Rota Punctatis - Volumen 9
Manifiesto, Ratones o linces, Lances del juego, Como un cohete, Chad Gerlach, El giro de Alfonsin, Café en el bar Ascensio, Tony Capper, Jeques árabes.
Manifiesto, Ratones o linces, Lances del juego, Como un cohete, Chad Gerlach, El giro de Alfonsin, Café en el bar Ascensio, Tony Capper, Jeques árabes.
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Farolillo Rojo<br />
gana destacando sobre los otros en cualquier competencia<br />
que se precie, ya sea en el mundo de los negocios<br />
o de otro tipo. Ahora bien, si hay un sector competitivo<br />
que atrae las miradas de todo el globo terráqueo es el<br />
deporte. Realmente, los jeques no eran unos innovadores<br />
en esa materia. Los países con regímenes totalitarios<br />
lograron la admiración del mundo mundial con la consecución<br />
de cientos de medallas en olimpiadas, mundiales,<br />
europeos y en todo aquel sarao en el que hubiera una<br />
ceremonia de premiación y un himno.<br />
El rompecabezas con el que se encontraron los cerebros<br />
grises del Oriente Próximo era que, a diferencia de los<br />
estados autócratas antes mencionados, no existía en su<br />
tierra una verdadera cultura del deporte. ¿Cómo ser un<br />
gran país en el deporte<br />
sin practicantes? Muy fácil.<br />
No les costó mucho<br />
encontrar la solución,<br />
fajos de billetes, fajos que<br />
se decidió invertir en dos<br />
direcciones: en la organización<br />
de grandes eventos<br />
y en la compra de<br />
atletas de otros países. Fórmula 1, motociclismo, atletismo,<br />
fútbol, balonmano, triatlón…Se fueron organizando<br />
grandes competiciones para el disfrute de los potentados<br />
de aquellos países. De esa manera Qatar (Catar en<br />
versión castellana), Bahrein (Baréin en español), Omán y<br />
otros territorios que sonaban bien poco pasaron a tener<br />
un prestigio universal. Pero no se contentaron con<br />
organizar. También querían ganar. Y entonces comenzó la<br />
compra de mano de obra, o mejor dicho de músculo desarrollado,<br />
para conseguir que deportistas de países pobres<br />
cambiaran de nacionalidad y obtuvieran las medallas<br />
y trofeos que los autóctonos no podían alcanzar. Cuenta<br />
alguno de los “tránsfugas” que el negocio trae a cuenta,<br />
pues el salario mensual por vestir los nuevos colores es<br />
de 4.000 euros, primas e incentivos excluidos.<br />
En ciclismo todo empezó con la organización de grandes<br />
carreras. El pistoletazo de salida lo dio el Tour de Catar,<br />
con el apoyo de ASO. La competición comenzó a disputarse<br />
en 2002 con cinco etapas (una versión femenina de<br />
la prueba se añadió en 2009). De cara a 2017 la UCI, en<br />
una de sus extrañas decisiones, ascendió a la prueba al<br />
rango World Tour. Y entonces se produjo una sorpresa<br />
mayúscula, pues la carrera fue anulada por…dificultades<br />
financieras. ¡Dificultades financieras en Catar!, Realmente,<br />
el mundo al revés.<br />
Tras la creación del Tour de Catar se produjo un fenómeno<br />
de emulación en la zona. Todos los ricachos querían<br />
su vuelta ciclista por etapas. Y así fueron surgiendo<br />
el Tour de Omán, el de Dubai, el de Abu Dabi…. Un día<br />
se le ocurrió a un jefe catarí que por qué no podía celebrarse<br />
un Mundial bajo<br />
la ventana de su palacio.<br />
“El verdadero salto ha venido cuando<br />
los jeques han sacado unos milloncejos<br />
para meterlos al ciclismo”<br />
Y ni corto ni perezoso<br />
presentó su candidatura<br />
a la UCI. Podría pensarse<br />
que en la sede de<br />
Aigle se echarían a reír.<br />
¿A quién se le ocurre<br />
organizar un Mundial en<br />
el desierto? Pues no, nadie se rió. Es más, les encantó<br />
la idea. Los mandatarios internacionales de la bicicleta<br />
no sólo aceptaron la petición, sino que otorgaron ipso<br />
facto la organización al ocurrente jeque. Y tan tranquilos.<br />
Dijeron que no se había presentado otra candidatura<br />
y que no había alternativa, pero obviaron mencionar el<br />
importe del cheque que percibieron a cambio. Ya se sabe<br />
que es de mal gusto hablar de dinero. Y allá que se fueron<br />
todas las selecciones a disputar unos campeonatos<br />
sin más público que los aburridos camellos. Lo bueno es<br />
que la historia acabó bien. El fiasco previsto se convirtió<br />
en éxito. La carrera profesional masculina, la única que<br />
cuenta para buena parte del mundo, fue una lucha infernal<br />
culminada con un ganador magistral. Uno de los<br />
mundiales más batallados de los últimos años.