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Giallo 0 Ejemplar de lanzamiento
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— ¡Mierda! ¿Qué te faltan para sacarlo? ¿Cojones? — grita<br />
frente al televisor — haz un cambio de pitcher.<br />
¡Ya!...Y tu Jerry, deja de poner esa sonrisa —.<br />
Pero Jerry ya no estaba allí para disfrutar esas<br />
tardes de béisbol. Bárbara miró a su lado y en lugar<br />
de verlo a él, sólo estaba el cenicero y el muñequito<br />
de trapo lleno de alfileres, trece en total.<br />
Una mueca se dibujó en su boca, y las ganas de<br />
llorar, de odiarse a sí misma por las atrocidades que<br />
había cometido.<br />
La caja de música<br />
y<br />
los Monjes Siniestros<br />
Pero ya lo hecho, hecho está. Apagó su cigarro<br />
y encendió de inmediato otro, en el partido las<br />
cosas se veían muy tensionadas; el manager del Boston<br />
después de una plática con su lanzador había decidido<br />
dejarlo. Eso a Bárbara la tenía hecha una furia.<br />
Varias partes de las tribunas abucheaban también la<br />
decisión. Un corredor (Héctor González, latino que<br />
por su velocidad apodan “Speedy”) ronda amenazante<br />
la segunda base, ya se la había robado en un abrir y<br />
cerrar de ojos. No por eso se había ganado su mote.<br />
Winters prepara el lanzamiento, después de ponerse de<br />
acuerdo con su catcher de origen polaco. Todd Helton<br />
está listo en la caja de bateo.<br />
¡Y es un hit al jardín de la derecha!<br />
“Speedy” González dobla por tercera y llega… ¡Quieto<br />
en home! Tampa Bay gana el partido cuatro a tres. En<br />
ese momento Jerry Keller abre su ojo de verdad, da<br />
una exhalación de aire nada puro, más bien de éter y<br />
formol que le entra de lleno por los orificios nasales.<br />
Despertó del coma.<br />
Ha vuelto a nacer. Mutilado. Y su grito de terror y<br />
clemencia, retumba en todo el lugar porque ha vuelto<br />
a ver la luz. Y esta era abrumadora.<br />
Ella quería irse a<br />
descansar, su hora<br />
estaba por llegar,<br />
hasta el día de hoy estoy<br />
convencida sin duda, le<br />
pidió a la muerte se la<br />
llevara de este plano.<br />
Podía ver su cansancio, su<br />
hermoso cabello con reflejos<br />
de plata fina encerraba<br />
todo el trabajo que había<br />
realizado a lo largo de sus<br />
120 años. Una vida muy larga<br />
de llevar, y a pesar de lo<br />
pesado de su carga, ella<br />
seguía muy lúcida, fuerte,<br />
y no necesitaba lentes para<br />
leer; increíble, hermosa,<br />
sabia y mística, así era mi<br />
abuela.<br />
El día que me regaló<br />
su preciada caja de<br />
música, yo me encontraba<br />
muy feliz escuchando mi<br />
banda favorita: Monjes<br />
Siniestros. ¡Vaya que<br />
disfrutaba cada acorde<br />
y la secuencia de sus<br />
canciones!, mientras mi<br />
mente trataba descifrar<br />
cómo era posible que cinco<br />
mortales fueran capaces de<br />
componer semejantes piezas<br />
que me transmitían cosas<br />
que no puedo explicar.<br />
Mi abuela sabía que yo<br />
amaba esa banda, ¡vaya<br />
que lo sabía!, como muchas<br />
otras cosas; era la única<br />
persona en el planeta a la<br />
que no le podía ocultar mi<br />
alma, podía ver a través<br />
de mí, lo sabía todo,<br />
absolutamente todo, aún y<br />
cuando trataba de mantener