La deserción no es una opción

cosas las cuales nunca recibían una respuesta de
mi parte, así que simplemente se paró y se fue,
todos mis compañeros se dieron cuenta de ello,
unos se rieron, otros me tomaron fotos, otros me
preguntaron: ¿por qué lo había hecho?, ¿por qué
no le había respondido?, que yo había hecho
mal, que el muchacho se había esforzado por
venir a hablarme y yo lo había ignorado, que
debía ir a pedirle disculpas, y pues imaginen
quién estuvo mirándolo casi todas las semanas
tratando de ir a pedirle disculpas, siempre con
las excusa de “mañana lo hago” y ese mañana
nunca llegaba, yo nunca me atreví, nunca fui
donde él, nunca lo hice, nunca le pedí disculpas
por eso, por más que quería hacerlo, hasta que
un día de la nada, hablando con una amiga,
apareció de nuevo frente a mí, quería salir
corriendo, pero me dije a mi misma: “no lo
puedes hacer de nuevo”, así que simplemente lo
miré a los ojos y un “hola” salió de mis labios,
estuvimos hablando hasta que llegó la hora de
irme a casa, pues, ese mismo día supe que había
hecho bien, porque no me dejé gobernar por ese
temor, hoy todavía nos hablamos y le agradezco
a él que lo haya hecho porque conocí una gran
persona, que yo sé que estará conmigo tanto en
las buenas como en las malas, mientras tanto
con las dos compañeras con las que yo más
compartía me sentía mal, la verdad yo ya no
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