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Entrelíneas 43

Publicación semanal elaborada por los estudiantes de la asignatura de Producción de Contenidos en Tiempo Real de la Carrera de Periodismo (Universidad de Concepción, Chile).

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Rondanelli es enfática en lo que<br />

respecta a su lealtad hacia las mujeres.<br />

En definitiva, no estaba dispuesta<br />

a seguir en un tóxico espacio de<br />

trabajo que aún fomenta las relaciones<br />

verticalistas, jerárquicas y asistencialistas.<br />

“No les gustaba mi lesbianismo<br />

político”, comenta.<br />

La Encargada Regional de Prevención<br />

en Violencia contra las Mujeres<br />

en SernamEG, Francisca Gaete,<br />

se constituye, al igual que Pierina,<br />

desde el lesbofeminismo. Por eso, su<br />

situación en este momento es inestable.<br />

Francisca señala que “hasta ahora,<br />

los instrumentos del SernamEG<br />

están acordados para un tipo específico<br />

de mujer: blanca, heterosexual,<br />

dueña de casa, de mediana edad y<br />

con pocos estudios”. Las políticas<br />

públicas, en este sentido, son bastante<br />

deficientes. Si se piensa en las<br />

lesbianas, esto es peor aún. En Chile,<br />

por ejemplo, sólo existen dos investigaciones<br />

acerca de la violencia en<br />

relaciones lésbicas y son, como bien<br />

menciona Francisca, de Angelina<br />

Marín Rojas.<br />

La opinión que tiene Francisca y<br />

Pierina sobre la violencia entre lesbianas,<br />

es bastante similar; una comenta<br />

que es una reproducción de<br />

los modelos de dominación masculina,<br />

y la otra, argumenta que las malas<br />

prácticas encuentran su origen en<br />

la heteronormatividad del sistema.<br />

Sistema de salud para lesbianas en Chile<br />

El mismo año que Augusto Pinochet<br />

tomó el poder por la fuerza,<br />

la Asociación Norteamericana de<br />

Psiquiatría (APA) dejó de entender<br />

a la homosexualidad y el lesbianismo<br />

como una desviación sexual. En<br />

ese entonces, la tormenta anunciaba<br />

recién su llegada a Chile. Bajo dictadura,<br />

el lesbianismo se castigó con la<br />

muerte por considerarse una práctica<br />

opositora al régimen.<br />

Para la Organización Mundial de<br />

la Salud (OMS), el lesbianismo dejó<br />

de ser una enfermedad en 1990. Eso<br />

Pensamientos que llevan a prácticas políticas. Fotografía de Rayen Barriga.<br />

Las políticas son bastante deficientes. Fotografía de Rayen Barriga.<br />

poco cambió el panorama en Chile,<br />

pues las lesbianas aún brillaban por<br />

su invisibilización. Brillaban como<br />

gatas negras en la oscuridad.<br />

El año 2016, el Ministerio de Salud<br />

lanzó una campaña de prevención<br />

contra el VIH/SIDA llamada<br />

Siempre condón. Una vez presentada<br />

en la televisión, las críticas no tardaron<br />

en aparecer. Se acusó a la campaña<br />

de heterosexista por omitir la<br />

existencia de métodos de protección<br />

sexual lésbicos. Y es que no sólo no<br />

se habla de ellos, sino que supone<br />

una tarea titánica conseguirlos, pues<br />

no se reparten en el servicio público<br />

ni se comercializan en farmacias.<br />

En este álgido contexto surgió<br />

lo que hoy se conoce como la Mesa<br />

de Salud para Mujeres Lesbianas y<br />

Bisexuales en Talcahuano. Lo que<br />

destaca de esta mesa es su dinámica<br />

y enfoque de género. Una de las<br />

colaboradoras, Alejandra Riquelme,<br />

comenta que “la idea no es comenzar<br />

preguntando qué método anticonceptivo<br />

usan, sino empezar sin<br />

suponer que las pacientes son heterosexuales”.<br />

Lesbofobia: testimonio penquista<br />

Catalina Herrera sólo tenía 16<br />

años cuando sufrió el primer ataque<br />

lesbofóbico. Eran cerca de las ocho<br />

de la noche en el Parque Ecuador, y<br />

Catalina se encontraba con su polola<br />

a metros de una de las cascadas más<br />

característica del lugar. De pronto,<br />

una mujer se acerca y las comienza<br />

a insultar. “¡Maricona¡, ¡lesbiana<br />

asquerosa!”, les gritó con insistencia.<br />

Luego de eso, se sumaron más<br />

personas. Catalina, frente a tanta violencia<br />

encarnada, guardó silencio, y<br />

más aún cuando la amenazaron de<br />

muerte. “Tú no debes existir en el<br />

planeta”, le repetía dicha mujer.<br />

Muchos pensamientos se cruzaron<br />

por la cabeza de Catalina esa noche,<br />

entre esos, suicidarse. Antes de<br />

abandonar el lugar, sus agresores se<br />

encargaron de dejar una huella en su<br />

cuerpo: múltiples hematomas y una<br />

costilla quebrada. ¿Es ese, acaso, el<br />

precio que debes pagar por ser lesbiana<br />

en una país que duerme pero<br />

no sueña?<br />

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