LEO 13
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La memoria<br />
contribuye a afirmar que<br />
todos somos iguales<br />
Unidad Editorial FLACSO Ecuador<br />
En su reciente libro<br />
Los trajines callejeros.<br />
Memoria y vida cotidiana<br />
Quito, siglos XIX-XX, Blanca Muratorio y Eduardo<br />
Kingman reflexionan sobre el mundo de la cultura popular<br />
y las lecturas posibles que éste ofrece sobre la ciudad<br />
y los espacios sociales.<br />
La introducción de Los trajines callejeros señala que<br />
el libro se refiere a una época que “existiendo, está<br />
llamada a desaparecer”. ¿Tiene la memoria una dimensión<br />
agónica?<br />
EK: La memoria se actualiza en cada presente, en cada<br />
momento. Vivimos un momento en que la memoria de<br />
hechos o elementos de la vida cotidiana o de la constitución<br />
de las culturas pierden importancia porque hay<br />
un exceso de ruido, de preocupaciones del momento<br />
ligadas a la ampliación del consumo. El libro trata de registrar<br />
algunos de esos elementos. Mostrar la posibilidad<br />
de reconstruir la memoria de una cultura popular antigua,<br />
sus espacios y su cotidianidad, oponiéndola a una<br />
memoria celebratoria relacionada con el espectáculo. La<br />
celebración de centenarios, por ejemplo, puede llegar a<br />
ser carente de contenidos, discusiones o debates.<br />
BM: Este libro trata de la cultura popular, que de ninguna<br />
manera está en vías de extinción. Los sujetos que crean y<br />
viven la cultura popular tienen la capacidad de resignificarla<br />
en cada tiempo histórico. La memoria existe y es vivida<br />
siempre en un presente. No puede ser nunca agónica.<br />
¿Qué tienen en común los dos autores de este libro<br />
al abordar la memoria?<br />
EK: No acudimos a la memoria para construir anécdotas<br />
o crónicas de la ciudad. No somos cronistas, no estamos<br />
interesados en hacer estampas, ni en desarrollar<br />
una visión fundacional relacionada con la identidad de la<br />
ciudad o de los sectores sociales.<br />
Nos interesa trabajar<br />
sobre la memoria pues nos<br />
permite actualizar disputas<br />
en cuanto a las formas como nos representamos la ciudad.<br />
Nos interesa visibilizar las disputas sociales por el reconocimiento<br />
que tienen las cajoneras o los albañiles…<br />
BM: Los caminos de la historia y la etnografía que recorren<br />
estos dos autores se encuentran naturalmente en<br />
un interés profundo por la memoria.<br />
¿Cómo contribuye la indagación en la memoria de<br />
los sectores sociales excluidos a paliar las violencias?<br />
EK: Bueno, según mi experiencia con el gremio de albañiles,<br />
ellos vieron que a través de mí -convertido en<br />
traductor de su experiencia- podían prolongar su lucha<br />
por el respeto y la dignidad como albañiles hacia otros<br />
planos. Al hacer un recuento de su vida y de su gremio,<br />
Nicolás Pichucho evocó constantes violencias, afrentas<br />
por el oficio, por el apellido… En la escena económica<br />
y en la escena cultural lo que da peso o prestigio siguen<br />
siendo muchos elementos de la vieja sociedad aristocrática.<br />
La propia noción de meritocracia está concebida en<br />
esos términos, como reproducción de la diferencia. El<br />
trabajo de la memoria puede ser un trabajo que contribuye<br />
a disputar esas diferencias, a afirmar el hecho de<br />
que todos somos iguales, que todos tenemos derechos<br />
o deberíamos tener derechos y que no hay culturas inferiores<br />
ni superiores. Creo que ése es el sentido básico.<br />
BM: Creo que nuestro interés en la memoria de los sujetos<br />
históricos excluidos puede, de alguna manera, crear<br />
un acercamiento más solidario hacia los excluidos del<br />
presente. Sólo la indagación pública y política en la memoria<br />
de tiempos históricos violentos se puede poner<br />
como objetivo lograr el “nunca más”.