicas crecían con
respecto a una dieta rica en grasas,
la alternativa sugerida (el consumo
de grasas trans) reusltó mucho peor.
Esto explica que el estudio realizado
en 1993 afirme lo siguiente: “Las
recomendaciones generalizadas para
disminuir la ingesta de ácidos grasos
saturados pueden haber trabajado
con propósitos cruzados, mediante el
aumento de la ingesta de ácidos grasos
trans”.
Los autores del artículo de
Epidemology, a su vez, admiten que
muchos de los estudios precedentes
eran pequeños, y terminó por
recomendar la realización de
investigaciones más profundas para
su correcto seguimiento. Sobre todo
proponen la búsqueda de mejores
métodos para medir el contenido de
grasas trans, pero desde ese momento
ya se asomaba el dictamen actual de
la FDA; tan sólo por decir que, para el
2010, la mayoría de las autoridades
médicas estaban llamando a poner fin al
consumo de las trans- fats.
En ese mismo año (2010), era
de esperarse una editorial del British
Medical Journal sobre este tema. En
ella se pide la eliminación completa de
este tipo de grasas en la producción
industrial de los alimentos, llamando
a su propuesta como un movimiento
“lifesaving”. La publicación anuncia
que el bajo costo de las grasas trans
es un problema particularmente
insidioso, pero también señala que las
prohibiciones locales no dieron lugar a
ninguna consecuencia adversa.
Y, ¿entonces?
Ahora, más de 20 años después
de que aparecen las primeras señales
de advertencia, las grasas trans se
prohibieron en Estados Unidos. El
lapso es de tres años, tiempo en el cual
los fabricantes deben encontrar un
beneficioso sustituto.
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