AguaTinta N°23
Cine - Abril de 2017
Cine - Abril de 2017
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p Fotograma del filme El acorazado de Potemkin.<br />
En la República de Weimar y bajo la esvástica<br />
Para Alemania los años de entreguerras fueron<br />
un tiempo convulsionado. La Revolución Bolchevique<br />
resonaba con fuerza en los corazones proletarios, pero, a<br />
su vez, otros ritmos habían empezado a agitar las aguas<br />
germanas.<br />
El arte de la época fue un barómetro que tomó el<br />
pulso a las fuerzas profundas que se movían mientras la<br />
historia avanzaba hacia el triunfo del nacionalsocialismo.<br />
Uno de los movimientos primordiales fue el Expresionismo<br />
que, en cuanto al cine, entregó obras consideradas clásicas,<br />
de gran belleza estética y donde eran narrados temas que<br />
-según historiadores posteriores como Siegfried Kracauerprefiguraban<br />
subconscientemente el advenimiento del<br />
nazismo. El gabinete del Doctor Caligari (1920, Robert<br />
Wiene), Nosferatu (1922, F.W. Murnau) y Metrópolis<br />
(1927, Fritz Lang) son una brillante trilogía que demuestra<br />
lo avanzado que estaba el cine silente germano, a la hora<br />
en que una joven y bella bailarina dejaba las zapatillas<br />
luego de un accidente y comenzaba su camino en el<br />
nitrato, primero como actriz. Era Leni Riefenstahl quien,<br />
iluminada por El acorazado Potemkin, decidía dedicar su<br />
vida al cine. Para Francis Ford Coppola y George Lucas fue<br />
una documentalista genial; para muchos otros, el mayor<br />
exponente del cine de propaganda. En todo caso, su obra,<br />
aunque no muy conocida, no pasa inadvertida.<br />
Fue la actriz favorita del realizador Arnold Fank, a<br />
quien contactó después de ver una película suya sobre los<br />
Alpes dolomitas. Con él fue más que una fiel colaboradora<br />
delante de la cámara: aprendió a usarla.<br />
Corrían los años 30, cuando decidió no sólo<br />
protagonizar un filme sino también dirigirlo: La luz azul<br />
(1932), donde tuvo el apoyo de Bela Balazs, gran poeta,<br />
dramaturgo, guionista y crítico de cine húngaro. Con ese<br />
filme entusiasmó al jurado de la Bienal de Venecia y le<br />
fue otorgada una medalla de oro, premio que la catapultó<br />
internacionalmente. Sería, a la vez, el filme que le cambió<br />
la vida: poco antes de ascender al poder, en enero de 1933,<br />
Hitler lo vio. Y la llamó para conocerla. Así, mientras otros<br />
grandes del cine alemán comenzaban su éxodo a Estados<br />
Unidos, huyendo del régimen, ella empezaba su trabajo<br />
para enaltecerlo.<br />
Joseph Goebbels, el ideólogo de la propaganda nazi,<br />
que consideraba a El acorazado Potemkin como modelo<br />
de estructura para mostrar la gloria de la Nueva Alemania,<br />
intentó que los filmes de propaganda germanos estuvieran<br />
a su altura; pero ninguno lo logró. Otra cosa fueron las<br />
cintas de Riefenstahl, quien consiguió cumplir con el<br />
objetivo ideológico para el que fueron realizadas, pero<br />
igualmente dotarles de una impronta propia, un estilo de<br />
cinematografía en que el encuadre y la luz pusieron de<br />
relevancia al cuerpo humano, su belleza y su poder.<br />
Bajo su tutela, supervisión y sostén, Leni dirigió<br />
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