Regreso al futuro

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Aunque hoy resulte difícil
de imaginar, la película
comenzó a rodarse con
Eric Stolz de protagonista.
Tras dos semanas de
trabajo, Robert Zemeckis
dedició empezar de cero
y buscar un nuevo Marty
McFly; el azar quiso que
éste fuera Michael J. Fox
del protagonista se enamorara locamente
de él, comprometiendo así la línea de acontecimientos
futuros. De ese modo, Marty
McFly debería conseguir que sus padres
acabasen juntos (¡con beso incluido!), reparar
la máquina del tiempo con la ayuda de
un científico chiflado y volver a los años 80
para ir de fin de semana con su novia.
El argumento era fascinante, los malentendidos
encajaban como un rompecabezas
y la comedia tomaba prestados los
mejores recursos de maestros del cine clásico
como Frank Capra o Billy Wilder, pero
al guión aún le faltaba un detalle esencial
que diera coherencia a la historia. Debían
inventar una máquina del tiempo que fuera
verosímil. La primera idea fue construirla
en una nevera, pero la desestimaron cuando
Steven Spielberg les dijo que, si la película
tenía éxito, todos los niños intentarían encerrarse
en el frigorífico de sus casas para
imitar al protagonista. Entonces optaron por
utilizar un DeLorean, un coche deportivo
que parecía una nave espacial.
Una vez terminado el guión, Bob Gale y
Robert Zemeckis llamaron a las puertas de
todos los estudios de Hollywood con la intención
de venderles el proyecto. En aquellos
días estaban de moda las comedias de
adolescentes obsesionados con el sexo, como
Desmadre a la americana, Porky’s o Aquel
excitante curso, por eso nadie les prestó la
menor atención; de hecho, la mayoría de
productores argumentaron que su historia
de viajes en el tiempo era demasiado azucarada.
Disney fue la excepción, leyó el guión
con mucho interés, pero se escandalizó al
ver la relación que había entre la madre y el
hijo. Así fue como aquel proyecto tan ambicioso
quedó aparcado durante cuatro años,
hasta que Robert Zemeckis se convirtió en
un director de éxito con la película Tras el
Corazón Verde y todo el mundo quiso producir
su siguiente largometraje.
Evidentemente, el cineasta rescató el
guión de Regreso al futuro y convenció a su
amigo Steven Spielberg para que fuera el
productor ejecutivo. Ambos confiaban en la
historia, pero no imaginaban que el rodaje
sería un auténtico infierno.
Desde el principio, los guionistas tenían
claro que el actor más adecuado para el
papel protagonista era Michael J. Fox, pero
el elegido ya estaba comprometido con la
exitosa serie Enredos de familia. Entonces
probaron a otros intérpretes y se decidieron
por un joven pelirrojo llamado Eric Stoltz
(consagrado años más tarde como el camello
de John Travolta en Pulp fiction). Poco ha
trascendido sobre qué ocurrió realmente en
aquellas dos primeras semanas de rodaje,
pero parece ser que el director no estaba
demasiado satisfecho con la interpretación
(demasiado seria) de Stoltz y decidió aplazar
la producción hasta encontrar un sustituto.
En un giro caprichoso del destino,
la noticia llegó a oídos de Michael J. Fox,
que pudo convencer a los responsables de
la serie para que le dejaran participar en la
película. Aunque había un pequeño inconveniente,
sólo podía rodar a partir de las seis
de la tarde, cuando acababa la jornada de
grabación de Enredos de familia. Sorprendentemente,
la mayor parte de Regreso al
futuro se hizo de noche en los estudios de
Universal Pictures y Michael J. Fox estuvo
varios meses viajando de un plató a otro sin
apenas dormir. Aún así, resultó ser la elección
perfecta para el papel de Marty McFly,
puesto que el actor compartía muchas cosas
con su álter ego en la película. “Lo único que
hacía en el instituto era patinar, perseguir
chicas y tocar en bandas”, confesó Michael
J. Fox en una entrevista. “Incluso soñaba en
convertirme en una estrella del rock”.
Como en toda película de ciencia ficción
que se precie, la creación de los efectos
visuales fue una de las grandes preocupaciones
del director. A pesar de la espectacularidad
de los viajes en el tiempo, la empresa
Industrial Light & Magic sólo tuvo
que trabajar en 32 planos, utilizando los
trucajes ópticos y las maquetas que habían
desarrollado para la saga de La Guerra de
las Galaxias. Más complicados fueron los
efectos de maquillaje, puesto que debían
lograr que unos actores de apenas veinte
años resultaran creíbles al interpretar a
sus personajes de adultos. El resultado fue
asombroso y aportó una atmósfera mágica
a esa parte del rodaje.
Llegados a ese punto, Robert Zemeckis
sólo tuvo que agitar la coctelera y servir en
bandeja una película que se convertiría en un
clásico instantáneo. No en vano, escenas tan
memorables como las del protagonista conociendo
por error a sus padres, la persecución
en monopatín por el centro de Hill Valley o
el desenlace final en el reloj de la torre ya
forman parte del imaginario colectivo de
medio mundo. Aunque si algo llama realmente
la atención es la música. Puede que
la canción The power of love de Huey Lewis
& The News sea una gran banda sonora (incluso
estuvo nominada al Oscar), pero la
gente siempre recordará el momento en que
Marty McFly interpreta el Johnny B. Goode
de Chuck Berry ante un público adolescente
de los años 50 que está celebrando el baile
de graduación y que aún no sabe cómo suena
el rock n’ roll. Con el paso de los años, esta
escena repleta de distorsión, de saltos a lo
Angus Young y de otros guiños a iconos musicales
como Pete Townshend, Van Halen o
el mismísimo Jimi Hendrix se ha ganado un
lugar privilegiado entre las más famosas de
la historia del séptimo arte.
Regreso al futurose estrenó en julio de
1985, permaneció once semanas en el
número uno del Boxoffice y se convirtió
en la película más taquillera del año. Hoy
es un clásico que sigue fascinando a jóvenes
y adultos por igual, más allá de modas
y de tendencias. A fin de cuentas, puede
que ésta sea la verdadera magia del cine.
DeLorean, “As time breaks off”
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