Excodra VI: Lo erotico

FICCIÓN
Los pequeños papeles
1
Hay actos, pequeños actos, pequeños papeles, los arrojos de valentía que aún nos
quedan, que son tomados como banalidades, usurpaciones, a veces, hasta actitudes
tontas. "Faltan razones y se ha sido culpable", es cierto. El deseo no es un
monograma de la virtud. La virtud se aleja y uno olvida hasta el nombre y el
concepto, persiguiendo tan solo el deseo. El deseo nos hace prefigurar, dar al objeto
de ese deseo características, formas y obsesiones, palabras, gestos y también virtudes.
El deseo es el placer de sentir deseo, los calvarios cotidianos porque el referente se
acerca o se aleja, el dolor de imaginar al referente cerca de otros signos y otros
referentes. Y el deseo tiene nombres y manos y miradas, pero se aleja, ridiculiza,
inutiliza las invocaciones y a veces el sueño de ese deseo nos lanza a horizontes
demasiado lejanos.
2
El deseo es el ser al que le dimos el nombre del deseo, el que soñamos a escondidas
para establecer la fortaleza inexpugnable de la intimidad, ese farallón donde los otros
no entrarán, donde nada violará nuestro derecho al secreto. Alguna vez soñamos con
que era el amor, en ese tiempo de la precariedad y lo difuso, y caminamos bajo la
lluvia evocándolo, los puentes fueron un refugio donde amparar al deseo y nos
acurrucamos en un rincón a medianoche para darle gestos, canciones, memorias. Lo
fuimos haciendo lo que queríamos que fuera, era la pulsión desesperada de la libertad
y la culpa, los pájaros perdidos frente a los espejos en los cuales nos fuimos
imponiendo sucesivas máscaras. Ante el deseo, en un futuro, hablaríamos de lo
innombrable, se destrozarían las mentiras, soñaríamos en conjunto, porque el deseo