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ReflexionesAlternas-EdicionAnual

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Fuente: io9.gizmodo.com<br />

espacial y las máquinas de escribir<br />

temblaron ante manos furiosas<br />

que se atrevían a soñar más allá de<br />

las palabras de J. F. Kennedy. La literatura<br />

de ciencia ficción o “fantasía”<br />

(como a Bradbury le gustaba definir<br />

a su trabajo) encontró un nicho para<br />

sus fantasmas. De entre las múltiples<br />

obras que surgieron a partir de dicho<br />

contexto, seleccionamos dos en<br />

especial: Crónicas marcianas del estadunidense<br />

Ray Bradbury (1920-2012)<br />

y la entrañable Solaris del polaco<br />

Stanislaw Lem (1921-2006).<br />

Bradbury nació en el estado de<br />

Illinois y se estableció, después de<br />

un largo peregrinaje, en Los Ángeles,<br />

California. Debido a la situación<br />

económica de su familia, no pudo<br />

asistir a la universidad, por lo que<br />

comenzó a trabajar en periódicos.<br />

Su sueño era convertirse en escritor,<br />

así que se formó de manera autodidacta<br />

leyendo todo lo que podía en<br />

bibliotecas hasta que tomó el valor<br />

para escribir sus propios cuentos y<br />

colocarlos en revistas. Sus Crónicas<br />

marcianas tuvieron como primer formato<br />

una publicación periódica por<br />

entregas, apareciendo por primera<br />

vez en 1950. Ray era más un nostálgico<br />

que un visionario. Confundió el<br />

futuro con Ronald Reagan y George<br />

W. Bush. Soñaba con el planeta rojo<br />

habitado por el partido republicano.<br />

Muy pronto su narrativa se alejó de<br />

las novelas sobre la Guerra Fría.<br />

Stanislaw Lem, por su parte, nació<br />

en Lvov, Polonia (hoy, Ucrania). De<br />

ascendencia judía, pareciera que su<br />

vida estuvo marcada desde el principio<br />

por la resistencia. Con la invasión<br />

nacionalsocialista a su ciudad tuvo<br />

que dejar la carrera de medicina para<br />

trabajar como mecánico (descomponiendo<br />

los autos de los invasores).<br />

Luego vino la censura a su primera<br />

novela por considerarse “contrarrevolucionaria”.<br />

Con la publicación<br />

de Solaris en 1961, le sobrevino un<br />

enorme éxito e incluso fue invitado<br />

a pertenecer como miembro honorario<br />

de la Asociación Americana de<br />

Escritores de Ciencia-Ficción, de la<br />

que sería finalmente expulsado por<br />

afirmar que la literatura estadunidense<br />

era de baja calidad. La lucha a<br />

contracorriente de Lem terminó por<br />

debilitar su corazón. El presente invadió<br />

sus vías coronarias y lo persiguió<br />

peor que el fascismo.<br />

La colonización del espacio<br />

Lanzamos lazarillos a la oscuridad sin<br />

saber a ciencia cierta qué buscar. No<br />

hay nada de noble en ser astronauta,<br />

es el ente más impotente y solitario de<br />

todos: nos manda señales, capta compuestos<br />

químicos y toma muestras de<br />

minerales, pero continuamos igual de<br />

ciegos tratando de palpar lo infinito.<br />

Danzando en el espacio, las expediciones<br />

dan trompicones y se enredan<br />

con sus propias escafandras. Gatean<br />

en el vacío mientras pierden masa<br />

muscular y se debilitan sus corazones.<br />

Las novelas que aquí abordamos<br />

vieron con distintas perspectivas la<br />

incursión en el espacio. Lem, desde la<br />

trinchera de un país intervenido por<br />

la Alemania nazi y la Unión Soviética;<br />

Bradbury, desde el podio de un país<br />

colonizador.<br />

En Solaris, Stanislaw describe a un<br />

planeta que vive y usa a los hombres<br />

como ratones de laboratorio, un organismo<br />

indomable e inaprehensible. El<br />

protagonista de la novela, el psicólogo<br />

Kris Kelvin, llega a la estación espacial<br />

instalada en el astro a raíz de una serie<br />

de reportes cuestionando la salud de<br />

los tripulantes. Una vez a bordo, se<br />

encuentra con hombres abandonados<br />

a la desesperación y rasgando la<br />

locura: el planeta ha dado vida a “fantasmas”<br />

que reproducen la forma de<br />

sus seres más queridos y oscuros. En<br />

el caso de Kelvin, se reencuentra con<br />

su esposa quien se había suicidado<br />

tras una discusión hacía muchos años.<br />

28 | reflexionesalternas.com

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