La deserción no es una opción

Una de las razones más frecuentes de
querer entrar al SENA, es por la frustración o
impedimento – de cualquier índole – de no
poder entrar a una Universidad. Cuando
terminas el bachillerato, lo normal o lo más
lógico, según la sociedad en la que vivimos, es
entrar a estudiar una carrera profesional.
En mi caso, lo anterior fue una de mis más
profundas experiencias de vida, una experiencia
donde aprendí que en un mundo donde las
oportunidades vienen regidas por la suerte y
que, si careces de ella, puedes o no lograr lo
propuesto. Lleno de frustración y tristeza, me
propusieron estudiar en el SENA. Había
escuchado ya de esta institución, pero
nuevamente me hablaron de todas las
oportunidades y facilidades que ofrecía esta
institución gratuita y con tanto prestigio.
Considerando esto, decidí inscribirme en
un programa que el SENA ofrece, lo escogí
porque el proceso que había hecho anterior a
esto, forma parte de lo que llamamos: “Cadena
de Formación”. Siendo sincero, este programa
que escogí, no tenía nada que ver con lo que me
había propuesto profesionalmente. Pero a pesar
de esto, siempre me ha interesado el mundo de
la tecnología, específicamente la informática,
que es otra de las razones de mi escogencia.
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