DB MEXICO, 15 de ABRIL 2017 A
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El camello abraza estos retos<br />
en el nombre <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber y la nobleza.<br />
Visto <strong>de</strong> otro modo, el camello no huye ni se distrae <strong>de</strong> la vida: la saluda <strong>de</strong> frente y<br />
abraza los retos que presenta con un alto sentido <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber. Hecho esto, el camello<br />
se ve humillado y fortalecido. Sólo mediante el sufrimiento, el camello obtendrá la<br />
fuerza y la resilencia necesarias para alcanzar el siguiente nivel <strong>de</strong> transformación espiritual.<br />
Segunda metamorfosis:<br />
EL LEÓN<br />
Nietzsche <strong>de</strong>scribe cómo el Camello<br />
entra, finalmente, al “<strong>de</strong>sierto más<br />
solitario” antes <strong>de</strong> convertirse en<br />
león. La metáfora <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto<br />
solitario pue<strong>de</strong> interpretarse <strong>de</strong><br />
la siguiente manera: el camello<br />
ha buscado, invitado y envestido<br />
las batallas que la vida le ofrece.<br />
Pero eso mismo lo ha vuelto una<br />
especie <strong>de</strong> alienado. Se ha diferenciado <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>más y <strong>de</strong> la sociedad que los produce. La<br />
duda se le ha incrustado y cuestiona todo,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su mismo valor hasta el valor <strong>de</strong> sus<br />
búsquedas. El <strong>de</strong>sierto es el lugar <strong>de</strong> la crisis<br />
existencial, don<strong>de</strong> el Camello pon<strong>de</strong>ra la existencia<br />
<strong>de</strong> cualquier ley o virtud universal, y si están<br />
allí por o para guiarlo a sus propósitos.<br />
Para Nietzsche no existen las virtu<strong>de</strong>s<br />
universales ni los propósitos<br />
absolutos.<br />
El camello se ve forzado a plantearse esta posibilidad,<br />
sólo así podrá convertirse en león. Así lo<br />
<strong>de</strong>scribe el filósofo:<br />
Pero en lo más solitario <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto<br />
tiene lugar la segunda<br />
transformación: en león se<br />
transforma aquí el espíritu,<br />
quiere conquistar su libertad<br />
como se conquista una presa<br />
y ser señor en su propio <strong>de</strong>sierto.<br />
Aquí busca a su último<br />
amo: quiere convertirse en<br />
enemigo <strong>de</strong> él y <strong>de</strong> su último<br />
dios, con el gran dragón quiere<br />
pelear para conseguir la<br />
victoria.<br />
¿Quién es el gran dragón, al<br />
que el espíritu no quiere seguir<br />
llamando señor ni dios?<br />
"Tú <strong>de</strong>bes" se llama el gran<br />
dragón. Pero el espíritu <strong>de</strong>l<br />
león dice Yo quiero. "Tú <strong>de</strong>bes"<br />
le cierra el paso, brilla<br />
como el oro, es un animal escamoso<br />
y en cada una <strong>de</strong> sus<br />
escamas brilla áureamente<br />
"¡Tú <strong>de</strong>bes!".<br />
Valores milenarios brillan en<br />
esas escamas, el más po<strong>de</strong>roso<br />
<strong>de</strong> todos los dragones habla<br />
así: “todos los valores <strong>de</strong><br />
las cosas brillan en mí”.<br />
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