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En Libia, a medio camino entre Gadames y Gat (1932)<br />
<strong>Kazimierz</strong> <strong>Nowak</strong>.<br />
Diarios de bicicleta.<br />
Ciertas historias<br />
son demasiado increíbles<br />
para parecer<br />
reales, aunque<br />
con el paso<br />
del tiempo han<br />
inspirado a miles<br />
de personas.<br />
Texto: David Moreu<br />
_____ _____<br />
esquire.es 131
"Campamento en el monte en el distrito de Mongalla (Sudán del Sur,<br />
^ África). Detrás de mí hay un árbol interesante, cuyos frutos se parecen<br />
al salami. Fruta no comestible, aunque parece sabrosa" (1932)<br />
Congo Belga, con pigmeos mbuti, bosque de Ituri (1933).<br />
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"Bonito encuentro cerca de la Roca del Águila en el Sáhara.<br />
^ Por primera vez la bicicleta en estos lugares podía rodar.<br />
En esta zona cada montaña y cada piedra tienen formas tan fantásticas<br />
que es difícil creer que sean maravillas de la naturaleza" (1932)<br />
Congo Belga, río Kasai, en su barco llamado Marys en honor a su mujer (1935).<br />
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Con la tribu shilluk<br />
en Sudán del Sur<br />
(1933).<br />
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esquire.es 135
Hay hazañas acontecidas en<br />
épocas lejanas que derribaron<br />
los tabúes más arraigados de<br />
la sociedad occidental y demostraron<br />
que existían otras maneras de<br />
vivir, lejos del caos de las grandes ciudades.<br />
Ese fue el camino elegido por <strong>Kazimierz</strong><br />
<strong>Nowak</strong>, un reportero polaco que se<br />
convirtió durante el periodo de entreguerras<br />
en la primera persona que recorrió el<br />
continente africano en bicicleta y dejó pistas<br />
para que su gesta quedara plasmada en<br />
el libro Across the dark continent.<br />
Toda leyenda tiene un inicio, y la de este<br />
trotamundos se remonta a 1897, cuando<br />
nació en el pueblo de Stryi, en el antiguo<br />
Imperio austrohúngaro. Siendo adolescente<br />
descubrió su pasión por las dos ruedas<br />
y a los 15 años ya pedaleó hasta el Vaticano.<br />
Finalizada la Gran Guerra se<br />
trasladó a la ciudad de Poznan, se aficionó<br />
a la fotografía y encontró trabajo en una<br />
empresa de seguros. En 1922 se casó con<br />
su amada Mary Gorcik y tuvieron dos hijos,<br />
aunque unos años más tarde se quedó<br />
sin empleo por culpa de la crisis económica.<br />
En un arrebato de orgullo, inició una carrera como corresponsal<br />
internacional y se ganó la vida vendiendo reportajes y<br />
fotos a periódicos de su país.<br />
Después de varias expediciones por Europa en bicicleta y<br />
de haber informado sobre la guerra en el norte de África en<br />
1928, regresó a su casa exhausto y sin apenas ahorros, pero<br />
con una idea clara: emprender un ambicioso viaje por aquel<br />
continente lleno de misterios que tan bien había descrito Joseph<br />
Conrad en El corazón de las tinieblas.<br />
El 4 de noviembre de 1931, <strong>Kazimierz</strong> <strong>Nowak</strong> partió en<br />
tren hacia Roma y desde allí pedaleó hasta Nápoles, donde<br />
subió a un barco para cruzar el Mediterráneo, con la mirada<br />
puesta en África. Cuando llegó al oasis de Maradah (en la actual<br />
Libia) en la Pascua del año siguiente, se encontró con la<br />
oposición de las autoridades italianas, que no entendían qué<br />
hacía un ciclista polaco en medio del desierto, y le ordenaron<br />
que modificara su ruta para evitar zonas en conflicto. Entonces<br />
puso rumbo a Alejandría y recorrió el Nilo hasta adentrarse<br />
en lo más profundo del territorio. Los ecos del auge del<br />
fascismo en Europa se diluían en el horizonte cada vez que<br />
llegaba a un poblado inhóspito o que pasaba las noches con<br />
tribus locales, como los tuareg, los watusi y los pigmeos.<br />
En los artículos que escribía en su tienda de campaña hablaba<br />
de la impresión que le causaba la naturaleza, describía<br />
a la gente que se cruzaba en su camino y se posicionaba en<br />
contra del colonialismo porque solo buscaba hacer fortuna en<br />
aquella tierra virgen. Esa visión tan romántica del mundo hizo<br />
que sus compatriotas no quisieran financiar su viaje, y el único<br />
apoyo que tenía eran los neumáticos de bicicleta que le<br />
mandaba el fabricante polaco Stomil. Sin olvidar el mayor regalo<br />
de todos: una cámara de fotos Contax de 35 mm que su<br />
esposa le hizo llegar por correo y con la que tomó más de<br />
10.000 instantáneas. El 30 de abril de 1934 alcanzó el cabo de<br />
las Agujas, el extremo más meridional de África, y dio por<br />
concluida la primera fase de la travesía. Aquellos dos años y<br />
Tomó más de<br />
10.000 fotografías<br />
con<br />
una cámara<br />
Contax de 35mm<br />
medio de trabajo se habían saldado con<br />
varios ataques de malaria y escasos beneficios<br />
económicos. En una de las jornadas<br />
de descanso en Ciudad del Cabo, el reportero<br />
coincidió en un club de jazz con<br />
unos empresarios británicos que se ofrecieron<br />
a pagarle un billete de avión a Europa.<br />
Sin embargo, prefirió regresar pedaleando<br />
por una ruta alternativa. Aunque<br />
en ese momento no podía imaginar que<br />
estaba a punto de vivir las experiencias<br />
más duras de su carrera...<br />
El primer contratiempo sucedió en<br />
África del Sudoeste (actual Namibia),<br />
cuando su bicicleta se estropeó y no pudo<br />
arreglarla. Por suerte conoció a un expatriado<br />
polaco que vivía en la región y que<br />
le regaló un caballo llamado Lynx. Entonces,<br />
<strong>Kazimierz</strong> <strong>Nowak</strong> decidió comprar<br />
otro caballo llamado Wildcat para cargar<br />
su equipo y recorrió 3.000 kilómetros por<br />
el desierto hasta adentrarse en Angola,<br />
donde consiguió una bicicleta en una<br />
granja propiedad del conde Zamoyski.<br />
Cuando llegó a orillas del río Kasai, encargó<br />
a unos artesanos que le fabricaran<br />
una canoa de madera y la bautizó como Poznan I. Sin ningún<br />
tipo de temor se lanzó a surcar las imprevisibles aguas. Esa<br />
primera aventura fluvial terminó repentinamente por culpa de<br />
un accidente en las cataratas Kawewe, y tuvo que andar cientos<br />
de kilómetros hasta llegar a una zona habitada. En septiembre<br />
de 1935, después de dos meses de navegación con<br />
otra embarcación llamada Marys en honor a su esposa, volvió<br />
a coger su bicicleta para dirigirse hacia el lago Chad.<br />
El final del viaje cada vez parecía más cercano, pero entonces<br />
se cruzó con las autoridades coloniales francesas, que le<br />
recomendaron unirse a una caravana oficial para cruzar el Sáhara.<br />
<strong>Kazimierz</strong> <strong>Nowak</strong> demostró su carácter rebelde al comprar<br />
un dromedario y convenció a un guía local para organizar<br />
su propia expedición a través del desierto. Tras cinco<br />
meses de ruta bajo condiciones climatológicas extremas, llegaron<br />
al sur de Argelia y después pedaleó hasta la costa del<br />
Mediterráneo. En noviembre de 1936 completó los 25.000 kilómetros<br />
de su asombroso periplo africano, gastó en ropa de<br />
invierno las pocas monedas que había ahorrado y embarcó en<br />
un ferri hacia Marsella.<br />
A continuación se desplazó a París, donde tramitó diversos<br />
visados y vendió sus fotos para sobrevivir. Gracias a la ayuda<br />
de su esposa y de la fábrica de neumáticos Stomil consiguió<br />
un préstamo de 750 francos del consulado francés y pudo<br />
comprar un billete de tren hacia Polonia. Llegó a su casa el 22<br />
de diciembre soñando con dar conferencias y organizar exposiciones<br />
de sus retratos. También deseaba viajar al Sudeste<br />
Asiático en bicicleta para seguir escribiendo sobre una sociedad<br />
que cambiaba a la velocidad de la luz, pero el 13 de octubre<br />
de 1937 falleció por culpa de la malaria.<br />
Entonces comenzó el mito de un pionero que se cuestionó<br />
las políticas coloniales varias décadas antes de que África reclamara<br />
su independencia e influyó a otros ilustres reporteros<br />
como Ryszard Kapuściński con su manera honesta de reflejar<br />
el mundo que nos rodea.<br />
FOTOGRAFÍAS PERTENECIENTES A LA COLECCIÓN DE ELŹBIETA GLISZEWSKA, MARIAN GLISZEWSKI, IRENA GOŁE,BIOWSKIA Y JANINA KIELAR<br />
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Escalando el monte<br />
Ruvenzori, en el<br />
Congo Belga (1933).<br />
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